Así fue como me convertí en la puta zorra de mi primo

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El siguiente relato es completamente real excepto los nombres de las personas y sucedió hace varios años cuando yo apenas rondaba los 18 años y cursaba la preparatoria, cuando mi primo Andrés, cuatro años mayor que yo y muy cercano a mí con quién compartía mucho tiempo libre, especialmente los fines de semana, dónde solía pasarla en su casa desde que salía de la escuela los viernes por la tarde y regresaba a la mía hasta el domingo por la noche. Hasta que por asuntos de trabajo de mi padre tuvimos que mudarnos a otra ciudad, pero no muy lejana a de la de mi primo Andrés, solamente eran escasos 50 kilómetros, por lo que ahora frecuentar la casa de mi primo los fines de semana ya no sería tan sencillo.

Un día Andrés me comentó que unos amigos de él estaban organizando un viaje de campamento para la Semana Santa que sería en pocas semanas y que el destino era en una hacienda enclavada en la sierra del estado de Michoacán. El plan era salir de nuestra ciudad el miércoles santo y regresar el domingo de ramos; llegar al destino nos tomaría alrededor de 4 horas de carretera e iríamos alrededor de 30 personas; algunos casados, otros solteros y por supuesto hombres y mujeres.

Empezamos a hacer los preparativos para el viaje de campamento, yo tenia una tienda de campaña para 2 personas, bolsa de dormir y toda la indumentaria necesaria para hacer camping ya que unas de las aficiones de mi padre era la cacería que practicábamos a menudo, contábamos con los implementos necesarios para estos fines.

Finalmente llegó el esperado día de partir, nos reunimos todos en un punto de la ciudad para tomar carretera en varios autos rumbo a nuestro destino. A mi primo Andrés y a mí nos tocó viajar juntos en el mismo auto con otras 3 personas con la emoción de que pasaríamos 5 días juntos, explorando toda esa zona boscosa de la sierra que yo no conocía y de la que decían que era hermosa por sus bellos paisajes.

Después de algunas horas de carretera, llegamos a un paraje donde debíamos abandonar la carretera para seguir por un camino sinuoso de tierra lleno de árboles muy altos y espectaculares vistas hasta que por fin nos topamos con la hacienda dónde instalaríamos el campamento.

Hicimos entre todos los presentes una inspección de la zona arbolada para decidir la mejor ubicación para levantar las casas de campaña y se decidió instalarlas en círculo para que en el centro dejáramos un espacio suficientemente amplio para encender una fogata y ahí mismo sería el punto neurálgico para la convivencia entre todos.

Andrés y Yo nos dimos a la tarea de levantar nuestra casa de campaña que sería nuestra morada de 4 noches; como era una casa para dos personas, la armamos en 15 minutos y después de dejar perfectamente instalada la base dónde dormiríamos que era un colchón suave de hule espuma de dimensiones de una cama matrimonial. Mi bolsa de dormir tenía la particularidad de que se abría por completo quedando la mitad de la bolsa sobre el colchón de hule espuma y la otra a modo como si fuera el cobertor que nos cubriría del frío de la noche.

Una vez que ya estuvo levantado todo el campamento, entre todos encendimos la fogata, el sol ya se ocultaba entre los elevados cerros, la temperatura empezaba a bajar y las bebidas alcohólicas empezaron a salir y todos empezamos a buscar un lugar dónde sentarnos cómodamente para disfrutar la noche alrededor del fuego, la bebidas y alimentos que llevaban previamente preparados las mujeres que iban en el grupo.

Ahí se encontraba una chica, más o menos como de mi edad; nunca nos habíamos visto pero desde que nos encontramos en el punto de reunión de nuestra ciudad, sentimos un clic especial e intercambiábamos tímidas miradas. Ya en el campamento la pillaba mirándome y a veces ella a mi, era evidente que ambos sentíamos una ligera atracción del uno hacia el otro.

Sin darnos cuenta ya estábamos platicando cosas sin importancia, me presenté. Hola soy Jorge, primo de Andrés.

Mucho gusto yo soy Malú, y soy hermana de la novia de Carlos, el mejor amigo de Andrés; era el que había hecho la invitación para ir a ese lugar propiedad de una familiar cercano de Carlos.

Malú, medía como 1.65, delgada de buen cuerpo, unas nalgas levantadas según se marcaban en sus vaqueros y unos muslos bien torneados y grandes. Cabellera lacia y rubia, ojos claros, tez muy clara, unos dientes muy blancos y parejos y una fina boca que se me antojaba morderle los labios ahí mismo, sus pechos no eran muy grande pero me parecieron que eran bien formados.

Entre el grupo de compañeros, sacaron guitarras y empezó la velada cantando algunos, otros asando bombones en la fogata, y mientras yo tomaba un ron con Coca-Cola, Malú bebía cerveza. Estuvimos cantando, riendo mucho y platicando muchas tonterías hasta que el reloj marcaba la 1 de la mañana, la mayoría estaba cansado por el largo viaje y decidimos ir a descansar ya que temprano al día siguiente iríamos a explorar los alrededores y bajar una cañada dónde corría un caudaloso río, que bien merecía la pena conocerlo.

Me despedí de Malú con un beso en la mejilla prometiéndole que la pasaríamos muy bien al otro día. Andrés me apuro para retíranos a nuestra casa de campaña y al dirigirnos a ella al pasar al lado de otra casa de campaña escuchamos cómo estaban cogiendo una pareja adentro; nos reímos y entrando a nuestra casa le pregunté a Andrés que si el sabía quienes eran los que estaban cogiendo ya que yo nos los conocía bien a todos y me respondió que mañana me los enseñaría.

Ya dentro de la casa de campaña dispuestos a dormir Andrés y yo nos cambiamos la ropa para ponernos unos pants de algodón que llevábamos para pasar la noche más cómodos, nos acostamos dentro de la bolsa de dormir y nos tapamos.

Apagamos la luz de la linterna interior que nos alumbraba y nos dispusimos a conciliar el sueño. Era inevitable que alguna parte de nuestros cuerpos se tocaran por el tamaño de la bolsa de dormir así que nuestros muslos se tocaban además de que ayudaba un poco a generar calor corporal ya que la temperatura había bajado un poco y el frío incrementaba.

Al cabo de unos minutos Andrés se quedó dormido y a mí me estaba costando trabajo conciliar el sueño, mi cabeza empezaba dar vueltas con pensamientos y recuerdos de todo tipo y yo estaba ahí nuevamente acostado al lado de mi primo preferido.

Los recuerdos de años atrás se apoderaron de mi mente, cuando en una ocasión que pasaba un fin de semana en su casa; habitualmente compartíamos la misma cama que era individual; él era 4 años mayor que yo; cuando a media noche él se acercó a mí estando ambos acostados de lado y sentí su bulto entre mis nalgas, solo se interponía entre nosotros nuestra ropa interior.

Poco a poco Andrés me acercaba su verga erguida como un mástil, mientras la mía empezaba a crecer y el corazón latía cada segundo más rápido, sentía un nudo en el estómago y otro en la garganta, me estaba excitando muchísimo, sin embargo, yo no decía nada ni él tampoco. En un momento sentí como su mano comenzaba a bajar mi ropa interior, hasta quitármela por completo. Ahí estaba yo desnudo dándole la espalda a su merced sin ofrecer resistencia alguna.

En un momento sentí entre mis nalgas un trozo de carne que me parecía enorme pero delicioso, me empezó a acariciar las nalgas y yo deseaba que no parara; quería saber hasta dónde era capaz de llegar y yo hasta que punto en permitírselo.

Metió uno de sus dedos entre mis nalgas llegando a mi ano, acariciándomelo delicadamente mientras disfrutaba sensaciones desconocidas para mi, estuvo haciéndolo cerca de 5 minutos para dilatarlo y yo estaba gozando como loco, hasta que empezó a penetrarme poco a poco, mi ano virgen y estrecho parecía que se oponía a recibir esa verga caliente y grande. No supe cómo me entró completa y a pesar del dolor sentía un gran placer que no quería que terminara, empezó a follarme con mucho ritmo, era mi primera vez y las sensaciones eran deliciosas sin embargo mis deseos de que me siguiera cogiendo se esfumaron ya que iba a correrse y la sacó, explotando en mis nalgas y espaldas, solamente sentí chorros calientes de leche. Andrés terminó por correrse, se dio media vuelta y se quedó dormido, quedándome yo muy excitado con mi verga muy erecta. No nos dijimos una sola palabra esa noche, ni al otro día, ni nunca. Cómo si hubiese sido un sueño, como si nada hubiese sucedido.

Esos recuerdos me tenían muy excitado, mi verga casi rompía mi pants, Andrés estaba a mi lado dormido y yo sumamente inquieto. No sabía si él estaba arrepentido de aquella noche de 4 años atrás, si había sido una locura repentina, si le había gustado, si lo volvería hacer. Mi cabeza daba muchas vueltas y mi excitación aumentaba. Así que decidí intentar algo atrevido para mi, intentar provocarlo.

Ambos estábamos acostados boca arriba y me giré sobre mi costado derecho poniéndome en posición fetal, mis nalgas quedaron junto a su cadera, Andrés ni se inmutó, volví a moverme tímidamente hasta que lo desperté un poco; pero no le dió mayor importancia, creo que él pensaba que mi movimiento era normal, típico de un sueño profundo; volví a moverme un poco moviendo mis nalgas sobre su cadera, Andrés movió su mano rozando mis nalgas, estoy seguro que lo hizo para saber qué reacción tendría yo, pero no me moví, volvió a pasar su mano un poco más firme sobre mis nalgas, Andrés estaba probando si no lo rechazaría.

Cómo no me moví, él se dió la vuelta hacia mí y me acercó su verga a mis nalgas y empujó un poco, seguía probando mi reacción y yo seguía inmóvil, pero deseando que siguiera adelante, pasaron unos minutos y él ya no intentaba nada; me volví a mover como si acomodara mi postura en un sueño profundo e intencionalmente acomodé mis nalgas sobre su verga que la sentía enorme; entonces él entendió el mensaje; mi plan de provocarlo estaba funcionando.

Andrés empujó hacia adelante y al mismo tiempo yo empujé mis nalgas hacia atrás correspondiendo a su movimiento; luego empezó a mover su cadera en círculos y yo ya sentía su verga entre mis nalgas, así lo estuvo haciendo unos minutos muy suave con buen ritmo, y yo lo estaba disfrutando, pero sabía que venía lo mejor; percibí su respiración agitada, mi respuesta fue meter mi mano entre entre los dos cuerpos para acariciar su verga por encima de su pants, era la primera ocasión que tocaba su verga con mi mano.

Empecé a acariciar todo lo largo de su verga, su grosor. La empuñe completa y se la jalaba lento, él hizo lo mismo, me abrazó y empezó a acariciarme mi verga.

Sentía que se me salía el corazón de la excitación, estábamos él y yo en una casa de campaña pequeña, tocándonos, acariciándonos nuestras pollas, pero aún sobre la tela de los pants.

Era para mí la locura, no podía más, quería que el me cogiera como en aquella ocasión hacía ya 4 años. Así que con mi mano le bajé un poco su pants y metí mi mano para sentir su verga piel a piel, mi mano lo estaba acariciando completo, con mi pulgar acariciaba su glande que ya expulsaba algo de líquido preseminal, hice movimientos circulares sobre su glande para impregnar bien mi dedo y me lo llevé a la boca para probar ese líquido pegajoso, nuevamente volví a empujarle la verga que ya estaba más húmeda y recogí más líquido que lo lleve nuevamente a mi lengua y labios.

Probé su sabor amargo y me gustó, él seguía embarrándome su verga entre mis nalgas. Después pasé nuevamente mi mano para atrás y le bajé su pants para dejarlo desnudo de la parte inferior de su cuerpo y él hizo lo mismo con mi pants, le ayudé un poco para sacármelos por completo y me dijo:

¿quieres que te coja?

Eran las primeras palabras que escuchaba de Andrés en esa situación;

Siií, quiero que me cojas le respondí.

Mientras se lo decía, él me estaba moviendo para yo quedar boca abajo y él se subía sobre mí.

¿Quieres ser mi putita está noche?

Me excitaba que me dijera putita y que se refiriera a mí como si fuera mujer, finalmente ese rol estaba desempeñando en ese momento, de una putita caliente deseosa de verga, de mucha verga.

Siií, Andrés, deseo ser tu putita, no solo esta noche, deseo que me cojas siempre, le dije.

¿Te gusta la verga? Me preguntó.

Me enloquece, respondí.

¿Te gustó cuando te cogí aquella noche en mi casa?

Siií, pero no me llenaste el culo con tu leche.

¿Entonces quieres mi lechita?

Siií, dame toda tu leche y vuelve a hacerme mujer, cógeme todas las veces que quieras, soy tuya.

Prepárate y relájate que ya te la voy a meter toda.

Siií por favor, métemela toda y no pares de cogerme.

Se escupió la punta de la verga, mientras yo abría mis piernas y levantaba mis caderas ofreciéndome completa a Andrés; quería darle lo mejor de mí, que me disfrutará como él quisiera y gozar yo como una gran puta ansiosa de verga.

Me tomó por mis caderas con sus dos manos para jalarme hacia él y coloco su glande en la entrada de mi ano.

Tienes un culo delicioso y apretado, me dijo; siempre me han encantado tus nalgas, están riquísimas.

pues son tuyas cuando las quieras, le dije.

Él siguió haciendo su trabajo para penetrarme poco a poco, mi ano se fue dilatando hasta que su verga de 18 centímetros ya estuvo dentro de mí, caliente, venosa, jugosa llena de leche; comenzó a bombearme entrando y saliendo, yo le decía:

Así, así cógeme, me encanta tu verga, está riquísima.

Mientras me cogía deliciosamente, me preguntó:

¿No te ha cogido nadie más?

Nooo, solo tú. Le mentí.

¿Estás seguro?

De verdad, solo tú; soy tuya y siempre quise que me volvieras a coger, que me hicieras mujer nuevamente.

Mientras tanto él, seguía en el mete y saca culeándome. Su mano por debajo de mi cuerpo masturbaba mi verga, después me cambió de posición poniéndome boca arriba y él hincado frente a mi, me subió los tobillos a sus hombros y me la volvió a meter, se inclinó hacia a mí y me empezó a comer las tetillas primero a lengüetazos y después la besaba y succionaba. Me estaba llevando magistralmente al cielo, haciéndome vibrar todos los poros de mi piel.

¿te está gustando? Murmuraba mientras jugaba con mis tetillas a la vez que me introducía la verga por el culo, haciéndome suyo.

me estás volviendo loco, Andrés, no pares por favor, le suplicaba, mientras me derretía de gusto.

Así me estuvo cogiendo no sé cuántos minutos hasta que empecé a sentir que su verga se hinchaba y supe que venía su orgasmo.

Sigue así, así, ¡ohhh ooohhh siií! Cógeme así de rico. Córrete, lléname con tu leche y déjame preñado.

Solo lo oí gemir y sentí un lechazo caliente y profundo que me inundaba el culo, ¡ohhh! ¡ooohhh que rico! Vino un segundo espasmo y otra descarga de leche, un tercer disparo de su néctar, y noté su pelvis y huevos pegados a mi culo mientras terminaba de descargar su semen dentro de mí, dejándome preñado con su leche.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Ufff que rico mi amor, le dije.

Volví a sentir otro trallazo de esperma y no recuerdo cuántos más; cuando empiezo a explotar yo también teniendo una venida como nunca en mi vida y toda mi leche quedó esparcida sobre mi torso.

Andrés se desplomó sobre mi desfallecido, su respiración era agitada sobre mi oído y su verga seguía dentro de mí. Cerré un poco mis piernas para aprisionarlo, no quería que se separara de mí, quería sentirlo así pegado a mí, quería sentirlo dentro mía y que no se separase nunca. Apretaba mi culo para exprimir todo su néctar, no quería que ni una sola gota de su leche caliente quedara fuera de mis entrañas, quería sentirme preñado por él.

Quedamos exhaustos, el sobre mí, sentí todo su cuerpo sobre mí y yo le abracé, acariciándole su espalda y bajé mis manos a tocar sus nalgas, mmm, que rico se siente, me decía mientras me daba un delicado beso en los labios.

Me volvió a preguntar que, si no me había cogido nadie más, le volví a mentir negándolo. Solo quiero que seas para mí, me dijo.

Así será amor, le contesté. Pero me tendrás que cumplir como hoy.

Se río y me dijo:

Me fascina que seas así de putita.

Nuestros torsos estaban mojados por mi esperma, Andrés se apartó de mí y se giró para quedar boca arriba y le dije que le limpiaría toda mi leche, así que empecé con mi lengua a quitarle todo mi néctar mientras él me acariciaba el cabello y yo con mi mano hacía lo propio con su verga ya flácida.

Nos quedamos dormidos hasta que empezamos a oír voces por la mañana, era hora de levantarse para ir a la excursión al río. Andrés me dijo apúrate para ir a la Hacienda para bañarnos, tomamos nuestra ropa del día y nos fuímos a la hacienda a tomar una ducha refrescante y que me quitara todo ese olor a semen y sexo que tenía.

Nos metimos ambos a la ducha, lo empecé a enjabonar y su verga comenzó a erectarse, la ví y no podía perder la oportunidad de comérmela.

Andrés se dio cuenta cómo se la veía y me dijo:

Estoy seguro de que quieres comértela.

Siií, ¿puedo? Le pregunté.

No sabes cuantas ganas tengo de que me la mames, me dijo.

Así que me hinqué, su verga quedó frente a mi cara, la tomé suavemente con mi mano y lo empecé a masturbar, me pasé su falo por toda mi cara mientras mi lengua recorría todo lo largo de su verga, besé su cabeza y después me empecé a meter poco a poco su miembro en mi boca mientras el agua de la regadera caía sobre nosotros.

Que rico sentir su verga dentro de mi boca. Andrés tomó mi cabeza con sus manos y me la empezó a coger deliciosamente, sentía su verga llenando mi boca tocando mi paladar. Mi lengua no paraba de moverse disfrutando cada centímetro de ese trozo de carne dura provocador de un placer inimaginable, entraba y salía cada vez más rápido, yo mientras con mis manos le acariciaba los huevos y de vez en vez recorría con mi dedo su ano, abrió un poco sus piernas para facilitarme que mi dedo entrara un poco en su orificio hasta que llegó su explosión llenándome la boca de su leche que me tragué sin dificultad.

Nada más que terminó Andrés, me levanté para terminar de enjabonarme, mi verga estaba totalmente parada apuntando hacia arriba, él la empuñó y empezó a hacerme una deliciosa paja delicadamente, mientras yo seguía introduciendo mi dedo dentro de su culo, estaba yo tan excitado que no tardé en reventar, expulsando mi blanco líquido que caía al suelo y desaparecía mezclado con el agua de la ducha por la coladera. Nos besamos y terminamos de ducharnos.

Ese día jueves y los siguientes que estuvimos, viernes y sábado; todas las actividades que realizamos en esa zona serrana las compartí principalmente con Malú, platicando y conversando temas un poco más serios y profundos; nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común y nos confesamos la atracción física que sentíamos por cada uno de nosotros, así que el día sábado por la noche estando en el punto central de la reunión que era la fogata, decidimos hacernos novios.

Sin embargo, las 3 noches de esos días restantes dentro de la casa de campaña con Andrés, eran la cereza en el pastel; dónde al interior de esta disfrutamos de nuestros cuerpos. Andrés fue en esas noches un excelente amante que me llenó de excitación, de placer y lujuria con sus manos y su deliciosa verga. Sin dejar de mencionar las duchas; dónde también aprovechamos la intimidad debajo de la deliciosa agua caliente, dónde Andrés volvía a cogerme por las mañanas y yo de volver a disfrutar de su verga parada en mi boca exprimiéndole hasta la última gota de su néctar. En ese viaje me convertí en la putita de mi primo y eso me encantó.

Ahora entiendo a los hombres que han tenido la fortuna de haber probado una rica verga, porque desean volver a repetir estas sensaciones maravillosas y mágicas que producen el comerla o tenerla dentro de tus entrañas.

El domingo que era el día de regreso, mientras desmontábamos el campamento Andrés me preguntó que durante todo el campamento me había visto muy cercano a Malú y que él veía que yo no le era indiferente a ella, le confesé que la noche anterior nos habíamos hecho novios. Por lo que los fines de semana tendría que viajar de mi ciudad a la de Andrés y Malú, que era dónde ambos residían y le dije que tendría que darme hospedaje en su casa, Andrés levantó los hombros como resignado, pero no pudo fingir la sonrisa que se le dibujó en su rostro, imaginando todas las nuevas aventuras que el destino nos estaba poniendo enfrente.

Mi relación de noviazgo con Malú duró un poco menos de 1 año, en la que la veía viernes y sábados por yo vivir en otra ciudad y esas mismas noches de esos días, me hospedaba en casa de mi primo dónde tenía su habitación individual con baño, amueblada con una cama matrimonial con un colchón exquisito, el mismo que compartíamos además de la ducha para mi fortuna no solamente para dormir, también para dejar que me cogiera y me hiciese su putita particular.

Responderé a todos y cada uno de sus correos.

Y, para terminar, una breve descripción de cómo es spermatron.

Actualmente tengo 57 años, estoy casado desde hace ya casi 27, sin hijos. Provengo de una familia de clase media y soy el mayor de tres hijos, siendo el único varón

Mido 1.82, mi peso es de 80 kilos, tez blanca, cabello castaño claro, ojos cafés, boca de tamaño mediana.

Debido a la influencia de mi padre por el amor a los deportes, me inculcó desde temprana edad varios de ellos principalmente el fútbol. Este ha sido el deporte que más practiqué, tuve habilidades interesantes por lo que tuve un destacado desempeño durante mi vida practicando el fútbol, mi esposa dice que gracias al fútbol se me desarrollaron unas piernas fuertes y torneadas además de unos glúteos firmes, bien formados y levantados. Siempre he cuidado mi peso y jamás he dejado que mi abdomen gané grasa por lo que me mantengo en forma con una silueta delgada y estética.