Después de un tiempo, cerré el circulo y me folle a la puta que no me quería dar una oportunidad. La deje con la boca abierta
El llegar de una ciudad de provincias como es Gijón a estudiar a Madrid causa un gran cambio en la vida de un chico de 19 años. Nuevos amigos, nuevos sitios para salir, nuevas situaciones, pero de una manera o de otra siempre sigues en contacto con gente de tu ciudad, especialmente si estos son de tu pandilla en aquella ciudad.
Conocía a Marta desde hacia muchos años, desde críos. Salíamos en pandilla y con los años la amistad de aquella pandilla se fue haciendo más y más fuerte. Éramos chavales liberales en la Asturias de finales de los 80 un poco locos por el rock, el sexo y las drogas. Con 18 años aquello era el despertar sexual para todos. Marta era la novia de uno del grupo, otro borracho con el resto. Con Sebastián, Marta había conocido el sexo y su apertura de mente. Del “solo me acostaré con quien me vaya a casar” de unos años antes pasó al “si me lio con un tío es para acabar follando” como algo natural. Siempre me hizo gracia ella en aquellas noches de borrachera en las que Marta se regodeaba sobre su recién estrenada habilidad de comer pollas, en realidad solo se la comía a uno, pero se vanagloriaba de su habilidad – la chupooo – decía levantando la copa y descojonándose de risa después de marcar la o.
Marta vivía en Madrid con Victoria, una malagueña, en realidad las chica vivian juntas gracias a mi. Yo era intimo de la prima de Vicky y coincidió que Marta buscaba compañera de piso y Vicky acababa de llegar a Madrid. La típica historia de oye no sabrás de alguien que comparta piso, oye no sabrás de alguien que busque piso para compartir.
La verdad es que no las veía mucho, alguna fiesta en casa a las que invitaba o alguna fiesta en la suya a la que yo era invitado. Siempre me hacía ilusión verlas, pero salvo en Gijón ninguno se mataba por ver al otro.
Estábamos a punto de acabar el curso y yo tenía que decidir sobre quedarme en mi piso y asumir solo los gastos del mismo, irme a un colegió mayor donde empezaban a quedar plazas libres después de que los alumnos volviesen a sus casas o buscarme la vida en algún piso de estudiantes que quedase un hueco para mi.
Todo sucedió una noche de borrachera a punto de tener que tomar una decisión. No era cuestión de dinero, era cuestión de ahorrármelo. Fue un sorpresón encontrarme a Marta y Victoria en un bar. La verdad es que ambas se unieron a nuestro grupo y cambiaron de planes. De ir a Pacha se vinieron con nosotros a Malasaña. La borrachera fue de aúpa.
– ¿qué tal de novios? – le dije a Marta después de un ataque de risa sabiendo que hacia meses que lo había dejado con Sebas
– Ja ja ja, pues no te lo vas a creer, Vicky y yo conocimos a un par de amigos hace unos meses y cada una estamos con el otro.
– ¿Y que tal en la cama con alguien distinto a Sebas?
– La verdad es que tengo al tío encantado, porqueeee la chupooooo, que te cagas – repitió su acostumbrada broma.
– No en serio, tiene que ser raro que te follé otro.
– La verdad es que no paramos, me mata de gusto y todas esas cosas las solucina un orgasmo, que te voy a contar yo a ti.
– ¿Y la otra?
– ¿Vicky?, esa si que no para, no veas lo que grita la tía cuando se la follan.
– ¿Y tu?
Yo soy más silenciosa j aja ja.
Aquella mañana entramos los tres en su casa ya de día, habíamos acabo cerca de su casa y me pareció mejor un sofá allí que una cama en mi casa. Me desperté pasadas las cuatro de la tarde cuando Vicky con una camiseta de Minnie Mouse y poco más me ofrecía un café bien cargado.
Pase la tarde con ellas y les conté mis futuros planes… Me dijeron ambas que si quería su casa era mía. Marta se iría en una semana y Vicky en 10 días. Agradeciendo su hospitalidad yo les ofrecí destinar mi presupuesto en piso en alcohol los días que estuviésemos juntos.
Salimos como bestias la siguiente semana, pasta teníamos. Como suele pasar en estos casos nos bebimos el Nilo cada noche y cada noche acabábamos hablando de sexo los tres. Yo más o menos le conté mis ultimas aventuras, en Gijón no paraba de follar y claro en Madrid donde la gente es más abierta iba saltando de cama en cama. Las chicas me contaban su aventuras con sus nuevos novios. El de Vicky venia a veces a dormir, últimamente la mayoría de los días. Si cuando llegábamos a casa de la universidad ella estaba metida en su habitación, solo había que agudizar el oído para oírla jadear, esas noches salía a solas con Marta.
A tres noches de irse Marta me la encontré en el salón de casa, me hizo una señal con el dedo de la mano como diciendo que me cayese y oyese. Victoria jadeaba y se lamentaba mientras se la follaban son fuerza.
– tengo que reconocer que me moja las bragas solo de oírla.
– ¿Y cuando ella te oye a ti?
– No creo que nunca haya tenido oportunidad, con lo que grita no debe de oír nada más. ¿NO te pone a ti oírla?
– Claro, pero me gusta más oír gemir a las que tengo debajo que al otro lado de la puerta.
Acabamos la noche apostándome sobre cualquier chorrada que nos pasaba. Acabe ganándole una mamada. Típica apuesta que no se paga.
Salimos las ultimas dos noches penúltimas los tres. Marta se iba temprano por lo que en su ultima noche no salimos. Vicky ya estaba follando con su novio cuando llegamos a casa. Nos fuimos a cenar y a tomar unas cañas. Cunado volvimos el cabecero de la cama de Victoria golpeaba contra la pared.
– ¿No echas de menos a tu novio?
– Es el problema que sea maquinista de Renfe, esta todo el día por ahí de viaje, pero me dijo que vendría a Gijón a verme.
Nos tomamos una copa y por no hacer ruido acabamos los dos hablando en su habitación. Vicky ya dormía y el salón haríamos más ruido.
Ya en su habitación estuvimos hablando de sexo, de repente se me ocurrió follármela, nada planeado, simplemente me apeteció follármela.
– me debes una mamada – le dije sonriendo.
– Ja ja ja, esas apuesta no se pagan.
– Ya, pero me debes una mamada – repetí.
– Tengo novio y lo sabes.
– Novio era Sebas, este es uno que te follas, lo sabes.
– Tengo novio.
– Bueno, me debes una mamada – insistí.
Marta se levantó, salió de la habitación hacía el baño y volvió al rato. Me dejó de piedra cuando volvió desnuda al cuarto. Desde el umbral de la puerta me miraba como diciéndome, ve sacando la polla que te la voy a arrancar.
El cuerpo de Marta era voluminoso. Tetas grandes, pezones como huevos fritos, caderas grandes y un gran matojo de pelo en el coño. Marta vino hacia mi y arrodillándose enfrente mía abrió mis pantalones y se metió en la boca mi polla dura como el acero. Desde luego que Marta sabía comer pollas, no creo que nadie me la hubiese comido así en mi vida. Jugaba con la lengua, jugaba con sus labios, me apretaba las pelotas y de vez en cuando me las lamia llegando casi a ojete. Era más que obvio que a Marta le encantaba comer pollas. Le hubiese dejado hacer pero a pesar de no tener un cuerpazo decidí que lo que yo quería era follármela. Agarré su coleta y la hice retirar su boca de mi polla. Marta me miró con cara de lascivia. La hice subirse a la cama dejando sus pies apoyados en el suelo, me bajé de la cama y me coloqué en el lugar y posición en la que ella estaba anteriormente. Metí mi cara entre sus piernas y apartando con las manos pelambrera púbica empecé a darle lengua. Marta empezó a gemir, en silencio pero a gemir. Mi amiga se pellizcaba sus grandes pezones mientras yo lamia y lamia. Como hacían las chicas de esas edad, y aun hoy hacen, justo cuando empezó a correrse puso sus dos manos en mi frente para que apartase mi boca de su coño.
– Métemela – me dijo gimiendo como una cerda.
Me desnudé delante de ella. Marta me esperaba tumbada en la cama con sus dos tetas cayendo a cada lado de su tronco y sus piernas abiertas mostrándome ese peludo coño. Se le iban las manos hacía sus zonas rosadas pero no quería quedar en evidencia. Puse cada una de mis manos en sus rodillas y sin siquiera agarrármela, la fui penetrando poco a poco. A Marta le cambió la cara mientras mi polla se abría paso entre sus vergüenzas. La verdad es que estaba más gorda de lo que me imaginaba, pero solo por poder morder aquellos pezones valía la pena haberla seducido. Marta me rodeó con sus piernas haciendo más complicada mi penetración. Bombeé durante más de 25 minutos hasta que Marta se corrió. Al contrario de su orgasmo proveniente de cunnilingus Marta no quiso parar y se puso a cuatro patas para que desde atrás la penetrase. Cuando me corrí en su espalda Marta gemía más que lo que había demostrado el resto de la noche.
Estuvimos hablando sobre desde cuanto tiempo nos teníamos ganas, alabé su boca lamedora y nos dimos unos morreos. Decidí empezar a tocarle el coño, cosa que se dejó hacer, pero cuando fui a volver a penetrarla me paró en seco diciendo que estaba bien por esa noche, le pedí que me la volviese chupar pero se negó enviándome de vuelta al sofá a dormir.
Me fui a la universidad antes de que nadie se levantase. Cuando volví Victoria y su novio estaban de nuevo encerrados fornicando como bestias. No tenia el cuerpo muy para fiestas por lo que me metí en la cama de Marta, que pasaba a ser mía, el sofá se había acabado por ese verano. Vicky fornicó hasta tarde, yo he de reconocer que me la machaqué un par de veces esa noche a su salud.
A la mañana siguiente volví a la universidad y cuando volví estaba en el salón. Descojonada de risa me contó que nos habían oído todo el polvo, que su novio se lo había contado al novio de Marta y habían tenido gran movida. Ahora el novio de Victoria estaba de viaje y preocupado por dejarla a solas conmigo en una casa.
Salimos esa noche y volvimos borrachos. Vicky se metió en el baño y yo me fui a leer a mi cama. Vicky entró en mi habitación en camisón y con dos copas en la mano. Se sentó a los pies de mi cama y me dio una de ella.
– la verdad es que Marta ha debido de volverse loca. Creo que un día voy a tener que probar yo – me decía mientras yo miraba a sus dos grandes tetas, un poco caídas y sobre todo sus pezones transparentándose en la tela – la verdad es que no sé como ni se imagino que íbamos a oír el polvo. Por cierto, jamás la había oído gemir tanto
Hablamos de lo divino y lo de humano y cuando pensé que se me iba a tirar encima, se despidió y se fue.
La noche siguiente salimos y nos la volvimos a coger redonda. Entramos en la casa dando tumbos. Esta vez fui yo quien entró en su habitación con dos copas. Victoria iba con el mismo camisón pero sin bragas. Me enseñó sin querer su peludo coño un par de veces y las tetas otras tantas, la intenté besar pero me rechazó, le propuse abiertamente follar y me dijo que se moría de ganas pero no quería líos, que tenía novio y todo ese rollo.
Esa noche la oí masturbarse de nuevo a gritos. Yo la acompañé desde mi habitación con una buena paja. Durante años me pregunté que hubiera pasado si llegó a entrar en aquella habitación en medió de su dedo.
El verano siguiente ante el alucine de toda la pandilla de Gijón, Marta se casó con el cornudo. Por si el flipe era pequeño, un mes después Victoria se caso con su novio follador.
Marta no nos invitó a ninguno de la pandilla salvo a alguna de las chicas. Me imagino que fue culpa mía. En años creo que me la he encontrado una vez.
A Victoria si me la encontré un par de veces, al fin de cuantas era la prima de mi mejor amiga. La verdad es que la tía siempre me había puesto muy bruto y tenia aquella espinita de no haberla follado.
Cada vez que me la encontraba de una manera u otra me ponía muy cardiaco. Un día que me comentó que se iba a vivir a Marbella, que estaba esperando a vender el piso para irse.
– ¿Y tu marido? – ella también se había casado años después que su amiga, con la que seguía en contacto a pesar de las distancia.
– Me he separado.
– Vaya hombre. ¿Y donde vive?
– En casa.
– ¿Y tu?
– En casa
– ¿El en el sofá?
– En la cama.
– ¿Pero no os habíais separado?
– Si, pero no nos llevamos mal, simplemente no me motiva como marido.
– ¿Y folláis?
– Que preguntas me haces, claro que si, una no es de piedra, y te voy a decir una cosa. Mejor como amante que como marido, me folla con más fuerza, con más ganas, me corro más y mejor.
– ¿Y cuando ligáis con otros?
– Ja ja, mucho preguntas.
– Cuenta
– ¿La verdad?
– Nos contamos los detalles en el siguiente polvo. El me cuenta como se las folla y yo le cuento como me empotran
Aquella noche me follé a mi novia de entonces a la salud de las tetas de Victoria y lo puta que era.
En cierta ocasión pensé que la metía en la cama junto con otra novia que tenía. Habíamos salido en grupo y ella se había unido a nosotros. En aquella época volvíamos a casa ya de día y nos bañábamos en grupo. Yo llegué el primero y como en muchas ocasiones me metí en pelotas en la piscina con mi entonces novia. Aquella casa era un lugar abierto en el que vivía con unos amigos. La gente se quedaba a dormir sin siquiera preguntar. Desde la piscina vi llegar a unos cuantos y en general subían a las habitaciones. Vicky bajo con un bikini que obviamente no era suyo, se metió con nosotros en la piscina y una vez dentro se deshizo del bikini y se unió a nosotros. Como digo por un momento pensé que me las follaba a ambas, pero cuando la cosa se calentaba Victoria se dirigió a las escalerillas y salió de la piscina mostrándonos todo el culazo.
Los años pasaron y todos perdimos el contacto. Marta desapareció de nuestras vidas, Vicky se fue a Marbella, yo me dediqué a lo mío, eso es follarme todo lo que se movía.
A través de Facebook muchos años después todos volvimos a coincidir. Marta había engordado, pero no mucho. Vicky seguía teniendo la misma cara de puta y por las fotos y lo que contaba seguía siendo una cabeza loca.
Pasamos años participando en debates, dándole me gusta a fotos, felicitándonos por nuestros cumpleaños.
Hace un año tenia unos días libre y nada que hacer. Fui a ver a mi padres a Gijón. Un día por la tarde, después de muchas tardes de aburrimiento, decidí dar una vuelta por Salinas, zona de veraneo de los asturianos de bien a no muchos kilómetros de mi ciudad. Paseé durante una hora y a ultima hora de la tarde me senté en una cafetería a leer un libro.
Estaba refrescando y yo pensando el volver a Gijón cuando de repente oí una voz conocida.
– ¿Roberto? – mire y no daba crédito a mis ojos, ante mi Marta, con unos kilos más, unas cuantas arrugas más pero la misma sonrisa, la misma melena negra y el mismo escote.
– Marta, ¿qué es de tu vida? – le di dos besos y la invité a sentarse.
En una hora me contó todo lo que ya sabía. Dos hijos, recién divorciada, tenia una boutique desde que volvió a Gijón. Yo más o menos le conté lo que ella ya sabía a través de FaceBook. Como hacía buena noche y la hora se nos hecho encima la invité a cenar.
Como no salió, pero era obvio que acabaría saliendo, yo saqué el tema y hablamos del polvo de casi tres décadas atrás.
– La verdad es que se nos fue la olla. No me explicó aun como pudimos liarnos con el novio de Vicky al lado – me dijo Marta mostrando un cierto tono de arrepentimiento.
– No parecía que te preocupase en ese momento.
– Estaba encantada, la verdad es que eran muchos años viendo como ibas dejando a tías encantadas cuando te las follabas y me apetecía mucho probar, te soy sincera. Pero no sabes el pollo que me montó Juan al día siguiente
– ¿Y que le dijiste?
– Que Paco había escuchado mal.
– ¿Y se lo creyó?
– No.
– ¿Y entonces?
– Me pidió matrimonio.
– Y le dijiste que si.
– Así fui de boba.
– Pues has aguantado muchos años.
– Ya sabes, por los niños.
– ¿Y entonces?
– Es lo típico al final no había comunicación, ni sexo, ni nada. Ahora los niños son mayores y sencillamente prefiero estar sola que mal acompañada.
– Sola porque quieres.
– Ja, no sabes lo mal que esta el mercado.
– Bueno Marta, estas buena, tienes 45 años solo y con esas dos tetas tienes que tener cola esperando en la puerta de tu casa.
– No hijo, no. No me como un colín.
Acabamos la cena y me propuso una copa.
– ufff, tengo que volver conduciendo a Gijón y con copas.
– Quédate en casa. Hay sitio, los niños están con su padre en Benidorm.
Dicho y hecho rememorando tiempos pasados empezamos a ir de bar en bar, de copa en copa.
Fue en el ultimo bar donde se lo solté.
– pues me dejaste con ganas de volver a follarte aquella noche.
– Yo me arrepentí de no habértela comido otra vez.
– Joder Marta no me digas eso. Llevo más de 25 años pensando las ganas con la que me dejaste.
– Yo llevo 25 años masturbándome pensando en aquella noche. Piensa que solo me he acostado con tres hombres en mi vida y solo uno que me hubiera comido el coño antes de besarme.
A las cinco de la mañana y cuando la único opción era una discoteca llena de críos, cogimos mi coche y enfilamos hacía la casa de Marta.
– ¿Te la podré comer esta noche? . me dijo casi en susurros.
– ¿Perdona?
– Que si al llegar a casa me dejaras que te la coma.
– ¿Y la sigues chupando bien?
– Según mi ex, soy la mejor que se la ha chupado.
– Un experto, j aja
La verdad es que no me dio tiempo a recorrer más de un metro cuando se agachó ante mi, abrió mi cinturón, abrió mi pantalón, bajo mi calzoncillo y sacó mi dura polla. Por un momento volví a 1989 al sentir como con su lengua daba una larga chupetada a mi prepucio. Dejé por segunda vez en su vida que Marta chupase mi polla, la verdad es que era una experta chupadora y se notaba que le gustaba hacerlo. Si hubiese sido más puta y hubiese tenido más experiencia hubiese jurado que era de las que se siente en el poder de las situación cuando se la come a un tio.
No me quise correr en su boca. Ya no tenía 18 años y varias balas en el cargador. En la misma entrada de la casa le hice levantar y la apoye cara a la pared. Metí mis manos en sus pecho y desde atrás saqué sus tetas por encima del vestido y por encima. Con la otra mano busqué su coño metiendo mi mano por debajo de su falda. En esta ocasión su raja no tenía un solo pelo, bueno rascaba un poco pero básicamente producto de no esperar que se lo tocasen.
Marta se dio la vuelta con las bragas por el suelo y las tetas al aire, me rasgó la camisa y volvió a coger mi polla la cual empezó a menear.
Con la polla firmemente amarrada me llevo hasta su habitación donde se desnudó agachándose de nuevo a lamerme la polla. Paré a tiempo. Saqué mi polla de su boca y la llevé a la cama.
Las tetas le colgaban, tenía cierta barriga, una gran cicatriz de una cesárea y un coño regordete. La verdad es que no me apetecía demasiado comerle el coño, pero se lo comí. Marta dio las gracias corriéndose en mi cara después de una larga labor lamedora, en esta ocasión no me apartó y simplemente disfrutó mientras la mataba con mi lengua. No necesité decirlo, Marta se puso a cuatro patas esperando mi polla. Sus tetas colaban, su culo era más grande que hace años, pero me apetecía follármela. Abrí sus nalgas con mis manos y apunté mi polla a aquel coño regordete. Marta empezó a gritar de placer mientras mi polla se hacía paso dentro de aquel coño bastante cerrado. No pude resistirme y azoté su culo mientras la fornicaba. Quise que se diese la vuelta para la ultima parte del polvo y le hice dar la vuelta penetrándola sin pausa y viéndole la cara como se corría.
Me desperté por la mañana con mi polla en la boca de Marta, no hice nada simplemente le deje hacer. Me la chupó largo rato hasta que reventé en su boca. Marta no quitó la misma y siguió chupándomela hasta dejármela limpia.
Quedamos en vernos o llamarnos pero lo cierto es que desde ese día nuestra relación volvió a basarse en Facebook.
Fue en el viaje de vuelta a Madrid cuando fui pensando en lo paradójico de la vida, volver a follarme a Marta después de tantos años.
Cuando puse gasolina mande un mensaje por skype a Victoria.
– ¿sigues en Marbella? – fue lo único que escribí.
No fue hasta que llegué a casa cuando Vicky me contestó.
– si, ¿por?
– Voy a ir a unas gestiones en unas semanas y por si quería tomar algo. – le contesté.
– Trabajo o placer.
– Trabajo pero breve, si quedamos busco hotel sino vuelvo en avión desde Málaga por la noche.
– Si, me apetece mucho verte.
Pasaron las semanas y volé a Málaga. En taxi llegué a Marbella y sencillamente me fui al hotel a descansar, en realidad a nivel trabajo no tenía nada que hacer alli. Por la noche Vicky me escribió por whatsapp citándome en un restaurante en el centro.
Para mi sorpresa Vicky estaba con otra amiga la cual me presento como Ana. Ana resultó una chica simpática, inteligente y muy atractiva.
Cenamos estupendamente, del restaurante pasamos a una discoteca donde ambas parecían conocer a todo el mundo allí. La verdad es que la presencia de la amiga me había imposibilitado hablar con Vicky y ni tan siquiera liarla para abrir la posibilidad de tirármela, al contrario Ana se ponía a huevo con indirectas del tipo – pues nunca he estado en tu hotel o mañana no tengo nada que hacer o que bien me venia un macho esta noche.
Estaban a punto de cerrar la discoteca cuando Vicky se acercó.
– Eres un cabrón, no pasa el tiempo por ti, siento haber traído a Ana, pero le dije que venias e insistió en venir. Tienes dos opciones, o tirártela hoy a ella o volver el fin de semana y follarme a mi – me dijo mirándome a los ojos.
– ¿A ti?
– Si, a eso has venido. ¿Te crees que Marta no me ha contado lo vuestro?, tu lo que quieres el cerrar el circulo.
– ¿el circulo?
– Si, el de acabar conmigo en la cama.
– ¿Y que te parece?
– Que deberías haberme follado hace 25 años.
– ¿Si?
– Si.
– ¿Y ahora?
– Estoy mala, prefiero follar contigo como dios manda.
Ana insistió esa noche en venirse conmigo en el taxi, pero yo haciendo de tripas corazón la mandé a su casa, o a casa de algún amigo donde seguramente fue.
No supe nada de Vicky hasta que el viernes entró a más velocidad de la recomendable en el aeropuerto de Málaga. Ni pasamos por su casa a dejar la bolsa, simplemente fuimos a cenar a un restaurante de lujo. Durante la cena hablamos de temas tribales. Vicky nunca había sido una mujer guapa, pero si muy atractivo, irradiaba de siempre sexualidad por los cuatro costados. La tía tenía dos buenas tetas y se sabía sacar partido de ellas. Sus escotes era míticos.
No fue hasta la primera copa cuando sacó el tema sobre lo que iba a pasar esa noche.
– Ósea que has venido a follarme – me dijo como si preguntase si había venido a ver a su abuela enferma.
– Ósea que tu te has ofrecido voluntaria a ser follada.
– Marta me dijo que volvió a ser la hostia.
– Bueno, entre tu y yo, no creo que ni ahora ni entonces Marta tenga tanta experiencia como tu como para ser tan tajante.
– Digamos que me fio de ella… y de mi prima.
– ¿¿¿Que Carola te contó lo nuestro???
– Si joder, y no pasa nada.
– ¿Qué te contó?
– Que tuvisteis unos meses tontos y que a pesar que tenias novia se enganchó de tu polla.
– No sería para tanto.
– Me dijo que lo era.
– Esta tiene más credibilidad.
Pedí otras cosas.
– ósea que tienes ganas de probar tu también.
– Ya te dije que tenia que haber pasado por la piedra en Madrid, pero bueno eso lo vamos a solucionar tu y yo esta noche.
De nuevo de bar en bar como adolescentes pasamos la noche entre copa y copa y susurros a mi oído de Victoria dejándome saber las ganas que tenía de probar mi polla y chorradas por el estilo.
Según avanzaba la noche me empecé a hacerme una ligera idea que ella tenia más ganas que yo, y yo tenía muchas.
Llegamos a su casa borrachos como mulas. La casa era una pasada, típica donde vive una niña rica que nunca ha trabajo ni esforzado por lo que tiene. Vicky me puso una copa en el salón y me dejó solo. Volvió a los cinco minutos con un camisón. Como hacía 25 años dejaba a la vista gran parte de su escote y transparentando sus negros pezones. Le queda un poco apretado, no mucho.
– He tenido que revolver de arriba abajo la casa de mi madre, pero lo encontré. Es el mismo que usaba en Madrid y con el que te quedaste embobado. ¿Más hielo?
– No gracias.
Vicky se acercó como una gata hacía mi. Justo cuando me iba a besar la paré en seco.
– así no – le susurré.
– Como – me susurró aun más
– Sube a tu habitación y espérame en la cama.
– Quiero que subas conmigo.
– No, yo diré cuando subo.
– ¿Y que hago arriba yo sola?
– Metete un vibrador.
– No tengo de eso.
– Pídeselo a una vecina. No me jodas anda, tu no tienes uno, tienes un arsenal., estoy seguro.2
Se levantó y al salir del salón se levantó un poco el camisón enseñándome el culo y dejándome claro que no llevaba nada debajo.
Esperé cinco minutos y dejando guiar por los gemidos llegué al cuarto principal. Victoria a media luz, en la cama, con las tetas fuera del camisón, la piernas abiertas y su mano dentro de la falda de la prenda de noche y un motor que zumbaba entre sus piernas. Las caras de Vicky eran un poema. La verdad es que para la edad que teníamos la mujer en pelotas estaba mejor que con 20. Se notaba que se había arreglado las tetas pues no colgaban tanto como entonces. La chica se relamía. La observé como diez minutos y un par de orgasmos. Mientras la miraba me iba desnudando, ella me miraba pero no paraba de masturbarse ni gozar. Le metí mi polla en su boca y esta sin parar de darle al manubrio empezó a lamérmela. No era Marta, pero estaba claro que había chupado un par de cientos, chupaba como loca y chupaba bien.
Saqué mi polla de su boca y me agaché y le susurré al oído.
– ponte a cuatro patas.
Me fui al baño y volví al rato con el cinturón de un albornoz de tío que encontré en el baño. Ni me pregunté por el dueño. Quité su mano del vibrador, cogí sus manos y las até a su espalda. Levanté la falda del camisón y lo dejé revuelto en su cadera. Metí un dedo en su culo, Vicky no dijo ni pio. Metí un segundo y Victoria se mantuvo, cuando metí el tercero y no recibí respuesta contraria, saqué el vibrador de su coño y se lo metí en el culo. Vicky dio un respingo, pero no dijo que no. Empecé a darle poco a poco, ella acoplaba el angulo de su cadera para facilitar la penetración de aquella polla de goma.
El vibrador que no era de pequeño tamaño entraba hasta casi la tapa de las pilas en aquel oscuro ojete.
– déjame darme la vuelta y métemela en el coño sin sacármelo del culo.
Me acerqué a su oído y le susurré.
– zorra, aquí mando yo.
Ella dio un respingo y sus pezones se pusieron aun más en punta.
– ¿te gusta que te dominen?
– Me encanta.
– ¿Y te gusta como te domino yo?
– Esto no es dominar – me dijo y se rió. Yo le retorcí un pezón, esto hizo que se encendiese aun más.
– Dame duro cabrón, méteme la polla de una puta vez. Llevo 25 años esperando.
– ¿Por que llevas 25 esperando?
– Porque quiero sentir tu polla dentro de mi.
– ¿Y no te gustan las que te meten normalmente?
– Me encantan, pero por esas no llevo masturbándome más de media vida.
Le saqué el vibrador del culo y de un certero estacazo metí mi polla. Victoria dio un respingo.
– aggg que gusto, pero por ahí no, por el coño, llevo soñando que me penetrabas el coño todo este tiempo, por el culo noooo.
Le agarré de las caderas y empecé a darle con saña, Victoria se retorcía de gusto. Los orgasmos iban y venían. Vicky arqueaba su espalda, sus pezones estaba a punto de explotar. Iba a correrme pero me paré. La saqué de su culo y dándome la vuelta se la fui a meter en la boca.
– lávatela por favor, del culo me da asco
– ¿De tu culo?
– Si. Lávatela por favor.
Me fui a baño y aproveche para darme un agua. Victoria estaba atada y no iba a ningún sitio. Volví a la habitación sin secar y chorreando agua, se la metí en la boca no sin antes volver a meterle el vibrador en el coño. Vicky solo pudo decir antes de tener mi polla en la boca algo como – sin lavarlo nooooggggg
Me la chupo durante un rato hasta que la saqué de su boca. Le solté las muñecas y ella sola se dio la vuelta. Ya con las manos libres agarró el vibrador que se quito de coño y se lo metió en el culo. Abrió las piernas y me ofreció si coño.
Penetré aquel coño deseado tanto tiempo después de más de hora y media de guarradas, atrás quedaban cientos de mujeres deseadas pero pronto olvidadas, el único coño que me había rechazado y que tanto anhelé. Anhelo que ni siquiera el follarme a su prima arregló.
Victoria aguantaba el vibrador en su culo con una mano mientras mi polla entraba y salía de su coño de una manera endiablada. Ni contaba con hacer ninguna virguería más, de ahí íbamos al orgasmo.
Vicky estaba encloquecida de placer, quería más fuerza y yo se la daba, a mi edad aun mantenía cierta fuerza y Victoria lo apreciaba.
Métemela por el coño y el culo alternativamente – me dijo en medio de un orgasmo. Quien lo hubiese dicho cunado pidió lavar el vibrador.
Vicky sacó el vibrador de su culo y yo se la metí en el culo y le di 6 o 8 penetraciones en ese agujero, la saque y volví al su coño para hacer lo mismo. Estuve como diez minutos haciendo esto hasta que vi que me corría y la metí por ultima vez en su coño. Vicky clavó sus uñas en mi espalda y entre gritos de placer los dos cabalgamos en su coño hasta que me corrí la madre de todas las corridas. Ni le pregunté si podía hacerlo en su interior.
Los dos caímos abrazados y sudados. La respiración tardó en volver a su normalidad.
La verdad es que a los dos nos debió de gustar mucho lo que vivimos en ese reencuentro porque el siguiente finde semana volvimos a quedar, volvimos a celebrar la no follada de hace 25 años y así fin de semana tras otro. No es que seamos pareja pero nos vemos bastante. Desde luego no tenemos exclusividad, ciertamente a la tía le encanta contar sus polvos mientras la penetro con mi polla y me interroga sobre a quien se la he metido yo.
Me gusta mucho follar con Victoria, es un autentico rameron que siempre esta dispuesta a probar cosas nuevas y nunca dice que no a nada.