Cuando un esposo se convierte en esclavo de su mujer
Esclavo de la esposa
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Título original: wife slave
Autor: desconocido
Traducido por GGG, diciembre de 2001
Mi mujer, Rae y yo (mi nombre es Dom) llevamos casados diez años. Ante todo hemos tenido una buena relación y, más importante, hemos llegado a ser buenos amigos. Aunque, como ocurre con muchas parejas casadas, nuestra vida sexual ha pasado a segundo plano frente a las obligaciones familiares, niños y trabajo. A veces esto podía resultar extremadamente frustrante para los dos. Necesitábamos algo para devolver la chispa a nuestra vida sexual, para darnos algo por lo que mirar hacia adelante.
Cuando pasábamos revista, Rae y yo hablábamos de las posibilidades de «intercambio» con otra pareja que pensara como nosotros. La idea nos resultaba excitante a ambos, sin embargo nunca fuimos más allá. Ambos pensábamos en el fondo de nuestra mente que el «intercambio» con otra pareja podría destruir nuestra relación. La fantasía se quedaba en fantasía.
Después de unos cuantos años de matrimonio, por alguna extraña razón, empecé a tener fantasías de Rae haciendo el amor con otro hombre. La única razón en la que puedo pensar que me podría haber llevado a empezar a tener estas fantasías, fue una relación que tuve en mis primeros veinte años. La mujer con la que estaba saliendo se fue de vacaciones, a visitar a una amiga de su madre. Cuando mi novia volvió de su viaje, aprovechamos la primera oportunidad que tuvimos para darnos un «revolcón». Acabábamos de empezar cuando de repente mi novia empezó a llorar. Me dijo que la amiga de su mamá tenía un hijo de treinta años y el hijo y mi novia había acabado haciendo el amor, ¡¡varias veces!! Por supuesto, me sentí herido, ¡pero al mismo tiempo estaba extremadamente excitado por la revelación! Fui sincero con ella, le dije exactamente como me sentía y le pedí que me contara más. Resultó, el tipo era un verdadero semental y un amante experto. Mi novia tenía solo 20 años y su única experiencia era con otro tío y conmigo. Para resumir una larga historia, mi novia había tenido el polvo de su vida, me contó cada detalle y me excité tremendamente. La imagen de mi novia follando con ese otro tío me ardía en la cabeza. Mi único pesar fue que al poco tiempo me trasladé y nunca lo hicimos juntos como trío.
En el curso de nuestros polvos, empecé a marear a Rae con historias sobre que se la follara alguien o hacer un trío con otro hombre y conmigo. ¡Realmente la ponía caliente cuando hacía esto! Finalmente le dije que si alguna vez se tropezaba con otro tío con el que quisiera tener un asunto, no me importaría y no me importaría juntarme con ellos en un trío de vez en cuando. Esto realmente la conmocionó. Rae era realmente negativa sobre la posibilidad de cumplir esta fantasía que ambos compartíamos. Sentía que arruinaría nuestra relación. El hecho es que dio en el blanco. Algunas veces una fantasía es mejor dejarla como eso, como fantasía. Incluso aunque yo me sintiera suficientemente seguro en nuestra relación como para controlarlo, también comprendía el razonamiento de Rae y me eché atrás. La fantasía siguió en nuestras mentes.
Un día recibimos un catálogo de juguetes sexuales por correo. Rae y yo lo miramos juntos esa tarde. El catálogo tenía el surtido habitual de vibradores, consoladores, anillos para pollas, etc. Sin embargo Rae se paró en una página que tenía esas combinaciones impresionantes de consoladores/vibradores. Comentó que uno de ellos, llamado «El Gran Rey» parecía interesante.
Sin decírselo encargué «El Gran Rey» al día siguiente. ¡No podía esperar para sorprenderla con él! Finalmente llegó dos semanas más tarde. Esa noche antes de ir a la cama lo saqué, me lo puse entre los muslos, lo puse en marcha y avancé hacia la habitación donde esperaba Rae. No podía creer que lo hubiera encargado y se quedó impactada con mi aparición. Le bautizamos «Gran Joe». Tiene 8 pulgadas de largo (20 cm) y 2 de diámetro (5 cm) y algunas prestaciones realmente fantásticas. Después de una larga sesión de precalentamiento enérgico, Rae quiso sentir al «Gran Joe» dentro de su coño chorreante. Puse la cabeza a la entrada de la vagina de Rae y lo hice girar allí para que pudiera acostumbrarse a su talla. Siempre lentamente inserté al «Gran Joe» dentro de Rae, metiéndolo y sacándolo, empujando un poco más adentro. No quería hacer daño a Rae por empujarlo demasiado rápido. Rae tiene un coño prieto incluso después de haber tenido hijos. Finalmente conseguí meter completamente a «Gran Joe» dentro de Rae. Sus labios vaginales estaban ampliamente estirados dejando expuesto su clítoris hinchado. Gradualmente empecé a hacer más rápido el ritmo además del recorrido de las embestidas, hasta que «Gran Joe» estuvo metido dentro del fluido coño de Rae mientras yo golpeteaba su clítoris con mi lengua. Rae se corrió intensa y rápidamente tres veces antes de que ya no pudiera más. ¡Yo me corrí solo viendo como lo hacía ella!
El «Gran Joe» se convirtió en un compañero frecuente en nuestras sesiones amatorias. Me encantaba observar a Rae follada por el «Gran Joe» y a ella le gustaba ser «llenada» por su falso semental. Resulta que antes de que Rae me conociera, disfrutaba con las oportunidades ocasionales de follar con un tío que estuviera bien dotado, o como lo explicaba Rae, un tío que tuviera una polla que le llegara al ombligo y tan gruesa que no pudiera abarcarla con los dedos. No estaba obsesionada con eso (obviamente, ¡se casó conmigo!) pero seguro que fue una sorpresa agradable. Era obvio para mí que Rae se corría más intensamente y más veces cuando se follaba al «Gran Joe». Esto no me preocupaba en absoluto, muy al contrario, me excitaba.
Hace seis meses, Rae decidió ponerse a trabajar a tiempo parcial para una cadena de grandes almacenes. Había estado siendo «Mamá» durante unos pocos años antes de que empezara a cansarla. Rae realmente sentía que necesitaba «tener su propia vida» de nuevo. Entendí completamente a donde estaba llegando y apoyé su decisión. Aún más, después de vivir con un sueldo durante ese tiempo, este trabajo nos iba a dar un verdadero alivio en términos financieros.
Mientras trabajaba, Rae se hizo amiga de uno de los subdirectores. Su nombre es Ben y había pasado recientemente por un divorcio. Ben era de nuestra edad, mediada la treintena, de unos 6 pies (1,80 m) de alto, fornido, de pelo castaño rizado y una sonrisa simpática. Me encontré con Ben un par de veces mientras hacía una visita a Rae en su trabajo. Llegó a ser evidente para mí que a Rae le gustaba realmente Ben. Era en verdad un buen tipo, de buena apariencia y él y Rae parecían llevarse bien. ¿Cómo me sentía con todo esto? Para ser sincero, junto con estar esperanzado de que nuestra fantasía pudiera cumplirse finalmente, estaba un poco asustado, temiendo lo desconocido.
Finalmente le pregunté a Rae como se sentía en verdad respecto a Ben. Me dijo que realmente le gustaba. Entonces le pregunté a Rae si había alguna posibilidad de que se sintiera atraída sexualmente por Ben. Rae replicó que había atracción sexual entre los dos, a ella la excitaba el tío y podía sentir que él la deseaba terriblemente. Cuando me dijo esto sentí una mezcla de sentimientos. Inicialmente me sentí celoso, sin embargo los celos se me pasaron y los sustituyó la excitación sexual. Mi polla se enderezó y sentí una extraña agitación en el estómago. ¡Al fin ocurría! ¿Podré realmente soportarlo? El tiempo lo dirá. Al final dije a Rae que si quería tener un asunto con Ben, que estaba conforme. Me miró fijamente a los ojos y me dijo que estaba consiguiendo lo que había pedido y que finalmente aceptaría mi oferta. Luego me preguntó si podría soportarlo. Le dije que sí, que podría. Todavía había alguna duda en mi mente pero no iba a dejar que nos detuviera. Apenas podía pensar nada, toda esta charla y la realidad de que fuera a tener lugar tenían mi corazón latiendo fuertemente, ¡mi polla estaba casi reventando a través de mis vaqueros! Tomé a Rae en los brazos y la besé profundamente. ¡Casi me sacó la lengua de la cara! ¡Evidentemente la conversación la había excitado sobremanera! Nos despojamos mutuamente de las ropas y follamos como locos, ¡allí mismo, sobre el suelo de la sala de estar!
Una vez normalizados Rae y yo, decidimos que invitaríamos a Ben algún sábado a ver un partido de fútbol y dejaríamos que las cosas siguieran su curso. El siguiente fin de semana era la primera semana de los playoff y estaba programado que jugara nuestro equipo favorito. Cuando volvió Rae al trabajo, le preguntó a Ben si podía venir a ver el partido. ¡Saltó ante la oportunidad! Todo estaba preparado. Pregunté a Rae si todavía estaba segura de que quería continuar con ello. Rae se rió entre dientes y dijo que iba a hacerme la misma pregunta. Después de diez años juntos, Rae y yo casi podíamos leernos en la mente. Le dije a Rae que estaba un poco aprensivo pero al mismo tiempo deseaba intensamente que ocurrieran las cosas. La vida es demasiado corta para dejar pasar las oportunidades. Lo único que me preocupaba era la posibilidad del SIDA u otras enfermedades de transmisión sexual. Como resultó que Rae sentía lo mismo que yo, estaba un poco asustada pero realmente deseaba seguir adelante. Demonio, si no resultaba podríamos decir que lo habíamos probado y seguir con nuestras vidas. Ben había hablado con Rae de su divorcio y su vida posterior. No tenía realmente muchas citas y realmente no le interesaba mucho. La propuesta de entrar en la escena de las citas le intimidaba. Sonaba como que no había tenido «ninguna» desde su matrimonio.
La semana antes de nuestro encuentro del sábado no acababa de pasar a suficiente velocidad. Las imágenes de lo que tenía que ocurrir monopolizaban mis pensamientos. No había tenido muchas oportunidades de ver a Rae esa semana porque tenía planificadas muchas horas de trabajo. Al fin llegó el sábado. Cuando Rae y yo nos levantamos esa mañana, la primera cosa que le dije fue, esta es la noche, ¿estás preparada para ello? Ella se limitó a sonreír y me echó mano abajo y le dio un pequeño tirón a mi polla. ¡Excelente respuesta! Rae había hecho preparativos para que los niños pasaran la noche en casa de su hermana. ¡Teníamos todo el sitio para nosotros! Sentía eso revoloteando en mi estómago y tuve un empalme constante toda la mañana. ¡Al fin iba a ocurrir!
Ben llegó sobre las doce. Abrimos algunas cervezas y encendimos la tele en la ESPN (canal norteamericano de TV especializado en deporte) para ver el espectáculo previo al partido. Aproveché la oportunidad para conocer mejor a Ben, mientras Rae calentaba los nachos. Resultó que Ben y yo teníamos mucho en común. Adorábamos el fútbol americano y habíamos estado en la mili sobre la misma época. Aproveché la ocasión y le pregunté si le gustaba colocarse. Le brillaron los ojos y sacó un porro. Después de dar unas cuantas caladas (era todo lo que necesitábamos, ¡hierba de primera!) mencionó que le gustaba engancharse un colocón los fines de semana. ¡Ben y yo íbamos a llevarnos realmente bien!
Rae vino con los nachos y dio algunas caladas. Le gustaba colocarse antes de hacer el amor. Los dos sentíamos que intensificaba las sensaciones. Cambiamos al Network Channel y nos pusimos a ver el partido. ¡Hubo un apagón con nuestro equipo consiguiendo algunos tantos! Hasta aquí lo más que hacíamos era hablar y hacer algunos chistes al respecto. Lo estábamos pasando bien pero el suspense me estaba matando. Rae y yo no habíamos preparado cómo íbamos a hacerlo, íbamos a dejar que las cosas fueran como viniesen. En el descanso, fui a la cocina con Rae y le pregunté si Ben tenía idea de lo que iba a pasar. Me dijo que lo único que le había dicho era que le habíamos preparado una sorpresa. Volvimos a la sala de estar y Rae se disculpó y subió arriba.
Mientras Rae estaba arriba, Ben y yo hablamos un poco del partido. Luego le dije a Ben que Rae y yo pensábamos que era realmente un tío agradable. También le dije que le gustaba de verdad a Rae. Ben pareció ponerse un poco nervioso. Para ayudar a tranquilizarle comenté que estaba contento de que Rae le hubiera conocido e invitado a venir y esperaba que llegáramos a ser buenos amigos. Podía entender que Ben se hubiera puesto nervioso cuando le hablé de que le gustaba mucho a Rae. Diablos, yo también me hubiera puesto nervioso si hubiera estado en su pellejo. ¡Probablemente estaría pensando que iba a matarle por estar interesado por mi mujer! Yo quería asegurarle que aprobaba el interés mutuo de él y de Rae. Ben pareció captar mi mensaje. ¡Sonrió, sacó otro canuto de su bolsillo, lo encendió y me lo pasó!
En ese momento oí que Rae bajaba las escaleras. Gritó desde la cocina y preguntó si necesitábamos cervezas o aperitivos. Le dije, sí, tráenos un par. Ni Ben ni yo estábamos preparados para lo que ocurrió a continuación. Rae entró en la sala de estar llevando algo para picar y nuestras cervezas en una bandeja. ¡Llevaba el camisón negro que yo adoraba, con el volante que colgaba alrededor de sus caderas, su liguero negro y medias con la parte de arriba de encaje y zapatos de tacón alto! ¡Ben casi tira su cerveza! Rae puso la bandeja en la mesita de café, inclinándose hacia delante justo delante de Ben. No llevaba bragas así que Ben tuvo una formidable vista de su culo voluptuoso y su raja brillante. ¡Rae parecía completamente aturdida! Pude ver que sus grandes pezones estaban erectos, empujando el nailon de su camisón. Se sentó cerca de Ben y preguntó si alguien le iba a pasar el canuto que acabábamos de encender. Rae dio tres caladas profundas, me pasó el porro, se recostó en el sofá y se arrimó a Ben. Obviamente Ben estaba pasmado, pero fue capaz de preguntar a Rae si esta era la sorpresa. Rae respondió besándole en el cuello, justo debajo de la oreja y acariciándole la polla a través de los pantalones.
Interpreté que era el momento de acercarme a las cortinas y poner algo de música. Cuando volví a la sala de estar Rae y Ben estaban enganchados en un estrecho abrazo, ¡lamiéndose mutuamente las amígdalas! Les dejé que se «conocieran» un ratito y me terminé el porro. Tenemos un sofá cama y saqué la cama fuera. ¡Rae seguro que había pensado en ella antes porque tenía las sábanas limpias! Me quité la ropa, me tumbé en la cama y observé como se lo montaban Rae y Ben, mientras me acariciaba la polla. ¡Esto era demasiado, tuve que dejar de acariciarme para no correrme!
Rae se levantó del sofá, se sentó en el borde de la cama y preguntó a Ben si no le gustaría ponerse más cómodo. Ben se puso de pie, justo delante de Rae. ella le desabrochó el cinturón, le soltó el botón y le bajó la cremallera de sus pantalones y se los bajó lentamente junto con la ropa interior. Cuando Rae pasó los pantalones de Ben por debajo de las caderas, su polla, ahora al descubierto, salió disparada ¡golpeando a Rae en la barbilla! ¡Y vaya herramienta impresionante que tenía Ben, menuda recompensa para Rae! La polla de Ben se enderezó y se extendió hasta su ombligo. Era al menos dos veces más gruesa que la mía. Rae la observó durante un minuto y luego empezó a acariciar toda su longitud mientras chasqueaba la cabeza con su lengua. Ben, aún de pie delante de Rae, con los pantalones por los tobillos, dejó escapar un gruñido. Rae tuvo que abrir todo lo que pudo la boca y apenas pudo meterse la cabeza de la polla de Ben en ella. Mientras le acariciaba la polla noté que los dedos de Rae no podían recorrer todo su camino. Dios, ¡vaya tío con suerte!
Rae chupó la cabeza de la polla de Ben durante unos minutos más y luego se tumbó a mi lado. Bajó la mano y agarró la polla de Ben y le guió hasta la cama cerca de ella. Me incliné y le di un beso largo y profundo. Bajé la mano a su coño y lo encontré empapado en sus jugos de amor. Ben se levantó un momento y se quitó la ropa y se tumbó de lado cerca de Rae. Empezó a restregar su polla con el exterior del muslo de ella. Yo empecé a hacer lo mismo con el otro muslo de Rae. Luego deslicé las tiras de su camisón por sus hombros, dejando al descubierto sus pechos. Ben hizo lo mismo. Los pezones de Rae estaban erectos, sobresaliendo como 3/4 de pulgada (unos 2 cm) de sus pechos. Tenía los pezones más adorables que había visto nunca y traicionaban sus deseos más íntimos. Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, Ben empezó a chuparle un pezón mientras yo chupaba el otro. Rae dejó escapar un profundo gemido de placer. Nos pasó las manos por la cabeza y las retuvo contra sus pechos. Rae adora que le chupen y mordisqueen los pezones. Ben y yo seguimos follando sus muslos con medias mientras se tumbaba de espaldas, con los ojos cerrados, embelesada, reteniéndonos estrechamente contra su seno. Apoyé mi oído en su pecho y pude oír el corazón de Rae latiendo rápidamente, casi fuera de control.
Luego recorrí a besos el camino desde su pecho hasta el cuello. Le chasqueé el oído con la lengua y le susurré suavemente, pidiéndole que se sentara en mi cara. Podría pasar literalmente horas con Rae sentada sobre mi rostro, lamiéndola orgasmo tras orgasmo. A menudo le digo que es casi mejor que follar. Ben debió haber escuchado mi petición porque se detuvo y se dio la vuelta sobre el costado, dejándonos sitio para readaptar nuestras posiciones. Me tumbé sobre un almohadón y Rae colocó sus muslos a ambos lados de mi cabeza y bajó el coño hasta mis labios. Sus jugos fluyeron por mi cara, su olor embriagador me venció. Zambullí la lengua todo lo hondo que pude en su abertura vaginal, luego directamente a su clítoris inflamado y de nuevo a su grieta del amor. Rae estaba machacando vigorosamente su coño en mi cara, mientras me estrujaba con los muslos. Sin perder un segundo, Ben se puso de pie sobre la cama, de cara a Rae, con su polla gloriosa a unas pulgadas de sus labios. Rae le agarró la polla y empezó a lamerla de arriba abajo, chasqueando la lengua en su cabeza, volviendo luego a las lamidas. ¡Podía observar todo desde abajo! Luego sentí que los muslos de Rae empezaban a agitarse. Se enterró en mi cara aún más a fondo. En casi un gruñido la oí decir que se iba a correr. Y vaya si se corrió, en oleadas violentas y sucesivas. Clavé profundamente mi lengua en su vagina y pude sentir sus espasmos.
Rae restregó su coño aún con más fuerza contra mi cara, cubriéndome con sus jugos. Miré hacia arriba y vi a Rae tomar con su boca la polla de Ben. Primero chupó la cabeza, luego bajó la boca por ella, luego la volvió a subir, tomando cada vez una parte mayor de su longitud a cada golpe. Luego Rae se sacó la polla de Ben de la boca, le miró de frente y le dijo con una voz ronca y seductora que quería su polla dentro de ella. Era demasiado para mí. Deseaba ver la magnífica herramienta de Ben profundamente dentro de ella. Deseaba que ella experimentara el éxtasis de ser llenada hasta el límite.
Rae levantó una de las piernas para dejarme salir de debajo de ella. Mientras me recolocaba, hice contacto visual con Ben y le dediqué una sonrisa y un guiño. Rae estaba de rodillas, con el culo levantado al aire y descansando sobre los codos. Rae le dijo a Ben que quería que se la follara desde atrás. Ben se rió y dijo que había fantaseado con follársela como hacen los perros. Luego se puso tras Rae y se arrodilló entre sus piernas. Al principio Ben se inclinó sobre ella, pasando su polla entre sus nalgas mientras se las estrujaba. Rae gimió, luego pasó la mano y guió la polla de Ben a la entrada de su coño. Me bajé de la cama para conseguir una mejor vista de la penetración. Rae sabía lo mucho que me gustaba mirar. La enorme y bulbosa polla de Ben estaba colocada entre los labios húmedos del coño de Rae. Lentamente Ben empujó hacia dentro separando ampliamente los labios del coño de Rae con su enorme polla. ¡Rae respiraba entrecortadamente y dejaba escapar series de «oh’s»! Cesó en la penetración cuando toda la cabeza de su polla estuvo rodeada por el coño de Rae y dejó a su vez escapar un gemido, comentando lo que le gustaba follarse un coño prieto como el de Rae. Ben se quedó así como un minuto, dejando que Rae se adaptase a su tamaño. Luego volvió a empujar lentamente, cada vez más profundamente hasta que estuvo enterrada hasta los huevos. Todo el cuerpo de Rae se agitaba involuntariamente. Desde mi posición podía ver que su coño estaba ampliamente dilatado, su clítoris inflamado, su coño lleno al máximo.
Ben la sacó hasta medio camino y luego la volvió a sumergir. Repitió esto unas cuantas veces más antes de aumentar su golpe hasta que la sacaba casi completamente. ¡Rae estaba tan excitada que tanto su área púbica como la de Ben estaban empapadas en sus jugos de amor! Luego Ben agarró las caderas de Rae, enterró su polla todo lo profundamente que pudo y la movió de lado a lado. Esto hizo que Rae gritara de placer. Luego le pidió a gritos a Ben que se la follara con más fuerza. La complació gustoso y empezó a machacarla, con la pelvis azotando su culo. Su coño chapoteaba a cada embestida de su enorme polla. En ese momento me puse debajo de Rae y le chasqueé el clítoris mientras el vástago de Rod apuñalaba el coño de Rae a solo unas pulgadas de mi cara. Rae dejó escapar un grito y empezó a agitarse bajo el orgasmo. Seguí lamiéndola y Ben siguió aporreando mientras Rae experimentaba orgasmos múltiples. Oí a Ben gritar que se estaba corriendo mientras enterraba su polla hasta el puño y la dejaba allí. Salí de debajo de Rae y los dos se dejaron caer en la cama mientras Rae dejaba escapar pequeños sollozos.
Ben se retiró de Rae, sacando su polla suavizada de su coño. Rae dejó escapar un murmullo de protesta ante el vacío repentino que dejaba en su coño. Le pedí que se diera la vuelta y se pusiera sobre la espalda. Obedeció y me coloqué entre sus piernas y empecé a lamerle lentamente el coño. La corrida de Ben estaba entremezclada con los jugos de Rae pero eso no me preocupaba en absoluto. Lamí ansiosamente ambas cosas. Esto pareció encender de nuevo la chispa de Rae porque me agarró la parte de atrás de la cabeza y empujó mi cara con fuerza contra su coño. La lamí hasta llevarla al borde del orgasmo y luego me levanté izando sus piernas en mis brazos y enterrando mi dolorida polla completamente dentro de ella. No perdí el tiempo, palmoteando en ella con frenesí como un martillo pilón. Se corrió de nuevo, agarrando mis nalgas y empujándome hacia ella. No pasó mucho tiempo antes de que yo me corriera también.
Ben y yo nos acurrucamos a cada lado de Rae y descansamos. Rae le dijo a Ben que la había llenado como nadie lo había hecho antes. También dijo que nunca se había corrido tanto en toda su vida, que no había nada como que le hicieran el amor dos hombres a la vez. Se inclinó sobre mí y me besó profundamente y me echó una mirada de agradecimiento. Había sido una experiencia tan intensa que me encontré sumergido en un profundo sueño.
Al rato me despertó un crujido en la cama. Cuando pude quitarme las telarañas vi a Rae a horcajadas sobre Ben, moviéndose de arriba abajo a todo lo largo de su polla. Supuse que una vez que había probado a Ben ya no podía parar. Le folló hasta que se quedaron exhaustos. Yo me acaricié hasta el orgasmo observando su éxtasis.
Ben se fue a la mañana siguiente, después de desayunar. Rae estaba bastante dolorida, pero tenía ese aspecto que significa que has sido follada a fondo. Hablamos de nuestras experiencias del día anterior y estuvimos de acuerdo en que había sido magnífico y que lo volveríamos a hacer. Luego yo le dije a Rae que tenía mi permiso para follar con Ben siempre que quisieran. Rae vino hasta mí y me dio un largo y amoroso beso. No me sentía celoso o fuera de lugar en absoluto. No sentía nada más que amor hacia Rae. Cuando amas a alguien realmente deseas que le ocurran cosas buenas en todos los aspectos de su vida. Estaba contento por ella y también contento por mí. Deseaba que ocurriera esto, y ahora que había ocurrido, no tenía dudas.
Desde ese día en que Ben entró en nuestras vidas, hemos hecho el trío cinco veces más. Rae y Ben han salido después del trabajo varias veces (¡no pueden estar el uno sin el otro!). Yo también me beneficio de sus citas cuando Rae llega a casa y me despierta para echar un polvo. También me ha dicho que puedo buscar mi propio interés sexual. Hay algunas cosas que me interesan mucho que realmente no le atraen a Rae. Hasta este momento se han quedado en fantasías. Supongo que una vez que vences las inhibiciones y dejas salir las fantasías, se abren las puertas para otras. Pero eso es otra historia que alguna vez contaré.
FIN