Ejecutiva dominada por su secretaria
Rosa era una ejecutiva que con 42 años, continuaba todavía soltera…
Totalmente exitosa en su vida empresarial, lo era a costa de su vida social, llegando hasta el extremo no de tener vida sexual.
Su joven secretaria Ana le dijo que siempre la encontraba demasiado tensa y le dio una dirección de un club nocturno que, según dijo, la ayudaría a relajarse… A ella le gustó la idea de Ana a pesar de no entender como se iba a relajar en un club, pero no le preguntó nada y metió la tarjeta en un cajón y la ignoró durante un tiempo.
Un noche estaba muy cansada de trabajar y no le apetecía ir a casa a cenar su sándwich de costumbre y ver la tele, así que se acordó de lo que le dijo Ana y decidió pasar por allí y echarle un vistazo al club.
El lugar era un tugurio total con un letrero en la fachada que ponía “Club Xoni”… Ella supuso que debería de ser un Club con algún tipo de show de strip tease y se quiso marchar pero como había llegado hasta aquí, pensó entrar y tomarse una copa antes de ir a casa.
Cuando entró en el bar, notó que la totalidad de la gente que había eran mujeres de todos los colores y edades… Pensó entonces que se trataba de un club de lesbianas y tendría que reprender a Ana mañana en la oficina por haberle dicho que fuera a este club pues nunca pensó que ella fuese lesbiana.
Encontró un taburete libre, se sentó en la barra y pidió una bebida… Una mujer mayor de unos 50 años se lo sirvió… Notó que la mayor parte de las mujeres tenían sus blusas o vestidos, levantados o abiertos y las manos de sus acompañantes se movían debajo de ellos, acariciándolas sin pudor alguno.
Vio por todos lados besos y caricias femeninas, excitándose y pensando en el tabú que esto era hace apenas unos pocos años… Ella no era lesbiana pero la vista de todo esto la estaba despertando sus deseos sexuales dormidos durante años.
Una joven rubia, de unos veinte años, se sentó a su lado y ella se dio cuenta de que era muy atractiva… Llevaba una falda corta y una blusa transparente, que mostraba sus tetas… De entrada, trató de ignorarla.
– «Hola… Mi nombre es Teresa», le dijo la joven.
– «Hola Teresa… Soy Rosa… Encantada de conocerte», respondió Rosa.
– «Rosa, no te he visto nunca por el Club… ¿eres de las que se ponen abajo o de arriba?… Apuesto a que eres de abajo… Me encantaría dominarte», dijo Teresa sin cortarse y con desparpajo.
Rosa, que desconocía lo que le estaba diciendo, escuchó el mensaje de Teresa que pensaba que era lesbiana… Le respondió que acababa de entrar a tomar una copa y no se metía en esas cosas… Le aclaró que después de tomarse la copa, se iba a su casa.
– «Apuesto a que estás mojada», le dijo Teresa… Y antes de que Rosa pudiera objetar nada, sintió su mano entre sus piernas y le tocó su coño.
– «Lo sabía… Estás mojada,Rosa”, dijo Teresa con una sonrisa en su cara.
Rosa, aturdida por la mano que le había metido, no dijo nada, ya que los dedos de Teresa habían encontrado una mancha húmeda en sus bragas y le estaba frotando su clítoris por encima de ellas… Se sintió tan bien que en lugar de pararla, abrió más sus piernas para facilitar su acceso.
Estaba sudando cuando la mano de Teresa encontró su clítoris al apartarle sus bragas y comenzó a acariciárselo… Ella sabía lo que le estaba haciendo con su mano y la estaba poniendo caliente.
Su respiración era cada vez más difícil ya que sentía una emoción que no había sentido en años… Ella sabia que eso estaba mal, pero no tenía ganas de decirle que quitara la mano de su coño porque estaba disfrutando con la caricia que le hacía.
Rosa cerró los ojos cuando sintió a Teresa desabotonando la parte superior de su blusa y abriéndosela para sacarle sus grandes pechos… Podía oír a gente en el fondo del gran salón, pero una mano de Teresa en su coño y la otra en su pezón la estaba poniendo tan
caliente que no le importaba que la vieran.
– «Dime que esta noche quieres ser mi puta… Quiero oírte rogármelo, vieja puta», le dijo Teresa pellizcando su pezón.
– «Sí… Hazme tu puta… Por favor, no me dejes, ahora… Lo necesito», le pidió Rosa.
Ella sintió una fuerte bofetada en la cara con la mano que segundos antes le estaba tocando su teta y se quedó asombrada y sin saber cómo reaccionar
– «Levántate y desvístete, vieja puta», le exigió Teresa.
– «Por favor, aquí no… Hay gente mirando… Vamos a cualquier otro lugar que sea discreto y lo haré», respondió ella cuando, sin esperarlo, sintió una segunda bofetada en la cara.
– «Cállate puta y desvístete ahora»… Le exigió de nuevo Teresa.
Rosa se levantó de la banqueta sorprendida ante la forma en que esta joven la dominaba… Ella no tenía la voluntad de resistirse mientras se quitaba la blusa y luego se bajó la falda, quedándose en ropa interior y zapatos de tacón.
– «Quítate también el sujetador y las bragas», le exigió Teresa mirándola de arriba-abajo.
Lentamente, Rosa se quitó el sujetador y, cerrando los ojos, se bajó las bragas hasta los tobillos y se las sacó… Podía oír comentarios de otras mujeres, pero ella los ignoró y se puso totalmente desnuda frente a la chica … No se atrevió a mirar a otro lado mientras ella sabía que su cara estaba totalmente roja de vergüenza.
Teresa tomó su vaso medio vacío y tiró su bebida sobre sus tetas.
– «Puta, ponte de rodillas delante de mi taburete», le gritó.
Rosa se arrodilló delante de ella y Teresa separó las piernas y dejó al descubierto su coño delante de su cara… Rosa nunca había hecho el amor con una mujer, pero no pudo evitar mirar fijamente su coño con lujuria.
– «Lame mi coño, perra y procura hacerlo bien», le ordenó, Teresa.
Rosa se inclinó hacia delante y puso su cara en el coño de la joven y comenzó a lamerle su clítoris… Ella trató de hacerlo como le gustaría que alguien se lo hiciera a ella… Y esperaba que lo estaría haciendo bien para complacer a la joven.
Su coño estaba empapado y notó que el de Teresa también lo estaba por lo que ella continuó con su lengua lamiéndole el coño… Finalmente sintió que Teresa se corrió… Tras recuperarse, Teresa puso un pie sobre su hombro y la empujó tirándola sobre su espalda al suelo.
Desde el suelo, Rosa miró alrededor del gran salón y vio algo que no se había fijado antes… Había mujeres totalmente desnuda a su alrededor… Algunas estaban siendo azotadas… Otras estaban lamiendo los orificios anales, coños o tetas a sus quizás, Amas, e incluso a algunas se les estaban poniendo un enema.
Rosa miró a Teresa y ésta la pateó entre sus piernas, lo que la hizo gritar de dolor.
– «Puta, ponte a cuatro con las manos y rodillas… Voy a montar sobre ese culo tuyo y pasearme por el club.»
Rosa se giró y adoptó la posición con sus manos y rodillas, ya que había visto a una mujer hacer lo mismo hacía unos segundos antes.
Su voluntad de resistir desapareció y se reemplazó por la necesidad de obedecer… Ella sintió a Teresa sentarse sobre su espalda y su pelo ser estirado hacia arriba.
Una fuerte palmada en el culo y una orden de comenzar a arrastrarse gateando, la hicieron ponerse en movimiento recorriendo el salón… Varias mujeres hicieron comentarios lascivos cuando pasó por delante de ellas solicitándola pero Teresa les dijo que por el momento era suya y nola dejaba… Tal vez más tarde quizá se las podía dejar.
Golpes continuos en su culo la mantuvieron en movimiento hasta que volvieron a la barra y Teresa se bajó.
– «¿Mi puta tiene sed otra vez?», preguntó Teresa.
– «Sí, señora… Su puta necesita beber», le respondió Rosa casi sin aliento.
«Inclínate y pon tu estómago sobre el taburete.”, le ordenó… Y luego Teresa se dirigió a la mujer mayor que estaba tras la barra:
– “Mabel, dame esa pequeña botella de escocés de allí, del fondo.
La mujer mayor le dio la botella y Teresa se puso detrás de Rosa y, para su sorpresa, le colocó la pequeña botella a la entrada de su ano.
– «Dime que te llene, puta… Dime que te meta esta botella en el culo»… Teresa se echó a reír.
– «Por favor, señora, métamela en mi culo», exclamó Rosa.
En breve, sintió cómo la botella se deslizaba por su culo mientras intentaba relajarse para que no le rompiera su esfínter anal… A continuación sintió que el líquido de la botella penetraba en sus entrañas como si estuviera recibiendo un enema… Cuando se vació, Teresa le retiró la botella.
– «Procura retenerlo mientras te doy unas palmadas en el culo», le dijo Teresa detrás de ella… La primera palmada golpeó su culo y ella gritó de dolor… Rosa mantuvo su culo apretado para evitar que el líquido se le escapara mientras estaba recibiendo palmada tras palmada en sus nalgas… Estaba llorando y totalmente humillada por ser azotada como si fuera una niña.
– «¿Mi puta necesita ir al baño?… Pídeme permiso, puta», le dijo cuando se cansó de golpearla.
– «Por favor, señora… Necesito ir al baño… No puedo aguantar más», gritó Rosa con lágrimas rodando por su cara mientras esperaba la respuesta de autorización.
– «Ve, puta… Y será mejor que estés bien limpia cuando regreses», le
respondió amenazándola.
Rosa, desnuda, se dirigió al baño tratando de sujetarse el culo con la mano… Varios puestos ya estaban ocupados con mujeres que hacían actos lascivos en ellos… Encontró uno vacío, se sentó en el inodoro y se alivió al expulsar el líquido de sus intestinos.
Mientras estaba sentada pensó en el orgasmo que había tenido… Maldijo que la chica la había hecho correrse sin tener metida una polla en su coño… Luego se limpió lo mejor que pudo y usó el lavabo para quedar totalmente limpia.
Mientras realizaba esta operación, vio el rostro de dolor de una señora a la que su amante le estaba golpeando su culo con una correa corta y le estaba dejando las nalga muy enrojecidas.
Abandonó el water y mientras caminaba de regreso a la barra del bar, vio a Teresa todavía sentada en un taburete.
Teresa le indicó que se sentara en el taburete de al lado suyo… Una bebida ya le estaba esperando.
– «Bebe, puta», exigió Teresa.
Rosa tomó la bebida y trató de beberla de un solo trago… Notó un sabor salado y se dio cuenta de que acababa de tomar orina… Ella sintió nauseas y al mirar a Teresa la vio sonriendo.
– «Bébetelo todo sin tirar nada, puta», le susurró al oído.
Tratando de no vomitar, Rosa bebió el resto de la bebida, que le quedaba en la copa, de un trago y contuvo la respiración para evitar tirarla.
– «Será mejor que te acostumbres a este gusto… Tengo muchos y variados planes para ti y beber mi orina será uno de ellos», le dijo Teresa alargando su mano por detrás de ella y palpándole su culo… Luego, le masturbó otra vez su clítoris para calentarla de nuevo.
– «Qué buena puta eres… Te encanta que te froten el coño, no?, le dijo sonriendo Teresa.
– «Sí, señora… Por favor, frótale el coño a esta puta», suplicó Rosa.
Ella se sintió totalmente avergonzada al decir estas palabras… A sus cuarenta y tantos años se encontraba sentada desnuda en un taburete de un club con su culo fuera de él y una joven tocándole su coño por detrás… Ella no podía moverse pues la chica tenía el control total de su cuerpo… Tan sólo movió su culo para permitirle un mejor acceso a su coño desde atrás.
– “Teresa, veo que tienes otra esclava y no te costó mucho tiempo conseguirla”, escuchó.
Rosa reconoció la voz y se congeló… Era Ana, su secretaria… Ella trató de esconder su cara.
– «Caramba, Teresa si esta nueva perra que tienes es mi jefa, de la que te he hablado durante meses… Y aquí está ella desnuda a tus ordenes… No puedo esperar para poder azotar ese culo tan gordo que tiene… Tú sabes Rosa, que Teresa y yo somos compañeras de cuarto y compartimos nuestras esclavas?, le dijo Ana.
Le pellizcó a Rosa en el culo y se sentó al otro lado de ella mientras Rosa intentaba sólo mira hacia adelante.
– «Ana, si hubiera sabido que ella era tu jefa, la habría follado el culo con una botella del mostrador… Estaré feliz de compartir este culo gordo contigo cuando quieras», sonrió Teresa.
La cara de Rosa estaba totalmente roja por la forma en que las chicas hablaban de ella… Sintió a Ana pasarle la mano por su espalda y luego meterle un dedo en su ano, abriéndoselo… Pronto comenzó con un mete-saca cada vez más intenso mientras ella gemía emocionada.
– «Siempre pensé que a pesar de tener un culo gordo ella tendría un ano apretado y no me equivoqué… ¿Por qué no la llevamos al water, Teresa?… Sabes lo que me gusta hacerles a nuestras esclavas y lo estoy deseando -y mucho- hacérselo a esta», le dijo Ana.
– «¿Por qué no?»… Teresa estuvo de acuerdo quitando la mano que tenía en el coño de Rosa y exigiendo que se levantase.
Rosa ya había visto cosas allí y no quería volver al water… Les suplicó a Teresa y a Ana que no la llevasen.
Ana agarró su culo por la nalga derecha, apretándosela y la empujó hacia adelante haciéndola entrar… Encontraron un puesto que no estaba siendo usado y Teresa le exigió que se arrodillara delante del inodoro… Levantando la tapa, exigió a Rosa que metiera la cabeza.
Rosa lloraba, pero hizo lo que le decía Teresa… Luego, ésta bajó la tapa de nuevo y la parte superior de su cabeza quedó atrapada.
– «Caliéntale ese gran culo que tiene mientras me preparo… Quiero ver su culo todo rojo y lleno de verdugones», dijo Ana.
Teresa comenzó a golpear a Rosa en el culo mientras trataba de mantenerle la cara dentro del agua del inodoro… Su pelo ya estaba mojado y en varias ocasiones las palmadas eran tan fuertes
que –sin querer- le hacían hundir su cara en el agua del inodoro… Finalmente, cesó de golpearla y ella pensó que tenía un momento para relajarse pero, de pronto, sintió algo frío y ancho en la puerta de su orificio anal.
Ella se dio cuenta inmediatamente lo que era… Intentó levantarse pero Teresa la tenía apretada sujetando la tapa del inodoro.
Ana le metió un consolador en su ano mientras ella gritaba de dolor.. Su cara, que se encontraba sumergida momentáneamente en el agua había sido presionada hacia abajo para obligarla a arquearse y levantar el culo y facilitar de ese modo, poder meterle el dildo lo más profundo posible.
El ano de Rosa estaba en llamas por el ataque que estaba sufriendo e intentaba gritar pidiendo piedad, pero Ana, con sólo presionar el consolador en su culo, la hacía hundir su cara en el agua que había en el inodoro… Y cuando sacaba consolador, su cara salía del agua… Estaba sufriendo una tortura pero Rosa sabía que debía someterse sin oponerse en nada si quería que esto terminase pronto.
– «Siempre quise meterte algo en el culo… Toma, perra”, le gritaba Ana desde atrás.
La cara de Rosa se hundió de nuevo en el agua del inodoro cuando Ana empujó el consolador hasta el fondo de su culo.
Intentó gritar, pero el agua le llenó la boca cortándole el grito.
Finalmente, Ana le permitió sacar la cabeza del agua y Rosa comenzó a jadear para respirar… Y mientras ella se recuperaba, Ana comenzó a mover el consolador, metiéndoselo y sacándoselo lentamente hasta que sintió que su cuerpo reaccionaba y su culo empujaba hacia atrás con anticipación.
Teresa, sintiendo que Rosa estaba disfrutando… Se levantó y se puso en cuclillas sobre ella y comenzó a orinarla por la parte posterior de su pelo.
Rosa, que estaba cerca de correrse cuando sintió el pis, gritó… El olor era fuerte y eso le impidió correrse… Y sintió que le retiraban el consolador tan pronto como Teresa terminó de mearla.
– «Puta, lávate la cara y el pelo antes de salir… Vamos a llevarte a nuestro apartamento esta noche, que queremos divertirnos contigo», le dijo Teresa echándose a reír.
Ambas chicas la dejaron en su posición humillada y frustrada… Teresa levantó la tapa del inodoro y Rosa sacó la cabeza… Cuando se recuperó vio que varias mujeres habían estado viéndolo todo y su rostro se puso rojo mientras trataba de levantarse y caminar hasta el lavabo para limpiarse… Varias mujeres le hicieron comentarios lascivos sobre lo que les gustaría hacer con ella… Y ella se apresuró tan rápido como pudo dejando su pelo mojado colgando sin peinar para salir de allí lo más rápido posible.
Teresa se levantó del taburete de la barra cuando llegó y agarró su pelo mojado con una mano.
– «Vente con nosotras, zorra», dijo tirándola del pelo.
Ana se había puesto a sus espaldas y le iba golpeando con fuerza el culo mientras era arrastrada por Teresa… Rosa ahora era su puta y sabía que no tenía escapatoria y debería hacer todo lo que le dijeran… Ahora comprendió porque Ana, su secretaria, le dio la tarjeta del club y la animó a ir.
La gente miraba mientras la sacaban desnuda al aparcamiento… Iba llena de vergüenza y humillación.
– «¿Cogemos su coche?», preguntó Ana.
– «No… déjalo aquí… La traeremos mañana antes del trabajo para que lo recoja», respondió Teresa.
La llevaron al coche de Teresa y ésta se sentó a conducir, mientras que Ana y Rosa subieron atrás… Tan pronto como entraron, Ana se quitó la falda y agarró la cabeza de Rosa tirando de ella hacia abajo.
– «Lame mi coño y mi clítoris… Procura que me corra antes de que lleguemos si quieres que quede algo de piel en ese gordo culo tuyo», le gritó.
Rosa comenzó a lamerla como si su vida dependiera de ello… Y mientras lo hacía pensaba que la gente al pasar podía verle su culo por la ventanilla, pero en este momento era mejor olvidarse de esto y centrarse en complacer a su secretaria para evitar que le pegase.
Ella, que hasta esa noche, nunca había hecho esto movió su lengua con rapidez en el coño maloliente de Ana con la esperanza de que se corriera rápido… Y, en breve, su boca recibió el flujo de una Ana que se corrió de una forma muy placentera.
Ana sonrió al notar su dominio sobre ella y se colocó de lado en el asiento para que le lamiera el culo ya que se había corrido demasiado pronto y necesitaba recuperarse pronto… Rosa, sumisamente comenzó a mover la lengua a su alrededor del ano y luego se la metió dentro.
Rosa deseaba que llegaran pronto… Su coño estaba ardiendo… Quería ser su puta… Se sentía una ejecutiva dominada y eso le agradó… Su vida comenzaba una nueva etapa plagada de sexo… De un sexo que no se había nunca planteado y que a partir de ahora debería atender y esperar su recompensa si era merecedora de ello… Y, por supuesto que pondría todo su ser para lograrlo.
F I N