Con Dos Polvos Echados, El Tercero Cuesta y mas aun si es con mi amante favorita y compañera de labores

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La historia comienza con el encuentro casual en el trabajo, ella muy elegante algo distante en el principio pero ciertas miradas fueron despertando algunas pasiones dormidas, el mío había sido en los últimos años un sexo standard con mi mujer.

Era interesante como lentamente se despertaron algunas calenturas dormidas, parecíamos dos pendejos en primavera, roces por aquí y por allá, finalmente un encuentro inevitable hizo que la besara largo y después con todas las luces encendidas le fuera quitando lentamente su ropa, buenas tetas, caderas suaves pero de esas que te dan donde agarrase, una hermosa y cuidada conchita, un manjar que desde ese primer encuentro me encanta comerme.

Fue entonces cuando apareció el primer signo, comencé con sus tetas, luego bajando hasta sentir el aroma de la calentura de esta hermosa hembra, empecé a pasarle la lengua, morder suavemente y después a hundir mis dedos en la primera cueva de todos los placeres, encontrando el botón mágico y tocándolo como se debe explotó por primera vez.

Fue fantástico comerme su corrida, larga, de hecho sus múltiples corridas. Me senté y sola como sabiendo de antemano que hacer se puso sobre la dura verga y se la clavó. Galopó un rato, y se movía como una diosa, no podía aguantar mucho y mientas comía sus tetas la inundé. Después de un rato se paró para ver como se escurría mi leche entre sus muslos. Sabía ponerme loco y describirse a ella misma de forma fantástica.

Los encuentros fueron cada vez más intensos buscando y descubriendo placeres oscuros y ocultos. Cenábamos en un restaurante, mantel largo, pollera abierta, ella con su mano en mi pantalón y yo tocándola y corriendo su tanga para llenarme los dedos de su goce, el mozo lo intuía y a pocos metros de distancia la una de las mujeres de una mesa de cuatro no podía ocultar su envidia. Es difícil tener placer sin que se note. De postre, dátiles, tomé uno y llevándolo a su conchita lo mojé, mientras ella me decía, sos un hijo de puta.

Después me lo comí despacio, si un poquito fue para ella. Esa noche en el auto, mientras tratábamos de llegar lo más rápido posible al hotel, peló mi verga y me dio una mamada espectacular, no podía seguir manejando, un peatón se dio cuenta que mis reflejos estaban en otro lado y rápidamente se corrió así que paré el auto, no pudo evitar que algo terminara en su boca y después su traviesa lengua hizo que sintiera mi propio gusto.

Ella me demostró que deben haber pijas que fueron hechas para ciertas y determinadas conchas, seguramente también vaginas moldeadas para penes, no creo que alguna vez se podrá saber por qué, pero ni ella ni yo somos portentos, solo que cuando empiezo a moverme, luego tenerla toda adentro simplemente empieza a terminar y ya no para. Pone esa cara de estoy gozando como una guacha, gritando y pidiendo un poco más que hace que yo simplemente terminé gozando como un animal. Alguna vez en el hotel se levantó y dándome la espalda dejó su culito a centímetros y entonces pasé toda la lengua por ese inexplorado territorio. Ella fue tajante, por ahí no!

Algunas semanas más tarde, luego de terminarla con mi boca le comí el culito por varios minutos y entonces desperté a la bestia que dormía. Mucha lengua, un poco de aceite y paciencia hicieron el resto, sentir como abría un ano bien cerrado, viendo desde arriba como se pierde la pija entre esas nalgas y tu hembra te pide más es casi celestial. Dos o tres veces más y la guachita se mandó un espectacular orgasmo mientras le hacía la colita. Así en cuatro patas, casi inocentemente le di un chirlo (nalgada), dame más por favor fue su ruego, y otra vez terminó gritando, con la cola roja, abriendo nuevos horizontes y yo descargando toda mi leche en ese culito divino.

Un clásico, después de dos polvos el tercero cuesta sacarlo, ella comenzó jugando con su lengua, cabeza, tronco, huevos y un día empezó a comerse mi culo, tal vez después de haberse dado cuenta que se sentía bárbaro, y como así empezó a jugar con un dedo en mi también inexplorado culo, y entonces mientras se come magistralmente mi pija, juega con su dedo tocado algo que solita descubrió y que me hace terminar como un animal desparramando leche por todos lados.

Jugando a ver quien puede mear más rápido después de una follada, al principio perdía ella siempre, seguramente más por inhibiciones que por otra razón, empezamos a jugar a la lluvia dorada, nada de tragarla pero si empapándonos y mojando algún que otro dedo para darnos el gustito. La verdad es que se calienta mucho viéndome tirarle el meo en la concha y me pone a mil meter la meno por debajo del de ella.

Buscando, buscando jugamos un poco a los roles, yo el plomero y ella la provinciana inocente, los jugos le caían por los muslos sin que yo ni la hubiera tocado, y después cogimos como animales.

Probamos dulce de leche en tetas, crema en concha (es un poderoso afrodisíaco) y mermelada por todos lados (lamerla desde el culo es soberbio), con los juguetes poco, tal vez no hagan hecho falta todavía. Otros adentro (trío) por ahora parece que no necesitamos.

Lo bueno es eso, sexo a la medida. Si tienen ideas, mándenlas. Si se pajean bien, si lo disfrutan de a dos mejor.

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