Él día que María se inicia en el BDSM

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MARÍA SE INICIA

María llevaba unos meses sintiendo que en su vida sexual le faltaba algo de chispa, de pasión. Pero no solo sentía que le faltaba algo desde un plano físico sino mental. No sabía que era. Pero justo un día que estaba viendo cosas por Internet leyó artículos y blogs sobre BDSM. Vio que no era algo que pensaba. No era algo oscuro como ella se había imaginado sino algo que podía ser muy estimulante.

Sobre todo, cuando leyó el blog de una mujer le llegó lo que contaba. Porque incidía no solo en la parte física sino en la mental aparte que parecía una persona protectora y fiable con lo que la escribió. Al de unos días recibió una respuesta citándola en una cafetería para tomar un café.

Nerviosa como un flan acudió. Fue una charla amena y divertida. Intercambiaron opiniones sobre muchas cosas y conoció lo que buscaba la mujer, o más bien, lo que le gustaría encontrar. Se dieron cuenta que María buscaba lo que Margot buscaba. Entonces Margot le planteó las condiciones. En unas horas recibiría María un e-mail con varias preguntas que debía rellenar con la mayor sinceridad posible. Se despidieron, cuando lo hicieron Margot extendió su mano para que María besara su anillo.

María lo hizo torpemente porque no sabía su significado. Pasaron las horas y, efectivamente María recibió un mail con muchas preguntas. Unas más personales que otras. Otras más relacionadas con prácticas concretas, experiencia etc. Muchas cuestiones que lo que buscaban eran conocer perfectamente a la parte sumisa.

Margot lo estudió durante varios días todo lo escrito hasta que respondió a María con un mensaje que incluía una propuesta:

María, mi planteamiento es el siguiente: Como habrás podido comprobar mi forma de ver este mundo es el que es un mundo piramidal y jerarquizado y donde me gusta que existan var@s sumis@s en la base de la pirámide. También debes entender que nuestro grupo es muy amplio formado por muchas personas de distintos roles. Cada persona Dominante o switch puede usar a la persona sumisa. Evidentemente la parte sumisa puede negarse, pero solo tiene dos negativas salvo que sea por un motivo plenamente justificado. Si hay dos negativas quedarías fuera del grupo. Primero sería una expulsión temporal durante seis meses, la segunda durante un año y la tercera a perpetuidad. Para tu ingreso te contactará una persona que te tutelará y te guiará en tu camino de iniciación. Esa persona que elegiremos te contactará en próximos días. Su mensaje puede ser verbal, en una nota de papel o un mensaje vía mail o vía mensaje al móvil, pero cualquiera de ellos deberá ser cumplido a rajatabla.

María respondió que aceptaba. Esperó el contacto mientras por el otro lado Margot diseñaba el ingreso de María. Con un par de Amas y de Amos seleccionaron a la mujer que iba a tutelar a María y la citaron en el local donde todos se reunían. Los Dominantes sentados tras una mesa desde una tarima más alta que la silla que habían colocado para recibir a la chica que iba a ser la tutora de María. Era Diana, una mujer sumisa algo tímida pero muy obediente y que creían que podía cumplir el papel a la perfección.

Diana, te hemos elegido para ser la tutora de una nueva aspirante. Creo que conoces como funciona ese tema. Tendrás que guiarla. Para hacerle saber que serás su tutora tendrás que dejarla esta nota que te dejamos y donde indica que serás su tutora y que te deberá obedecer. Aquí tenemos su número que deberás meter en la agenda de tu móvil para citarla para lo que necesites.

Diana tenía que pensar en cómo dar la nota a María. Vivían en una pequeña ciudad de unos 30000 habitantes, de esas donde todos y todas se conocían y donde se podía ir caminando a casi cualquier sitio. Casualidades de la vida Diana trabajaba en un restaurante y sabía que el fin de semana que viene María había reservado una mesa con una amiga e intentaría entregarle la nota ese día y si no observaría las rutinas de María para entregársela en la calle en algún momento que la pillase sola.

Y llegó el día donde María iba a cenar con una amiga vainilla. Transcurrió la cena sin novedad y cuando la amiga fue al baño un momento, Diana se acercó a la mesa y dejando la nota encima del plato de María, esta al ver el símbolo en el sobre no tuvo ninguna duda y abrió el sobre, sacando la nota y leyendo para sí misma:

Ha llegado el momento María, la chica que te ha entregado la nota se llama Diana y va a ser tu tutora. Cuando leas esta nota no digas nada. Diana se pondrá en contacto contigo por mensaje al móvil y te irá guiando. Puedes mirarla e imaginarla desnuda. Tú cuando abras con alguna o alguno de nosotros que estemos por encima tuyo abrirás las piernas. Un beso y un azote.

María se puso colorada de repente. Ahora miraba a Diana de otra forma y se excitó. Debajo de toda esa ropa tenía un cuerpo precioso. La había visto en bañador y tenía buen cuerpo. Se fue a casa y al pasar al lado de Diana esta la saludó y la guiñó un ojo de manera discreta y también poniéndose colorada.

Pasaba la semana y el miércoles María recibió un mensaje al móvil:

El sábado a las cuatro de la tarde estás citada en la peluquería xxxxxx. En cuanto te abramos la puerta irás a la zona que te indicaremos y te desnudarás sin preguntar ni decir nada.

María en cuanto leyó la nota, estaba en casa, se llevó la mano a su sexo y lo notó mojado.

La semana seguía y llegó el sábado. Era comienzos de verano con lo que hacía calor y escogió un vestido de tirantes con un tanga debajo. Caminó por las calles del casco antiguo hasta llegar a la peluquería. Allí le abrió Diana que iba vestida con unos pantalones de cuero negro completamente ajustados a su anatomía y una blusa blanca. María sabía que debía agachar la cabeza, pero Diana se la levantó y le dijo que era una cita sin protocolo que solo se debía limitar a obedecer. No había nadie más a la vista. Diana la acompañó tras un biombo y cerró las cortinas de la puerta y de las ventanas de entrada y tras el biombo entraron en otra habitación donde habían establecido una silla para el corte de pelo y una camilla. María por la silla interpretó que le cortarían el pelo, pero no entendía la camilla. Diana ordenó que se desnudase pero que lo primero se quitase las braguitas.

María metió las manos bajo el vestido y se fue bajando el tanga hasta sacársele por debajo de los pies y dársele a Diana, luego bajó los tirantes del vestido y lo dejó caer al suelo para seguido ponerlo en una silla. Se sentó delante del lavabo donde lavaban el pelo y Diana tapó sus ojos con un antifaz. Entonces entró la peluquera. Era del mismo grupo, pero María no podía verla. Le lavó el pelo a María. Tras ello condujo a la mujer a la silla donde con una máquina raparía la parte derecha de su cabello al cero. Diana pasó la mano por la zona antes de acariciar los labios de la aspirante con sus dedos.

La peluquera tras terminar acompañó a María al lado de la camilla.

Ahora túmbate en la camilla. — ordenó Diana ayudándola.

Alejándose de María, la peluquera y Diana comentaron que poco había que rasurar en el pubis de la aspirante porque lo llevaba bastante recortado. La peluquera al ir a recortar el vello púbico hizo un gesto a Diana que tocó el coño de María que se estaba empapando por momentos. Ordenó a la peluquera que acabase pronto y que las dejase solas. La peluquera rasuró el coño dejando solo un triángulo en el pubis y retirando el pelo de las axilas y todo aquel pelo rebelde que encontró.

Luego las dejó solas. Diana entonces quitó el antifaz y acercándose a María que seguía tumbada en la camilla. Diana entonces tomó la palabra:

Veo que te has puesto cachonda, me alegro. Porque todo este sufrimiento y entrega al final es para disfrutar y gozar. Tú y yo estamos para el disfrute en el grupo de los y las Dominantes solo que ahora yo estoy por encima de ti. La peluquera que te ha rasurado es sumisa también.

Diana, aunque se mostraba resuelta hablando, estaba colorada y empezaba a tocar el coño de María masturbándola. Primero muy suave y delicadamente alternando con suaves pellizcos en los pezones para luego ordenar a la sumisa que se masturbase. Diana se despojó de los pantalones, no llevaba braguitas y puso su coño en la boca de María que comenzó a lamerle el coño a la vez que sobaba los pezones de María. Esta se frotaba su coño y clítoris, cada vez con más fuerza hasta que estalló en un orgasmo Diana no tardó tampoco en correrse. Luego acompañó a María a las duchas que tenía la peluquera para su aseo personal. Allí se ducharon las dos besándose, acariciándose y volviendo a tener un orgasmo.

Se despidieron y quedaron en que Diana le avisara para el día decisivo.

Efectivamente, el miércoles siguiente Diana le envió un mensaje citándola a las afueras de la ciudad. El código de vestimenta era libre. Llegó el viernes que es cuando le habían citado y María estaba en el punto indicado a la hora correcta cuando vio a Diana. Esta llevaba un vestido de lunares, algo fruncido en la cintura y flojo en la falda.

Paró una furgoneta a su lado. Se bajó un hombre corpulento y abrió los portones traseros. Diana entró y se sentó, con la espalda pegada a la carrocería. En los dos laterales estaba fijada una barra metálica. A Diana le colocó un collar metálico con varias argollas donde pasó una cadena que ató a los asientos delanteros. En los tobillos de Diana fijo a su vez unas tobilleras del mismo material que fueran fijadas al suelo de la furgoneta. Levanto los brazos por encima de la cabeza y los inmovilizó contra la chapa del vehículo.

María estaba algo asustada, pero viendo la tranquilidad de Diana se calmó. Ella fue colocada de la misma forma. El hombre cerró la furgoneta y cuando se sentó al volante cerró una ventana que unía los asientos con la parte de la carga.

El hombre condujo unos cuantos kilómetros, pero lo que no sabía María era que no salían del municipio. Traspasaron un portón de una finca y se acercó a una gran nave. El hombre soltó e hizo descender a las dos mujeres y ellas tocaron a la puerta de la nave donde una menuda mujer les abrió y les hizo entrar.

Les llevó a una habitación con unas taquillas. Allí las dos mujeres se desnudaron. Diana condujo de la mano a María, luego por un pasillo hasta un punto donde había una puerta de dos hojas cerradas y allí tocó con los nudillos diciendo:

Se presenta Diana trayendo a María, la nueva aspirante. Pido permiso para entrar a mostrarla al grupo.

Se le dio permiso. Entraron. Diana dejó en mitad de la tarima a María y se retiró a una esquina donde abrió las piernas y colocó sus manos en su cabeza. Tras ello Asunción, una mujer de plateado cabello se acercó y comenzó a palpar a María, pechos, culo, pubis, introdujo sus dedos en su boca para luego escupirla en la misma. Tras ello hizo que se apagase la luz. María había visto en la sala muchas mujeres y hombres completamente desnudos en la sala.

Completamente a oscuras María sintió como alguien la llevaba en volandas y la doblaban sobre una superficie dura quedando completamente inmovilizada. Volvió la luz y observó como a su lado estaba Diana en su misma postura y, al otro lado, un chico de unos veinte años. Los tres se miraban. Tenían con la cabeza suficiente movimiento como para que Diana pudiera besarla. De repente vio como Asunción se colocó un strapon y luego vio como dos enormes barbudos se encaminaban a su parte trasera.

María de repente sintió como Asunción la penetraba follandola con fuerza y ganas. Pudo ver como uno de los barbudos penetraba a Diana, pero por lo que vio y oyó la estaban sodomizando. La trataba como una pluma por la diferencia de envergadura. Al otro lado el chico se agarraba como podía a la mesa. El hombre lo culeaba con bastante fuerza y masturbaba al chico. Asunción tras correrse se retiraba de María como los dos barbudos de Diana y el chico. Luego una mujer de complexión fuerte se acercó con un látigo que fue azotando los tres culos puestos en fila. María se quejaba de dolor, pero entrando en calor se fue encontrando más cómoda. Luego vinieron dos Amas y un Amo enorme. Penetraron a los tres sumisos. A María la sodomizaban, pensaba que no podría recibir semejante polla, pero se fue acostumbrando. Luego llevaron a los tres sumis@s a mitad de la sala. Donde fueron pasando todas las sumisas y sumisos que se fueron corriendo sobre ellos llenándolos de todo tipo de fluidos. Luego conducidos a una zona donde con mangueras de agua fría les lavaron enteros.

María la noche la pasó con Diana y Asunción.

Este relato, evidentemente es imaginario, pero como siempre espero haberlos calentado esta gélida noche.

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