Mi hija, con su mano temblorosa la acercó a mi bulto ante mi atenta mirada y empezó a palpar

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Mi hija, con su mano temblorosa la acercó a mi bulto ante mi atenta mirada y empezó a palpar, yo puse mis manos detrás suya sobre su cintura y abriendo las piernas dejé investigará sobre el bulto de mis pantalones.

Yo soy un padre normal de 40 años con una hija adolescente de 18 y una mujer dos años más joven que yo. Mi hija es una chica muy sexy era un clon de su madre pero con 20 años más joven. Ella tenía una adolescencia muy normal aunque en el tema de los estudios no los llevaba muy bien. Ese verano se quedaba todo el día estudiando en la casa a pesar de sus ganas de salir a divertirse como cualquier adolescente, yo para consolarla le prometí que cuando acabara los exámenes le haría un regalo especial.

Después de dos duros meses vinimos, mi hija y yo, de nuestra residencial en la playa ella para ver las notas y yo por motivos de trabajo. Ella recuperó sus asignaturas con gran satisfacción.

Su madre la felicito igual que yo.

– Bueno por todo lo mal que lo has pasado este verano te invito al cine y a cenar en tu restaurante favorito!

A lo que ella dijo :

 Vale.

Salí del trabajo trajeado a eso de las 19 y nos fuimos a ver una película al cine, yo le compré palomitas y refrescos, luego cenamos en su restaurante favorito donde permití que ella bebiera alcohol con la comida alguna que otra cerveza, parecíamos una pareja y más de una mirada nos seguían cuando nos veían abrazados en el restaurante. Tras la cena nos fuimos a casa.

Al llegar a casa estábamos algo ebrios y caímos rendidos en el sofá. Entre risas no me había dado cuenta que con el alcohol y el roce con mi hija mi polla se había levantado causándome una erección enorme. No tardó mi hija en darse cuenta y  fijó su mirada en el bulto que salía de mi pantalón, yo que me dí cuenta no hice amago de tapar nada, es más abrí más las piernas para que la se fijaran más y no perdiera detalle.

Tras varios minutos de silencio, ella dijo

 Papi, ¿esa es tu polla?

 Si mi amor, se ve que se ha despertado con una mujer tan guapa a mi lado.

Mi hija con su mano temblorosa la acercó a mi bulto ante mi atenta mirada y empezó a palpar, yo puse mis manos detrás suya sobre su cintura y abriendo las piernas dejé investigará sobre el bulto de mis pantalones.

 ¿Quieres que la saque?.- le dije.

 si, por favor.- Dijo.

Abrí mi cremallera bajé mis pantalones y saqué mi polla ante la asombrada mirada de mi hija. Mi polla no es muy grande pero supongo que pocas pollas había visto.

 Puedes tocarla si quieres.- le dije.

Mi hija estuvo tocando la punta bajando el pellejo con una mano, con la otra se concentró en mis huevos, los masajeaba en su mano como si fueran unas bolas. Yo acariciaba sus pechos por encima de su ropa, mi hija tenía buenos pechos algo más grande que los de su madre.

–  ¿ No tienes calor?.- le dije mientras que  señalaba su camiseta.

Mi hija se quitó su camiseta quedándose en sujetador únicamente algo que me gustó mucho, luego siguió acariciando mi polla con sus manos suaves, yo comencé a acariciar sus pechos por encima de sujetador haciendo que su pezones se pusieran duros, consiguiendo el efecto que deseaba que mi hija se pusiera cachonda. Mi hija no aguantó más y sin pedir permiso comenzó a lamer mi polla con la punta de su lengua, yo puse mi mano por detrás suya y comencé a acariciar su culo con una mano.

Mi hija chupaba la polla de su padre como se chupa una piruleta, causándome una sensación fantástica mientras que yo le acariciaba su culo.

Al rato de estar comiéndome la polla, hice que levantara su cabeza  y mirándola a los ojos le dije.

 Besame.

Ella no lo dudó y comenzó a besarme en la boca, algo que fue muy agradable para mi paladar. Con mucha maña le quité el broche del sujetador para encontrarme con los pechos de mi hija. Eran como me los había imaginado blancos y con el pezón rosado, también tenía un lunar muy cerca de su pezón derecho, esa fue la primera porción de piel que besé, justo encima de ese lunar planté el primer beso a los pechos de mi hija

Mis manos, que no se podían estar quietas, se metieron bajo la falda vaquera de mi hija y haciendo que se abriera un hueco para que mi mano entrara en sus tanga. Una vez dentro de su tanga comencé a acariciar el chochito de mi hija la cual disfrutó de los dedos de papa en su coñito, mientras sus manos comenzaron a desanudar mi corbata y luego desabrochar mi camisa botón a botón una vez todo desabrochado tiró de ella hacía atrás yo sin soltar sus pechos de mi boca ayudé a que se desprende la camisa de mí.

Estaba muy cachondo chupándole los pechos a mi hija y haciéndole un dedo a lo que dejé de comerle los pechos a mi hija, poniéndome de pie yo y a mi hija termine de desnudarme bajando mi pantalón y soltándolo al otro lado de la habitación luego mientras la besaba terminé de desnudarla desabrochando las falda vaquera de mi hija y su tanga hasta el suelo.

Una vez desnudos los dos la senté cuidadosamente en el sofá y  le abrí las piernas dejando su chocho abierto y algo mojado por el dedo anterior, me puse de rodillas y comencé a comerle el coño a mi hija. Comencé a besarlo y a meterle la lengua en su agujerito a lo que ella responde acariciando me mi cabeza y presionando sobre ella para que le diera más placer .

Acariciaba con su lengua su lindo chochito mientras lo tocaba ella hacía gemidos y presionaba cada vez más ansiosa sobre mi cabeza.

Cuando ya me dolía la mandibula de tanto comerle el chochito a mi chica, mi mano derecha empezó a escarbaba en el coño de mi hija metiéndole un dedo, que luego fueron dos, llegando a meterle tres dedos a la vez en su coñito.

Me dolía la mano y estaba muy cachondo así que levantando a mi hija me senté en el sillón y mande que se sentara encima mía, que se la metiera despacio para que no sintiera dolor, cuando  la cabeza estaba dentro, ella enseguida gritó de dolor entonces fui metiéndosela despacito hasta el fondo, ella en ese instante sintió un orgasmo que gritó : PAPITO! Dame más!!! fóllame!!

Yo a partir de ese grito le di mucha caña se la sacaba y metía sin parar y ella se movía al ritmo, estaba siendo el mejor polvo de mi vida y con la que estaba follando era con mi hija.

Tras un largo rato intenso de sexo y dos orgasmos de mi hija, me corrí en sus adentros, ella se levantó y se puso de rodillas y con una buena paja cubana, limpió toda mi polla de sus jugos y los míos. 
Desde entonces repetimos muchas más veces, ella se ha convertido en mi amante!!

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