Así fue como le di a Belén un orgasmo que no olvidará jamás
Hacía un par de días que estábamos fuera de la ciudad, en casa de una de mis tías, pues íbamos a pasar navidad ahí ya que Belén y yo éramos inseparables desde niñas y toda mi familia la conocía. Las dos compartíamos habitación y cama.
Era tarde por la noche, estábamos acostadas charlando con las luces apagadas. Mi mejor amiga me estaba hablando sobre su ex, con el que había durado 5 meses…antes de que éste le pusiera los cuernos. Belén siempre decía que ningún chico había conseguido nunca hacerla tener un orgasmo y su ex le echó en cara que era una frígida y esa fue su excusa para buscarse otra.
Me di cuenta de que tenía que terminar esa conversación. No iba a dejar que mi amiga se sintiese mal otra vez por culpa de ese idiota. Me fijé en que Belén y yo estábamos acostadas de lado, mirándonos la una a la otra. Pese a que no era la primera vez que dormía con ella, sí fue la primera vez que sentí su respiración tan cerca a la mía y eso hizo que mi corazón empezara a latir a un ritmo acelerado, ella sonreía y cuando lo hacía, estaba realmente guapa.
B: Crees que soy frígida? Me preguntó sin dejar de mirarme.
No sabía qué contestar, era cierto que Belén nunca había tenido un orgasmo; bueno, eso es lo que ella me había contado, pero tal vez era porque no había estado con el hombre adecuado.
-Claro que no, quizás simplemente no lo hiciste con la persona adecuada. –pero le contesté besando su frente y sonriendo.
Belén apartó la mirada un segundo y luego volvió a mirarme. Podía ver algo extraño en ella, pero no sabía realmente qué era. Yo le dije “vamos, qué pasa?”.
B: Muchas veces pensé en que…bueno…una mujer siempre disfruta cuando se masturba, porque se conoce…y un hombre no sabe masturbar a una mujer, porque no la conoce….entonces, más de una vez me pregunté si…disfrutaría más con una mujer. Como ellos no saben entendernos de la misma forma que nos entendemos nosotras…
Sus palabras me dejaron helada. Nunca pensé que Belén tuviera esos pensamientos tan lésbicos. Ella sabía que yo estaba con Lili, sabía cómo era mi relación con ella. Me estaba coqueteando?
-Pues, no sé. Puede que si probases con una mujer descubrieras un nuevo mundo…
Mi voz no fue más que un susurro, mi corazón latía con fuerza y empezaba a sentirme excitada. Estaba loca? Entonces ella me preguntó:
B: Eres mi mejor amiga, no? Podrías ayudarme? –estaba insinuando ahora que la besase? O que la tocase?
Yo nunca soy la que da el primer paso… Siempre es mi novia. Estaba muy nerviosa…
-Belén, qué estas diciendo…–
Podía notar cómo el calor me invadía, cómo la excitación me hacía desear a mi propia amiga, cómo se me resecaban los labios y cómo no podía apartar mi mirada de la suya.
B: Sólo quería saber si me excita que una mujer me bese…
Su voz era irresistible, sus palabras tentadoras y sus deseos ardientes, pero…por Dios! Era mi mejor amiga, cómo iba a pretender excitar a mi mejor amiga…aunque, bueno, ella ya me había hecho excitarme a mí. Quería resistirme a su petición…pero, era imposible, cómo iba yo a resistirme a tremenda tentación!
B: Sólo…bésame el cuello… No te estoy pidiendo que me comas el clítoris. –entonces, me arrodillé a su lado y ella se tumbó boca arriba. Se retiró el pelo y cerró los ojos.
De mis labios se escapó la puntita de mi lengua y se posó en su cuello. Lamí lentamente hasta su oreja. Me separé suavemente, pese a que mi corazón suspiró al notar cómo sus pezones se estaban duros debajo de la camiseta de su pijama. Como si no fuese bastante con desear a mi amiga, lamer su cuello y besar su oreja, ahora me excitaba ver que había hecho que sus pezones se endurecieran.
B: Déjame probar… -susurró.
No me dio tiempo a negarme, pues se puso de rodillas junto a mí y empezó a mordisquear mi cuello. Era muy excitante! Mi cuerpo estaba pidiendo algo más que besos en el cuello. Besó y mordió mi mandíbula durante unos segundos. Yo luchaba por tener mis manos quieras, pero no era nada fácil. De pronto, noté cómo una de sus manos cogía las mías y la ponía sobre su pecho.
Me separé de golpe y la miré, qué estaba pasando? Ella me miró en silencio. Notaba que estaba enloquecida por la excitación. Había conseguido excitarla? Yo? Ella no dijo nada, pero de pronto se quitó la camisa y dejó al aire unos pechos más pequeños que los míos y unos pezones realmente endurecidos.
Dudé varios segundos en si continuar o no. Por una parte, deseaba morder aquellos pezones más que cualquier otra cosa, pero por otra…
Su mano volvió a coger la mía y sin ningún tipo de vergüenza, la llevó de nuevos hasta dejarla caer sobre su pecho.
Miré sus ojos llenos de deseo y luego su pecho endurecido. Apreté ligeramente y noté cómo de sus labios salía un pequeño suspiro. La cogí de los hombros y la hice tumbarse, luego me senté sobre ella y volví a sus pechos.
Llevé ambas manos a sus pechos y acaricié lentamente su contorno; hasta que llegué a sus pezones, pellizqué ambos y Belén cerró los ojos. Soltó un suave gemido que me hizo dar cuenta de que éste era el punto de no retorno.
Me encorvé suavemente y acaricié sus pezones con mis labios, los rocé nada más y luego los lamí; para después, mordisquearlos… Los mordí, los lamí, los succioné con fuerza y ella se estremecía bajo mi cuerpo. Me gustaba saber que estaba volviéndose loca gracias a mí. Noté sus manos subiendo por mis piernas hasta llegar a mi espalda, tiró de mi camiseta hasta que consiguió sacármela y me quedé completamente desnuda de cintura para arriba ante ella.
Belén me miró de forma devoradora y apretó mis pechos, pellizcó mis pezones a la vez que yo pellizcaba los suyos. Tiró de ellos a la vez que yo también tiraba de los suyos.
Tras un rato jugando con nuestros pezones, me tumbé boca arriba y ella se acostó sobre mí. Sus pechos oprimían los míos mientras su boca volvía a jugar con mi cuello. Su mano se bajó hasta la cintura de mi pantalón y tiró de él. Ambas, empezamos a desnudarnos una a la otra hasta que las dos estuvimos completamente desnudas.
Seguía recostada sobre mí y su mano empezó a jugar con mi vagina. Tuve que empezar a besarla para no soltar gemidos de placer. Su dedo húmedo se mezclaba con mi humedad. Como ambas teníamos las piernas cerradas, su dedo entró costosamente entre mis labios, encontrando con facilidad mi abultado clítoris, palpitante y deseador de más placer.
Belén se deslizó lentamente, volviendo a jugar un par de veces más con mis pezones, mordiéndolos y luego bajando hasta que sus labios se posaron en mi centro. Incliné mis caderas para pegar más mi vagina contra su boca.
Su lengua salió de su boca y me lamió toda. De arriba a abajo, empezó a lamer muy rápido mi clítoris. Mis manos, inconscientes, se posaron donde las suyas para separar aún más mis labios. Entonces, con una de sus manos, ella misma empezó a masturbarse, tocándose con rapidez e introduciendo uno de sus dedos en mi vagina, casi con la misma rapidez con la que me estaba lamiendo. Su lengua se detuvo justo cuando sus labios empezaron a succionar mi clítoris con fuerza y no pude más que gemir de placer. De pronto, noté más presión dentro de mi cuerpo, ahora debía estar metiendo dos dedos, los metía muy rápidos. Una de mis manos dejó de agarrar mis labios para avariciar su pelo y apretar un poco más su cabeza contra mi vagina, quería sentir más placer, sentir más su lengua.
Belén empezó a gemir como una loca, yo conocía ese sonido…pronto tendría un orgasmo, pero no iba a dejar que ella misma se lo provocase…iba a ser yo.
La obligué a acostarse boca arriba, me giré colocándome sobre su cuerpo para hacer un perfecto 69. Ella volvió a lamer de forma alocada mi clítoris y me hizo sentir más y más húmeda. Empezó a succionarme a la vez que su lengua acariciaba más mis paredes internas y sus manos ahora acariciaban mis nalgas.
Lamí una primera vez, lenta y cuidadosamente, su sabor era muy agradable, la verdad, estaba terriblemente húmeda. Lamí lentamente una y otra vez hasta que limpie toda su lubricación y empecé a juguetear con su clítoris. Ella lamía y mordía el mío con fuerza, haciéndome sentir más de un espasmo y acercándome de forma peligrosa al orgasmo.
Mordí su clítoris hinchado y ella se removió bajo mi cuerpo introduciendo de golpe dos de sus dedos, tuve que morder uno de sus muslos para no gritar de placer y que se enteraran mis familiares. Seguí lamiendo hasta que introduje mi lengua en su vagina mientras que pegaba más la mía contra su boca y ella lamía con más agresividad cada vez.
Ahora, mis labios apretaban con fuerza su clítoris, mientras dos de mis dedos se introducían en su interior. Cada vez que los sacaba, los lamía…adoraba ese sabor, sabor a deseo, ese sabor que yo le estaba provocando.
Así estuvimos largo y tendido hasta que ella tuvo que morder también mi muslo para no gritar de placer, cuando ambas estuvimos cerca del orgasmo, nos succionamos una a otra. Pude notar que ella también estaba a punto del clímax ya que sus jugos eran más espesos y sabrosos.
Pellizcaba mi clítoris con fuerza, con la lengua y la boca. Me hacía estremecer de placer, metía su lengua para limpiar mi interior y succionaba con fuerza, facilitando mis ganas de terminar. Yo, apretaba su cuerpo contra mis labios y succionaba como nunca antes lo había hecho, deseando que mis labios se llenasen de todos sus jugos.
Llegó el momento. Ella empezó a gemir a un ritmo acelerado, apretando más su boca contra mi vagina para ahogar sus gemidos. Mi boca comenzó a llenarse de sus jugos. Noté cómo mis músculos hicieron presión para yo hacer lo mismo en ella, llenarla de mis jugos. Ambas terminamos en la boca de la otra mientras que ambas succionábamos aquel delicioso néctar.
Ella aumentó sus movimientos y me hizo tener uno de los orgasmos más duraderos y profundos de mi vida…mientras yo a ella le había hecho tener su primer orgasmo.