El ser infiel a mi pareja es algo que nunca se me pasó por la cabeza hasta que retomé el contacto con mi antigüo amigo

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El  ser infiel a mi pareja es algo que nunca se me pasó por la cabeza hasta que retomé el contacto con mi antigüo amigo de la infancia Lucho.

 

Amores de infancia…

Lucho es el típico amigo que conoces de pequeña y que nunca se te olvida mientras vives. Entre él y yo siempre hubo feeling y una conexión especial tanto física como personal. Hacía más de 10 años que no sabía nada de Lucho salvo por alguna llamada perdida, sms o carta desde su país de orígen, Argentina.

Aunque nació allí desde muy pequeñito se vino a vivir con sus padres a Madrid que es donde lo conocí y estuvimos siempre juntos hasta la edad de 25 años que por motivos de salud de un familiar regresó a su país natal.

En los años que no hemos estado juntos, Lucho se casó en Argentina y se divorció hace un par de años y yo estoy actualmente casada y creía que felizmente…

 

Monotonía de matrimonio…

Una noche de la semana pasada, recibí una llamada de Lucho, al principio dudé si coger el teléfono o no pero la curiosidad pudo más que nada y contesté:

¡Lucho que sorpresa,como estás!

¡Hola Carmen, muy bien y tú!…

Estuvimos charlando durante más de una hora por teléfono, hasta que al final concertamos una cita para saludarnos y ponernos al día.

La idea de volver a ver a Lucho me gustaba pero me aterrorizaba a la vez, porque al oir su voz me vino la vena sentimental y meláncolica que todos llevamos dentro y pensé en todos los momentos buenos que pasamos juntos, incluso nuestra etapa de novios que pasamos y que nunca se olvida, los primeros besos, abrazos, enfados, sexo, etc, etc…

Quedamos un viernes noche y yo durante toda la semana había estado pensando que excusa ponerle a Manuel mi marido, ya que no podía decirle la verdad por miedo a que alomejor no se lo tomara bien.

Después de mucho pensar le dije que me habían invitado a una fiesta sorpresa de un cumpleaños de una compañera de la oficina, a lo que manuel no dijo nada, es más me deseo que lo pasara bien y me divirtiera.

 

 Amores que duran toda la vida…

Al final quedamos en su piso que tenía alquilado cerca del centro de la ciudad y íbamos a cenar comida japonesa que nos gustaba mucho a los dos, acompañada por supuesto de una buena botella de vino tinto y amenizada con música tranquila y de ambiente.

Llegué al patio de su edificio al que me había indicado y aparqué cerca el coche, toqué el timbre y subía a su casa en un tercer piso. Ya en el rellano me puse algo nerviosa porque hacía años que no nos veíamos y no sabía la reacción al verlo y la suya hacía mi.

Llamé a la puerta y cuando abrió casi me pongo a llorar de emoción, recordé en unos segundos todos los años vividos junto a él y pasó por mi mente toda mi infancia desde los 5 años que lo conocí hasta los 25 que se marchó..

Nos miramos fijamente a los ojos y se encendió una chispa en nuestros corazones, algo increíble y difícil de contar.

¡Qué guapa estás Carmen!,

¡No pasan por ti los años Lucho!

Estaba como siempre que recordaba, moreno de pelo ondulado, físico fuerte, elegante y perfumado hasta las orejas, jaja. Yo iba con un vestido de noche elegante pero nada sofisticado. Llevaba unos pantalones vaqueros azules que se ajustaban lo suficiente a él como para contemplar el paquete enorme que se gastaba, en la parte superior una camiseta  ajustada de cuello redondo y marcando unos brazos musculados y fuertes, aparte de un físico espectacular como en él era costumbre.

¡Pasa guapetona y te enseño el pisito!

¡Qué alegría Lucho de verte!

Después de darnos el típico abrazo de cariño, recuerdos y pasión, pasé al piso. Ya dentro tenía todo muy ordenado y limpio, una luz tenue y rojo pasión y una gran mesa en el comedor montada con cubiertos, mantel, y velas aromáticas…

¡La noche prometía!

Mientras llegaba la comida japonesa, bebimos unas copas de vino y nos pusimos al día poco a poco de todos estos años sin vernos y la verdad es que conforme pasaba el tiempo más me sentía atraída por él y más a gusto estaba a su lado.
Llegó el repartidor con la comida japonesa y la verdad es que no tenía hambre ninguna, estaba tan a gusto en el sofá hablando de todo con Lucho que allí me hubiera quedado…

¡Carmen vamos a comer algo y luego seguimos hablando!
¡Perfecto vamos a recordar viejos tiempos!

Entre plato y plato, copa y copa, se nos pasó un buen rato de confidencias, recuerdos y atracción mútua…
Después de cenar, Lucho preparó un buen café y nos sentamos en el sofá donde puso otro tipo de música más romántica y un par de copas.

En un momento de la conversación me dijo directamente:

¡Estás muy buena, me niego a terminar esta noche sin haberte follado, sin sentirte como hace tanto tiempo que no te siento!

Sus palabras tan directas y sensuales me calentaron aún más y me pusieron muy cachonda. Tenía ganas de probar sus besos, hambre de sus caricias y mi deseo era más grande que mi respeto por mi marido.

En tal solo unos minutos no pudimos reprimir más nuestras ansias y deseos carnales, juntó sus labios con los míos y los fue separando con la lengua y así fue como empezamos nuestra aventura. El pulso se me aceleraba y la respiración se entrecortaba al mismo tiempo que sus manos tocaban todo mi cuerpo necesitado de sexo y pasión desenfrenada. La ropa fue desapareciendo de nuestros cuerpos camino del dormitorio y ahí me di cuenta que iba a ser infiel a Manuel y que el sentimiento de culpa llegaría más tarde, mañana, pasado mañana….

Puso mis manos hacia arriba y atrás, jugó con su lengua por todo mi cuello y mis pechos erectos por la excitación, yo no paraba de retrcerme de placer mientras le dejaba hacer todo tipo de travesuras, lo deseaba como nunca.
Me mordisqueaba los pezones y su mano se dirigió hasta mi monte venus en busca de mi vulva totalmente mojada, me introdujo un dedo que despertó aún más mi deseo por él , su lengua fue buscando un lugar donde esconderse y llegó hasta mi sexo, explorando toda la zona, hizo que mi mente dejara de pensar por completo en mi marido y tuve un pleno orgasmo, luego me penetró con ganas, con ímpetu, hundiendo su rabo dentro de mi cueva cada vez más mojada, tras varias acometidas conseguimos llegar juntos al éxtasis….

Perdí la noción del tiempo porque estuvimos haciendo el amor durante casi toda la noche, hicimos varias posturas, yo encima, a cuatro patas, un 69….Parecía que no hubiéramos hecho el amor nunca ya que deseábamos follarnos y corrernos, así fue, muchos polvos y muchos orgasmos inolvidables.
Después de quedar extasiados los dos en la cama durante bastante rato, recobré algo la cordura y me levanté, me vestí,y despidiéndome de Lucho salí de su cuarto. Cuando llegué a casa me di una ducha y sin hacer ruido me acosté y cogí un sueño profundo.
A la mañana siguiente mi marido me preguntó por la fiesta y yo le mentí como una bellaca, había sido una perra en celo toda la noche pero me sirvió para encontrarme conmigo misma.
Después de aquella noche no volví a ver más a Lucho ya que salió por trabajo a otra ciudad y no se despidió personalmente, simplemente me mandó un mensaje diciéndome que no quería destrozar mi matrimonio y que sentía que me quería, mejor así…

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