Así fue mi primer trío y no va a ser el último

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Cumpliendo mi fantasía:

Estamos en mi habitación, aquella que no se cansa de vernos disfrutar el uno del otro. Pero esta vez es distinto. Logré que mi chica favorita nos acompañe esta tarde.

Todo está dispuesto, llegaste tú primero. Es perfecto porque tengo muchas ganas de besarte y sentirte cerca.

Tu lugar, por un rato al menos, será aquel pequeño sillón donde me he masturbado para tí en otras ocasiones, y esta acomodado a media habitación, a la distancia perfecta de la cama, para que disfrutes todo el espectáculo.

Esta locura no es una sorpresa, ya sabes que he preparado esto para ti, aun así, estoy deseando que lo disfrutes tanto como yo.

Un par de tragos y una conversación tranquila y amena me ayudan a relajar el ambiente, no está de más decir que estoy bastante nerviosa.

Te das cuenta de eso, claro tu siempre estás atento a todo, y te acercas a mí para besarme entre abrazos y caricias.

Me vuelves loca de ganas.

Te sientas en el sillón conmigo en tus piernas, sin dejar de acariciarme, empiezas a quitarme la blusa con una mano experta mientras con la otra me sostienes de las nalgas. Me muerdes cada parte de piel que los botones de mi blusa van dejando al descubierto.

Me encantas en verdad. Meto una mano entre nuestros cuerpos para tocar tu excitado miembro. Comienzo a acariciarlo sobre la ropa, me pregunto si tenemos tiempo de llevar este juego a término antes de que llegue mi hermosa chica.

Tu intención creo que era relajarme, pero has logrado ponerme a mil de excitación.

Me las arreglo para desabrochar también tu camisa, paseo mis manos acariciando tu pecho y deleitándome en tus anchos hombros, eres en verdad divino. Empiezo a desabrochar tu cinturón. Quiero ver tu miembro, quiero tocarlo, quiero saborear ese delicioso manjar.

No dejamos de mirarnos. Y yo no puedo dejar de besarte y de morder tu lengua.

Te desabrocho el pantalón, bajo el cierre y meto mi mano dentro de tu bóxer; por fin puedo tocarte, la textura y la dureza de tu miembro me vuelven loca.

Tu pene ya gotea ese delicioso líquido transparente, paso mis dedos por la punta para recoger un poco y me llevo la mano a la boca para saborearlo, delicioso elixir.

Me observas hacerlo y sonríes; esa sonrisa coqueta que me mata.

Nos besamos de nuevo entre caricias y pequeños gemidos míos, por un momento quisiera no haber invitado a mi chica, me siento envidiosa en éste momento, te quiero solo para mí, quiero saborearte y que me hagas tuya por todos los rincones de la amplia habitación.

Pero por fortuna suena el timbre. Y eso me saca de mis envidiosos planes

Mi preciosa mujercita ha llegado.

Me acomodo la ropa y te beso una última vez antes de levantarme de tus piernas para ir a abrir la puerta.

Cuando te doy la espalda, me das una nalgada que me hace quejarme y reír.

Salgo a saludar y me deslumbró de lo hermosa que se ve el día de hoy mi morena de fuego, con su cabello largo, lacio y negro como el carbón. Sí blusa negra ajustada y una falda que deja ver sus fabulosas piernas. Su sonrisa es tímida. Ella también está enterada de los planes de hoy, y creo que se siente igual de nerviosa, como yo misma me sentía hace tan sólo unos minutos.

Vamos a la sala en donde deja sus cosas y nos dirigimos a la habitación.

Mi delicioso hombre nos espera con un vaso en cada mano, es un trago para cada una. Estoy extasiada entre la belleza de mi musa y lo perfecto de mi hombre. No se abotonó la camisa, se la dejó justo como yo se la abrí, y solo cerró el cierre de su pantalón, dejando su cinturón desabrochado también.

Se saludan con un beso que despierta un poco de celos en mí, pero solo un poco. Y es que yo quisiera llegar y saludarlo de ese modo, nunca he podido.

Después de unas bromas subidas de tono, consecuencia del estado de sus ropas, y de unos tragos más.

Tomo de la mano a mi chica y la llevo a la cama.

Es momento del espectáculo.

El espectador principal se acomoda en su lugar correspondiente y empieza el show.

Me subo en la cama y me acomodo detrás de ella, la beso en el cuello mientras tomo su cabello con una mano.

Así sentada de frente a él, comienzo a acariciar sus pechos sobre su blusa. Ella me observa y la beso, siento como se relaja en mis brazos, se recuesta un poco sobre mí y abre ligeramente sus piernas.

Invitación que yo con gusto acepto.

Subo su falda acariciando sus suaves piernas y llegando al punto de unión entre ellas.

La escucho suspirar.

Recargada como está sobre mí acomodo su Cabello para que no me estorbe y acarició su pecho con una mano y con la otra estoy acariciando su intimidad, me gustan sus gestos de entrega.

Le quito la blusa despacio, y queda su bra a juego con lo que he visto de sus pantys.

Se lo quito mientras beso sus hombros. Ya sin bra, acaricio sus pechos con ambas manos y pellizco sus pezones mientras no dejo de mirar sus reacciones, se muerde el labio y cuando deja de hacerlo, se lo muerdo yo. Subo de nuevo su falda hasta su vientre, y observo lo bonita que es. Tomo los laterales de sus pantys y comienzo a bajarlas, pero la posición en la que estoy no me lo permite, la beso una vez más y susurro en su oído «quítatelas para nosotros»

Justo en éste momento volteo a ver a mi amado y puedo ver en sus ojos esa mirada de hambre que me vuelve loca.

En una mano su vaso y en la otra su deliciosa erección, masturbándose mientras nos observa. Eso me desconcentra un poco, quiero tenerlo cerca para besarlo y tomar su miembro en mis manos.

Mi bella se ha quitado los pantys como le pedí.

Concéntrate, me digo a mi misma.

Regreso a ella, a su suave y sugerente piel. Y me dedico a acariciar su entrepierna, ahora sin ropa, y siento su humedad, separó más sus piernas y comienzo a acariciar sus labios vaginales. Haciendo más presión donde se encuentra su clítoris. Abro los labios y meto mis dedos en su húmeda vagina, eso provoca un gemido sonoro en ella, y una sonrisa de satisfacción en mí.

Saco los dedos para dar un suave pellizco a su clítoris ya bastante crecido.

Otro gemido.

La hago subir más en la cama mientras me quito la blusa.

Se recuesta sobre unos cojines y me acaricia los pechos con sus manos mientras yo hago lo mismo con los suyos. Me pide que me desnude y yo le cumplo sus deseos, ella también sé desnuda totalmente.

Se vuelve a acomodar en los cojines y yo me monto en ella para que pueda comer mi vagina, me acomodo para degustar su humedad y creamos así el 69 perfecto.

Escucho a mi hombre suspirar y volteo a verlo. Me encanta lo excitado que se ve.

Me como la vagina y el clítoris de mi hermosa chica mientras ella hace lo mismo conmigo, pero yo hago uso de mis dedos hasta que la escucho y siento gritar de placer en su primer orgasmo y disfruto las contracciones en mis dedos de su vagina.

«Eso» escucho a mi hombre alentarnos y decido que quiero tenerlo ya.

Lo miro y le susurro «ven» apenas audible, pero él no necesita oírlo, lo lee en mis labios, lo ve en mis ojos e inmediatamente se levanta y deja caer su pantalón, y en los pasos que lo separan de la cama se despoja de su camisa también.

Llega a la cama y cuando creo que lo primero que hará será penetrarla a ella de golpe, lo que hace es tomarme del cabello y meter su miembro en mi boca. Esta vez la que gime sonoramente soy yo, con ella aun comiéndome y él follando mi boca llego a mi delicioso primer orgasmo.

Saca su miembro de mi boca y la penetra a ella.

Me gusta cómo suena, y me encanta como la disfruta, mientras me mira con esa intensidad.

La escucho disfrutar de aquellas embestidas tan potentes.

Me deleito acariciando su clítoris mientras él la penetra a su total antojo.

Por fin me quito de encima de ella, y me abrazo de él, para besarlo y sostenerme de sus hombros. El me muerde el cuello mientras me agarra con una mano y me aprieta una nalga de forma posesiva.

Mi bella está llegando a su segundo orgasmo, puedo escucharla pedir por más.

Más fuerte, más rápido, más profundo.

Y la siento arquearse al llegar a su clímax. Y él la sostiene de la cintura mientras yo me pongo a la altura de que se coma mis senos.

La suelta y me sostiene los pechos con ambas manos y devora mis pezones.

Siento a mi morena salir de debajo mío y quedarse pegada a mis espaldas. Acaricia los hombros de él y siento sus pechos presionarse contra mí. Que deliciosa sensación.

Pasa una mano entre mis piernas para alcanzarla a ella, es una caricia por partida doble, sus dedos la están penetrando y su antebrazo me acaricia a mí.

Su boca y la mía no paran de buscarse, a mí me encanta besarlo.

Retira sus manos, solo para hacer que me recueste, mi cabeza entre las piernas de mi chica lista para devorarla de nuevo y me preparo a ello, pero me siento súbitamente invadida por las embestidas potentes y constantes y eso me hace gemir directo en la intimidad de ella.

Los papeles cambiaron. Ella me acaricia mientras él me penetra y se disfrutan entre ellos.

Gimo entre las lamidas y mordidas suaves que le doy a ella hasta que no puedo más y me sacudo en mi nuevo orgasmo, aún más intenso que el anterior.

Estoy a tope, me libero de ambos y hago que mi hombre se suba en la cama con nosotras.

Lo recuesto, quiero comerlo, quiero hacerlo venirse tan rico como él lo ha hecho con nosotras.

Pero, primero quiero que me coma, como solo él sabe hacerlo. Así que, una vez recostado, le ofrezco mi intimidad, y no duda ni un segundo, comienza a darme esos dulces besos, mordidas y lamidas que me vuelven loca, es justo así que me encanta, él sabe perfectamente cómo llevarme siempre más allá en mis delirios.

Mi chica se acomoda sobre su miembro y ella misma se ensarta hasta el fondo con una exclamación de gusto total, y empieza a moverse con ritmo.

Acaricio sus pechos y los saboreo con ganas, y en ocasiones la beso, quisiera que cambiáramos de lugar ella y yo, pero la lengua de mi hombre es un deleite.

Comienzo a sentir mi orgasmo y sé lo hago saber gimiendo, casi gritando, su nombre. Y él usa sus dedos para prolongar mi éxtasis y mis sonoros gemidos. Mi chica me besa bebiendo mi orgasmo y acaricia mis pechos, pellizcando mis pezones.

Me retiro de encima de su cara y me volteo a besarlo, que delicia es mi sabor en su boca, en su lengua, se lo he dicho antes y se lo hago saber de nuevo.

Quiero que mi chica llegue a su nuevo orgasmo así que me paso atrás de ella y acarició sus pechos y su clítoris mientras aún está montada en el miembro viril de mi hombre. Muerdo su cuello y sus hombros, y él empieza a poner el ritmo colocando sus manos en las caderas de ella.

Me fascina verlos, a ambos, como se disfrutan, como gozan el uno del otro, y él y yo nos miramos constantemente.

Lo que veo en su mirada es deseo total, es exacto lo que yo quería lograr, lo está disfrutando al máximo, y yo me siento verdaderamente extasiada.

Mi chica está llegando a su orgasmo, meto mi mano entre sus nalgas para acariciar su año y elevar su orgasmo, y la veo entregarse a nosotros, esto es en serio delicioso.

Nos ha elevado al máximo esta experiencia a los tres.

Mi hombre se para sobre la cama y nosotras hincadas frente a él comenzamos a comernos entre las dos su miembro, con sabor a ella, con sabor a mí y definitivamente con sabor a él.

Nos acaricia el cabello a ambas alentándonos a seguir, y nosotras no paramos.

Lo escucho disfrutar tanto, que mi vagina ya escurre su peculiar humedad de nuevo, me acaricio el clítoris con una mano y con la otra acaricio el de ella.

Mi delicioso hombre se va a venir, puedo verlo y escucharlo, mi chica toma las riendas y usa sus manos para masturbarlo, hasta que se viene y nos da de beber su delicioso semen, ¡que manjar!

Limpio con mi lengua, todo rastro que queda de su leche en su miembro. Mientras lo sigo observando.

Nos dejamos caer en la cama, haciéndonos suaves caricias, yo me recuesto a un lado de él y mi chica al otro, y nos quedamos adormilados.

«Que gusto en verdad» les digo de pronto

«sí, hay que repetirlo» contesta mi hermosa con una sonrisa coqueta

«Todas las veces que quieran» responde mi delicioso hombre.

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