Junto con mis amigos del instituto la pasamos muy bien

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Fernando, Martín, Juan y yo éramos amigos desde niños, fuimos juntos al colegio y ahora también estábamos en el mismo instituto, Martín y yo en la misma clase, Fer y Juan distintas clases mismo curso. Solíamos andar siempre juntos, aunque había más miembros en la pandilla, nosotros cuatro, ya éramos amigos desde la infancia, nuestros padres se conocían y siempre rondábamos unos por casa de otros y viceversa, las primeras gamberradas y también las primeras pajillas grupales, viendo porno en casa de alguno. Fer y yo, quizá más amigos o más unidos por lo menos, solíamos salir y regresar juntos de casa, aunque las quedadas fuesen en la plaza con el resto de la peña, él pasaba a recogerme o yo a él. Martín y Juan también eran buenos amigos, pero no tan unidos a mi como Fer, había muy pocas cosas que Fer no supiese de mi y creo que pocas que yo no supiese de él, amores y desamores, gustos y disgustos y aunque los tres sabían de mis rarezas e inclinaciones sexuales, no podía contarles todo, claro esta, tenía que mantener cierta discreción, pero no ocultaba mi gusto por hombres y mujeres, podía decirse que se me notaba y se me nota mucho el royo “nena” y ellos lo sabían y siempre salía alguna broma al respecto, como cuando nos hacíamos las pajillas, siendo más niños, y Martín, que era el más echado pa adelante, me decía:

– Oye tu, nos miras más las pollas a nosotros que a la peli porno, pajeate hacía otro lado.

El pobre no era muy agraciado, pero tenía una tranca de cuidado, lo que me daba la oportunidad de responderle con la misma moneda.

– Con ese monstruo que tienes entre las piernas, para no verlo tendría que sacar la cabeza por la ventana y aún así me daría sombra, cabrón. Le decía yo, lo que solía provocar las risas de todos y ya se había jodido el momento paja y tocaba seguir viendo un poco más de peli para volver a ponérnosla dura de nuevo.

Así era el grupito de cuatro que quiero describiros, por supuesto, yo era el único sin tabúes sexuales, quiero decir que me valía todo lo que me diese placer, ellos tres eran heterosexuales, los pobres.

El caso es que ese fin de semana Fer se quedaba a dormir en mi casa, sus padres se iban a Madrid, su hermana se licenciaba y asistían al acto el viernes por la tarde y no regresaban hasta el domingo, por la tarde. Entonces se nos ocurrió hacer noche de consola, esto consistía en que cuando uno tenía la casa para el, sin nadie en casa, comprábamos unas botellas de ron o Ginebra y nos tirábamos toda la noche jugando al GTA online y bebiendo ron-colas o gin-tónicos.

Y así hicimos, nos costó trabajo convencer a mis padres, pero la perseverancia y el hecho de estar a punto de llegar a la mayoría de edad jugaron a nuestro favor. Hicimos un bote, compramos lo necesario y… .

A las cinco de la tarde los primeros ron-colas empezaron a mojar nuestros adolescentes gaznates y los mandos de la PlayStation empezaron a cambiar de manos, ya teníamos un buen pedal y unas cuatro horas de juego, cuando Juan sacó una pequeña caja de metal, la puso en la mesa y soltó:

– He conseguido un poco de yerba, ¿Nos hacemos un porrillo?. Mientras hablaba sacaba un librito de papel de liar.

Martín que estaba jugando, soltó el mando, yo estaba sirviéndome otro ron, también me acerqué y Fer subió el volumen de la música y se sentó a su lado. No acostumbrábamos a usar drogas, de hecho, esa fue la segunda vez en nuestra vida que veíamos mariguana, por eso Juan, a partir de entonces apodado “el chapo Juan”, se ganó nuestra atención.

Continuamos bebiendo, fumando y charlando, de todo y de nada, hasta que entro en escena el tema sexo, comenzando Martín así:

– Os acordáis, de niños, cuando íbamos a las vías abandonadas a hacernos pajillas con revistas de mi padre? Ja,ja,ja. ¿ os crecerían las pollas desde entonces ? Por que no teníais gran cosa. Decía entre risas. Y Juan, que llevaba un pedo bueno le dijo

– La mía igual no te coge en la boca, listillo.

Nos reímos todos por la exageración y Fer dijo con semblante serio:

– Tres !

– Que ? Pregunto Juan.

– Tres ! Repitió Fer

Nos miramos y dijimos Martín y yo al unísono:

– Tres que ?

– Tres metros bajo tierra llega mi pilila ! Dijo Fer, riéndose a carcajadas.

Nos reímos todos durante un buen rato, imagino que con un poco de maria todo resulta más gracioso, el caso es que a todos se nos fue soltando la lengua y a mi también. Y no se si buscando la aprobación de mis amigos a alguno de mis actos pasados o simplemente la necesidad de compartirlos me sorprendí diciendo:

– Si os cuento algo, me prometéis que no saldrá de aquí, de mi grupo de amigos, de mis hermanos de toda la vida ?

Todos cambiaron el semblante y se quedaron serios mirándose y mirándome, a los pocos segundos todos respondieron afirmativamente y haciendo hincapié, en que si no confiaba en ellos, en quien si no, que eran mis amigos y hermanos. Entonces empecé a preguntar:

– Recordáis al viejo Manuel el estanquero ?, el que está ahora en una residencia ?, recordáis hace un año y medio, que jugando en la plaza, le rompí un vidrio de un balonazo ?

Todos movían la cabeza afirmativamente, sin decir palabra y los tres, con la boca abierta, expectantes.

– Pues, os voy a contar, como le pague el vidrio roto … .

Y así les conté como el viejo me había, sometido, lamido y follado, no con tantos detalles como os lo conté a vosotros en mi anterior relato, pero con los suficientes, como para ver, que dos de ellos tenían un bulto duro bajo los pantalones, se estaban poniendo a cien oyéndome describir lo sucedido, Martín incluso tubo que colocársela, disimuladamente, por lo mucho que le abultaba en el pantalón del chándal. No fue esa mi intención al compartir mi aventura con ellos, pero muchos ya sabréis como me pone saber que excito a un hombre y que este tenga interés en mi, aunque estos eran unos niñatos como yo, lo cierto es que me puse cachondo perdido y a lo largo del tiempo, poco a poco fui ganando experiencia en ese campo y se muy bien lo que les gusta a los hombres, a todos, a santos y no tan santos. Y a estos que tenía delante, ahora mismo, podía leerlos como libro abierto. Sus pollas erectas me decían muchas cosas de aquellos “heterosexuales”.

Así que seguí hablándoles del encuentro y respondiendo a alguna de las preguntas que, sobre todo Martín, me hacían, pero ahora, viendo la reacción, evidente por sus prominentes erecciones, continúe la historia haciendo hincapié en lo mucho que había disfrutado, en las sensaciones que había experimentado y todo, se lo iba contando, con la voz más dulce y sensual, que fui capaz de poner, afeminándome más, en gestos, formas, contoneos, buscando, ahora si, excitarlos lo más que podía, y yo también me estaba excitando como una perra, viendo como los tres estaban calentándose, imagino, que formándose las imágenes en su cabeza, iban haciendo alguna pregunta temblorosa y avergonzadamente, a las que yo respondía, poco más o menos como una zorrita en una película porno.

MARTÍN : ¿ pero el viejo ya estaba empalmado cuando llegaste ? Quiero decir, ¿ no serás tú, el que lo fue calentando ?

YO : Ya os he dicho, que me tenía ganas hacía tiempo, no se, quizá si me hubiese negado… . Pero lo que sí sé, es que cuando vio este culito de nena que tengo, suave y apetitoso, ya no había vuelta atrás, sabía que tendría que clavarme aquella polla cabezona que tenía el viejo salido. Dije, al tiempo que yo acariciaba una de mis nalgas por encima de mi leggin deportivo, muy ceñido a mi piel y Martín tragaba saliva, se le hacía la boca agua al cabrón.

JUAN : ¿ un capullo grande ? Pero, ¿ como de grande ?. No se, ¿ te dolió?

YO : Grande como una buena ciruela, puede que unos cuatro centímetros de ancho y en cuanto al dolor puede que al principio un poco, pero lamió y chupo tanto mi culito, que se me dilató mucho, ya antes de que empezase a follarme y ese dolor fue un precio muy bajo, a cambio del placer que me supuso, ser poseído y montado por un macho de pelo en pecho, para mi, era una fantasía, igual que ser follado por varios tíos, sirviéndose de mi para darse placer, si os digo la verdad, si no me hubiera masturbado el viejo antes de follarme, me habría corrido mientras me follaba por la excitación que alcance, estoy seguro. Esto lo dije a ver si se daban por aludidos. Yo estaba excitado como una perra, lista y preparada para ser su putilla y que me tomaran los tres, no se, si fue debido a lo que había bebido y fumado o la gracia de intentar excitarlos más, para reírme de su heterosexualidad, pero lo cierto es, que si no conseguía que quisieran experimentar sexualmente conmigo, iba a tener que pedirles por favor que me montasen, para quitarme esa calentura. Por suerte, el que yo creo estaba menos borracho y más excitado, pero que no había vuelto a decir nada desde que yo comencé a contar la historia del viejo Manuel, dijo:

Fer : ¿ fantasías?, ¿ quieres ser follado en grupo ?, ¿ de verdad ?.

YO : Veras, entiendo que esto sorprenda, pero una de las cosas que más me gustan y excitan es esta precisamente, sentirme deseado, no, mejor dicho, deseada, como si fuese una chica, que quieran enterrarme una polla o que se la chupe, me encanta comer pollas, su olor, su sabor, sus formas y si esto se lo puedo hacer a varios hombres a la vez, bufff !! Sólo con pensarlo me estoy poniendo a cien, será mejor que dejemos este asunto, porque si no, no respondo.

FER : Nosotros somos tres y creo que estamos todos en un punto de no retorno, ¿ tú serías capaz de follarnos a los tres juntos ? Igual tres pollas ¿ se te hacen mucho ?.

Antes de poder responder, Juan se levanto y dijo:

JUAN : Eeeh!. A mi no me gustan los tíos, no vengáis con mariconadas.

MARTÍN : ¿ Tíos ?, yo no veo ningún tío, mi madre es más tío que el. Míralo bien!, si, tiene rabo, pero el rabo, como al chorizo, se lo apartas y lo que te queda es una putita, míralo, míralo. Y lo que esta contando, nos tiene aquí… . Venga responde, si o no, ¿ quieres follar con tres tíos ? ¿ o nos estás vacilando ?.

YO : Esto, no es sólo cosa mía, es un trato, un pacto, del que estoy convencido saldréis ganando y yo también, experiencias, conocimiento, placer y algo que no os darán esas niñitas con las que salís, esto es sexo por sexo y el pacto a de ser entre los cuatro, me tenéis a vuestra disposición, aquí y ahora y por cierto Juan, la polla te va a salir por la goma del chándal. Mientras terminaba de decirle esto a Juan, introduje mi mano dentro de sus pantalones y agarre su polla suavemente, descapullándosela con mucha, mucha suavidad, él, dio un, muy, pero que muy pequeñísimo paso atrás, como quien no quiere, pero si quiere, dejándose hacer, acerque mi boca a la suya y notando su aliento y el el mío, cálido, húmedo, excitado, notando en mi mano su pene palpitando, abrí mi boca y empecé a comer sus labios, suave pero con deseo, estoy seguro nunca le habían comido la boca de forma tal, masturbándolo y besándolo, él gemía y yo lo empujaba hacia atrás para que se sentase otra vez, poco a poco fue sentándose, deje su boca y fui poniéndome de rodillas mientras seguía sacudiéndole el rabo, cuando estuve de rodillas, mirándole a los ojos solté su pene y comencé a bajar su pantalón hasta quitárselo junto con las zapatillas deportivas, sin dejar de mirarlo con ojos de zorrita servil, podía oír a los otros dos hablando detrás de mi, sentados en el otro sofá, no veía sus caras, pero podía imaginarlas, cogí la verga que tenía frente a mi y si apartar la mirada de sus ojos fui acercándome lentamente hasta meterla en la boca, aparte mi mano y comencé a introducirla despacio hasta que mis labios llegaron a sus testículos, su glande bien enterrado en mi garganta me provocaba arcadas, pero aguante con ella clavada unos veinte segundos y con mi lengua, fuera de la boca, lamí sus pelotas, mirándolo, él abría la boca y gemía de placer, comencé a sacarla del fondo de mi garganta, muy lentamente, al tiempo, que notando las miradas de los otros dos, en la escena, con mis manos, empecé a bajar los leggins, que llevaba puestos, dejando mis nalgas y culo bien a la vista, para los espectadores del sofá que tenía tras de mí, en la posición en que estaba mi cuerpo, agachado, con mi espalda arqueada, sabía que mis nalgas quedarían bien separadas, dejándoles ver, mi rosado y dulce tesorito y volví a centrar mi interés en el rabo que tenía en la boca, lo agarré de nuevo con la mano y cerrando mi dedo índice con mi dedo pulgar, formando así un anillo alrededor del tronco del su pene, fui apretándolos y centrando mis lametones y chupones en su glande, este iba tomando un color morado y se inflamaba con la presión que ejercían mis dedos, que yo apretaba más y seguía lamiendo y chupando aquel sabroso capullo, hasta que note, que Juan se retorcía y al tiempo que afloje la presión de mis dedos, entre palpitaciones de su polla comenzó a lanzar chorros dentro de mi boca, que yo chupaba, tragaba, lamía y relamía, él, jadeaba y gemía exageradamente, entonces Martín le dijo:

MARTÍN : Ni dos minutos !!, no le aguantaste ni dos minutos. Ja,ja,ja.

Juan seguía en éxtasis, acariciándome la cabeza mientras yo seguía lamiendo los restos de aquella eyaculación precoz.

En cuanto termine, Martín y Fer ya estaban completamente desnudos con sus mástiles en posición firme, Martín, detrás de mi, comenzó a acariciar mis nalgas y con algún dedo ejercía presión en mi culito, al tiempo que decía :

MARTÍN : Es como el de una tía, tienes unas nalgas preciosas, por que no pruebas ahora mi polla, a ver si te gusta como el de Juan.

Me puse de pie y empecé a desnudarme, con el ajetreo, no me percaté de que, de mi pene, colgaba ya un poco de líquido espermático, Fer, si que lo vio y comentó.

FER : Si estás mojado, se ve que chupar si que te gusta, pues entre los tres te vas a cansar.

Sin mediar palabra, me arrodillé de nuevo y comencé a mamar su verga al tiempo que agarraba la de Martín con la mano, era una polla grande la de Martín, tenía el tamaño y grosor de un vaso de tubo, era la más grande que había tenido el placer de catar en mi vida, nunca había metido nada tan grande en mi culo, con suerte, conseguiría que se corriese en mi boca y no tendría que preocuparme, así que, saque mi boca de la polla de Fernando y me aboque en la de Martín, cogí todo el líquido preseminal, que colgaba de mí prepucio y comencé a untarme el culo con el, al tiempo que girándome se lo ofrecí a Fer, tenía ganas de que me montasen ya, estaba como yegua en celó y quería macho, saqué la enorme polla de Martín de la boca, lo justo para decirle a Fer.

YO : No quieres ser el primero, no tengas miedo, no muerde, esta pidiendo una polla desde hace días, lo tengo a puntito de caramelo, anda pruébalo. Se lo decía mientras daba lametones en la polla de Martín y ponía cara de zorrita salida y sumisa, le dije a Martín que se acostase en el suelo, algo que hizo gustosamente ya que sus piernas temblaban mientras se la chupaba de pie, así me acomodé encima de él en posición de sesenta y nueve, quedando mi polla y culo encima de su cabeza y le dije: No te preocupes de mi polla, no tienes por qué tocarla si no quieres, pero desde esa posición podrás ver en primer plano la polla de Fernando empalándome y oler mi dulce culito, ya verás como te gusta el espectáculo.

MARTÍN : Aaah, si, si, que te la clave, que te la clave, ademas tu polla así sin pelo, ni en los huevos, no parece de hombre, parece lo que eres, una putilla. Métesela Fer, dale ya.

Fer se puso de rodillas detrás de mí se escupió en la mano y me la restregó por el culo y apoyo su glande en la entrada de mi culo, empezó a frotarlo contra mi ano, yo sentía como si me estuviesen lamiendo el culo, mientras seguía mamando la polla de Martín, que jadeaba y gemía sin parar, imagino que el espectáculo que estaba disfrutando desde su posición era delicioso.

Notaba como mi culo iba dilatándose con las “lamidas” que la polla de Fer me estaba dando, seguía frotándola con la entradita de mi culo, como veía que él no tomaba la decisión de penetrarme y yo ardía en deseos de ser follado, en cuanto note que la cabeza de su polla pasaba por el centro de ano, di un fuerte empujón hacia atrás con mi culo y…, aaah !, exclamé, al notar como entro parte de la polla en mi culo, Fer, al ver mi intención, me envistió y clavó el resto de polla en mi cálido agujero, comenzó follándome con calma y cuidado, como si tuviese miedo de hacerme daño, así que, entre chupada de polla y chupada de polla le animaba diciendo :

YO : Fóllame, si, así, ah, clávamela hasta los huevos. Oooh ! Si la noto dentro, si !!, sigue! Más, dame más, no pares, húndela en mi culito, no lo notas, mi culo se abre para ti, quiere que lo atravieses, siiii !! Así. Él empezó a bombear como loco, con mis alaridos, me hundía aquella polla como si no hubiese mañana, mire al sofá y Juan se estaba pajeando, mientras contemplaba la escena, mientras Fer continuaba con las envestidas y yo mamaba frenéticamente la polla de Martín, que no se corría el cabrón, mi polla, con las envestidas de Fer, comenzó a golpear el mentón de Martín, note que me daba un lametón, en cada vaivén de mi polla volvía a lamerla, ahora, sintiéndome deseado, empecé a sentir ese placer de putita, que me invadía al verme follado y lamido, en el éxtasis del momento, no pude más que pedirle, más bien, suplicarle:

YO : Métetela en la boca, en la boca, por favor, cométela, es dulce y suave, cómeme, cómeme. Le supliqué a Martín, este con su mano la cogió y me dijo:

MARTÍN: Viendo como te están dejando el culo, lo menos que puedo pagarte es así. Y diciendo esto la metió en la boca.

JUAN ; Termina Fer, déjame follarle el culo a esa zorra, no puedo más, deja que me la folle.

Oír a Juan, pidiendo turno, me excitó todavía más, enterré mi polla en aquella garganta, tan hondo como pude, pero entonces Fer me dijo:

FER : Súbete encima de Juan en el sofá, vamos a probar una cosa. Diciendo esto sacó su polla de mi culo y se puso de pie.

Yo, que aunque estaba disfrutado en aquella postura, con la boca llena y el culo también, obedecí, como buena puta. Me subí sobre Juan en el sofá, este me esperaba con los brazos abiertos, y me clave la polla de Juan en el culo, sin saber lo que se me venía encima, antes de que empezase a follarme aquella tranca, note que Fer se apoyaba en mi espalda, empujándome hacia Juan y acercando su boca a mi oído, Fer me dijo:

FER : Relájate, tranquilo, vamos a follarte los dos.

YO : Dos ?, vais a partirme el culo, no van a entrar. Es demasiado. Y terminando de decir esto, note que me embadurnaban el culo con algo frío, pringoso y gelatinoso.

FER : Tranquilo, es vaselina que fui a coger al baño, tu relájate, ¿ no querías que te follasen ?, pues es lo que vamos a hacer, seguro que nos gusta a todos, vamos a probar. Me dijo con voz susurrante al tiempo que me untaba.

YO : Me vais a destrozar Fer, te estas dejando llevar por el calentón, o las drogas, no lo sé, pero me vas a romper el culo.

FER : shuuu, calla, calla. Me susurro al oído, al tiempo que acercó su polla con la mano, a la entrada de mi culo, que ya tenía dentro un invitado. Entonces apretó mi cara contra la de Juan y le hizo un gesto a este, que empezó a comerme los morros y empujó con un golpe de su cintura su polla más adentro de mi culo, como ganado posición, Fer entonces empezó a empujar la suya muy suavemente por la entrada de mi culo, que no cedía, empujaba con un poquito más de fuerza, pero seguía sin dejarlo entrar, yo notaba, con su presión, como si se me partiesen las carnes, notaba mi culo tenso, empezaba a asustarme, él no paraba de hacer presión y cuando yo intentaba hablarle, Juan enterraba su lengua en mi boca y la apretaba contra la suya, era como si lo tuviesen planeado, aun me asusté más, cuando Martín, que lo estaba viendo todo desde atrás, les dijo:

MARTÍN: Como se lo partáis, os vais a acordar, yo no me voy hoy de aquí sin probar ese culo.

Entonces, apoyando mis manos, intenté separarme de Juan, Fer, que noto mi intención, se dejo de delicadezas y empujó con todo lo que tenía, Juan me cogió las muñecas bajándome las manos del respaldo, donde estaba haciendo fuerza, quedando así totalmente inmovilizado, todo en un solo movimiento, la polla de Fer entro destrozándome el culo y yo chillando de dolor, intentaba zafarme, pero me era imposible.

FER : Quieto, ya está, ya paso lo peor, vamos a quedarnos quietos todos, para que el culo se te valla acostumbrando al nuevo diámetro, no te muevas que es peor, aguanta, ya verás como se calma, ya paso, relájate. Y tú Juan sujétale bien los brazos, que nos vamos a follar bien a esta zorrita.

YO : No se calma, dejadme salir, esto va a acabar mal, lo estoy viendo. Mientras decía esto Fer, empezó a sacarla lentamente, paró, empezando ahora a meterla de nuevo muy despacio, pero yo sentía que me partía, era muy doloroso y seguí pidiéndoles que parasen. Para, me duele, no sigas. Dije yo. Él empezó a ir más rápido y más rápido, el dolor era inmenso, el ruido que hacía mi culo cada vez que la enterraba y la sacaba, choff, choff, choff, seguía dándole con ritmo, el dolor seguía invadiendo mi culo, me caían lágrimas de los ojos. Para, para. Le decía yo, entonces, como poseído, comenzó a envestirme como si quisiese partirme en dos, acercó su boca a mi cuello y algunos besos seguidos de lametones y algún pequeño mordisco, que me producían unos incontrolables y dulces escalofríos, di un tenue gemido y Juan volvió a abalanzarse sobre mi boca, besándome y lamiéndome la boca frenéticamente, comencé a olvidar la presión a la que estaban sometiendo mi culo y volvía, muy poco a poco, con alguna pequeña mueca de dolor en mi rostro, a disfrutarlo a saborear aquella brutal y servil penetración, mis testículos eran comprimidos contra el vientre de Juan, con las envestidas de Fer, que mordía mi cuello y sentía como suspiraba de placer, cada vez más rápidamente, hasta que con tres o cuatro golpes secos de cadera, comencé a notar palpitar su pene en el anillo de mi culo con cada descarga de leche, la note en mi interior cálida, muy cálida, y cuando parecía que el paraba de expulsar su dulce néctar, Juan comenzó a convulsionar y se corrió soltando gemidos con cada impulso de su pene que, a pesar de habérselo ordeñado hacia 15 o 20 minutos, volvía a soltar una buena cantidad de esperma, que también note calientes sus chorros, ahora empezaba a notar como salía por mi culo todo ese líquido, notando como se escurría entre mis nalgas y se deslizaba por mis muslos.

Fernando, sacó su tranca de mi culo, note un alivio de la presión, en el aro exterior de mi culo, me incorporé un poco, seguía sentado sobre Juan y pude ver en su estómago un montón de esperma que había salido de mi polla, sin que yo notase esa corrida, ni supiese como se había producido, mire atrás y vi a Martín, con su polla dura y lista para mi.

YO: Quiero que me folles con la polla de Fer dentro de mi culo, y tú, Juan, cámbiate de sofá.

Así lo hicimos, Juan se fue al otro sofá, rendido por las dos corridas, casi seguidas y Fer tomó su sitio, yo me senté sobre el, enterrándome su cacharro, todavía erecto pero no tan duro como segundos atrás, entro con holgura en mi culo, dilatado y chorreando semen, me incliné hacia él dejando paso abierto a Martín, que se acercó por detrás con su enorme polla en la mano, apoyo sus rodillas en la orilla del sofá con las piernas abiertas por fuera de mis pies, que a su vez estaban por fuera de las piernas de Fer, acercó su tranca y empujó toda aquella carne en mi interior, Fer metió uno de mis pezones en su boca y comenzó a chuparlo al tiempo que Martín comenzó a bobear, notaba la punta de su polla clavándose en mis entrañas, golpeaba en lo más profundo de mi, obligándome a elevarme un poco sobre mis piernas, fue habiéndose hueco en mi interior poco a poco, con cada envestida empujaba la polla de Fer, contra mi próstata, provocándome esas características sensaciones, como si quisiese orinar, sus envestidas, cada vez más potentes y rápidas, me hacían suspirar, entonces Fer comenzó a morder con fuerza mi pezón, gemí quejándome y él lo apretó más entre sus dientes, me dolía y me gustaba:

YO: Más, muérdemelo, siiii!!, más, más. No pares. Le grite yo

Y él lo mordió más, creí que me lo arrancaba y alcancé el climax, empezando a eyacular sobre Fer y contrayendo mi ano con las descargas, ellos daban las últimas envestidas con ganas, con las contracciones de mi culo empezaron a descargar dentro de mi, no se el orden en que lo hicieron o si hubo segundos de diferencia, porque nos quedamos así, yo relajado sobre Fer y Martín sobre mi, hasta que sus pollas fueron saliendo de mi, por efecto de la gravedad y la pérdida lenta, pero continua, de la dureza de sus penes, quizá 10 o 15 minutos reposamos desfallecidos, luego nos levantamos Martín y yo, dejando allí medio dormido a Fernando, yo me tire sobre la cama, en la habitación en la que solía dormir cuando iba a su casa.

Y así me desperté a la mañana siguiente, con el culo dolorido y todavía húmedo y pringoso de la cantidad de semen que aún llevaba en el culo.

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