Fui a ver a mi hermana, ella estaba dormida y no pudo resistirse, empezó a tocarla hasta que se dio cuenta de que estaba despierta y disfrutando del manoseo

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Abrió la puerta y entonces fue cuando la vio acostada boca abajo, solamente tapada con una sabana hasta media cintura. Podía ver su espalda blanca y sin ninguna imperfección. Las arrugas de su musculosita celeste se plegaban entre los omoplatos y por debajo de su pelo. Flor entro a la habitación cerrando la puerta detrás de ella y quedando a oscuras se acostó. Paso una hora, hora y media y no podía dormir, el brillo de la luna que entraba por la ventana le impedía conciliar el sueño. No por el brillo en si, si no por la distracción que le causaba a sus ojos la silueta de su hermana Emilia.

Darse vuelta contra la pared no serbia, inconscientemente volvía a girar mirando a su hermana. La pose boca debajo de esta le llamaba demasiado la atención. Ese gran bulto debajo de la sabana. Enorme, perfecto, curvilíneo. Y Emilia que se acomodaba y la sabana bajaba un poco mas dejando a ver una ropa interior negra. “¿Una tanga? ¿O un culotte?” se pregunto Flor y un segundo después arrugo la cara preguntándose que estaba pensando. Que le importaba que usaba la hermana y porque estaba interesada en ello. Cuando terminó de formularse las preguntas en su mente se vio a ella misma abriendo un poco la cortina dejando entrar totalmente la luz de la luna que bañaba a Emilia y hacia resaltar la piel de sus hombros y brazos, ni hablar de su espalda.

Admirar. Eso hacia Flor.. se encontraba parada al lado de la cama de su hermana, en calzoncito violeta y remera blanca sin corpiño. Tragaba saliva, estaba nerviosa. ¿Por qué?. Seguía mirando atentamente la cintura de Emilia, esa tela negra. Necesitaba saber que era.

Lentamente se arrodillo al lado de la cama , a la altura de la cintura de su hermana, acerco la cabeza para mirar, o espiar, entre las sabanas. Fue entonces cuando sintió un olor especial, delicioso. La piel de su hermana, o quizás algo mas, su pelo. Un olor precioso de un pelo suave y perfecto. Su nariz se apoderó de su cuerpo y se acercó tanto a la cabeza de Emilia que casi la toca. Tenia los ojos cegados por el exquisito aroma, pero cuando recupero la vista casi da un pequeño grito de susto. En el acto reflejo alcano a divisar unas pastillas al lado de la mesa de luz. “Pastillas contra el insomnio, una pastilla es igual a 5 horas de sueño INTENSO” Sueño intenso.

Flor se puso de rodillas, firmemente, al lado de la cama. El corazón le volaba. Sin pensar le dio un empujón a su hermana en el brazo. Nada. Otro empujón mas, igual respuesta. Tragando saliva tomo la sabana que tapaba a su hermana y la levanto muy lentamente. Culote, negro y chico. Flor se estremeció, volvió a su cama de un salto y quedó mirando el techo, con una batería en su pecho y un calor entre sus piernas. Humedad.

Los pezones se marcaban en la remera. La saliva la ahogaba. Tenía calor. Se sentó en la cama y se quito la remera dejando sus pechos grandes expuestos. Los pezones estaban tremendamente parados y duros. No entendía nada.

Se recostó en la cama.. pensó en masturbarse, paso sus dedos por sus labios una y otra vez sintiendo l a humedad entre las piernas, pero no podía. Faltaba algo.

Con la otra mano se apretaba las tetas, se apretaba los pezones, procedimiento normal pero algo le molestaba, mejor dicho, algo faltaba, faltaba ver algo. Entonces miró hacia Emilia, totalmente dormida como si estuviera desmayada.

La miraba de arriba abajo, le miraba la cola, esa montaña que surgía bajo la sabana, sus movimientos empezaron a ser más rápidos. Se retiro la bombacha hasta las rodillas y se comenzó a masturbar con dos dedos entrando y saliendo. La mirada estaba fija en la cola de Emilia. La respiración le aumentaba. No era suficiente.

Se paro, sin darse cuenta estaba parada al lado de la cama de Emilia, y sin pensarlo, casi acto reflejó la destapo. Dos enormes nalgas parecían comerse el culote negro, parecían tragarlo. Una curva perfecta de piel blanca carnosa y dura. A Flor le temblaba una mano. Todavía parada con el calzón por las rodillas comenzó a masturbarse parada m aunque incomoda. Admiraba la perfección del trasero de su hermana, lo comenzó a analizar detenidamente mientras sus dedos maltrataban su clítoris. Noto el pequeño aro que se marcaba entre la conchita de su hermana y las piernas, se podía ver a través de él.

Al notar ese aro tomo noción de las piernas de Emilia. Las miro de arriba abajo y le acaricio una, una sola, sintió la piel y suspiro. El suspiro no era por que se toco de una forma fuerte el clítoris, no, fue por el rose con la piel. Le encanto.

Emilia no reaccionaba, estaba casi muerta. Flor acercaba la mano a través de la pierna mientras se seguía masturbando, estaba algo agachada, sus tetas colgaban y se entrelazaban con sus largos pelos.

Cuando tuvo la mano a centímetros de la cola, se detuvo. Miro la cabeza de Emilia, y entonces le toco la nalga. Le poso la mano, le apretó el culo, y tuvo un orgasmo que la hizo arrodillar. Fue como un rayo de luz que la encegueció desde adentro. La dejo respirando agitadamente por la boca con los ojos cerrados. Cuando los abrió tenía el culo de Emilia frente a su boca. No dudo y lo beso, no una, ni dos veces. Lo beso mil veces, lo saboreo, le daba chupones y hasta llego a darle un mordiscón, a una y a otra nalga. Le besaba la pierna que tenia mas cerca y se la separó de la otra.

A Emilia se le marcaban los labios vaginales en el calzón. Flor se contorsiono para poder llevar su boca ahí, pero siempre vigilando con sus ojos. Comenzó a besar la tela pero se detuvo. Y casi le dio un infarto cuando Emilia se movió y se puso boca arriba. Flor quedó paralizada arrodillada, en tetas y con el calzón bajo, y con fluido vaginal entre sus piernas y un par de gotas en el piso.

No paso nada, Emilia dormía profundamente. Flor se acercó a su cara. Perfecta cara. Miro su piel, sus cachetes. Con un dedo la toco en la frente. Nada. El corazón de Flor reventaba, los ojos miraban la boca entreabierta. ¿Qué hacer? Ya se había masturbado, había tenido un orgasmo tocando la cola de su hermana. Sentía vergüenza y confusión. Tenía miedo. Entonces Emilia inflo el pecho para suspirar, sus tetas se desbordaron de la musculosita y los pezones aparecieron. Los brazos de Emilia quedaron al lado de su cabeza. Flor no aguanto más y se puso a un centímetro de la boca de su hermana. Sentía el aire caliente entrando en su boca.

La beso, probó los labios de su hermana. Sus ojos, aunque cerrados se fueron para arriba. Con una mano le tomo el mentón suavemente y volvió a besarla, la boca de Emilia estaba abierta y la lengua cerca de sus labios. Otro beso más, y otro. Los labios como dulces.

Flor se los chupaba, le metía la lengua en la boca y sentía ese calor. Empezó a tranzarla fuerte, Emilia no reaccionaba y esto le daba valor para seguir. Comenzó a darle chupones en el cuello mientras le acariciaba las tetas y la panza. Después tenia de nuevo su mano entre sus piernas para volver a masturbarse. Con la otra mano tomo el brazo de Emilia y le agarro la manito, se la apretaba dulcemente, mientras se masturbaba salvajemente.

Unos minutos después acerco lentamente la mano de Emilia hacia su conchita, la coloco entre sus piernas y la empezó a mover, el rose le encantaba y la calentaba mas, una sonrisa en la cara de Flor marcaba extremo placer.

El éxtasis llegaba, estaba por explotar. Flor soltó la mano de Emilia y se arrodillo al lado de su cabeza y la beso. El orgasmo la destruyo mientras tranzaba con su hermana. Flor quedo apoyada sobre los pechos de Emilia. Se recompuso un poco y se paro, se subió el calzón y se puso la remera. Emilia dormía.

Flor durmió como un ángel. Al otro día Emilia la saludo por la mañana y cuando se iban a desayunar con sus padres, Emilia la tomo por el brazo y le dijo “esta noche me toca a mi”y le dio un piquito. FIN