En el viaje de regreso a mi cuidad, le hago varias mamadas al conductor
Salimos de Santiago como a las 8 de la tarde, con intenciones de que Günter me acompañara hasta Rancagua, pero antes de llegar a esa ciudad, en San Francisco de Mostazal, el gringo me pidió que nos desviáramos un poco hacia un camino secundario, porque tenía ganas de orinar.
Yo tomé uno de los caminos en dirección poniente y avancé solo un poco con el auto. Era un camino de ripio y bastante solitario; paré el vehículo y Günter se bajó del auto parta arrimarse a un árbol. Se bajó el cierre de su pantalón y sacó su miembro para mear. Yo me coloqué a su lado y tomé su verga con mis manos, luego me arrodillé al lado de él y coloqué el tronco de su pico entre mis labios, de manera que él seguía meando hacia el árbol pero yo podía sentir como su carajo evacuaba. Cuando terminó, se volvió hacia mí y sacudió su miembro en mi cara, luego de eso, yo lo tomé y lo coloqué en mi boca para sentir como sus últimos dos chorritos de orines llenaban mi paladar.
Por unos minutos, permanecí de rodillas frente al gringo para lamer su pico y cumplir mis ganas de chupárselo. Su verga sencillamente me volvía loco, pero Günter me indicó que lo hiciéramos en el auto, porque era más seguro.
Se sentó en el auto en el asiento del copiloto y abrió sus piernas para que yo me colocara entre ellas. Aseguramos las puertas y yo le bajé el cierre de sus pantalones para sacar su verga. El gringo se bajó con un solo movimiento sus pantalones y su bóxer hasta abajo. Yo cogí su miembro y lo comencé a lamer desde las bolas hasta sus pendejos; nada se me escapaba, pero cuando él se dio cuenta de las ganas que tenía de mamarlo, inició un juego quitándome su verga de la boca hasta que yo le prometiera que dejaría que se sentara en mi cara y le chuparía el culo.
Yo le rogaba que me dejara mamarlo “por favor papito, ¡déjame chupar tu pico! me tienes afiebrado con esa cosa tan rica frente a mi boca y no me dejas comérmelo”. Él se reía mientras decía “¿me vas a chupar el culo en el motel?…, quiero que me hagas un buen masaje en el hoyo con tu lengua, si no me lo prometes…, ¡no te voy a dar pico en tu boca!”
La verdad es que para mí no era ningún problema lamerle el culo, todo lo contrario, si me ponía bien caliente lo haría con gusto. “¡¡Déjame chupar tu verga mijito, te prometo que haré todo lo que tú me ordenes con mi boca…, cuando lleguemos al motel te chupo el pico, te chupo las bolas y el hoyo de culo, pero por favor, déjame hacerte un mamón ahora!!”.
Uhmmm, no, mejor quiero que me prometas otra cosa. Quiero que cuando vengas de nuevo a Santiago nos juntemos con un amigo, y que nos chupes el pico a los dos juntos. Tu eres bueno chupando pico, y te va a gustar tener dos vergas en tu boca, y a nosotros nos va a encantar echarte todos los mocos en la cara. Si me lo promete, te dejó que me lo chupes ahora ¿Qué me dices?
Yo no sabía si aceptar o no. La idea no dejaba de excitarme, pero al mismo tiempo sentía que la situación se me podía escapar de las manos y terminar haciendo lo que ellos querían y que podría no agradarme del todo. Le dije a Günter “pero yo no conozco a tu amigo…, ¿cómo es? ¿le gusta todo esto?”. No me dejo terminar de preguntar y mirándome fijo dijo “no te preocupes, yo ya le he hablado de ti y a él le encanta que un putito se lo chupe, es un vecino que vive en una parcela atrás de la mía. Es moreno, bien peludo y tiene un pico más grueso que el mio…, ¡vas a ver como te va a gustar!”
¡Por favor! No me lo impidas más…, ¡¡DEJAME CHUPARTE EL PICO, TE LO RUEGO!! que me muero de ganas por hacerlo; lo tienes tan hermoso. ¡¡Síii!! Te prometo que vamos a estar los tres con tu amigo.
El gringo se rió y se acomodó con sus brazos hacia atrás. Yo me apoderé de su cipote y me lo comí con unas ganas…, me lo comí entero, le chupe los cocos, le pulí la perilla del pico durante un buen rato, hundí mi lengua entre sus pendejos, le sobe su pico mientras tenía la cabeza entre mis labios, me lo comía todo y lo luego lo sacaba de a poco de mi boca, para volver a engullirlo entero de nuevo.
Günter colocó una de sus piernas encima de mi espalda, y yo aproveché para meterle un dedo en el ano mientras le hacía un mamón. Creo que él lo disfrutó aún más, porque se verga se puso más tiesa, mientras yo seguía trabajando en su miembro. Nuevamente lo besé por todas partes y lo recorrí entero con mi lengua, luego él lo cogió con una de sus manos, yo saqué mi lengua para que lo apoyara mientras se lo manoseaba para acabar.
Tenía la cabeza de ese pico sobre mi lengua cuando comenzó a eyacular y recibí todos sus mocos, los que me los tragaba mientras en los descargaba. El gringo acaba en forma abundante, lo que a mí me encanta, por lo tanto fueron varios chorros de semen los que se posaron en mi lengua y que yo me los tragué, sin dejar que ni una sola gota se escapara.
Acabó bien rico. Con harto semen. Se lo limpie bien con mi lengua. Él se acomodó su ropa y yo seguí conduciendo, pero me acompañó hasta Curicó, en donde llegamos cerca de la 1 de la madrugada y arrendamos un motel para “dormir”.
Tan pronto ingresamos a la pieza del motel nos desnudamos. Yo me acosté en la cama y el gringo se sentó en mi cara colocándome su enorme trasero, se abrió las nalgas y me puso el hoyo de su culo cerca de mis labios. Yo le besé el ojete y se lo comencé a lamer. No sentía rechazo ni nada parecido, muy por el contrario, me gustaba el sabor agrio de su poto y se lo besé con devoción.
Luego se acostó de cara hacia la cama mientras yo le abría sus nalgas con mis manos para dedicarme a lamer su culo…, no sé cuánto rato estuve ahí, pero me di cuenta que no solamente me gustaba chuparle el pico, sino que también me excitaba besar y chupar su culo…, aproximar mis labios a ese hoyo café claro, bien hecho, perfecto en sus formas, con exquisitas arrugas, besarlo y enterrar mi lengua dentro de su culito, era una sensación placentera para mí.
Se sentó en la cama apoyándose en el respaldo de la cama. Su verga estaba enormemente erecta y yo ya sabía que debía ocuparme de ella…, ocuparme de bajarla con mi boca y para eso me la debería comer hasta sentir que acababa y que luego se relajaba. Sin pensarlo dos veces, me coloqué entre sus piernas y me di a la tarea de hacerle un mamón. Qué más puedo decir ¡¡¡me lo comí entero!!! Y las veces que quise y que él quiso…, mi boca me llegó a doler un poco de tanto abrirla para chupar pico, para tragarme todo ese cipote. Fue una hora –sin exagerar- una hora que estuve chupando pico, una hora en que el gringo acabó dos veces en forma abundante y una vez con menos semen.
Realmente pierdo la cabeza con el pico de este hombre. Basta que se lo vea erecto, duro, que sienta su calor y su olor, para que me deje ir y lo recorra entero con mi lengua: el culo, las bolas, sus pendejos, la cabeza de su pico, el tronco, se lo beso, se lo lengüeteo todo, se lo acaricio con mi boca, aspiro el olor de su pico y de su culo, lo coloco en mi boca y se lo chupo despacio, luego se lo chupo con fuerza, me lo trago entero de manera que todo su miembro está dentro de mi boca y con mi lengua acaricio sus bolas. ¡¡Realmente tiene un pico exquisito!! ¡¡Es una maravilla!! Me gusta su potencia, su insolencia cuando culea mi boca; me gusta su sabor, su olor, su dureza, su calor…, me encantan sus mocos tan espesos y amarguitos con algo de salados. La próxima vez que se lo chupe, voy a hacer que cuando acabe lo haga en una copa, unas dos o tres veces, para beber su semen, o sino, le voy a colocar un condón al pico de mi macho alfa, se lo voy a chupar y cuando acabe dentro del forro, se lo voy a sacar y a dejar que todos los mocos que están en el condón caigan en mi lengua.
Luego de esa hora de locura, nos quedamos profundamente dormidos.
Despertamos como a las 8 de la mañana. Fuimos juntos a la ducha, y por supuesto, yo me ocupé de lavar el pico y el culo de Günter. En la ducha no pasó nada más. Nos trasladamos al dormitorio y pedimos desayuno. La garzona dejó una bandeja con café, chocolate, panes dulces, pan blanco, y dos porciones de kuchen.
Günter me ordenó que le pare el pico con mi boca y que se lo chupe durante un rato. Yo obedecí y coloqué su miembro en mi boca hasta sentir que lo tenía bien erecto; entonces me ordenó que lo masturbe. Yo lo hice mientras le besaba y lamía la cabeza de su pico; cuando él sintió que estaba por acabar, me quitó su verga de la boca y tomándola con una de sus manos la dirigió hacia la taza de chocolate y la porción de kuchen que yo me comería. El kuchen quedó lleno de su leche espesa y en el chocolate sus mocos se hundieron en el líquido café. Yo revolví con una cuchara el líquido de la taza de manera que su semen flotara. Me lo bebí lentamente y con igual calma me comí la porción de kuchen, degustando cada gota de semen que estaba en mi desayuno. Luego le coloqué crema a su verga y me la comí mientras se lo chupaba.
Nuevamente el miembro de este hombre me enloquecía, y le pedí que fuéramos al baño para que meara en mi boca. Günter no se hizo rogar. Yo me arrodillé en la ducha y recibí su lluvia dorada en mi cara y mi lengua…, coloqué su pico en mi lengua para sentir el chorro de sus orines…, los saboree y me los trague. Me abracé a su culo con mis dos brazos y dejé que culiara mi boca. Le chupe su pico con locura, y otra vez adore ese cipote…, besos, lengüetazos, jugué con la cabeza del pico, me lo metí en la boca, me lo comí entero, lo solté y me bajé más para poder lamer sus bolas…, no se cuánto rato paso, solo tenía atención para la mamada que le estaba haciendo, le otorgue toda mi atención al hermoso pico que estaba chupando, y le volví a prometer que estaba dispuesto a mamar el pico de su amigo y el suyo juntos. Acabó en mi boca en medio de un grito ronco, y me ordenó que se lo limpiara con mi lengua.
Dejé a Günter en el terminal de buses de Curicó y yo debía seguir mi viaje al sur, pero antes de bajarse, a plena luz del día, desabrochó su bragueta, se sacó la verga y me dijo que se la besara como despedida. Creo que nadie nos vio, porque yo se la bese, le pase mi lengua y le hice un mamón rapidito…, el sujetó mi cabeza con una de sus manos mientras me empujaba el pico con fuerza dentro de mi boca. Yo me lo comí con ganas hasta sentir su semen en mi lengua. Me lo trague todo y –como siempre- le limpie su verga con mi lengua.