Cuando le abrí las piernas al amigo de mi esposo

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LE ABRÍ LAS PIERNAS

AL MEJOR AMIGO DE MI MARIDO

Siempre le quise contar a alguien esta mi aventurita, pero como mis lindas amiguitas me juzgarían de puta para arriba, mejor se las cuento a manera de relato; como se imaginarán, estoy casada, si no, no fuera una aventura prohibida, yo soy Maggie, tengo 34 años, soy morena y mi marido es Rafael de 45, guapo, blanco y es el hombre más celoso del mundo ¿Será porque me lleva 11 años? ¿O todos los hombres son así? Dicen que soy una mujer muy bonita y voluptuosa, yo siempre digo que no es para tanto, pero lo hago para que me repitan con otras palabras que estoy linda y que me caigo de buena, me encanta que me llenen de piropos y que me deseen, pero hasta cierto punto, porque cuando se les va la mano y mi esposo se da cuenta… ya ha roto más de una mandíbula y eso me desespera, una cosa es que un hombre se te quede viendo y otra que le abras las piernas; a pesar de todo llevamos una relación aceptable, me coge tres veces por semana, al principio me lo hacía todos los días, pero no sé si es por su edad o porque tiene una amante, pero ya no me cumple como antes; lo malo es que hasta me puso chofer, ni que fuéramos millonarios, sé que es su espía, me vigila cada paso que doy y en la casa una de las dos sirvientas también le reporta hasta cuando voy al baño, tiene la casa llena de cámaras, disque para resguardar nuestra seguridad, hasta el celular me tiene pinchado.

Una noche llegó muy preocupado a la casa. -¿Qué te pasa, mi amor?- Cosas de negocios que tú no entenderías. -Ya sé que soy mujer y por eso bruta, pero nada pierdes en contarme- Es que hice una mala inversión y si no encuentro un socio pronto, me iré a la banca rota, no sé qué hacer. -¿Y tu mejor amigo?- Camilo, no sé si ya regresó al país. -Pues llámalo, de pronto te contesta- Hizo la llamada y para su buena suerte, Camilo regresaba esta semana; yo no lo conocía porque de seguro era un hombre muy guapo, lo sé porque para el cumpleaños de mi cuñada, llegó un primo de ellos, no me lo quiso presentar, en cambio a todos los chaparos barrigones, a esos sí me los presentó, de hecho, yo no conocía a su gente cercana, me mantenía en un club privado, de lo más aburrida, eso de masaje, sauna, salón todos los días, llega a cansar y mis amigas solo babosadas hablaban, unas de muchachas, otras de maridos y las peores de sus hijos; tenía una vida de lujos, pero lo que yo necesitaba era adrenalina pura y estaba pronta a recibirla.

Mi marido y Camilo se citaron en las canchas de tenis, nunca entenderé porque los hombres necesitan otras actividades para hablar de negocios, yo los veía a distancia, se dieron un enorme abrazo, jugaron un rato y luego se fueron a los vestidores, pero se tardaron como una hora, si no conociera bien a mi marido hubiera pensado mal, se despidieron con otro fuerte abrazo y cada uno agarró para destinos distintos. -¿Cómo te fue, mi amor? ¿Por qué vienes tan sonriente?- Es que, Camilo… después de bañarse, salió desnudo al vestidor y presumía una paloma enorme, pero él hacía como que era de lo más normal. -¿Pero aceptó ser tu socio?- ¡Sí, negra, aceptó! ¡Estoy tan contento que lo invité a un churrasco el sábado al medio día! -Vaya, por fin voy a conocer al tal Camilo y eso que es tu mejor amigo- Que culpa tengo yo que se haya ido del país por unos años. -Que casualidad que regresó justo cuando lo necesitabas- Si no estaba en sus planes regresar, lo hizo por mí cuando le conté mi problema, por algo es mi mejor amigo. -Que bonito tener amigos así- Pero, aunque no dije nada… ¿Cómo es eso de que Camilo era vergudo? ¿Par que le cuentan a una esas cosas? La imaginación nos vuela… ¿Cómo la tendrá?… ¿Me cabrá toda en la boca?… ¿Tendrá los huevitos bien cargados?… ¿Cuántos polvos será capaz de echarme?… ¿A que sabrá su leche?… Cuando me la meta ¿Pondré los ojos en blanco?… ¿La aguantaré por el culito?… ¡Para que me cuentan!, Ya se me mojó mi rajita.

Al conocerlo en persona, casi se me caen los calzones, era guapísimo, el cabrón, iba acompañado de otro señor que venía con saco, corbata y un maletín, a mí me pareció extraño, pero se fueron los tres a la oficina, al rato regresó Camilo, solo. -¿Dónde dejaste a mi marido?- Lo dejé haciendo negocios con mi abogado, lo mantendrá ocupado por lo menos, una hora. -Gracias- ¿Por qué? -Es que es muy celoso, es la primera vez que me deja sola con un hombre- Entonces habría que aprovechar, ¿No te parece? -Cuidado… ¿Ves a aquel hombre con la gorrita gris que está lavando la camioneta?… ese es mi chofer… y ¿Ves a aquella mujer que hace como que riega el jardín? Ella es mi sirvienta… los dos son sus espías y le cuentan todo, así que nos tendremos que portar bien- Eso quiere decir que, si no tuvieras al FBI encima, ¿Tendríamos la oportunidad de portarnos mal? -Yo no dije eso- Me encantan las mujeres misteriosas, lástima que me voy la otra semana… me hubiera gustado conocerte más íntimamente… cuéntame ¿Cómo se conocieron? -No quiero parecerte presumida, pero antes déjame contarte que yo vengo de una familia de clase media- Pues no lo pareces. -Es que mi familia tiene buenos genes, te cuento esto porque yo llegué a pedir trabajo a la empresa de Rafael, sé que él ya se había acostado con la mitad del personal femenino, cuando me conoció quiso que yo fuera una más de su lista, pero como no acepté, insistió tanto, que al ver que no habría otra posibilidad, no tuvo más que proponerme matrimonio, pero no me gusta que aparente, se cree millonario y no lo es, hasta me encerró en esta jaula de oro. -Ya veo, tiene rodeada la casa de cámaras de vigilancia… me gustaría verte de nuevo ¿puede ser? – A no ser que te cueles en mi habitación cuando Rafael trabaja, no veo como- Te dejé un regalito en el baño de visitas, busca bien, porque no está a la vista, pero hazlo hasta que me vaya.

Por fin salió Rafael y le dio otro abrazo a Camilo. -Gracias, mi hermano, te debo una, ya quedó todo arreglado con el abogado- Me alegra, Rafa, para eso son los amigos. Yo metí mi cuchara, como siempre de imprudente: -Ustedes deberían buscarse otro amigo, así cuando se presenten digan: yo soy Rafael, yo Camilo Sesto y yo Julio Iglesias- Se rieron por compromiso porque seguramente no era yo la primera en hacerles esa broma; el churrasco estuvo riquísimo, el clima era agradable, pero lo que más deseaba era que Camilo se despidiera, estaba muerta de la curiosidad por ver el regalito que Camilo me había dejado, por fin se despidió e hizo como que yo no le importaba ¿Sería así o era que no quería que mi marido sospechara? Cuando iba a buscar mi regalito: -¿De que hablaste con Camilo?- Me preguntó sobre mi familia, que cómo nos habíamos conocido tú y yo, en fin, solo tonterías. -Cuidado, Camilo es un don Juan- No te preocupes, porque para don Juanes, ya tengo bastante contigo. -Si no me preocupo, pero una cosa es que me haga un favor y otra…- ¿Otra qué? No viste que ni me peló. -Tienes razón, es que su esposa es un mujerón- En otro momento me hubiera encabronado su comentario, pero ahora solo quería ir al baño de visitas, en eso me dijo la sirvienta: -Señora, ¿No prefiere ir a su baño? Es más cómodo- Gracias, Julita, pero ya no aguanto las ganas de ¡CAGAR! La mujer abrió los ojos y salió presurosa.

Entré la baño, eché llave y no se veía por ninguna parte, el primer lugar donde busqué fue en la tapa del retrete, había visto en unas películas, que allí dejaban pegada con cinta adhesiva la pistola, busqué y busqué hasta que en el tercer rollo de papel toilette, había insertado un sobre, lo abrí y había un celular y una nota que decía: -Sé que tienes pinchado tu celular, llámame de éste, es seguro, tiene mi número grabado, cuando me llames enciende la ducha y habla bajito, es posible que también haya micrófonos, llama cuando puedas, estaré pendiente- Estaba tan nerviosa, justamente a esto me refería cuando decía que necesitaba adrenalina de la pura, tener un secreto, escapar de las miradas de mis espías, engañar a mi marido, tener un teléfono que nadie sabía que existía, tener la expectativa de conocer una nueva paloma y según mi propio marido, era enorme, ¿Me cogería este hombre? Es que lo veía imposible, pero la sola experiencia de fantasear con él, bien valía la pena. Mi marido estaba tan eufórico que sabía que me iba a pedir las nalgas hoy en la noche, así que entré a bañarme y llamé a Camilo, susurraba -Hola- Me alegra que hayas encontrado mi regalo, ¿Estás desnuda? -Claro, si me voy a bañar- Tómate una foto de espaldas y mándamela… por favor. -Pero si casi no te conozco- Ni vamos a tener mucho tiempo para conocernos… ¿Quieres que te mande yo una foto de mi sexo? -Sí eso ayudaría- Cuando abrí la foto, se me hicieron agua mis dos bocas, ¡Que verga, por Dios! Era la más grande que había visto en mi vida, la guarde, ya tendría tiempo de saborearla, me tomé la foto con mi culo todo mojado y se la mandé: -Pero que culo más rico tienes, Maggie, no me puedo ir sin probarlo- Pues si encuentras cómo, te lo regalo. -Despidámonos, evitemos sospechas innecesarias- Y guardé el celular en una cajita con llave… no, mejor lo fui a esconder al mismo lugar donde lo encontré.

Esa noche, mi marido me cogió, pero no les cuento la cogida porque no me gustó. Lo cabrón de tener un marido tan celoso, es que cuando una ni siquiera anda pensando hacer cositas malas, los celos las despiertan y esas cositas malas se vuelven en perversas ¿Cómo es posible que yo estuviera dispuesta a dejarme coger por ese hombre con el que solo había hablado una vez? Mientras miraba la foto de su vergota me masturbaba, me imaginaba mamándosela, saboreándome su lechita; me mataba a pajas todo el día ¡Que ganas tenía! A veces no iba ni al club con la esperanza que se colora en mi habitación, pero eso era imposible, lo descubrirían las cámaras, ¿Qué estaba imaginando ese hombre para poderme coger? Porque él sabía que yo no podía hacer nada, estaba en sus manos, aunque lo que yo quería era estar sentada en su verga… pero el Universo oyó nuestro canto, Rafael se había caído y se había roto una pierna y varias costillas, lo llevaron al hospital, lo enyesaron y le dijeron que se tenía que quedar esa noche, yo lo acompañé, me senté a la orilla de su cama, en lo que no me había dado cuenta, era que había una cortina atrás de mi silla, sentí que alguien me tocó las nalgas -¿Qué te pasa, negra? ¿Ya estás cabeceando? Si quieres le pido a Ramón que te lleve a la casa- No, mi amor, me pienso quedar contigo toda la noche.

Al rato llegó la enfermera y le cambió los sueros, -Este es para que duerma bien, señor, va a ver que ni cuenta se va a dar cuando se quede dormido y usted señora puede dormir en la cama que tiene atrás- Salió y Rafael empezó a bostezar, en eso siento de nuevo sus manos en mis nalgas, levanté con mucho cuidado la cortina y… ¡Oh Dios! Camilo estaba desnudo y con la verga bien parada. -Buenas noches, negra, creo que voy a dormir como bebé… si quieres Ramón te esperará toda la…- Y se durmió. Yo metí la cabeza bajo la cortina y me dispuse a mamar esa paloma enorme, que delicia era tener semejante trozo de carne llenándome la boca, en eso regresó la enfermera. -Sí necesita algo, señora… perdón- Sí, gracias, ya sé, tocó el timbre. -No sabía que don Camilo ya estaba en la cama- ¿Y usted cómo lo sabe? -No tenga pena, doña Maggie, don Camilo me dio una muy generosa propina para arreglar que ustedes se quedaran juntos… “feliz noche”- Solo espero que esta pinche enfermera no vaya a ser espía de Rafael.

ra que no siguiera protestando, me dio un beso en la boca… ay que rico besaba, este cabrón, yo no podía quitar la vista de su paloma, realmente era grande, se la acaricié y nunca mejor dicho, no lo masturbé, quería sentir sus venas, las recorrí con mis dedos, luego le palpé las pelotas, eran inmensas, subí por todo su tronco y al pelarle la cabeza, parecía un hongo, ahora entendía cuando los hombres dice: “Pélame la verga” estaba tan concentrada en semejante delicia sexual, que no me di cuenta que solo estaba en ropa interior, me terminó de desnudar. -No creo que me quepa tu cosa- Todas dicen lo mismo y luego quieren más. -¿Todas? ¿A cuántas te has cogido? A muchas, si te fuera a pedir matrimonio te diría que a 3, pero como vamos a coger, te digo la verdad. ¿Te molesta? -A decir verdad, no, tienes razón, lo que pasa es no estoy tan acostumbrada a tanta franqueza… tráteme con cuidado, mira que soy muy estrecha- Y se bajó al pozo, ahí estaba yo, abierta de piernas con el mejor amigo de mi marido y él, hincado, saboreándose todos mis licores, que rico me la chupaba, Camilo, se notaba que era un experto mamando puchas, me metió dos dedos en la rajita, me buscó el punto “G”, me lamió el clítoris y tuve el primer orgasmo de la noche, estaba dispuesta a disfrutar de muchos orgasmos, mi marido solo puede una vez y se acabó la fiesta.

-Me contó Rafael que después de bañarte saliste a los vestidores, desnudo y con la pinga bien parada- No falla, eso lo aprendí en un bar swinger, hasta los más machitos admiran mi gran verga y Rafa no fue la excepción. -¿Me la puedes seguir mamando? ¡Estás entre las mejores!- Tanto honestidad me puede llegar a molestar. -Ok. putita, ¡Mama!- Dos cosas me alborotaron las hormonas, que me dijera “putita”, mi marido nunca me lo decía y que me ordenara que se la mamara, Rafael siempre era muy delicado para esos asuntos; pero como la más obediente de las “putitas” me dediqué a mamar su inmensa paloma, por más esfuerzos que hacía no me cabía más de la mitad, le chupe los huevos y le encantó, a la gran mayoría de hombres les gusta más que les mamen la verga, pero no estaba segura si a Camilo le excitaba más que le chupara las pelotas, así pasé no se cuanto tiempo, salivando, oyendo los pujidos de Camilo y los ronquidos de Rafael.

-Ven, Maggie, ya te quiero coger… siéntate tú, así puedes controlar cuanto te cabe- Gracias, papito. -De verdad que estás estrechita… que rica estás… no sabes las veces que me pajeé viendo la foto de tu suculento culo- Ay… uf… siento que me llenas toda… que rica paloma tienes, papi… ay… ya casi me entró toda… así… déjame a mí… que rico… ya siento tus pelos en mis nalgas… ahora sí… te voy a cabalgar… ¿Te gusta? -Ya sabía yo que eras una buena potra para coger… que rico te mueves, putita- Nunca me había dicho eso, pero viniendo de ti, me encanta. -¿Nunca te había dicho putita? ¿Pero con quienes has cogido? ¿Con mudos? ¿Te gusta esto? Ay, no sé, nunca me había ahorcado antes… hazlo otra vez… sí… me gusta… siento que me ahogo, pero me gusta… ¡Ay!… que rico, sí… nalguéame así…jálame el cabello… uf… que rico me muerdes los pezones… ¡Agh!… Eso no me gustó. -No a todas les gusta que las escupan, pero solo al ir probando me doy cuenta de cuales son tus gustos- Ay, papi… la siento hasta adentro… hasta las entrañas… ya, papito… ya… así… que rico… me voy a venir… me estoooy vinieeendo… yaaaaaaaaaaaaaaaaaa… ah… que delicia…nadie me había cogido como tú.

-¿Qué sientes al sentirte cogida delante de tu marido?- No sé exactamente como definírtelo… siento rico… ¿Será una especie de venganza por todo lo que me ha hecho sufrir? Debería darme vergüenza, pero no… me haces sentir libre… mujer… mujer plena… ¿Oye? ¿No le habrás dado también una propina a alguien de la oficina de Rafael? -Pero pequeñita, a la señora de la limpieza no le alcanzaba para ir al dentista y yo la ayudé, estaba tan distraída que no se dio cuenta que en lugar del líquido para pisos, echó aceite, con tan mala suerte que Rafa iba pasando y mira que casualidad… aquí estamos desnudos- No sé si pegarte o agradecértelo, que bárbaro… ¿Esta será la última noche que me vas a coger? -No sé, putita, pero a mí me está gustando mucho y cuando eso me pasa, repito- ¿Y qué piensas hacer? -No sé, puedo invitarlos a Los Ángeles para vacaciones y ahí mi mujer que se encargue de tu marido- ¡¿Serías capaz de hacer eso por mí?! -Solo tengo una condición- Ya me pusiste a temblar. -Todo lo que quiero es cogerte por el culo- ¿Y no se le antoja otra cosita al caballero? -No me digas que nunca lo has hecho- Con una tan grande como la tuya, no. -Ah, Ok, entonces ya abrieron camino… no te voy a negar que al principio te va a doler, pero en cuanto encaje, te va a encantar- A todos los hombres les encantan mis nalgas, no sería el primero, ni el último, que me diera por atrás, ojalá no me arrepintiera de darle mi culito a este semental.

El muy perverso, me acostó a la par de mi marido. Me hizo un delicioso beso negro, ya venía preparado porque me untó un lubricante, era muy gelatinoso, pero además (lo sabría después), tiene un pequeño efecto anestesiante… yo estaba ahí tirada, dispuesta a que Camilo hiciera conmigo lo que le diera la gana, me besó de norte a sur y de este a oeste, cuando estaba súper excitada, le dije que ya estaba lista… jugueteó con su hongo del clítoris a mi ojete y viceversa, varias veces, de pronto siento un inmenso dolor en la entrada de mi culito. -Relájate, respira- Le hice caso y aunque me dolió, me resbaló delicioso, si por la cuca me sentía llena, por el culito me sentía rebalsada, era extraño como el dolor me daba placer, pero así era. -Que rico, cógete a tu putita- Como que eso lo encendió porque me empezó a coger rápido y furioso, sentía que iba a tirar a mi marido de la cama, lo tuve que abrazar para que eso no sucediera, yo solo sentía como si un remolino hurgara dentro de las paredes de mi culo, pero mientras más me dolía, más me gustaba, me froté el clítoris y le pedí que no me tuviera compasión, me la sacaba y me la metía toda, era el mejor sexo anal de toda mi vida, este hombre me volvía loca… de pronto lo oí gemir, estaba por venirse, yo aceleré mi frote y nos vinimos juntos, jamás había tenido un orgasmo por el culo, pero es inmensamente recomendable. Pasaron las vacaciones y no nos invitó, talvez no le gusté tanto como dijo, pero a mí me dio la mejor cogida de mi vida.

NOTA: Algunas recomendaciones a mis lectores, hombres: No me digan que se imaginaron conmigo porque nunca escribo sobre mí. No me pidan fotos, ni redes sociales; no comparto mi vida privada. Y, sobre todo, si me van a escribir, no pongan: ola y encima con falta de ortografía. Debo reconocer que hay otros con los cuales sí he intercambiado varios correos.

Gracias.

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