La atracción que siente Carolina es cada vez mayor, esta vez vamos experimentando y conociéndonos cada vez mas
Viernes (II).
1ª parte: Juernes. https://www.todorelatos.com/relato/139621/
2ª parte: Viernes. https://www.todorelatos.com/relato/139736/
Espero que ahora los enlaces funcionen para los que quieran empezar la historia.
Continuación de mi fin de semana con Carolina.
… Permanecimos mucho tiempo, hablando y preguntando por sus sensaciones, que no había sido para tanto, no parábamos de besarnos y decidimos darnos una ducha, aun quedaba viernes por delante y todo el fin de semana.
– Mario me ha encantado hacerlo contigo, pensaba que iba a ser más doloroso, pero … – se sonrojó antes de volver a hablar, bajando su mirada – estoy deseando repetirlo.
Esa mezcla de vergüenza y ansías de experimentar me volvía loco, aparte del maravillo cuerpo que había tenido oculto y que me había permitido disfrutar. Rodeé su cintura y mientras levantaba su barbilla para besar sus labios, sentir su piel contra la mía me excitaba como nunca antes lo había estado.
– Yo también estoy deseando volver a hacerlo contigo, preciosa, lo haremos tantas veces como quieras, yo estaba también muy preocupado por ti, ha sido la primera vez con una chica virgen y me haces sentir algo que no he sentido con otras, anda vamos a ducharnos.
– ¿Te vas a duchar conmigo ? – sus ojos brillaban y se pegaba más a mí, – Espero que solo nos duchemos…
No pude evitar sonreír ante su provocación, mientras decía esto pasaba la mano por mi cuerpo, – Tengo que lavarte bien y espero que tú también me des un buen repaso – Mi mano paso a acariciar sus nalgas mientras nuestras lenguas volvían a encontrarse, de esta manera llegamos al baño, alternando caricias y besos sin parar.
Tras abrir el grifo, Carolina iba a echar jabón en la esponja, se la quité de las manos – Nos enjabonamos a mano cariño, – puse mi mano junto al bote de gel que sostenía – echa gel en mis manos y fíjate bien que luego te toca a ti.
Decidí empezar por sus píes, enjabonando sus dedos, la planta, subía por los tobillos y pantorrillas. Lentamente, ascendí por sus piernas, la parte interior de sus muslos y me dediqué lavar su sexo, sin demasiadas florituras, alguna caricia para provocar esos gemidos que me volvían loco, tomé la ducha y aclare, besé su sexo mientras le decía que se diera la vuelta y procedí a limpiar su culo haciendo el recorrido inverso a sus píes. Tener su culo tan cerca fue toda una tentación, pero decidí esperar a que tuviera más experiencia y quería ir poco a poco con Carolina, la verdad que cada minuto que pasaba con ella era como estar probando una droga que me hacía querer repetir y no dejar de probarla. Mordí su nalga, antes de empezar a enjabonar sus caderas mientras subía por su espalda, me pegaba a ella y me correspondía echando su cuerpo atrás buscándome.
– ¿Te gusto Mario? Me preguntaba, quería que dejará atrás esa inseguridad una mujer como ella debía estar segura y por otra parte era lo que sentía cuando le respondí:
– Claro que me gustas y quiero estar siempre contigo, sí tu quieres claro.
Se giró y me abrazó, casi nos caemos en la bañera y rodeando mi cuello me beso.
– Pues claro que quiero, dime que me quieres Mario y haré todo lo que me pidas.
– Te quiero Carolina, pero tienes que hacer lo que quieras no porque nadie te lo pida – volví a besarla – Date la vuelta que tengo que terminar de lavarte.
Mientras lavaba su espalda aproveche para morder su cuello, la giré y me dedique a su vientre, subiendo, sus pezones ya estaban apuntando al techo, enjabonar sus pechos mientras me acercaba a sus aureolas y pezones, Carolina conseguía excitarme de una manera desconocida para mi, tras besarla y aclararla, eché jabón en su mano.
– Te toca cariño.
Empezó por mis hombros y espalda, sus manos me recorrían, mientras sus pechos rozaban levemente mi espalda, fue bajando hasta llegar a mi culo donde me enjabonó de manera rápida, sorprendiéndome agarrando mis huevos por debajo.
– Vaya, vaya, que me he encontrado aquí – los sopesaba mientras me hablaba al oído, era una buena alumna y aprendía rápido. – Bueno han quedado muy limpitos, vamos a bajar – terminó con mis piernas llegando a los píes, me hizo dar la vuelta, arrodillada mi rabo estaba a punto de dar en su cara.
– Que bien me va a venir para agarrarme y no caer- Con la mano derecha me enjabonaba las piernas, mientras su mano izquierda repartía gel en mi sexo, dejando al descubierto el glande, pasó la lengua por mi sexo – Nos vemos luego – su mirada me buscó y decidí que siguiera a su ritmo, ver como iba tomando la iniciativa me gustaba – Claro que nos vamos a ver luego – respondí mientras le lanzaba un beso, termino de enjabonar mis piernas y subió sus manos pegando su cuerpo al mío.
Nos aclaramos abrazados y salimos de la bañera, cubrió su cuerpo y el pelo con unas toallas, yo me puse mi albornoz y nos fuimos a la cocina a por algo de comer, para ir luego al salón.
Estuvimos charlando mientras nos tocábamos y besábamos sin parar, sobre lo que dirían al volver a casa y decidimos que de momento lo mantendríamos en secreto, sobre todo por sus padres si lo supieran quizás, más bien seguro, no verían con buenos ojos que ella siguiera conmigo en el piso. El tener su piel cerca, sus formas a mi alcance y las caricias que ella me daba me tenían excitado de nuevo, estaba deseando volver a hacer el amor con Carolina, la tumbé en el sofá y me eché sobre ella apartando la toalla y abriendo mi albornoz. Nuestros sexos volvían a encontrarse, nuestras lenguas se enredaban pasando de una boca a otra en una dulce y húmeda lucha. Me movía rodeado por sus piernas, pegando mi sexo excitado al suyo.
– Carolina, quiero volver a hacer el amor contigo- Dije en una pausa de nuestros besos.
– Yo también, vamos. – Dijo ella entre gemidos.
Al tumbarnos en la cama comprobé que estaba muy lubricada, ese olor y notarla así me excitaba todavía más, tome sus piernas de los tobillos poniéndolas en mis hombros, me acerque a ella y la penetré antes de ponerme el preservativo, quería sentirla y fue algo delicioso notar como me mojaba y se adaptaba a mí. Iba empujando poco a poco, quería gozar de cada centímetro de ella, ver su cuerpo desnudo, me estaba volviendo loco y deseaba su cuerpo a cada instante, verla gemir y cerrar sus ojos, morder sus labios y notar sus pechos duros. Ella se movía al ritmo que yo le marcaba, yo no era ningún experto pero ella lo suplía con sus ganas, cuando la penetré totalmente empecé a moverme algo más rápido. Ella empezó a gemir con más fuerza y decirme que siguiera, sentí que su orgasmo estaba cercano, aceleré y bese sus labios para callar sus gritos.
– Ahora debo salir, para terminar – dije mientras me ponía el preservativo y me echaba sobre ella de nuevo, esta vez la metí de una vez, sacándola despacio para volver a penetrarla, su humedad y el preservativo hacían que fuera muy suave, mordía su cuello mientras le susurraba al oído, a veces de manera tierna y otras un poco más fuerte diciéndole lo que me estaba gustando, ella respondía, tras varios minutos nos corrimos los dos, la besé y estuvimos unidos durante un buen rato hablando y besándonos.
La noche del viernes transcurrió entre caricias, nuestros cuerpos desnudos estaban buscándose hasta que quedamos dormidos.