Cumpliéndole la fantasía a mi chica de ser observada
Este es nuestro primer relato de muchos (espero). Hace aproximadamente dos semanas, mientras mi novia me la jalaba antes de dormir me confesó que tuvo una fantasía donde alguien la observaba tocándose desnuda y tendida en la cama de nuestro departamento, eso la excitó muchísimo y a mí aun más, me hizo terminar en segundos. Nuestro closet tiene las típicas ranuras de madera pero una está rota, siempre me imaginé que de ahí ella era observada. Me encanta la mente sucia que tiene y creo que jamás alguien lo imaginaría viniendo de alguien que se muestra reservada e introvertida. Ultimamente en la cama se ha convertido en una verdadera zorra, cosa que gozamos hasta ambos terminar escurriendo por las noches.
Contando un poco de nosotros, somos una pareja joven tenemos 33 y 27 años. Ella es alta, delgada, tiene unas piernas increíbles color leche y tiene el culo más grande que he tenido en frente de mí. Parece en realidad una actriz porno o una de esas modelos de lencería que lucen su figura de forma perfecta. Sus tetas son medianas, blancas y los pezones rosas. Cuando estamos en la calle puedo observar como muchos hombres se le quedan viendo, más cuando lleva vestidos cortos, faldas o pantalones ajustados que la hacen lucir deliciosa. De nuevo su cara inocente provoca morbo y a mi me pone solo de pensar en tenerla tendida enfrente de mí, lista para cogérmela como una verdadera zorra.
En cuestión de días la idea de su fantasía me provocó más de lo que pensé y justo tocó que se acercó su fecha de cumpleaños y le quise hacer una sorpresa. Hice una cuenta de Tinder falsa donde coloqué fotografías sexys que yo le he tomado en lencería donde no revelé su rostro, solo su cintura, sus tetas y culo. Mi idea fue encontrar un chico al que yo le pudiera confesar de mi plan. Decirle empezando la conversación que era yo y no ella. Y que lo estaba buscando para cumplir una de sus fantasías. Antes de hacer mi primer swipe me puse nervioso y pensé en no hacerlo, dejar toda esta loca idea a un lado y olvidarme de ello. Pero había algo en esto que también me excitaba. Hice swipe a 4 chicos y para mi sorpresa, fue un ‘match’ con todos, lo que confirmó que este culo no solo yo lo quiero. Hubo tres de ellos que empezaron a enviar mensajes que me hicieron dudar de la confianza de este plan. Pero hubo uno al que pondré el nombre de Sebastian que pensé que podría ser parte del plan. Un chico que estaba de vacaciones por la ciudad y tiene 22 años.
El plan era el siguiente, hacer que Sebastián llegara a nuestro departamento en una ocasión que no estuviera ella, mostrarle nuestro departamento, meterlo en el closet y que observara desde esa ranura como mi novia se tocaba. Las reglas eran simples: el chico no debía salir de ese closet ó hacer ruidos. Le encantó la idea y inmediatamente aceptó.
Le pensaba regalar lencería sexy a mi chica para que luciera en su cumpleaños pero cambiaron los planes y la tendría que estrenar esa noche. Cité a Sebastián a las 7 de la noche y llegó muy puntual. Le mostré el closet y le pedí que entrara para que diera un vistazo. Le pareció bien el ángulo que iba a experimentar, que dejaba su visión completamente libre a nuestra cama. Le pedí que se quedara ahí unos minutos mientras llegaba mi chica. Accedió al plan y cerró la puerta.
Salí a la sala común y le mandé un mensaje a mi chica:
Te acuerdas de la fantasía que me contaste?
Cuál?
La que te tocabas imaginando que alguien te veía
Sí
Quiero que hagamos eso hoy
Cómo?
A que hora llegas al departamento?
Voy en UBER de regreso
Ok, tu sigue las instrucciones cuando llegues
Pero, como?
Dejé de contestarle…
Le dejé la lencería de encaje sexy color rojo en la mesa de la entrada junto con una nota:
“Te compré esto para que te lo pongas hoy. Póntelo aquí mismo, quiero que entres al cuarto con ello y lo luzcas mientras te tocas. Vamos a cumplir tu fantasía”
Escuché la puerta de nuestro departamento y me escondí en la lavandería. Me llamó a lo lejos y no contesté. Tardó un minuto (que se sintió como 20) en quitarse la ropa y ponerse lo que le compré. Tuve que asomarme para ver como se le veía su culote en ese encaje rojo. Por un momento pensé en eliminar el plan, salir a la sala y cogérmela ahí mismo. Sin embargo me mantuve sereno. Escuché sus tacones acercándose a la habitación y cerró la puerta. Sentí una erección como nunca!
Escuché el sonido de nuestro colchón, lo que significa que se estaba acostando en él. Le mandé un mensaje.
-Tócate hasta terminar
-Estás en el closet?
-Si. Tócate en dirección a mí.
-Sí.
-Si qué?
-Si amo. Lo que tu me pidas.
Me gusta darle órdenes y le encanta seguirlas. Es una verdadera sumisa.
Me acerqué a la puerta y escuché que empezaban sus gemidos riquísimos. Abrí la puerta con mucho cuidado para asomarme y en efecto estaba ahí tendida, en dirección al closet, tocándose con las piernas bien abiertas. Podía ver en la ranura del closet los ojos de Sebastián observando cada centímetro de su cuerpo. Se veía buenísima con su lencería roja, parecía uno de esos videos porno. Sus caderas se movían mientras se tocaba. Me bajé el boxer y me empecé a tocar la polla sin que se diera cuenta.
Aproveché para enviarle otro mensaje y darle un espectáculo aún mejor a nuestro invitado.
-Date golpecitos en el coño
Tardó en agarrar su celular, lo vio y gritó
-Sí amo, así?
Se escuchaba que tenía el coño mojado mientras se daba golpecitos.
Me alejé un poco para pensar en mi siguiente movimiento.En eso recibo un mensaje de Sebastián.
-Tienen dildos? Que se meta algo
No tardé ni un minuto en escribirle.
-Usa el dildo que te compré
Se levantó de la cama y tomó uno de los dildos que le he regalado. La zorra escogió el más grande. Le mandé otro mensaje
-Ahora quiero que te pongas en cuatro con el culo viendo hacia mí y te lo metas, entendiste?
Lo hizo de inmediato. La vista panorámica de nuestro invitado sorpresa no pudo ser mejor. Tenía a mi chica en cuatro enfrente de el dándole un espectáculo de primera.
Se metía el dildo cada vez más rápido, exhalando fuerte y hasta me gritó, “ya sal y métemela”.
Le mandé msj
-No puedo hacer eso
Ahora si agarró el cel, dejándose el dildo adentro de su coño mojado, todavía en 4.
-Por qué no?
-No te muevas, solo quiero decirte que yo estoy en el departamento pero no precisamente en la habitación.
-QUE?
-Alguien está viendo como te tocas
-Donde estás?
-En la sala
-Ven y cógeme cabrón
Entré a la habitación con una enorme erección y tuvimos el sexo más caliente que hemos tenido hasta la fecha. Yo optaba por colocarla en posiciones donde ella quedara viendo directa hacia nuestro invitado aún incógnito.
El hecho de no saber quién era esa persona aparentemente la excitó aún más. La tiré del pelo, le puse unas nalgadas fuertísimas para que gimiera mientras la envestía como una zorra. La levanté de la cama y la hice apoyarse en las puertas del closet quedando ella frente a frente con los ojos de nuestro invitado. La regresé a la cama y me montó como nunca, rebotando sus tetas firmes en mi cara. Terminó ella y acabó chorreandose boca abajo.
Bajé de la cama un minuto después y le pedí a nuestro invitado que saliera para que se fuera. Abrí el closet y vi que tenía los pantalones abajo. Se estuvo haciendo una paja ahi dentro todo ese tiempo! En realidad no lo culpo, sería casi imposible ver todo eso sin quedarse con las ganas. Aún así, el chico se sonrojó y pidió disculpas. Mi zorra, sin voltearlo a ver, le pidió que se acercara y que le preguntó:
-Te gusta lo que ves?
-Si
-Que te gusta?
Tardó en contestar, se mostró nervioso en principio pero contestó
-Estás buenísima, tus nalgas se ven riquísimas.
-Muérdemelas
Yo me quedé perplejo, no pensé que le fuera a pedir eso. Sebastián se arrodilló en la cama y empezó a darle suaves mordidas al culo de mi chica. Ella con su brazo alcanzó su cabello y lo empujo para que mordiera más fuerte.
-Termina donde quieras, te lo ganaste.
Me quedé impactado por semejante propuesta. El muy cabrón se acostó encima de ella como si se la fuera a meter en cuatro y empezó a jalársela. Sebastián aventó toda su leche en la espalda, se levanto de la cama.
-Le puedo dar una nalgada? – preguntó Sebastián
En ese momento yo estaba por decir “Claro que no” pero me interrumpió mi chica “solo una pero fuerte”. Y así lo hizo, tan fuerte que hizo que gimiera.
Y lo encaminé a la entrada del departamento.
-Te fue mejor de lo que pensabas, eh?
-Tienes una puta increíble. Que envidia te tengo.
Nos despedimos y me dijo que pronto regresará a nuestra ciudad.
Regresé a la cama, mi chica seguía tendida como una zorra, me acerqué y terminé en su culo, el único espacio que quedaba libre de semen.
Me acosté a su lado aún con una erección gigante y volvimos a tener sexo así como estábamos, y pensé que la envidia que tenía Sebastián la podría tener cualquiera.
Será acaso esto un buen regalo de pre-cumpleaños?