Fueron tan solo unos minutos en los que estaban en el estudio de grabación para hacer el programa de radio, Ellas sabían que necesitaban darse sexo
Habían pasado solo unos minutos en los que ellas estaban en el estudio de grabación, dispuestas a realizar el programa de radio, pero lo que paso en esos instantes ninguna sabia el porqué ocurrió. Solo sabían que necesitaban darse ese privilegio que pocas personas a veces se lo pueden permitir. Nada más y nada menos que el deseo de sentir el cuerpo de su compañera durante años, meses o semanas. Esas personas con las que trabajas a diario y que sin saber como vino el deseo de saber cómo sabia cada una frente a la otra, surgió.
Esta historia ocurrió realmente, aunque no crean que pueda ocurrir, pero en sus mentes calientes de estas tres mujeres llegaron a más, aunque digamos que ellas se han decantado por contar la historia más suave y así me lo hicieron saber a mí, el autor de dicha historia, pero ¿podrían darse ese placer tres mujeres, de esa manera y sabiendo que no era el lugar correcto? ¿Podrían seguir al día siguiente trabajando cómo si no hubiera pasado nada? Pues esto es lo que ocurrió unos días previos a una navidad que hizo que viera a la mujer de una manera especial, ya que ellas siempre han sido el motivo de que escriba y para su placer intimo y sensual.
¿Empezamos?
— Lucia, ¿has recibido el nuevo email de Aurora, en el cuál dice que tenemos que grabar un nuevo programa para reyes? —, fue una pregunta normal que hacia su compañera mientras ordenaba todos los documentos que tenia encima de su mesa.
— No, Carmen, la verdad es que estaba mirando que poner entre programa y programa, y no he visto nada,— con cara de sorprendida pero a la vez acostumbrada a estas novedades le respondió Lucia, sabiendo que ya les tocaría algo especial, como todos los años por esas fechas,— pues mira que no me sorprende la verdad, ya decía yo que la “mal folla” se iba a quedar tranquila sin darnos una sorpresa de última hora.
— Pues se ha lucido, está claro que últimamente, no le dan su ración de checho, porque no es que este mal follada, es que encima sabe joder sin apenas inmutarse o peor sin recordar lo maravilloso que es el sexo. En fin, veamos qué podemos hacer, porque encima, estoy hoy ovulando, y tengo un calentón, que cuando llegue a casa hoy, mis juguetes van a hacer el mundo submarino a más no poder,— le contesto su compañera Lucia con la normalidad que la caracteriza pero sabiendo que hacer un programa de radio grabado la alteraba de manera hormonal más de lo acostumbrado, ya que en su cuerpo el estrés conllevaba a tener más alteraciones.
Lucia se empezó a reír del último comentario de Carmen, que no quiso imaginarse ese mundo submarino con sus juguetes, pero la mente a veces nos hace tener ciertos pensamientos, y vaya si hizo efecto en Lucia, ya que de repente empezó a soñar despierta, entre ellas, en ese estudio de grabación sin darse cuenta de la hora en que se encontraban, eran las 11 de la noche y les faltaban todavía unas horas por irse a su casa, por l que claro, ya sabemos que pasa cuando una mente empieza a imaginarse cosas calientes y más entre dos mujeres, una de ellas sin pareja y la otra con pareja pero sin sexo. Lo explicaremos de una manera sutil, ambas mentes empezaron ha reaccionar de una manera que ni ellas mismas se creían que podría ocurrir.
Carmen miró de reojo a Lucia con una mirada no de querer trabajar, sino de querer trabajar sobre su cuerpo. La veía a su compañera que no estaba tampoco concentrada en la tarea de ponerse a grabar un programa especial para esa época del año, más bien tenia la mirada perdida pero con un rostro insinuando pensamientos bastante distintos a los de una grabación de programa de radio.
Hoy Lucia venia vestida diferente a otros días, ya que desprendía provocación por cada hilo y costura de la ropa que llevaba o era la manera en que Carmen la miraba hoy que sabia que estaba más atractiva que otros días, con esos pantalones vaqueros ceñidos de los que no se veía ni un ápice de no ser una segunda piel. Se ajustaban perfectamente a su cadera, a sus muslos, a su culito a todo la forma del muslo, de tal forma, que le dibujan un maravilloso y redondo glúteo, unos muslos contorneados, que solo con pasar las manos suavemente por ellos, sentías el calor de su piel, suave. Un contorno dibujando las ingles que al andar parecía que había vida y necesitaba que le dieran más vida, y acababan en unos zapatos de tacón fino, en donde unos labios o unos dedos se podían perder en la lujuria desenfrenada de una pasión que estaba a punto de explotar, pero la realidad estaba presente.
Eran dos compañeras de trabajo.
Eran dos mujeres sabiendo que estarían casi toda la noche realizando un programa extra de radio.
Eran dos mujeres que se conocían desde hacia años.
Eran dos personas que sin saber los gustos sexuales, aunque durante todo el tiempo que se conocían ya sabían que les gustaba, pero nunca se habían mirado de la manera en que se estaban mirando hoy.
Eran y son dos mujeres con falta de ese toque sensual que pocas personas transmiten y que si no lo prueban, solo lo pueden soñar, pero nunca saben a que sabe probar el pecado que para ellas no lo era, solo era un tabú no practicado.
Son dos mujeres, encerradas o casi sin salir de un estudio pequeño de grabación. Sabiendo que estarán solas durante muchas horas.
Son dos mujeres atractivas y desprendiendo por sus poros, sexo. Si. Sexo. Ya que la sensualidad la tienen en sus cuerpos. Todos los días desprenden su sensualidad sin darse cuenta, pero hoy si empiezan a mirarse o a sentirse de otra manera.
Hoy son dos compañeras sensualmente más atraídas. ¿O no?
Lucia, mientras estaba pensando en que ropita interior llevaría hoy, Carmen, que sabe que siempre la pone mojadísima, aunque ella intenta que Carmen no sé dé cuenta de que le gusta su compañera como algo más que compañera de trabajo, pero las miradas son miradas, y estas miradas que todos los días, las dos mujeres se echan, se cruzan, no son precisamente de compañeras de trabajo, son más bien, miradas de deseo, de pasión, de lujuria a veces, de lo que vulgarmente se piensa como «si te pillo en otro sitio, vas a saber lo que es tener una mujer como yo, dándote caña y placer», vamos, lo que poca gente saber decir, pero si demostrar con una mirada.
Y Carmen, viendo la cara de felicidad de Lucia, le dio un cachete finito y suave en su culo, ya que hubo un momento, que estando Carmen sentada en su mesa de mezclas del estudio de radio, y Lucia pegada a ella, mirando hacia la pared, pero no estando en ese lugar, y estando de pie, pegada casi su cadera al brazo izquierdo de Carmen, pues con esa caricia, hizo ver si se ponían a hacer el trabajito que les había mandado Aurora, más el resto que tenían que hacer.
Lucia al notar esa caricia de su compañera en su parte trasera, giro su cabeza. Miro a su compañera, que estaba sentada en la silla ergonómica (típica de los estudios de grabación), y tras unos breves segundos mirándose penetrantemente, y la mano de Carmen todavía puesta en el cachete de su compañera Lucia, y notando su hermoso culito, el calor que desprendía el cuerpo de ella y que recibía a través de su mano, entre las dos, mirándose penetrantemente, hizo que Lucia se inclinara cada vez más, hacia Carmen, lo que llego a un instante en que sus dos bocas estaban a escasos milímetros una de la otra.
Y aquí viene el momento decisivo.
Tanto Lucia como Carmen, son dos mujeres, casadas, no muy felices, pero están casadas.
Por un lado, Lucia con otra mujer, y que últimamente no iban bien las cosas entre ellas, los celos, ya sabéis, esas cosas que nos pasa a los humanos. Y Carmen, casada con un hombre, que hacía ya meses que no sabía si era su marido, o uno más viviendo en su casa, pero la verdad, tenían ambas el llamado «momento sexual no apetecible con la persona que conviven», y claro, este momento es y fue el decisivo.
Lucia sentía deseos de estar con Carmen, más de una vez en su vida. Estar con ella, simplemente sintiéndola, su respiración, besando cada milímetro de su piel, sintiendo el calor de una mujer como es Carmen.
Carmen, ya había probado otras veces la bisexualidad, y la verdad, siempre le había gustado, eso de poder sentir otra mujer, que sea como ella de caliente en el ámbito sexual.
Lucia notaba la respiración acelerada de Carmen.
Carmen notaba la respiración acelerada de Lucia.
Sus labios empezaban a desearse mutuamente. Sus ojos miraban a uno y otro de ellas. Sus narices empezaron a rozarse ligeramente.
Era el momento idóneo de realizarlo o bien separarse y seguir con el trabajo de grabación, y que sus mentes se distrajeran, o darse un merecido descanso. Era el momento de decidir qué hacer. Besarse entre ellas, o separarse y seguir con la grabación.
En los estudios, no había nadie, ya que solo estaba el cuerpo de vigilancia de la emisora, en su turno de noche. Un apuesto chico joven, que todas sabían en el estudio, que pronto caería entre las piernas de alguna compañera de trabajo, no por nada, sino, porque son así las mujeres, no todas, alguna sí. Pero eso no dependía mucho, ya que estaba Aurora, Jefa de Carmen y Lucia, que además era la encargada de contratar la vigilancia de la emisora, y que últimamente, no habían tenido un año bueno precisamente con los vigilantes, ya que se dedicaban más a follarse a la empleada catadora de vigilantes que ha realizar su trabajo, y eso a Aurora, la verdad, es que no lo veía muy profesional. Aunque la verdad sea dicha, Aurora también le gustaría tener un amante con una buena porra, que su vida matrimonial, por decirlo de alguna manera, estaba en momentos de decaída, y eso se notaba en el estado de ánimo, más bien, se notaba en la manera de mandar las cosas, no desagradable, pero si le faltaba un par de polvos diarios, que eso es lo que necesitaban todas, en estos días de navidad.
Eran un equipo joven y con ganas de llegar más lejos, el que trabajaba en esa radio. Por tanto, todos unas más que otros, pues alguna vez, tenían sus escarceos fuera de la emisora, ya sabéis, «hoy vienes provocadora, quien tendrá la suerte de probar ese cuerpo tan bien hecho», o «si no fuera porque te veo todos los días aquí, te secuestraba y te violaba a mi antojo, que un hombre como tú no se puede desperdiciar como te lo están haciendo», o «el cuerpo de la GC debería de renovar a sus compañeras, y hacerte a ti, delegada de siniestros, por lo que luces de cuerpo». Eran piropos graciosos que entre hombres y mujeres de dicho equipo, o de dicha emisora, se hacían, sin ofender, pero graciosamente, cuando veían que estaban un poco saturados. Es normal, son jóvenes, el que más pueda tener 50 años, y los más jóvenes, incluso en prácticas, con 17 u 18 años. Esto es así, y luchan por su trabajo, por su hobbies, por su frikismo, por lo que les gusta hacer.
Pero ahora no iba a acercarse Aurora, a ver si es verdad que trabajan o no. La emisora, estaba trabajando. Lucia y Carmen, estaban en su periodo de descanso, y estaban a punto de decidir qué hacer.
¿Qué hubierais hecho vosotras/os? ¿Da igual lo que penséis, total, nadie ha acertado, o si? jajajaja
Realmente esto es lo que ocurrió.
Carmen, hoy llevaba una minifalda vaquera, ajustada a ella, por lo que, su figura no es que la estilizara, nooooooo, más bien era precisamente lo siguiente, para llamar la atención de «necesito sexo, sexo del bueno, y de la mejor calidad, y me da igual que sea hombre o mujer, pero lo necesito ya, o reviento mis juguetes y me pido nuevos para los Reyes Majos», conjuntada con un jersey de cuello alto, fino, muy ligero, y casualmente en el cual estaba algo que no se esperaba Lucia. Un sujetador, muy sugerente, de los que levantan pasiones solo con mirarlos puestos, pero sin ser los levanta pechos, vamos, que hacia un canalillo que ni las monedas de 2 euros se podían perder el camino, pero eso no lo había visto todavía ni imaginado Lucia.
Lucia, por otra parte, aparte de sus vaqueros ceñidos, llevaba en la parte de arriba, una camisa, de botones, pero además llevaba un corset especial, de los que hacen una cinturita de avispa, sin llegar a serlo, pero de los que se atan con cuerda. Si, lo siento, o lo ponemos difícil, o aquí la orgía se monta enseguida. Era de cordones, para más inri. Vamos, Lucia, también venía con ganas de «esta noche si no me mojan, me meto en la ducha, y me mojo yo, pero necesito sexo, y si, del mejor que haya en la vida, del que nace de mi cuevecita y no será con la que tengo en casa, espero que sea una que sepa apreciar la mujer que llevo dentro».
Total, tenemos dos mujeres, dos señoritas mujeres, casadas o no, da igual, pero MUJERES. Calientes, excitadas, pegadas a milímetros una de la otra, la cuales, necesitan si o si, darse placer. Están en un estudio de grabación, por lo que no se les oirá nada de lo que hagan. Están encima en un horario digamos especial, porque nadie está en el estudio. Todos los compañeros, están en sus casas, y solo está el equipo de vigilancia, que hace sus rondas cada 3 horas, para ver cómo va la cosa. Pero encima, están las dos mujeres, calientes, deseosas, la una de la otra, y con toda la noche por delante, porque con el último cambio de la jefa Aurora, les va ha hacer que estén más tiempo. ¿Qué les impide tener lo que todos ya quieres que tengan? Nada, por eso, esto es lo que paso realmente.
Carmen, al mirar a Lucia, se inclinó un poco hacia arriba, para así, poder besar a Lucia, y agarrando de la nuca, con su mano, atrajo a Lucia, para que se besaran.
Primero fue un beso suave, cerrando las dos los ojos, sintiendo sus labios, como se besaban, con sus bocas cerradas. Mientras ambas, recibían en sus cuerpos, tales descargas eléctricas, y hacían que tanto sus pezones, como sus cuevecitas, empezaran a tener espasmos, y pequeñas convulsiones internas. Mientras sus pelos se erizaban en sus brazos y piel, y mientras sus respiraciones aumentaban para que sus corazones bombearan más y más sangre. Ellas ya no eran Lucia y Carmen, ellas eran una sola, Lucia-Carmen, o Carmen-Lucia. Si, unidas, unidas por ese beso, que aunque solo fue unos segundos, para ellas, eran minutos, horas, y entonces, Carmen separándose de la mesa en la que estaba, empujando con sus pies, las ruedas de su silla, se separó, para que Lucia, pudiera ponerse enfrente de ella, apoyada en la mesa de estudio.
Y una vez que sus labios se despegaron, ambas abrieron sus ojos, y se miraron mutuamente. El brillo de sus ojos lo decía todo. Se deseaban, se amaban, se querían en ese momento.
Entonces, Lucia puso sus manos en la cara de Carmen, y haciendo un movimiento en el cual, Carmen, lo entiendo, se levantó de su silla. Lucia, seguía con las manos en la mandíbula de Carmen, por lo que posando ahora sus manos en el cuello de ella, se pegó de nuevo a su amada compañera, y ahora volvieron a juntar sus labios.
Lucia volvió a besar a Carmen, pero esta vez, metió su lengua, dentro de la boca de Carmen. Quería saber cómo sabe la lengua de su compañera. Y empezaron un maravilloso juego de movimientos de lengua, que ni los cisnes en su cortejo primaveral, son capaces de encender tanta pasión, como las lenguas de ellas.
Las manos de Carmen, no se quedaron cortas. Fueron de nuevo al trasero de Lucia, y juntándose sus caderas y bajos vientres, entre ellas, volvieron a tener ese maravilloso y excitante, movimiento de cuerpo, ese que sus lenguas, habían empezado en sus bocas, y sus cuerpos empezaban a restregarse, a frotarse, a darse lo que ellas ya necesitaban. Sexo. Sexo. Sexo. Lucia mordía el labio inferior de Carmen, y Carmen arremetía su cadera contra el cuerpo de Lucia.
Rabian pasado solo unas horas en las que ellas estaban en el estudio de grabación, dispuestas a realizar el programa de radio, pero lo que paso en esos instantes, ninguna sabia porque. Solo sabían que necesitaban darse ese privilegio que pocas personas a veces se lo pueden permitir. Nada más, que el deseo de sentir el cuerpo de su compañera, durante meses, semanas y años, que estaban trabajando, por lo que ellas, ya no pudieron aguantar al deseo de saber cómo sabia cada una, frente a la otra.
Lucia ya no aguantaba más, necesitaba saber cómo estaba de cachonda su amante Carmen, por lo que entre besos, y arremetidas de Carmen a su cadera, bajo lentamente su mano, casi temblorosa, y se posó entre los muslos de su amada en esos momentos.
Sus respiraciones eran como cuando estamos inflando un globo, pero esta vez no se inflaba ningún globo, sino ellas, inflaban su deseo sexual, hasta límites insospechados.
Lucia subió con su mano y dedos, la minifalda, y puso sus dedos en la prenda íntima de Carmen, que por supuesto no estaba seca, al contrario que os imagináis (la que imagine que a estas alturas, estaba seca como una esponja al sol), ese culotte parecía más bien recién sacado de la lavadora y sin centrifugar, ni pasar por la secadora. Cuando Lucia noto la humedad de Carmen, no pudo contenerse, y paso sus dedos a través de la tela fina de esa prenda, por lo que también se mojó sus dedos. Fue subiendo lentamente, hasta notar unos labios más que hinchados, y no aguantando más, apretó un poco, para hacerle una caricia y notar la humedad en todo su esplendor.
Carmen al notar la caricia de Lucia en su más que alterada cuevecita, arremetió contra ella, mordiéndole la lengua, y soltando uno de los miles de gemidos que ya llevaban oyéndose durante todo el acto de atracción que se tenían ellas dos. Ese gemido fue la señal de ambas, para conseguir que se convirtieran en casi gritos de placer, por lo que Lucia, hábilmente, separo uno de los lados de la prenda, y metiendo un dedo suyo, consiguió por fin tocar ese botoncito de su amada compañera. En ese momento, Carmen, que ya estaba más que excitada, necesitaba saber cómo eran los senos de su amada, por lo que desabrochando los botones de la camisa de Lucia, empezó a besar su cuello, para ir bajando hasta el comienzo del canalillo de Lucia, y entre besos y besos, y gemidos, consiguió desabrochar por completo, por lo que ayudándola a quitarse la camisa, la dejo con ese bonito corpiño o corset, que alzaba esos maravillosos senos, que iba ahora a degustar, a lamer, a saborear, a chupar.
Lucia mientras recibía esas caricias bucales de Carmen, empezó a mover su dedo por dentro del culotte y sobre el botoncito de Carmen, y como el deseo era tan grande, aparto con su mano, toda la prenda, para así poder seguir acariciando toda la cuevecita de ella, y así poder mojarse todos los dedos, ya que esa cuevecita parecía más bien una catarata de jugos vaginales, porque estaba completamente húmeda. Por tanto, una vez mojados los dedos, empezó su aventura de dedos, por sus labios y por su botoncito de nuevo, hasta conseguir arrancarle la primera contracción interna de su vagina. Carmen estaba a punto de llegar al orgasmo, y eso que ni la había tocado apenas, pero si excitado mucho, por lo que sin dejar de besar los senos de Lucia, empezó a desabrochar por la parte de atrás, el corset que llevaba puesto, que como no, era de cordones. Deslizo la punta de un cordón, y poco a poco, fue quitando el entrelazando, para así, poder conseguir su objetivo, esos maravillosos pezones erguidos y duritos, que habían producido en Carmen, estar casi o más caliente y húmeda que su compañera.