Jamás pensé en tener sexo con mi hermano ¡No sé cómo termine con él!
Primero que nada quiero aclarar que este relato es ficticio, además de que pretendo hacer varios siguiendo la historia que leerán siempre y cuando vea que hay interés…también aclaro que escribiré desde una perspectiva en primera persona de la chica, por comodidad (y morbo).
Me llamo Janet tengo 18 años soy de tez clara, cara afilada la cual resalta gracias a mi largo y ondulado cabello castaño, pómulos sobresalientes, labios gruesos pero definidos y curvados, nariz delgada y definida además de unos ojos color café claro grandes y hermosos adornados por largas y gruesas pestañas, cejas bien definidas y delgadas…respecto a mi cuerpo, soy de estatura baja pues mido 1.57 m, complexión delgada, pechos medianos para nada caídos , una cintura bien definida así como unas caderas anchas con grandes y bien paraditas nalgas seguidas de unas delgadas y largas piernas.
Somos una familia de cinco, mis dos padres, mi hermana cuatro años mayor que yo, seguida de mi hermano un año mayor y al último yo la más pequeña. Desde chica siempre fui muy unida a mi hermano pues prácticamente somos de la misma edad e incluso de muy niña bromeaba con que era mi novio (a menos que estuvieran mis padres los cuales me reprendían por ello) esto por mera inocencia de la niñez sin comprender lo que era un noviazgo. Siempre fui la más consentida por todos a excepción de mi hermana con la cual siempre me lleve bien, pero todo lo que ella no me consintió lo repuso mi hermano, comprándome cosas, siempre me llama “mi niña” y me muestra su afecto con besos en el cachete y fuertes abrazos de los cuales en más de una ocasión podía sentir su masculinidad rozando mi trasero, eso me excitaba de cierta forma…me gustara o no admitirlo, también estaban esas miradas rápidas y por reflejo checando que tal estábamos (como cuando le das un vistazo rápido a alguien que te atrae) e incluso en más de una ocasión cruzábamos miradas por unos pocos segundos con una muy evidente tensión sexual.
Nunca tuve mucha suerte al querer intimar con chicos, si bien nunca me hizo falta novio ninguno lograba convencerme de dar el siguiente paso…eran bastante insistentes al respecto y notaba que solo querían cogerme y ya; en contraste a mi hermano quien paso por la misma situación que yo pero a la inversa ya que su última novia era la que insistía sobre hacerlo, pero él se quería esperar por lo cual ella termino engañándolo para quitarse las ganas. Esto hizo que el a sus 19 y yo a mis 18 siguiéramos siendo vírgenes, cosa inusual hoy en día, pero eso no tardaría en cambiar pues por un viernes, sábado y domingo nuestros padres decidieron irse de viaje y nuestra hermana ya tenía cerca de medio año que había salido de casa a vivir por su cuenta por lo cual, teníamos casa sola.
Mi hermano llamado Arturo se quedó a cargo y decidió que fuera un fin de semana tranquilo, solo nosotros dos en la casa sin hacer nada especial (o eso creímos). La segunda noche yo me encontraba acostada en la cama de mí habitación escuchando música con mis orejeras mientras Arturo hacia lo mismo en su habitación la cual la separaba un pasillo oscuro de la mía…o eso creí. A veces cuando no había nadie yo iba a la cama de mi hermano para conciliar el sueño y dormir juntos, solo por mimarme el consentía, esa noche yo iría sin hacer ruido a acompañarle cuando al llegar note que tenia su pants debajo de sus bolas y estaba haciéndose una chaqueta mientras la luz que emitía la pantalla del celular le iluminaba la cara; no hice ruido alguno y me limite a observar aprovechando que el no me veía gracias a que toda luz estaba apagada y el se encontraba acostado dándome la espalda por lo cual no se dio cuenta de mi presencia.
Me quede pasmada al verlo jalándosela y pensé “¡No mames! ¿Qué estará viendo?” al mismo tiempo me maraville al ver como movía más rápido su muñeca y comenzaba a gemir levemente y entonces no pude resistir más para interrumpirlo diciendo en voz alta “Hola, hola” a lo cual el dio un brinco seguido de un leve grito y me grito “¡¿Qué pedo Janet?!”. Entonces yo me pare a un lado de su cama sin parar de reír y hacerle burla.
— Parece que estabas algo…muy ocupado, ¿Verdad? — Dije entre risas.
— Eso no es de tu incumbencia. — Respondió tajante.
— Bueno al parecer ahora lo es, creo que te interrumpí en tus…asuntos ¿Se podría saber que te tenía tan entusiasmado?
— Nada. —Me respondió mientras se subía el pants.
— ¿Seguro? Porque no parecía que no fuera nada, te veías muy empeñado en lo tuyo. — Le dije con cinismo,
Entonces rápido me acerque más hacia su cama haciéndole una que otra burla solo para agarrar su celular y salir corriendo al baño para encerrarme mientras el me perseguía por poco logrando detenerme, al final asegure la puerta mientras del otro lado Arturo me suplicaba por que no me fijara en lo que le daba tanta inspiración.
— Por favor Janet, no tienes que verlo.
— No, no tengo que…pero lo hare. — Le dije mientras desbloqueaba su celular con una contraseña sabida por mí.
— ¿Ya viste verdad? — Pregunto tras mi repentino silencio.
Entonces salí del baño con el celular en mano y mirada fija en el con la boca abierta estando molesta le dije “¡¿En serio?!” y es que aquello que le daba placer era una foto mía donde traía una falda plegada un poco por debajo de las nalgas que lucían más debido a los tacones, con una blusa escotada que llegaba por encima del ombligo.
— Te dije que no tenías que verlo Jani.
— No quiero oír nada, ya lárgate a tu cuarto.
Sin más le regrese su celular y cada uno nos fuimos a nuestro respectiva habitación sin mediar palabra. Yo no podía dormir pues no paraba de darle vueltas al asunto “¿Cómo mi propio hermano se la jalaba viéndome? ¿Desde cuándo llevaba haciéndolo? Y pensar que soy su niña”. Después de un tiempo se me quito el enojo hacia él y comencé a analizar las cosas y note que ese gusto hacia mí siempre estuvo ahí, solo que había decidido ignorarlo y claro era mutuo, pese a que ambos nunca le dimos más importancia. Paso una hora más y yo ya estaba completamente tranquila e incluso caliente de pensar que mi propio hermano me deseaba y entonces pensé en nuestra virginidad…que mejor momento para quitarnos ese peso de encima.
Me levante de mi cama para ir a su habitación y no fue sorpresa ver que seguía despierto también.
— Arturito…¿Cómo estás?
— Mal mi niña, si no me quieres perdonar esta bien.
— No pasa nada. — Le dije tranquila mientras me sentaba en su cama.
— No es así, algo está mal en mí.
— ¿Por qué lo dices? — Dije tras sujetar su mano.
— Es que…es que no es la primera vez que hago eso con tus fotos.
— ¿Ah no?
— No…ya hace un tiempo que lo hago, hasta me imagino haciéndolo contigo.
— No tiene porque ser malo, al fin y al cabo siempre hemos sido muy unidos.
— Pero somos hermanos no está bien.
— No es algo que nunca haya pasado…que un par de hermanos hagan el amor.
— Pero no hemos hecho nada Jani.
— Pero podríamos.
Enseguida jale su mano para que se sentara frente a mí y entonces nos miramos fijamente a los ojos sin decirnos ni una palabra cuando entonces yo súbitamente le di un beso en la boca, tirando suavemente uno de sus labios y luego el continuo el beso solo por un momento hasta que nos separamos para volver a cruzar miradas y de repente fue como si no importara que éramos hermanos pues nos volvimos a besar esta vez con mayor pasión y desenfreno, manoseándonos cuanto podíamos pues la lujuria nos invadía sin que pudiéramos hacer nada más que sucumbir ante ella.
Entonces el se abalanzo sobre mi recostándome en la cama mientras sus manos recorrían mi cintura para luego meterse entre mi blusa de tirantes y suavemente acariciar mis pechos, a la vez que yo levantaba su camisa para poco a poco irla quitando y Arturo hacía lo propio con mi blusa y short, después me propuse a quitarle el pants y mientras lo hacía reaccionamos un poco.
— ¿Estas segura que quieres hacer esto? — Pregunto amablente.
— Claro, quien mejor que tú para desvirgarme. — Respondí ansiosa.
Sin más seguimos con lo nuestro esta vez deshaciéndonos de toda ropa…aunque le costó quitarme el sostén y se ganó una burla por ello, aun así su tacto era suave y delicado como siempre espere que me trataran en mi primera vez. Estando completamente desnudos nos pusimos de rodillas uno frente al otro y luego de sonreírnos mutuamente supimos que iba enserio y esa noche seria inolvidable; entonces me volteo e instintivamente me recosté boca abajo mientras él se ponía encima de mí a la vez que sentía ligeros empujones de su pene entre mis nalgas, esto con el fin de hacer crecer a su amigo lo cual no tardo en suceder y mi hermano enseguida trato de metérmelo pero sin éxito.
— No la encuentro.
— Ahí está, no se ha ido. — Le dije excitada.
Entonces el me sujeto de la cadera, rápidamente me volteo para ponerme encima de él y así hacer yo la mayor parte del trabajo. Me acomode encima de su grueso y largo pene mientras esperaba ansiosa que lo metiera mientras a su vez Arturo esperaba que yo lo sujetara y lo introdujera, entonces después de un breve momento de no hacer nada mi hermano tomo la iniciativa y me penetro lenta y suavemente.
— De seguro nos arrepentiremos luego Jani. — Dijo mientras entraba más en mí.
— No importa…mientras gocémoslo. — Comente tratando de calmarlo.
Entonces nos miramos a los ojos fijamente pese a estar a oscuras y luego acercamos nuestros labios para darnos un apasionado beso mientras mi hermano sostenía mi cintura y comenzaba a moverse más rápido y fuerte llegando hasta lo más adentro que pudiera, yo no podía hacer nada debido al placer que me estaba proporcionando mi propio hermano…nada más que gemir mientras lo besaba aunque después de un rato yo cortaría el beso para decirle:
— Que rico me das.
— Si mi niña, también estaría rico que tú te movieras.
Entonces le hice caso y lo empuje con mis manos para que se recostara en la cama y dije “A ver qué tal me sale” así pues empecé a montar su verga moviendo mi culo de arriba abajo rápidamente mientras veía su cara de placer y lo escuchaba gemir mientras me decía que no me detuviera, entonces comenzó a recorrer mi cuerpo, primero mis pechos los cuales agarro y estrujo para después besarlos y chuparlos, luego bajo delicadamente por mi cintura hasta llegar a mis nalgas para apretarlas bien y decir “Que ricas nalgas hermanita…y me las estoy dando” para después soltarme un par de nalgadas que me harían gritar un poco y entonces le daría un beso pero mientras sostenía su labio con el mío le soltaría una mordida.
— ¡Que perra eres! — Diría mientras sonreía.
— Y soy tuya hermanito.
— Si eres mía Jani, solo mía y te voy a coger muy rico.
Después arremetería con todas sus fuerzas y vigor mientras yo gozaba demasiado su verga dentro de mí e incluso no resistí tanto placer y me tendí en su pecho mientras le imploraba por más a la vez que comenzaba a experimentar mi primer orgasmo.
— ¿Ya te mojaste? — Pregunto con cinismo.
— ¿Y tú qué crees? Obvio que sí, es lo que ocasionas ¿Y tú?
— No aún no.
— ¿Quieres cambiar?
— Claro.
Entonces me quite de encima suyo para ponerme en cuatro y le dije “Veamos si le atinas esta vez” el rio un poco y después sentí su pene intentando entrar a donde pertenece y en esta ocasión lograría entrar rápidamente y yo diría “Ya conoce su casa” sin mas titubeos comenzó a embestirme fuertemente, me encantaba la sensación de sus bolas chocando contra mi puchita mientras él me sostenía de los hombros para comenzar a rasguñar mi espalda y luego darme una fuerte nalgada. Yo no paraba de gemir y disfrutar cuando lograba venirme por segunda vez mientras me apoyaba en la cama del placer mordiendo la almohada y rasgando las sabanas “¿Otra vez hermosa? Se nota que te está gustando” me diría mientras yo acomodaba mi cabello para que lo jalara, aunque no entendería la indirecta y el solo subiria una de sus piernas y me daba una última y fuerte arremetida y yo solo diría entre gemidos “¡¡AAHHH!! Dame más Arturo no pares, dale toda la verga a tu hermanita ¡¡¡AHHHH!!!” y lograría que me corriera por tercera vez…aunque el ya se encontraba agotado y me sacaría su pene por cuenta propia.
— ¿Te gusto? — Me preguntaría.
— ¿No se nota? Me dejas hasta las piernas temblando.
— Cuando quieras, para mi es un placer. — Diría entre risas.
— ¿Y tú qué tal? ¿No te habrás venido adentro verdad?
— No me vine. —Dijo en tono más serio.
— ¿Cómo qué no? ¿Porque?
— No pude, estuve cerca varias veces pero no pude.
— Tranquilo la próxima vez te hare acabar, solo no te vengas dentro, no querrás tener un hijo-sobrino. Le dije bromeando.
— No para nada. Respondió mas calmado.
Bien de momento es todo, si les gusto el relato y quieren que continúe la historia pueden dejarme sus comentarios diciéndome que les pareció. También como es un relato ficticio puedo tomar mas sus sugerencias (a diferencia de los verídicos) siempre que no cambien mi manera de escribir o sean muy alocadas dentro de lo que cabe. Sin mas espero les haya gustado y no lo dejen abandonado pues me gustaría seguir escribiendo acerca de estos chicos ¡Bye¡