El chico sumiso del barrio

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Ese día en clases no pude prestarle atención a nada, imaginaba esa verga grande tan tiesa que la leve curvatura hacia arriba me dificultaba tragarla. No pude resistir paladear con la mirada perdida.

El olor que brotaba mi cuerpo me tenia un poco paranoico, olía a sexo, a mi saliva y todavía sentía mi esfínter que vibraba como si su dedo siguiera jugando dentro de mi.

Los días siguientes lo encontré en la parada, exudaba lo macho que era y eso me ponía caliente. El no es guapo de cara pero la masculinidad, su forma de ser y hasta de expresarse, es algo que me atrae mucho.

-“Que rica boca tienes, ahora quiero culo”-Recibí un mensaje, lo leí luego de montarme en el bus pero ya entendía la cara que había puesto cuando escribía.

-“Es tuyo”-Respondí sin pensarlo. Se me paró.

La tensión sexual cada vez era mayor, había una deuda por saldar y estaba en ese punto donde estaba dispuesto a todo. Siempre había sido el niño bueno y ahora estaba siendo seducido por el lado oscuro.

“¿Hasta qué punto podría yo llegar?”-Sentí esa leve sensación en el estomago de cuando cometía una imprudencia de pequeño.

Me dolía un poco la garganta pero el recuerdo de estar de rodillas mamando, me ponía de un excitado que por algún momento pensé que estaba perdiendo la cabeza. Su olor y sabor me marcaron.

La semana transcurrió y perdí mi celular, no sé si en la calle lo sacaron de mi bolsillo unos ladronzuelos o simplemente se salió.

Lamente la perdida pero más aun, el no poder escribirle a Brayan, fue un cambio brusco porque no me había aprendido su número y no aparecía en la parada con la moto.

Me sentía rechazado, frustrado y hasta burlado, admito que estaba intenso. Mi humor cambió considerablemente porque él me atraía de una manera enferma aunque sintiera miedo, quería que me cogiera como el macho que es pero su desaparición fue brusca.

La semana de parciales me mantuvo ocupado y trate de no pensar en él, cosa que era inevitable, podría estar muerto o preso, conociéndolo poco se que tan tranquilo no es.

El sábado fui a beber con mis amigos, la semana de exámenes había terminado y los resultados habían sido buenos a pesar de mi distracción. Era uno de los mejores en clases y no podía desaprovechar la situación para celebrar.

Recuerdo que estábamos bailando regueton cerca de la licorería, éramos una sección completa de casi 30 personas y hasta más, borrachos, calientes, eufóricos y victoriosos.

Bebí cerveza, ron, vodka y todo lo que me pasaron, ya estaba borracho y más de una amiga se había ido con otros compañeros a seguir la fiesta de otra forma, entre ellas mi amiga Karla que tendría una buena noche.

Yo bailaba con mujeres, perreandoles intensamente y como es costumbre ya me había transformado porque soy introvertido. Me aplico bastante estudiando pero cuando llega la hora de drenar el estrés aplico el doble de esfuerzo y para que negar que me sentía despechado por un macho que apenas conocía.

Ya era algo tarde y mi liberación de estrés había llegado a un punto que al querer buscar más y más, me vi disfrutando con algunos conocidos pero no mis amigos que cada vez habían menos hasta el punto que me vi perdido entre la multitud.

Una mirada con un desconocido y un leve levantamiento de mi cara, fue la seña perfecta para el reconocimiento de nuestras intenciones.

Fue tan rápido que me vi sentado en el asiento de atrás de un carro sin arrancar, habían 3 hombres más en él y uno me metía mano en el culo, todo era tan borroso y ruidoso que el mundo me daba vueltas.-“Voy a vomitar”-Grité.

De empujones me sacaron del carro, casi pierdo el equilibrio y termino en el piso. Todos voltearon cuando el carro salió veloz.

No recuerdo haber bebido tanto en mi vida, me senté en un brocal mientras veía a todos bailando y las luces de los vehículos me daban vueltas en la cabeza. Ya había bailado demasiado sin contar las dosis de alcohol.

Sentí un jalón y voltee, era Brayan que me veía con cara de pocos amigos. Todo iba excesivamente rápido. No recuerdo como me senté en la moto o tan simple el hecho de levantarme.

-“Para, para”-Grite a los pocos minutos.

Me apoye de un poste y vomite la bebida, no encontraba apoyo en Brayan solo me veía mientras yo me sentía demasiado mal. Cuando me calme un poco, me entrego un envase con agua y lo bebí.

Al día siguiente desperté, no estaba en mi cama. No reconocía el lugar, no recordaba nada por lo que de un brinco me levante de la cama y note que estaba en ropa interior.

Busque mi ropa pero no la encontré y sentí miedo, encontré un pantaloncillo de futbol y me digne a salir de la habitación.

Enseguida reconocí que la casa era de Brayan. “¿Qué coño habré hecho?”-Pensé.

Me encontré de frente con él, solo tenía un speedo y puso mala cara.

-“Entra de nuevo”-Ordeno.

-“¿Por qué estoy aquí?”-Pregunte.

Sentí su mano clavada en mi cara de un solo golpe y no la despego.

-“Porque estabas borracho en plena calle”-Apretó la mano en mi cara –“Y eso no me gusta”.

-“No recuerdo nada”-Le dije con dudas, me venían imágenes muy dispersas.

-“Estoy claro, tu anoche no podías con tu alma”-Se mostro molesto-“Tenemos que dejar algo claro”.

-“Pero es que yo no estaba haciendo nada malo”.

-“Susssh. Si quieres ser mi perrita, no vuelvas a hacer lo de ayer”-Dijo contundentemente-“No te quiero ver con hombres a menos que yo te lo pida”-Asentí.

-“Yo se que te vuelvo loco pero yo tengo mis reglas y si fallas no hay vuelta atrás y a veces me vuelvo loco”.

-“Esta bien, no lo haré mas”-Mire hacia abajo pero él me agarro por la barbilla y direccionó mi mirada a la suya. Veía la sombra en su mirada y tuvieron más efecto que sus palabras.

-“Yo soy tu dueño, harás lo que yo te diga”-Apretó mas su mano en mi rostro.

Sus ojos mostraban una oscura profundidad que nunca había visto en nadie, sin amor, ni cariño, era una oscura sombra de posesión que me causo miedo y a la vez excitación.

Yo supe en ese momento que si decidía avanzar estaría perdido y lo hice con una erección monumental.

Agarre su paquete pero sus facciones seguían rígidas y sin una palabra, solo mi mirada, le rogué que me dejara seguir.

Se fue despertando mi tan anhelado regalo y yo disfrutaba pasearme sin escrúpulos por toda su extensión con mi mano, su glande ya se había escapado de su jaula. Me agaché y sin pensarlo, libere por completo aquel monstruo de carne.

Su olor a macho me encantaba pero su sabor me hacía perder todo tipo de sensatez.

Sus venas brotadas, el color oscuro con tintes a morado de su verga y la dureza fueron cubiertos por mi saliva una vez que me tragaba los centímetros poco a poco hasta llegar a mi meta.

Siempre me ha gustado tragármela toda, las mitades son para mediocres y aunque me costaba, al final cumplía con mi nariz pegada a su pelvis.

En pleno pasillo frente a su cuarto me estaba deleitando con su manjar, mis babas caían y veía su cara de poseído por algún demonio. Sus brazos, su abdomen y la forma en que su cuerpo se ve perfectamente parado frente a mi me excitaban más.

Su mano se poso detrás de mi cuello y sabiendo que ahora el tendría el control, respire profundo cuando pude porque inmediatamente toda su verga entro hasta el fondo y su cintura se movía como queriendo meter aquello mucho mas.

Los movimientos firmes, su musculatura marcándose, tatuajes y ese rostro que hablaba mas sobre demonios que de Dios me tenían a su merced.

Me abandone, ya no podía verlo y aunque mi respiración estaba agitada, yo disfrutaba porque sabía que estaba con un macho y lo deseaba como muy pocas veces he deseado a alguien.

Escuché un ruido a mi espalda pero lo ignore, Brayan se estaba volviendo loco. Mi boca era un culo para él en ese momento, yo sufría de arcadas y aunque me quedaba sin aire, yo aguantaba porque me gustaba.

Sentí una tercera mano en mi cuerpo y perdí la concentración totalmente aunque no podía hacer nada ya que sabía que no me podría liberar debido a que estaba sujeto por cada lado de mi cabeza. La incertidumbre me lleno de adrenalina y me excite aun más.

-“¡Que puta nojoda!”-Grito Brayan, quien en movimientos menos repetitivos pero más bruscos estaba lanzando su leche al fondo de mi garganta. Detrás de mi escuche una risa.

Un dedo en mi culo se estremecía aun y aunque estaba en oscuridad porque mis lagrimales y parte de mi baba me cegaron, no podía dejar de sentir tanto placer y a la vez asfixia.

Al sentirme liberado respire abruptamente y trague todo con valentía quedando un breve momento a la adaptación visual donde pude ver al Kike, aquel que casi nos encuentra la vez pasada, el primo de mi macho con una erección

-“Dejamelo tranquilo que no lo he estrenado además usted tiene hembra”-Rio Brayan.

-“Hembra un coño, este culito apretaito provoca explotarlo y tu de pasao lo pones aquí para que yo escuche y te vea”-Recrimino riendo.

-“Se dio sin querer aunque eso me recuerda cuando reventamos a guevo a Margarita, lástima que al final no pudo mas, estoy seguro que este si aguanta”-Dijo viéndome a la cara.

-“Con esa carita estoy seguro que si”-Metió dos dedos en mi culo.

-“Déjame a la perrita tranquila vale, yo soy su macho”-Lo empujo en plan de broma.

-“Si eres malcriado, préstamela un rato”-Dijo Kike.

-“Nada, es mía y no hará nada si no se lo ordeno”.

-“Te vas a portar mal conmigo, tranquilo que después te veré”-Me lanzó una mirada.

-“Llama a la tuya”-Dijo Brayan abriendo la puerta de su cuarto y haciéndome seña para que entrara. Escuche a mi espalda la puerta de la habitación del primo cerrarse.

Saboree el sabor de su leche mientras caminaba a su habitación y la sensación de peligro chocó contra mi.

-“Necesito escribirles a mis padres”-Mi voz sonó como la de un niño.

-“Ya eso está resuelto, anda a bañarte que hoy no sales de aquí intacto”-Me ordeno.

-“Pero como…”-Me interrumpió.

-“Te estoy dando una orden carajo, confia en mí que ya eso está resuelto, a ti no te importa ahorita como”-Dijo en tono burlón-“Anda al baño y te quiero limpio por fuera y por dentro”.

Yo entre a cumplir sus órdenes, me quite todo y la excitación me seguía dominando. Me vi en el espejo y jugué con mi culo, me gustaba como se veía.

Tome un poco de crema dental e improvise cepillarme luego de que me hiciera un lavado anal algo incomodo.

Al salir del baño, lo pude ver en la cama como un dios de ebano totalmente desnudo y con su erección muy baja mientras veía la fórmula 1 en el televisor.

La habitación era un desastre, algo oscura, con olor a macho, las paredes no estaban frisadas y un techo de zinc. No me importo nada más, la atención de un macho era lo que quería.

Al verme dio dos palmadas en la cama y yo fui a acostarme con él. Temí tocarlo pero el mismo coloco su grueso brazo por debajo de mi cuello quedando pegado a su cuerpo y puse mi mano, ahora con timidez, en su verga que agarro algo más de consistencia pero el volteo a verme.

-“No me tengas miedo, me gusta que seas perrita pero aguanta un rato”.

Estaba hipnotizado viendo la televisión y como los deportes no son lo mío, la veía de a ratos y otras detallando la habitación.

Había una mesa con un par de porros y hasta el monte suelto pero temí fue cuando vi una 9mm en la misma mesa. Solo me quedo confiar en Dios.

Al inicio me costó adaptarme pero seguía excitado por ese malandro, no había dudas. Me quede dormido por unos minutos en su pecho y al despertar, vi que tenía los ojos cerrados, detalle unas pequeñas pero múltiples cicatrices en su cara, ya no tan visibles y empecé a pensar en lo que estaba haciendo en esa casa.

Me sentía excitado y muy nervioso a la vez, lo más cerca de un arma había sido en un atraco a un autobús y ahora era una puta deseosa de él.

Yo vine a saciar mi sed, este fuego que me quema y que todavía no ha sido saciado, así que empecé a pajearlo y pocos segundos después con cuidado me puse en otra posición para empezar a mamarselo.

Sus brazos algo marcados, un abdomen plano aunque grueso pero no tan definido, cubierto de pelos y con una virgen tatuada que bajaba desde sus costillas rodeada por un rosario, del otro lado una hoja de marihuana y encima de su pectoral el nombre “Maricarmen”.

Cada vez veía más cosas en Brayan, pueden llamarme loco pero en vez de espantarme ya yo estaba dispuesto a todo lo que fuera, ya el pacto estaba hecho. Imagina tener a tu fantasía más profunda y oscura frente a ti.

Agarre su verga en plena posición de perrito y viéndolo a la cara, lamí su glande, sus bolas y como hace una hora o más, me trague todo.

-“Que rico mamas perra”-Me dio una cachetada suave.

Me veía fijamente, mis esfuerzos por satisfacerlo funcionaban porque en segundos su paquete estaba duro de nuevo. Mi boca se llenaba de carne y la mamada anterior ya había ayudado a mi garganta a aceptarla mejor.

Me centre en darle placer, en gozar cada vez que alzaba su cintura y me la clavaba rítmicamente haciéndome atragantar. Subía y bajaba, sus manos agarraban mi cabeza para aceptar su ritmo perdiendo la noción del tiempo.

-“Trágatela así, todita”-Ordenaba como si tuviera otra opción.

Ya no era yo, sino una herramienta para darle placer y con ello me sentía satisfecho. Estiro su mano y agarro un porro, prendiéndolo delante de mí.

Un olor parecido a la hierba seca con tierra mojada enseguida inundo la habitación. Me dejo hacer mientras fumaba menos de la mitad del porro y coloco en la televisión un canal de música latina donde sonaba una bachata.

-“Que criminal mamas vale”-Me acaricio la cabeza.

Adopte un mayor ritmo, me sentía orgulloso de poder tragarme algo así y me olvide del mundo cerrando los ojos hasta que sentí su mano dándome unas cachetadas y con la otra sacándome su anaconda de la boca.

Sus ojos se habían vuelto pequeños y se notaban muy rojos, imagine que era por el efecto de la droga. Definitivamente el miedo y la excitación eran parte de la experiencia y la mezcla crea un efecto desinhibidor en mí.

El se levanto y aprovechando que podía cargarme, me levanto poniéndome en la cama mirando a otra dirección pero seguía en perrito.

Arrimo mis rodillas un poco más al borde de la cama y dándome unos golpecitos me hizo abrir más las piernas, acaricio cada centímetro de mis carnes, le gustaba que yo no fuera delgado, agarraba y tocaba como gozando la suavidad y curvatura.

-“Ese culito si se ve rico vale, te lo voy a explotar como dios manda”-Dio un par de palmadas en mis nalgas.

Mi corazón latía demasiado rápido, tenía una verga muy larga y gruesa para mi culo y si él no tenía cuidado me desmayaría del dolor.

Yo sudaba aunque la habitación irónicamente tenía aire acondicionado. En ese preciso momento sentía que lo podía lamentar por mi imprudencia por el sexo.

Un dedo grueso empezó a abrirse paso, me molestaba pero podía aguantar aunque el segundo ya me hacía pensar en que no iba a aguantar un tercero. El primo de mi macho, sin dudas, tenia los dedos delgados porque lo que estaba sintiendo ahora eran falos que entraban y salían.

Brayan agarro un tarro de algo que no pude identificar y suspire con los movimientos más bruscos de sus dedos entrando y saliendo de mi culo totalmente lubricados.

Lo sentía dando vueltas, abriendo y embadurnando todo a su paso. Él no era nuevo en esto aunque tosco, sabía como y donde tocar lo que me alivio bastante.

Un escalofrió recorrió mi espalda cuando coloco sus manos sobre ellas y sentí un tercer toque de su verga en la entrada de mi culo. Mi respiración agitada, algo eufórico por la adrenalina pero ansioso.

-“Con cuidado por favor”-Me la fue metiendo de a poquito pero sin parar hasta que llego al tope y me retorcí de dolor

Quise separarme pero me tenía bien agarrado y se quedo hasta con el último centímetro dentro de mí, deje escapar unos gemidos porque sentía que mi agujero era demasiado pequeño para ese monstruo.

-“El dolor es pasajero, debes aguantarlo para gozar de lo mejor”-Recordé aquel sabio consejo de un amigo que ahora radica en Ecuador.

Doble mis brazos y recosté mi cabeza en el colchón dejando mi culo mas parado, me sentía más cómodo y soportable el dolor hasta que lo sentí salir y entrar despacito.

Internamente me repetía que podía, saque fuerza de donde no tenía y trataba de relajarme, esa era la clave. Nada como esa sensación de dolor pero con un placer en subida.

Solté gemidos más fuerte y ni por un segundo me importo que su primo o los vecinos me escucharan y la música no tapaba aquellos peculiares sonidos.

-“Me encanta como tienes ese culo tan cerraito perrita”-Sentí el peso de su mano en una nalgada.

Tomo como un impulso y acelero las embestidas, ya mi placer era mayor al dolor y empecé a masturbarme con la mitad de una erección. La cama se estremecía y yo gozaba un montón con ese enorme aparato dentro de mi.

Me agarro del pelo e hizo que me pegara más a su cuerpo afincando sus embestidas, yo no podía dejar de gemir y ya no sentía miedo, ansiedad o culpa, yo lo quería adentro y sentir más de lo que me estaba dando.

-“Que rico perrita, como me gustas y ahora que se que aguantas, mucho más”-Aceleraba sus movimientos.

El sonido del choque de nuestra piel inundaba la habitación junto con una canción de bad bunny, yo estaba sumido al placer y quería más y más.

Me atrajo hacia él por mi hombro e hizo que me bajara de la cama, como si yo fuera un pedazo de carne o un robot, agarro una de mis piernas y la coloco en alto dejándome apoyado por mis brazos a la cama.

Empecé a sentir sus bolas rebotar en mi cuerpo y sus embestidas eran más profundas, primera vez que me cogían de esa forma tan demoniaca que me estremecía a tal punto que sentía ráfagas de placer con cada a golpe.

Sentía que no podría aguantar la fuerza de sus embestidas con mis brazos pero el placer era algo grandioso, estaba tan adentro de mi que no pude seguir masturbándome, acabaría demasiado rápido yo estaba demasiado erecto.

-“Epa, ¿pa donde te me vas?”-Perdí el equilibrio pero él no me dejo caer.

Me tenía sujetado por la cintura y con mis piernas en el suelo, solo las uní, doble algo mis rodillas y eche mi cuerpo hacia adelante.

-“Que cerraito se siente vale”-Eso lo volvió loco.

Era mas conciso, ya casi sacaba su verga completa y la volvía a meter de una forma muy dura.

Me empujo a la cama y siguió con sus movimientos, éramos insaciables. Yo me aparte y como me di cuenta que éramos muy compatibles, fue cuestión de una seña para que él se acostara y cruzara sus brazos detrás de su cabeza.

Yo me subí a la cama, vi la dureza de su erección y baje hasta colocar mi culo sobre ella. Me la metí de un solo golpe y tomé el control.

-“Date solita mi perrita”-Puso una cara de ruego que me puso más loco.

Siempre he pensado que esa posición no es mi fuerte pero la excitación jugo a mi favor y la cabalgata que le estaba dando era monumental.

Cada vez que lo sentía totalmente adentro, tocando ese punto tan rico dentro de mi me hacia sacar más fuerza y convicción de cabalgarlo.

El me veía fijamente y retorcía su mirada de placer, la cama sonaba y ya nuestras feromonas inundaban todo. Me agache un poco para lamer la capa de sudor en su cuello y axila, dejándolo perplejo. Me sabía a gloria.

Agarró mi cintura y me atrajo hacia su pecho, sentí la fuerza de sus brazos apretando mi espalda y como sus piernas se abrían para comenzar a culearme ferozmente desde abajo.

-“¡Ay machito! ¡Ay Dios!”-Me estaba cogiendo de tal forma que me abandone por completo, mi cara en su cuello y aquel olor a macho.

Me sentía tan frágil y él tan bruto, de una manera que nunca había sentido, que no había experimentado no solo por el tamaño sino por aquellos movimientos tan agresivos, contundentes y sin barreras que me hacen desfallecer.

-“Que rico darte pipe nojoda”-Grito.

Eran ráfagas de embestidas, tan rápidas y profundas, tal vez el no ser nalgón me hace más accesible. Yo gemía en su oído, el sudor uniéndose y aquel tacto tan rico.

Salí de mi ensoñación cuando me sentí siendo empujado hacia un lado, quedé boca arriba y como el juguete que era abrió mis piernas hacia los lados quedando mi culo a su disposición.

Me gustaba su cara de excitado, quedamos de frente, era muy diferente verlo en la calle, se veía poseído y peligroso con esa sonrisa macabra, relamiéndose con un culo a su merced.

La cama sonaba de tal forma que sentí en algún punto que podía romperse, seguía como una maquina dándome cada vez mas duro y mi erección tan dura como nunca.

No se si era el grado de excitación, la marihuana o el hecho de cumplir una fantasía, tengo la convicción de que en ese punto si me hubiese pedido que me lanzara de un octavo piso lo haría, sin dudar.

Yo soy de él, es muy raro sentirse así, lo sé. Es una forma de apego, no sé si es estar enamorado pero es tanta la afinidad de aquel momento que todas las barreras han caído y empiezas a pensar de otra forma.

No podía dejar de masturbarme, era una locura, acabaría así el durara media hora clavándome. Estaba tan duro y extasiado que no podía, lo siento, mis ganas eran demasiadas y él me observaba, sabía que era víctima de su verga.

Exploté como un volcán, chorros y chorros empezaron a esparcirse y no pude ver su cara, el tenerlo adentro y botar mi leche me llevo al cielo y no pude tener los ojos abiertos, todo era sentir.

-“Que rico vale”-Sentía las gotas calientes cayendo en mi abdomen, pecho, cara, pelo.

El acelero sus movimientos y algo dentro de mí se sentía más relajado, podía sentirlo mejor que antes dentro de mi culo. Con cada movimiento y esas pequeñas leves contracciones de la eyaculación, me prolongaban el orgasmo.

-“No puedo más, te voy a preñar”-Gritó.

Sentí dolor, las embestidas eran tan fuertes que todo se estremecía pero aguanté, debía darle el final perfecto a mi macho.

Cerré mis ojos de nuevo y me sujeté del colchón para no pegarme contra la pared. Ya mis piernas estaban tan acostumbradas a la posición que mis rodillas tocaban el colchón, no sabía que era tan flexible y él se aprovechaba para darme más duro.

-“¡Dioooos!”-Gritó.

Se estremecía y aunque contundentes, sus caderazos bajaban de velocidad dándome esa crema espesa dentro de mi culo.

-“¡Ah! ¡Aff! Eres una perra demasiado rica ¡Afff!”-Cerró sus ojos y seguía metiéndola por mi culo cada vez más suave.

Yo sentía correr su leche por los bordes de mi ano, la fricción había desaparecido mucho con tan especial lubricante natural y yo lo recibía a gusto.

-“Ni mis putas mas arrechas me han aguantado como tú”-Susurro en mi oído, tenía todo su cuerpo sobre el mío y su verga cada vez menos dura seguía dentro de mí.

Unos segundos después se fue a un lado, quedando boca arriba con la mirada perdida en el techo y una sonrisa de maldad unido a deseo cumplido.

Yo me levante un poco, mis muslos chorreaban leche, con uno de sus dedos recogió y me lo metió en el culo mientras yo lamia su verga ya a media asta, todavía llena de restos.

-“No saques la lechita de tu culo que con ella te quiero volver a coger más tarde”-Me dijo.

El acaricio mi cabeza, viéndome con satisfacción. Al limpiarlo me recosté a su lado y puse mi cabeza en su pecho para quedarme dormido.

Despertamos muy tarde, él me dijo para comer algo y nos levantamos, desnudos nos fuimos a la cocina y me metía mano mientras yo preparaba una tortilla.

Sus besos en mi cuello, sus manos acariciando mi espalda y abdomen, su verga cada vez más erecta rozando mi culo volvieron a prenderme.

No aguante la tentación y me arrodille para meterme todo el pedazo de carne delicioso hasta mi garganta y fue cuestión de segundo para tenerla totalmente erecta.

Puse una pierna sobre un mesón dejando a su disposición mi culo, el me empujo la espalda hacia abajo como hace unas horas lo había hecho y me clavo de una empezando a darme rudo, como nos gustaba.

Mis gemidos y el plas plas de sus movimientos inundaron la cocina, que bien se sentía aunque todo se vio interrumpido.

-“Asi los quería ver vale”-Dijo el primo de mi macho detrás de nosotros riendo.

Continuará

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Publicaré la tercera y última parte de esta trilogía la semana que viene. No te la pierdas.

¡Orgasmos para todos!.