Historias porno de una pelirroja que entro por primera vez a una tienda de productos eróticos y fue su delirio

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Me llamo Laura soy de Madrid, tengo 26 años. Tengo una característica muy peculiar y es que soy pelirroja. Esto sé que a muchos no les gusta y a otros en cambio les enloquece.

Y de ahí mi relato. Soy delgada, alta, resultona, procuro mantenerme en forma, tengo el cuerpo con curvas gracias a mis pronunciadas y puntiagudas tetas y mi cadera que sobresale con mi culo respingón pero todo con un tamaño proporcionado a mi cuerpo delgado, tengo dicen cara de niña buena.

Hace meses entre en una tienda de isoterismo ya que vendían además de sus peculiares y extrañas cosas, unas velas muy bonitas grandes y rojas que además, que fue por lo que me llamaron la atención estaban baratísimas.

Serian las dos del medio día y estaban a punto de cerrar, además gracias a que era esa hora y que la luz del día entraba en la tienda, si no nunca hubiese entrado, ya que aquel lugar era cuanto menos lúgubre y tenebroso…

Cuando entré vi en una esquina una señora de unos sesenta y pico años con cara de bruja alocada, pelos descolocados, sentada en una mesa camilla, se levantó y con una mirada fría y distante, me dijo: -“¿Que quieres hija? ”

Y cuando se fijó en mi se le cambió la cara: “¡eres pelirroja!” La sonreía y contesté con un tímido “si” y rápido ya que no me sentía a gusto en ese lugar la dije: “Quería dos velas rojas de las que tiene en el escaparate.” Se me queda mirando como si no me hubiese escuchado y me suelta.

-“Dime la verdad.” ¿cómo? Le contesto.

-“Tú vienes a que te ayude.” “¿Eh? No de verdad solo quiero….” “¡¡¡CALLA!!!” Me quedé asustada me sentía fatal, muy nerviosa, quise darme la vuelta y salir por donde había entrado, pero para entonces la vieja se me acercó y con una fuerza inusual en una mujer de su edad me cogió del brazo y me dijo: -“Se que quieres complacer al diablo y yo te voy ayudar.” “no un momento” le dije apartándola sin violencia.

Pero ella se empeño y siguió empujándome, obligándome a sentarme en una silla frente a la suya. Yo estaba asustada por la terrible fuerza que tenia la anciana y además porque era casi incapaz de reaccionar, curiosamente estaba alelada y atolondrada y la conciencia me dictaba que tenia que obedecer a aquella extraña anciana.

Me quedé sentada. Entonces note un olor, que si detecte nada mas entrar pero que no le di importancia, pero que ahora era aun más fuerte, me di cuenta que ese olor era el que me tenia casi anestesiada.

Se me cerraban los ojos. La anciana se dispuso a cerrar el cierre y la puerta por dentro dejando la tienda casi a oscuras.

– levántate y sígueme” Apenas me podía sostener de pie, pero la seguí, me llevó a la trastienda. Si lo que había visto antes era tétrico aquello era peor solo iluminado por velas eso sí un montón de ellas, y en el medio una gran cama.

“Vas complacer al diablo y a todos sus discípulos, él te esperaba.” Yo solo escuchaba, no podía ni contestar, ya no tenia ni miedo y parece que me estaba recuperando, pero ¿que hacia que no salía corriendo? No lo sabia ni yo. Me empezó a preguntar un sin fin de cosas a cual más intimas:

– ¿ El pelo del pubis también es pelirrojo, me imagino? – Si.

– ¿Estás con la menstruación? – No.

– ¿ Cuándo fue tu ultimo coito? – hace tres días con mi novio.

– ¿Anal? -No, soy virgen por ahí.

– ¿te masturbas frecuentemente? a veces ¿cuántas? 2 0 3 semanales ¿cuándo fue la última vez? ayer.

– bien Levántate y quítate la ropa- menos tu ropa interior.

Como una autómata me fui quitando los zapatos, el jersey mi camiseta el vaquero y me quedé rodeada de velas y frente a aquella anciana que no perdía detalle de mi peculiar strip tease, me quede tan solo con mi sujetador y mi tanga y esperando totalmente entregada.

La vieja se me quedó mirando, su mirada me asustaba.

En una mano llevaba unas

tijeras, se me acercó y mirándome a los ojos, cogió parte de la tela del sujetador que tapaba mis pezones y corto abriendo un circulo que mostraba solo mi pezón erecto por el miedo la tensión el frío. Después hizo lo mismo con mi otra teta.

Con el borde y la punta de la tijera empezó a juguetear con mi pezón simulando que me lo quería cortar, sentí un frió y un miedo terrible además de un dolor injustificado ya que era un simple roce. Pero me dejaba hacer. Mis pezones se dispararon aun más.

La vieja sonrió.

“- Bien veo que eres sensible.” ” Ahora muéstrame tu sexo pero sin quitarte el tanga.

Deslice unos dedos entre la tela y aparté mi tanga para mostrarle mi rajita bien aseada y pelirroja…La vieja se acercó y pasó su repugnante mano abierta de par en par por todo lo largo de mi vagina, noté como sus dedos entraban entre mis labios…

Después se la arrimó a la nariz y las óleo.

-“Hueles a guarra en celo.” Y es que incomprensiblemente estaba mojada, sentí vergüenza y odio a mi mismo.

“Gírate.” Me di la vuelta, podía ver mis nalgas prácticamente desnudas ya que el lo poco que tapaba el tanga para entonces se había engullido entre las mismas. Se acercó. Y me separó las nalgas.

-“Quítate esas bragas de marrana.”

Sin rechistar cogí y bajé el tanga para agacharme y cogerle, pero la vieja me la retiró de la mano y se la acercó a la nariz.

-“¡Como hueles a puta en celo!, te lo dije que me necesitabas.” Me sentía muy humillada.

-“Agáchate y sepárate las nalgas.” La obedecí y se colocó detrás.

-Así que este le tienes virgen¿ verdad? “Sí”

Empezó a arrimar su dedo al borde y estuvo con su largas uñas martirizándome y amenazándome una enculada que afortunadamente no llegó. Escuché como llamaban a la puerta.

-“Bien pues empecemos.” Me tumbó boca arriba en lo que parecía ser una cama que era más bien una tabla, me quitó el sujetador, quedando completamente desnuda. Me separó los brazos abiertos en forma de V y me ató por las muñecas a cada extremo. Después me separó una pierna y la ató y después hizo lo mismo con la otra.

Quedando expuesta y sin poder moverme. Salió.

De repente entró y venia con compañía eran varios que me rodearon, todos desnudos y todos pelirrojos, tardé tiempo en poder verlos a todos ya que estaba tumbada, pero iban girando a mi alrededor. Había 3 chicas, dos eran cuarentonas, una obesa, la otra normal, aunque con la barriguita de haber sido madre, la tercera seguro que era una chica de 18 años, todas desnudas y curiosamente con los sexos completamente rasurados.

De igual manera estaban los hombres. Uno era muy mayor diría que anciano que más que un sexo era un colgajo y los otros dos apenas se les veía el poco pelo ya que eran jovencitos de 18, 19 años más o menos, uno de ellos ya la tenia completamente erecta.

De repente se apartaron y se presentó delante un hombre de unos 40 años, guapo, alto fuerte, pelirrojo, completamente desnudo y con un miembro descomunal. Se me colocó entre las piernas. No podía cerrarlas estaba completamente expuesta.

“HOLA y bienvenida a mi familia” me dijo con voz fuerte y ruda.

Sin decir más me abrió los labios de la vagina y coló su largo y grueso dedo índice en mi agujero, haciendo círculos y viendo lo mojada que estaba.

De repente me soltó un fuerte tirón de la tira de pelo del pubis, haciéndome un daño atroz, pero acto seguido su mano experta sigo explorando mi sexo, llegó a mi clítoris, me lo agarró con dos dedos y lo estiró al máximo, sentí entre dolor y un placer intenso. Pero otra vez volvió con sus caricias y separó con el tacto que la caracterizaba lo labios más aún si cabe y sin miramientos juntó dos dedos y empezó a introducírmelos en la vagina que poco a poco dilataba para dejar paso a un tercero, no tenia prisa despacio, yo para entonces gemía, empujó hasta meter su mano entera en mi coño.

Yo gemí, grite sentí dolor sentí de todo, no contento con esto empezó a girar la muñeca en mi interior, notaba sus dedos chocar contra mis paredes y punto G.

Estaba consiguiendo que me encharcase. Sacó su brazo y dejó mi dolorido coño abierto y deseoso de que continuase. Con mi coño aún dolorido empecé a notar tirones y como algo cortante muy cerca de mis labios. Me estaba depilando, sin ni siquiera echarme espuma …dejó todo mi sexo rasurado, me sentía aún más desnuda.

De repente retirándose se me acercó me soltó un morreo que incomprensiblemente correspondí y me dijo. “ya has sido bautizada, ya te llamaré” “y ahora divertiros” fue decir eso y empezar a notar 20 manos recorriendo todo mi cuerpo, penetrándome, rozándome, pellizcándome, tuve que lamer de todo pene, pollas, coñitos, chochos, también fui lamida, comida, penetrada, observada…

Acabé desmayándome.

Cuando desperté estaba en un banco justo enfrente de la tienda. Me levanté, me acerqué y había un cartel en la puerta”CERRADO POR BAUTIZO FAMILIAR” Espero que os haya gustado.

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