Era una noche normal en la disco, viendo como otros se manoseaban. Hasta que lo vi, un chico guapo que me excito tanto que tuve que buscarlo
Estábamos en la disco un sábado noche normal de verano, hacía muchísimo calor. Los colegas sabían que si uno de nosotros ligaba y desaparecía en medio de la noche no pasaba nada ni habría repercusiones después. Yo siempre he sido bisex, cuando veo un chico guapo me excito tanto como con una chica, y aquel que descubrí bailando en la pista era guapísimo. Por la forma de moverse se le notaba cierta pluma, salía a bailar y su cuerpo delgado y fibroso era estupendo.
Meneaba una larga melena como si fuera una chica, con los mismos ademanes. Sus gestos amanerados me hacían sospechar que él era gay. Estaba con otros chicos y chicas y aunque los acariciaba y tocaba con confianza no parecía estar con ninguno de ellos en concreto. Lo seguía con la vista y terminó dándose cuenta de mi escrutinio y comenzó a mirarme a los ojos con descaro sosteniendo mi mirada. No es una disco de ambiente, las parejas hétero se besaban y metían mano por todos los rincones y donde no había rincones incluido el medio de la pista.
Yo intentaba disimular delante de mis amigos pero nuestros ojos se buscaban entre la gente. Un momento en que se acercó solo a la barra a pedir y yo fui tras él. Conseguí situarme a su espalda y clavarle mi pubis en su culito prieto y respingón. Él se echó para atrás para darme ánimos. Como la gente nos ocultaba de mis amigos le besé en el cuello y le dije al oído:
-Me gustas mucho.
Se giró como pudo, me echó los brazos al cuello y me besó en los labios.A nuestro lado unas chicas nos miraban y sonreían. Mis manos se fueron solas a su cintura mientras abría la boca para recibir en ella su lengua juguetona. Lo acorralé contra la barra y nuestro beso se hacía más profundo. Nuestras lenguas se cruzaban y la saliva comenzó a pasar de una boca a la otra.
Su mano revolvía mi cabello con sensualidad. Yo recorría su espalda con las manos apretándolo aun mas a mi y ni siquiera sabía como se llamaba. A esas alturas Ya me daba igual que mis amigos me vieran besándome con un tio y se enteraran de que soy bisex. Su mano se deslizó entre nuestros cuerpos acariciando mi pecho excitando uno de mis pezones y poniéndolo bien duro. Bajó por mi pecho y mi vientre hacia un lugar por debajo de mi cinturón.
El camarero dejó a nuestro lado la copa y la recogí para darle un trago y tranquilizarme. Descubrí que no llevaba alcohol y volví a besarlo pasando el líquido de mi boca a la suya. El morbo de haber ligado con ese chico tan guapo en medio de una disco hetero me tenía muy caliente. Nadie me importaba y cuando uno de mis amigos apareció a mi lado simplemente le dije que ya había encontrado a alguien.
Me dijo que se lo diría a los demás y que me divirtiera. Volví con mi ligue del que no había separado la cadera. Mis manos volvieron a su culo y una de ellas entró por dentro de su pantalón para acariciar su piel desnuda.
Yo tampoco tenía las manos quietas y en cuanto dejé el vaso en la barra me hice con su culo apretándolo fuerte. De pronto sentí su lengua en el cuello y de ahí a la oreja. Casi gritando por culpa de la música me dijo que saliéramos. Lo seguí entre la gente sin perder de vista ni un segundo el rítmico movimiento de sus nalgas al caminar. Fuera de la disco la noche era aun mas calurosa, sin prisa hablando, jugando acariciándonos las manos con suavidad nos dirigimos a un parque cercano.
De vez en cuando un beso rápido y dulce en los labios. Sin apartar las manos de la cadera del otro o mi mano de su durísimo culo. Por fin llegamos a un escondido banco donde me senté, en vez de hacerlo a mi lado lo hizo sobre mis muslos de frente y con cada uno de los suyos por fuera de mis piernas. Cogió mi cara entre sus manos y sentí su lengua en el fondo de mi garganta haciéndome la exploración buco faríngea mas profunda de mi vida.
Y así no hizo falta que soltara su culo en ningún momento. Ahí pude meter la mano por dentro de sus vaqueros y por fin tocar su piel desnuda. No tenia nada debajo de los pantalones. Él debía notar mi polla dura cuando apoyaba su culito en mi cadera. Acaricie su piel por debajo de la camiseta que fui subiendo poco a poco. El también tiraba de la mira hasta que tuve que levantar los brazos para que terminara de sacármela.
Se hizo con mis pezones y los pellizcaba suave con los dedos. En la calurosa noche no hacia falta ninguna ropa y seguí su ejemplo quitándole la camiseta cogí sus pezones entre mis dientes, suave sin hacerle daño y jugando con ellos con la lengua. Mientras notaba sus manos por todo mi pecho y espalda. La cadera frotaba mi polla cada vez mas dura. Una de sus manos deslizándose entre nuestros cuerpos sudorosos consiguió liberarla abriendo mi cinturón y cremallera. Se bajó de mis muslos para arrodillarse entre ellos y lamer mi rabo.
Mi glande apretado entre la lengua y el paladar y con las manos bajaba mis pantalones hasta conseguir sacármelos del todo. Desnudo en medio de un parque, menuda situación. Él apenas tardó unos segundos en quedar tan desnudo como yo liberado de sus apretados vaqueros volvió a subirse a mis muslos. Esta vez nuestras pollas tiesas se rozaban. Notaba la piel de su escroto rozándome el glande. Besándonos sin descanso su lengua recorría mi barbilla besaba mi cielo dulcemente mientras tenia mis manos agarrando sus nalgas con fuerza.
El dedo índice empezando a acariciar su ano con suavidad tocando cada nervio de la sensible zona. Le metí el dedo en la boca para que lo ensalivara un poco lo hizo con lascivia lamiéndolo con deseo. Volví a colocar la mano en su culo el dedo ensalivado empezando a abrir su ano suavemente, excitándolo al máximo mordiendo sus pezones y lamiendo su cuello cuando echaba la cabeza atrás para jadear de placer. Movía la carta atrás y adelante siguiendo las entradas de mi dedo y logrando que nuestras pollas siguieran frotándose. Avanzó un poco mas la cadera y mi glande quedó justo en la entrada de su culo.
Ayudado por su propia saliva el mismo se fue clavando en mi pene y dejándose caer despacio sobre él. Sus gemidos y los míos subieron de tono ya no nos importaba que nos oyeran o nos vieran si alguien daba la vuelta a los arbustos que nos tapaban hasta que sus nalgas no descansaron sobre mis huevos no dejó de descender con un largo suspiro. Ahí empezó a moverse, despacio sintiendo mi pene en su interior yo le ayudaba con mis manos sujetando fuerte sus nalgas. Sus manos recibían el cabello de mi nuca sujetando mi cabeza y llevándola donde quería que lo besara, su boca y lengua, su cuello o pecho.
Mordía su pezón cada vez que lo penetraba hasta el fondo. Notaba como su ano exprimía mi rabo parecía que quería quedárselo dentro. No dejo de moverse suspirando y gimiendo hasta que no tuvo mi semen dentro. Yo en ese momento solo era consciente de mi placer concentrado en la polla. Las oleadas del orgasmo me venían cada vez que el apretaba el rabo en su interior. Nos quedamos abrazados unos minutos relajándolos y dejando que mi miembro de ablandara dentro de él.
No se apartó de mi abrazo hasta que mi polla blanca no salió sola de su culo acariciándonos con ternura y besándonos con suavidad. Yo estaba juguetón y querida hacerle disfrutar aún mas. Así que sin soltar su culo lo levanté sobre el banco un pie en el respaldo y el otro al lado de mi muslo hasta colocar culo y polla por encima de mi cabeza y poder lamerlo de una forma cómoda empecé por comerle el culo del que salía despacio mi semen recogiéndolo con la lengua y llevándolo a sus huevos depilados que me metí en la boca.
Lamer su polla perfecta necesitaba su néctar en mi boca, su sabor mas profundo. Me tragué su rabo lo mas que pude sujetando sus huevos con una mano y volviendo a follar su culo con dedo de la otra. Aunque el era mejor tragasables que yo no debía hacerlo mal del todo por que allá en lo alto volvía a gemir cada vez mas alto. No dejé de masturbarlo mientras lamía sus huevos su ano y su glande.
Según notaba que se aproximaba su orgasmo me la metí en la boca dispuesto a tragarme todo su semen. Por fin lo noté caliente y amargo en mi lengua. Una vez la tuve bien limpia volvió a sentarme en mis rodillas y a meter su lengua en mi boca compartimos su leche lascivos jugando con las lenguas las salivas y el jugo. Desnudos en el banco del parque sabiendo que alrededor nuestro en otros rincones oscuros otros estaban haciendo lo mismo que nosotros.