Con las manos atadas y arrodillado ve como otro se folla a su novia
Por fin Juan es un cornudo.
Acabo de ver las fotos que me has enviado de tu mujer. Ya sé que te ha costado convencerla. Dila de mi parte que tiene unas tetas magnificas. Y que estoy deseando tocárselas.
Desde que he hablado con ella por teléfono y ha dicho que sí, no paro de imaginarme a esa puta desnuda. Sí, a esa puta. Se lo llamo aunque a ti no te guste. Me da igual.
Me la imagino a cuatro patas en tu cama, con esas bolas colgando. Uuuunnnnnmmmm…
Quiero verla desde atrás. Ese culito… y asomando por debajo, los labios de su coño. Pero no nos precipitemos… vamos a prepararlo con calma.
¿Que qué vas a hacer tu?
Pues… Mira. Cuando lleguemos a tu casa, quiero que estés desnudo. Sí, que nos esperes en pelotas.
Me has dicho que ella llega sobre las 19.00. Yo estaré un poco más tarde. Quiero que te desnudes para recibirla. Que cuando entre en la habitación hayas escogido para mí su ropa interior. Si, las bragas que la voy a arrancar en el ascensor antes de llevarla a cenar. El sujetador, por favor, que se desabroche con facilidad. Ya te he dicho que soy algo torpe con estas cosas. El vestido. El bolso, …
Sí, escoge todos los complementos. Hasta las joyas. Vístela para mí. Por cierto, los pendientes no me gustan pequeños.
Y no se te olvide lavarla bien el coñito… Tienes que entregarme a tu mujer en condiciones…
Ya sabes que iremos a cenar. Hablaremos. Nos reiremos, beberemos. Naturalmente la sobaré todo lo que quiera. En el coche, en el restaurante, en un portal. En cualquier sitio. Da lo mismo que nos vean o no. ¿A ti qué más te da? Es mi puta y puedo hacer lo que quiera con ella.
No. No. No y tajantemente no. No te vas a enterar de nada. Eso de que te llamemos por teléfono o te enviemos fotos al móvil ni lo sueñes. Lees demasiadas historias eróticas. Imagínate lo que quieras, pero no lo sabrás ni lo verás.
Si claro. Cenando parlotearemos de todo. Lógicamente algo hablaremos de ti. Seguro. Me contará de todo. Tus secretos, tus gustos… A lo mejor me pregunta cómo me conociste… No sé, ya veremos. Yo solo quiero usar su cuerpo. No me importa saber si habéis llegado aquí por satisfacer tus caprichos o porque ella necesita otra cosa…
Supongo que a la salida del restaurante daremos un paseo. No sé si iremos directamente al coche. Si hay algún parque cerca, algo se nos ocurrirá.
¿Exhibirla? No es mala idea… Hacerla caminar con las tetas al aire… o con la falda subida, que se la vea el culito o el coño. No sé. No es mala idea. O dejar que algún mirón vea como la meto mano… Hagamos lo que hagamos, creo que estoy en condiciones de garantizarte que cuando volvamos a tu casa habré palpado más de una vez algo más que sus tetas… Sí, te doy mi palabra de que va a llegar sin bragas y bien sobada. Eso fijo. Lo demás ya veremos…
No sé si la voy a desnudar del todo en el ascensor o en tu casa. Según vaya saliendo la noche. Ya veremos.
No te digo hora. Pero cuando lleguemos, quiero que estés desnudo. Sí, que sigas desnudo.
Llamamos, nos abres la puerta y nos pones unas copas. No digas ni pio. Ni buenas noches, ni nada. Ni una pregunta, ni… nada. Venga como venga. Vestida, desnuda o medio desnuda… O borracha o… Tu a callar y a poner las copas. Luego a tu dormitorio.
Te voy a colocar junto a ella. A su lado. Solo vas a poder sentirla cerca y olerla.
Sí, olerla. ¿Nunca has olido a tu mujer cuando viene a casa? Pues vas a olerla… Puede oler a su perfume… o a colonia de tío. A sudor… A tabaco… A alcohol… o a semen… Si… vas a oler su entrepierna y su culito… Vas a saber a qué huele una esposa cuando vuelve a casa después de estar de fiesta con otro tío… Con un poco de suerte, vas a descubrir el olor a puta…
Quiero que la toques el coñito para calentarla. A lo mejor te sorprende que esté algo mojadito… Ya sabes por qué.
Excítala. Prepáramela. Quiero ver sus pezones duros, bien duros, como dices que se la ponen cuando está muy cachonda. ¿no me vacilabas diciendo que sus tetas son su punto débil, que si se las tocas bien se pone a mil por hora? Pues vamos a verlo. Pónmela a mil por hora. Ponla tan caliente que tenga ganas de follar con cualquiera…
Cuando lo creas, me la subes a la cama y me la colocas a cuatro patas. Tócala un poco así. Exponme su coño. Ábrelo. Acaríciaselo. Ofrécemelo. Di burradas. Di en voz alta que la gusta que se lo follen, que la masturben… Cuéntame sus secretos… Quiero que ella llegue a sentir vergüenza… Y excitación al mismo tiempo. Luego la giras. Lo mismo, a cuatro patas, pero del revés. Su cara que mire al lado contrario del cabecero. Los pies en la almohada.
Quiero que esté un ratito así… Con las tetas bien sobadas, su coño expuesto y tocado. Abierto…. Húmedo… Yo la miraré. Estaré a su lado.
Nos verá a los dos. Tú eres su marido. La estás exponiendo a otro hombre. Estás deseando que la follen delante de ti. La vas a convertir en una buena puta. Yo seré quien lo haga.
Supongo que tu estarás completamente empalmado. Ella te besará una sola vez tu polla. Besar ¿eh?, nada de lamer. Un simple “muác”.
¿Querrás que siga? ¿Dónde te gustaría estar? ¿Obedecerás? ¿Harás lo que ella te pida?
Aún recuerdo la primera vez que te lo pregunté. Fue una respuesta brutal. Me la mandaste en un audio de WhatsApp. “Entonces seré un buen marido cornudo y estaré de rodillas… a una distancia prudencial, desnudo, viéndolo todo, y con las manos atadas para no poder tocarme”.
No pude ver su cara cuando se lo dije por teléfono. Supongo que de asombro. Tardó en contestar. Supongo que flipó cuando la oyó. Oí como un resoplido. No sé si de resignación o de enfado. Luego fue ella quien te llamó cornudo y en ese momento dijo que si, que adelante.
¿Una prueba?, me preguntó cabreada. Llámame en cinco minutos, dijo prepotente y chula. Se fue al W.C. de la oficina y se sacó una foto con las bragas bajadas. ¿Más? ¿Qué si voy a dar marcha atrás? Un “selfi” desde arriba. La cara de enfado, con las tetas fuera, por encima del sujetador. Otra de frente. La blusa completamente abierta, con las manos en la cintura sujetando la falda subida y la pelambrera del coño al aire. Ufff. ¡Menuda colección! Acabó en pelotas y en unas posturitas que p’a qué. Esas fotos eran dinamita. ¿te convences? Me dijo completamente desnuda. Obviamente se estaba poniendo en mis manos… Dije que si claro.
No te he enseñado nunca esas fotos, pero después de verlas, ya no tuve ninguna duda: tu mujer cuando dice que sí, es que si… y lo de “te vas a enterar” me lo tomé en serio, muy en serio…
Bien… No nos distraigamos… Cuando hayas hecho todo lo que te he mandado, y me hayas calentado a esa puta, me acercaré a ella y empezaré a morrearla y a sobarla. Dejaremos que estés un poco así… de rodillas mirando a la cama. Te daremos ese caprichito. Pero luego…
Te levantaré por los pelos. Vendaré tus ojos. Caminarás desnudo, con el rabo tieso. Y ella te sentará en una silla. Con respaldo.
Haré que antes se restriegue con tu cuerpo. Que sientas su piel desnuda. Pero no tocará tu polla. Te va a estallar. Créeme que te van a explotar los huevos.
Solo podrás oír como gime. Imaginaras lo que la hago. Pero no podrás verlo.
En ese momento, acuérdate de lo que nos contaste cuando te lo preguntamos. ¿Quieres que ate tus manos y no puedas tocarte? Si, que te mueras de ganas… Tu respondiste que sí, lo suplicaste. El deseo… la tortura del deseo…
Mientras lo recuerdas, piénsalo.
A esas alturas, ya me habré desnudado. No sabrás cómo es mi polla, pero puede que ya esté en el coño de tu mujer. La habré hecho mi puta. No la tuya. Será mi puta. Repítelo mientras lo lees, repítelo mientras lo piensas, mientras dudas si debes o no masturbarte. Cuando llegue el día, deberás llamárselo y ella te abofeteará y te llamará cornudo.
Menuda escena. La verdad, cada vez que me lo imagino no puedo evitar sonreír. Verte allí, atado a una silla. Desnudo, con la polla tiesa. Tu mujer con la polla de otro en su coño y tú con la cara roja por dos buenas bofetadas…
A lo mejor ella también se ríe de ti. Puede que te agarre los huevos y te los retuerza un poco. No para darte placer sino para evitar que te corras pronto. Sí. La diré que te lo haga. A ver qué caras pones…
Luego, te dejaremos unos instantes en silencio. Para que reflexiones, para que te des cuenta de lo que está pasando. Tu mujer está follando con otro tío.
Cuando seas consciente de que su coño está siendo perforado por otra polla, y que no lo estás viendo, solo entonces te concentrarás en los ruidos. ¿Un suave roce de sábanas? No oyes nada.
¿Estará en el suelo para no hacer ruido? ¿La habré sacado de la habitación y me la estará chupando en el pasillo? ¿O en la cocina?
Esa zorra seguro que tiene sus fantasías. Abrir la puerta y joder con el repartidor o algo así. No lo sé, pero seguro que además del dormitorio, la gusta follar algún lugar especial en la casa. Seguro que me lo está haciendo allí.
O no. O todo es una tomadura de pelo y está de pie, sonriendo a tu lado mirando cómo te desesperas.
Podría ser. ¿te la imaginas así, desnuda, y abrazada a mí, riéndose, tapándose la boca sin hacer ruido, o tan solo sonriendo por verte así?
Por cierto, ya sabes que, al reírse, da gusto ver cómo la bailan esos melones. Ese temblor de carnes…. Ummmm… No sé lo que pasará, pero ten por seguro que te la folle o no, la veré desnuda, y tendré esas tetazas al alcance de mi mano. Eso cuenta con ello.
No lo sabemos, pero te garantizo que algo va a pasar…
¿Y cuando acabe?
¿No calculas cuánto tiempo durará, cuánto estarás así? Ni nosotros. Hasta que nos cansemos. ¿Una hora? ¿una noche? Tenemos todo un fin de semana por delante.
Por fin ha pasado todo. Ha terminado.
Oyes cerrar la puerta de la calle. Ella te desata las manos. No te quita la venda. Tienes que hacerlo tú. Esta desnuda. Con el pelo alborotado, despeinada. Varios chupetones en las tetas. No te habla. Solo dice un simple: «ya está hecho». Indiferente, seco. Directamente se va al W.C. a ducharse.
Ves la nota en la cama. Es para ti. Está escrita con el ordenador. Ya estaba todo pensado.
“Hola. Te confirmo: ya eres un cornudo. Seguramente ahora tu mujer esté en la ducha. No sé lo que te ha dicho ni si habéis hablado o no. Lo que sí sé fijo es que tú no sabes si ella ha disfrutado o no. Ella no te lo va a decir. Verás unas marcas en sus tetas y en sus nalgas. Pero nunca, nunca sabrás si solo han sido unos sobeteos y unos chupetones para darte una buena lección, o me la he follado de verdad, como a una buena puta. Lo hablamos en el restaurante.
Querías que a ella la follaran, que la jodieran. Pues muy bien, ella te va a joder a ti también. No te va a contar nada. Si quieres te la meneas ahora y te corres como un buen cornudo. Tú mismo.
Disfrútalo porque desde hoy, hay una cosa que te va a joder… y te va a joder mucho: nunca sabrás si ella ha follado o no conmigo, si ha disfrutado, si se ha corrido o no, si lo va a repetir o no… Cada vez que se retrase en llegar a casa, pensarás si está o no conmigo. O con otro. Sí, sí está follando con otro. O chupándosela en un ascensor, o… Cada vez que metas tu polla en su coño o mejor aún, cada vez que tu lengua se pierda en sus labios, te asaltará la misma pregunta: ¿Cuántos rabos se la habrán follado, cuantos cojonazos se habrán vaciado aquí?”