La Hermana De Mi Suegra, es viuda y yo hace mucho que no follaba con una veterana tan pervertida como ella
Mi suegra tiene una hermana mayor, viuda hace algunos años que vive sola con su hijo mayor casado, y tiene la costumbre de visitar a menudo a su hermana (mi suegra).
Un fin de semana que celebrábamos el cumpleaños de mi suegro, estuvo también su hermana. Como es tía de mi esposa y es muy simpática ambos le decimos tía Eliana. Ese viernes la fiesta terminó tarde, de modo que nos quedamos en casa de mis suegros mi esposa y yo con nuestro hijito. Como la casa es grande también se quedó la tía Eliana. Durante la fiesta, bailamos con mi suegra y obviamente nos calentamos nuevamente, pero teníamos que disimular, aunque ambos sabíamos cómo estábamos de calientes. Cuando todos dormían, yo estaba desvelado pensando que mi suegra estaba durmiendo tan cerca, ella pensó lo mismo y ambos sin ponernos de acuerdo, nos levantamos y bajamos al living, yo primero y ella a los dos minutos. Nos sorprendimos y en silencio bajamos las escaleras. Estaba todo oscuro, sólo iluminaba el salón la luz de la luna que entraba por los ventanales, era una noche bastante clara. Mi suegra venía vestida solamente con un camisón negro cortito semitransparente y yo solo con la parte inferior del pijama corto. Nos abrazamos y nos dejamos caer al sofá. Me apoderé de sus grandes y ricas tetas y comencé a chuparlas… bajé mis besos por su estómago, llegando a su vientre… ella se subió el camisón y por supuesto estaba sin calzones… abrió sus piernas y yo comencé a hacerle una rica comida a su conchita… ella levantaba y bajaba sus caderas… estaba empapada de caliente… ahogaba sus gemidos hasta que logró un orgasmo algo reprimido pero según dijo igualmente muy rico. Me tocó el turno y ella se agachó y sacando mi verga dura y parada comenzó una de sus ricas mamadas… lo chupa tan rico..! -Tendremos que hacerla cortita le dije en un susurro- no vaya a despertar alguien.
-No te preocupes,me respondió igual- a José le di una de las pastillas que toma mi hija para dormir y supongo que ella también ¿no? -Si, le respondí- pero ¿y tía Eliana? -Eliana tiene el sueño muy pesado y difícil que despierte… además se tomó unos tragos.
Siguió chupándome la verga haciéndome gozar a mares, pero no había tiempo, de modo que quería que yo acabara dentro de ella. Me senté en el sofá y ella me montó… nuevamente se dejó caer como le gustaba y se ensartó, y la llené de mi leche caliente.
Tía Eliana entró a la cocina y al pasar yo por la puerta, ella me llamó.
-Luis, me dijo- ¿Qué le hiciste anoche a mi hermana? Yo quedé perplejo… no esperaba una cosa así… suponíamos que nadie se había dado cuenta.
-Luis, repitió- no temas, no te preocupes que soy una tumba…
-Yo… este… bueno, intenté balbucear, -Luis, te repito, no te preocupes. Ya me tocó taparle a mi hermana una aventurilla con un compadre… hace tiempo… tuve que cubrirla para que no la pillaran… y esta vez tampoco abriré mi boca…
-¿Cómo supo tía? -Yo los vi… estaba desvelada y justo cuando me disponía a bajar para tomar aire, los vi en el sofá…
-Tía… no sé que decir…
-No digas nada… yo tampoco diré nada a nadie… Eso no es lo más terrible…
-¿No? ¿Y qué puede ser más terrible? Me miró a los ojos. Primera vez que veía a Tía Eliana con esa mirada tan penetrante… se veía casi linda con su sonrisa mirándome fijamente.
-Lo más terrible, continuó- es que mirándolos… me excité… me excité muchísimo, como no hacía tiempo… mucho tiempo….
-¿Mucho tiempo, tía? -Imagínate… soy viuda casi diez años y en ese lapso
sólo tuve una aventurilla… y de eso casi cinco años… fue tanto que incluso tuve que… bueno tuve que masturbarme… creo que anoche revivió en mí un deseo que creía extinguido.
Miré a la tía… estaba apoyada con su cadera en la mesa de la cocina… era igual de gordita que mi suegra, tenía unas tetas igualmente grandes, y un culo más abultado que mi suegra… respiraba entrecortadamente -Tía traté de consolarla- Ud. no tiene por qué pensar que ya no puede sentir deseo… que no puede gozar… ya ve a su hermana… ella goza todo lo que puede y son casi de la misma edad…
-¿Tú crees? -¡Por supuesto!- afirmé- le tomé sus manos y la atraje… Esa conversación me había excitado a mí también y mi verga ya estaba erecta. La acerqué a mí y le di un leve beso en su boca… al ver que ella cerraba los ojos y no oponía resistencia, la abracé y la besé con pasión, ella abrió su boca y nuestras lenguas se enredaron en un beso lleno de pasión. Mis manos acariciaron por encima de su blusa sus grandes y ricas tetas… metí mi mano por el escote, ella desabrochó los botones y yo saqué sus tetas del sostén… Las acaricié y besé… eran más grandes que las de mi suegra… suaves y con un pezón grande y duro, las besé y chupé con calentura total.
-¿Te gustan Luis, preguntó con voz caliente- son ricas todavía? – son lo más rico!- le respondí.
Nos fuimos al sofá en que habíamos estado anoche con mi suegra y la despojé de su blusa. Quedó con su sostén blanco a medio sacar, ella terminó de sacarlo y yo me encargué de subirle la falda y sacarle sus calzones blancos, algo grandes, pero coquetos de encaje. Su cuerpo desnudo no era de una sílfide, pero era grueso y rellenito, de esos que me gustan a mí, con grandes tetas y caderas anchas y contundentes. La besé entera, pero quería comerme esa concha virgen de tantos años, de una mujer madura mayor que mi suegra, caliente y deseosa de gozar. Cuando le toqué su zorra la sentí empapada… Era una concha grande más que la de mi suegra, con abundantes vellos y de labios gruesos y largos… mis dedos la recorrieron y me lancé con mi lengua a saborear esa exquisitez… su olor era rico… no tenía el aroma fuerte, sino más bien la fragancia me mamen la verga, respondí.- Lo haces riquísimo! Comenzó a chupar como desesperada, lamía el tronco, bajaba el cuerito, lo subía, me pajeaba con la mano, lo volvía a meter hasta que se dio a chuparlo con una maestría extraordinaria…. a los pocos minutos me envaré y empujando mi verga, le lancé chorros de leche a su boca, que la salpicó, pero se dio maña para tragar lo que más pudo… deslizándose algunas gotas en la cara y por la comisura de sus labios que atrapó con su lengua.
-Siempre me gustó chuparlo, me confesó- pero mi marido jamás acabó en mi boca… ¡es la primera vez y si supieras lo que me había perdido!, exclamó con una sonrisa encantadora.
La besé mucho, pues se notaba aún muy caliente, pero yo todavía no me recuperaba.
-De modo que mi suegrita y su compadre, comenté.
-Sí, respondió- tú los conoces, el compadre Juan y su mujer Silvia. Ambos son iguales. ¿No te has fijado cómo te mira Silvia, la comadre de tu suegra? Claro que los conocía. Era un matrimonio de unos 45 ó 48 años, muy simpáticos y buenos para las fiestas y los chistes. Siempre mis suegros los invitaban a las veladas en su casa. Claro que los recuerdo. Ella es una mujer algo gordita no muy alta de tetas redondas y culo sobresaliente. Pero lo que más siempre yo le miro son sus piernas. Realmente hermosas, usa faldas o vestidos a la rodilla y siempre anda con medias brillantes o con dibujos, lo que las hace más ricas aún… sobre todo cuando se sienta y las cruza… ¡claro que la recuerdo! Tía Eliana me hablaba y yo no estaba muy pendiente, pensando en la comadre, ya mi verga nuevamente estaba parada y sentí cómo la mano de tía Eliana me la sobaba…
-Luis, exclamó- tenemos poco tiempo y lo único que deseo es sentirlo dentro de mi concha. Yo me acomodé entre sus piernas abiertas para penetrarla entre besos y chupadas a sus grandes tetas.
-Yo arriba, me pidió- me gusta arriba.
Eran iguales las hermanitas, a las dos les gustaba cabalgar sobre una verga parada. Me recosté en el sofá y
ella abriendo sus muslos se montó sobre mi pico y lo comenzó a ensartar lentamente… su concha se sentía apretadita… era delicioso sentir como me la iba apretando y tragándosela poco a poco, parece que tanto tiempo de abstinencia la había dejado apretadita nuevamente… a pesar de ser grande… hasta que de un viaje se dejó caer lanzando un grito de placer y dando comienzo a una verdadera cabalgata… Movía su cabeza alocadamente y sus caderas sobre mi verga en círculo lanzando pequeños grititos y gemidos hasta que de pronto saltó casi sobre mí, echó su cabeza hacia atrás y con un último gemido anunció su orgasmo, esto hizo que yo también me envarara y acabando copiosamente, la llené de leche caliente y abundante…. ella quedó sobre mí como desmayada, su zorra latía y sentía que me apretaba y soltaba mi verga… ¡era toda una hembra culiando.
-¡Ohhh Luis… Luis… ¡cómo me hacía falta esto…! Exclamó suspirando- ¡Hay tantas cosas que desearía hacer contigo…!En ese instante sentimos ruido y el cerrojo de la puerta de la reja de calle se abrió… venían llegando muy alegres mi mujer y mi suegra del supermercado. Eliana apenas alcanzó a recoger el sostén y la blusa del suelo y se encerró en el baño. Yo tomé los pantalones slips y los calzones de Eliana y de dos trancos alcancé la escala y me encerré en el baño de arriba.
Me demoré bastante en bajar, pues aproveché a ducharme. Estaban todas en la cocina, incluso tía Eliana ya vestida, pero con un último gemido anunció su orgasmo”