Fuimos a pasear como una pareja normal al jardín botánico, sin darnos cuenta terminamos follando frente a varias personas
Este es mi primer relato erótico… y voy a contaron como me folle a mi novia en medio de un jardín botánico al aire libre.
Primero nos describiré a ambos para que podáis imaginar mejor la situación. Ella es venezolana, una belleza latina a la que no le falta de nada para poner cachondo a cualquiera solo con verla caminar. Es bajita, flaquita pero culona (ese culo me deja babeando nada mas verla hasta vestida). Tienes unas tetas que me ocupan justo la mano, ni mas ni menos. Lo perfecto para acarrarlas y poder comérselas enteras, cosa que a ella le encanta. También es super linda y tiene el pelo por los hombros, perfecto para agarrarlo y tirar de él para que no se escape. Para mi una autentica diosa latina.
Yo soy un chico atlético, según ella buen físico. No puedo estar mucho tiempo sin entrenar porque me agobio demasiado jajajajaj hay quien dice también que soy guapo, de pelo castaño tirando a rubio. En cuanto a mi miembro, es normalito, de 20cm, aunque ella dice que es la mejor polla que ha probado, rivalizando con la de su primer exnovio. Intento ganarme ese puesto cada día que la veo follándomela e intentando hacer que disfrute lo máximo posible, probando cosas nuevas y nuevas experiencias.
Ambos somos exhibicionistas (yo algo mas que ella, aunque si esta cachonda hace lo que sea, literalmente). Por ello follamos prácticamente donde nos da la venada. Un día nos dispusimos a ir al jardín botánico a verlo, ya que ninguno habíamos ido.
Ese día fuimos con afán de divertirnos, algo muy normal. Paseamos por allí y disfrutamos de preciosas flores. Habían grupitos de guiris (extranjeros) por algunas zonas, por lo que nosotros fuimos por otras, para estar mas tranquilos. Llegamos a una cuevita con entrada y salida. Yo ahí vi que no había nadie y me puse cachonda al instante, por lo que me puse detrás; la paré; me saque la polla; le baje los pantalones y me la empecé a follar. No llevaba tanga porque ella y yo tenemos un pacto, “nada de ropa interior cuando estamos juntos”. Mientras le bajaba los pantalones me decía:
– ¿Qué haces? – aunque si negarse.
– ¿Tú qué crees? – le dije.
Por casualidades no muy extrañas, ella ya estaba mojada, por lo que entro muuuy fácil. Estuvimos entre 5 y 10min follando allí, de pie. Ella intentaba aguantar los gritos de placer, aunque a veces se le escapaban por mis embestidas mientras la agarraba por la cintura. Por desgracia escuche ruido fuera y tuvimos que parar e intentar disimular, aunque la cara de cachonda que me llevaba era difícil de esconder.
Seguimos caminando y llegamos a una plaza en la que no había nadie, y repetí la jugada, follándomela en medio de la plaza. Pero lo mismo, escuchamos gente a los 5min.
Nos relajamos un poco mientras paseábamos y llegamos a un paseo de césped que no llevaba a ningún lado. Y pensé “aquí dudo que haya gente”. Por lo que caminamos por el paseo y llegamos a una zona con arboles a un lado y un rio al otro. Yo lo vi claro y me la empecé a follar de nuevo mientras le tocaba el clítoris. Soy masajista por lo que se encontrar lo que busco casi instantáneamente. Eso la vuelve loca, mi polla dentro y mi mano en el clítoris, hasta el punto que la hace temblar. Dice que es una sensación demasiado fuerte.
Al cabo del rato, me percato de que al otro lado del rio, esta la otra parte del jardín y habían dos hombres mirando. Yo no le dije nada a ella hasta que terminamos, pues estaba cachonda pero no tanto, así que seguí follándomela hasta que noté que se iba a correr. No quería, quería que sufriera un poquito, así que cuando note que se corría, paré del todo. Ella se medio enfadó, pero la pobre no podía ser convincente con el temblique que llevaba jajajja. También se mosqueó un poquito cuando le dije que nos estaban mirando jajajja pero me dio igual porque se que en el fondo le gustó.
Seguimos paseando y metiéndonos manos, ya que ninguno nos habíamos corrido aún. Asi estuvimos casi una hora, parando en ciertos sitios. Le decía:
– Chúpamela. – cosa que ella hacia sin ni siquiera decir nada. Me encanta lo obediente que es. No dice que no a nada.
Varias veces paramos y me la comía como ella tanto sabe que me gusta. La escupía y la dejaba empapadísima, chorreando por mis huevos. Cosa que me encanta sentir aunque después quedaba parte del pantalón mojado. Pero me daba igual.
Llegamos a un paseo por la ladera de la montaña en la que se veía todo el jardín. Me puse detrás de ella mirando hacia abajo, abrazándola, pero con intensiones un tanto más pervertidas. Le baje los pantalones hasta abajo y el tanta igual. Me saque la polla y se la clave, empujándola hacia el muro y dejándola mirando hacia abajo. Ella intentando no gritar porque si la oían la podían ver claramente. Cosa que yo buscaba, así que le di más fuerte. Como era de esperar le vino un grito, el cual hizo que miraran, casualmente, los mismos hombres que antes se nos quedaron mirando.
– Mami, esos eran los tíos que se quedaron viendo cómo te follaba.
– ¿Eran ellos? Espero que no te importe. – y con la misma se saco esas ricas tetas que tiene.
Ellos se quedaron boquiabiertos viendo el panorama que les estábamos dando. Cuando me fije, en la parte de abajo del jardín, mas a la derecha de donde estaban los tíos, habían dos chicas mirando también.
Seguí follándomela y tocándola por todos lados, obligándola a mirar a los tíos mientras yo miraba a las chicas. Le daba cachetaditas en la cara (le encantan), y por supuesto fuertes nalgadas en el culo, exagerando el gesto para q nuestros espectadores supieran lo que hacía.
Noté que se corría por segunda vez y le di mas fuerte hasta que explotó en un orgasmo que hizo que le temblaran las piernas. Viendo como la había dejado, yo estaba a punto, por lo que le dije que se arrodillara y PUM, mi polla exploto en toda su cara. Menuda cara de guarra pone siempre que le lleno la cara de corrida.
Nos vestimos, dimos un paseo más por la zona y nos fuimos. Cuando justo en la puerta del jardín vimos que estaban las tías mirándonos y señalándonos, pues mi novia no se había limpiado la cara de la corrida hasta llegar al coche.
Cuando llegamos a casa volvimos a follar en la ducha mientras mis compañeros de piso estaban en el salón. Hice que se corriera tanto que casi se cae al suelo de los orgasmos tan fuertes. Como me gusta verla disfrutar. Cuando más disfruta, más feliz soy.
Espero que os haya gustado. Mas adelante escribiré el día que fuimos a follar a los cayados de la costa bajo la atenta mirada de otro guiri pajero.