Dos agentes el experimento de una hermafrodita
Lucía había dormido conmigo. Éramos por así decirlo, amantes. No éramos novias, pero disfrutábamos con la compañía de la otra. Nos aburrimos y a la cama.
Me levanté desnuda, y fui al armario a buscar ropa. Eran las siete de la mañana. Mientras buscaba ropa para ponerme se cerró de golpe, y miré a Lucía.
–¿Puedo vestirme?–fingí enfado frente a ella
–Quiero verte desnuda un poco más–dijo sonriendo
–¿Así, Luci?–me di la vuelta y dejé que me contemplase
–Si, Nat–bostezó
Ella también se levantó. Fuimos al armario, y nos vestimos con lo primero que vimos. Una blusa, unas braguitas negras, y un sujetador a juego. Ella me entregó una minifalda, que yo acepté. Ella se puso un pantalón vaquero. Me volteé, y la miré. Se llama Lucía porque así la llamaron sus padres adoptivos, pero no es de este mundo, es una licántropa. Eso tiene muchas ventajas, primero en la cama es toda una semental, y segundo, no tiene que estar usando hechizos para ocultar su verdadero aspecto.
–¿Qué hacemos hoy? ¿Hay alguien a quien matar?
–No, hoy no matamos a nadie, pero se ha lanzado una orden de búsqueda y captura contra una hermafrodita, que está usando sus poderes, para una red de prostitución ilegal y trata de blancas. Es esta, es hermosa–le pasé una foto que me habían dado de ella
–¿Cómo lo hacemos esta vez?
–Pedimos una reunión con ella, y la seducimos.
–Esta vez te follas tu a la hermafrodita, aún me acuerdo de esa vez que no pude ni sentarme durante días–dijo Lucía y me reí
Nos dedicamos a cazar no humanos peligrosos, somos muchos. Y nosotras hemos decidido darnos un descanso y cazar hermafroditas, y sacerdotisas medialuna. Quién se pone la minifalda se encarga del sexo. Decidí cambiarme la blusa y ponerme algo con escote. Desayunamos y fuimos al coche.
–Si fracasamos podría secuestrarnos y esclavizarnos.
–He activado el modo alerta, si en doce horas no damos respuesta procederán a nuestro rescate. Vayamos a ese local, no está muy lejos.
Lucía conducía. Las hermafroditas son bastante peligrosas si excitan. Si no te gustan las mujeres con pollas entonces estás a salvo, pero incluso de no ser así, tienen su vagina, que les garantiza la sumisión a lo que solo les gusta ese órgano sexual. Sabemos eso, pero queremos saberlo todo sobre las hermafroditas. Además, nos permitirá apresarla y detener su red de prostitución.
El local estaba a dos manzanas de aquí. Era un local de noche, pero por suerte nos dejarían entrar. Lucía, sacó del coche un collar de perra que me coloqué en el cuello, y una correa.
–¿El ama-sumisa?
–Si, yo quiero venderte y ella te aseguro que querrá comprarte.
Tocamos a la puerta.
–Cerrado
Lucía tocó con más insistencia. Cuando nos vió, a Lucía y a mi nos dio paso. La mujer llevaba un traje de cuero ceñido que no dejaba nada a la imaginación. Además de un collar de perrita.
–A tu ama le gustará mi nueva adquisición.
–Sentaos en la barra. La ama saldrá enseguida.
Nos sentamos. Mientras ella esperaba, yo cerré los ojos y me tranquilicé. Necesito meterme en el papel de sumisa. Unos pasos de tacones se oían por todo el establecimiento, eran muy ruidosos.
Yo bajé la cabeza. Lucía estaba al mando de mi. Ambas se dieron la mano, la hermafrodita. Ella me dio un azote en el culo, y me arrodillé ante la hermafrodita.
–Lo siento, ama–me disculpé
–Sabe comportarse–dijo impresionada
–Claro que sabe comportarse, la he entrenado–tiró de la correa y me coloqué a sus pies
–Una esclava tan hermosa y obediente es un tesoro que no siempre se encuentra. ¿Por qué quieres venderla?
–Venderla no, quizás un alquiler. A no ser claro que la uses como puta y a mi como amante y ama.
–Me encantaría teneros a las dos. En mi local escasean dominatrix, y te pagaría bien.
–Eso ya lo veremos, quiero mostrarte lo dócil y obediente que es. Esclava, desnúdate de cintura para arriba, y espera órdenes.
Obedecí sus órdenes, y no me tapé cuando me dejé mis pechos al aire. Me levanté para que pudiera verme mejor.
–No son unos pechos grandes, pero me gustan tal y como están. Me correría en ellos. Que se quite todo–miré a Lucía en espera de aprobación, ella asintió con la cabeza.
–Vayamos a tu despacho–dijo Lucía
Lucía le entregó la correa a la hermafrodita, y nos llevó a otra parte. No sé dónde Lucía aprendió a aparentar ser tan dominante, pero me encantaba esa personalidad suya. A veces jugábamos a BDSM pero esa es otra historia que contaré otro día. Su despacho era su cama. Lucía dejó el bolso en el mueble de la entrada. Me coloqué a cuatro patas sobre la cama y dejé que ella acudiera a mi. Por suerte para mí no quiso mi culo. Rozó su miembro con mi vagina, y sobre mis labios vaginales. Esperó a que hubiera lubricado naturalmente para penetrarme.
–Aunque no las deje embarazadas, me gusta dejarles mi marca.
Su miembro entró lentamente en mi, y luego lo sacó. Volvió a penetrarme con cuidado. La penetración empezó lentamente, y lo agradecí. Me estaba haciendo gemir. Aunque progresivamente fue acelerando, su velocidad.
–Si, si ,si–no paraba de gemir
No aguantó mucho, sentí una copiosa corrida dentro de mi. Menos mal que usé mi magia para esterilizarme hace tiempo. Eso no la detuvo para seguir con el movimiento. Lucía la noqueó con un pañuelo con una droga, que hizo derrumbarse a la hermafrodita.
–La próxima yo también–dijo sonriendo
Lucía me entregó el teléfono, y llamé a mi jefe. Al instante de cogerme, colgó y se teletransportó frente a mi.
–Ya tenemos a la hermafrodita
–Quedaos aquí durante un par de horas, si se despierta la noqueais. Vuestra casa será preparada para la observación de la hermafrodita.
Observación de la hermafrodita, bonitas palabras para decir que vamos a follar y seguramente ser sometidas mentalmente por esta…o este…su miembro pequeño no es. Debe tenerla de unos veinte centímetros seguramente. Además me pasó mi ropa para que me vistiera.
-Ahora esto lo limpias tú-señalé el semen que me chorreaba de mi vagina
-¿Estás segura de que quieres seguir con esto?-preguntó y se arrodilló a limpiarme mi coño
-¿Que sí estoy segura de que quiero tengan más grabaciones personales mías para interés de Cain? Le propuse escribirlo todo en un diario, pero dijo que acabaría por descubrirnos y todo se iría la traste. Nos borrará de nuestra memoria el hecho de que esto es una operación para estudiarla, y sabremos solo que es nuestra cautiva, que es una esclavista y una proxeneta-Lucía terminó de limpiarme
-A esta hermafrodita le hemos gustado, pero le he gustado yo más en mi papel como ama. A lo mejor me trata mejor a ti que a mi. Ahora que recuerdo, ¿como haremos para que no se escape?
-Una runa le impedirá salir.
A la hora se despertó, y volvimos a dormirla. Elegí estos trabajos por el placer, después de realizar algunos trabajos de infiltración, en burdeles y fiestas privadas. Caín me propuso esta misión, y me advirtió de los riesgos. Aún así aquí estamos. Hora y media después regresó de nuevo. Chasqueó los dedos y aparecimos en casa. La hermafrodita no estaba.
-Ahora, olvidareis.
Nuestra cautiva estaba en una habitación vacía. Esa desgraciada era una degenerada que usaba sus poderes mentales para violar. Ambas subimos a ver a la muchacha. La hermafrodita estaba amordazada y atada a una silla.
-Hay que reconocer que follas bien, pero tus días de venta de esclavas se acabaron-dije a la desgraciada
Lucía le propinó un puñetazo en el rostro. Con la mordaza puesta sonrió como pudo. Le quité la mordaza y se rió.
-¿Eres tan puta siempre o solo cuando estás de misiones?-dijo con arrogancia
-Tus esclavas nunca nos hubieran dejado entrar si no pasabamos por putas. Y era demasiado temprano para entrar por la fuerza. Además no eres mi tipo, me gusta estar encima y tu eres una machista.
-Soy dominante y me gusta serlo, que es distinto. Y a ti también muchacha, se te da bien. Ahora si me soltáis, no soy fuerte y no se luchar.
Miré su cuello y sonreí. Aunque quiera no podrá salir de casa. Nos miramos divertidas y la soltamos. La hermafrodita salió corriendo, la seguimos y nos reímos a carcajadas al ver que intentaba salir y no podía. Cerró la puerta resignada al darse cuenta de que era un hechizo mágico. Se bajó la falda y las bragas, y se encogió de hombros. Su miembro flácido quedó a la vista. Yo miré su miembro con lascivia.
–No se resigna…
–Quieres comerle la polla, guarra–dijo Lucía dándome un toque en el hombro.
–¿Tu se la has visto?–le dije a Lucía
–Si, mientras gozabas de su miembro a cuatro patas.
–Tu estabas deseando a esa hermafrodita también
–Si, pero no de la misma forma, odio que lleven ellos el ritmo.
Me voy a la ducha, vigilala. Después de haber sido follada, necesitaría una buena ducha. Lucía se acostó en el sillón y encendió la tele. Yo subí las escaleras y fui directa al aseo.
Me encontré a la hermafrodita recién salida de la ducha. Sin toalla ni nada. Torcí la mirada, avergonzada.
–Te gusta, eh
–Debería encerrarte en una habitación
–Quizá deberías, pero mi influencia mental es muy fuerte–se empezó a masturbar y se detuvo cuando tuvo una erección–toca.
Volví a mirarla, sentí la fuerte tentación de acariciar su miembro. No pasa nada por acariciarlo. Solo es una polla más. Cuando tomé su miembro en mi mano, ella no reaccionó. Solo me siguió mirando. Así que continué masturbando su miembro.
–Ponte de rodillas–me ordenó poniendo una mano en mi cabeza
Sentí como se metía en mi cabeza, fue durante unos segundos. Los suficientes para querer obedecerla. Una vez de rodillas supe que debía hacer. Di besos por toda su polla. Le eché un poco de saliva, y lo metí en mi boca.
–Si mis poderes mentales no fueran tan fuertes, no estaría donde estoy. Todo aquel o aquella que se atreve a tener relaciones conmigo, queda sometido a mi–dijo mientras sacaba y metía su polla de mi boca. –Tu ya eres una sumisa, o por lo menos has sido entrenada como tal. Y mira como chupas. ¿Te habías encontrado con una hermafrodita tan poderosa?
Todas las veces que habíamos hecho esto, la hermafrodita acababa aislada o muerta. A quien le tocaba ser follada, tenía que recuperarse. Mi cuerpo entero empezaba a desearla, y era mala señal, no podía evitar tener ese sentimiento de pertenencia hacia la hermafrodita.
–Toma mi semen–ella se corrió en mi boca–Cada vez que tengas hambre querrás mi semen. Ahora date una ducha, voy a someter a tu chica.
Me metí a la ducha, había caído ante sus encantos. Me había montado y me había gustado, se la había chupado y quería más. Me masturbé en la ducha, me sequé y me tapé con una toalla.
Fui a nuestra habitación, y allí estaba Lucía. Chupándole la polla a la hermafrodita. Pues sí que era poderosa la desgraciada.
–No ha sido muy difícil hacer que tu amiga me la chupe. Esto va así a partir de ahora, soy vuestra ama. A ti te llamaré, perrita y a tu amiga mamadora. En una semana seréis devotas esclavas sin conciencia.
Cómo buena perrita me arrodillé en el suelo, y esperé las órdenes de la hermafrodita. Lucía cómo buena mamadora la chupó con devoción hasta que también recibió su semen.
–Mi semen tiene propiedades mágicas, y sanadoras. Propiedades que sirven para afectar a las mentes de todo aquel y aquella que me la chupan. Me llamaban la Puta de Semen Divino, hacia fértiles a mujeres estériles y ponía duros penes que no habían tenido una erección en décadas. Está noche va a venir un invitado, perrita, quiero me limpies la casa. Cómo haría una buena perrita. Ya te preparé más tarde, como si la magia fuera un obstáculo para mí
¿Cómo sabía que me había esterelizado con magia? No se lo había dicho, y a Lucía no sé lo he contado. Vale que su poder mental sea muy fuerte, pero como sabe eso. ¿Es tan fuerte como para leer mi mente? Cómo ella me ordenó estuve limpiando la casa como una buena perrita. Diez minutos después, Lucía bajó y ambas limpiamos la casa a cuatro patas y desnudas. Ella bajó del piso de arriba. Algo que me resultó sospechoso, fue la cantidad de veces que iba y venía del baño. Además de quejarse del olor. Además se acariciaba el vientre, casi sin darse cuenta.
–La ama está embarazada–susurré a Lucía
–Tal vez tiene amante
–Callaos–ordenó la ama
–Quiere hacer lo mismo conmigo
Desde que me había follado empezaba a sentir terribles dolores en mi entrepierna. Debía estar deshaciendo mi hechizo. Si ella estaba embarazada también me quería a mí igual, pero tendrá que follarme otra vez.
–¿Que producto habéis usado?–dijo tapándose la nariz
–Ama, ¿ha tenido últimamente sexo sin protección?–pregunté
–¿Crees que estoy embarazada, perrita?
–Tienes todos los signos
–Eso explicaría porque uso una talla más grande.
–Ven, perrita
Dejé de limpiar y acudí a ella. Me senté junto a la ama, me rodeó con su brazo. Me atrajo hacia sí misma y sacó su teléfono. Sonrió y me enseñó el móvil.
–Ella es Clarisa, es como yo. Cómo es difícil amar a alguien sin que sea víctima de mis poderes, estoy con ella. La amo. Será vuestra ama, además de mi misma. Mamadora, ven. Sacó un billete de diez euros, y se los entregó–se levantó con la intención de vestirse pero la ama la detuvo
La polla de la ama desapareció en la boca de Lucía. La de veces que nuestras operaciones han tenido éxito por el talento con su boca. La ama me besó mientras Lucía le hacía una mamada. Me separé de sus labios con mucho esfuerzo.
–¿Cómo es posible que seamos sumisas tan rápido?–pregunté aprovechando un momento de libre albedrío
–Semen Divino, así me llamaban, ya te lo he dicho y no era por nada. Mi ama se aprovechaba de mi para conseguir nuevas presas. En la trampa que vosotras me tendisteis planté la semilla de la sumisión en ti, y en tu amiga la semilla del deseo. Las mamadas que me habéis dado ambas han terminado el trabajo. Tu amiga es polla-adicta, ya veré qué hago contigo.
Ella ni se inmutó, siguió con la mamada. La polla de la hermafrodita era chupada, y mimada por ella. Lucía chupaba con devoción y entrega. La ama le hizo una foto. Se corrió dentro de la boca de Lucía, ella hizo todo lo posible por tragarlo.
–Ve y cómprame un test de embarazo, no puedo darle falsas esperanzas a Clarisa. Irás desnuda, pero los demás verán a una chica vestida–agitó las manos pero ella siguió igual
–Y tu, perrita, ve a la cocina.
Obedecí sin rechistar, y allí me quedé. La hermafrodita me empujó contra la encimera, y apoyó su miembro en mi culo. Yo me preparé para ser enculada. Por mi ama.
LAURA
Acabábamos de terminar un concierto, durante todo el día me sentí rara, como si metieran algo en mi boca. Me sentía extremadamente cachonda y con ganas de sexo. Fui a por mi novia, la violinista del grupo.
–¿Tienes el arnés a mano?–pregunté
–Si, ¿por?
–Necesito que me des bien duro–dije con sincera necesidad
La llevé de la mano hasta la habitación del hotel, por suerte ella tenía algún que otro juguete erótico a mano, cómo éramos pareja. Nos desnudamos, nos besamos y nos fuimos a la cama seguir besándonos. Atraje con mi magia, el arnés y se lo puse a Emilia.
Me coloqué en la posición del perrito, a la espera de que me follase. A pesar de ser, mi novia, ciega, encontró mi coño con facilidad y me penetró. Puso sus manos en mi cadera y aceleró la penetración.
–Nunca sueles querer ponerte en esta posición
–Tu ahh follame
Su cuerpo era pequeñito, y a diferencia de mí no era muy fuerte pero en la cama era toda una tigresa. La chica que me estaba follando con el arnés no se parecía en nada a la tímida invidente que era mi novia. Yo sonreí mientras gemía, estaba en el maldito cielo. La polla de plástico aparecía y desaparecía dentro de mi coño y ella sabía cómo hacerme feliz. Tuve un orgasmo, y ella se permitió descansar en mi espalda.
–Laura, ¿qué te pasa? Estás cachonda de más
–No lo se, necesito más. Necesito…no lo sé…siento una necesidad de ser dominada. A saber que cosas estará haciendo mi hermana…
–Será mejor que le hagamos una visita