Infidelidad en plenas vacaciones de semana santa

Rate this post

Llevo 9 años de masturbación.  Y he  tenido muchas fantasías. O mejor dicho tenía y tengo fantasías para excitarme.  Mi primer relato -“ el desahucio “- lo explica un poco. Ese si fue real. También mi nombre es Laura.

Somos un matrimonio de clase alta. Tenemos buenos ingresos en nuestra empresa en la que Pedro, mi marido, es el Director técnico y de Producción y yo la Directora Comercial. No tenemos hijos y llevamos juntos 16 años. Pedro tiene 47 años, ingeniero químico, cabeza afeitada y cuerpo de gimnasio. Un hombre apuesto. Yo, Laura,  41 años, licenciada en Derecho, morena, alta,  pelo largo, con cuerpo cuidado, buenas curvas  y siempre sonriente.  

Teníamos ganas de ir a las playas del Caribe para hacer un descanso y cargar pilas y nos fuimos  15 días a La República Dominicana. Nos hablaron de un resort de Gran lujo. Fuimos a la agencia de viajes de la que somos clientes y lo programamos. Habíamos viajado por Europa muchas veces, El año pasado fuimos a un Safari fotográfico por Kenia y Tanzania. Otros años a China, La India, Japón, Estados Unidos además de conocer toda España.

Nos faltaba el Caribe. Así que lo programamos para Semana Santa  y nos marchamos.

Llegamos y nos dimos cuenta el primer día de Hotel que la gente era muy amable y entregada. Se esforzaban en  que todo fuera de nuestro agrado. Pedro miraba mucho a las chicas de color oscuro, café con leche, muy guapas con unos cuerpazos macizos, siempre bailando y alegres. A mí los mulatos también me agradaban y algunos con esos cuerpazos bailando y con esas sonrisas de cómeme, me volvían loca. Pero para disfrutar  del ambiente y de su baile.  

En el hotel después de cenar había orquesta con muy buena  música en la impresionante  terraza llena de flores y vegetación al aire libre. Allí nos juntábamos después de cenar todos a tomar una copa y a bailar. Estábamos más de 1000 personas  porque había  más de 500 habitaciones dobles de gran Lujo.  Luego estaban los chicos y chicas nativos que el  hotel  ponía y  les pagaba por animar. Bailaban con nosotras y ellas con nuestros maridos. Todo por aprender a bailar y disfrutar. Por supuesto que ellos y ellas no decían nada ni te sacaban. Ibas tú y decías que querías bailar. A un chico o a una chica. El hotel no quería un ataque de celos.

La primera noche no bajamos. Estábamos cansados del viaje y del cambio de hora. La segunda noche fuimos. Nos pedimos dos cubatas, oyendo la buena música y estando en la gloria con esa temperatura y ese sitio tan maravilloso. Había un chico de los nativos de unos 20 a 24 años guapísimo. Como todos, moreno, alto, delgado y este con el pelo lleno de rastas y una boca con una sonrisa maravillosa. Tez morena pero ojos claros. Bailaba con un ritmo de cuerpo y piernas nunca visto por mí.  Que sexi, pensé.  Teníamos mesa cerca de la pista y la orquesta.

Me quedé mirándole  lo guapo que era y se dio cuenta. Me cruzó la mirada y me sonrió. Yo la aparté y le pasé a mi marido el brazo por el cuello. Le volví a mirar y nos cruzamos otra vez.

Empezó la gente a bailar, cada uno con sus parejas. Luego alguien que o bien su marido o mujer no bailaba porque no quiere, no sabe  o no le gusta, pedía baile al personal. Solo bailar y punto. Se entiende. Allí no pueden agobiar a ningún cliente ni provocar una situación anormal.  El hotel los despide. Otra cosa que con una chica o un chico llegues a un acuerdo a escondidas.

Volví a mirarle como bailaba y la planta que tenía. Y tan jovencito. Que revolcón  tiene, pensé.

Una chica fue donde él y se puso a bailar. Era Inés. A ella y a su marido los habíamos conocido en el avión y habíamos coincido con ellos a la mañana en el bar de la playa tomando un coctel.

Nos presentamos. Eran de Barcelona. Nosotros de Bilbao. Inés andaría por los 45 pero estaba bien conservada y con muy buen cuerpo. Antonio estaría por los 50 y nada que ver con mi marido. Estaba gordo y dejado. Le veías la cara y demostraba que bebía más de la cuenta.

Me dijo Pedro, mira Inés, como baila con ese chico. Si, le dije, ya veo. Le vimos a su marido en una mesa cercana. Tenían un par de cubatas  y el miraba a su chica un poco  serio.

Inés estaba en la gloria. El la llevaba genial. Se veía que era muy bueno bailando. Estaban pegados y ella le agarraba por la cintura y en cierto momento del baile le atraía para sí. El baile era sexi  y el chico lo hacía bien. No le agobiaba. Ella es la que se pegaba y de vez en cuando le tocaba el culo y le acariciaba la espalda. Ella le hablaba y el sonreía.  Paró la canción y se despegaron. Ella le sonrío y volvió con su marido.

Le vi que venía con la cara alegre. Esa esta cachonda, pensé. Su marido hoy moja, dije para mí.

Empezó otra canción. Yo le dije a Pedro, bailamos ?. Y salimos a bailar.

Pedro no sabía mucho de bailar. Para pasar el rato solo. Junto a mi veo al chaval. Bailaba con una mujer de unos 60 años gordita que se la veía en la gloria. Su marido bailaba con una nativa

En la pista nos cruzamos a un metro. El me miró. Me aguantó la mirada sin pestañear.   Y yo. Tampoco pestañeé.

De cerca era aun más guapo. Seguimos mirándonos cuando coincidíamos. Yo le sonreía y el a mi.

Acabó la canción. Volvimos a nuestra mesa. Me senté, Pedro me dio un beso y vi que el chaval me siguió con la mirada. Me dio un punto de excitación cuando nos mirabamos. Bebí un trago. Y no le di más importancia.

Inés volvió a pedirle baile. Bailaron otra. Me pareció que Inés le tenía demasiado pegado. El la llevaba, la  miraba de una manera sexi y ella tenía los ojos en él.  Me excitó. Quería ser yo la que bailaba con él.  El problema es que Pedro es muy celoso. E íbamos a tener bronca.

Al rato, nos pusimos a charlar Pedro y yo. Vinieron Inés y Antonio. Buenas noches. Hola, les dijimos. Queréis sentaros con nosotros ? . Una copa ?.  No, contesta Antonio. Ya hemos bebido mucho y estamos cansados. Yo me quedo dormido ya, dice él.   Inés le dice, hijo, que aún son las dos. Sube tú y me quedo con ellos un rato que le quiero comentar a Laura unas cosas y enseguida subo.  Vale cariño ?. Le dice.  Venga pero no tardes. Se dan un beso y Antonio se va.

Inés se sienta. Traía aún lo último de su copa. Hablamos cinco minutos. Se le veía más contenta que antes. Acaba una canción. El chico había bailado con una señora mayor y se despedía. Inés sale como un resorte. Le pide baile para la siguiente. El había observado la escena y vió que ya no estaba el marido. Bailan. Se ponen a hablar. Ella veo que está entregada. El le dice algo.

Yo veo y me digo. Nos ha utilizado porque sin nosotros no se hubiera quedado sola. Pero pienso y me digo. Yo también hubiera bailado con él si Pedro se marcha a la cama.

Les miro y están pegados. Pedro me dice, mira a Inés, se lo va a comer al crío.  Pues sí, pensé.

Al rato acaba y veo que el chico se va de la pista. Ella viene y nos dice: chicos gracias por vuestra compañía. Me voy a dormir ya. Mañana nos vemos, chao. Y se va con su bolso.

El chico no vuelve aparecer. Todos menos él. Estos han ido a follar, pienso.  Pedro no se entera de nada. No ha visto la jugada de Inés.  Como me gustaría ser  Inés, pienso.

Al rato nos vamos a la habitación. Me pongo un picardías rojo y un tanga rojo de seda natural. Nos metemos en la cama. Pedro empieza a besarme y a acariciarme el culo. Cierro los ojos y me entrego. Me pongo boca arriba. Veo en mi mente al chico con sus rastas. Me está acariciando y besando los pezones. Estoy mojada, excitada y deseosa de sexo. Noto su piel caliente, morena. Pienso que será nativo, rudo y me hará el amor con fuerza.

Le digo : dame besos por encima de mí braguita. Me encanta. Me empieza a besar por encima, luego me arranca el tanga, y me devora. Estoy mojada y con su lengua estoy sintiendo que estoy en el cielo. No voy a aguantar mucho. Noto las rastas por mi tripa. Noto su olor y su boca grande y sonriente con su lengua en mi sexo. Sube, me muerde los pezones que están tiesos.

Fóllame, le grito. Sigo en la gloria con los ojos cerrados. Por favor, te quiero dentro de mí.  Me penetra y bombea. Folla con ganas. Yo le rodeo con mis piernas su cintura. Veo en mi mente al chico con sus rastas follándome. Yo voy acompasada y me muevo. Subo mis piernas hacia su espalda, y aprieto. Cuando aprieta hasta el fondo la siento hasta el final. Noto su espalda mulata y suave, caliente. Sigue follando fuerte, muy fuerte.  No puedo más. Me viene un orgasmo de muerte. Para mí el mejor de mi vida. Grito y convulsiono como nunca me había ocurrido. El chico sigue follando y jadeando. Estoy sofocada. Me oigo  gemir y jadear. Me vuelve a venir otro orgasmo. Noto mi corazón salir de su sitio. Ayyyyyyy  que placer. Dios mío.

Noto semen muy caliente dentro de mí. A chorros.  Me siento bien, saciada. Con una paz nunca antes sentida.  Con los ojos cerrados acariciándole su espalda morena. Noto olor a sexo.

Le empiezo a acariciar el pelo y me asusto. Abro los ojos. Y Las rastas ?. Y el pelo ?. Y esta cabeza calva ?.  Le miro asustada. Como si me hubieran engañado. Veo la realidad.  Es Pedro.  

Me mira y me dice: que te pasa, que cara me has puesto. Qué te pasa ?. Nada, cari, nada. Que polvazo.

A las 10,30 de la mañana bajamos a desayunar. Pasadas las 11,30 nos bajamos a la playa.  Pedro se va a correr un rato. Yo me tumbo en una hamaca y me pido un zumo natural.

 Llega Inés y me dice: buenos días, Laura. Hola Inés, buenos días. Siéntate. Te pido algo?.

No, no quiero nada ahora. Laura, me dice. Necesito que me hagas un favor.  

Dime, le contesto. Si puedo claro que te lo hago. A qué hora subisteis, me dice. A las 3, le digo.

Laura, me dice Inés: si mi marido os comenta que sois unos trasnochadores necesito que me cubras. Ayer volví a nuestra habitación  a las cinco. No ha dicho nada pensando que estaba con vosotros. Dile a Pedro también, por favor. Estuvimos juntos hasta las 5, vale Laura ?

Y  le digo, Inés tranquila. Te cubrimos. Oye y donde estuviste??. Si no es indiscreto eh ?.

Me mira y no dice nada. Le digo yo, con el chico de las rastas no ??.  Sí.  Te diste cuenta, me dice. Claro. Yo sí. Pedro no se entero.  Pero saltaba a la vista. Te lo pasaste bien?

Si Laura. Necesitaba un meneo y ese chico me ponía mucho.  Gracias a vosotros me pude quedar. Antonio no me hubiera dejado sola y hubiera subido cachonda a dormir.

Qué tal con él ?. Le interrogo. Donde fuiste  ?¿ Aquí ellos no pueden subir a las habitaciones según tengo entendido, le dije.

Está todo pensado, me comenta. Fuera, en la parte de detrás, según sales, tienen unas construcciones de madera donde duermen ellos. Cada uno tiene una habitación y está decorada muy bonita. Con cama gigante, luces ténues, mini bar, todo lleno de flores, baño con hidromasaje etc.  Un sitio para lo qué es, además de su habitación. Discreto. Muy discreto

Marco es un semental. Me dejó satisfecha y complacida. Más de dos horas. Me comió todo y sabe como los ángeles  lo que es follar. Ha sido la noche de mi vida. Ni se los orgasmos que he tenido. Llevaba años sin ellos.  Laura, tú tienes un marido cachas, me dice.  Pero yo llevo casada con Antonio 22 años y prácticamente no tenemos sexo. El esta delicado de salud, de corazón y más cosas. No follamos hace años. Yo necesito aun sentirme viva y deseada. Y algo de emoción fuerte.

Pues tranquila, Inés. Te cubrimos. Le comentaré a Pedro para que no meta la pata.

Gracias, Laura. Y se quedó conmigo en otra hamaca. Al rato apareció por la playa Antonio.

No le quise decir a Inés que a mí también me ponía Marco. Me quedo pensadndo y en el fondo deseaba  verle y bailar con él.

Llegó la cena y despues,otra vez, como todo el mundo, a la terraza de noche. No quise ponerme cerca para que Pedro no nos viera mirarnos y no sospechara nada. Nos pedimos dos cubatas.

Allí estaba Marco. Con su baile sexi. Con su sonrisa. Con sus rastas.

Le miré sonriendo. El también me miró. Pusieron una bachata y le dije a Pedro, vamos a bailar.

Nos pusimos en marcha y Marco estaba en la esquina bailando solo, con los demás animadores nativos y nativas. Le dije a Pedro. Pedro, porque no le pides baile a una chica ?. Bailan muy bien y así aprendes algo para bailar. Anda, por fa. Y le doy un beso.  Venga Pedro.

Además mira que cuerpazos, le digo sonriendo. Solo 5 minutos. Ponme celosa, mi amor. Te voy a vigilar las manos, y sonrío.

Vale, me dice. A media canción va donde una chica guapísima. Con un culo de escultura con tanguita con flores y un top. Tenía unas  buenas tetas firmes y el culo parecía que era como dos rocas con una raja en medio.  Se pone a bailar. Ya ha picado, me dije. Ahora voy  a por Marco.

Llego, le miro, me mira fijamente. Le digo, vamos.  Y nos ponemos a bailar.

Pedro me ve, me mira y sigue con la suya. No le miro si le mete mano o no. Voy a lo mío.

Cómo te llamas, le digo? Marco, me contesta. Qué bien bailas, Marco. Y qué guapo eres.

Yo me llamo Laura.  Encantado, Laura. Ayer te vi, me dice. Ya, le contesté. Y yo también a ti.

Me pareces una chica preciosa y bailas muy bien, Laura. Estas disfrutando auí, me pregunta ?.

De momento sí.  Pero espero disfrutar más en los próximos días, le digo. Seguimos bailando.

Y tú, Marco, trabajas en el hotel.  Además de estar ahora bailando haces otras cosas aquí ?

Sí, me dice. A las mañanas desde las  9 hasta las 4 trabajo en la cocina. Luego descanso hasta las 10,30 o las 11 que vengo aquí de animador hasta las 4 o cuando acabe el baile. Estoy muy contento. Es un sitio de lujo y os conozco y hablo con vosotras que sois encantadoras.

La canción se acaba. Pedro vuelve a la mesa y yo sigo hablando con él un momento.  Yo ya voy al grano.  Oye Marco. Me dices que estás hasta las 4 aquí. Sí,  me dice. Ayer te fuiste a las dos y no volviste. Mentirosillo.

Se ríe y me dice. Hasta las dos tengo que estar de animador por obligación. Luego si quiero estoy aquí. Y si me voy a mi cama, me voy. Y le digo, solo o acompañado no?. Me mira a los ojos y me dice, eso es.  Hay chicas que me acompañan y me dan una ayuda para mi familia.

Vuelvo a mi mesa. Me pregunta Pedro: Que hablabas con ese chico?. Nada, Pedro. Tonterías.

Inés y Antonio aparecen y nos dicen: os hemos visto bailar. Que animados sois.

Buenas noches, chicos. Si queréis sentaros, encantados. Genial nos dicen. Se piden 2 cubatas.

Inés que es bruja me sonríe con cara pícara. Antonio me da dos besos. Hola Laura, me dice.

Y Pedro hace lo mismo con Inés. Oye que tal tú con la mulata bailando, le pregunta  Inés a Pedro. Muy simpática pero a mí no me gusta bailar, contesta Pedro. Pues tiene cuerpazo la tía, dice Antonio. Asentimos los cuatro y nos reímos.  Pedro dice: agua que no has de beber, déjala correr. Y volvemos a reírnos, Antonio el que más.

Dice Pedro: ha sido Laura la que me ha liado. Yo con ella y Laura ha bailado con otro. Ya sabe que a mí no me gusta ni bailar con otra, ni que ella baile con otro. Soy un poco anticuado, dice.  

Hoy también vais a estar hasta las tantas aquí ?. Dice Antonio ?.

Ya veremos le digo. Según lo animado que esté esto. Y dice, cuando llegó Inés me desperté y me quedé helado. Eran  las cinco. Ya pensé, pero que animados son estos bilbaínos. Y seguimos riéndonos.  Inés, me guiñó el ojo.  A Pedro le había dicho que Inés estuvo bailando y tomando una copa con una amiga y que dijera que estaba con nosotros porque esa amiga no le cae bien a Antonio. Si le cuento la verdad igual se mosquea y se pone en guardia.

Ellos empezaron a hablar de futbol. Gritaban que si fue penalti, o que no. Nosotras en bajito de nuestras cosas. Pero yo veía que Inés seguía los bailes de Marco. Inés me preguntó. Has bailado con él. A que es un encanto ?. Sí, le confesé. Pero hay más de 30 animadores, le dije. A cada cual más guapo.  Sí, me dice. Pero si quieres tirar una cana al aire te vas  con Marco.

Inés, le digo, yo estoy enamorada de mi marido.  Y yo, me dice.  Pero yo tengo buen sexo con Pedro, Inés.  Tú me contaste que en eso flojeabais. Me parece normal que lo busques.  Yo no.

Me estaba haciendo la monja pero Inés no era tonta. Y me dice: mira Laura, con todo mi respeto y agradecimiento a vosotros. Desde ayer veo como le miras a Marco. Hoy le has engañado a tu marido para que bailara con una animadora porque así tenias excusa para hacer tú lo mismo. Y qué casualidad. Más de 30 chicos y le eliges a Marco, el que estaba más lejos.

Te propongo un trato, me dice. Nuestros maridos son celosos y no nos dejan andar con estos. Les convencemos para que nos den cierta libertad y nosotras poder estar solas de vez en cuando como ir a la playa, o a dar un paseo nocturno solas. Que piensen que no hay malicia y así poder estar con estos animadores para que nos animen el coño. Que te parece ?

No Inés. Yo quiero a Pedro. Si te hace falta que te cubra y puedas tener unas horas de coartada para follar,  adelante, lo haré. O si quedamos para ir a la playa juntas, genial. Pero a mí me anima el coño solo mi marido. No lo tomes a mal, Inés. Pero hemos venido a descansar y no tengo previsto ponerle los cuernos.  Vale, me dice, Inés. Oído. Me parece bien, Laura.

Uf. En el fondo me estaba engañando a mí misma, pensé. Si Marco me dice ven lo dejo todo.

Ellos seguían con el futbol. Se pidieron otro cubata y nosotras también. Empezaron unas canciones de música bailable de las individuales.  Inés me dijo, voy a bailar, vienes ?. Vale, voy.

Estábamos todos en corros bailando a lo suelto. Nuestro corro era de unas 20 chicas. Los animadores entraban en la pista y era una gozada verles bailar. Estilo, ritmo, alegría, tienen el baile en los genes.  Inés se acerca a un animador. Le dice que venga con nosotras. 

Seguimos bailando. Al poco me fijo en Marco. Va viniendo hacia nosotras y se pone a bailar. Le sonrío. El me sonríe y me guiña el ojo. Inés me mira y me dice, guauuuu que música más chula. La verdad que sí. Genial.  Marco nos hace un número de baile a todas. Que agilidad, que bonito

Inés le llama. Va donde Inés y siguen bailando agarrados de la mano. Se lo come con la mirada.

Le llamo. Viene donde mi y hace lo mismo. Me mira con unos ojos expresivos que están diciendo algo. Yo le miro fijamente. Avanza donde mi y durante unos segundos baila pegado a mí.  Le llama otra, luego va donde otra. Esta le aprieta contra ella. Le acaricia a él el culo, la muy jeta. Con toda la mano abierta. El lo menea bailando y ella se lo soba y le aprieta bien. Se pegan y ella entra como en éxtasis.  Ojos cerrados. Entregada. El cambia de chica. Esta le agarra del cuello y de la cintura. Todas estamos bailando.  Ella le acaricia el culo y se le baja a él un poco su pantalón blanco. Se deja ver unos bóxer blancos. Junto a su espalda mulata, hacía un efecto sexi.  Va donde otra chica. Lo mismo. Le llamo yo. Viene. Le meto mano también. Que culo más rico y duro. El se pega y noto que tiene algo bajo el pantalón que me aprieta. Me mira y me guiña el ojo. Yo le sonrío. Creo que estoy empezando a mojarme.  Se va donde otra que le llama. Y así hasta que acaba la canción y marchamos a nuestra mesa. Llego sudando.

Miro el reloj. Son la 1,30 de la madrugada. Inés me mira y lo dice todo. Es bruja. Le sonrío y le digo al oído:  Inés, no creas que soy de piedra. Lo que te he dicho antes igual no lo cumplo. Me acaricia el pelo y me dice: Las dos es la hora de pillar. Ahí lo tienes que hacer. Y me da un beso.

Pedro dice que tiene sueño. Me dice, Laura, vamos a la cama?. Y Antonio dice también “ yo me muero de sueño “.  Nos vamos, Inés ?

Intervengo yo rápido. Inés, nos quedamos tu y yo un rato charlando y que estos suban?.

Vale, me dice. Venga chicos. Darnos un rato de paz para que entre chicas arreglemos el mundo. Laura y yo vamos a comentar con una copa temas de trabajo y de actualidad.

Pedro, me mira y me dice: Sube, por fa. Vamos a dormir. Hoy estoy cansado.

Sube tu, mi amor, enseguida voy. Termino la copa, hablo con Inés un rato y subo. Vale, me dice

 Inés me dice: vamos de caza, Laura. Estoy ya mojada. Esperamos un rato no sea que vuelvan.

Inés me dice. Te he observado que cuando has venido de bailar con Marco venias con los pezones tiesos. Vas con camiseta pero sin sujetador. Se notan.  Te va Marco verdad Laura ?.

Si, Inés. Lo reconozco. No soy ninguna mojilata. Me mira, me abraza y me da un beso.

Salimos a bailar. Otra vez a lo suelto.

Le llamo a Marco. Inés llama a otro. Eran las dos. Le agarro a Marco bailando y le digo al oído. Marco, ya te puedes ir verdad ?. Claro y contigo voy a estar en la gloria. Te deseo, Laura.

Me explica el procedimiento. Me espera en la entrada de las casetas. Tengo que salir del hotel y subir unos metros a la derecha. Vale marco. Nos separamos. Voy donde Inés. Le digo que me voy a las casetas. Me dice que también ella con su chico. También estaba como un tren. Adiós.

Salgo del hotel. Marco me ha indicado un pasadizo –  puerta junto a unas flores  por la que no pasas por recepción. Subo por el camino. Estaba oscuro, alumbrado por unas farolas y un camino lleno de flores hacia las casetas. Miro mis pezones. Están tiesos

Al poco le veo a Marco. Mira mis pechos. Me dice, Laura, ven. Me aparta del camino y detrás de un árbol me empieza a besar. Yo le correspondo. Nos empezamos a morrear. Parecía que se acababa el mundo. Yo iba con una falda y una camiseta. Me acaricia el culo por debajo de la falda. Me come las orejas, el cuello, me acaricia el pelo. Yo le meto mano y es todo fibra. Le acaricio por encima del pantalón la polla. La tiene grande y dura. Me mete la mano por el culo debajo del tanga. Grito. Jadeo.  Seguimos morreándonos. Le acaricio las rastas, el pelo, la cara.  Me dice, vamos amor. Vamos a mi sitio. Son unos 50 metros. Aquí mismo

Vamos agarrados como dos novios comiéndonos a besos.

Entramos. Era la tercera casa. La habitación es preciosa. Como me dijo Inés. Marco pone música suave.

Nos tumbamos en la cama. No hablamos. Solo besar, morder y acariciar. La ropa va desapareciendo poco a poco. Ni sé cómo, ni cuándo, ni dónde. Solo queda un tanga verde de seda natural mojado por delante. Empapado. Me lo quita con la boca. Mordiéndolo. Lo saca por los tobillos mientras me acaricia y me besa los muslos, las piernas y los pies. Eres preciosa, me dice.

Sube hasta mi sexo. Empieza a jugar con su lengua. Le dejo hacer. Yo pongo las manos en la cara no sin antes acariciarle las rastas. Es él. Ahora si sé que es él. Juega con mi clítoris. Sube. Me acaricia los pechos con las manos mientras me besa. Me los muerde. Juega. Vuelve a mi sexo. Juega con su lengua. Por dentro, por fuera. Juega con mis labios. Coge el punto a mi clítoris. Juega con su lengua.

Ayyyyyyyyy….. no puedo más. Un punto de placer intenso e infinito llega a mí. Grito, jadeo. Cierro las piernas. Las aprieto mientras noto chorros de corrientes nerviosas por mi cuerpo. Es un orgasmo especial. Como un rayo desde la nuca hasta los piés. Noto y oigo los latidos de mi corazón

Se tumba él. Me pone a mí encima. Me coloco. Empezamos a besarnos.  Bajo yo. Le veo la polla. Menuda polla. Estaba mirando al techo, grande, gorda con venas. Con lo delgado que está menuda polla. Me la meto en la boca. Empiezo a hacerle una mamada. Al poco estoy otra vez sofocada. Me gusta. Tiene un sabor especial. Quiero chupársela mas. Le como los huevos. Estoy encendida. Me acerca a él. Se pone un condón. Me coloca encima y me penetra. El se mueve y yo empiezo a cabalgar. Me come las orejas y el cuello. Me agarra del culo y con las manos me da unos meneos hacia delante y atrás. Noto que el pollón me llega hasta el fondo. Me roza mi clítoris cuando entra. Y cuando sale. Ayyy  que gusto. Ay… madre mía.

Folla con pausa. Lo hace como si bailara. Y yo cabalgando. No puedo más. Me coy a correr. Sigue penetrando y bailando. Hasta el fondo. Empiezo a moverme para rozarme más. Y no aguanto. Que orgasmo. Que placer, que sensación.

Grito y convulsiono. Le agarro de las rastas y del cuello. Le abrazo. Grito. Orgasmo brutal. El grita, jadea y se pone tenso. Se corre. Sigue gritando. El orgasmo le dura un buen rato.

Nos abrazamos, le acaricio el pelo, su piel, su cara. Le beso. Que satisfacción. Que paz. No hablamos. No hace falta. Me lo ha dado todo.

Nos despegamos y me ofrece un zumo frío con un poco de ron. Está rico. Me pongo  el tanga por pudor. Me mira y empieza a besarme. Gracias, Laura. Por tenerte aquí. Por ser tan hermosa. Nos sentamos en la cama y nos vamos tomando la copa. Yo le observo. Que cuerpo tan precioso. Y que bien sabe tratarme con solo 21 años.  Me dice, Laura vamos a bailar. Nos ponemos a bailar en la habitación. Comiéndonos a  caricias y a besos. A la media hora volvimos a hacer el amor. En la alfombra. A lo bestia. Como los nativos. Tuve un orgasmo brutal. Grité y lloré.  Si me dicen que me tengo que morir en ese momento no me hubiera importado. El se corrió en mi boca. Me lo trague. Lo quería conservar dentro de mí hasta mañana. No le dejé ni una gota.

Nos despedimos con tristeza. Yo me tenía que ir. Cogí el bolso y le di 200 euros. Es suficiente ayuda para tu familia, Marco?.  Si Laura. Eres muy generosa. Muchas gracias. He sido feliz, me dijo. Y yo amor mío. Le abrazo fuerte. No te volveré a ver más, Marco. Le dije. Solo en el baile hasta que me vaya. Pero no bailaré. Estaré con mi marido. Gracias. Mil gracias, Marco.

Miré el reloj. Eran las cinco. Joder. Entré en la habitación. Pedro estaba dormido. Me metí y le desperté sin querer. Le dije, amor, a dormir. Le di un beso. Y se durmió.

A las 9 se despertó.  Laura, has venido tarde ?. Un poco. Ahora tengo mucho sueño.

Salió de la cama, fue al baño ahacer un pis y se metió otra vez. Me empezó a acariciar. Tengo sueño, cari, le dije. Tengo ganas de dormir. Y yo de follar me dijo.  Me había metido a la cama con un pijama y ya estaba la mano de Pedro por encima.

Hala Pedro, te dejo mi coñito, vale?. Venga que estoy muerta. Me bajó el pantalón del pijama, me puse de espaldas a él en cucharita. Me metió mano y me besó el cuello por detrás. Una mano por el culo y la otra en una teta, manoseándola. Luego me dio un poco se saliva y me la metió. Empezó a follar hasta que se corrió. De mientras yo medio dormida. Solíamos hacerlo cuando a mi no me apetecía. Me tapó y fue al  baño a prepararse.

Así continuamos hasta el día 15. Le seguí viendo a Marco todas las noches pero no volví a bailar con él ni a su cuarto. Pedro y yo descansamos, lo pasamos bien, mucha playa y tenemos un recuerdo genial de todo el hotel.

El día que estuve con Marco, Inés llegó a su habitación media hora antes que yo. Su otro nativo también la folló muy bien, me dijo. Le cubrimos otras dos veces más. Una de ellas con Marco,  la última noche. Antonio no se enteró de nada. Pedro tampoco.

Volvimos morenos de un viaje de descanso fascinante. Y a trabajar otra vez.

Deja una respuesta 0

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *