Enamorado de mi propia prima: mi gran amor, mi gran deseo
Hola mi nombre es Felipe, tengo 33 años y la historia que les voy a contar es 100% real. Se trata de como me enamoré de mi prima, Olivia, desde que fui un niño. Siempre me sentí atraído a ella, me gustaba pasar tiempo con ella, jugábamos mucho y no nos dimos cuenta cuando los juegos dejaron de ser inocentes.
Sentía en mi cuerpo algo muy extraño cuando estaba cerca de ella, temblaba, sudaba y sólo quería sentir su piel. Ya con mi pubertad mis hormonas empezaron a volverse locas y mi deseo por el sexo opuesto apareció, obviamente el objetivo de mi deseo era ella. Para ese entonces tenía unos 14 años, ella 13. Ella empezó a desarrollarse de pronto y a mí eso me encantaba, sus caderas se hicieron anchas, sus nalgas crecieron y formaban un trasero espectacular, sus senos a pesar de no ser grandes se hacían notar y no podía dejar de mirarlos e imaginarlos.
Sabía que no me era indiferente ya que ella también buscaba de mi presencia y correspondía esos juegos cuando sin quererlo(o tal vez sí), nos rozábamos, abrazábamos y nuestras caras quedaban muy cerca en varias ocasiones.
No era difícil vernos, a pesar de que no vivíamos tan cerca, sí en la misma ciudad, fue cuando empezaron los contactos más directos. En una ocasión nos acostamos en una cama grande su hermana mayor, ella, una de mis hermanas y yo a mirar una película, hacía coincidir los puestos para acostarme a su lado y, al taparnos con una manta mi corazón latía a mil, sabía que era mi oportunidad. Empezaba tomando su mano, entrelazando los dedos como enamorados, luego recorría si brazo, siempre mirando que nadie se percate de lo que ahí sucedía. De pronto estaba en su abdomen, me encantaba, recorría su cintura, su cadera, me colaba bajo su blusa para subir hacia sus pechos, ahí, sentía su mano, deteniéndome pero indecisa, diciendo que no pero cedía cuando lo volvía a intentar y podía entrar bajo su brasier para sentir esos pechos perfectos, su mano ya no me detenía sino que me alentaba, abría mi mano para apretarlos enteros y acariciaba sus pezones con las yemas de mis dedos. Ambos temblábamos, yo sentía calor en mi entrepierna y una erección que intentaba disimular. Luego tomé valor y empecé a bajar mi mano, de nuevo recorrí su abdomen, el piercing que traía en el ombligo hasta que mis dedos intentaban entran en su pantalón, siempre ceñido a su curvilínea figura, ahí comenzaba de nuevo el tira y afloja de su mano y la mía, yo queriendo seguir bajo su panty y ella deteniéndome, mientras transcurrían los minutos y las escenas de la película (que me temía estaba próxima a terminar), yo hacía nuevos intentos de colarme en su sexo y ella de detenerme, pero de nuevo cedía, ya cuando me di cuenta aflojó su cinturón y hasta desabrochó un botón de su pantalón. Ahí mis dedos torpemente sintieron unos cuantos bellos erizados, al bajar un poco más sentí la gloria, su humedad tibia entre las yemas de mis dedos que se abrían paso en esa vulva virginal, al mismo tiempo, sentí como estiraba sus piernas y respiraba a un ritmo indefinido. Ella, ya entregada al momento, acercó su mano indecisa hacia mi pantalón, tomé su mano y la puse sobre mi pene que, bajo el pantalón, parecía que rompería mi bóxer de lo duro que estaba. Era la primera mujer que me tocaba en esa forma y sentía que temblaba entero mientras apretaba mi falo sobre el pantalón. El momento que temía llegó, los créditos de la película anunciaban el fin de nuestra excitante experiencia tocándonos. Nos acomodamos la ropa y nos levantamos entre risas nerviosas comentando una película que si bien pasó ante nuestros ojos, no prestamos atención en lo absoluto. Creo conversamos entre todos un momento, nuestras miradas se evitaban. Al despedirnos, puse mi mano en su cintura e hice el movimiento de besar su mejilla pero mis labios buscaron acercarse a los suyos y así besé la comisura de sus labios, fue el último choque eléctrico de ese día para poder salir de ahí recordando el momento vivido, recorriendo el cuerpo de la niña/mujer que siempre fue objeto de mi deseo y sintiendo el olor de su sexo en mis dedos.