Historias de sexo y mucha amistad
Empezaré desde el principio. Tenía 18 años. Era un chico con gafas gorditos, de pelo castaño y ojos iguales, con una polla de 15cm y que apenas llegaba a 1,68m. Todo normal ahí. El problema es que siempre tuve un serio problema con el acné. Si ya era difícil poder ligar en mi pueblo siendo un gay gordito, el acné lo volvía casi imposible. Así que era entendible que estuviera desesperado por hacer algo sexual, fuera lo que fuera y fuese con quien fuese.
Así que, mis amigos y yo habíamos quedado en la casa de Darío, uno de mis amigos. Al final sólo fuimos tres. Manuel, David y yo. Darío era el que tenía la casa más grande de todos. Apartada del pueblo, la llamada «zona rica», vivía en un chalet bastante grande diseñado por su padre un reconocido arquitecto. Era una casa enorme, tres plantas y un sótano, además de piscina y un gran patio. Y precisamente que su padres tuvieran tanto dinero les hacía estar bastante tiempo fuera. Ése fin de semana habían ido a una escapada romántica, por lo que Darío nos invitó a su casa para beber un poco y jugar.
Manuel y David no son importantes en esta parte de la historia, así que me centraré en Darío. Darío es un chico de pelo negro rizado y ojos café. Es un chico que no está ni flaco ni gordo, con piernas fuertes con mucho pelo, culo grande y bastante blanco. Su cara es redondeada, con labios gruesos rosados y algunas pecas en la nariz. Tenía gruesas cejas y largas pestañas y una sonrisa muy sincera. También destacaba entre todos por medir 1,92m y básicamente ser el más alto de todos.
También presentaré un poco como era él. Darío es un chico que se caracteriza por tres cosas: su pasión por la arquitectura, por la música y por los vídeojuegos. Es un chico que desde que lo conozco, hace ya veinte años, su pasión ha sido ser arquitecto como su padre mientras le encantaba componer y tocar música. Esto era por su madre que era una importante violinista en una orquesta. Esto condicionó mucho a Darío. Muchas veces nos enseñó otras versiones de músicas de videojuegos que él componía o como usaba el programa de su padre para hacer alguna casa ficticia. A palabras de su padre esto en la mayoría de los casos resultaban inviables. Su forma de vestir era muy básica: zapatillas o botas, vaqueros o chinos, camisetas o camisas, muchas pulseras y algún colgante.
Ese viernes 11 de agosto nos abrió a los tres en pantalones cortos que le llegaban a las rodillas, una camiseta verde de The Legends of Zelda y descalzo. Entramos sin prisa y nos fuimos al salón de su casa. Primero sacamos un nuevo juego de mesa que se había comprado y una vez explicado cómo iba, nos fuimos a la mesa del patio y mientras jugábamos charlabamos. Obviamente no faltó la parte en la que empezamos a hablar de tias.
-Oye David, ¿qué tal con la Ester?-Manuel preguntó mientras comía unas pipas.
-Bien, tirando. A vosotros cómo os va
-Yo me estoy hablando con una-dijo Manuel-Pero me esta aburriendo ya.
-Pues a mi me la han liado hoy-empezó Darío y todos lo miramos-Mirad, la Rocio, la tia esa que solo sube fotos de su culo en insta me empezó a hablar en el insti.
-Si-dije bastante atento.
-Pues hoy habíamos quedado a las seis para follar y la muy zorra me dijo que no podía venir, que se encontraba mal.
-Pero si ha subido una historia hoy de que va de “puti-vuelta” con las amigas-dijo David.
-Exacto, la muy zorra me mintió.
-Pues yo que tu la dejas de puta en el insti-dijo Manuel.
-Eso no sirve, todo el mundo sabe que es una puta-dije moviendo mi ficha.
-Pues imaginaos el calentón que tengo que aun me dura.
-¿Estas cachondo?-pregunté.
-Hombre, tu no lo entiendes porque eres maricón, pero mira esto-dijo mientras buscaba en insta y después me pasó el móvil. La chica estaba de espaldas, en tanga y marcando el culo.
-Pues vaya-dije y deslicé el móvil hacia él y me dio una patada amistosa por debajo mientras se reía-Gilipollas.
Ya cuando se oscureció por completo, nos fuimos a dentro y empezamos a jugar al smash mientras tomábamos un poco de ron cola. Fue en verdad solo un cubata y después fue pura coca-cola. Nos hicimos pizza ya cuando anochecía nos dimos cuenta de que todo estaba hecho un desastre. Dijimos de ayudar entre todos, pero cuando pasé un momento por el recibidor para guardar las sillas, me di cuenta de que las cosas de David y Manuel no estaban. Los muy gilipollas se habían ido antes.
-Darío, estos se han ido.
-Estas de coña. Menudos gilipollas-si hijo, ya lo he dicho yo.
Mientras hablaba sobre los cabrones que era, noté que el paquete de Darío estaba más grande de lo normal. Si, siempre me fijaba en el paquete de mis amigos. Sabía por una chica de mi clase que Darío parecia tener un buen paquete cuando estaba cachondo y parecia que no mentía.
-¿Sigues cachondo?
-Si, ¿por qué?
-Hombre, si quieres te puedo ayudar con eso.
-Tio, no voy a follar contigo-dijo con asco.
-No decía follar, decía chupartela. Como la otra te dejo con ganas pensé…
-Tío, no. Aunque aceptase, contigo no puedo hacer una cubana, que es lo que más me mola de esa tía. Dicen que hace cubanas como dios.
-Si que puedes como.
-¿Como?
-Si te quitas la parte de abajo te lo digo-dije mas en burla que otra cosa, pero para mi sorpresa se desabrochó sus chinos cortos y se bajó todo de golpe. Lo pense en ese entonces y lo digo ahora. Joder.
Era una polla grande, recta, peluda y venosa. Mediría a ojo más de 21 centímetros, con la cabeza descubierta y brillante . También tenía unas bolas bastante grandes. Todo eso, toda esa polla peluda hizo que babease. Literalmente.
-Tio, estas babenando-me sacó de mi ensoñazón y me limpie-me vas a decir como o no.
-Si si.
Dije y me desnudé. Dario me miró sorprendido pero no dijo nada. Me puse a cuatro patas y señalé mi culo.
-Usalo.
-¿Pero cómo?
-Pon la polla en la raja, aprieta con mi culo la polla y haz como si follases.
-Esta bien…
No parecía muy seguro, pero en nada sentí el calor de su arma en mi culo y sus dos manos apretando y juntando mis nalgas. Su piel era muy suave y su polla estaba tan caliente que sentía la sangre bajar a mi polla.
-Esto no se lo digas a nadie-dijo y empezó a moverse.
El primer minuto fue normal. Sin embargo, no tardo en animarse.
-Tienes buen culo cabrón-dijo para parar un momento y me dio un azote mas amistoso que caliente, pero me gusto igual.
-Supongo que estuvo bien estar gordito y haberme depilado.
-Ya te digo-dijo antes de seguir con aún más velocidad.
La idea de estar haciéndole una cubana a uno de mis mejores amigos en su salon me ponía a mil. Tras cinco minutos de pajearse con mi culo, se corrió en mi espalda. Se corrió muchísimo. Cuatro chorros bastante cargados.
-Joder, lo siento, voy a por algo para limpaite.
-No espera, tengo una idea mejor-me giré un poco y me miró extrañado-Cogelo con el dedo y dámelo.
-Umm, ¿vale?-dijo no muy seguro y se acercó de nuevo a mi. Podía ver como su polla soltaba aún un fino hilo de semen.
Cogió un poco con el dedo y me lo acercó a la boca. Yo me metí el dedo y lo relamí y no parecía importarle, aunque se sorprendió un poco. Hizo eso hasta veinte veces hasta que mi espalda quedó limpia. Despues de eso se sentó en el sofá, ya con la polla flácida y aun así era enorme, aunque en ese estado se me antojaban más sus huevos. Aun desnudo me senté asu lado y nos quedamos en silencio unos segundos.
-No sabía que te ponía.
-No me pones, bueno si pero no lo hice solo por eso. Es algo más complejo-dije y me miro sorprendido.
-¿Entonces qué es?
-Si, me pones cachondo. Pero digamos que lo hice mas como un favor hacía ti. No me gustaba la idea de que te quedases sin nada y quería ayudar de alguna forma.
-Menuda forma de ayudar-dijo riendo.
Me encogí de hombros y cogí mi movil.
-¿Vemos algo en youtube?
-Vale.
Estuvimos viendo videos por bastante rato. En todo ese rato, parecía no importarle que estuviera desnudo o que él estuviera desnudo de cintura para abajo. Mientras veíamos el típico video de “25 cosas que no conocías hace 5 minutos”, le pregunté.
-Oye, ¿porque no te pones algo?
-Bueno, hace calor y la verdad no creo que importe mucho que me veas la polla ya, ¿no crees?
-Si, supongo-dije y puse de nuevo el video.
No fue hasta la dos de la madrugada que decidí irme. Me vestí y Darío me acompañó a la puerta, aun desnudo de cintura para abajo.
-Bueno, hasta mañana.
-Hasta mañana-dije
-Ahora les escribiré por el grupo a ver si se quieres venir mañana.
-Bueno, pues adiós-dije y levante el puño.
Chocamos los puños y cerró la puerta no sin antes darme un empujón. Cin embargo, cuando iba a salir del recinto, volvió a abrir.
-Oye, esto no se repite, ¿vale?-que equivocado estabas
-Okey-y yo simplemente acepté eso, que idiota era.