Después de conocernos en un club, fui a su hotel donde pasamos una noche de sexo infinito, quede rendida a sus pies

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Esto me sucedió hace unos años, cuando tenía 18, y salí a pasear con unas amigas a un club donde se pasaba muy bien todo el tiempo.

En ese sitio conocí a un chico que era muy buena onda y sabía como hacer sentir bien a uno. Ese día me invitó a un cuarto de hotel que había rentado. Yo le dije que si rápido porque realmente tenía muchas ganas de estar con él a solas.

Ya en el cuarto empezamos a charlar y pasarla bien relajados y todo, cuando de pronto me empieza a besar por el cuello, yo no le dije nada porque realmente me gustaba como lo estaba haciendo, él me estaba excitando mucho con sus besos. De pronto yo volteé la cara y comenzamos a besarnos frenéticamente.

El empezó rápido a subirme la blusa para poder besar mis grandes pechos. Yo me dejé porque realmente quería ser follada por él. Yo andaba en falda y eso hacía más fácil la situación. Yo me tiré a la cama y abrí mis piernas, él comenzó a besar mis muslos hasta llegar a mi parte, la cual estaba mojada, ahí me quitó las bragas y empezó a comérmela.

Yo sentía que explotaba porque lo hacía genial, no tenía palabras, lo único que podía hacer era gemir de placer, cuando se despegó de mi concha empezó a quitarse la camisa y desbrocharse el pantalón, yo aproveché para quitarme la blusa y el brassier. El subió a besarme los labios y mientras como ya tenía toda su ropa fuera me rozaba la concha con su gran polla, era genial la sensación sentía que en cualquier momento tendría un orgasmo, y creo que él también lo sintió, porque de pronto si dar aviso sentí como me penetró su gran polla.

La metió de un tirón, yo solté un grito de dolor y a la vez de placer. El empezó a entrar y salir lento para que me acostumbrara al movimiento, pero no tardó mucho para empezar a bombearme su gran polla dentro de mí, él la sacaba casi completa y luego la volvía a meter, era sabroso lo que se sentía y se podía ver.

Mis pechos brincaban para todos lados de las grandes embestidas que me daba él. De pronto tuve mi primer orgasmo, fue brutal, pero no conforme con eso necesitaba aún más y le pedí cabalgarlo, y él accedió. Yo me le monté y empecé a moverme poco a poco hasta que de pronto no aguanté más y comencé a moverme como una loca, me movía para todos lados y él también daba brincos para que pudiera ser más penetrada, si era posible, yo sentía que explotaba de la emoción y de la excitación, así estuve hasta que sentí mi tercer orgasmo.

Luego yo me monté de su lado contrario para sentirme en un caballo, pero de pronto él me cambió de posición y me puso en cuatro patas, y así empezó a penetrar mi concha, sus embestidas eran tremendas, lo sacaba completo y lo volvía a meter.

De repente sentí que empezó a dilatar mi ano, yo anteriormente había sido cogida por detrás, pero no lo practicaba mucho porque dolía un poco, pero esta vez estaba dispuesta a todo, él sacó su polla de mi concha y empezó a rozarla con mi ano, yo no sabía que decir ni que hacer.

De pronto de un solo tirón me la mete, yo solté un grito de dolor y pensé en decirle que la sacara, que me dolía, pero él supo como hacerlo para que me gustara. Empezó suave hasta que cuando yo me tranquilicé recomenzó a bombear duro otra vez, yo me tocaba la concha para poder excitarme aún más.

Yo podía sentir mis chorros bajándome por mis muslos, pero no podía quedarme sin que él se viniera. Así estuvimos un rato y después me volví a poner en la cama y él se trepó encima de mí, así empezó a darme, pero con calma ya, me lo metía suave, pero me excitaba mucho.

Luego de un rato sentí un chorro caliente entrando a mi concha, ahí es cuando supe que había terminado, me penetró un poco más para que sintiera su semen y también por el ano para llenármelo de su líquido, hasta que terminó rendido y se tiró en la cama sin fuerzas.

Yo estaba súper cansada, pero a la vez anonadada de la forma como me habían follado. Realmente fue la mejor follada de mi vida, o por lo menos de esos tiempos. Luego de eso el muchacho volvía de vez en cuando y follábamos, hasta que él se fue para otro país

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