Iba a ser una noche tranquila, muy tranquila y al final termine llevándome muchas sorpresas y eso con dos amigos

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Acababa de recoger y adecentar el apartamento, en breves sonaría el timbre. Esa noche había quedado con Marcial para ver unas pelis y hacer un plan tranquilo. Él traía lasintenciones cervezas, los tentempiés estaban preparados… La película preparada en la pantalla de plasma de 20 pulgadas…

Me quedaba vestirme un poco y esperar (con Marcial ya había tenido mis roces anteriormente, pero esta vez, por mi parte, no había intenciones morbosas) encima del boxer puse el pantalón de pijama y al pecho le tocó la camiseta de un grupo de rock. Revisé los detalles y me senté a esperar en el sofá hasta que al poco sonó el timbre. sin preguntar nada, pulsé el botón; esperé un par de minutos y abrí la puerta, para mi sorpresa, a Marcial y a Sergio.

Cierto es que no esperaba a Sergio, pero tampoco me molestaba ni incomodaba su compañía. SAludé a los dos amigos, pasamos al salón y nos sentamos. Marcial y yo en el sofá y Sergio en el butacón.

Marcial es un chico bajo, medirá 165 cm, moreno, con barba, ancho de espaldas y con un poco de panza. Sergio es más alto, esbelto, de piel clara y y pelirrojo. Por mi parte… No soy ningún Adonis la verdad, mido 160cm, ancho de espaldas y con la panza pronunciada. la gente dice que soy guapo, aunque yo les creo lo justo. llevo el pelo rapado, perilla y tengo los ojos azules. por naturaleza tengo poco vello y de un tiempo a esta parte, lo rasuro todo, así que mi piel clara no se ve oscurecida por el vello corporal. Al igual que yo, que por cierto me llamo Santi, Marcial tiene todo el cuerpo rasurado y Sergio, como buen pelirrojo que es, apenas tiene vello en el cuerpo.

Charlamos de un par de banalidades mientras nos servíamos las cervezas en vasos y al poco nos pusimos con la pelicula. Si bien es cierto que la película era una comedia, nosotros estabamos demasiado dispersos para prestarle toda la atención necesaria, así que al poco, con nuestra dispersión y ciertas ganas de liarla, nos pusimos a jugar a los dados (por supuesto añadiéndole una importante carga alcohólica). La primera película acabó, nosotros seguíamos jugando a los dados y la segunda comedia empezaba. a estas alturas del relato, deberíamos mencionar que además de alcohol, había un par de sustancias de esas que ayudan a aligerar el alma y el espíritu y hacen que todo se vea de forma diferente.

Llevaríamos tres cuartos de hora de la segunda película, cuando decidimos darle a los dados un punto más picante. Cada ronda que alguien perdiese… Pizquina que iba para la nariz; a demás del chupito reglamentario. No aguantamos más de siete rondas. se nos empezaba a ir de las manos y, para no acabar en el hospital, Marcial propuso modificar las normas.

-Chicos, chicos… Esto se nos esta yendo de las manos por momentos. ¿Qué os parece si en lugar de hacerlo tan yonki, lo hacemos diferente y jugamos un streep-poker de toda la vida?

-La verdad es que… Igual resulta un poco turbio ¿no crees?

Pero mi observación no se entendió como censura, sino que por el contrario, pareció animar más a mis invitados.

Siendo dos contra uno, acepté las nuevas reglas del juego, pero una parte de mi fuero nterno se había tensado. Como ya he comentado, Marcial y yo ya habíamos tenido nuestros roces y sesiones de… Morbo y guarrería. Pero en este caso, estaba Sergio… Todos los presentes sabíamos que Sergio es gay, yo bisexual y Marcial… Algo raro que está por definir.

La película avanzaba con el argumento y con ella nosotros ibamos perdiendo la ropa. A mi me parecía una situación muy peculiar, pero con la influencia de las drogas, le encontraba a todo ese asunto un punto divertido e incluso morboso. Por su parte, Sergio bromeaba y nos echaba miradas descaradas, seguidas de comentarios más o menos lascivos.

Sergio bromeaba, nosotros le respondíamos de forma más o menos soez haciendo referencias a la homosexualidad latente que se daba en la habitación; la ropa iba desapareciendo poco a poco…

Primero fue Sergio el que se quito la camiseta; le siguió Marcial con los pantalones; mi camiseta voló, al igual que los pantalones de Sergio a la siguiente ronda, mis pantalones, la camiseta de Marcial… Y estabamos los tres en calzoncillos. Marcial y yo llevabamos boxer; yo negros, los de mi amigo de color azul celeste; Sergio llevaba unos calzoncillos de pata de esos amplios y con un boton en el medio.

Los calzoncillos de Sergio no eran el tipo de ropa que se caracteriza por disimular ciertas reacciones y al poco me pude percatar de que mi amigo comenzaba a tener una erección. Procuré disimular los vistazos que echaba al paquete de Sergio hasta que Marcial me miró con cara socarrona.

-¿Te gusta lo que ves mariquita?- Su sonrisa ya había pasado de ser socarrona sin más a tener un atisvo de malicia e, incluso, lujuria -Pues recreate lo que quieras, pero te toca tirar dados y tienes que superar mis tres seises…

No superé la tirada de Marcial y Sergio tampoco, pero ambos me habían superado en sus tiradas y llegó el momento de quedar desnudo frente esas dos mentes perversas. La siguiente ronda se cobró los calzoncillos de Sergio, que desveló un pene de tamaño considerable coronado por un triangulo de pelo rojo perfectamente recortado. Llegó mi siguiente derrota y fue el momento en que todo se nos fue de madre. Yo ya estaba desnudo, sentado en el sofá, al lado de Marcial, Sergio, en el butacón, empezaba a segregar líquido preseminal, detalle que hacía la situación más peculiar aún.

-Pues… He perdido ¿no? ¿Ahora cambiamos de juego o qué hacemos?

Mis dos amigos se miraron por unos instantes y después me miraron a mí. Sus miradas resultaban claramente significativas, pero me resistía a pensar lo mismo que ellos… todo resultaba demasiado erótico festivo para tres amigos…

-Pues como queráis- Comenzó Sergio -Pero tú esta ronda la has perdido Santi…

-No me jodas Ser…

Fue Marcial quien desde su lado del sofá hizo la propuesta. Tendría que acariciar la verga de Sergio hasta que estuviese completamente dura. Por supuesto, a Sergio le pareció una idea maravillosa y no tardó tres segundos en recostarse y abrir las piernas para estar cómodo.

Supongo que el alcohol y el resto de sustancias me animaron a considerar aquello como una parte más del juego y escasos minutos después sentia entre mis dedos aumentar una polla que resultó ser más grande de lo esperado. Tamaño que no dudamos en comentar Marcial y yo.

En mi castigo estaba yo arriba y abajo mientras el juego seguía. Perdió Marcial y estabamos ya todos desnudos. Sergio con una polla de 19 centímetros completamente erecta y palpitante, Marcial con su polla de 16 centímetros y un grosor bastante considerable a medio hasta y yo con mi pene de 17 centímetros a medio empalmar y empezando a gotear. Goteo del que se percató el chico que observaba como masturbaba a mi amigo y sobre el que no dudó en bromear con comentarios soeces y algun que otro «insulto» hacia mí.

Lo sierto es que tener aquella polla en mi mano palpitando me resultaba excitante y morboso… Sobre todo morboso. Sensación que reconocí cuando Sergio me pregunto si me estaba gustando.

-Vaya si le está gustando… Mira como le esta goteando la chorra. Para la próxima ronda que pierda ya sé que le va a tocar hacer…

Ni dos minutos. No pasaron ni dos minutos hasta que las ideas de Marcial se materializaron en palabras. Había vuelto a perder la ronda y, como penalización, Marcial propuso que lamiese el líquido preseminal que salía de mi pene, el líquido que salía de la polla que yo masturbaba y la gota que le comenzaba a manar a Marcial.

-Sois unos cabrones… Os encanta verme humillado ¿eh? hijos de perra…

-¡Bah! y lo que te está gustando a ti picarón.

Sergio me guiñaba el ojo mientras me replicaba y acariciaba mi brazo hasta llegar a la axila. Por mi parte continuaba acariciando su pene, pero a un ritmo más lento. Marcial, que nos observaba desde su esquina del sofá, comenzaba a acariciarse ligeramente un miembro que espasmo a espasmo se endurecía.

me gustaba… Sí. y me excitaba. aquella situación junto a las drogas que llevabamos encima, comenzaba a resultarme inquietante y morbosa. Por un momento quise imaginar qué pasaría las siguientes rondas que perdiese y no pude evitar sacudir la cabeza. Gesto que no pasó desapercibido para mis invitados, que comenzaron a reirse mientras se removían en sus asientos.

Marcial me preguntó qué me sucedía, a lo que preferí responder con una evasiva alegando lo turbio que estaba siendo todo a medida que los dados caían. Y cayeron. y perdió Marcial. Quería vengarme ya me daba igual lo que pensásemos al día siguiente, me daba igual mantener o no la compostura… Había perdido y su penalización sería relevarme en las caricias a Sergio, pero por el culo y la entrepierna.

-Tú si que eres marrano, cabrón. Te vas a cagar la próxima.

-Mi, mi, mi, mi, mi… No me das miedo putita. Seguro que soy yo peor…

En ese momento saltó Sergio preguntando por aquellas palabras.

-¿Peor que Marci? ¿De verdad? Es un pervertido y un guarro de cuidado…

-Seguro que se me pasan mil guarradas y mil pensamientos peores.

-Pues tenemos dos opciones…- la cara de Sergio delataba sus ansias de sexo – Seguimos jugando a los dados o nos cuentas lo que se te pasa por esa cabeza de marrana…

Volvió a guiñarme el ojo mientras me retaba a hablar y Marcial aceptaba la segunda opción.

estaba desnudo, cachondo y los vapores del alcohol no ayudaban a ser decente. comenzaba a estar excitado de forma peligrosa; temía no ser capaz de mantener la poca dignidad que iba a quedarme después de aquella noche. me percaté de que mis dos amigos estaban completamente empalmados y se acariciaban mutuamente las pollas. Por mi parte… Por mi parte comenzaba a imaginar la infinidad de guarradas y morbosidades que se me pasaban por la cabeza y, en parte deseaba llevar a la práctica, en parte temía proponerlas y, en parte, encontrar la forma de proponerlas.

-Venga Santi… No me vengas ahora con remilgos… Igual hasta nos mola y nos apetece hacer lo que se te pasa por esa cabeza de lujuria y perversión…

Sin ser consciente de ello, había centrado la vista en las dos vergas de mis amigos, con lascivia y deseo… A la mierda. Quería hacer todas las guarradas que se nos ocurriesen a todos. No me importaba el mañana, no me importaba la forma en la que nos veríamos después. Todo mi ser ardía y ansiaba ser el juguete de aquellos dos chicos de 23 años.

-No te voy a contar. Te reto. Os reto a que propongáis vosotros, a ver hasta dónde llega vuestra perversión.

Los dos chicos se miraron con una mezcla de malicia y de duda. Me había lanzado y les había tirado un órdago en toda regla, aceptando cualquier cosa que propusiesen hacer; o hacerme. Yo era consciente de lo que acababa de decir, pero Sergio y Marcial todavía dudaban de mis palabras y no sabían por donde empezar. al menos no lo supieron durante unos segundos.

-¿Estás diciendo que… podemos proponer lo que nos venga en gana y y lo vas a hacer?

-¿A caso te parece que voy de farol, Sergio?

Fue Marcial el que se levantó y plantó su polla frente a mi cara. Yo, sin dudarlo, comencé a besarle y lamerle, recogiendo su líquido a lenguetazos, intentando llenarme la boca con ello. Abrí la boca y comencé a engullir aquel trozo de carne hasta tocar el fondo de la garganta. A la vez que la metía y sacaba de mi boca, el comenzó a mover su cadera. Yo seguía sentado en el sofá, con Marcial frente a mí y Sergio que se acercaba a nuestro amigo y comenzaba a tocarle los glúteos. Succionaba e intentaba no babear demasiado, mientras Sergio masajeaba y separaba los cachetes a Marcial. Habíamos dejado de lado los dados, la pelicula, las cervezas… eramos tres pollas empalmadas con unas ganas locas de jugar y explorar nuestros límites.

-Así que todo lo que digamos eh… Marcial, date la vuelta. es más… Santi levántate y ponte de rodillas. Marcial a cuatro patas sobre el sofá -La voz de Sergio y todo su ser emanaba morbo. algo se le había ocurrido y no iba a ser yo quien se echase atrás. Quería ser su juguete, su putita, su esclavo…

Mis dos amigos se pusieron a cuatro patas ofreciéndome sus culos y Sergio dió la orden. Sin pensarlo dos veces, me lancé, primero a comerle el culo a Sergio. Un culo que apenas tenía pelos rojos y los que había, estaban rasurados al mínimo. me esmeré y deleité lamiendo aquel agujero; dibujando círculos, mordiendo los alrededores, succionando el esfínter y metiendo la lengua hasta donde podía. Me había convertido en su putita y y quería ser la mejor de todas. después de hacerle una comida a conciencia al culo de Sergio, le di un azote y me abracé al culo que me quedaba por saborear, chupar, comer. El procedimiento fue el mismo, con la diferencia de que Marcial gemía más. Sergio se había incorporado y observaba con atención cómo pasaba mi lengua por el orificio de Marcial, haciendo presión para poder meter la lengua hasta el fondo. Yo notaba cómo el esfínter de Marcial presionaba mi lengua en cada arremetida que hacía a sus entrañas.

Uno, dos, tres, cuatro azotes… a cada cachetada que me propiciaba Sergio, notaba como caía una gota de presemen al suelo. después de las nalgadas, parecía que habían abierto un grifo y el liquido cuyaba de mi polla en un fino hilo transparente.

-Mira que guarrilla… esta chorreando. Mira Marci, mira. Está como una mona. Para, Santi, para… Deja de lamerle el culo y limpia el suelo tontorrón

La cara de Sergio era de pura lujuria, al igual que la de Marcial. Y lo fue más cuando después de lamer el líquido del suelo les mostré como jugaba con ello en mi boca.

Tanto Marcial como Sergio me dieron a lamer también su líquido preseminal. Ese líquido salado y viscoso que degusté con ansia y vicio. Vicio que me había embriagado y anulado el cerebro; me movía por impulsos, buscando la forma de hacer todo lo más morboso que podía. Notaba como mi ano palpitaba a la vez que mi polla soltaba más y más fluídos. Era el momento de chupar y comer polla. La de Marcial me entraba sin problema hasta el final; la de Sergio me costaba más, provocándome de vez en cuando arcadas al golpearme en la campanilla.

Me tenían de rodillas, sumiso, a su antojo; obligándome a tragar y engullir el uno la polla del otro, empujándome la cabeza hasta que mi nariz chocaba con sus respectivos vientres; los ojos me lloraban, la saliva caía y goteaba por sus pollas y huevos y me encantaba. Deseaba saber qué sería lo siguiente que me harían y como me humillarían. Era su juguete y les encantaba y me encantaba y no quería parar aquel frenesí nunca.

Fue Marcial el primero en correrse. Sabía por alguna otra vez que su corrida era abundandte, pero nunca la había sentido en mi boca y paladar de aquella forma. El primer chorro Me golpeó en el paladar resbalando hasta la lengua; los siguientes me llenaron la boca hasta el punto de tener que hinchar los papos. Sergio se deleitaba con la imagen de nuestro amigo llenandome de semen la boca y, de la que Marcial acabó de correrse, me pidió que abriese la boca y le enseñase toda aquella leche templada. Marcial, con una sonrisa maliciosa, me ordenó aguantarlo en la boca e invitó a Sergio a correrse en el mismo sitio. me sentaron en el suelo, eche la cabeza para atrás y esperé a que la siguiente corrida acabase de llenarme la boca.

-Te está encantando… ¿A ver cómo saboreas nuestras corridas? Así, así… impregna toda tu boca con ellas y traga poco a poco.

Ante la orden de tragar, miré a Marcial con picardia y poco a poco fui tragando el semen que tenía en mi boca. Acabé de tragar, cogi las dos vergas y rebañé los restos de semen que quedaban. era mi primera corrida doble y me estaba encantando, pero tocaba esperar para reponer fuerzas.

O no… Sergio estaba dispuesto a tomarme la palabra y llevarme al límite, quería poder decirme que me había rajado, pero yo no le daría ese placer… Negarle ese placer me suponía morbo y guarradas. Y así resultó ser. Al principio dudó si decirlo o no; miro al tercero y tras un «qué coño» se decidió y me propuso ir al baño. Obediente, fui hasta el baño y espere nuevas órdenes. estabamos los tres sobre el frío suelo y fue cuando Marcial preguntó incrédulo a Sergio si pretendía hacer lo que creía que iba a hacer.

-A ver… Santi ¿Tú quieres? Si no quieres no pasa nada…

-Yo quiero todo lo que vosotros queráis

Ante mi respuesta ambos sonrieron con sorpresa, me mandaron arrodillarme en el baño y se dispusieron a ello. El primer chorro caliente de pis fue de Sergio. Tímido, sobre mi polla y abdomen. Al poco noté el chorro de Marci, más atrevido, apuntando hacia el pecho y moviéndose en círculos, tentando y buscando el límite. Limite que descubrieron que ponían ellos cuando los dos chorros pasaron a bañarme la cara. Yo no me iba a quedar atrás y al ver que mearme la cara les estaba gustando, abri la boca intentando recoger toda la orina que pudiese dentro de mi boca, incluso tragando de vez en cuando partes de aquel liquido templado, amarillo, salado y amargo.

Mis dos amigos se habían corrido y meado en mi boca y yo me sentía sucio, morboso, guarro… y mi polla se sentía igual. Me hicieron masturbarme y correrme sobre la polla de Sergio, que después lamería y limpiaría tragando mi semen como si fuese el elixir de la vida. con aquella limpieza, la polla del pelirrojo volvió a endurecerse, me pusieron a cuatro patas, escupieron en mi culo y poco a poco mi amigo fue penetrando mi culo hasta estar su polla dentro por completo. notaba como las paredes de mi culo apretaban y envolvían aquel cilindro cálido, ligeramente encorvado hacia la derecha. Curvatura que notaba en mi interior y que me hacía gemir y suspirar a cada arremetida. La polla de Sergio salió y la de Marcial comenzó su introducción. La polla de Marcial era más gorda y notaba como me iba dilatando centimetro a centimetro, pulgada a pulgada.

Sentía las dos pollas destrozarme el culo sin tregua. Incluso cuando les pedí una pausa se afanaron en seguir destrozandome el ano. Cada vez gemía más alto y notaba unas ganas crecientes de hacer pis a cada envestida. Fue con la polla del pelirrojo dentro, cuando mi cuerpo no aguantó más y mi polla comenzó a soltar una mezcla de líquido preseminal y pis. Ninguno de los tres sabía qué era exactamente, así que me decidí a dar una sorpresa a mis amigos y comencé a lamer y sorber el suelo.

Pasados unos minutos Sergio avisó que sé iba a correr. yo sumiso y obediente cual sirvienta, me mantuve a cuatro patas. Marcial fue corriendo a la cocina y al poco volvió con una cuchara.

-Verás que rico guarrilla

Primero noté los chorros de semen de Sergio en la parte mas exterior de mi ano, después el frío de la cuchara rebañándome la leche del culo y acto seguido… «Ñam».

Marcial decidió hacerme correr a mí antes. tumbado boca arriba, con los pies por encima de la cabeza y mi amigo sodomizándome con empeño y efusividad. sus arremetidas eran más agresivas que las de Sergio, notaba como entraba y salía su polla en mi culo de forma furiosa y repentina, quitándome en ocasiones la respiración y haciéndome suplicar por un descanso… Descanso que no se me concedió hasta que un chorro como nunca había echado, salió disparado hacia mi cara. Dos, tres, cuatro… Tenía toda la cara y el pecho embadurnados en mi propio semen; Marcial se pajeaba a la entrada de mi culo, Sergio rebañaba toda la corrida de mi cuerpo y me la daba a la boca, deleitándose en cada bocado que me hacía tragar.

El chorrazo de Marcial llegó y noté cómo su corrida me llenaba y colapsaba la entrada a mis intestinos. Aquél líquido viscoso y templado chorreaba desde mi esfínter hasta el inicio de la raja… Daba igual. Sergio fue recogiendo todo con la cuchara y metiéndomelo en la boca… me sentía la más guarra de todas las sissys y me encantaba.

Se les notaba exhaustos, agotados, pero a Sergio le quedaba un último chorro y no dudó en dármelo entero en la boca y cara.

con los últimos chorros de pis de Sergio en la boca, me levanté, me metí en la bañera, tragué y me di una ducha. Había sido una de las mejores sesiones de sexo que he tenido en mi vida. Sesión que repetiríamos multitud de veces los tres.

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