Con un maduro en el hospital

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Hubo una vez que mi mamá se fracturó el pie y tuvo que ir al hospital. Pero en los hospitales (por lo menos de donde soy) un familiar tiene que quedarse con el paciente, así que me tocó a mi, mientras mi papá se tenia que ir a trabajar. Yo iba a la universidad en ese entonces pero tienia pocas clases así que no tenía muchos inconvenientes.

En la habitación donde colocaron a mi mamá había una señora mayor, también con algún tipo de fractura, el familiar que se quedaba con ella era su hijo, un señor maduro de unos 45 años, alto, ni gordo ni flaco, pero con atractivo. A mí nunca me habían llamado la atención los hombres mayores, pero había algo en él qué me cautivaba.

De todos los días que nos veiamos, su mamá y la mía se hicieron amigas, conversaban y pues nosotros ( él hijo y yo ) empezamos a conversar, al principio era lo básico, como el clima, él tráfico..etc. de ahí me enteré que él era divorciado y sin hijos ( así que yo tenía el camino libre)

De las pláticas no pasaban hasta que él empezó a llevarme unos dulcecitos, refresco o alguna fruta para pasar el tiempo, mientras más confianza teníamos, empezábamos ir a desayunar después de los primeros informes del día. En esas idas a desayunar, un día en el estacionamiento me robó un beso, un beso que lastimosamente fue de poquito. Me tomó de sorpresa y a él le tomo desprevenido mi reacción,y se puso súper rojo, pero como la verdad yo ya le traía ganas le dije:»¿cómo, me vas a dejar así?» yo muy atrevida lo tomen de su camisa y le plante un beso con lengua que me supo delicioso, me pegue a su cuerpo y colocó sus manos en su cintura baja muy cerca de mis nalgas. En ese arimon sentí lo duro que estaba y yo ya estaba súper caliente pero nos quedabamos sin tiempo porque era el primer horario para los informes así que ya ni desayunamos y nos fuimos a checar con los médicos. Ese fue el primer acercamiento que tuve con él.

Ya con esas confianzas, había veces que me daba un aventón a la parada, y aprovechabamos cada oportunidad para echarnos mano, siempre comenzábamos con besos y terminábamos con las manos en nuestros cuerpos, el sobandome las nalgas y tetas y yo su verga por encima de la ropa.

Y me decía «mira chiquita, como me pones» o » siente como tienes a mi verga» y esos comentarios solo me calentaban más. Pero siempre estábamos con el tiempo restringido.

Yo la verdad es que ya quería sentirlo por completo dentro de mí. Él besaba riquísimo y me ponía a mil. Así que un día se me ocurrio decirle (cuando terminaron de dar los informes) si podía llevarme a mi casa (él, saliendo del hospital iba a la suya a cambiarse y bañarse y de ahí se iba a trabajar) de pasada. Él dijo que si, y pues no montamos en su coche. Estaba dispuesta a seducirlo, así que una vez puestos en marcha, le decia lo guapo se veia hoy, dejandole besos en su cuello, acercando mi cuerpo a él. Se puso algo tenso, y colocó una de sus manos en mis piernas, diciéndome «no empieces algo que no puedas terminar» yo le respondí «¿Y quién dijo que no lo voy a terminar?» entonces me voltea a ver con sus ojos llenos de deseo y me tomo de la nuca dandome tremendo beso con lenguas…hasta que nos tocaron el claxon de atrás para seguir avanzando.

Cuando llegamos a mi casa lo invite a pasar (sabiendo que no había nadie) nada más abri la puerta y nos comenzamos a besar … más bien a comernos, ya no hubo inhibiciones

Me empezó a besar el cuello hasta el inicio de mi escote, tomo mi blusa y la sacó por arriba, dijo «que ricas tetas tienes mami» y su boca comenzó a mamarmelas, mis pezones se pusieron duros y como si fuera un hombre hambriento chupo y succiono mis pecho, su saliva y aliento estaban por toda mi piel, Yo nada más me retorcía de placer.

Mi mano encontró su camino a su pantalón, quería sentirlo. Pero él me detuvo «tranquila mamita primero voy a saborearte» y así lo hizo, me desabrocho mis jeans y los tiro fuera de mi, dejándome solo con pantis. Me tiro sobre el sofá más cercano y beso mi cuello, mi pecho, mi vientre hasta mi ombligo. Llegó a mi cadera y la rodeo de besos húmedos, la palma de su mano me tomaba de mi vagina. Solo podía mover las caderas de deseo, quería sentirlo dentro de mí.

Sus besos pasaron a mi ingle y sus dedos jugaban sobre la tela de la ropa interior.

Me dijo: «estas bien mojada putita» y escuché como inhalo profundamente sobre mí sexo. Hizo la tela a un lado y su dedo resbaló por toda mi humedad y lo introdujo levemente por mi orificio, » voy a comerte toda y a chupar todos tus jugos» dijo, me quitó las pantis y sus labios acariciaron mi vagina, su lengua se paseaba por toda mi raja, mientras una de sus manos fue hacia arriba y comenzó amasar una de mis tetas, yo no podía con el placer que me provocaba. Sentí que me venía, el orgasmo asomándose de mi cuerpo. este hombre sabía cómo comer una vagina.

«Eso, córrete para mí puta» y no pude retenerlo más, explote. todo mi cuerpo tuvo pequeñas convulsiones, descargas eléctricas por ese tremendo orgasmo que me hizo sentir.

«Ahora es tu turno» dijo, con las piernas temblorosas me sente en el sofá. él ya no traía su camisa y empezaba a desabrochar su pantalón, se lo bajo con todo y boxer. Ante mí estaba una verga de buen tamaño, dura y hambrienta de mis atenciones. Tomó mi nuca y me dijo con voz excitada «cometela» la tomé en mis manos y la lleve a mi boca, su cabeza la chupe como si fuera una paleta dulce. él guiaba mi cabeza para meter su pene más profundo. Cogio mi boca con su miembro y luego me beso, un beso húmedo con el sabor de ambos impresos en la lengua.

Así que me paro y me colocó a cuatro patas con el culo al aire encima del brazo del sofá y me dijo » tienes un culo bien sabroso mi reyna» colocó su miembro en mi entrada y de una sola estocada me penetró, tan duro que sentí como sus huevos golpearon en mi clítoris. lo sentí delicioso, que rico sentí el tener a un macho cogiendome como a una puta.

Empezo a moverse con estocadas duras, fuertes y deliciosas, no paraba de gemir. Solo se escuchaba nuestra piel chocando y nuestros gemidos, así estuvimos durante unos minutos, yo sentía que me iba a correr otra vez, pero él paro.

«Es tu turno» dijo. Y se sentó en el sofá «montame». Me coloque sobre su entrepierna, tome su verga y la guíe a mi entrada, me deje caer, duro. Los dos gémimos y moví mis caderas en círculos, de arriba abajo, él tomo mis nalgas y las abrio, mis tetas quedaron a la altura de su cara y chupo una, tirando fuerte de mi pezon. Volví a sentir como se construía mi orgasmo, así que empecé a decir «me voy a venir papi, me voy a venir» y después de eso, mi orgasmo estalló y su verga se ponía más dura en mi interior y con un gruñido desde el fondo de su pecho, él también se corrió.

Los dos nos venimos en mi sofá, desnudos sudorosos y satisfechos.

Ese fue uno de nuestros primeros encuentros sexuales que tuvimos. Comenten si quieren saber más.