Estábamos tan apretados que sin querer me pegué a ella como una lapa, propinándole un puntazo con mi polla aún flácida en su redondo culito
El Miércoles , cuando salí por la mañana a trabajar cogí el metro ya que había una parada cerca del instituto.
Era un día lluvioso y el metro estaba lleno. Pasaron varias paradas y no paraba de entrar gente. En una de las paradas se subió Alicia, Alicia era una compañera de mi hija, ella mide 1.75 y tiene una melena castaña rizada, unos ojos verdes muy hermosos, pero sin duda tenía unas buenas tetas, y un culo redondo y firme que quitaba el sentido, su piel era morena muy morena, y su peso no llegaría a los 54 kilos , en fin un bomboncito de chica…
Como no había ningún sitio libre, al igual que la gran mayoría del pasaje tuvo que ir de pie. Ella no me vió y desde el fondo fui hacía ella abriéndome paso por todo el metro. Cuando llegué a ella me la encontré de espalda agarrada a la barra de una de las ventanillas y con la frente pegada al cristal opaco.
Me puse detrás de ella y buscaba la forma de saludarla sin asustarla. A esto que el metro se puso en marcha y los que estábamos nos apretamos más, estábamos tan apretados que sin querer me pegué a ella como una lapa, propinándole un puntazo con mi polla aún flácida en su redondo culito, al cual ella no hizo caso.
Eso me hizo tener una idea, y viendo que la gente estaba a los suyo con sus móviles, mp3, periódicos y demás distracciones comencé a rozarme con ella cada vez más lo que hizo que mi polla se fuera endureciendo con cada roce de su culo en mi polla o viceversa, llegando incluso a echar le mi aliento en su nunca
Al principio parecía que intentara zafarse sin resultado ya que a su derecha había una barra y al otro lado estaba la gente y por supuesto mi presión hacía que no pudiera moverse mucho, es más cada vez que se movía rozaba mas mi polla con su trasero. tras un rato intentando moverse se dio por vencida.
Seguía entrando gente lo que hacía que yo me apretara mas a ella, por suerte la gente nueva que entró se puso a mirar hacía el otro lado dándonos la espalda a nosotros, eso me envalentono y ya no tenía que disimular chocando mi polla contra ella cuando el metro iniciará o parara la marcha.
Comencé a meter mi mano entre su cuerpo y el cristal opaco del metro acariciando su barriga apretando su cintura, y con ello su culo contra mi polla, luego subía la mano y acariciaba sus pechos por encima de la ropa. Estuve un rato así hasta que ella como medida de defensa pegó su barriga al cristal opaco del metro dejándola aprisionada allí, tardé un rato en reaccionar entonces con mi otra mano la empecé a meter debajo de su falda, uniforme del colegio el cual como las chicas en esta edad solían llevar corta. Miré si alguien nos veía, todo el mundo zombi en el metro por lo que comencé a meter mi mano debajo de su falda y a subir por su pierna mi mano subiendo su falda también hasta llegar a sus bragas. Toqué su monte de venus y comencé a acariciar su chochito por encima de las bragas. Ella instintivamente apretó sus piernas pero mis dedos ya habían conquistado esa zona y ahora estaban reclamando como botín de guerra y como dos gusanos intentando entrar en una fruta inmadura.
De repente sus braguitas comenzaron a humedecerse, se estaba excitando tanto como yo, y sus piernas se aflojaron y su cuerpo se separó del cristal del vagón, parece que ella deseaba que siguiera acariciándola es más echó su cuerpo sobre el mío facilitandome que mi mano entrara dentro de sus braguitas y acaricia su coñito sin la tela de sus bragas enmedio, su trasero comenzó a moverse acomodando mi polla entre sus nalgas yo por mi parte seguía acariciando su inflamado sexo alcanzando su clítoris y empecé a pellizcar y a frotarlo con insistencia, haciendo que de su boca soltó un suspiro.
Mi otra mano se coló por debajo de su camisa y llegó hasta sus pechos y empecé a acariciarlos metiendo mi mano dentro de su sujetador, y pellizcando sus pezones, ella había apoyado su cabeza sobre mi hombro para sentir mis manos en su cuerpo abandonada al placer. Estuve un rato acariciando su joven cuerpo hasta que me dí cuenta que la siguiente parada era la nuestra,
– Estamos llegando a nuestra parada. Arréglate un poco antes de bajar.
Saqué mi mano de su coño y la otra de sus pechos, y me aparté un poco para que ella tuviera espacio para arreglarse antes de bajar .Ella con las manos temblorosas, se recompuso la falda, metió sus pezones dentro de su sujetador y abrochó varios botones de su camisa que se había desabrochado, luego se metio la camisa dentro de su falda. Poco a poco se fue girando sin querer mirarme a la cara, cuando hubo estado delante mía sintiendo mi polla en su barriga, yo miré alrededor y no vi a nadie del instituto así que le levanté su rostro poniendo mi mano en su barbilla. Cuando alzó la mirada pude ver su cara ruborizada al verme a mí, el padre de su amiga había sido el que le había dado tanto placer en ese vagón del metro. Tomé una de sus manos y la puse sobre el bulto que hacía mi polla en mi pantalón.Ella se puso más colorada aún, al principio no reaccionó pero luego emepezó a palpar mi polla por encima del pantalón.
No lo dudé y la besé suavemente en sus labios antes de llegar a la parada del instituto, luego le susurré al oído.
– Este fin de semana estaré solo en mi casa, si quieres terminamos lo que hemos empezado hoy.
Finalmente llegamos a la parada yo bajé antes y ella se quedó helada en el sitio hasta que reaccionó al sonido de la campana saliendo del vagón y encontrándose con compañeras suyas para entonces yo ya estaba subiendo las escaleras de la estación.
Ese fin de semana iba a ser especial para ambos pero esa historia la contaré en otro momento.