Comenzó como una visita a la peluquería. Término en algo más caliente y sucio

Rate this post

El peluquero turco.

Llevaba unos meses viviendo en esta nueva ciudad. La verdad que no me gusta mucho ir a cortarme el pelo, normalmente aguanto como tres meses.. Cuando vivía en mi ciudad siempre iba a la misma peluquería y la verdad ninguna otra me gustaba como aquella.
Ya había ido a cortarme el pelo a un par de sitios desde que estaba en Londres. La primera vez en una peluquería unisex, básicamente era para mujeres pero si algún hombre se acercaba también lo atendian. El dueño era un señor de unos cincuenta y muchos años, casado con una señora española y con mucha pluma. El segundo sitio, era una barbería normal, un chico de unos 35-40 años, nada especial. La verdad que no volví a ninguna de las dos peluquerías ya que me cortaron el pelo bastante clásico y no era exactamente lo que andaba buscando. Tampoco quería que me cortasen el pelo tipo futbolista pero algo mas acorde a mi edad.
Debió de pasar un año que ya me había mudado y siempre me iba fijando en las peluquerías, ya que me apetecía encontrar alguna que fuese mas juvenil digamos.
Un día caminando, de camino a casa encontré una bastante cerca. Había como 5 peluqueros y varios clientes esperando. Parecía popular. Si no recuerdo mal se llamaba Dino.
Decidí apuntarlo para la próxima vez que necesitase cortar el pelo.

Un día que estaba de descanso entre semana decidí ir a cortarme el pelo serían las 12 mas o menos, no tenía planes hasta la tarde.
Me dí una ducha rápida y me puse un chándal, no quería llenar de pelos mi otra ropa. y me dirige a la peluquería Dino.

Al ser la hora de comer en este país no me extrañó que solo hubiese tres peluqueros a esas horas. La verdad que no había ningún cliente. Uno de ellos estaba en la recepción, 45 años aprox, alto y bastante corpulento. Al fondo había un chico de unos 21 años, camiseta blanca, piel bronceada, pantalón negro ajustado y una cara hermosa. El tercer peluquero estaba sentado en una de las sillas de cortar el pelo, tendría unos 30 años, con barba corta y bien arreglada, no era muy alto, unos 170, cuerpo normal, se le notaba un poco fibrado.
Al entrar por la puerta, los tres me saludaron, yo me dirigí al fondo ya que pensaba que el joven que estaba al fondo sería el que me cortase el pelo, pero cuando llegando al que estaba sentado se levantó y rápidamente me guió para que me sentase en la misma silla en la que el estaba segundo antes.
La verdad que yo quería que me cortase el pelo el jovencito, era muy guapo.

Me senté en la silla, rápidamente me colocó la capa para no ensuciarme mucho y me preguntó como quería cortarme el pelo.
Comenzó a cortarme el pelo por la parte de atrás.
La verdad es que iba bastante despacio, pero bueno no tenía mucha prisa.
Estábamos hablando de cosas normales cuando no conoces al peluquero.. Yo le miraba por el espejo mientras hablábamos, aunque de vez en cuando me fijaba y seguía al jovencito con la mirada, aunque el no me prestaba mucha atención. A los pocos segundos escuché como se despedia de sus compañeros y se iba, supongo que sería su hora de ir a comer.
La charla continuaba y aún seguía cortando la parte de atrás. Ahora ya solo lo miraba a el cuando hablábamos. La verdad que me estaba empezando a parecer atractivo.
Se puso a mi derecha y comenzó a cortarme el pelo por ese lateral. Yo seguía con mis manos apoyadas en el reposabrazos y me dí cuenta de que su pierna estaba bastante cerca de mi mano, aunque no había contacto alguno.
Eso me excitó un poco, pero tampoco quería forzar el contacto .
De vez en cuando hablaba con su otro compañero en otro idioma, no sé de que hablarían ya que no entiendo tuco, pero no eran conversaciones muy largas.

Continuaba cortando por mi derecha, y notaba como su pierna izquierda estaba apunto de rozar mi mano. Al cabo de unos segundos, tenía su muslo pegado a mis dedos. Yo decidí no mover la mano, y el optó por no retirar su pierna.
La verdad que su pierna no era lo que mas apetecía rozar en ese momento, pero bueno algo es algo.
Se pasó a mi lado izquierdo, ahora el le estaba dando la espalda a su compañero. Pensé que ahora podría tocar algo mas que ese duro muslo. Se entretuvo cortando por mi izquierda, realizó la misma táctica, pegó su muslo contra mi mano. Pero esta vez el contacto fue mucho mejor. Directamente estaba apoyando todo el peso contra mi mano. Yo le seguía mirando por el espejo, quería comprobar si su bulto comenzaba a crecer. Como seguíamos hablando nuestras miradas se cruzaban todo el rato.
Creo que alguna vez me pilló mirándole a su entrepierna.
Acabó de cortarme el pelo por los laterales y le había pedido que me cortase el pelo con tijera por la parte de arriba.
Colgó su maquinilla y se acercó a por las tijeras.
Se puso entre el espejo y mis piernas, una pierna estaba entre mis dos piernas y la otra la tenía a mi izquierda. El cerró las piernas y con las suyas apretaba mi pierna izquierda. Aquello no era un roce, directamente estaba aprisionando mi pierna. Después de unos segundos así, dejó de apretar y con la misma postura acercó su entrepierna al reposabrazos.
Por fin notaba su entrepierna chocando contra mi mano izquierda. La verdad que el no tenía el rabo duro, pero seguramente estaba empezando a crecer. Yo en ese momento ya tenía la polla con un tamaño mas grande de lo normal.

Seguimos así unos minutos, se cambió a mi otra pierna y volvió a apoyar su entrepierna en mi mano.
Algo le dijo su compañero, que estaba cogiendo una chaqueta. Este le pidió que por favor cerrase la puerta al irse. En ese momento nos quedamos solos los dos en la peluquería.
Continuamos con esos roces, el me rozaba con sus piernas mientras yo acariciaba su entrepierna por encima del pantalón.
Noté como su rabo empezaba a endurecerse, las caricias pasaron a ser tocamientos mas directos. Mi pelo ya estaba casi listo, quedaban algunos retoques por las patillas, la parte de atrás…
Me pasó el secador para retirar los pelos que había por la capa y retiro esta.
Yo seguía con mis manos en el reposabrazos. Me quitó la capa, me mostró el corte con un espejo y me dijo
-Que mas puedo hacer por ti?

Nunca me habían echo esa pregunta en la peluquería. A lo que yo directamente no respondí.
Lo miré fijamente a los ojos a través del espejo y lentamente fui bajando la mirada hasta posarla en su abultado pantalón. Este, que seguía mi mirada fijamente a través del espejo, volvió a pegar su entrepierna a mi mano.
Esta vez ya no me conformaba con tocarla por encima del pantalón.
Pasé mi mano lentamente tocando su entrepierna, apretándole para dejar que se dibujase la forma de polla en el pantalon. Lentamente bajé su cremallera con una mano, mientras con la otra agarraba sus pelotas.
Me sorprendió que no llevaba ropa interior, me hubiese gustado deleitarme metiendo su rabo con sus gayumbos lentamente en la boca. Me tuve que conformar con chupársela directamente. Comencé lamiendo sus ingles mientras mi mano ahogaba su polla. Serían unos 16 cm de polla circuncidada y con un grosor importante. Tenía el vello recortado, bastante cortito como a mí me gusta. La verdad que se le veía un hombre bastante peludo.
Acerqué mi boca cerrada a su capullo. No pude resistirme mas y la metí lentamente en mi boca. Parecía gustarle. Acariciaba mi pelo con una mano y con la otra acariciaba mi muslo. La mano que acariciaba mi muslo cada vez se acercaba mas a mi entrepierna, que estaba apunto de reventar.
Le empecé a hacer una buena comida de polla, el se apoyaba en con una mano en el respaldo de mi asiento y con la otra comenzaba a pajearme por encima de mi pantalón. Sin sacar su polla de mi boca, bajé mis pantalones, no me había dado cuenta de que yo tampoco llevaba ropa interior.
Le desabroché su pantalón que calló en el suelo rápidamente. Ahora podía ver ese culito redondo por el espejo, se notaba que estaba depilado, ya que por la espalda y por la parte alta de sus piernas tenía bastante pelo.
Le dí media vuelta, le acariciaba su culo, le lamí una nalga, luego la otra. Le pasé mi lengua entre sus nalgas sin abrir. El se arqueó y por fin me ofreció su culo. Me dediqué a comerle el culo, le daba alguna cachetada cariñosa mientras con mi otra mano agarraba sus huevos. Escupí en mis dedos y comencé a jugar con ellos en la entrada de su culo. Ahora podía observar la cara de placer que ponía cada vez que mis dedos se acercaban a su entrada. Seguí comiendo su culo, se notaba bastante dilatado.
Noté como se estaba quitando sus zapatos y seguido se zafaba de sus pantalones.
Se puso frente a mí, a puntando con su gruesa polla a mi boca, me abalancé hacia ella, pero rápidamente la sacó de mi boca.
Puso sus manos en mis rodillas, bajó mis pantalones hasta mis tobillos, se agachó y empezó a comerme la polla.
Que bien se sentía, me estaba haciendo una mamada muy húmeda, escupía mi rabo y se lo metía hasta el fondo.
Tiró de mis piernas un poco hacía delante. Mi culo estaba justo al borde de la silla. Puso sus piernas sobre el reposabrazos encajando la entrada de su culo justo en la punta de mi polla y la suya quedaba a escasos centimetros de mi cara.
Yo le abría con mis manos su culo lubricado con mi saliva, y el lentamente iba dejándose caer en mi polla llena de babas de su mamada.
Se estaba follando lentamente con mi polla, yo veía por el espejo como iba perforándose tranquilamente. Se culo se sentía prieto, no debían de follarlo muy a menudo. Por fin logró meterla entera, descansó , pegó su cara a la mía y nos dimos un beso caliente mientras mi polla palpitaba a la par que su culo.

Comenzó a subir y bajar lentamente, estuvimos así durante unos minutos. De vez en cuando yo le daba embestidas fuertes y rápidas a los que el contestaba con gemidos.
Su postura no era muy cómoda para el y le propuse ir al sofá donde los clientes se suelen sentar a leer una revista mientras esperan.
De un empujón lo puse boca abajo, estirado en el sofá. Abrí un poco sus piernas con mi rodilla, puse mis manos a la altura de sus hombros y le clavé mi polla de golpe, la dejé por unos segundos dentro, sin movernos. Parecía gustarle.
El acercó sus manos a su culo, intentando abrirlo. Repetí esas embestidas unas cuantas veces. Le encantaba que le clavase la polla de golpe.
Después de unos minutos le pedí que se pusiera a cuatro patas.
Ahí mis embestidas eran mas rápidas y cortas, estuvimos follando así por unos minutos.
Me dijo que estaba a punto de correrse, yo estaba cerca de acabar también. Se incorporó con mi polla aun metida hasta el fondo, giró su cabeza y buscaba mi boca con la suya, pero no le besé. Le dí una leve bofetada y que siguió con un escupitajo en su acalorada mejilla. Rodeé su cuello con mi brazo y ahí lo acerqué a mi boca. Un fuerte gemido salió de su boca cuando nuestros labios se rozaron.
Saqué lentamente mi polla de su culo. Me pidió que me tumbase boca arriba en el sofá. Me quitó mi sudadera, mientras seguíamos besándonos. Yo le desabroché su camisa y el acabó de quitársela. Volvió a sentarse en mi polla mientras yo agarraba sus huevos con una mano y le pajeaba con mi mano llena de saliva esa gorda polla circuncidad. Ambos estabamos a punto de estallar.
Noté como su culo se contraía, mi polla comenzó a dar espasmos mientras intentaba meterle mi polla hasta lo mas hondo de su culo. Quería llenarle de leche hasta bien adentro. Su polla empezó a disparar chorros de semen. El primero de ellos fue directo a mi pelo, dejando su rastro por toda mi cara. El segundo llegó directamente a mi nariz que goteaba directamente en mi boca, seguía corriéndose por mi cuello, mi pecho y dejando un gran charco de semen en mi abdomen. Mi polla a su vez estaba inundando de leche ese culito redondo perfecto que ya no se notaba tan prieto como antes.
Yo apuraba a lamerme los restos de semen que caian a mi boca directamente de mi nariz, tarea que mi peluquero me ayudo recogiendo con su lengua restos de semen de mi pecho y acercando a mi boca. La verdad es que yo estaba empapado de su corrida, desde mi abdomen hasta el pelo y comenzaba a notar como de su culo empezaba a salir la leche aun caliente que yo había soltado minutos antes.
Seguimos besándonos por unos minutos hasta que con nuestros cuerpos conseguimos secar la mayor parte de las manchas de semen.
Se levantó, me acercó una toalla para limpiarme un poco. El hizo lo mismo con otra. Me lavé un poco la cara en el grifo de lavar las cabezas ya que tenía algún resto ya reseco en mi nariz. Comprobé que mi pelo estaba sucio de su corrida.
Nos pusimos la ropa y me sentó en el lava cabezas.
Comenzó a lavarme la cabeza, recreándose en el masaje que me estaba dando. Me secó la cabeza con otra toalla. Estiró su cabeza por encima del lava cabezas y volvió a besarme.
Fui en dirección a la caja para pagarle por el corte de pelo, se negó a coger mi dinero. Escribió su numero de teléfono en un papel y me dijo que la próxima vez que necesitase un corte de pelo le mandase un mensaje con antelación, para decirme cual sería el mejor dia y hora para poder cortarme el pelo con calma.
Sobra decir que por fin encontré mi peluquería después de tanto tiempo y que ahora ya no me corto el pelo cada tres meses. Es más, ahora suelo ir una vez por semana para que me afeite y me arregle las patillas.
Eso sí, le dije que volvería solamente si me dejaba pagar por el corte de pelo o afeitado despues de un buen polvo.

Muchas gracias por todos los e-mails que me enviasteis con el anterior relato. Si a alguien le tardo un poco en contestar es por que estoy recibiendo muchos e-mails para que os mande las fotos. Estoy respondiendo a todos lo mas rápido posible. Muchas gracias de nuevo pero me gustaria tambien que comentaseis en los relatos también y no solo por privado.
Un saludo y pronto subiré mas!

Deja una respuesta 0

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *