Capture a una madre y a sus dos hijas para violarlas y hacerles de todo, no importa el daño que les cause solo quiero sentir placer

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Un par de bombillas iluminaban el sótano de una casa que estaba aislada en el campo… El dueño lo había convertido en una mazmorra de perversión sexual… Las pequeñas ventanas rectangulares estaban cerradas y los cristales, durante el día, apenas dejaban entrar la luz natural.

Dentro del sótano, sobre un colchón harapiento en el suelo, una jovencisima muchacha yacía boca arriba, desnuda, con las muñecas atadas a la espalda y los tobillos atados a dos columnas de madera que había al pie de la cama.

¿Quién era esa muchacha?… Se llamaba Anna y acababa de comenzar en la misma Universidad que su hermana mayor, Gwen… Ambas vivian junto con su madre, Melanie en un apartamento pequeño de la ciudad y fueron sorprendidas y capturadas la noche anterior cuando volvían en coche hacia su casa.

Los bonitos ojos marrones de Anna y su largo pelo oscuro combinaban perfectamente con los tonos suaves de su piel… Tenía una bonita nariz y una cara de inocencia que excitaba a su captor.

El hombre, su captor, estaba de pie, desnudo a excepción de una máscara oscura que ocultaba su rostro… Él la miró y sus ojos se detuvieron en sus pechos llenos y firmes, con sus areolas ligeras y sus pezones de aspecto exuberante… La suave piel de su vientre conducía a un fino triángulo púbico en el vértice de sus muslos… Ahora, ese coño abierto, y totalmente expuesto, yacía desnudo e indefenso ante su mirada.

– «Por favor, no me hagas nada», rogó Anna… Ella miró desesperada a los ojos azules de su captor… Eran ojos muy duros.

Junto a la cama, atada a una silla, otra mujer le amenazó en vano, diciéndole:

– «¡No te atrevas a tocarla, monstruo enfermizo!… ¡Deja a mi hija!»

El hombre se volvió hacia la mujer mayor… Sus grandes y voluptuosos senos brillaban tentadoramente con la luz artificial… Al igual que su hija, se le había quitado toda su ropa y estaba sentada en una silla, con sus muñecas fuertemente atadas a los apoyabrazos y sus tobillos firmemente sujetos a las patas.

Melanie, tenía quizás 42 o 45 años y su cuerpo todavía era bonito y curvilineo… Su coño tenía un montículo de oscuros rizos púbicos… Su cabello era mucho más corto que el de su hija y apenas le llegaba hasta los hombros, a diferencia del de Anna, que se extendía casi hasta la parte baja de su espalda.

El hombre enmascarado se alzaba sobre los dos cautivas, alto, fuerte y musculoso… Su polla destacaba, larga y dura. Se inclinó sobre Anna, enmarcando su coño con sus dedos… Luego se volvió hacia la madre y le dijo:

– «¿Ves esto, mamá?… Este es el coño de tu hija… ¿No es bonito?… Has dado a luz a esta chica hace 18 años, y ahora mira en lo que se ha convertido… En una cosita sexy y caliente para disfrutar con ella.»

El hombre escupió en el coño de Anna, frotando la saliva a lo largo de su clítoris… Los ojos de Anna se cerraron mientras gemía y le suplicaba que se detuviera.

– «Eres un monstruo», sollozó Melanie, con los ojos clavando puñales en su captor… – «¡No saldrás de esto!… ¡Hijo de puta!»

– «¿Estás segura?»… El hombre se alejó de la cama y se acercó a la pared del fondo… Varias ‘herramientas’ y ‘juguetes’ estaban colgados en ella… Cogió una larga fusta que tenía un tramo cónico en la punta misma… Con ella dió un fuerte golpe entre las piernas de Melanie… La mujer lanzó un gritó de dolor al recibir el golpe en su coño.

– «¿Estás en condiciones de hacer amenazas, mamá?»… Él se inclinó y la miró expectante… Los ojos de Melanie ardieron de furia y ella le escupió en la cara… La saliva brilló en su máscara mientras él se levantaba con una risa oscura.

– «Tienes caracter, perra… Me pregunto si tu hija pequeña es tan decidida como tú»… Se volvió hacia Anna, cuyos ojos estaban paralizados mirando la polla que palpitaba entre sus piernas.

– «¡No la toques!», gritó Melanie… – «¡No te atrevas a tocarla!»

Pero el hombre enmascarado ignoró las súplicas de la madre… Escupió en el coño de Anna otra vez, frotando con su saliva a lo largo de sus labios y luego frotando suavemente su clítoris… Observó a la chica retorcerse rechazando estas caricias.

– «Por favor…», gimió Anna mientras sacudia su cabeza de lado a lado, con los ojos cerrados… – «Por favor, deje de tocarme.»

El hombre dejó la fusta a un lado y con su mano palpó sus jóvenes pechos… Le encantaba la sensación suave de estos… Mientras los acariciaba vió que eran muy receptivos pues sus pezones se endurecieron y convirtieron en pequeños picos… De repente, pellizcó un pezón y luego el otro.

– «¡UuuGH!», gritó Anna.

– «¿Estás empezando a disfrutar de mi toque, pequeña puta?… Está bien… Dile a tu mamá cuánto te encantará tener mi “mascota” en tu coñito… Díselo, niña».

– «¡Nooo!… Déjame ir!», gritó Anna con una sorprendente llamarada de coraje.

– «¿Dejarte ir?»… gruño el hombre… – «Perra ingrata… Te ofrezco placer y esto es lo que consigo… Lo he intentado con dulzura… Ahora voy a intentarlo de forma dura y desagradable para tí.»

Dicho esto, el hombre enmascarado recogió la fusta y la golpeó con fuerza entre las piernas de la joven… Su cuerpo se retorció cuando el fuerte golpe resonó en el sótano al tiempo que gritaba con desespero… Su coño se crispó cuando él lo golpeó una y otra vez con la fusta, sin mostrar ninguna piedad con ella… Y la golpeó durante aproximadamente 10 minutos seguidos, hasta que los labios de su coño quedaron rojos e hinchados por los golpes… Esto los hizo más sensibles para lo que el hombre había planeado a continuación.

Todo el tiempo, Melanie había estado gritando para que dejara de golpear a su hija… Ella había pasado de las amenazas a las súplicas balbuceantes.

– «Por favor, golpéame a mí… ¡Haz lo que quieras conmigo!… ¡No golpees a Anna!… ¡Por favor, detente!», lloró Melanie.

Finalmente el hombre dejó de golpearla… Miró a la adolescente y vio que sus pechos se agitaban menos a medida que su ritmo cardíaco se reducía gradualmente hasta la normalidad… Se acercó entonces a la madre y su polla se balanceó frente a su cara.

– «¿Quieres que tenga piedad de tu hija?», le dijo.

– «¡Sí… Ten piedad de ella!», le contestó Melanie con ojos suplicantes.

– «No eres tan feroz ahora, eh perra… ¿Dónde están tus amenazas ahora?»

La hermosa cara de Melanie se arrugó y le dijo de nuevo:

– «Por favor, haz lo que quieras conmigo… Haré lo que me pidas… Por favor, no lastimes a Anna… o a Gwen… ¿Qué… qué has hecho con Gwen?»

El hombre cogió la barbilla de Melanie de forma cruel y le respondió:

– «¿Quieres ver a tu hija mayor?… Aprende a obedecer, y tal vez te deje verla… Demomento, cuando te dirijas a mí, llámame Amo… ¿Lo has entendido, perra?»

– “Si, Amo”, respondió cabizbaja en señal de humillación y resignación… Iba, sin saberlo, a comenzar su degradación ante su hija.

Él retiró su mano y presentó su alargada polla a los labios de Melanie.

– «Vamos a mostrarle a tu pequeña cómo chupar la polla… Empieza a mamar, mamá… Si me muerdes, será lo último que harás… Mi amigo, que está en el piso de arriba bajará y os matará a las dos.»

Melanie gimió con reticencia, pero abrió la boca de par en par… Sus labios presionaron alrededor de su virilidad creciente y comenzó a chupar ruidosamente, tragando polla… Los testículos del, ahora, Amo, se movieron al ritmo de su pelvis mientras le clavaba su pene tan profundamente en su boca, que notaba como le bajaba por su garganta… Melanie se esforzó por tragar su enorme miembro… Sus mejillas estaban ahuecadas mientras lo chupaba y acunaba con su lengua.

– «¡Uuuuh!… ¡Mmmm!… ¡UuuGH!» gimió Melanie con la polla casi por completo dentro de su húmeda y cálida boca… Sus ojos se humedecieron cuando lo tragó todo… Sus grandes pechos se agitaban mientras ella gorgoteaba desesperadamente en su gran pene.

– «Aaaah… Eres una buena chupapollas»… El ahora ya Amo, se volvió hacia la chica horrorizada atada a su cama y le dijo:

– «¿Ves qué puta es ahora tu madre, niña?… Fíjate bien para cuando lo tengas que hacer tú»… Él, con su mano presionó la cabeza de Melanie mientras su pesada bolsa escrotal golpeaba suavemente su mentón con cada una de sus cortas embestidas, al tener casi toda su polla metida en la boca de la mujer… Ella estaba esforzándose mucho ahora y apenas podía respirar… Le lloraban los ojos y comenzó a ahogarse… Justo cuando parecía que podría desmayarse, el Amo sacó su polla de su boca… Suslabios gotearon pre-semen y él se limpió más pre-semen que salía de la cabeza de su polla a lo largo de una de las mejillas mojadas por las lágrimas de la mujer.

– «No está mal, perra… Le diste a tu hija una buena lección de cómo mamar una polla… Vamos a ver si ella está lista para devolverte el favor… Tu niña y yo te mostraremos ahora cómo se folla a una maldita puta… ¿No suena eso a divertido?»

Cuando el Amo volvió a la cama donde estaba atada Anna, Melanie se retorció frenéticamente en su silla, haciendo que ésta se inclinara hacia un lado mientras gritaba.

– «¡NOooo!… No violes a mi hijita, Amo… Por favor… Te lo suplico», le gritó desesperada.

Para entonces, el Amo ya se había arrodillado entre las piernas de Anna… La bulbosa cabeza de su gran polla estaba en la entrada de su indefenso coño… Los ojos de Anna se abrieron de par en par con miedo, mirando hacia abajo al pollón que estaba a punto de violarla.

Luego, en el último segundo, el Amo retrocedió y vio a Anna dar un gran suspiro de alivio… Se inclinó, tirando de la silla de la madre de con fuerza… Sus bíceps se hincharon mientras recolocaba la silla… Se arrodilló y miró fijamente a la cara de la madre.

– «¿Quieres salvar a tu hija de ser violada?»

– «¡Sí, por favor… Haré lo que sea!», gimió Melanie.

– Él abofeteó a Melanie… «Llámame ‘Amo’, perra.»

– «Amo, por favor,… no violes a mi hija», dijo Melanie, temiendo que viera odio en su mirada por el toque de desafío hirviendo a fuego lento, apenas reprimido.

El Amo acarició la otra mejilla de Melanie, la que no estaba pegajosa con su pre-semen.

– «¿Quieres que le perdone a tu hija?… Bien, pero con una condición… Le vas a lamer el coño y le chuparás el clítoris hasta que se corra en tu cara.»

Los ojos de Rhonda se abrieron de par en par con sorpresa.

– «¡Noooo!… No… no puedo… Eso es tan… ¡tan ABERRANTE!»

– «Perra estúpida, ¿crees que puedes decir que no?»… El Amo pellizcó con fuerza cada uno de sus pezones y luego se inclinó para tirar de sus rizos púbicos.

– «AAAHHH !!», grito Melanie.

– «Bien… Mírame entonces violar a tu preciosa niña.»

El Amo volvió al colchón justo cuando las palabras finalmente salieron volando de la boca de Melanie.

– «¡No, espera!… ¡Lo haré!… ¡Por favor!… Lo haré, Amo.»

El Amo se volvió con una sonrisa maliciosa escondida debajo de su máscara.

– «¿Cambiaste de opinión?… Muy sabia decisión, mamá… Voy a colocarte para que puedas hacerlo».

El Amo desató sus muñecas primero, pero le mantuvo sus tobillos atados mientras él volvía a atar las manos de la mujer detrás de su espalda… Sólo entonces desató cuidadosamente sus tobillos.

Con una mano alrededor de su nuca, empujó a Melanie hacia el colchón y la obligó a tumbarse boca abajo sobre las sábanas… Colocó la cara de la mujer justo entre las piernas de su hija… Melanie quedó mirando la abertura rosada de su hija adolescente… Los labios y el clítoris de Anna todavía brillaban por la saliva de su captor.

– «¿Qué estás esperando, mamá?… Comienza ya… Saca tu lengua… ¡Lame a la perra!», le dijo el ahora, Amo.

Con un sonoro golpe, la fusta del Amo se estrelló contra la espalda de la madre causandole un fuerte dolor.

Anna estaba ahora mirando a su pobre madre con ojos de incredulidad… Pero la hija también sintió una extraña sensación… El hecho de que su madre estuviera dispuesta a degradarse a sí misma de esta manera para salvar a su hija de algo mucho peor, no pasaba desapercibido en ella… La joven miró a su madre con tristeza y perdón… Incluso, en los rincones más recónditos de su mente, siempre se había preguntado qué se sentiría tener la lengua de otra mujer en el coño… Era algo de lo que ella y su hermana Gwen habían hablado con anterioridad.

– «Está bien, mamá… Haz lo que él quiere… Lo sé… Sé que no es tu culpa», murmuró Anna.

Melanie se estremeció de nuevo cuando el siguiente golpe de fusta del Amo se estrelló contra su nalga izquierda… Anna odiaba ver a su madre golpeada tanto como Melanie odiaba ver a su hija atormentada… Otro golpe de fusta llevó a Melanie directamente al sexo de su hija, arrancando un gemido largo y lastimero de sus labios.

– «¡Por favor mamá, haz lo que él quiere para que deje de golpearte!», suplicó finalmente Anna y esto pareció desmoronar la última de la resistencia de la mujer… Ella se inclinó hacia delante… Su lengua se movió tentativamente contra el pequeño coño de su hija… Inmediatamente Anna se puso rígida… Un placer sexual se extendió entre sus piernas cuando la lengua de su madre comenzó a lamer a lo largo de los labios de la hija para luego deslizarse por los cálidos pliegues antes de girar alrededor de su clítoris una vez más.

El Amo retrocedió, dejando descansar la fusta… Observó a sus dos cautivas atentamente… Su polla se endureció cuando vio a la madre comer el sexo de su hija… Lo que comenzó como el sonido de lamer y chupar, y los pequeños suspiros de Anna, pasaron a convertirse lentamente en otra cosa… Poco a poco, los pezones de Anna se endurecieron en pequeños brotes rosados… Su coño humedecido comenzó a impregnar el sótano con una cierta fragancia a sexo… La lamida de la madre comenzó a llenar la habitación con los ruidos húmedos que sólo un coño completamente excitado trae consigo.

El captor enmascarado puso una mano en la parte posterior de la cabeza de Melanie, empujando su rostro con fuerza hacia la punta del sexo de su hija donde se encuentra el clitoris.

– «Chúpale el clítoris», le ordenó.

Melanie, gimió… Sus dientes rozaron el clítoris de su hija mientras chupaba frenéticamente el pequeño saliente de nervios que podía crear la explosión de sensaciones más poderosa que cualquier otra en una mujer… Lamió, sorbió y engatusó el clítoris y también el coño de su hija, sumergiendo la lengua en los cálidos pliegues húmedos que pronto se empaparían… Sintió que el cuerpo de su hija respondía… Sintió que las caderas de su hija chocaban con su rostro, mientras más lamía y chupaba fervientemente el sexo de su hija… Todo lo sintió tan, tan mal… como una violación… Y, sin embargo, darle a su hija estas sensaciones placenteras, cuando podría ser mucho peor, la tranquilizaba… Saber que podría estar salvando a su hija de tener la polla dura de este hombre dentro de este mismo coño, la calmaba… Saber que estaba salvando a su hija de ser violada, le aliviaba… Todo eso le dio la fuerza y ​​el celo necesario para acariciar amorosamente el coño de su hija mientras su lengua acariciaba el clitoris.

Mientras tanto, su secuestrador sacó un cuchillo del estante en la pared y hábilmente cortó las cuerdas que le ataban las muñecas a Melanie.

– «Adelante, mamá… Ahora puedes tocar el coño de tu hija mientras lo chupas… Continúa con el buen trabajo que le estás haciendo a menos que quieras que azote de nuevo los labios del coño de tu hija.»

– «Por favor, lo estoy haciendo», suspiró Melanie.

Ella contempló el brillante sexo de su hija mientras movía sus brazos y sus manos llegaron al coño de su hija… Despacio, deslizó un dedo en el suave y húmedo orificio vaginal de Anna y comenzó a bombear a un ritmo constante… Ahora, su lengua recorria el clítoris de su hija a la vez que, con el dedo, follaba a ese joven coño… Ella sabía perfectamente cómo respondería su hija… La pobre chica tendría una única opción: correrse.

– «¡Ooooh!… ¡Ooooh!», gimió, Anna… Sus pechos se agitaban ahora… Sus pezones estaban muy duros… La chica estaba  definitivamente en camino de alcanzar el orgasmo… Su cuerpo se retorcía frenéticamente en la cama… Sus manos atadas a la espalda se apretaron cuando los músculos de su coño también se apretaron con los dedos de su madre dándole pequeños empujones en su raja… Melanie combinaba los empujes de los dedos con su lengua y podía sentir los jugos de su hija goteando en su paladar, unos sabores agridulces que le gustaron a pesar de las terribles circunstancias en que los segregaba.

– «¿Estás casi, perra?… ¿Te va a correr ya mamá?”, le gruñó el Amo… Se arrodilló cerca de la parte superior del colchón, acariciando el cabello de Anna con una mano, mientras acariciaba suavemente sus preciosas tetas con la otra mano… Ahuecó una de esas tetas, sintiendo el pezón tieso en su palma de la mano.

– «Sí, pequeña perra… Te está encantando todo esto, ¿no?… Tu mamá es una puta lesbiana que te lame muy bien el coño… Esto que te está haciendo es muy especial, pues te demuestra el amor de una madre por su hija a pesar de ser un incesto.»

El Amo miró a Melanie, que ahora estaba febrilmente follando con los dedos a su hija y chupando profundamente el clítoris de la joven.

– «¡Mmmm!… ¡Uhhh!… ¡SLURP!»… Melanie podía sentir a su hija apretarse… La notaba muy cerca de correrse… Sus fluidos habían pasado de ser un goteo a un río… Se iba a correr de un momento a otro.

– «¡Mamá!… ¡Oh Dios!», gritó, Anna… Sus manos se apretaron y ella empujó su entrepierna bruscamente a la cara de su madre… Luego se estremeció y su coño se contrajo mientras se preparaba para tener el mayor orgasmo de su joven vida… – «Oooh, Dios… Por favor… Ooooh, por favor… Ooooh…»

– «¿Por favor qué, perra?», gruño el Amo… Él acarició la mandíbula de la joven y la miró a los ojos con su penetrante mirada… – «Dilo… Pídele a tu mamá que te haga correrte… Hazlo o la lastimaré… ¿Quieres eso?»

– «Mamá, por favor, haz que me corra!», gritó Anna… – «AAAHHH… ¡Oh Dios!… ¡OoooH!»

Sus ojos se vidriaron de placer… Los dedos de su madre acariciaron su punto G y los dientes rozaron su clítoris mientras ella chupaba con fuerza, manteniendo una presión firme e insistente que la llevó a una inevitable rendición.

Luego sucedió lo previsible… El coño adolescente de Natalie se crispó violentamente cuando el orgasmo le llegó… La adolescente se tensaba y arqueaba violentamente la espalda… Sus fluidos mojaron la cara de su madre, empapando el colchón, goteando por la barbilla de ésta y llenando su boca con el dulce sabor empalagoso de la crema de coño… Sus piernas continuaron temblando mientras su esbelto cuerpo se estremecía, su coño se convulsionaba y echaba más fluidos, hasta que por fin, como una muñeca inerte y sin vida, la sexy adolescente yacía completamente inmóvil sobre la cama, jadeando como si acabara de correr dos maratones.

– «No está mal, mamá… ¡Tu hija acaba de tener el orgasmo de su vida!… Estoy impresionado.»

Los ojos aturdidos de Anna lograron mirar hacia arriba, transformadose de horror al ver el rostro de su madre brillando por sus fluidos sexuales.

La mano del Amo ahuecó la barbilla de Melanie, levantando la cara de la mujer para que su hija pudiera ver mejor la maldita evidencia de su lujuria.

– «¿Ves, niña?… Tu madre es una verdadera puta, igual que tú.»

– «No, no… No lo soy», gimió Anna… – «Mamá tampoco es una puta… ¡Bastardo!»

– «¿Crees que puedes llamarme bastardo, perra?… ¿Crees que no te voy a castigar por insultarme?»

El Amo golpeó el coño de Anna con una dura palmada… La chica gritó, agitándose impotentemente, pero las cuerdas mantenían sus piernas muy separadas, dejando su coño indefenso y expuesto.

Melanie se tensó cuando el Amo la agarró por el cuello.

– «Has oido como tu hija me ha faltado al respeto y eso un Amo no lo puede permitir jamás… Así que nuestro trato ha terminado… Y eso sin mencionar que ver tu actuación de madre e hija ha dejado mi polla más tiesa que un poste… Es hora de que tu hija y yo tengamos una buena y largo follada.»

– «¡Nooo… Por favor… Lo prometiste!», sollozó Melanie

Pero el Amo simplemente se puso de pie y caminó hacia la pared, agarrando de nuevo su cuchillo a medida que avanzaba… Colgó el cuchillo y tomó algo de la pared… Algo obsceno… Era un consolador triple… Tenía uno corto en un lado, otro largo y grueso en el centro y un enorme pene aún más largo y grueso, en la cara opuesta, que incrustado en un coño, indudablemente, sería doloroso tenerlo ahí dentro.

– «Te he secuestrado a ti y a tus hijas, perra… Lo que sea que haya prometido hace un momento, como soy un secuestrador, ¿qué te hace pensar que no soy también un mentiroso?»… La risa oscura del Amo casi hizo que el corazón de Melanie se detuviera… – «Aquí están tus elecciones, perra… O me dejas atar esto en tu coño y tendrás que follar duro a tu hija con este strap-on hasta que chille… O puedes dejarme violar a tu hija, que al menos será mucho menos doloroso para ella… Elije.»… El Amo colgó el horrible dispositivo de correa delante de la expresión de asombro de Melanie.

– «Bueno, mamá… ¿Qué decides?»

La hermosa cara de Melanie se derrumbó en algo que lindaba con la desesperación… Con gran pesar, miró a su hija… Anna estaba luchando en sus ataduras… Sus ojos suplicaban.

– «¡Por favor no obligues a que mi me mamá haga eso!», suplicó Anna.

El Amo abofeteó a la chica lo suficiente como para asustarla y hacerla callar.

– «Quédate callada, pequeño coño… Tu mamá y yo estamos llegando a un acuerdo»… El Amo se deslizó en la cama y buscó entre las piernas de Melanie… Ella se estremeció cuando los dedos de éste acariciaron su coño, frotando suavemente su clitoris y sus labios vaginales… – «¿Cuál es tu respuesta, mamá?… No me gusta que me hagan esperar»… Sus dedos se deslizaron más profundamente en el coño de Melanie, explorándola aún más íntimamente mientras le susurraba al oído… – «Tu hija puede tener mi polla en su coño o puede tener su coño roto por ese enorme consolador con esas horribles mini espinas… ¿Te dje que también cubriré ese consolador con salsa picante, sólo para aumentar las sensaciones?»

Eso finalmente incitó a Melanie a responder, a pesar de que odiaba lo que estaba a punto de decir… Tembló con los dedos del Amo dentro de ella, bombeando su arrebato indefenso.

– «Ooooh… Está bien… Por favor, no use el consolador, señor.»

– «Llámame AMO».

Ella se estremeció… – «Sí, Amo… Por favor, no uses el consolador… Por favor, fóllate a mi hija»… No podía creer que esas palabras hubieran salido de sus labios, pero lo había hecho… Esto estaba muy mal pero era necesario para salvar a su pequeña niña de todo el dolor que pudiera… Todo lo demás era ya secundario.

El captor enmascarado lentamente retiró sus dedos de su coño.

– «Eso está bien, pero aún no estoy convencido de que seas completamente dócil»… Se volvió hacia Anna y sus ojos ardíande lujuria… – «Tú también, pequeño coño… Necesitamos purgar esos últimos retazos de desafío de tu cabecita tonta, pero no te preocupes… Tengo una idea sobre cómo hacer eso.»

El hombre musculoso, desnudo a excepción de su máscara oscura, salió de la cama y caminó hacia un baúl con bisagras de hierro oxidado… Abrió el baul y sacó un grueso grillete con una cadena… Volvió a la cama y ordenó a Melanie:

– «Siéntate cerca de la parte superior de la cama y extiende tu tobillo derecho hacia mí»… Melanie hizo lo que le dijo… La decepción la inundó cuando el Amo colocó el grillete alrededor de su tobillo y luego aseguró la cadena a un anillo de hierro colocado en el suelo… Con ello el Amo se aseguraba que Melanie tendría un amplio rango de movimiento en la cama, pero ella no iría a ninguna parte.

Melanie miró con nostalgia el cuchillo en el estante… Ella había esperado que cuando este hombre cruel estuviera ocupado con su hija, ella podría aprovechar la oportunidad para conseguirlo y tal vez cortarle la garganta … Sus esperanzas se desvanecieron… Ella bajó la vista.

Lo oyó volver al estante, agarrando de nuevo el cuchillo antes de volver… Ahora el Amo se volvió y miró la figura tendida de Anna… Su cuerpo desnudo era tan exuberante, tan joven, sus pechos como contornos perfectos esperando ser acariciados, su abertura rosada suplicando ser llenada por la polla de un hombre.

– «Mírala, mamá… Tu hija es muy bonita, y pronto, ¿sabes qué?… No sólo me vas a ver follar a tu linda hija, sino que que vas a escucharla, suplicándome que lo haga».

Natalie palideció y dijo:

– «¡No… No voy a suplicarte que me violes, bastardo!»

Esos ojos fríos y azules se entrecerraron detrás de la máscara mientras gruñía.

– «¿Es eso así, perra?»… Apoyó la parte plana de su frío cuchillo contra la pendiente superior del pecho izquierdo de Melanie… La madre estaba temblando ahora… Sus ojos llenos de terror se centraron en ese borde de acero frío.

– «Escúchame, joven zorra, quiero que digas: ‘Por favor, Amo, folla mi coño'».

La mirada implacable del Amo cambió a Melanie.

«Y tú, mamá, quiero que repitas: ‘Por favor, folla a mi hija’.»

Hubo un tramo de silencio… La tensión llenó el aire tan espeso que el cuchillo del hombre enmascarado podría haber cortado a través de él… Lentamente giró el borde de la hoja para que estuviera a punto de cortar la piel del pecho de Melanie… Fue entonces cuando escuchó un susurro apenas perceptible… Era la voz de la adolescente.

– «P-Por favor, Amo, folla mi coño», murmuró Anna.

El hombre enmascarado colocó la punta de su cuchillo sobre el pezón izquierdo de Melanie y respondió:

– «No puedo oírte, pequeño coño.»

– «¡Por favor, Amo, folla mi coño!», gritó ahora Anna.

El hombre enmascarado se volvió hacia la cara surcada de lágrimas de Melanie y le preguntó:

– «¿Y qué dices, mamá?»

Melanie contuvo un sollozo y dijo:

– «Por favor, Amo, f-folla a mi hija.»

Continuará….

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