Es difícil tener doble personalidad, pero el placer que sintió es único. Yo casada y puta
Yo Casada, Yo Puta.
Podía escuchar a Hugo desordenando la cocina, vaya con ese hombre, creo oportuno ir a ayudarlo.
Así que levantándome de la silla del despacho fui hacia la cocina para averiguar a que se debía tanto ruido.
Al llegar la imagen de mi marido revolviendo una cajonera apareció ante mí.
“¿Cariño, que sucede? ¿Por qué tanto ruido?” le pregunte tratando de averiguar que buscaba.
“Disculpa, no quería molestarte, solo es que no encuentro el encendedor, y es que como se me ha corrido un hilo de la corbata…”.
“Ya entiendo” me acerque a uno de los cajones junto a la estufa y tomé el encendedor “a ver, déjame a mi” le dije mientras tomaba su corbata y le aplicaba la flama sobre el hilillo que tenía jalado.
“Listo” Comente mientras acomodaba el nudo de su corbata alrededor del cuello de la camisa.
«Esas son ventajas de haber vivido siempre en esta casa, sabes exactamente dónde está todo, siempre estaré agradecido a tus padres que nos hayan obsequiado la casa donde creciste, parece mentira que me haya mudado hace tres meses y todavía no sé dónde están las cosas. ¿Qué haría sin ti?, ya me tengo que ir» me dijo Hugo a la vez que me daba un beso en la boca. “Que si no me apuro me quedaré atrapado en el transito”.
“Por la hora, creo si lo libras”. Le sonreí para tranquilizarlo. «Y por la casa creo que no debes fijarte mucho en eso, después de todo mi Papá siempre se veía viviendo el retiro en la ciudad de los abuelos y sabes que la casa es de los dos ahora, pues fue un obsequio de bodas».
Sintiendo un poco de culpa por lo que había ocurrido hace unos minutos lo tomé por las dos manos y viéndolo a los ojos le dije «oye Cielo, por lo de hace rato, lo siento mucho, en verdad quiero hacerlo, pero cuando comenzamos empieza a dolerme espantosamente y no puedo continuar»
«¡Amor!, no te preocupes yo entiendo, solo es cuestión de tiempo, prometo no volverte a presionar y sabré entender, cuando estés lista me dices y lo intentamos, es más yo cambiaré a una marca de condones con algún lubricante adicional, eso quizá pueda ayudar al que ya ocupamos».
«Cielo en serio, eres muy bueno» lo abrace con todas mis fuerzas.
«Tranquila, estoy seguro que pronto podremos hacerlo sin ningún problema se entiende que al haber tenido a solo un hombre y ser tan patán como lo era tu ex tu hayas tenido esa primera mala experiencia, pero tú y yo trabajaremos juntos para que esto cambie y pronto podremos disfrutar de hacer el amor, después de todo no estuvo tan mal, ¿te gusto lo que te hice?», me sonroje con esa pregunta, solo recordar la lengua de mi amado esposo jugando en mis labios vaginales, sobre mi vulva, su cabeza entre mis piernas, «Me encanto, espero que tú también hayas disfrutado lo que te hice» no muy convencido Hugo asentó con la cabeza, sé muy bien que él hubiera esperado que le practicara sexo oral, pero eso era algo que él sabía perfectamente no estaba a discusión, yo lo odiaba, solo pensar un pene por donde el hombre orina en mi boca, ught, que asco. Así que tendría que conformarse con que yo lo masturbara solo con mi mano.
Caminamos juntos, mientras yo sostenía su brazo y pegaba mi mejilla hacia su costado, dirigiéndonos a la puerta de la casa y como siempre lo hacía salí a despedirlo a la cochera, “Como me alegro haberme casado con la chica más bonita de la facultad”.
«Y yo con el hombre más compresivo» dije a la vez que sonreí y le respondí con un beso en la boca, si más bien no era apasionado si lo dejaría pensando en mi un rato.
“Y parece mentira que hace tan solo unos meses nos hayamos casado, a tú lado me han parecido tan solo minutos y recuerda que siempre seré solo tu chica y de nadie más” le dije a la vez que lo abrazaba y él me envolvía con sus brazos. Podía sentir esa fuerza que me hacía sentir completamente segura, protegida.
No me arrepentía de la decisión que había tomado, haberme casado con Hugo había sido lo mejor que pude haber hecho, me enorgullecía no haber hecho caso a todos aquellos comentarios que me hicieron, que si estas muy joven, que primero acaba la universidad, que sal a conocer el mundo antes de casarte, ejerce un rato tu carrera profesional antes de comprometerte.
“Nunca olvides cuanto te amo” me dijo con su cálida voz que hizo que mi corazón se llenara de una inmensa alegría.
“Yo también te amo” le respondí mientras me separé de él con cierta renuncia.
«¿A qué hora llegaras hoy por la noche?» me preguntó Hugo.
«Aún no lo sé, espero estar en casa un poco después de la media noche» le conteste.
Con cierto gesto de ligera molestia de Hugo comentó «¿Estas segura?, ayer llegaste casi a las dos de la madrugada. No entiendo por qué sigues en ese empleo en el bar y con ese horario tan horrible, no es que diga que sea algo malo, es que… teniendo tu preparación ¿por qué no buscar uno acorde a tu carrera?, digo desde que te conozco nunca podemos planear nada en las noches entre miércoles a domingo, porque te encuentras preparando bebidas en ese lugar».
«Hugo, eso ya lo hemos hablado» levante la voz mostrando mi enojo.
«Está bien, lo que menos quiero es irme al trabajo peleado contigo, te dejaré la cena lista» terminó de decir mi esposo a la vez que me guiñaba un ojo.
Como siempre uso ese don que tenía él de quitarme el enojo rápidamente.
Dejándolo ir, vi cómo se subió a su automóvil y arranco este poniéndolo en marcha a la vez que me volaba un beso, yo hice lo mismo regresándole el beso que me mandaba.
Una vez que el auto abandono el lugar de estacionamiento, me sentí un poco inquieta, tenía esa extraña sensación de que algo no estaba bien, ese maldito sentimiento que había venido teniendo ya hace tiempo atrás, comencé a voltear hacia alrededor mío y vi a Don Martín al otro lado de la acera, en la ventana superior de su casa, con sus binoculares observando donde yo me encontraba.
Esto no era algo que me sorprendiera, desde el primer día que le conocí cuando llego hace unos dos años, nunca dejaba de verme con esa mirada lasciva, en realidad era algo muy incómodo.
Mejor apure en entrar y cerrar la puerta, sin evitar sentir lastima por aquel señor, no es que lo justifique, pero ¿un cerdo como él a que podía aspirar?, un hombre con un poco más de cincuenta años, con poca gracia, gordo, con una calvicie avanzada, con pocos si no es que nulos hábitos de limpieza, físicamente repugnante. Ought, solo pensarlo se me revolvía el estómago.
Me imagino que un cerdo como él sólo puede aspirar a sesiones de jalársela mientras ve porno y eso a la larga termina formando a cerdos degenerados como él.
Bueno dejemos de pensar en eso y regresemos en lo que estaba.
Me senté frente al computador de nuevo “bueno en que estábamos?, ¡ah sí!, ya recuerdo.” Busque el correo que me había enviado mi profesor Julián que supervisaba mi proyecto de tesis, ese profesor siempre era muy atento conmigo, la verdad me caía muy bien y pensar que en un principio pensé que sería más complicado sobrellevarlo, afortunadamente cambio su actitud hacia a mí.
“Mi estimada señorita Verónica Merino, me es grato ver…” Leía el correo en voz alta cuando mi teléfono celular sonó anunciándome que había recibido un mensaje.
Rápidamente lo recogí para ver de quien se trataba, al abrir la aplicación lo único que se veía era un mensaje de un número que no tenía registrado.
Al abrirlo se podía leer en este “Señorita Merino, puede dejar salir a Niki a jugar con su Papi”, enseguida sentí como un calor que nacía de mi vientre comenzaba a crecer dentro de mí, mandando pequeños temblores en mi cuerpo y como si se tratará de una bomba este exploto nublando mi vista y después de ello no supe de mí.
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Este orgasmo estuvo fuerte, mire hacia abajo para encontrarme una mancha entre mis piernas, «Maldita sea, no otra vez», ¿por qué esa pendeja descerebrada de Verónica sigue usando jeans después de todo este tiempo?, con el trabajo que me cuesta esconder esas evidencias.
Como pude me quite rápidamente los jeans, «Si al menos los usara oscuros, ¿por qué no usar una falda?, es más fácil evitar que esto ocurra».
Levantando el teléfono móvil que estaba en el piso, leí el mensaje de mi Papi, sin poder evitarlo una sonrisa vino a mí, «Muy bien Papi saldremos a jugar»
«¿Cómo quiere divertirse Papi hoy con su Niki?» Escribí en el móvil respondiéndole a mi Papi.
«Colegiala» Mi Papi respondió.
Nuevamente sonreí, desde que mi Papi se había enterado que Verónica estudiaba en la universidad, me hizo comprar en un sexshop un atuendo de colegiala para su goce.
Procedí a borrar los mensajes que había de mi Papi y los que mande yo en el dispositivo, bloquee el móvil de la pendeja esa y agachándome a recoger los jeans, los tome conmigo y camine hacia el piso de arriba donde se encontraba la recamara.
En el rincón del closet donde la ropa y las cosas de la puritana eran guardadas extraje una caja donde tenía mis trajes especiales, ahí dentro estaban todos los sexys atuendos y lencería que mi Papi me había hecho comprar para él, así mismo tome otra caja donde se encontraban todos los zapatos y botas que acompañaban los atuendos, las guardaba ahí debajo de un montón de ropa donde estaba segura que ni por error se atrevería a buscar el idiota de Hugo.
Rápidamente saque el atuendo de colegiala junto con unas medias blancas que me llegaran a la mitad del muslo, para que hicieran de calcetas, un hilo blanco y mis zapatillas estilo Mary Jean negras con el tacón alto.
Cuando comencé a quitarme la ropa que llevaba encima caí en cuenta lo empapada que estaban las pantaletas de algodón de Verónica, sabía exactamente el lugar donde dejarlas, con un poco de suerte el perdedor de Hugo las tomaría y comenzaría a pajearse un poco mientras se las lleva a la cara.
Una vez ya portando el traje de colegiala y habido arreglado mi pelo en dos coletas, así como mi maquillaje, parada frente al espejo de cuerpo completo en la recamara aprecie la caliente versión de una colegiala.
Una corta camisa de polyester y algodón amarrada por el frente debajo de mis tetotas, las cuales podían verse perfectamente gracias a lo delgada que era la tela, las tomé con mis manos y las levanté gallardamente, asegurándome de pellizcar un poco los pezones, amaba ese par de grandes montes de carne, mientras que a la estúpida de Verónica le avergonzaban, haciéndola sentir un fenómeno, siempre tratándolas de esconder, temerosa de que algún hombre se diera cuenta y las apreciara con una mirada lasciva en sus ojos, mientras que yo por el contrario me enorgullecía contar con aquel par de melones, entre más los mostrara mejor, si algún caballero se les quedaba viendo lascivamente, yo las tocaba o levantaba para regalarle una mejor vista y si alguno fuera tan valiente para atreverse a pedir si pudiera ordeñarlas, sin pensarlo me sacaría las tetas y me colocaría en mis rodillas y manos sobre el suelo permitiendo que el macho en atreverse a pedir esto pudiera comenzar a ordeñarme como a una vaca, pero eso último nunca ocurriría. Algo que me encantaba hacer cuando mi Papi me lo permitía era atrapar una que otra verga atormentada entre mis tetas y masturbarla entre estas hasta que salpicara su leche sobre mis majestuosas lolas y mi linda cara.
En cuanto a la falda tableada de cuadros rojos y blancos era tan pequeña que parecía más un cinturón grueso, de frente podía verse claramente el pedazo de tela de la tanga de hilo que abrazaba mi vulva, me gire para comprobar lo que ya sabía, mis glúteos estaban expuestos casi en su totalidad, el hilo se escondía entre mis redondos cachetes y el pequeño pedazo de tela que hacía de falda solo descansaba en la parte superior de mi redondo, parado y perfecto culo, otro atributo que la pendeja de Verónica siempre se esforzaba por esconder y el cual a mí me encantaba mostrar, amaba que los machos voltearan a verlo cuando pasaba caminando a un lado de ellos, me volvía loca cuando me lanzaban comentarios obscenos o mejor aún, cuando me tiraban una palmadita en este, adoraba meterme en el transporte público y terminar con una o más manos sobándolo discretamente, más de una ocasión termine con algún caballero detrás de mi recargando su rígida verga a través de sus pantalones y casi me desmaye de gusto cuando una ocasión uno de ellos se corrió sobre mi falda.
La verdad es que estaba hecha toda una Puta.
Dejando las pantaletas sobre la cajonera, abrí el cajón de ropa del niñato, tomé una pluma y papel y comencé a escribir «Cielo he estado pensando todo el día en ti, ve lo mojada que me he puesto, por favor no vayas a comentarme nada, sabes que me está costando un poco de trabajo, Te ama Vero”, envolviendo la nota con las pantaletas las metí entre su pijama, seguro el remedo de hombre caería y se creería que en verdad la nota la escribió la mojigata de Verónica y que lo mojado de las pantaletas en verdad eran por él sin sospechar que en realidad el producto de esa humedad era gracias a otro hombre, mi Papi.
Tomé las llaves de la puerta delantera, me colgué mi bolso en forma de mochila sobre mi espalda y salí hacia la casa de mi Papi, moviéndome cadenciosamente, oscilé lo más que pude mis caderas, mientras cruzaba la calle sentía varias miradas de envidiosas alrededor mío, seguro que esas apretadas nuevamente me espiaban.
En mi camino me topé con Don Juan un viejo vecino que vivía a lado de mi Papi, a pesar de que me conocía desde que yo iba al preescolar no me importo que me mirara con esos ojos lascivos por el contrario lo saludé y fingí que se me caían las llaves al piso para inclinarme a recogerlas, separando un poco las piernas me incline por la cintura sin doblar las rodillas ofreciéndole una estupenda vista de mi culo y quien sabe hasta de mi rajita quizá, una vez en esa posición voltee hacia un lado de mi pierna derecha para solo comprobar que su mirada estaba clavada en mi culo y mis espectaculares piernas.
La verdad el hecho de ver como admiraba mis piernas y mis partes íntimas hizo que mi conchita se estremeciera, le sonreí de forma coqueta para mostrarle mi aprobación, sería increíble que mi Papi hiciera caso a mis suplicas y me permitiera tener su verga bombeándome el coño nuevamente, pero sabía yo que eso en este momento no era posible por la tarea que debía llevar a cabo o pensándolo mejor podía pedirle que pudiera bombearme el culo y así no impediría la misión que mi Papi me había asignado, creo se lo plantearía a mi Papi. Después de todo me había permitido que el Profe Julián me enculará todos los martes en su oficina cuando Verónica tenía que ir a revisión de su tesis, Don Juan también podría usar condón para evitar comprometer nuestra misión como el profe normalmente lo hacía, a final de cuentas no me importaría que no se corriera dentro de mí, mientras me bombeara el culo como lo solía hacer con mi coño, quizá igual le guste correrse sobre mi rostro como al Profe Julián le encanta.
No era que el hombre que me llevaba más de 30 años fuera un galán, pero la forma que me veía siempre me calentaba y la verdad no lo culpo después de la muerte de su esposa y con tantas vecinas tan putas y calienta braguetas como yo alrededor, no era para menos que siempre me viera de esa forma, siempre quería calmar mi culpa un poco con el pobre hombre, haciéndole el favor de vaciarle la leche de sus huevos y quizá calmar un poco mi calentura, la verdad el solo recordar esa verga gruesa y llena de venas, sintiendo pulgada a pulgada como entraba y salía de mi encharcada rajita me hacía añorar tenerla de nuevo, después de todo la última vez que la tuve dentro escupiendo toda esa caliente y viscosa leche dentro de mi útero, fue cuando tenía puesto el vestido de novia de Verónica aprovechando una de las pruebas de peinado y maquillaje para la boda y ya teniendo el tocado colocado fingí ser ella, Verónica, todo esto dos días antes de la boda de la babosa esa. La verdad me choco tener que fingir ser ella, no entiendo y quizá nunca lo haga, ese tonto fetiche que tiene Don Juan de pretender follarse a Verónica cuando tiene a una putita caliente y complaciente como Niki a su completa disposición, pero bueno eso es lo que él quiere y mi Papi siempre me dice que haga exactamente lo que él me pide, bueno esa ocasión yo estaba en el vestido de novia de Verónica, estrenando la sexy lencería blanca que compro ella pensando en el inútil de Hugo, teniendo salvaje sexo con ese hombre que es incluso mayor que el Padre biológico de la estúpida, suplicándole que me follara, diciéndole que amaba ponerle los cuernos al idiota de Hugo con un macho como él, comentándole lo rico que se sentía tener su grande tronco de carne dentro de mi apretado coñito, rogándole en que convirtiera a Verónica en su Puta, escuchando como él confesaba cuanto había deseado poder follarse a la Puta de Verónica cuando iba al cole en esas pequeñas faldas o todas las pajas que se había hecho imaginando ese momento, mientras me corría una y otra vez de forma copiosa, ese día después tuve mi recompensa gracias a mi Papi.
Regresando a donde me encontraba, me incorporé y sin quitarle la vista de encima a Don Juan, ni retirar la sonrisa en mi boca, me acerqué a la puerta de mi Papi hasta que tuve que tocar al timbre de la entrada, no sin antes guiñarle un ojo.
Cuando la puerta se abrió pude ver a un hombre real, un prototipo de macho, un completo semental y me sentía tan afortunada de que él me escogiera como una de sus hembras.
«¡Hola Papi!, Niki ya está aquí» Salude al hombre más maravilloso sobre la tierra, subiendo mi falda tomándola por los costados para que pudiera ver mejor la ridícula prenda que llevaba como pantaletas.
Sin decir una palabra se acercó a mí, me tomo por las nalgas y me jalo hacia él, junto sus labios a los míos y comenzó a darme un increíble morreo, con su lengua jugaba dentro de mi boca y yo trataba de corresponder de la misma manera, todo esto frente a su puerta, por mi mente paso el pensamiento de muéranse de envidia apretadas, pensando en las vecinas que seguramente veían el espectáculo.
Una vez que nos separamos me tomo por una nalga y me condujo hacia adentro.
Una vez en el salón dirigiéndose a la cocina me pregunto “¿Niki quieres algo de tomar?”.
“Si Papito, tu rica leche” le respondí mientras le sonreía traviesamente y con mi mano tomé una de mis coletas y comencé a jugar con esta enrollándola en uno de mis dedos.
Su sonrisa de aprobación me indico que había hecho un buen movimiento.
Una vez que entró a la cocina me quede mirando una pared del salón donde podían verse una cantidad extensa de diplomas donde se leía el nombre de mi Papi, Martin Pérez, todos ellos relacionados a psiquiatría y estudios de la mente.
Algunos términos eran completamente desconocidos para mí, quizá la pendeja de Verónica entendiera más acerca de eso, después de todo estaba por graduarse en Psicología.
Miraba estos cuando mi atención se enfocó hacia una de las habitaciones, de donde se escuchó salir un par de gemidos.
Al acercarme y encontrarme bajo el marco de la puerta, pude ver claramente a dos mujeres sobre camas médicas, una de ellas era Roxy, una de las vecinas en la cuadra, a pesar de su edad todavía se encontraba apetitosa, ella estaba desnuda, con sus piernas abiertas magreandose las Tetas y frotándose furiosamente su rajita, en la cabeza portaba unas gafas parecidas a las de realidad virtual y no paraba de gemir, junto a ella estaba una mujer joven completamente desnuda e inmovilizada, acostada sobre su espalda en la cama médica con un par de bolsas colgando a su lado de donde bajaba cierto liquido hacia su brazo, parecía una especie de suero que le era suministrado, no podía verme debido a que llevaba un par de lentes iguales a los que portaba Roxy y se le escuchaba emitir pequeños gemidos a pequeños intervalos.
“Es Alejandra, la hija de Rosalba, bueno de Roxy y Federico, los vecinos del 9”. Me dijo mi Papi al encontrarme ahí.
“¿Y por qué esta aquí? “.
“Aproveche que vino de visita a ver a sus padres para parir a una nueva Puta, la llamaré Aleli, alguien que te reemplace cuando vayas a estar indispuesta y a Roxy ya la conoces, a ella solo estoy corriéndole una actualización para que no vaya a afectar su programación el hecho de que su hija se una a mi harem de hembras, ya sabes puede ser algo complicado eso del incesto”.
“Pero Papi, yo siempre estaré para ti”.
“Lo se Putita, pero llegaran tiempos que por más que quieras físicamente no podrás, además sabes que entre más hembras haya en mi harem mayor diversión, obsérvalas bien porque así es como naciste Niki, en este cuarto y de la misma forma”.
Al escuchar aquello me invadió un sentimiento de alegría y agradecimiento, que volteé inmediatamente hacia donde estaba mi Papi, lo tomé por el cuello y me colgué de él envolviéndolo con mis piernas alrededor de su cintura, al mismo tiempo que lo besaba con pasión en la boca.
Él me sostuvo por el culo mientras que nuestras lenguas se enfrascaron en una lucha que parecía no tener fin.
Cuando el beso termino quería estar segura que el supiera lo agradecida que yo estaba con él «Muchas gracias Papi, espero nunca decepcionarlo» diciendo esto me baje de él y tomándolo de la mano lo lleve a la recamará.
La recamara de mi Papi era muy amplia y estaba completamente preparada para poder jugar en ella. La cama centrada en uno de los muros, a los pies de esta había un sofá y frente a este estaba una plataforma que iba de pared a pared y de donde bajaban tres tubos del techo de los que suelen haber en los lugares de striptease, estos se encontraban separados entre ellos, en una de las esquinas de la recamará se podía ver una mesilla con una gran cantidad de juguetes sexuales que podía usar para tener mucha diversión y un par de botellas de lubricante las cuales yo hace mucho ya no necesitaba, en los techos y paredes se encontraban una docena de cámaras de video, una vez mi papi me confesó que le gustaba grabar todo lo que en esa habitación ocurría para su propio entretenimiento.
Aventé a mi Papi sobre el sofá y me dirigí hacia la plataforma asegurándome de mover muy bien mis caderas, mi Papi merecía ver mi culo balancearse de forma suculenta, subiendo al estrado escuché como comenzó a sonar la música, al girar mi cabeza vi que mi Papi había activado el sonido con el control que tenía en la mano, tomando el tubo en el centro de la plataforma y moviéndome al ritmo de la música de forma seductora me deshice de la pequeña mochila a mi espalda y se la avente a mi Papi, mientras seguía bailando de forma sexy al ritmo de la música ayudándome del tubo, el extrajo el contenido de la mochila.
«¡Wow!, mi pequeña Putita, veo que la noche fue muy buena» con asombro se dirigió hacia mí mi Papi al sacar la gran cantidad de billetes que se encontraban dentro la mochila.
«Así es Papi, los clientes dejaron muy buenas propinas» respondí en un tono seductor sin dejar de moverme alrededor del tubo «Inclusive un viejo pago en un privado 250 dólares por solo pajearlo y permitirle que se corriera sobre mis tetas».
Soltando una carcajada pregunto «¿Y después de todo este tiempo el idiota que tiene como esposo Verónica no se ha dado cuenta que llevas el cuerpo de su linda esposita a vender en un puticlub como bailarina para que otros hombres lo aprecien y lo toquen?»
«Usted lo ha dicho Papi, él es un idiota, sigue creyendo el cuento del bar» respondí cuando comencé a quitarme una a una las pequeñas prendas que llevaba encima «Y como ya sabe Papi todas las propinas que gane son tuyas, después de todo te debo eso y mucho más por liberarme del interior de la estúpida de Verónica».
Una vez que me había quitado la blusa y la falda, me encantaba ver la mirada de mi Papi clavada en mis tetas, sabía que le gustaba verlas botar mientras me movía cuando bailaba.
Cuando mi Papi me hizo una seña me acerque lentamente hacia él para proporcionarle lo que sabía que tanto le encantaba, masturbar su polla con mis grandes tetas.
Para ello procedí a ponerme de rodillas entre sus piernas e introduje su miembro en mi boca, comenzando a chupar como una adicta ese duro trozo de carne.
“Mmmmmh, Mmmmmh” me encantaba saborear esa rica polla “Te gusta lo buena chupa vergas que es tu Niki, Papiiiii?”.
No fue nada complicado alojarlo pronto en mi garganta, mi Papi no tenía un pene que dijéramos era enorme, quizá el promedio, inclusive el imbécil de Hugo lo tenía más grande, pero algo tenía su rico falo que era el único que me hacía sentir cosas que ninguno otro podía.
«Mmmmh, arggggg, arggggg, arggggg ssssslurp» siempre que chupaba la polla de mi papi procuraba hacerlo ruidosamente, sabía que él amaba escuchar esos sonidos.
Después de unos minutos de estar ensalivando el instrumento de mi Papi lo saque de mi boca y lo coloque entre mis tetas, a pesar de que en mi pecho ya había saliva encima de este por lo que cayó de la felación que le practicaba a mi Papi, dejé caer algo más entre el canal que separaba mis melonzotes y comencé a moverlos alrededor de su increíble instrumento de arriba a abajo.
«Sssss, oh Papi, Aaah ¿Se siente bien?, Sssss ¿Te gusta cómo se sienten las tetotas de Niki? Ah siii».
«Sabes que Papi ama las tetotas de Niki, se sienten tan bien, ¡Ummmh!» era una bendición escuchar los gemidos de aquel hombre una señal de que estaba haciendo un buen trabajo, «¿Y cómo van los placebos que Niki intercambio con las pastillas anticonceptivas de Verónica?, ya han de estar a punto de acabarse, ¿no?» Me pregunto mi Papi.
«De hecho ya se acabaron Papi, pero ya me hice cargo de llenar el pastillero con más pastillas de menta» le respondía a mi Papi mientras paseaba su verga por uno de mis pezones.
«Entonces podríamos decir que lleva un poco más de un mes sin protección el útero de Verónica».
«Podría decirse Papi».
“Será encantador ver preñada a lo babosa de Verónica, ¿qué piensas Niki?”. Mire hacia arriba para encontrarme esa mirada expectante por parte de mi Papi con esa sonrisa burlona en su rostro.
“Si Papi, me encantaría ver a la tonta de Verónica panzona”. Contesté sin poder evitar sentirme excitada con la idea.
«Ven acá, recuéstate”. Me pidió mi Papi señalándome el sofá donde él estaba sentado. No lo dude ni un momento y me subí al sofá recostándome en este. Sabiendo exactamente a donde quería tener acceso separe mis piernas, claramente se veía lo mojado que se encontraba el pequeño pedazo de tela que se adhería a la entrada de mi cuevita.
Mi papi se levantó y se acercó a mi rostro, poniéndome su erecto falo de carne al alcance de mis labios, así que abrí mi boquita y lo conduje dentro de esta.
Al momento que mi papi comenzó a mover sus caderas lentamente con ello empujando su tronco hacia mi garganta, sentí como sus dedos hacían a un lado el hilo y uno de ellos se introdujeron dentro de mi mojada conchita.
“Mmmmh!” un gemido se escapó de mi garganta.
“Qué mojada estas Perra, es una pena para el pobre de Hugo que su linda esposita Verónica no se lubrique tan bien como tú, mi Putita”. Diciendo esto último mi papi inició un mete y saca que me arrancaba un gran número de gemidos de placer, ahogados por la verga que alojaba en mi boca, pronto se sumó un segundo dedo a la penetración que me daba mi Papi, así que bajé una de mis manos y empecé a frotar mi chochito.
Después de unos minutos mi Papi incremento la cantidad de dedos en mi rajita agregando un tercero, abriendo más mi dulce coñito, casi desfallezco de placer al sentir como el apretado hoyito se dilataba más, así mismo la velocidad de su mano adquirió velocidad, lo cual me tenía completamente vuelta loca.
No tarde mucho en correrme en su mano, cuando sentí como el orgasmo llegaba saque su tronco de carne de mi boca y me corrí gritando y gimiendo escandalosamente.
«OH DIOS, SIIII, ASIIIIII, ME CORRROOOOOOOOO». Fuera de mi no pude evitar como mis caderas se agitaban recibiendo aquel tremendo orgasmo.
«Muy bien Putita, ahora es tiempo que atiendas a Papi» dijo mi Papi mientras él se sentaba en el sofá «quiero ver tu culo mientras lo haces».
Levantándome del sofá me saque el empapado hilo y lo deje sobre el piso, como mi Papi había pedido me senté en su regazo acomodándome su verga en los pliegues de mi rajita y lo introduje sin esfuerzo dentro de esta, mi Papi rápidamente tomo mis caderas y comenzó a controlar la penetración.
«Que rica verga tienes Papi, me encanta comérmela a sentones» le decía mientras no paraba de moverme rápidamente de aquel grandioso falo, amaba empalarme en este, trataba de brincar fuertemente sobre la verga de mi Papi procurando que mis tetotas se sacudieran deliciosamente, botando de arriba a abajo para brindarle un increíble espectáculo a las cámaras que seguramente estaban filmando.
«¡Oh sí!, muévete así Putita, ¡que rico!, ¿alguna vez Verónica se ha fornicado a su marido así de rico?»
«No, nunca… lo más que el imbécil ha podido penetrar a Verónica han sido unas cuantas estocadas… no habrán pasado de veinte y fueron de misionero, la puritana nunca logra lubricar lo suficiente».
«Es una pena que esa linda pareja pase por eso, puufff… ¿sabes algo?, eso también suele pasar cuando no se cuenta con la verga correcta, ni la motivación correcta».
«Levántate» me ordeno mi Papi, así que me detuve y me incorporé.
Dirigiéndose a la cama me llevo con él y observé como se recostó, intuyendo como quería que lo montará me subí a la cama y subiéndome sobre él me preparaba a meter su duro miembro en mi chorreante cuevita, cuando lo tome con la mano para dirigirlo a la entrada fui detenida por mi Papi.
«Espera Niki» Me quedé congelada y volteé a verlo, por mi cabeza paso el pensamiento de si habré hecho algo mal «escucha muy bien Niki, cuando introduzcas mi verga quiero que traigas a Verónica a la superficie…», Oh no eso no puede estarme pasando de nuevo, no otra vez, esa maldita estúpida se llevaría nuevamente la mejor parte «…así cuando la sientas hasta al fondo Verónica vendrá y hablará conmigo, pero quiero que te quedes tu completamente con el control de su cuerpo, te moverás en todo momento con toda intención de hacerme sentir el mayor placer, quiero que lo hagas lento, no queremos que Verónica no sea capaz de hablar conmigo, ¿verdad?».
«Sí Papi» Contesté resignada en un tono que una niña regañada haría, sin poder evitarlo, mi cara de desilusión no pasó desapercibida por mi Papi.
«Tranquila, tú sabes cómo adoro hacer esto y al final es lo que tú quieres, ¿no es así?, quieres que tu Papi goce por sobre todas las cosas».
Poniéndolo en esa perspectiva no me dejo más remedio que aceptarlo, así que asenté con la cabeza y traté de sonreír, «Ahora también quiero que aquellos recuerdos que te pedí que no permitieras que Verónica tuviera se los devuelvas, ¿esta entendido?» Nuevamente asentí, «Bueno pues empecemos entonces».
Coloqué la increíble verga de mi Papi en mi vulva y me introduje dentro de esta.
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¿Qué sucede?, me cuestionaba mientras la vista se me aclaraba, me sentía extraña, me sentía… excitada.
De repente me vi encima de Don Martin, él estaba… desnudo y eso no era todo, yo estaba desnuda encima de él… y su pene estaba dentro de mí…
«¿Qué ocurre?… Don Martín no…» mis brazos apoyados sobre la cama al lado de su rostro y mis caderas no paraban de moverse de arriba abajo.
«¿Qué me hace?»
«Yo no te hago nada preciosidad, lo estás haciendo tu sola» como las otras ocasiones me di cuenta que no podía tomar control de mi cuerpo «Me encantan tus tetotas, pero eso ya te lo he dicho un montón de veces», al decir esto tomó mi pecho entres sus regordetas y asquerosas manos y pellizco con fuerza mis pezones, sentí como una corriente placentera atravesó mi cuerpo que hacía que involuntariamente mi excitación se incrementara, mis pezones se encontraban erectos, algo que solo ocurría cuando me encontraba en la intimidad con él.
«Por favor, no, no lo haga de nuevo» Suplicaba mientras que mis lagrimas se asomaban y comenzaron a escurrir por mis mejillas, no podía soportar esa humillación.
«Me sorprende que no te hayas resignado después de todo este tiempo, ¿cuándo vas a entender que eres una Puta que solo necesita el macho adecuado?».
«Eso es mentira, yo no soy ninguna mujerzuela y nunca seré su mujer, estoy casada y amo a mi esposo con toda el alma» odiaba a ese hombre con todo mi ser, pero me odiaba más a mí por sentir todo ese placer que su miembro me proporcionaba.
«Y si lo amas como dices ¿por qué estás aquí conmigo?, si no eres una Puta por qué te mueves así» Me dijo cuando me percate que mis caderas se movían de forma giratoria como si tratarán de proporcionarle el mayor placer posible, una forma que nunca imagine moverme ante un hombre, me dolía demasiado reconocerlo, pero mi vagina se encontraba completamente lubricada y yo estaba bastante… excitada, mis manos como si tuvieran vida propia se apoderaron de mis senos y los apretujaban, los sobaban para el completo deleite de ese miserable.
«Es un Cerdo». Le insulte como tratando de calmar la culpa que me invadía, el solo se río.
«Vamos Preciosa, deja de llorar, mejor disfruta» al decir esto mis caderas comenzaron a acelerar el ritmo en que se introducía su pene dentro de mí, sentí como me dio un azote en la nalga con una de sus manos.
«No, por favor, no» no paraba de suplicar para que eso parara «Otra vez no» solo pensar en que nuevamente acabará dentro de mí y llenara mi útero con su asqueroso semen, la idea me enfermaba, a pesar de ya haber vivido la experiencia en varias ocasiones, no dejaba de desagradarme. Si no fuera por la pastilla podría quedar embarazada.
«Es que estas tan apretadita Puta, que me haces gozar de lo lindo» me decía el Cerdo, mientras no paraba de sobar mi pecho desnudo, era una persona repugnante, no podía evitar asquearme de él, su abultado estómago, su asqueroso pecho lleno de vello, su cara redonda y regordeta, su calvicie avanzada y su sonrisa con sus dientes chuecos y amarillentos, pero me asqueaba más de mí, estaba tan excitada que me acercaba peligrosamente a un orgasmo.
«¿Así se te fornicas a tu querido esposo Vero?» Pregunto el Cerdo con una sonrisa en la boca.
«Cállate Cerdo». Intentando que guardara silencio solo conseguí que se riera, estaba molesta por la situación que no alcanzaba a entender, por qué estaba ahí en esas condiciones, pero más me molestaba por estar deseando llegar al orgasmo, ya estaba ahí y lo ansiaba tanto, aunque no llegaba, mi frustración comenzaba a crecer, a pesar de que sabía que eso no estaba bien.
«¡Oh Putita!, tú si sabes cómo ordeñar una verga, estoy a punto de correrme y llenarte toda tu cuevita con mi leche» al oír eso mis caderas aceleraron más el movimiento «Si quieres correrte sabes en que debes pensar…» Y sí que lo sabía, era en Hugo «…en el idiota de tu marido, piensa en como él ha de estar trabajando duramente mientras su esposa se fornica al vecino de enfrente…» Entre más evitara pensar en él, las palabras que me decía el Cerdo de Don Martín se me clavaban más en mis pensamientos «…piensa en lo perdedor que es al no poder lubricarte de la manera que estas lubricada ahora, piensa en lo poco hombre que es al no poderte hacer sentir ni la mitad de lo que sientes ahora…» Sí, que poco hombre «…piensa en lo Puta que eres al abrir con esta facilidad tus piernas…» Una Puta «…piensa cuando tenga que cargar a todos los bastardos de todos los hombres distintos a él y que des a luz creyendo que son suyos…» Una Puta infiel «…piensa en todas esas veces que te trate de preñar sin saber que ya estas preñada por otro hombre…» Tan poco hombre como para preñarme «…piensa en todas las cosas, las asquerosidades que harás a sus espaldas con tal de que te dejen preñada…» Él tan poco hombre y yo una verdadera Puta.
«SIIIII, ¡Oh Dios!, Toda… una… PUTA.. me estoy… CORRRIEEENDOOOOOOOOOOO!» Dije mientras mi orgasmo llegaba, claramente sentí como mi vagina se contraía y ordeñaba el pene de aquel Cerdo, sentí cuando el explotó y comenzó a inundar mi interior con su líquido, simplemente fue demasiado para mí.
«¡OH SÍ!, TOMA…TOMA PUTA, TOMA TODA MI LECHE» podía escuchar al Cerdo de Don Martin gritar mientras se vaciaba.
Respirando lentamente y manteniendo el asqueroso pene del Cerdo dentro de mí, con mi útero inundado de su corrida, aquel remedo de hombre rompió el silencio diciendo «Señorita Merino, puede dejar salir a Niki a jugar con su Papi”.
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Habían pasado los minutos que indicaban en la prueba de embarazo que había que esperar y era hora de revisarla, cuando levanté esta pude comprobar lo que yo ya suponía, la imbécil de Verónica estaba embarazada.
Una sonrisa invadió mi rostro y casi salí corriendo del baño para avisarle a mi Papi.
Al verlo recostado en la cama descansando después de aquel increíble encuentro que tuvimos, después de que mi Papi inundo de su rica lecha el fértil útero de la babosa, me tomo en mis piernas y manos sobre la cama, fornicándome como a su perra, hasta que me inyecto nuevamente una carga de su poderosa semilla.
Brinqué sobre la cama, cayendo a su lado le comenté «Felicidades Papi, vas a ser Papá, está embarazada la Tonta de Verónica».
«Estupenda noticia» me dijo a la vez que sacaba del cajón del buró al lado de la cama un condón «Toma, este se encuentra arreglado para que se rompa cuando se esté usando» tomé el condón «hoy en la noche cuando llegues del puticlub despertaras a tu marido y acariciándolo harás que se le ponga dura, le colocarás el condón y lo montaras hasta que se corra, cuando te des cuenta el condón estará roto y después de eso asustada le prohibirás tener sexo contigo».
«Lo que tú digas Papi».
«Hoy será tu último día en el antro ese, así que disfruta de la noche y trata de dar tu mejor espectáculo»
«Siempre lo hago Papi» le dije riéndome estúpidamente, estaba tan nerviosa de lo que vendría, pero muy feliz por haber cumplido con la misión que mi Papi me había dado, debíamos poder dejar preñada a la imbécil de Verónica y lo habíamos conseguido.
«Y ya sabes, Verónica no debe recordar nada de lo que aquí sucede».
«Por supuesto Papi».
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20 semanas después.
Era entrada la tarde y me era complicado el mantenerme quieta en el sofá me era bastante incomodo, el pequeño Martincillo no dejaba de patearme, el nombre se me había ocurrido a mí, siempre me había gustado este y después de saber que era varón y de una ardua negociación con Hugo logre salirme con la mía.
Me alegraba sentir que mi hijo se moviera tanto dentro de mí a sus 24 semanas, a pesar de que fue toda una sorpresa el que este llegara, tanto Hugo como yo recibimos la noticia con suma alegría. El timbre del teléfono me saco de mis pensamientos, al tomarlo vi en la pantalla se trataba de Hugo
«Hola cariño» Conteste el teléfono.
«Hola Cielo, como está la Mamita más bonita el día de hoy?» Me pregunto Hugo.
«Si serás tonto, es la tercera vez que llamas para preguntármelo». Una sonrisa ilumino mi rostro al escuchar nuevamente a mi amado esposo.
«No me cansaré de hacerlo» Me dijo con cariño, mientras que yo observaba por la ventana a Rosalba salir de su casa del brazo de quien recordaba yo era su hija Alejandra, ambas vestían cortos y ceñidos atuendos, con un aspecto de Prostitutas.
«Todo sigue muy bien, aún sigo trabajando un poco lento pero las actividades en casa no paran de realizarse». Continúe con mi platica sin apartar la vista de ese par de rameras que no pararon hasta verse frente a la casa del Pervertido de Don Martín.
«Pero si serás terca, ya te dije que dejes todo, yo me encargo, si tan solo aceptaras la ayuda que tu madre nos ofreció no estarías haciendo cosas en casa», apenas y escuchaba a Hugo estaba atenta de ver como Don Martín abría la puerta de su casa y el par de mujerzuelas entraban a esta.
«No me siento cómoda, sabes que me gusta a mi hacerme cargo sola» aparte mi vista de la ventana y mejor me concentre en la conversación.
«Pero un poco de ayuda de vez en cuando no le hace daño a nadie, ¿no crees?».
«Sí, pero honestamente no consideró necesario algún tipo de ayuda ahora».
«Me encantas terca» me dijo Hugo, aunque ya no supe si tomarlo como cumplido su comentario.
«Tú también me encantas» respondí cuando se escuchó el timbre de la casa sonar.
«¿Alguien llama a la puerta?» Pregunto Hugo.
«Así parece» Respondí un poco curiosa por saber quién era «Deja voy a revisar quien es y te marco en un rato más».
«Claro que sí Cielo, ¡Te Amo!»
«Y yo a ti, y mucho». Colgué el teléfono y fui a abrir la puerta.
Al abrir esta me encontré frente a Don Juan quien tenía una sonrisa que le llenaba el rostro.
«¡Hola Don Juan!» Salude, pero al no ver respuesta pregunte con curiosidad «¿sucede algo?»
«Nada», respondió sin quitar esa extraña sonrisa en su rostro «Señorita Merino, ¿puede dejar salir a Niki a jugar con Don Juan?” al escuchar aquellas palabras me hicieron soltar el teléfono al suelo y sentir como algo en mi vientre explotaba, la visión se me ponía borrosa y me desvanecí.
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«Oh sí, así Don Juan, deme verga como solo usted sabe» le pedía a Don Juan como cualquier Puta le pide a su macho para que la atienda, Don Juan me penetraba mi apretada rajita con su deliciosa verga por detrás mientras yo yacía desnuda en cuatro patas sobre la cama que compartía Verónica con el idiota de su esposo. «Quiero que me rellene con su rica leche como nunca mi esposo sabe hacerlo».
«¡Oh Vero!, no me creo que te tenga así, nunca hubiera imaginado que la chiquilla adolescente protagonista de todas mis pajas acabaría como mi perra mientras me la bombeo»
«¡Oh Don Juan!, si hubiera sabido yo eso antes, hubiera acabado como su perra desde hace mucho, si hubiera sabido lo mucho que sufría al ver tan rica putita como yo y terminaba haciéndose esas fenomenales pajas, yo misma hubiera ido a buscarle para perder mi virginidad con usted»
«Si ha sido una pena, y mira cómo te ha sentado el embarazo» al decir esto voltee al espejo junto al closet donde claramente podía verse una vista de la manera que ese hombre me follaba «Esas tetotas te han crecido más y esa barriguita se te ve muy bien» veía lo que él me decía, ese par de melones que se movían al ritmo de las embestidas, así como la barriga, podía sentir a la cría de la imbécil de Verónica cómo se movía dentro de mí de una forma poco usual, me imagino que el ajetreo era el responsable.
«¿Le gusto panzona Don Juan?, ¿sabe que el hijo no es del cornudo de mi marido?»
«Si lo se Vero, me lo ha dicho Don Martín, ¿Quieres que te de una noticia?»
«Creo saber que me quiere decir Don Juan, ya Don Martin se ha encargado de contármelo, usted ya le ha conseguido pagar la cuota para entrar al juego para determinar si el siguiente hijo que tenga sea el de usted»
«¡Oh Sí!, ¿no te parece fenomenal?» Pregunto emocionado.
«Claro que me parece grandioso, pero la pelea no va a ser fácil, ya hay cinco hombres más inscritos…»entre gemidos continúe hablando «…uno de ellos el profesor que me asesoró para realizar mi tesis… otro es el dueño de un puticlub donde antes trabajaba… también se encuentra uno de los amigos del idiota de Hugo… hay un hombre joven que no conozco… y eso sin mencionar a mi primo… yo en verdad deseo que usted sea el que pueda dejarme preñada…» me encantaba jugar con el pobre viejo, hacerle un poco de ilusión, eso hacía que sus corridas fueran mejores «…el azar será el que determine eso…por favor no pare sígame bombeando como usted solo sabe hacerlo… una vez que nazca el bebé que llevó dentro, en el primer día que vuelva a estar fértil y después del reposo… cada día se sortearán los turnos en el que me tomarán y podrán dejar su leche dentro de mi fértil útero cuantas veces lo deseen… durante tres semanas…será tanta leche que será imposible creer que no quede embarazada».
Amaba sentir la dureza que su miembro había adquirido «¿Usted se hubiera imaginado que la chiquilla responsable de sus pajas iba a ser la misma que cargue su semilla?, ¿que yo la hija de sus vecinos le permita que me preñe?… en verdad deseo que usted me preñe, sería mucho morbo el tener el bastardo de un hombre que me lleva más de 30 años… del hombre que me vio crecer y ver cómo me transformaba en toda una Puta».
«¡Oh Sí Puta!, me corro, ¡oh sí!, ¿te gusta que te llene de leche?» Decía Don Juan en su éxtasis.
«Me encanta Don Juan, lo Amo…» le respondía a la vez que sentía como descargaba toda su leche contenida dentro de mí, mientras me esforzaba por ordeñarle la verga con mis músculos en la vagina «…y gracias a la generosidad de Don Martin, usted y yo tenemos mucho tiempo para practicar de aquí hasta que nazca mi bebé» termine de decir mientras en mis pensamientos solo aparecía la frase de ¡Gracias Papi, Gracias!
FIN