Me rompen el culo frente a la webcam
Allí me encontraba, sentada en la cama, en aquel pequeño cuarto a modo de estudio de grabación. Sola, con aquel hombre mucho mayor que yo, a espera de hacer mi primera sesión delante de una webcam a cambio de dinero. Ya era casi la hora. Estábamos esperando a que llegasen las 12 de la noche, momento en el que más usuarios se encuentran conectados en las salas de webcams, para así aumentar el número de espectadores. El a modo de hombre machito machista, vestido con pantalones vaqueros y camisa interior blanca, dejando ver su torso peludo. Yo, a modo de puta sumisa sometida, con un pequeño tanga rojo cubierto por la fina capa de unas medias de color blanco y tela blanca que marcaban mi pequeño pene bajo ellas, una minifalda de colegio y un pequeño top que cubría mis tetitas, y una peluca de pelo largo y color azul. Todo estaba preparado para empezar.
Por fin se decidió a dar comienzo al espectáculo, y entrando en la plataforma encendió la cámara. Yo no sabía como funcionaba aquel mundo totalmente ajeno a mí. Los usuarios conectados aportarían dinero a cambio de ver nuestro espectáculo o de realizar ciertos retos propuestos. Al principio, no había ningún usuario conectado en la sala, y él se limitaba a acariciar mi pierna, mientras yo, inquieta, no podía hacer otra cosa que permanecer paralizada. Cinco minutos transcurrieron, y ya eran tres las personas conectadas en la sala viendo nuestra grabación. Comenzaron así comentarios del tipo.
– Buenas noches, que buena esta esta perra.
– Dile que te chupe bien ese pollón
– Fóllatela y déjala preñada.
Él comenzó entonces a acariciar su polla por encima del pantalón. Yo pude ver como esta ya se encontraba erecta, pero a pesar de sus ganas de violarme, esperaba a que los usuarios aportasen dinero, que hasta el momento era más bien poco. Al rato de espera llegó una propuesta, la de chuparle la polla a cambio de 1000 monedas virtuales. Él la aceptó y ahora me tocaba a mi hacer la parte del trabajo. Siguiendo sus órdenes, y nerviosa sabiendo que había gente viéndonos, saqueé su polla por la bragueta desabrochada de su pantalón. Era muy grande, una buena polla podría decirse, como las que veía cuando me masturbaba durante todos estos años sola en casa. De un color marrón oscuro, nada de prepucio en la parte superior, lo que dejaba completamente al descubierto la cabeza de esta de color bastante claro en comparación con la piel, y que desprendía un olor no demasiado agradable.
La tomé con un mano y, tras pajearsela unos segundos para terminar de ponerla dura fuera, y forzada por su mano sobre mi cabeza que me empujaba hacia abajo, abrí la boca separando mis labios pinados de rojo y me metí la polla en la boca, la cual llenaba casi todo el espacio. Ya dentro de mi boca, comencé a mover la cabeza, y empecé a chupársela. Él entonces se echó ligeramente hacia atrás para que su polla se alzara lo máximo posible y así poder metérmela más adentro en la boca. Yo simplemente hacía lo mismo, mover la cabeza y mamársela, sintiendo un mal sabor de boca parecido a orina que emanaba de ella. Mientras lo hacía, podía oír de fondo el ruido cada vez que uno de los espectadores aportaba dinero. Mientras más fuerte chupaba y mamaba, más numerosas eran las aportaciones.
-Para que me voy a correr ya…
Dijo al cabo de unos minutos. No dejó de correrse por educación, sino porque la leche en boca era algo que había que vender, razón la cual exigió una determinada cantidad de dinero. Entonces paramos la mamada, y simplemente masajeaba su polla lo suficientemente poco como para que esta siguiera dura sin llegar a correrse. Cuando la cifra se había alcanzado, llegó el momento de dar aquello por lo que se nos había pagado. Yo permanecí sentada en el borde de la cama, y él, bajando completamente sus pantalones hasta el suelo, puso su enorme polla encima de mi cara.
-Chúpame los huevos un poquito.
Yo obedecí, y agachando aún más mi cabeza, abrí la boca ampliamente y dejé descansar el saco de sus huevos dentro de ella, mientras los lamía con la lengua y el me cogía del pelo. Cuando se cansó, llegó el momento de volver a comer polla y esta vez dejarle acabar. Me la volví a meter en la boca entera y esta vez, con más fuerza que antes y buscando la leche, empecé a mover rápidamente la cabeza mamando, intentando apretar con fuerza mis labios alrededor para hacer más fricción. De fondo, el ruido de las aportaciones de dinero, similar al de una máquina expendedora. A los cinco minutos, no pudo resistirlo más.
-Mmmmm….abre bien la boca.
Mirándome a la cara, sacó su polla de mi boca, y pajeándose fuertemente, termino corriéndose en mi cada, dejando que toda la leche espesa cayera sobre mis labios. No hizo falta que me lo dijera, y yo saqué mi lengua y empecé a recoger con ella toda la corrida para tragármela, algo que incrementó el número de monedas dadas. Empezaba a comprender como hacer para recaudar más dinero.
Después de correrse, la siguiente propuesta era, como no podía ser de otra forma, la follada por el culo. Para ello, tuvimos que esperar a que su polla recuperarse la fuerza para ponerse dura después de darme por la boca. Varios juegos se sucedieron entre mientras, como hacerles pequeños flashes de mis tetas, o dejar que el me acariciara mi pequeña polla por encima de mis medias a ver si se me ponía dura y así comprobar mi impotencia. Al cabo de casi tres cuartos de hora, su polla estaba de nuevo lista para metérmela, y cuando se había alcanzado la cantidad de dinero pedida, llego el momento de la gran follada por el culo.
Para ello, comenzó a desnudarme, quitándome la minifalda a la vez que me pegaba y azotaba mi culo. Me veía como siempre había querido, delgada y blanca, depilada, en tanga y con medias, y con la buena polla de un maduro latiendo por follarme el culo. Me puso a cuatro patas, con el culo apuntando hacia la cámara, y me bajó las medias. Visto desde atrás, y al ser mi pene tan pequeño, la forma de mis testículos bajo la tanga no era muy distinta de la de un coño de mujer. Mis piernas estaban separadas, y el hilo del tanga se veía perfectamente atravesar mi ano, tapando el pequeño orificio. Tras unas cuantas bofetadas en el culo, bajó el tanga hasta las rodillas, saliendo mi pequeño pene, que apenas se veía detrás de mis huevos. Con una mano lo agarró y lo masturbó inútilmente ya que no se ponía dura, mientras que con un dedo de la otra acariciaba mi ano como si un clítoris fuese.
Debido a la posición de la cama y la cámara, la follada debía de ser a cuatro patas para que esta se viera bien. Fue más rápido de lo que yo pensaba, y al poco más de unos segundo, y sin previo aviso, me clavó la polla por el culo. La costó entras, ya que no había sido lubricado mi ano, y tuvo que separarme bien los cachetes del culo y empujar fuerte para metérmela. Yo esta vez, sí con dolor real, grité como una gata cuando la montan. Ya dentro, y colocando sus manos sobre mis hombros, comenzó a follarme el culo. Yo gemía, mezcla de dolor y de morbo y excitación a ser follada y saber que tanta gente me veía. La follada duró cinco minutos, y tras unas fuertes embestidas a grito de macho dominante, se corrió dentro de mi culo, sacándola rápidamente, y enfocando la cámara hasta mi ano para que la gente pudiera ver como la leche comenzaba a salir y resbalaba hasta caer por mis testículos.
Espero que les haya gustado el relato de esta experiencia, y espero poder continuar escribiendo pronto. Espero vuestros comentarios que siempre me animan a escribir más. También podési escribirme a [email protected]
Besos.