Mi hermana menor se termina calentando y entra a mi habitación a follarme, inesperado pero excitante

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Mi historia se remonta a los años ochenta. En ese tiempo estaba saliendo del colegio, con 17 años, con una activa vida social, fiestas, amigos, mas con el beneplácito de contar con el auto de mi madre el que podía manejar sin licencia. Amante de las fiestas, extrovertido, bueno para el deporte, bueno para salir, muy sociable, con mucha suerte con las chicas , malas notas en el colegio, mala conducta, mi vida transcurría sin mayores contratiempos. No era musculoso, más bien delgado, pero bien, siempre fui alto y de buena facha, por lo que tenía mucha suerte con el sexo opuesto.

Por el otro lado de la moneda, estaba mi única hermana Alicia, menor que yo por dos años, es decir 15 años. La naturaleza había sido quisquillosa con nosotros. Lo que a mí me dio de delgadez, a ella se lo dio en gordura. Éramos completamente distintos, yo delgado, ella gorda, yo muy sociable , ella muy tímida, yo flojo para los estudios, ella muy aplicada. Aparte de dos amigas del colegio, mi hermana no tenia mas amistades, casi no salía de casa, donde se la pasaba todo el día echada, estudiando, viendo películas, escuchando música y obviamente comiendo.

No era raro que yo la molestara o la tocara, cada vez que pasaba por detrás de ella le tocaba el culo, una palmada, un apretón, pero nada sexual, como cualquier hermano mayor podría molestar a su hermana, incluso delante de mi madre, es más, a mi madre también le hacía lo mismo, todo como broma o cariño, como quieran llamarlo, nada sexual. Era el hombre de la casa, mi padre se había separado de mi madre hace años.

Me gustaba tocarle el culo a mi hermana, sobre todo cuando andaba en calzones por la casa, algo que era muy frecuente, especialmente en verano. Solo con una remera y calzones, mi hermana deambulaba por la casa mostrando su enorme culo. Lo tenía bastante grande, carnoso y mi mano le agarraba una nalga, o una palmada cada vez que se me cruzaba. “¿como esta ese culito?” , le decía dándole su agarrón , pero con cariño o broma de hermano mayor, o una palmada que llegaba a sonar en sus grandes nalgas , cosa que le molestaba cuando le pegaba muy fuerte. Pero con el pasar del tiempo, no solo su culo era acariciado, poco a poco, sus grandes tetas también fueron acariciadas inocentemente. A veces cuando se doblaba a sacar algo del refrigerador, estas le colgaban y mi habilidosa mano le apretaba una diciéndole descaradamente que tenía ricas las tetas. Ellas a veces se molestaba y otras ni caso me hacía.

Hasta que una tarde que estábamos solos, todo cambió. Mi hermana, para variar paseándose por la casa descalza, solo en calzones y una remera holgada. Ya le había pegado una palmada en los cachetes cuando nos cruzamos en el pasillo y ahora estaba en la cocina sirviéndose un vaso de bebida, yo por bromear, llegue por atrás, apretándole las tetas con ambas manos y haciendo un sonido como de bocina de auto, riéndome de la broma. Como en una mano tenía la botella y en la otra el vaso, no se pudo soltar de inmediato, solo se movió de lado a lado y el manoseo fue bastante prolongado, incluso se me pasó la mano, haciéndola botar un poco de bebida, que obvio tendría que limpiar. Mi hermana se enfadó mucho y a pesar que ya la había soltado, dejó las cosas y fue detrás de mí a encararme, diciéndome que era un fresco, un degenerado, que no podía estar agarrándola así como agarraba a mis putas amigas. Yo solo me reí, diciéndole “ pero si tienes ricas tetas “, bromeando , pero continuó increpándome muy molesta diciéndome una y mil cosas, hasta que yo también me anduve enojando, porque no era para tanto, intercambiamos unos insultos y molesto ya con la pelea , le dije que lo que necesitaba era un novio que le diera, para que se le quitara lo amargada y que ya no me dijera mas, que si tanto le molestaba, no la tocaría mas y fin de la conversación.

Me metí a mi cuarto, me tiré en la cama, cuando vuelve a entrar mi hermana detrás de mí, igual de molesta, con el mismo tema, que era un descarado, un mano larga etc etc. Me siguió insultando y ya me sobrepaso, cuando me estaba parando molesto para echarla de mi cuarto, empujándola, cuando se coloca a llorar y me dice que no sé lo que le pasa. Me asusté un poco, no era mi intención hacerla llorar, le pedí disculpas si se me había pasado la mano, cuando entre lágrimas me dice que no era eso, que todo lo que le decía era verdad, que estaba amargada , que se sentía mal por su peso y que así nadie la tomaría en cuenta, llorando desconsoladamente.

Me dio mucha pena mi hermana, la abracé, ella me dio la espalda, le dije que me perdonara, que se me había pasado la mano, que no había querido ofenderla y que no dijera tonteras sobre ella, que si estaba pasada algo de peso, pero que no era broma lo que le decía, que ella era bonita, y que no lo decía en broma cuando le decía que tenía buenas tetas y un buen culo, que era verdad, que era algo que a los hombres nos encantaba, a que hombre no le gusta una mujer tetona, a nadie, que solo tenía que salir más, arreglarse, tener más amigos, no ser tan antisocial, etc. , en fin consejos de hermano mayor tratando de levantarle el ánimo.

Abrazándola por detrás de pie, solos en mi cuarto, trataba de consolarla, cuando entre sollozos me dice que me tenía que confesar que la verdad, no le molestaba cuando yo la tocaba. Le dije que esa era la idea, que mi intención no era molestarla o faltarle el respeto, que era solo una muestra de cariño o una broma de hermano mayor, nada más que eso y ella me responde que no se refería a que le molestara, si no que al contrario, que le gustaba mucho sentir que la tocara. Me pareció un poco extraño lo que me dijo, quizás no se expresó bien, por lo que bajándole el perfil le dije que esa era mi idea, solo un cariño de hermano, cuando me responde que ella no lo tomaba como cariño de hermano, si no que de hombre.

Me quedé helado ante tal declaración, jamás fue esa mi intención. No supe que decir, quise soltarla, pero ella me toma de las manos impidiéndomelo y sollozando aun, me dice “tócame”. Pensé que estaba soñando al escuchar esas palabras de mi hermana menor, cuando ella misma toma mis manos, las lleva a sus tetas y me repite lo escuchado, recién ahí me di cuenta lo que estaba pasando.

Todo este tiempo mi hermana se había estado excitando con mis ingenuos manoseos. Lo que para mí era un juego o una broma, a ella le provocaban excitación, hasta que llegó el punto de no poder ocultarlo más y explotar. Mis manos quedaron sobre sus tetas, pero no se las apreté. Le dije que no estaba bien que me pidiera eso, que se estaba confundiendo, pero ella me dijo que yo lo había empezado, que se excitaba cuando yo se las tocaba y que por favor la tocara.

Sin poder creer lo que estaba escuchando e involuntariamente se las comencé a tocar. Eran tan ricas, grandes, redondas, pero era mi hermana. Se produjo una lucha interna dentro de mí, por un lado era mi hermana menor no podía hacerle eso, pero era tan rico sentir esas tetas grandes entre mis manos, con su completo consentimiento que no me pude aguantar y comencé a apretárselas con más ganas. Ella se apegaba hacia atrás, frotándome su culo en calzones contra mi verga, algo que inevitablemente hizo que se me parara, mientras yo le pedía que nos detuviéramos. Mil pensamientos inundaban mi mente, debía para lo que estaba pasando, pero me estaba excitado tocando a mi propia hermana, hasta que ella misma toma mis manos y las mete bajo su remera. Se levanta su brasier liberándolos y coloca mis manos sobre sus pechos desnudos ya calentándome irremediablemente. Sus pezones erguidos entre mis dedos eran acariciados con frenesí, mientras me apegaba a su culo, hasta que se da vuelta y me pide que se los bese.

No pude evitarlo, mi calentura pudo más que la razón, le comencé a besar los pechos, metiéndome sus pezones a la boca, agarrándole solo una teta con ambas manos de gustando su sabor. Las tenía tan ricas que me descontrolé y comencé a chupárselas fuertemente, mientras ella ronroneaba de placer. La tendí sobre la cama y ya directamente, sin importarme que fuera mi hermana, le comí las tetas, acostándola de espaldas, mi hermana menor con sus grandes tetas al aire, se las devoré con alevosía, mientras ella me acariciaba los cabellos gimiendo suavemente. Estaba enfermo de caliente, con la verga durísima, pero a pesar de todo, trataba de no apoyársela para no llegar a mayores, estaba acostado a su lado para evitar el contacto de nuestros genitales. Pero mi hermana estaba muy caliente y se retorcía de gusto, con las piernas abiertas, pidiéndome que se las chupara más fuerte. Me tenía loco, que tetas más ricas, realmente exquisitas, ella movía sus piernas abiertas de lado a lado, hasta que no me controlé y le agarré el culo, manoseándoselo, calentándome cada vez más, ambos calientes , hasta que pasé mi mano sobre su sexo y comencé a masturbándola.

Se volvió loca , se descontroló completamente, afirmó mi mano con la suya fuertemente, para que no se la sacara y comenzó a gemir muy fuerte, pidiéndome entre gemidos que no parara. Me tenía enfermo de caliente, ya me dedique solo a masturbarla, viendo mi mano entre sus piernas , acariciando su conchita abultada , que se notaba perfectamente entre la tela de sus calzones. Ella convulsionaba de placer gimiendo y al poco rato junta las piernas, dejando aprisionada mi mano diciéndome que iba a acabar. Rápidamente en un segundo, la di vuelta, dejándola boca abajo, me subí sobre su espalda, sin sacarle las manos de su sexo y me comencé a frotar contra ella como si me la estuviese follando por detrás, cosa que el encantó y pidiéndome que no parara, comenzó a gemir mucho más fuerte, diciéndome “¡dale!, ¡dale!” , acabando sobre mis manos. Yo caliente a más no poder, no duré nada, con solo escuchar que estaba acabando, con mi dedos acariciando su sexo y como gemía, me descargue (dentro de mi ropa), frotándome contra su culo, acabando deliciosamente. Me quedé unos minutos encima de ella, frotándome contra el culo, sintiendo mi mano mojada, hasta que mi verga dejó de botar hasta la última gota de semen. Quedé acostado a su lado, con la respiración agitada pensando en la estupidez que habíamos hecho. Mi hermana no me miraba, estaba de boca con la cara mirando hacia la pared, agitada igual que yo.

Luego de un rato, da vuelta la cabeza y me dice que le había encantado, le confesé que a mí también, pero que era una estupidez lo que habíamos hecho y que no podía volver a pasar nunca más en la vida. Ella lo entendió y me dijo que no me molestaría más, pero que por favor no la tocara, que de verdad mis toqueteos la excitaban y que le hacían mal, donde nuevamente le pedí disculpas, diciéndole que lo evitaría. Conversamos un poco, se rió de la mancha de semen que tenía en mi pantalón, que había traspasado la tela. Juramos que nadie, absolutamente nadie podía saber lo que esa tarde había pasado. Se fue a su cuarto, yo preferí salí un rato de la casa a despejar la mente. Qué locura había hecho, como pudimos llegar a eso, aunque reconozco que me encantó tocar a mi hermanita, me llevaba los dedos a la nariz y los tenía impregnado con su olor, que cosa más rica. Cuando volví estaba mi madre, actuamos normalmente como si nada hubiese pasado.

Al otro día, como todos los días, ambos solos en casa, mi hermana se paseaba con solo una remera y unos calzones infantiles que se le metían en el culo. Cuando nuestras miradas se cruzaban, nos reíamos con complicidad. Pero yo ahora la miraba con otros ojos , desde que la vi pasar así, con su culo al aire, me calentó. Recordaba como ese culo gordo el día anterior lo había tenido en mis manos y para qué decir de sus tetas, con que ganas se las volvería a chupar. Estábamos solos, como de costumbre, ella solo me miraba y se reía, hasta que en un momento que nos topamos en la cocina, me pilló mirándole el culo, sonriendo, mirándome coqueta preguntándome que estaba mirando y ya directamente le dije que se fuera a colocar pantalones, que verla así , a mí también me calentaba. Me dijo que le daba calor y que no era esa su intención.

Estaba en mi cuarto, sin poder dejar de pensar en lo que había pasado, en su generoso cuerpo, sabiendo que ella seguramente estaba caliente igual que yo, sabiendo que si la buscaba, fácilmente podría tenerla nuevamente para mí, pero tenía que ser fuerte, no podía volver a pasar, aunque me quemaba la calentura, cuando en eso, ella entra a buscar algo a mi cuarto. Sabía bien que lo hacía con otra intención, paseándose delante mío en calzones, mostrándome su generoso culo para que yo me calentara y por supuesto que cumplía su objetivo, me tenía muy caliente. En eso me preguntó que pensaba, diciéndole que era mejor que me dejara solo, que ahora a mí no me hacia bien verla así. Ella a los pies de mi cama me dijo que habláramos. Sabía que me estaba buscando y que eso no podía volver a pasar, pero su mirada insinuante, sus grandes tetas y sus gruesas piernas, se le veían exquisitas, me tenían enfermo.

Le dije que no quería, que mejor se fuera, pero ella me decía que no me sintiera mal, que ella lo había provocado, que no era mi culpa. Yo le decía que me dejara solo, pero ella seguía hablando que no lo había podido evitar, que hace tiempo que yo le causaba otras sensaciones. Yo le insistía que no dijera más y que se fuera, pero ella acercándose más a mí, me preguntó si acaso no le atraía como mujer. Obviamente le dije que sí, pero que era mi hermana y que no estaba bien. Se acomodó a mi lado, preguntándome si acaso no me había gustado lo que habíamos hecho ayer. Ya tenerla a mi lado, con sus tetas tan cerca mío y su pierna completamente desnuda me colocó muy nervioso y con tono amenazante le dije que se fuera, que si no, no respondía de mí. Me dijo que no me tenía miedo, acariciando mi pecho.

Ya no me pude aguantar más, mi hermana menor me tenía muy caliente, me esta incitando y girándome hacia ella le metí la cabeza en las tetas y una mano a su culo, diciéndole que si eso quería, yo se lo daría. Enseguida mi hermana se encendió y me pasó la pierna por encima de la mía, donde se la toque de arriba abajo, agarrándole el culo descaradamente. Al poco rato sus tetas ya estaban al aire y se las comía deliciosamente mientras ella con su mano me tocaba el vientre cada vez más abajo. Me tenía enfermo de caliente , su mano cada vez bajaba mas mientras yo no dejaba de chuparle las tetas y escuchar su calientes gemidos , hasta que ya decidido a todo , le tome la mano y se la metí dentro de mi pantalón, donde ya ella sola me comenzó a tocar.

Al poco rato ya no teníamos que ocultar, nos deseábamos, estábamos calientes y nos sacamos toda la ropa, tocando nuestras partes afanosamente. Mi hermana no me soltaba la verga ningún segundo, masturbándome suavemente, mientras yo como un pulpo la tocaba por todos lados. Me descontrolé y la coloque boca abajo, separándole las nalgas, le comí las nalgas, besándoselas, mordiéndoselas, pasándole la legua por el culo cosa le fascino. Me monté sobre ella y le metí la verga entre sus nalgas, solo frotándome con ella, en ningún momento se la traté de meter, mientras ella se quejaba como si de verdad me la estuviese follando.

Era una locura, una morbosa y exquisita locura, dos hermanos calientes tocándose, lo prohibido, lo inmoral. La di vuelta y le abrí las piernas, admirando su rosada concha con suaves pelos, tocándosela, viendo en su mirada el deseo y el placer de recibir mis caricias. No me contuve y me acomodé para besarle esa parte tan intima, metiéndole la lengua haciéndola estremecer. Le abría sus labios vaginales y le pasaba la lengua, jugando con su clítoris, mientras con mis manos le agarraba las nalgas. Mi hermana disfrutaba a más no poder, hasta que no pudo aguantar más y acabó en mi boca. Le di un trabajo oral excelente, y continué por un largo rato chupándosela luego de que había acabado. Me monté sobre ella, y le pasé la verga por su sexo, pero solo rosándola, sintiendo la humedad de su sexo en la punta de mi verga , era solo cosa de empujar un poco y le robaría su virginidad, pero no quería hacerlo. Ella con las piernas abiertas , sintiendo el contacto de nuestros genitales respiraba agitada con la boca abierta , hasta que me pide que se lo meta. “No , no puedo hacerlo” , le dije , aunque me moría de ganas. Preferí salirme de ahí para no caer en tentación , me acosté a su lado a volver a chuparle las tetas , mientras ella me masturbaba deliciosamente. Hasta que susurrando me dice – ¿Te la puedo chupar? – . Como decirle que no a semejante pregunta, me coloque de espaldas, mientras mi hermana gateo con sus tetas colgando, colocándose entre mis piernas, tomándomela de la base, con el culo en pompa , mirándome a los ojos con una cara de caliente , admirando lo que tenía en su mano, moviendo su pelo muy sensualmente hacia un lado, para abrir su boquita y meterse mi verga en ella, donde me la comenzó a chupar muy suavemente.

Fue exquisito ver a mi hermana engullirse mi verga, con que ganas lo hacía, con que dedicación, me la tocaba, acariciando mis huevos, recorriéndola con sus manos de principio a fin , admirándola , deseándola, besándola . A ratos me besaba la base de esta rozándola con su cara, jugando con ella, realmente la mejor mamada que me había dado o la más morbosa. Me confesó que hace mucho tiempo que deseaba hacer eso, tener una en la boca, saber cómo se sentía. Le pedí que la metiera entre sus tetas y así lo hizo. Con mi verga entre sus divinas tetas me comencé a masturbar entre ellas, avisándole que me corría. No puso ningún reparo, con su vista pegada a mi verga, esperando el momento que saliera mi leche hasta que ocurrió. Entre fuerte gemidos apretándole las tetas comencé a descargar mi semen dejándole todas las tetas mojadas con mi liquido espeso y caliente. Ella riendo, terminó esparciéndoselo por sus pechos jugando con él.

Todo era nuevo para ella, estaba extasiada con su juguete nuevo que era yo, descubriendo cosas que solo había visto por internet como ella misma me lo confesó. Hace rato que tenia curiosidad, que en la soledad de su cuarto veía porno, imaginándose ser ella la protagonista, terminando por satisfacerse sola y que ahora podía descubrir con su hermano mayor.

Comenzaron así una serie de encuentros sexuales entre nosotros, cada vez más candentes y fogosos, estábamos obsesionados por el sexo. Terminábamos de almorzar, esperábamos que nuestra madre se fuera al trabajo, dándole unos 20 minutos cuando mucho por si se devolvía a buscar algo y ya nos íbamos a su cama, que era más grande, donde desnudos, nos entregábamos al placer por largo rato. Me encantaba acabar en sus tetas y primero como juego le pase semen por su boca, luego ella misma lo probo del que quedaba en sus tetas no lo encontró tan desagradable, hasta que un día que me estaba chupando, le pedí que me dejara acabar en su boca y accedió. Me descargue en su boca algo realmente delicioso y de ahí era recurrente esa petición y a ella no le importaba que lo hiciera.

Pasaron 2 semanas de fogosos encuentros, caricias, masturbaciones mutuas, pero no mas allá de sexo oral, a pesar que ella me pedía una y otra vez que de una vez la penetrara. Yo no quería correr ningún riesgo de embarazo, aunque me moría de ganas de follarmela, hasta que una tarde que estábamos muy calientes, le propuse hacerlo por detrás para evitar riesgos. Sorpresivamente ella aceptó, estaba deseosa de sentir una verga dentro suyo, aunque fuese por detrás. Acostada boca abajo, con sus piernas abierta, le separé sus grandes nalgas y me dedique largo rato a chuparle el ano, metiéndole la lengua lo más adentro que pude, preocupándome de dejárselo muy mojado. Mi hermana disfrutaba a morir de mi lengua intruseando esa parte de su cuerpo, hasta que luego de un buen rato, me monté sobre ella y se la metí. Poco a poco, muy lentamente mi verga entraba por primera vez en el cuerpo de mi hermana, lentamente, mientras ella valientemente aguantaba el dolor provocado, pidiéndome a cada rato que me detuviera, tomando fuerzas para proseguir con la faena, hasta que conseguí metérsela casi entera. Comencé a moverme lentamente, disfrutando del virgen ano de mi hermana que se quejaba de dolor, pero aguantado la violación, la que luego de un rato, a pesar del dolor comenzó a disfrutar. Terminé deliciosamente dentro de ella, echándole toda mi leche en el culo. Ella después me confesó que en un principio le había dolido, pero que después sintió muy rico, en especial después que acabé, ya que entraba con mucha más facilidad.

Luego de ese encuentro, el culo de mi hermana era mío casi todos los días. Aprendimos a lubricarlo con un aceite que tenía mi madre ( bajamos en frasco rápidamente ) y manteníamos fogosas relaciones vía anal para evitar cualquier riesgo de embarazo. Sin embargo su curiosidad no cesó, y ya no me quedó otra cosa que comprar preservativos, mas pastillas anticonceptivas para no correr riesgos y desvirgarla por completo. Pero eso es para otro relato

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