Engañando a mi mujer con una de jovencita de 25

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Estuve pasando el fin de semana en un pueblo de la sierra de Madrid. Piscinas naturales, buena temperatura, buena comida y compañía agradable.

Éramos cuatro parejas, todos sin hijos ya, bueno, independizados, estamos todos sobre los cincuenta y pico y de la vieja escuela, de los que empezamos a tenerlos pronto, sobre los veintipocos y ahora, ya se habían marchado todos de casa. Estaban también los padres de uno de mis amigos que veraneaban allí en ese pueblo.

Estaba llegando con mi mujer al chiringuito donde íbamos a comer por un camino de tierra y con algunos coches delante, todos circulando despacio para intentar no levantar demasiado polvo, cuando veo por delante una pareja andando hacia el mismo sitio. A él se le veía un tío normal, más bien gordito sin ser exagerado, pero ella, uffffff, rubia, media melena, y un bañador amarillo pálido de estos que acaban como un tanga, la parte lateral alta y descubierta desde la cadera, y por detrás una tirita de tela que moría entre su culo, dejando este a la vista, y que se iba moviendo según andaba de una manera totalmente sensual. Se notaba perfectamente que esa mujer sabía lo que provocaba yendo así.

Yo miraba disimuladamente, (mi mujer iba al lado) , aprovechando que las gafas de sol escondían a donde dirigía mi mirada, con mi mente imaginando el como sería por delante, y agradeciendo por primera vez el ir a cinco por hora, lo que me estaba permitiendo recrearme totalmente en ese cuerpazo de mujer.

Nada más adelantarles mis ojos buscaron el retrovisor, encontrando lo que me esperaba. Otra tirita mínima de tela que cubría escasamente los labios de su sexo, dejando todo lo demás a la vista. Ese tipo de bañador, a mi por lo menos me lo parece, es súper erótico si el cuerpo de la mujer se lo puede permitir y en este caso, podía.

Al ir avanzando el retrovisor iba captando su imagen completa. Bañador escotado, dónde se marcaban unos pechos no excesivamente grandes, podrían ser una talla 90 más o menos, 95, quizás, pero no más, perfectamente sujetos, gafas de sol, una boca sensual, y pocos detalles más porque seguíamos avanzando y poco a poco la iba perdiendo. Estuve por hacer que se me calaba el coche, pero me pareció que iba a ser demasiado cantoso, así que seguí circulando hacia el chiringuito, colocándome un poco la polla, que se me había puesto algo más que morcillona dentro del pantalón corto que llevaba. Mi mujer llevaba una racha desganada, (una más), y esta era la tercera semana que no hacíamos nada, así que yo estaba que me subía por las paredes.

Llegamos al aparcamiento, busque un hueco, aparqué, y fuimos en busca de nuestros amigos que nos habían dicho por wasap que ya estaban allí en la mesa tomando unas cervezas.

Llegamos donde estaban sentados, una terraza debajo de un emparrado, con aparatos de estos que expulsan agua atomizada, ambiente fresquito, besos, saludos, risas, bronca por ser los últimos, lo clásico de siempre.

Nos sentamos con unas cervezas charlando animadamente, ellas en corrillo poniéndose al día, y nosotros lo mismo, cuando vi aparecer de frente a mi por la puerta de la terraza a la que yo ya había catalogado en mi mente lujuriosa como mi diosa, y que sin embargo me había resignado a no ver más.

Iba a llamar la atención de mis amigos para que la vieran, cuando, afortunadamente para mí y no meter la pata, Juanma se me adelantó,

–Ya está mi sobrina por aquí dando el cante como siempre.

Los otros dos se giraron para mirar, diciendo uno de ellos, Pablo,

–Joder, perdona que lo diga Juanma, pero como está tu sobrina.

–Es la hija de mi hermano, el que está separado. El que os he contado alguna vez que está sangrando a mis padres. Ellos están aquí de vacaciones. Alquilan una casita en el pueblo, como vienen siempre la tienen a muy buen precio, y se tiran aquí un par de meses. Mi hermano, como anda siempre a dos velas, se ha venido con ellos junto con Irene, su hija, y de paquete a su «novio», que es ese que va con ella. Llevan aqui 8 o 10 días.

–Ese es su novio?. Pregunté yo. Parece mayor, no?

–Ya te digo. Irene tiene 25 años y el anda en los 40, no se cuantos exactamente. Un rollo raro, y ella ya la veis, la encanta ir así. A mis padres les pone malos, andan todo el día diciéndola que esto es un pueblo, que no es la playa, pero es igual, ni caso. Y mi hermano que pasa de todo, casi ni está con ellos y la mayor parte del tiempo, no voy a decir que ande borracho, pero siempre subidito.

–Y su novio, ó lo que séa?, dije. La verdad es que es muy guapa y con un bañador así no me extraña lo que dicen tus padres. En una playa de la costa no llamaría la atención, bueno, la verdad es que llamaría la atención en cualquier sitio, pero, la verdad es que aquí tiene que ser la comidilla de todos.

–Su, lo que sea, como dices, no tenemos ni idea. Habla poco y parece que le da igual que se la coman con los ojos todos los chavales del pueblo. Incluso ha habido algún comentario de algún rollo con alguien de aquí. Yo paso de ellos, ya discutí con mi hermano por otras cosas y no quiero más historias. Que hagan su vida.

–Pues si, mejor, y a ella parece que la gustan los hombres más mayores que ella. Estamos de moda, jejejeje, apuntó Luís.

Dejamos de hablar porque se acercaban a nuestra mesa, ella delante y su novio detrás mirando el móvil. Ella se dirigió hacia nosotros y, cuando se cruzaron nuestras miradas, dibujó una amplia sonrisa. Tuve la sensación de que, quizás, al igual que yo la vi por el retrovisor, ella se hubiera dado cuenta de que la estaba mirando.

–Hola tio, qué tal?, ya habéis llegado ?, dijo a Juanma acercándose para darle dos besos. Como él no se había levantado, ella se inclinó un poco regalándonos a los demás una vista de su culo que la verdad es que, estoy seguro que nos subió a todos la temperatura. A mi, sin ninguna duda.

–Hola Irene, si hace una hora más o menos. Estos son mis amigos, Pablo, Luis y Javi. La tía está allí al fondo con las mujeres y con tus abuelos.

–Hola, nos saludó con otra sonrisa, soy Irene, y este es Alberto, un amigo.

Nos fuimos levantando, dándole la mano a el y un beso a ella. Esta vez, sí que puedo asegurar que, definitivamente, me había pillado mirándola en el coche porque cuando se acercó hasta mi para saludarme su sonrisa y la expresión de su cara fué de esas que dicen, «¿te ha gustado lo que has visto?». Soy de los que reaccionan rápido y al besarla y decir lo clásico, qué tal, encantado, etc…, puse mi mano derecha, que quedaba escondida para los demás, en su cadera al tiempo de besarla. Cuando digo que puse la mano, es exactamente eso, puse la mano con decisión, no la restregué, no soy ningún baboso, pero tenté la suerte para ver su reacción poniéndola al completo en su cadera. Fué un roce de un segundo, su piel suavísima, y ella al separarse no dio ningún indicio de que la hubiera molestado, al contrario, seguía con su sonrisa.

–Voy a ver a la tia. Rober vienes ó te quedas con ellos ?

–Voy contigo a saludar. Ahora vengo, si me permitís.

–Si, claro como no, contestamos.

Seguimos todos de charla y de risas, tomando unas cervezas mientras nos preparaban la mesa para comer. Pillé a Irene un par de veces que estaba mirando hacia nosotros, y como yo estaba haciendo lo mismo mirándola a ella, cruzamos nuestras miradas con una sonrisa, en principio inocente.

Aunque para mí no era nada inocente. Mi coco empezó a funcionar, primero, de la manera más interesada y positiva para mi. «Javi, a esa mujer le gustas, te lo está dejando claro». Y, por otro lado, en segundo lugar, el angelito bueno… «olvídate, es la sobrina de tu amigo, tienes a su novio al lado, y a tu mujer a diez metros».

Y yo, lo único que sabía era que estaba otra vez empalmado.

Me levanté para ir al baño. Entre las cervezas y que tenía la polla dura continuamente, mi bañador amenazaba con delatar lo que me estaba pasando.

No sé si sería casualidad, pero ella se levantó al mismo tiempo que yo. Se entretuvo unos segundos hablando y riendo con mi mujer precisamente y se dirigió también a los baños. Podía notar en la nuca su mirada. Llegué al pequeño patio desde donde se accedía a los mismos, a la derecha los hombres, a la izquierda, las mujeres, girándome para verla llegar. No se cortó en ningún momento, mirándome con una sonrisa burlona. No, definitivamente, no era una casualidad, y no me hizo falta nada más. Directamente ganó mi parte vital, obviando cualquier precaucion ni miramiento. La sonreí yo también,

–Bueno, y ahora, qué?

No dijo nada, simplemente miró hacia atrás, comprobando que no venía nadie más. Mordiéndose el labio inferior se acercó hasta pegar su cuerpo al mio diciéndome al oído,

–No sé si se te ocurre algo a ti, a mi muchas cosas, pero poco tiempo.

La cogí de la mano entrando en el baño de los tíos. Ya me había ocupado en un vistazo de comprobar que no había nadie.

–Así que te gusta jugar fuerte, verdad?, la dije, haciendo que se apoyara con su culo en los lavabos. Me incliné delante de ella abriendo un poco sus piernas, y apartando a un lado la fina tela del bañador que cubría su sexo.

Acerqué mi boca, ummmm, estaba cachonda, su sexo olía deliciosamente y estaba brillante de sus fluidos. Todos los hombres que habéis comido el coño a una mujer cuando está en esas circunstancias sabéis perfectamente como huele. Es un aroma que hace que todas las defensas queden por los suelos, verdad?

Pasé mi lengua por toda la rajita de ese coño brillante, perfectamente depilado, desde abajo y subiendo lentamente mientras la miraba. Ella me miraba a su vez, con los ojos turbios de deseo, sus manos en mi cabeza, entre mi pelo.

–Ahhhhhhhhhh….siiiii, cómeme el coño, hazlo, joder como me tienes con tus miradas cabronazo!!!…., me has puesto como una perra en celo cuando he visto como me desnudabas con la mirada desde el coche !!!!!, decía mientras me apretaba la cabeza contra su sexo encharcado, más, más..vamos, sigue así !!

Mis manos cogían su culo, mientras mi lengua entraba en su coño, mi boca totalmente apretada, hundida. Ella movia sus caderas adelante y atrás.

Subí mi boca hasta su clítoris totalmente endurecido cogiéndolo con mis labios y tirando de el, al tiempo de meterla un dedo en el coño,

–Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!…..siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!……….

Chillaba de manera desaforada separando las piernas para dejarme hacer, al tiempo de apretar mi cabeza. Junté dos de mis dedos y se los introduje de un golpe follándola con ellos, mientras mi lengua hacía círculos en su clítoris.

–Sigue, por favor, sigue , no te pares ahora cabronazo, no te pares por favor !!!

Su coño no paraba de chapotear. Sus fluidos resbalaban por sus piernas, sus dedos se atenazaban en mi nuca apretándome contra ella mientras la sentía temblar. Podía sentir como estaba a punto de correrse, como sus piernas se tensaban y su vientre se combaba hacia mí, como su coño buscaba mi boca con desesperación, buscaba mi lengua que no paraba de lamer ese botón del placer al tiempo que mis dedos entraban totalmente en ella, una y otra vez, sin parar, deprisa, fuerte, profundos, generando esa delicia de sonido que es el coño de una mujer cuando está a punto de correrse, cuando suena lleno de líquido que está a punto de derramarse sin que ella lo pueda controlar. Ese momento en que la miras a los ojos y ves que ya no hay retorno, ves en los suyos que está perdida, sabe que está entregada, sabe que su cuerpo ya no la pertenece, lo acepta, y solo quiere más, más…

–Vamos nena, vamos, córrete para mi, regálame tu corrida, vamos, hazlo….

–Siiiiiii, siiii, sigue, dios, me matas !!!, me matas !!!, me corro, me corro…ay dios..:!!!

Me puse de pie a su lado, hundí los dedos todo lo profundos que entraban, a mil por hora, de abajo arriba, como un gancho por dentro de su coño, buscando soltar su grifo definitivamente…..

–Córrete ……………..yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Taponé totalmente su coño un segundo apretándole con la palma de mi mano, mi dedo pulgar apretando y masajeando violentamente su clítoris, la volví a meter dos dedos dentro y los saqué de golpe, de un tirón…

–Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, diossssssssssssssssssssssssssssssssssssss!!!!!!!; diossssssssssssss!!!!!!, chilló de manera totalmente descontrolada, al tiempo de no poder sujetarse más y que un chorro de sus fluidos brotara como una fuente de su coño, un chorro intenso, seguido de varios más cortos, pero no por ello menos intensos, su cuerpo encorvado con espasmos violentos incontrolados, mientras me miraba con los ojos perdidos como la sujetaba para que no cayera al suelo……

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