Gemelos me muestran lo rica que es la polla
Había llegado a mi casa a ver a mamá, después de esa brutal follada que me había dado Fabian en su casa. Estaba bastante adolorido, pero estaba dispuesto a pagar el precio por el placer que ser su perra me estaba comenzando a dar. Pasaron algunos días (una semana, para ser exactos) para que me volviera a ver con Elkin o Fabian, lo cual agradecía, porque ello, mi colita se había podido recuperar y ya no me dolía tanto como el día de la follada.
Llegó el domingo, cuando todos los del grupo salimos a jugar a eso de las 8:00 a.m. Era un día soleado, donde todo parecía transcurrir normal. Yo jugaba con algunos nenes a los ponchados, mientras Elkin y Fabian jugaban basketball con unas pibas, a las que seguro querían liar. Estaba al pendiente de todo, de sus movimientos, de la interacción con aquellas minas, para estar al tanto de esos hombre míos. Después de un tiempo, todos empezamos a jugar a las escondidas, por lo que corrí a buscar un lugar que nadie me hallara, hasta que… llegó Elkin.
– Buen escondite, maricón – dijo, algo empalmado por lo que se veía en su pantaloneta.
– Ya Fabian me ha hecho saber que le dijiste nuestro secreto – dije con voz de niño mimado.
– Y de qué forma! Jajaja – dijo entre risas – Seguro te ha gustado comerle la poronga a Fabian, no? Aunque me irrita el hecho de que le hayas ofrecido tu culo antes que a mí, eso sí es desagradecido.
Estaba pasmado por lo que me decía, sin mencionar que muy excitado.
– No te preocupes nene, cuando acabe el juego, ve a tu casa a ducharte y pasa a la nuestra. Mamá no está en casa, así que tenemos algunos planes para ti – dijo mientras guiñaba un ojo y se iba.
No podía expresar lo excitado que me hacía sentir Elkin. Tenía un sex appeal increíble a machito descomplicado, que sabe que todos suspiran por él, de forma que no se esfuerza para impresionar a un marica como yo. Claro que salí de mi escondite y fui a mi casa. Lavé mi delicado cuerpo, con mucho jabón y restregando bien todas las partes que podrían tocar mis machos. Cuando pasaba por mi culo, tocaba mi ano, imaginando cómo sería sodomizado en un momento. Mis dedos suaves bailaban en ese pequeño y rosado agujero, de forma que metí uno de mis deditos. Me generaba algo de incomodidad, pero nada que no pudiera controlar. Lo metía y sacaba lentamente, sin apuro, ya que me imaginaba que Elkin y Fabian seguían ocupados. Después de meter mi primer dedo, procedí al segundo. Sentía como mi hoyo era limpiado delicada mente. Sí, cuánto deseaba ser follado por esos cabrones insensibles. Sí, eso quería. Lo deseaba.
Cuando terminé de ducharme, encaminé a la casa de Elkin y Fabian, yendo por la puerta trasera y sin ropa interior. Que si me estaba convirtiendo en una puta, eso era lo de menos. Cuando entré a la casa, oí el tv prendido, dándome cuenta que era Elkin y Fabian jugando un vídeo juego.
– Te has demorado un montón, mariconzito – dijo Fabian.
– A qué sí. Bueno, ven acá rápido – respondió Elkin, en un gruñido.
Me acerqué a ellos, con algo de miedo.
Elkin: Tráenos unos refrescos del refri.
Me dirigí rápidamente a traer lo que me mandaba, mientras por mi cabeza sólo pasaba cómo sería esta sesión de sexo. Cuando llegué, les entregué las bebidas, las cuales tomaron sin un gracias por respuesta. Cuando intenté sentarme al borde de Fabian, Elkin me habló.
E: A qué muy contento con la verga de Fabian, eh? Pero no, hoy vas a tener que complacernos a ambos. Siéntate en el medio.
Procedí a sentarme en el medio, meintras sentía cómo mi excitación subía poco a poco.
E: Así es, buen chico. Ahora, dame tu mano – ordenó.
Fue cuestión de que Elkin tomara mi mano, para que esta pasara al interior de su pantaloneta, donde pude sentir una gran erección en su mimebro, junto a una deliciosa capa de vello. Instintivamente, metí mi mano en la pantaloneta de Fabian.
E: Pero vaya puta tenemos acá. Que ya sabemos que te ha gustado que Fabian te rompa el culo, pero que también te lo rompo yo hoy.
F: Calma hermanito, que esta puta la usamos ambos. Y a ver si la castigas por rogarme que lo desvirgara – dijo Fabian con algo de superioridad.
E: Bueno, a chupar – ordenó.
Bajé la pantaloneta de Elkin, mientras su verga salía libremente y golpeaba mi rostro. Me sentía sumisado y algo humillado, lo que me prendía a montonces. Abrí mi boca metiendo la mayor parte del pene de Elkin que me entraba, haciendo lagrimear mis ojos. Elkin seguía concentrado en su juego, por lo que me parecía que esta tarea sería más de autonomía para complacerlos. Después de unas buenas arcadas en mi garganta, procedí a lamer sus bolas, vaya que me eran grandes y corrugadas. Me encantaba la textura que pasaba por mi lengua en ese momento. Metí una de ellas a mi boca, saboreándola, pasando mi lengua lentamente por ella. Luego, procedí a lamer su segunda hueva. Estaba en un paraíso sin igual. De repente siento como Elkin toma mi pelo y me levanta la cara. «Cómete ambas» me ordenó, mientras bajaba de nuevo mi cabeza. Fue difícil al primer intento, ya que no quería hacerle daño, en lo absoluto, solo quería disfrutar de estos placeres que los gemelos me daban acceso. Sin emabrgo, después de babear sus testículos, pude introducir ambos en mi pequeño pero suave boca. En eso, Elkin tapa mi nariz y comienza a hablarme: «Eso mariquita, siéntelas. Sientéstelas como si te fuera la vida en ello.. Ohhhh sí» decía mientras mi cara tornaba roja y sentía la falta de oxígeno. Intenté sacarmelas, pero la fuerza de Elkin era mayor: «Qué pasa mariquita, ¿no es esto lo que te gusta?. Claro que sí, y de ahora en adelante vamos a usarte sin perdón ni gracia, serás nuestra puta, que te vaya quedando claro» dijo, mientras me soltaba y podía tomar una gran bocanada de aire.
F: Bueno, bueno, déjense de jueguitos, que ya me toca. Ven pequeño, siente este amigo tuyo, ya está baboso y tieso – dijo fabian mientras meneaba su poronga.
Metí su verga en mi boca con la misma fuerza y energía que con la primera. Estaba alucinando siendo la puta de estos dos machos. Fabian era más atento con la mamada, tomaba mi cabeza controlando mi boca y haciendo más verga pasara por mi garganta, haciendome lagrimear sin cesar. También tomaba mi cabeza para dejarla quieta, mientras aprovechaba para follar mi boca ritmicamente con unas embestidas de puta madre, razón por la que a veces perdía puntos en el vídeo juego. Y eso no le ponía muy contento: «¿Ves lo que causas maricón? Más te vale que esa mamada valga los puntos que estoy perdiendo» decía, al momento que seguía follando mi boca. Alternaba mi mano derecha para pajear a Elkin, lo que me hacía sentir cantidades considerables de pre – cum en mi mano. Vaya que me gustaba sentir su verga babeante y necesitada en mi mano, la cual trabajaba arduamente para complacerlo. En un momento, Elkin toma mi pelo y me ordena lamer todo el pre – cum que había en mi mano, a lo cual solo pude sacar mi lengua y verlo a los ojos mientras lo hacía. «Te encanta esto, eh? Parece que se lo está disfruando más que nosotros, Fabian» rió mientras chocaba las cinco con su hermano. «Démosle al maricón lo que quiere, entonces». Se pararon y bajaron el soporte de la espalda del sofá en donde estaban, lo cual dejaba una brecha donde podían acostarce pecho abajo y dejar sus vergas en dirección al suelo, por lo que me hicieron meter debajo del sofá a seguir con mi tarea. A esa distancia, sus verga entraban más profundo en mi boca, haciendome sollozar del placer. Fabian seguía follando mi boca mientras subía y bajaba su cadera, sin que yo pudiera reclamar nada. Mi saliva salía por las comisuras de la boca, bajando por mis cachetes y cayendo finalmente al piso. Cuando sacaba su verga, ésta caía completamente en mi cara, humedeciéndola. «Que bien que te guste esto, maricón, porque está de puta madre. Ni las pibas lo maman así… Ohhhh sigue sigue, trágatela toda» dijo fabian, mientras intentaba sacar su polla y comerme la de Elkin. No podía sentir algún tipo de favoritismo entre las dos, cada una era deliciosa a su modo. Uniforme, larga, con el grosor exácto para que mi ano diera pequeños saltos, esperando a ser usado.
De repente oigo cómo la tv dice: «Game over» y veo que las dos pollas que antes estaban a mi disposición en la becha del mueble, suben.
E: Ven aquí maricón, es hora de que empecemos a jugar enserio.
Cuando salí del mueble, veo a estos dos dioses masculinos, delgados y fuertes esperándome. Sus vergas se veían aún más imponentes al estar no del todo erectas, sino que apuntaban al suelo, pero con un tamaño considerable, sin estar completamente flácidas. Al acercarme, me arrodillé para lo que sería, la violación de boca más agresiva que jamás había tenido. Elkin tomó mi pelo, haciéndome tragar hasta el fondo todo su pollón, al tiempo que me tapaba la nariz, sin dejarme siquiera respirar. Mi mano derecha se encontraba ocupada con la polla de Fabian. Masturbaba según la mamada de Elkin me permitía, ya que tomaba mi cara y la follada violentamente, mientras daba interrupciones para darme pollazos durísimos en mi cara y decirme obscenidades: «Pero qué rico, eh? Qué buen macho te estás zumbando maricón. Eso, traga, tragaa ahhhhh» decía, mientras metía con fuerza su polla en mi boca, haciendo presión con su cadera. Al sacarla, Fabian aprovecha para tomarme del pelo, lo que deja mi boca abierta y lista para el escupitón que me siembra. Elkin ni corto ni perezoso hace lo mismo, al ver que no hay ninguna respuesta negativa de mi parte. Una lluvia de saliva empieza a inundar mi boca y mi cara. Yo trataba de tragar lo más posible. «Suficiente lubricante, ahora es mi turno» dijo Fabian mientras metía su verga en mi boca, de forma salavaje en insensible. «Claro que sí, claro que sí rogaste porque te rompiera el culo el otro día. Siente, siente como vas a ser nuestra perra de ahora en adelante» Sus testículos golpeaban mi barbilla, que se llenaba de saliva cada vez más.
De repente, una buena palmada me da en Elkin en mi culo, haciendome tragar más profundamente la verga de Fabian, que no me dejaba ni quejarme, por lo que arqueaba mi espalda. «Eso es perrita, arquea tu espalda, ofréceme tu hoyo» Los golpres en mi culo siguieron, hasta que ya el calor recorría todas mis nalgas, cogiéndole poco a poco placer. «Dame más» dije,al notar que Elkin paraba y de paso aprovechaba para respirar.
– Tú sigue mamando maricón. Aquí el que decide que pasa con tu culo soy yo – dijo Elkin severamente.
– Ehhh hermanito, que yo también puedo controlar esta puta – dijo Fabian, algo ofendido aunque por alguna razón esta situación le daba gracia.
– ¿Y por qué esta perra sigue sin tu verga en la boca?
– A ver maricón, sigue chupando – dijo mientras cacheteaba mi cara con su polla.
Los dedos de Elkin comenzaron a explorar mi culo, entrando lentamente hasta el fondo. Cuando se lo saca, nota el olor a jabón floral, por lo que ciento su polla endurecerse aún más.
– Que bueno perra nos hemos conseguido. Hasta comprometido con estas folladas está. Mira Fabi, mira lo rico que le huele el hoyo a esta puta.
– Mola un montón.
Elkin hace que me levante, aún con la verga de Fabian en mi boca, para comerme el culo. Su lengua era un grueso trozo de carne caliente, que me hacía estremecer. Poco a poco mi culo se adpapta a este nuevo invitado, que lo dilataba de una forma exquisita. Dejé de razonar y solo podía pensar en cómo la calentura me hacían actuar en pro de mi placer, nada más. Tomé la cabeza de Elkin con mi pequeña mano, haciendo que metiera su lengua más profundo. Duró solo poco más de un minuto cuando toma mi mano y le lleva a mi espalda, mientras siento que mi culo se abre mucho más y sigue mordiendo mis nalgas. Sin avisar, siento como todo su miembro se clava en mi interior, haciendome cerrar los ojos y que unas lagrimas de dolor salgan.
– Con que ofreciendo tu culito a Fabian, ah? – dijo, mientras ensartado firmemente en mi interior, reafirmaba su posición de dominio – ¿Acaso no creías que yo tambien te quería romper el culito? Bueno, esto es para que te quede claro, maricón.
Comenzó a embestirme mientras yo contenía el aire en mis pulmones. El dolor que estaba sintiendo era mucho mayor que el que tuve Fabían, este había sido sin piedad ni compasión. Nada de hasta la mitad y luego todo. No. Había ensartado todo su miembro dentro de mí, sin que yo pudiera hacer nada. Relajé mi cuerpo, pidiendo que esto terminara, o comenzara a ser placentero, lo más pronto posible. Mientras esto pasaba, seguía lamiendo las bolas de Fabian, haciendo un esfuerzo descomunal por no ser brusco, sino aprovechar lo único que me daba placer en ese momento. Siento cómo me sube la cabeza, haciendo que vuelva a poner la atención en su polla. Las embestidas de Elkin seguían siendo fuertes y uniformes, de forma que empiezo a sentir unas cosquillas deliciosas por todo mi culo. Me empieza jalar del pelo, dejando mi hoyo aún más a su disposición, con la espalda arqueada. Siento cómo cada centimetro entra dentro de mi ser, haciendo que no pueda contener los gemidos que salen de mi boca.
– Eso maricón, siénte cómo te hago mi perra, siéntelo – decía Elkin entre suspiros.
En eso, Fabian sube mis piernas, haciéndome quedar suspendido, siendo solo sujetado por los brazos de Elkin. Sus dedos bajan por mis piernas, dirigiendose a mi culo, lo cual me hace poner nervioso. Abro mis ojos y miro a Fabian a modo de pregunta.
– ¿Qué creías? ¿Que te ibas a ir de aquí sin el culito bien roto y preñado? – dijo Fabian, mientras una siniestra sonrisa se formaba en su rosto.
– Fabian, pero si tú… – dije, intenado decirle a Elkin que él era quien me había follado el culo, que nunca se lo había pedido.
– ¿Qué maricón? ¿Vas a decir que romperte el culo fue mi idea? Ni sueñes chaval, ya nadie te cree. Eres una gran puta y vas a comer verga como dios manda ¡jajaja!.
La risa de Fabian parecía inundar toda la casa. El sudor bajaba por mi frente, haciendo mis mano temblar. Dos pollas en mi culo, pero cómo podría lograrlo. Me romperían. Pero en los fuertes brazos de Elkin no podía hacer otra cosa que esperara a que esto no fuera tan malo, de que todo terminara lo más pronto posible.
El miembro de Fabian comenzaba a asomarse en mi culo que ya estaba invadido por el pene de su hermano. La presión aumentaba en mi hoyito cuando el capullo de Fabian empieza a entrar. Para ese momento, estaba agotado y sudado en los brazos de mis machos, por lo que solté el cuello de Elkin, ensartandome el pedazo de carne de Fabian. Gemí largamente, pero el dolor no era comparable con la embestida inicial de Elkin, por lo que comencé a cabalgar en esas dos pollas que me hacían suyo. No podía creer que lo estaba logrando, estaba entregando mi culo desvirgado hace pocos días a dos pollas grandes y llenas de lefa para mí. Las embestidas comenzaron a ser aún más fuertes, de forma que solo podía gemir indefensamente. Sus capullos estaban juntos en mi culo, lo cual me hacían sentir la más puta de todas. Elkin comenzó a correrse en mi interior, rellenándome, haciéndome delirar del placer. Apenas terminó de correrse, salió lentamente de mi culo, dejando que unas gotas de semen bajaran por el falo de Fabian. Mientras Elkin descansaba en el sofá, Fabian seguía aumentando sus embestidas, de forma que el vacío de la polla de Elkin era suplido. De un momento a otro, me bajó al mueble aún con su verga ensartada en mi hoyito.
– Masturbate maricón – dijo Fabian, dejando caer gotas de sudor en mi cara.
Obedecí, ya que mi culo ya estaba disfrutando de las deliciosas embestidas de Fabian, cuando siento que su respiración se torna cada vez más pesada, más violenta, hasta que saca su pene de mi culo y apuntando certeramente en mi boca, para venirse. Algunas gotas de semen cayeron en mis mejillas, pero gran parte de ese jugo viril cayó en mi boca. Era tanta la excitación que empiezo a correrme. Fabian toma mi culo haciendo que toda mi corrida fuera directo a mi boca.
– Traga, maricón. Traga – ordenó, mientras se veía en su cara una lujuria indescriptible.
Mi boca estaba repleta de semen, por lo que no pude hacer otra cosa que tragar. Al terminar, Fabian me hace arrodillar, para terminar de limpiar las gotas de semen de mi cara, untando su pene y llevándolo a mi boca. Justo cuando creí que ya había acabado e intento buscar mi ropa para retirarme Elkin me toma del brazo para hablarme.
– No tan rápido, maricón. Aún falta algo que seguro te va a gustar.
Me llevaron al patio, el cual tenía un cesped enorme al cual daba la luz de la mañana. Me ordenaron arrodillarme y cerrar los ojos, lo que hice sin entender muy bien la razón. Creí que ya había ordeñado por completo a mis machos, no podía creer que quisieran correrse otra vez. Para mi sorpresa, siento cómo una gran meada sale de cada una de las pollas de los gemelos. Mi asombro era casi tan grande como el morbo de esta nueva sumisión descubierta.
– Te dije que le iba a molar, Fabi. Te dije.
– Ya veo que sí. Abre un poco la boca, maricón. Siéntelo bien.
Su orina pasaba por mi boca y caía al suelo. No entendía muy bien por qué me gustaba, pero me dejé llevar hasta disfrutar la última gota que tenían para darme.
Después de eso, me fui a mi casa, con la idea de que esto se repetiría varias veces y qué afortunado era de que fuera así.