Soy Julio y tengo 24 años, me folle a la mujer de mi padre. Ahora soy un amante más de esa madura
Llamadlo destino, oportunismo o descaro, pero esta aventura cuenta con cada uno de los factores mencionados. Dicho esto, comienzo a contaros esta curiosa historia.
Mi nombre es Julio, tengo 24 años y desde hace pocos meses, por motivos laborales, vivo en Madrid.
Tras muchas tardes de ordenador y búsqueda activa en internet y varias entrevistas por videoconferencia, encuentro un trabajo acorde a mi formación y a mis expectativas aunque en una ciudad diferente a la que hasta la actualidad vivía. Desde ese momento, contaba con tan solo una semana para encontrar un vivienda en Madrid y, como decía anteriormente, sería el destino que un amigo en común me facilitó el contacto de un chico que buscaba un nuevo compañero de piso.
Nico, al igual que yo, es natural de Córdoba y estudia el doble grado en ADE+Derecho. De él solo puedo hablar bien, puesto que es un chico divertido y con el que no he tenido problemas de convivencia, aunque he de decir que es un niño mimado de papá y mamá. No solo por el dinero de sus padres, sino porque raro ha sido el mes en el que su familia no ha subido al piso a traerle comida, ropa o cualquier otra cosa que necesitara.
El primer día que conocí Juan y Nuria, padres de Nico, pude comprobar que era una familia que contaba con dinero y mucha clase. Juan es un alto cargo en una famosa empresa andaluza y Nuria es profesora en un colegio privado, ambos pese a sus 50 años mantienen una buena figura y es que su dieta siempre es estricta, tal y como aprecie el primer día en el que me invitaron a acompañarlos a un famoso restaurante de la capital.
Nuria es morena de piel, de pechos generosos y casi siempre a la vista de quien quiera disfrutar contemplándolos y un culo más bien ancho pero firme del gimnasio. Su estatura ronda el metro setenta, por lo que es más bien alta para ser mujer y lo que más destaca de ella es su bonita sonrisa que acompaña a unos exóticos rasgos faciales.
Desde el primer día que conocí a Nuria he sentido deseo por acostarme con ella, algo que sé que ella no ha pasado desapercibido pero que el inocente de su hijo y el desinteresado de su marido no han conseguido detectar. Siempre he intercambiado bromas, sonrisas y algún acercamiento con ella, pero no se daba nunca la posibilidad de llegar a algo más.
Cada fin de semana cuando marchaba de nuestro piso no paraba de pensar cómo lograr tener una oportunidad con ella, pero siempre quedaba en una paja que bajaba mi calentura. No iba arriesgar, solo era cuestión de esperar y encontrar el momento idóneo, y ese momento fue recientemente, cuando comenzó hacer unos días de frío y que coincidieron con mi visita a mi familia. Nico, friolero como el que más, me pidió que si podría pasar por su casa durante el fin de semana y traerme alguna prenda de vestir acorde al tiempo que se estaba aproximando. En otra situación, ser recadero me hubiese molestado muchísimo, pero en ese momento vi como la posibilidad de estar a solas con Nuria podría hacerse realidad.
Por ello, ni corto ni perezoso, le pedí el contacto de su madre con la excusa de concretar disponibilidad y avisar antes de pasarme por su casa. Una vez tuve el contacto, me dispuse a escribir un whatsapp identificándome y diciéndole cuando me venía mejor pasar por la casa de Nico a recoger las prendas que necesitaba.
Ella pese a ser moderna, me mandó una graciosa nota de audio diciéndome que tarda mucho en escribir y que sin gafas suele fallar mucho al escribir, yo mientras tanto contemplaba su foto de perfil donde aparecía junto con dos mujeres que considero que eran hermanas suyas. Total que me comentó que estarían toda la tarde del sábado en casa, por lo que deduje por sus palabras que sería ella junto con Juan, su marido. En ese momento, mi entusiasmo se fue al garete y como bien se dice: Mi gozo, quedó en un pozo.
Al menos, disfrutaba de mi familia y amigos hasta que el sábado en la mañana recibo un whatsapp de Nuria, esta vez en texto. Decía así:
“Hola Julio, siento molestarte y este cambio a última hora, pero finalmente esta tarde no estaremos en casa. Si quieres puedes decirme dónde vives y voy con Juan a llevarte la ropa de Nico u otra opción sería que vinieses mañana domingo, que sí que estaré en casa”
Rápidamente contesté diciéndole que pasaría a media mañana antes de marchar hacia Madrid, que no se preocupase. Respondiendo ella:
“Siempre tan atento, eres un excelente hombre” junto con un emoji que mandaba un beso.
Al día siguiente, con mis maletas hechas y ya habiéndome despedido de la familia acudí hasta la casa de Nico, con un sueño: que esa mujer estuviese sola en casa para intentar conseguir mis objetivos.
Y efectivamente, cuando iba por la calle de aquella lujosa urbanización me crucé con Juan y su flamante BMW. Recuerdo perfectamente aquella mezcla de sentimientos: excitación, nerviosismo pero sobre todo, valentía. Solo necesitaba un guiño y no dudaría en lanzarme a disfrutar con Nuria.
Cuando aparqué, llamé al timbre y accedía la vivienda. Asombrado con el jardín y aquella piscina enorme no vi cómo se acercaba Nuria hacia mí. Cuando quise darme cuenta, estaba a mi vera y diciéndome:
-Creía que eras Juan, acaba de marchar y se ha dejado el móvil de empresa. Bueno me acompañas o esperas fuera a que te de las cosas de Nico, ya te aviso que pesan jaja
-Pues no me quedará de otra que ayudarte
La perseguía, mientras entrabamos a casa y contemplaba esa diosa madura a la que tantas veces he soñado follar. Llevaba una camisa de adolescente y pantalones cortos, no era la típica ropa elegante que solía llevar pero verla así me puso a mil.
– Creí que me avisarías por Whatsapp, qué vergüenza! Mira que descuidada te he recibido.
Comenzaba la batalla, la del “descaro”. No estaba dispuesto a desaprovechar la oportunidad que Nico me había brindado.
– Sabía que por mal que te encontrase, seguramente no decepcionarías la imagen que tengo de ti.
Ella, que tonta no era y que también lo deseaba, no paró la situación y me siguió el juego.
– Ya pero hubiese preferido que me avisases, para ver si era buen momento y no solo para vestirme algo más “arreglada”, que para mí es lo de menos.
Estaba seguro que esa mujer sabía que en la mañana se quedaría sola y que iba buscar saciar los deseos que tantas veces se habían confesado nuestros cruces de miradas. Y así fue, porque ya una vez dentro y con la puerta cerrada, mientras me decía lo anterior, se acercaba y tocaba mi dorso. No es que flipase, pero tampoco esperaba que ella llevase la voz cantante.
La miré fijamente, sonreí y le dije:
– Ahora sí, hoy es el día que tanto llevo esperando.
– No Julio, rectifico! Hoy es el día que ambos esperábamos.
Comenzó a besarme, a decirme que me deseaba en el oído y descamisarme. Cuando escuchamos un ruido, por un momento que sería Juan y que se acabaría la fiesta.
No sabía si Nuria no se había percatado o que absolutamente le daba igual, por lo que pese a no querer, la rechacé dándole un pequeño empujón.
– ¿estás loco? ¿qué haces?
– Nuria, he escuchado una puerta abrirse y no sé si es que tu marido ha vuelto a casa o que vuelve a por el móvil.
– No sé, no he escuchado nada pero lo comprobamos en un momento.
Abrió la puerta, fue hacia al garaje y no encontró a nadie. Cuando volvió, sonreía y disfrutaba de mi cara de niño asustado por la situación.
– No tengas miedo, está todo controlado y pensado. Aunque creo que es mejor que llame a Juan para comprobar que no vuelve.
“ Hola Juan, no sé si te has dado cuenta pero te has dejado el móvil de empresa en casa”
“ ¿Y qué? No tengo derecho a ir a pasar el día con mis amigos sin que me molesten un domingo, joder”
Me sorprendió el trato y la forma en la cual se la decía, siempre la trató como una dama en mi presencia, ni un solo mal gesto y, mucho menos, una mala palabra.
“No cariño, tan solo quería preguntarte si tenías pensado volver a por el teléfono o incluso yo llevártelo aunque tal vez vaya a misa, aún estoy dudando”
Mientras tanto, yo cada vez me acercaba más, hasta el punto de comenzar tocar cada parte de su cuerpo y comenzar a besar su cuello.
“No, no hace falta. Esta noche nos vemos directamente en el restaurante, no llegues tarde como siempre” y colgó.
Tras esta llamada, y mientras seguía disfrutando y comenzando a desabrochar su camisa, me dice con un tono que mostraba su descontento e impotencia:
– Tiene un serio problema, que siempre llega pronto en todo y claro, la puta de su mujer tiene que disfrutar con otros rabos.
Entonces comenzó la acción, tocó mi paquete y susurró:
– Espero que esta joven verga, no me decepcione.
Me llevó hasta el sofá del salón y me empujó, entonces comenzó a moverse sensualmente mientras se terminaba de desnudar. Esa puta lo tenía preparado, tenía una ropa interior de encaje que no creo que fuese su atuendo en ocasiones que no fuesen especiales.
Yo saqué mi polla y comencé a masturbarla, hasta que ella se aproximó, y aun con ropa interior, comenzó a masturbar y escupir hacia mi rabo. Estaba bien enseñada, y con carcajadas me decía:
– Aprovecha Nico, no seas tímido, que sabes lo difícil que es quedarte a solas conmigo y en una casa enorme donde follarme como te apetezca.
Sin mediar palabra, la cogí fuertemente de la cabeza y la lleve contra mi polla. Tales eran mis ganas que fueron varios intentos hasta que conseguí meterla en su boca. Ella experta en la materia, salivaba y bañaba mi chorra, no olvidaré esa imagen nunca, la madre de mi compañero succionando cada centímetro de mi polla y yo mirándola con una gran foto de Nico vestido de comunión de fondo, puesto que era una familia muy religiosa.
Entonces comencé a reir y ella paró de mamarmela.
– ¿Qué te hace tanta gracia Julito?
La cogí fuertemente de los pómulos y le dije:
– El cuerpo de cristo no sé si lo comerás hoy, pero mi polla te la vas a tragar hasta que me corra.
Me levanté del sofá, y la atraje contra mi pija. Comencé a bombear mi polla contra su boca, literalmente me follaba su boca y ella solo podía succionar mientras daba arcadas. Estaba claro que o me corría dentro o Nuria terminaba vomitando, pero nunca había durado tan poco tiempo como esta vez que le terminé inundando la boca de una leche que ella no se negó a tragar.
Después comenzamos a besarnos, magrearnos y terminando de desnudarnos. Cuando estaba a cuatro patas en el sofá, comencé a comerle el coñazo maduro pero muy húmedo que me esperaba con ganas. Paré durante un momento y le susurré al oído:
– No sabes cuantas veces he deseado comerte el coño, así como estás pero en el sofá de mi piso en Madrid.
Mientras metía mis dedos en su coño y me volvía poner a tono.
– ¿Ah si?¿Y tú sabes cuantas veces he imaginado y deseado estar bajo la mesa chupando tu polla mientras comes junto a mi marido e hijo? Tú descaro me asombraba, no parabas de intentar cruzar miradas conmigo y cuando lo hacías era porque te quedabas empanado mirando mis tetas.
– Para no mirarlas Nuria!! Mientras las estrujaba con fuerza
– ¿Solo pensabas en hacérmelo en el sofá?
– No, eso solo era momentos pero realmente siempre he querido follarte en el servicio o en el cuarto de tu hijo.
Se volteó y me cogió de la polla, mientras mordía mi oreja:
– Y ahora, ¿no te apetece follarme en la habitación de Nico? ¿o en la cama del cornudo de su papaíto?
– Donde más cerda vaya a ser
No medió palabra, tan solo me dirigió hasta la habitación de su hijo y al llegar le empuje contra la cama y tumbada sobre ésta, comencé a follarla fuertemente por detrás mientras golpeaba su culo maduro. Que disfrute, que placer y que pocas ganas de volver a Madrid. Solo deseaba que las horas no pasasen y no dejar de disfrutar de Nuria.
-Qué guarra eres, como te dejas hacer y como disfrutas siendo infiel con un chico que podría ser tu hijo.
– Dime lo que quieras, estoy segura que no está pasando nada que no te imaginases que podría pasar o definitivamente eres más tonto que mi marido.
Entonces me fui hacia el armario, y encontré lo que buscaba, un cinturón. Solo un azote me permitió darle.
– Ni se te ocurra volverme a golpear, follame por donde desees y dime lo guarra que soy o lo mucho que te pongo, pero no quiero otro puto subnormal que disfruta pegándome cuando me folla. Tú decides, disfrutamos los dos o no disfrutamos ninguno.
Si pensaba que esa mujer sería mi sumisa, estaba muy equivocado. Era otro más de los muchos con los que se habría acostado y de los que repetiría si la respetaba. En ese momento fui listo y conseguí excitarla de nuevo y sacar sus ganas de disfrutar de otros hombres.
– Vamos llévame a la cama a la del toro domador de tu marido, quiero follarte el culo.
Me llevó hasta su habitación, con una enorme cama donde calmar a pollazos contra su culo mis ansias de volverla azotar. Su culo estaba más que preparado para ser zambombeado y es que ella me lo pedía a gritos.
– Vamos Julito, que este culo tiene hambre de pito!!
Juro que acabé agotado pero mereció la pena el follarme a la madura de mis sueños.
Tras hacerla correrse de nuevo y sin una gota más que extraer de mis huevos, me acosté junto a ella y para mi asombro me dijo:
– De los amigos de Nico el mejor, para que engañarnos, pero aun te falta coger ritmo y conocerme para llegar a la altura de mi personal trainer y el becario de mi marido. Pero no descarto hacerte un nuevo hueco.
Estás maduras elegantes que parecen que no han follado con otro hombre que no sea su marido, realmente te sorprenden, ¿con quién cojones me había acostado yo?
Tras una ducha y comer algo, volvimos a follar, esta vez en la cocina. Fue algo rápido, intenso y para irme aún más cansado hacia Madrid.
Llevamos las cosas a mi coche y me dispuse a partir, cuando me comentó:
– Las casualidades no existen, pronto vendrán más. (guiñándome el ojo)
Ya conduciendo hacia Madrid y cuando llevaba sobre media hora conduciendo, recibí la llamada de Nico:
– ¿Cuando llegas? es para ayudarte a subir mi ropa y comida, que bastante has hecho ya por mí.
– No muy tarde, te aviso cuando me quede poco.
– Gracias tío, te debo una. Siempre al pie del cañon!
– No me debes nada, ya me dio algo tu madre.
– Ah genial! Ya me cuentas luego cuando llegues
Al llegar al piso, quedé sorprendido.
– Te has portado como un campeón, hacía tiempo que no notaba a mi madre con tantas ganas de repetir un buen rato con alguno de sus amantes. Julio, nada es por casualidad!
Te ayudaré a cumplir tus fantasías con mi madre, gracias por todo.
No sabía de qué iba el asunto, pero ese tío no solo sabía que me había follado a su madre sino que me pareció que todo lo habían planeado juntos, entonces…
– Pero Nico… qué?
– Mi padre es un cabrón que además de infiel, casi maltratador y picha floja me cae como el culo. En mi casa todos sabemos por qué sigue mi madre con él y que yo no soy su hijo, pero es feliz con su doble vida y paseando a mí madre como si fuese su puta, que lo es.
No dudes en pedirme consejos, no quiero que sea la última vez que haces feliz a mi madre.
Me marcho a mi habitación, tras chocarme la mano.
Solemos escribirnos por Whatsapp y para que mentir, estoy contando los días para tener una nueva ocasión de culear a esa madura.