Entre familia todo queda, los primos se organizaron para poder follar como tanto querían y sin que nadie se entere
A la hora de la comida seguían desnudas como era su costumbre. Alicia miró divertida a su madre y le espetó.
– No te olvides de lo que te espera luego.
Marta respondió con cara de resignación para esbozar a continuación su mejor sonrisa. La que había fascinado a Manuel desde niño. Alicia estaba dicharachera y contó cómo se había follado al chico de la piscina.
– Sí, el vestuario es tu picadero, ahí te follé también. – Intervino Manuel. – Dentro de poco harán fila para follarte.
– Hala.
– Hala no, si lo supieran seguro.
– Me queda por follarme ahí a mi Luis – Sonrió mirando al techo – Ya me lo he follado en el parque, estoy segura de que quiere repetir y darme por el culo.
– Te follan tanto que por eso debemos de estar esta tarde con Marta.
– Claro que sí mamá.
– Vamos, ni sabes la cantidad de semen que te has tragado. Estás llena por tus tres orificios. – Dijo Manuel con intención de chincharla.
Marta sonreía complacida y divertida con estas conversaciones, los dos le había hecho olvidar las decepciones de su matrimonio. Mientras que Alicia fingía poner cara de enfado.
– Te voy a dar. – Dijo Alicia.
– Si te encanta el sabor del semen.
– Um.
– Y recibirlo calentito en tu chochete y en el culo.
– Me gusta, me gusta.- Dijo Marta.
– ¿Ves primita?
– El tuyo. – Siguió Marta.
– Y a mí también. Me alegra que te hagamos gozar, no como el bobo de tu ex marido, que ni sabe lo que tenía.
– Eso es verdad mamá, y tú también me ayudaste cuando estaba un poco depre.
– Sí, nos ayuda a golpe de polla.
– Es un placer, os quiero mucho a los dos y además es muy placentero follaros. – Las dos pusieron su mejor sonrisa. – Deberíamos mandar las fotos que os saco a vuestros ex para que vieran lo que es bueno jaja.
– Noooo. – Dijo Marta poniendo cara de susto para pasar a sonreir.
– No me tientes primito. Porque no quiero que las emplee para hacerse pajas el polla pequeña ese jiji.
– Tu ex las emplearía en el divorcio y eso que es él quien te puso los cuernos. – Dijo Manuel.
– Le vamos a joder. – Dijo Marta convencida.
Alicia siguió contándoles su encuentro con su amiga Ruth, la mojigata, en la piscina, muy divertida.
– Si vierais la cara que puso al verme desnuda, jiji, ni se atrevió a tocarme.
– Ella se lo pierde jaja, ¿verdad Marta?
– Desde luego.
– Debía ser un pecado muy gordo jiji. Ni me dejó verle desnuda.
– Le pides cada cosa… – Intervino Manuel.
– Me dijo que tenía novio.
– Ah, mira con la santurrona. – Dijo Manuel.
– Yo solo le quería enseñar a masturbarse y que conociera su cuerpo. A poco se queda en el sitio cuando lo hice delante de ella.
– Jajaja.
– Ya si le cuento que ahí me había follado a varios…
– Y los que te has follado este verano. Eres una ninfómana. – Siguió Manuel.
– Es una moral represiva. – Concluyó Marta.
Tras la comida Alicia y Manuel se encargaron de recoger e indicaron a Marta que reposara en el sofá para lo que le esperaría luego. Manuel aprovechó para meter mano a su prima por todo el cuerpo mientras hacían el trabajo.
– Mamá, mi primo me mete los dedos por el chocho y por el culo. – Dijo con falsa voz de queja.
– Compórtate Manuel o te tendré que castigar. – Respondió Marta siguiendo la broma.
– Jijiji.
Una vez acabada la faena se sentaron en el salón con Marta.
– Es una pena que no me podáis follar tú y Luis, me haría tanta ilusión con mis dos amores…
– Sí, hay que guardar el secreto.
– Sí, chicos.
– Seguro que estaría bien, tengo ganas de conocerle parece buen chaval.
– Lo es. – Respondió Alicia sonriendo.
– También será mejor no volver a ofrecer nada a Toni.
– Sí, estuvo bien una vez pero sería un riesgo volver a hacerlo. – Corroboró Marta.
– Te pegó buena enculada y buen meneo te metimos los dos.
– Sí, porque con el otro chico se cortó el rollo al agarrarte la polla jiji.
– Disfrutaste mucho aquellos tríos primita, um, como te movías y aguantabas los pollazos.
– Vamos, que os agotó ella más que vosotros a ella.
– Sí, eso es. Es una auténtica puta.
– Yo soy una puta orgullosa y mi mamá ahora también lo es.
– Lo hemos hecho entre los dos y por eso eres puta e hija de puta, dos veces puta.
– Cabrón.
– Jajaja.
– Y eso que mi mamá es más cortada que yo, bastante más.
– Un día se acabará esto. – Dijo Marta con resignación. Los dos asintieron.
– Lo recordaremos con mucho cariño. – Dijo Manuel.
– Y ahora a lo nuestro, a tu cama mamá.
Marta se levantó sonriente y sabiendo lo que le esperaba, quería disfrutar al máximos aquellos momentos. Manuel le dio una palmada en el culo y le dio un beso cariñoso en la boca.
– Mi sobrino preferido, desde que eras chiquitín.
– Y tú mi tía preferida. Contigo me hice la primera paja.
– Uh.
– Jijiji. Has sido de siempre un depravado.
– Después me las hice contigo primita.
Marta se tumbó en la cama con las piernas semiflexionadas y abiertas, expectante para ser follada.
– Así me gusta. – Dijo Manuel.
Alicia se colocó a su lado con el consolador.
– ¿Tú primero o yo?
– Déjame a mi.
Manuel se dispuso a volver a penetrar el coño de su tía, que le esperaba sumisa y receptiva. Ella cerró los ojos y sonrió de felicidad al sentirse penetrada Mientras Alicia observaba complacida y divertida. Pasó a acariciarle y lamerle con suavidad las tetas, notando sus pezones erguidos e hinchados.
– Voy yo ahora, mamá.
La besó en los labios con ternura y le hizo elevar el trasero.
– Cambio de agujero. – Dijo socarrona a su primo.
Este dejó libre el coño que fue rápidamente sustituido por el consolador en su interior, mientras Manuel penetraba hasta el fondo el culo terso y respingón de su tía. Ambos acompasaron movimientos mientras Marta emía de placer y casi temblaba.
– A cuatro patas. – ordenó Alicia, que se había erigido en maestra de ceremonias.
Manuel se colocó delante de Marta, que gustosa empezó a mamarle la polla con fruición mientras Alicia alternaba culo y coño con el consolador. Marta emitió un grito ahogado por la polla de su sobrino con su primer orgasmo de la tarde. Sin tiempo a relajarse, Alicia se colocó debajo de ella y empezó a comerle el coño. Manuel se controló y sacó la polla de la acogedora boca de Marta y le golpeó los cachetes con ella, provocando su risa.
– Ahora tú hija.
Alicia se colocó a cuatro patas y empezó a mamar la polla de su primo mientras ahora era Marta quien la follaba con el consolador el culo y el coño. También se colocó debajo y le comió el coño, recogiendo la corrida de su hija, que compartió con los dos besándolos alternativamente.
– A por tu chochito. – Dijo Alicia. – Ponte como al principio y relájate.
Manuel siguió sacando fotos como de costumbre y se deleitó con la visión de ese coño húmedo y jugoso, sin vello, a punto de ser doblemente penetrado. Volvió a hundirle la polla con decisión y Alicia empezó a introducirle despacio el consolador. Marta resoplaba, miraba al techo y respiraba hondo.
– Uuuum, aaah, cuidado, aaah, despacio.
– Venga mamá ánimo que yo he podido.
– Tú eres una puta hija y perdona que te lo diga.
– Jajaja y que lo digas le cabe todo.
– Aaaah aaah.
– Ánimo Marta que has parido y por ahí ha salido tu hijita que ahora te folla.
– Jijj, es verdad.
Manuel no se movía y finalmente Alicia logró su objetivo, que Manuel inmortalizó con el móvil.
– Enhorabuena mamá, ya está.
Apenas podían moverse en su interior si no ere cediendo y sacando un poco la polla y el consolador. Alicia jugueteó un poco y lo sacó para que su primo rematara la faena y tras unas embestidas se corrió dentro de ella con gran placer de ambos.
– Aaaah, cariño, me encanta recibir tu lechecita caliente y guardármela dentro.
– Y a mí hacerte feliz.
– Vamos a dejarla descansar un poco que se lo ha ganado jiji. Y que tu polla se recupere.
– Eso con vosotras tarda muy poco.
Se tumbaron en la cama y las dos mujeres aprovecharon para besarse y meterse mano. Tras unos momentos Alicia se giró y empezó a chupar la polla de Manuel que recuperó todo su vigor, también con la ayuda de Marta.
– Por aquí ya está lista. A cuatro patas mamá.
Alternativamente Manuel y Alicia le lamieron el orificio anal y llevaron jugos de su coño a la entrada. Manuel fue el primero en penetrar su culo, con cierta facilidad y darle unas embestidas no muy fuertes, pero que le hicieron temblar y agitarse las tetas, Manuel las amasó y dejó espacio a Alicia. Poco a poco le fue metiendo el consolador entre los gemidos y quejas nuevamente de Marta. Alicia trataba de confortarla masajeándole el clítoris.
– Ya verás, poco a poco mamá.
Con paciencia lograron vencer satisfechos la resistencia hasta llegar al fondo. Alicia la besó cariñosamente como forma de darle la enhorabuena. Mientras Marta sonreía feliz mientras era enculada por su sobrino.
– Ya eres tan puta como tu hija.
– Sí. – Dijo sonriente Alicia.
– De tener miedo a ser enculada a recibir dos pollas. – Corroboró Manuel.
– Me habéis llevado al límite chicos.
– Aaaaah.
Manuel eyaculó y se quedó recostado descansando abrazo a su tía. Tras unos momentos sacó su polla y junto a su prima se rieron del estado del ano de Marta, totalmente rojo y dilatado.
– Menuda foto de tu culo. Mira como lo tienes Marta. – Acercándole el móvil.
– Jiji como la bandera de Japón te lo hemos dejado.
– Ay, chicos, qué placer y qué cansada estoy. Trae tu polla que acabo.
Marta agarró la polla y la chupó con las energías que le quedaban, incluyendo los huevos y besarlos cariñosamente como agradecimiento.
– Hemos cumplido, eh primita.
Alicia asintió sonriente y satisfecha. Marta se recostó por fin sobre la cama a descansar, cansada y satisfecha.
– También te hemos dejado el coño bien abierto, eh mamá.
– Su coñito precioso de niña.
– Ay chicos, que tarde.
– Descansa que te lo has ganado. Yo me voy a dar una ducha.
Alicia se arrulló junto a su madre a besarla y hacerle mimos. Mientras satisfecho, Manuel, se fue a darse una ducha con cierta pena de dejarlas pero con la alegría de volver a ver a Carla. Todavía desnudo volvió al dormitorio donde las dos mujeres seguían haciéndose mimos.
– Bueno, me tengo que ir.
– Y yo que pensaba que venías a follarnos otra vez jiji.
– Ya me reclamará mi Carla. – Dijo mirando a Marta sabedor de la relación especial que tenían, guiñándole un ojo.
– Uy, voy a llamar a mi Luis para quedar mañana en la piscina.
– Para follártelo en los vestuarios, menudo picadero tienes ahí montado. – Respondió Manuel.
– Sí, ¿qué pasa? – Dijo riéndose Alicia.
Manuel se vestía mientras Alicia hablaba por teléfono.
– Lo contento que se ha puesto mi Luis.
– Normal primita.
– Está siempre será tu casa. – Dijo Marta con su mejor sonrisa.
– Gracias. En tu estado mejor no te levantes, ya voy yo.
– Jiji.
– No te preocupes, puedo.
Marta dio un gran abrazo a su sobrino y un suave y largo beso en los labios.
– Gracias. – Le susurró al oído.
– A ti.
A continuación fue Alicia quien le dio el abrazo y el beso.
– Venga mamá, las tres juntas.
Marta se unió sonriente y estuvieron así unos momentos.
– Sois la hostia, las dos. – Dijo Manuel.
Manuel se despidió con la mano junto a la puerta.
– No os asoméis mucho que os puede ver el pajillero del vecino.
– Jijiji.
Marta y Alicia se miraron con una sonrisa y se abrazaron.
– Vamos a ducharnos, hija.
Las dos mujeres ni se vistieron al salir de la ducha, cenaron y se acostaron juntas, como era su costumbre desde que vivían solas. Toda la noche abrazadas.
Manuel estuvo pensativo en el viaje de vuelta, regodeándose en los gratos momentos vividos el fin de semana y con ganas también de ver a Carla. Al llegar ésta le recibió con un buen morreo.
– Te he echado en falta, cariño, ¿qué tal te ha ido?
– De maravilla, Marta te da recuerdos, ya sabes.
– Qué guapa es.
– Y tú.
Mientras cenaban y después sentados en sofá le estuvo contando lo ocurrido el fin de semana.
– Qué pena no haber estado.
– Sí. Me pone mucho veros follar a ti y a Marta.
– Yo sí me estoy poniendo cachonda con lo que me cuentas.
Carla puso una sonrisa de estar cachonda y con ganas y se despojó del top. Quedando con las tetas al aire.
– Qué guarrilla eres yendo por ahí sin sujetador.
Carla no dijo nada y sacó la polla de Manuel, que rápidamente volvió a coger consistencia y dureza en la acogedora boca de Carla.
– Um, he echado en falta tu polla, aum.
– ¿Más que a mí?
– Casi. – Dijo con cara de pícara.
– Me vais a dejar seco, a exprimir.
– Eso quiero.
Carla dejó por un momento su polla para quitarse el pantaloncillo corto y dejar ver un tanga fucsia, se giró y le puso el culo cerca de la cara, Manuel aspiró y pudo sentir lo cachonda que estaba. Se desnudó rápidamente mientras Carla ya le esperaba totalmente desnuda. Se la acercó y le manoseó el culo a la vez que metía la lengua por su jugoso coño.
– Qué mojada y cachonda estás.
Carla no esperó más y se metió hasta el fondo la polla, exclamando un gemido de gusto y con cara de gozo. Empezó un movimiento de caderas con cara de salida. Se echó el pelo hacia atrás y se mordió el labio mientras lo intercalaba con largos gemidos.
– Buf, lo has cogido con gusto.
– Quiero follarte, que vendrás cansado de follarte a tu familia el fin de semana. Depravado. Incestuoso.
Carla estaba gozando mucho y se sentía cada vez más excitada.
– Cualquiera se las querría follar. Tú también te las follas. Te encanta mi tía Marta y su chochito de niña y follarte a mi prima y sobar sus grandes tetas.
– Sí, sí. – Era una medio respuesta y una expresión del orgasmo que le venía.
Carla sonrió satisfecha y le dio un morreo a Manuel que seguía a merced de los impulsos de Carla.
– Quiero un servicio completo. – Dijo Carla riéndose.
Se sacó la polla del coño, que la tenía hundida hasta el fondo, y se giró, acomodándose el culo para la entrada de la polla. Manuel sonrió satisfecho, deseoso de volver a penetrar ese culo terso y respingón. Carla volvió a morderse el labio, gustosa de ser ella la directora de operaciones, generalmente era Manuel quien la taladraba a placer. Carla disfrutó la penetración centímetro a centímetro, lenta, hasta estar totalmente enculada. Como la vez anterior inició un suave movimiento de caderas que fue aumentando en rapidez.
– Buf, cariño que follada me estás dando. – Exclamó Manuel.
– La necesitaba, amor.
– Pues sigue, sigue, así, ah, ah, qué culazo tienes.
– Pollón.
– Putón, con cariño.
– Putonas tu tía y tu prima, con cariño, hijo puta.
– Me llamas como Alicia, jaja.
– Te quejarás de a quién te follas.
– Y tú de mi polla, me corro, aaaah.
– Córrete en mi culo, córrete. Aún sueltas semen para todo lo que has follado este fin de semana, cabrón.
Carla se giró satisfecha y con su sonrisa más dulce para besar tiernamente a Manuel. Todavía insertada analmente mientras poco a poco la polla de Manuel perdía rigidez y el semen se deslizaba hacia fuera.
– Hoy vas a ser tú quien tenga también que limpiarse el semen.
– Sí, pero tú puedes dormir con él.
– Si tú me lo pides lo haré, me gusta sentir tu lechecita dentro, cariño.
– Y en tu coño.
– Sí, sí.
Marta se despertó la primera y como era habitual dejó a Alicia, más dormilona, más tiempo en la cama. Se movió con cuidado de no despertarla y se quedó unos segundos volviendo a admirar su cuerpo. Sonrió y se puso el kimono para ir a preparar el desayuno. Ya había acabado de desayunar cuando apareció desnuda por la cocina su hija.
– Mira que eres dormilona, y eso que fue a mí a quien follasteis al límite.
– Yo también follé y ayudé a follarte jiji.
– Sí, manejando el consolador y metiéndomelo hasta el fondo. – Dijo con su sonrisa más dulce. – Y no paras, que ya has quedado esta tarde con tu novio.
– Pues claro.
– Ya quedan pocos días de piscina antes de que las cierren.
– Por eso hay que aprovechar jiji.
Alicia aprovechó y tomó el sol desnuda en la terraza, procurando no ser vista, pero a la vez le excitaba. Tanto que acabó por introducirse un dedo y acariciarse el clítoris, masajearlo e introducirse dos dedos en el interior hasta que acabó por provocarse un orgasmo.
– Qué salida eres hija, te pasas todo el día pensando en el sexo.
– Jiji.
– Cuando empiece el curso guarda un poco de tiempo para estudiar.
– No te preocupes.
– Pon la mesa.
Alicia fue por detrás y desabrochó el kimono a su madre, despojándole de él entre risas y arrojándolo al sofá.
– Ay hija como eres. – Mientras se encaminaba a por él.
– Si estás mejor así, mamá.
– Bueno, si te agrada. – Sonrió y se quedó tal como estaba. – Falta que venga alguien.
– Ya nos pondremos algo y si es guapo no hace falta, jiji, directa a la cama.
Por la tarde Alicia despidió a su madre con un morreo y se fue a tomar el autobús a la piscina. Una vez más fue objeto de miradas lascivas y de poco disimulo y otros que trataban de no quitarle ojo de un modo más discreto. Un chico aprovechó para sentarse a su lado y no quitarle la vista del canalillo en todo el trayecto. Alicia lo despachó con cierto tacto. Le divertía el efecto que provocaba en los chicos pero no le gustaban los babosos.
– ¿Me dejas salir por favor?
– Sí, claro.
Se levantó y acercó levemente el trasero a la cara del chico, que se sorprendió de verlo tan cerca. La cortedad del pantalón le hacía enseñar el final de los cachetes del culo. Tuvo recuerdo de sobra para pajearse en casa. Luis ya le estaba esperando y se besaron nada más verse. El baboso lo observó desde el autobús con cierta decepción y envidia. Al entrar estaba sentado donde costumbre Juli, que se sorprendió de verle con otro chico distinto. Sintió envidia y pena de no poder volver a follársela mientras viniera acompañada. Vaya putón está hecha, pensó. Decepción que repitió en los días siguientes cuando les volvió a ver entrar juntos.
Después del baño donde volvió a ser objeto de miradas, Alicia felicitó a Luis por sus últimas actividades sexuales con Andrea y Eva y le animó a seguir siendo maestro de Eva. Y se regodeó contándole lo mojigata que era su amiga Ruth.
– Espero que acabe follando con el chico ese que me dijo que le gustaba, lo necesita urgentemente. – Aseverando lo dicho con un gesto afirmativo.
– Pues sí.
– Hablando de follar.
No hizo falta nada más que eso y la mirada de Alicia para que Luis le entendiera. Alicia se agachó y procuró enfocar el culo en pompa hacia un grupo de cuatro adolescentes. Con el bikini todavía húmedo le hubieran visto el coño marcado de haber estado más cerca. Ya en la intimidad del vestuario femenino Luis abrazó fuertemente a Alicia recorriendo su cuerpo con las manos y besándola del cuello a la oreja.
– Cómo me gustas. – Le susurró Luis.
Le amasó las tetas provocando la sonrisa de Alicia y con parsimonia le quitó la parte superior del bikini. Las volvió a amasar y a lamer como si fuera su alimento.
– Me vais a desgastar las tetas jiji.
– Si vas provocando… te gusta exhibirte.
– Sí.
Luis se agachó y otra vez con lentitud le bajó la parte inferior del bikini, disfrutando de la vista de su chocho jugoso. Le abrió los labios y empezó a succionar como sabía que le gustaba a Alicia, centrándose en el clítoris. Dada la excitación de toda la tarde de Alicia rápidamente se corrió en la boca de Luis, que le trasladó con un beso parte de la corrida.
– Me toca. – Dijo Alicia complaciente.
Luis se quitó la camiseta y Alicia le bajó de un tirón el bañador, haciendo que la polla saltara ante sus narices como un resorte.
– Menudo calentón llevabas jiji.
Se metió entera la polla en la boca y empezó a succionarla como un helado, intercalando lametones y mete saca. Disfrutaba de la mamada tanto como quien la recibía cuando la polla era de su gusto, en forma de plátano y grande. Sentirla palpitar y endurecerse en su boca. Luis se la sacó y sin decir nada Alicia se colocó cara a la pared con las piernas abiertas y apoyándose con los brazos. Luis la penetró con decisión y lentitud, aumentando progresivamente el ritmo y la dureza. Ambos se contenían los gemidos.
– ¿No me vas a dar por el culo?
– Mañana.
– Ya me extrañaba.
– Eres una puta a la que le gusta que le enculen. Lo haré aquí y en el parque. Donde quiera.
– Donde quieras cariño.
– Toma, toma. Aaaah, te vas a ir con mi leche dentro, como una puta, a casa.
– Qué lenguaje empleas. – Le dijo burlona.
– Me pones muy bruto, te quiero.
Los siguientes días de piscina siempre acababan con un polvo en los vestuarios. Únicamente variaba la posición y si Alicia era activa o pasiva. El día siguiente fue sodomizada como le había indicado Luis. Todos los días se iba con el semen dentro o se lo tragaba directamente. También era objeto de las miradas y fantasías de muchos chicos en la piscina. Sabedora, le gustaba regodearse cuando se duchaba, agacharse en posturas provocativas o pasar su cuerpo muy cerca de un chico.
Juli la observaba todos los días y estaba dispuesto a lanzarse el día que viniera sola. Cada vez sentía más deseo lascivo y recordaba el día que pudo disfrutar de ella. Hablaba impúdicamente con un amigo.
– Buf, menuda calientapollas y putón que está hecha.
– Ya veo, le daba rabo hasta dormida.
– Está buenísima y desnuda más, que yo la he visto.
– No jodas.
– Sí, un día me la follé bien follada, se me acercó con ganas de marcha.
– Menuda suerte.
– Y van con ese tío con cara de no haber roto un plato. Seguro que lleva buena cornamenta, debe ser su novio si vienen juntos hace días.
– Yo a gusto llevaría esa cornamenta si me la follara a diario como él.
– No sé si será él, pero esta tía necesita que ser follada todos los días, se le ve en la cara de puta.
– Como me comería esas tetazas. Buenas cubanas debe hacer.
– Y la chupa con gusto la guarra, disfruta comiendo pollas.
– Más de una a la vez seguro que puede.
– Ya te digo. Aparte de mi y este le he visto con otro.
– Menuda guarra.
– Es tan guarra que disfruta cuando le das por el culo.
– Buf, tío, qué suerte.
– Te pide que le chupes el ojete la cerda y entonces te deja.
– Joder.
– Y por cómo entraba la polla no era la primera ni la segunda vez, ya me entiendes.
– Y cómo se pasea delante de nosotros, calentando.
– Ojalá nos la pudiésemos follar los dos a la vez, se iba a enterar.