El pastor, los chicos y los amigos de la ciudad descontrolados

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Aquella tarde los cuatro estábamos exhaustos, aún seguíamos desnudos en el porche de la casa. En mi cuerpo todavía había restos de la corrida de Manu. Mi padre y yo escuchábamos atentos lo que nuestros amigos querían contarnos.

– Hace un tiempo tuve que ir a visitar a un conocido por unos temas del ganado. Este señor tiene su cortijo no muy lejos de aquí, resulta que estando allí me llamo la atención un comentario que hizo sobre su nieto. Algo así como «el maricón de mi nieto solo piensa en pollas». Explicaba Manuel.
– A mi me lo contó mi padre, y claro, todos nos conocemos por aquí, hice mis investigaciones y cierto era que al niño le iban los tíos. Decía Manu.
– Nosotros vimos una oportunidad con el chaval, ya me entendéis. Decía Manuel.

Nosotros seguíamos pendientes, escuchándolos.

– Le dije a su abuelo que lo mandara para acá para ayudarnos con las ovejas, con la intención de liarlo y darle de nuestras pollas. Rió Manuel.
– Y dio resultado eeh papá!. Dijo Manu.
– Si si, pero para sorpresa nuestra, el chico se lo contó al abuelo, y resulta que al abuelo también le iba el rollo. Dijo Manuel.

Papá y yo nos miramos sorprendidos.

– Y claro, al final acabamos unos con otros y eso, vaya!, como con vosotros. Explicaba Manuel.
– Y les hablamos de vosotros, y claro, pues quieren conoceros.
– Que quieren probar carne fresca!. Dijo Manu.

Tanto mi padre como a mi se nos abrieron los ojos de par en par, los dos aceptamos gustosos conocerlos. Les preguntamos que como eran, nos extrañaba que fuera abuelo y nieto.
Nos explicaron que Paco, como se llama el abuelo tiene 66 años, más grandote que Manuel, pero se conservaba muy bien. Y Teo, el nieto, era un chaval de 18 años, pero muy desarrollado para su edad.

El tema se quedó ahí, quedamos en juntarnos todos otro día. Por esta tarde ya habíamos tenido suficiente. Nos vestimos y nos fuimos. Por el camino de vuelta al pueblo, mi padre y yo no parábamos de darle vueltas al tema, pensando como serían y lo que querían hacer. Con tantas suposiciones los dos volvíamos a estar cachondos.

– Joder papá, la tienes empalmada. Dije.
– Claro, con tanto hablar de estos dos extraños e imaginarme cosas, pues así voy.
– Pues eso tiene fácil solución, jeje, no vas a ir a casa con eso así.

Puse mi mano en su bulto manoseándolo, papá ya sabía lo que tocaba. Aparcó el coche detrás de unos árboles antes de llegar al pueblo. Echó el asiento para atrás y se recostó. Yo ya le había metido la mano por el pantalón sacándole la polla dura. Los dos estábamos muy cachondos, le comía la polla con mucha pasión, sin descanso.

– Uuff Javi, que vicioso eres! Normal que todo el mundo quiera que se la mames.

Con lo salido que íbamos, no tardó en correrse en mi boca, me lo tragué todo, nos recompusimos y nos fuimos para casa.

A los pocos días quedamos en volver al cortijo de la familia, nos dijeron que nos llevásemos bañador para pasar la tarde en la piscina. Nos pusimos en marcha papá y yo, a mi madre le dijimos que íbamos a bañarnos a un río que había por la zona.
Llegamos a la casa de Manuel, Manu nos esperaba en el porche de la casa, ya estaba en bañador. Su padre estaba acabando de guardar el ganado. Mi padre se puso cómodo quitándose el polo que llevaba, quedándose en bañador.

– Paco ha llamado que vendrán dentro de un rato, nos podemos ir refrescando de mientras. Dijo Manuel entrando en el porche.
– Vale, pues vamos al agua!. Dijo Manu, poniéndose de pie.
– Voy a ponerme el bañador y salgo. Dijo Manuel cogiendo un bañador del tendedero.
– Vamos Manuel, puedes cambiarte aquí, no nos vamos a asustar. Le dije yo, acercándome a él.
– Jeje qué pícaro eres pillin. Me contestó.

Papá y Manu se fueron al agua, yo me quedé con Manuel. Empecé desabrochando los botones de la camisa que llevaba, estaba sudado, lo notaba, Manuel me besaba mientras se dejaba desnudar. Le quité la camisa, le lamí los pezones mientras le quitaba los pantalones. Me agaché y se los saqué por las piernas, con su polla morcillona en mi cara. Cogió el bañador y se lo puso.

– ¿Y tú no te cambias o qué?. Me pregunto.
– Yo ya lo llevo puesto.

Me saqué la camiseta mientras Manuel acariciaba mi torso, bajé mis short y dejé al descubierto mi bañador, tipo speedo. Desde la piscina pude ver a mi padre y a Manu, mirándome fijamente.

– Joder Javi, vaya culazo te hace ese minibañador. Grito Manu.

Era cierto, me lo había puesto con toda la intención. Me giraba para que me pudieran ver bien, aunque ya conocieran mi culo, quería causarle buena impresión a los nuevos amigos.

– Anda vamos para el agua. Me decía Manuel mientras tiraba de mi agarrándome del culo.

Los cuatro estábamos en la piscina, guardábamos nuestras ganas para cuando llegaran los demás, era difícil, jugábamos y tonteábamos dentro del agua, rozándonos, sobándonos, pero sin ninguna intención.

Pasaban los minutos, a lo lejos del camino parecía que algo se acercaba.

– Ahí están Paco y Teo. Dijo Manuel señalando al camino.

Salimos del agua, esperándolos, abuelo y nieto venían en un tractor, más rural no podía ser. Me daba la impresión que serían algo cerrados, catetos de pueblos, no como Manuel y su hijo. Ojalá me equivocase.

– Buenas tardes, ¿que pasa por aquí?. Dijo el abuelo, parando el tractor.
– Os estábamos esperando!. Les recriminó Manuel.

Del tractor se bajó primero el nieto, Teo, la primera impresión regular. No era muy atractivo, pero lo que si me llamaba la atención era sus músculos. Llevaba puesto unos pantalones cortos y una camiseta de tirantas, se le veían los brazos fuertes, marcando bíceps a igual que sus piernas. Llevaba una gorra y gafas, lo que yo me temía, unos catetos. Sin embargo era bastante alto, y delgado, su cuerpo prometía para sus 16 añitos. Lo siguió el abuelo, también muy alto, hombre medio calvo y lo que le quedaba de pelo era canoso, bigote espeso, llevaba camisa de mangas cortas y la pechera al aire con una prominente mata de vello medio canoso. Su barriga grande era lo que primero llamaba la atención, estaba gordito a diferencia de su nieto. Iba embutido en unos vaqueros desgastados y marcando como no paquete.

– Hola, yo soy Paco, encantado. Dijo acercándose a mi padre y dándole la mano.
– Y este es mi nieto Teo, perdonad es un poco cortado.
– Buenas, mucho gusto, yo soy Pedro. Les respondió mi padre.
– Y yo Javi. Dije yo acercándome a ellos.

El viejo nos miró de arriba a abajo, mirándonos detenidamente. Eso ya me puso algo cachondete. El nieto sin embargo se veía algo tímido, en todo momento detrás del abuelo. No le pegaba nada, siendo tan grande y que apenas hablase.

– Bueno qué? un chapuzón?. Les decía Manuel.
– Pues no hemos traído traje de baño, le hemos dicho a las mujeres que íbamos a trabajar. Explicó Paco.
– Pero no tengo problema en bañarme en calzoncillos, venga Teo, quítate la ropa.

Los cuatro nos volvimos al agua, sin quitarles ojo a Paco y Teo. El abuelo tomó la iniciativa y se deshizo de su camisa y pantalones quedándose en slip, los típicos calzoncillos de viejo, se le marcaba bien su nabo. Su cuerpo era el que se intuía por su silueta, era un tipo fuerte, gordito, con mucho pelo en el pecho y apenas en el resto del cuerpo. La sorpresa fue el nieto, debajo de esas pintas de pueblerino había todo un cuerpazo. Al quitarse la camiseta descubrió unos pectorales marcados y un tableta perfecta sin apenas vello. Se bajó los pantalones, llevaba unos boxer, sus piernas también se veían fibradas, y a igual que el abuelo ambos llevaban la entrepierna bien cargada.

– ¿Y qué tal por el pueblo?. Pregunto Paco.
– Apenas llevamos dos días, y muy bien, nos han dado una gran bienvenida. Dijo mi padre mirando a Manuel y Manu.
– Estos de ciudad vienen con muchas ganas Paco.

Seguíamos en el agua, cada uno a su bola, hablando, preguntándonos cosas, conociéndonos. Paco cada vez más cerca de mi. Me cogió por detrás, agarrándome entre sus brazos, podía notar su bulto en mi culo.

– Chico, no he podido evitar fijarme en tu bañador, estás delicioso. Me susurró el viejo al oído, mientras se frotaba contra mi culo.

Yo apenas dije nada, me dejé llevar, me gustaba sentir sus roces, sentía como su miembro cogía tamaño. Él me acariciaba el cuerpo, muy suave, con mucha delicadeza. En la otra esquina de la piscina veía a Manu y a Teo enrollándose y mi padre a su lado acariciándolos a ambos. Manuel nos miraba a todos sonriendo.

– Quizás te sobra ya esto no Javi?. Me decía Paco, bajándome el bañador y acariciando mis nalgas.

Dejaba que el abuelo me metiese mano, llevé mi mano a su polla, se la agarré por encima del slip. Vaya pollote tenía, pedía a gritos que la liberasen. Me giré hacia él, lo miré y me sonrió, nos fundimos en un beso, el viejo me metió la lengua hasta la campanilla apretándome contra él. Seguía sobándole el rabo, se separo un poco de mi cuerpo, entendía que quería que se la sacase. Le metí la mano por dentro y se la saqué. La notaba bien grande, no la podía ver, seguíamos en el agua. La palpe, la notaba con mucho pellejo, se la descapulle, su capullo era bastante gordo, no la tenía tan grande como Manuel pero si bastante gorda. También palpe sus huevos, bien gordos también. Seguía besándome y acariciándome el culo y yo ya pajeaba su polla tiesa.

Manuel se había sentado en el filo de la piscina, por la pernera de su bañador se le salía su polla dura, Teo se dio cuenta y fue corriendo a comérsela. Mi padre y Manu se morreaban mientras se metían mano.

– Vamos fuera muchacho. Me dijo Paco.

Yo obedecí, salimos de la piscina, por fin pude ver la polla de Paco, era grande, robusta y con un gran glande rosado, diría de unos 18cm pero de un grosor considerable. Paco se tumbó en una hamaca, abrió sus piernas enseñándome su nabo, fui tras él, me puse de rodillas entre sus piernas y agaché mi cabeza. Abrí la boca y me metí aquel pedazo de carne, su capullo ya ocupaba toda mi boca, apenas podía respirar.

– Tómatelo con calma hijo, no tengo prisa. Me decía Paco.

Seguí abriendo mi boca, me la metía como podía, mi garganta se iba abriendo, Paco ya jadeaba de gusto. Mi nariz ya llegaba a chocar contra su vello púbico.

Manu estaba tumbado en el filo de la piscina, desnudo, y mi padre encima de él al contrario, haciendo un 69, se la mamaban a buen ritmo.

Manuel se estaba desnudando, pude ver como salía Teo de la piscina, aún con los boxer puestos, se le marcaba una buena herramienta.

– Después iras a por mi nieto, ahora tienes esta. Me dijo Paco empujándome contra su polla.

Se la seguí comiendo por un rato, alternaba con comerle los huevos también. Paco se puso de pie, me hizo que me pusiera a cuatro patas sobre la hamaca. Se agarró a mi culo, me lo besaba y mordía, pasaba los dedos por mi entrada. Miraba de reojo que hacían los demás.
Manuel tenía al chico de rodillas en el suelo dándole de comer su polla, el chico ya se había sacado la suya, se veía una perfecta polla circuncidada, recta, de las que apuntan para arriba.
Manu tenía a mi padre a cuatro patas y él encaramado a su culo se lo comía.

Allí estábamos los seis sin importarnos nada ni nadie, cada uno disfrutando y haciendo disfrutar.

Paco me comía el culo de maravilla, me lo estaba dejando bien lubricado, ya había metido un par de dedos, yo gemía de placer, pensando en su polla como me iba a reventar. Se incorporó, me agarro de un cachete y con la otra mano llevaba su polla hasta mi culo, fue presionando poco a poco, me estremecía, joder, me estaba matando.

-aarrrhhhhh me duelee! Gritaba, con casi todo el capullo de Paco dentro de mi.
– Verás que pronto se calla el chaval!. Dijo Manuel acercándose a mi cara y metiéndome la polla en la boca.

Apenas podía moverme ni gemir, por un lado Paco me reventaba el culo con su rabo y por el otro Manuel me metía su polla hasta la tráquea. Se me caían las lagrimas entre dolor y placer, pero estaba disfrutando de lo lindo. El abuelo ya había conseguido meterme su pollón hasta dentro, movía sus caderas metiéndomela y sacándola. Manuel también movía sus caderas, me tenía agarrada la cabeza mientras me follaba la boca.

Mi padre también tenía todos sus orificios ocupados. Manu se la clavaba por el culo, pajeándolo a la vez. Teo se encargaba de meterle la polla por la boca, veía a mi padre muy salido, lamiendo con ganas el cipote del niño.

Paco decidió cambiar la postura, se estaba cansando de estar de pie, se volvió a tumbar en la hamaca, yo me puse encima suya, me clave otra vez su polla y empecé a cabalgarlo, él me agarraba fuerte del culo, Manuel seguía dándome de mamar su nabo.

– Papi, deja a Javi y ocúpate de mi culo por fa. Dijo Manu acercándose a nosotros.

Volví a mirar para atrás, el lugar de Manu follando a mi padre lo había ocupado el chico, lo tenía agarrado del cuello y se lo follaba duro. Papá gemía de gusto. Manuel había puesto a su hijo a cuatro patas en el suelo, le daba pollazos en las nalgas, Manu era toda una zorrita con su padre.

– Vaya buenas hembras nos has buscado Manue!. Le dijo Paco al pastor.
– Para que veas que no te mentía, Javi es muy complaciente y su padre también. Le contestó Manuel mientras le metía la polla a su hijo por el ojete.

Yo seguía montando al abuelo, me agarraba a su pecho, mi polla rebotaba en su barriga.

– Como sigas así vas a hacer que me corra en tu culo, nene. Me decía Paco.
– Estoy deseando de que me lo preñes con tu leche. Le contesté moviendo más rápido mi culo.
– Uuufff no aguanto más!! Aaahhh. Gritaba el viejo.

Noté como empezó a dar espasmos, simultáneamente noté su líquido caliente inundando mi culo, yo no paré de mover mi culo.

– Aaahhh que cabrón eres! Paraa!!. Me gritaba.

Paré y me recosté sobre él, mientras tomaba aire, dejó dentro de mi culo su polla chorreando. Mírabamos a los demás como acaban.
Teo había sacado su polla del culo de mi padre y se pajeaba sobre su culo, acabó corriéndose sobre su espalda y culo mientras mi padre lo hacía sobre el suelo. Manu estaba de rodillas esperando la leche de su padre, no tardó mucho en llegarle por toda la cara. Él mientras se masturbaba corriéndose por el suelo.

Todos estábamos satisfechos, Teo, Manu y mi padre se metieron en la piscina, Manuel fue a casa para sacar algunas bebidas. Yo seguía encima de Paco, ambos nos acariciábamos.

– Menuda putita estás hecha!. Me decía Paco acariciando mi culo.
– Me encanta hacer disfrutar a sementales como tu. Le conteste.
– Y tu padre no se pone celoso? Preguntó.
– No, nos gusta vernos disfrutar con otros hombres.

Manuel salió con las bebidas, los chicos salieron de la piscina, bebimos algo, nos relajamos, seguimos charlando. Seguíamos a nuestro aire, disfrutando, todos desnudos, volvíamos a la piscina, intercambiábamos alguna caricia y sobeteo.
Yo fui al baño, no aguantaba más, cuando salía me tope con Teo.

– Oohh vaya, me habías asustado. Dije yo sobresaltándome al no esperarlo allí.
– Perdona, puedo entrar?- Preguntó el chico.
– Si claro.

No lo había tenido tan cerca hasta ahora, pude verlo bien, me sacaba más de una cabeza, su piel se veía perfecta, blanquito, sin apenas vello, tan solo llevaba su gorra hacía atrás, era todo un adonis, su polla se veía flácida pero aún así se veía perfecta.

– Me dejas pasar. Volvió a insistir Teo.
– Si…adelante. Dije yo saliendo de la abstracción de su cuerpo.

Entró en el baño, yo enfilaba el pasillo para volver a la piscina, pero algo llamó mi atención. Teo no había cerrado la puerta del baño, la había dejado complemente abierta, escuchaba su chorro de pis caer al wc. Al girarme pude verlo, allí de pie, mirándome, agarrando su polla apuntando al wc, se la meneaba despacio mientras caían las ultimas gotas de meado. Tiró de la cadena y me guiño, gesto suficiente para volver sobre mis pasos e irme hacia él.

Llegué hasta él, puse mis manos en sus pectorales, pase mis manos por su abdomen, él me cogía de los brazos, pasando a mi espalda hasta llegar a mi culo. Teo no decía nada, ni yo, lo dos nos habíamos estado mirando antes todo el rato, nos teníamos ganas. Me cogió una mano y la lleví a su entrepierna, sonriendo, su rabo aún seguía en reposo, pero no por mucho tiempo. Lo masturbaba, mientras él me chupaba el cuello y me agarraba el culo.

– Agáchate. Fueron sus primeras palabras.

Yo obediente me puse de rodillas, agarrando su polla, me cogió de la cabeza y me apretó contra ella y sus huevos. Yo me agarré a su culo, lo tenía firme y fibrado. Conseguí meterme su polla en la boca, notaba como cogía tamaño, sabía a pis. No me soltaba la cabeza, me empujaba de la nuca para que me tragara su rabo. Era más delgado que el de su abuelo aunque más firme y recto.

– Joder chaval si que la chupas bien, es cierto lo que me contaban estos dos. Decía Teo entre jadeos.
– Mi abuelo nunca me la quiere chupar, siempre me toca a mi, menos mal que habéis venido. Seguía diciendo.

Se la mamaba con gusto, lo hacía gozar, le gustaba meterme la cara debajo de sus huevos y lamerle desde su ano hasta su capullo. Me levantó me agarró la cara y me beso, su polla dura se clavaba en mi barriga.

– Vamos a otro sitio más cómodo. Le dije.

Me cogió de la mano y me llevo hasta a habitación de Manuel, era la que tenía la cama grande, me tiró en ella boca arriba, me agarro de las piernas elevándomelas, me las sujetaba en alto, se agachó en mi entrepierna, empezó a chuparme con ganas mi polla, fue bajando hasta llegar a mi culo, lo saboreaba, debía de haber semen de su abuelo todavía, me lo follaba con la lengua, me estaba haciendo gemir. Cuando vio que ya lo tenía bien empapado puso mis piernas sobre sus hombros, me besaba, sintiendo su polla en mi culo, se la cogió y me la metió de una estocada. Mi culo lo soportó, gracias a la polla de Paco.

– Mummm que culo más estrechito tienes aún después de haberte follado mi abuelo.
– Joder pero tu lo haces mejor.

Era cierto, el nene se movía como mucha soltura, sabía clavarme la polla en el sitio donde más placer me daba y sentir ese pedazo de cuerpo embistiendome era lo mejor. Le sobaba las piernas, el culo, los pectorales y sobre todo esos abdominales.

– Seguro que tienes locas a todas las chicas del pueblo con este cuerpazo.
– Jaja si bueno…el problema es que me gusta más esto. Dijo cogiéndome la polla y pajeandome.

– Vaya vaya, esto que es una fiesta privada?. Decía mi padre desde la puerta de la habitación acariciándose la polla.
– Que va, pasa y únete, el culo de tu hijo es increíble. Dijo Teo.

Papá entró y se subió a la cama, se puso de rodillas a mi lado, con una mano le sobaba el culo a Teo y con la otra me metía su polla en la boca. Teo también se agachó para llegar a la polla de mi padre, se la estábamos comiendo los dos a la vez, nuestras lenguas se cruzaban en su capullo, nos besábamos con la polla de mi padre dentro de las bocas, mientras yo le comía los huevos Teo se afanaba en su tronco.

– Vais a hacer que me corra niños!. Grito mi padre.
– Porqué no se encarga de mi culo Pedro.

Mi padre se levantó de la cama, metió su cara entre los cachetes de Teo, mientras este seguía follándome. Le dio un buen repaso a su ojete y se incorporó detrás de él. Lo agarró de las caderas y se la metió. Se mantenía quieto, era el chico quien se movía, me la clavaba y por detrás mi padre se la clavaba.

– Me voy a correr Javii!!. Decía el chico.
– Noo, aguántate muchacho, y nos corremos los dos sobre mi hijo. Decía mi padre, sabe que me encanta que me llenen de leche.

Teo me sacó la polla, se apoyaba en la cama aguantando las embestidas de mi padre. Aproveché y me puse de pie en la cama, quedando a la altura de las cara de ellos. Les di mi polla a mamar, primero a uno y después al otro, yo aún no me había corrido en todo el día, estaba que explotaba, me pajeé delante de ellos, abrían la boca esperando mi leche, solté varios chorros llenando sus caras, mientras se besaban.

– Vamos hijo, de rodillas!. Dijo mi padre.

Le sacó la polla del culo, yo rápidamente me arrodillé entre ellos, ambos con las pollas tiesas, los pajeaba, y se las chupaba. Ellos se besaban, se limpiaban mi corrida de sus caras. El primero en correrse fue mi padre, me cayó por el pelo y mejilla, lo que pude recoger me lo fui tragando. El chico también empezó a soltar lefazos, llenó mis ojos, mis labios. Les limpiaba la polla aún con la cara llena de sus corridas, sentía caer su semen por todo mi cuerpo.

– Quizás deberíamos darnos una ducha, jaja. Dijo mi padre haciendo que me levantara y besándome.

Los tres reímos y nos fuimos a darnos una ducha.

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