La historia que les voy a contar esta mas relacionada con mi suegra una mujer de 54 años, bastante conservada para su edad

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Desde ahora…cuando y como quisiera me follaría a mi querida suegra

Mi historia es la siguiente, mi esposa y yo vivimos cómodamente gracias a nuestros trabajos, ya que los dos somos profesionales. Mi esposa es una mujer de 24 años de cuerpo normal, unos pechos redondos y pequeños, unas caderas estrechas y un trasero muy apetitoso, del cual disfruto cada vez que nos entregamos a los placeres del sexo. Yo tengo 25 años, me mantengo en forma ya que soy miembro de un equipo de fútbol del barrio, mi esposa dice que tengo muy buenas piernas y sobretodo lo que más le gusta de mí es mi verga de 18 cm y bastante gruesa, dice que es la única y mejor verga que pudo haber encontrado. Ella disfruta realmente con esta. La historia que les voy a contar esta mas relacionada con mi suegra una mujer de 54 años, bastante conservada para su edad, posee esa belleza que solo la madurez concede a algunas mujeres, es una mujer muy seria, tiene un porte autoritario, sabe vestir muy bien aunque bastante recatada, siempre usa vestidos formales y usa su cabello recogido sobre sus hombros, esto le da un aire de seriedad y sensualidad a la vez. Es relativamente alta y un cuerpo fenomenal. Mi suegro es bastante mayor que ella, tiene 61 años, pero por su trabajo parece aún mayor, es un poco bajo y calvo, su estomago saliente demuestra que come mucho, esto lo hace verse aún más envejecido. Sus padres vivían en otra ciudad, pero por motivos de salud por parte de mi suegro, tuvieron que trasladarse temporalmente a nuestra casa, para seguir un tratamiento en una clínica cerca de nuestra ciudad.

Yo soy un hombre bastante desinhibido, por lo que regularmente cuando estoy solo en casa con mi esposa acostumbraba andar en ropa interior, por lo general calzoncillos diminutos que siempre marcaban mi herramienta. Esta costumbre tuvo que parar cuando mis suegros se pasaron con nosotros, se instalaron en la habitación junto a la nuestra, así podríamos atender cualquier necesidad que tuvieran en algún momento, y más durante las horas de noche. He de agregar que mi costumbre de andar en calzoncillos en mi casa no fue lo único que debí regular, pues con sus padres durmiendo en la habitación continua, nuestras sesiones de sexo tuvieron que ser más recatadas y con menor expresividad, por lo que nuestras relaciones sexuales empezaron a consistir en besar a mi esposa, acariciar sus tetas unos minutos, abrir sus piernas y meter mi verga dentro de su vagina, empujarla por algunos minutos en su interior y correrme en forma silenciosa.

A todo esto mi esposa respondía con ahogados suspiros, decía que no quería que sus padres nos fueran a escuchar. En más de una ocasión después de haber terminado sobre ella, debí retirarme al baño y masturbarme nuevamente para sacar de mí toda la excitación que aún quedaba acumulada después de esas frías sesiones sexuales. Con el paso de las semanas mi suegro tuvo que ser hospitalizado en la clínica pues su salud no mejoraba al contrario, iba en declive. Así fue como mi esposa y su madre, mi suegra, se turnaban para cuidar a su padre en la clínica, yo entendía la situación y no ponía la menor objeción para que mi esposa se quedara acompañando algunas noches por semana a su padre, ya que mi suegra también debía descansar. Mis masturbaciones en el baño se hicieron aún más continuas, ya que mi esposa con la enfermedad de su padre pasaba todo el día ocupada en otras labores y lo que menos tenía eran ganas de gozar del sexo. Fue así como en una ocasión estando en casa, mi suegra se disponía a salir a reemplazar a mi esposa en el cuido de su marido, cuando terminó de alistarse salió y rápidamente se despido de mí, me dijo que se le había hecho un poco tarde. Yo me encontraba muy excitado y aprovechando que quedaba solo en casa por unas horas procedí a hacer lo de costumbre, me dirigí al baño a desahogar solo mi excitación, cuando entré en el baño sentí aún el aroma en el aire del perfume de mi suegra, era un aroma suave y dulce, no sé por qué pero esto me excitó más, me senté sobre la tapa del inodoro saqué mi verga del pantalón y empecé a frotarla, en el momento que miro hacia la orilla del lavatorio, veo recogidos en un cesto la bata de mi suegra, un impulso me hizo detenerme y revisar su bata, ¡Sorpresa!, envuelto en su bata estaba su calzón, sentí un tremendo morbo de contemplar los calzones de mi suegra ahí en el baño, por lo que procedí a tomarlos en mi mano e instintivamente los acerqué a mi nariz y los olí. Era un olor penetrante fuerte y a la vez agradable, mi verga se puso aún más dura, y empecé a masturbar mi verga oliendo los calzones de mi suegra, la idea de estar ahí oliendo los calzones de mi suegra, sentado sobre el inodoro, hizo que en pocos minutos me corriera expulsando un potente chorro de semen sobre el piso del baño. Con el calzón de mi suegra el mismo que estaba oliendo procedí a limpiar mi verga de los restos de semen en ella, luego los envolví de nuevo en la bata y los dejé ahí donde los encontré en el cesto de la ropa sucia.

Esa tarde cuando mi esposa regresó, yo dormía plácidamente. Ella me despertó y me informó que su padre había estado un poco mejor ese día que el médico le dijo que se estaba recuperando. Una mañana en que mi esposa había pasado la noche cuidando a su padre y debía regresar a descansar, pensando que mi suegra ya había salido hacía la clínica a reemplazar a mi esposa, me levanté y completamente desnudo me dirigí al cuarto de baño pues sabía que no había nadie más en la casa. Procedí a orinar y la sensación de andar desnudo de nuevo en la casa mi hizo sentirme muy bien, por lo que salí del baño aún desnudo y me dirigí a la sala a ver televisión. Estaba en la sala viendo televisión cuando escuché la puerta principal abrirse, y pensé que era mi esposa que regresaba de cuidar a su padre, por lo que empecé a acariciar mi verga hasta ponerla completamente dura y erecta, sería una buena ocasión para tener una sesión de sexo, más que no había nadie más en casa. En el momento en que estoy completamente erecto, acariciando mi verga con la mano y entra mi suegra, sí… ¡mi suegra!, entró a la sala.

Mi sorpresa fue muy grande al ver que la mujer que estaba ahí frente a mí no era mi esposa sino su madre.

Si mi asombro fue grande el de mi suegra debió ser mayor porque la expresión en su rostro reflejó una mezcla de sorpresa, susto y admiración. Rápidamente cubrí mi verga con mis manos más fue casi imposible pues como les dije mi verga mide 19 cm y es gruesa por lo que aún con mis manos ahí era notoria. Mi suegra volteó rápidamente la cabeza y me dijo ohhh disculpa Raúl no sabía que estabas aquí. Salió inmediatamente hacia su cuarto. Yo no podía creer aún no lo que había pasado, yo desnudo frente a mi suegra con la verga totalmente erecta. Me fui a mi cuarto, cerré la puerta, e iba a ponerme un pantaloncillo cuando la excitación se apoderó de mí, empecé masturbarme furiosamente recordando la expresión en la cara de mi suegra, terminé con una gran corrida que vació por completo mis bolas. Cuando salí de nuevo del cuarto mi suegra estaba en la cocina preparando algo de comer, yo me acerqué y le hablé pausadamente: Doña Mary, quiero disculparme por lo sucedido en la mañana, la verdad no me esperaba que fuera usted la que entraba, pensé que era mi esposa, su hija la que iba entrando.

Ella siguió vuelta hacia el lavatorio y así me dijo: – Mire Raúl en realidad la que tiene que pedirle disculpas soy yo, sé que es muy difícil para usted el tener que soportarnos a mi marido y a mí en su casa, sé que hemos venido a limitar un montón de costumbres que usted y mi hija tenían, así que no se preocupe por mí, yo comprendo que usted necesita tener un poco de intimidad con mi hija, y eso lo pude notar hace un rato. Al decir esto trato de sonreír un poco tratando de hacer menos tensa la situación. – Por lo que está de más que se disculpe conmigo Raúl, yo soy una mujer vieja y aunque mis prioridades ya no son precisamente satisfacer mis deseos sexuales, entiendo muy bien que ustedes los jóvenes sí lo necesitan constantemente, además sé que si usted hubiera sabido que era yo la que entraba, no hubiera estado en tal grado de excitación, ja sería lo último que yo podría pensar, que una mujer de mi edad fuera a causar tal grado de excitación en un muchacho como usted. Ante estas palabras sentí que a pensar de comportarse de una forma muy comprensiva ante la situación pasada, estaba hiriendo mi ego al tratarme como a un muchachito, entonces respondí: – Mire Doña Mary, agradezco su comprensión ante lo pasado pero temo decirle que se equivoca en dos cosas, la primera es que esta muy errada si cree que una mujer tan bella como usted no puede despertar las pasiones de cualquier hombre y la segunda es que se equivoca al decir que soy un muchacho, doña Mary yo soy todo un hombre y no un muchachito y eso usted creo que lo pudo comprobar hace un rato en la sala. Y al decir esto miré directamente a sus ojos. Ella se ruborizó y girando de nuevo hacía el lavatorio de la cocina finalizo: – Está bien Raúl, creo que es mejor que dejemos esto aquí, ha quedado claro que lo sucedido fue un incidente que debemos dejar sin importancia, es mejor que los dos olvidemos lo sucedido. Y diciendo esto partió hacia su habitación. Yo me quedé ahí parado en la cocina, me sentía un poco molesto de sus palabras “un incidente sin importancia”, dijo esto cuando había visto mi verga erecta frente a ella. Esto lastimó mi orgullo masculino. Debía buscar la forma de demostrarle que ver mi verga no era cosa sin importancia. Los días siguientes transcurrieron sin mayor novedad, mi suegro aún en la clínica, empezaba a dar muestras de mejoría, una semana después pudo trasladarse de nuevo a casa.

Mi mujer y mi suegra se esmeraban en cuidados para con él. Unos días después mi suegro se veía ya más repuesto y empezó de nuevo a incorporarse al rol familiar. Pero a pesar de la recuperación de mi suegro, notaba aún un poco de inquietud en el rostro de mi suegra. Fue así como una noche platicando con mi mujer en la cama le pregunté: – Dime una cosa Sandra (era el nombre de mi mujer), ¿por qué aún con la recuperación de tu padre tu madre mantiene un dejo de preocupación en su mirada? -. Mi mujer acercándose a mí respondió: – Cosas de mujeres, tú no entiendes. Y guardó silencio. – Cómo cosas de mujeres, a ver dime ¿qué le pasa?. – O.K. pero prométeme que no comentarás nada de lo que te diga. – Está bien amor, dime. Como tú sabes mi madre siempre ha sido una mujer muy seria y preocupada por sí misma, y uno de sus mayores orgullos era saber que aún a sus 54 años, menstruaba, para ella tener eso era una muestra de que aún no era tan vieja, que aún mantenía un encanto especial a pesar de su edad, pero hace dos meses que su proceso se detuvo, es decir ha empezado a entrar en la menopausia. Interrumpiendo dije: – Ja, y no será que tu padre la ha embarazado, ja quizás la recuperación de su enfermedad le ha sentado mejor de lo que esperábamos. – Cállate, no juegues con eso Raúl, eso es algo muy serio, además según nos dijo el médico, el medicamento que toma papa es muy fuerte y según el médico le produce problemas de erección. Mi suegro impotente y mi suegra con necesidad de sentirse productiva aún, wow esto es algo que puso mi mente a funcionar en forma inmediata. Volviéndome hacia mi mujer repliqué: – Pobre eso debe ser terrible, debemos apoyarlos en lo que podamos mi amor. Y nos acostamos a dormir, ya sabía que ni esperanzas de entablar esa noche alguna placentera sesión de sexo, mis suegros estaban en la habitación contigua. Esa mañana cuando desperté mi mujer salió temprano a su trabajo por lo que yo permanecí aún un rato más en la cama, la idea de cómo ayudar a mi suegra con su “problemita” daba vueltas en mi cabeza. Y la reacción inmediata fue una erección fenomenal. Estaba meditando cuando se abre la puerta de mi cuarto y entra mi suegra. – ¡Oh Raúl aún estas aquí! Iba a acomodar su habitación pero mejor regreso más tarde. E inmediatamente iba abrir la puerta de cuarto para salir cuando le dije: – Espere suegra, si viene a acomodar el cuarto por mí no se preocupe ya me levanto. Y diciendo esto me quité la sabana dejando mi verga expuesta a su vista, mis 19 cm de verga quedaron expuestos a sus ojos en toda su plenitud. – Como sé que para usted ver mi pene erecto es un incidente sin importancia, no tengo la menor vergüenza de levantarme para que acomode mi camita suegra. – Raúl qué haces, dijo sorprendida, – Soy tu suegra, la madre de tu esposa, me debes respeto, ¡tápate!. Haciendo caso omiso de eso me dirigí a la puerta de la habitación, ella retrocedió dando campo para que pasara. Al pasar junto a ella añadí: – No suegrita, se preocupe esto está así pero no por usted, como dijo la vez anterior, son cosas de muchachos. Y mientras decía esto agarré mi verga con la mano. Ella me miró con cara de asombro. Salí del cuarto completamente desnudo rumbo al baño. Mi suegra se quedó muda en mi habitación. Sabiendo que no tardaría mucho en salir de la habitación, dejé la puerta del baño abierta y me dispuse a tratar de orinar con la verga erecta frente al inodoro, mi suegra no tardó mucho en salir de la habitación, miró hacia donde estaba y tomando aún con más fuerza mi verga la froté de arriba abajo mirando directamente a mi suegra a los ojos. Ella miró durante unos segundos desde la entrada de su habitación, abrió la puerta y entró en el justo momento en que un potente chorro de semen salía de mi verga e iba a estrellarse contra el espejo del baño.

Fue realmente excitante masturbarme mientras mi suegra contemplaba la escena. Regresé de nuevo a mi habitación y me vestí, durante el resto del día no vi más a mi suegra. Al que vi fue a mi suegro que estaba sentado en la sala viendo televisión. – Hola Don Jorge, cómo esta, parece que mejor se le ve muy buena pinta. – Él volteó hacia mí y me saludo diciéndome cómo le va Raúl aquí un poco mejor la verdad es que sí me siento mejor, parece que aún no quieren que me vaya. En eso estamos platicando cuando mi suegra sale de su cuarto y sin mirarme se acerca a su marido, quien la abraza y la sienta junto a él. – Sabes Mary hablaba con Raúl sobre lo bien que va mi recuperación, le he dicho que aún no quieren de arriba que te vistas de negro. Y diciendo esto sonrió. -No digas tonterías mi amor, sabes que eres todo lo que tengo y que moriría si tú me faltas. Dijo mi suegra abrazándose más a su marido. – No se preocupe suegra que don Jorge aún tiene mucha vida por delante, además sabe que nos tiene a su hija y a mí para atenderla en todo lo que necesite. Y mientras decía esto pasé mi mano disimuladamente por el bulto de mi pantalón, sin que mi suegro lo notara. Ella sí miró e hizo un gesto de desaprobación mientras abrazaba a su marido. Sabía que no estaría tranquilo hasta cogerme a aquella mujer que tenía frente a mí. Habían pasado unas semanas desde el incidente anterior y mi deseo de coger con mi suegra iba cada vez más en aumento, fue así como una tarde que mi mujer había salido a una reunión con unas amigas y mi suegro yacía en su cuarto haciendo la siesta procedí a tratar de seducir a mi suegra. Estaba ella en el cuarto de pilas lavando la ropa sucia cuando vestido únicamente con un ajustado pantaloncillo corto me dirigí ahí. – Oh suegra esta usted lavando la ropa. Pregunté de lo más normal. – Sí así es Raúl, trato de ayudar un poco a tu mujer con las labores de la casa. Era mi momento, sin querer había dicho algo que me ayudaría. – Sabe suegrita, si tiene tantas ganas de ayudar a su hija creo que podría hacer otras cosas por ella, que yo agradecería más. – ¿A qué te refieres Raúl?, qué quieres decir con eso.

Preguntó en tono un poco molesto. – Sí suegrita que yo su yernito tengo otras necesidades que su hija no atiende y que si usted quisiera podría hacer por ella.

– ¡Basta!, te voy a decir algo Raúl y espero que te quede muy claro, soy una mujer mucho mayor que tú, la madre de tu esposa, ¡¡¡tu suegra!!!, soy una mujer casada con un marido al que amo con todo mi corazón, y si en algún momento he permitido que te sobrepases un poco fue porque creí que había sido por error, pero creo que te estás pasando Raúl, que estas confundiendo el hecho de que callara lo de tu cuarto y lo del baño a tu esposa fue para que no tuvieras problemas con ella pero nunca fue un permiso para que trataras o trates de sobrepasarte conmigo, debes respetarme soy tu suegra, una mujer mayor y muy decente. – Sí suegra puede ser una mujer mayor, mi suegra, pero dígame de qué le vale estar enamorada de un hombre que no puede satisfacerla, un hombre que ni siquiera puede cumplir con la labor más elemental de cogerse a su mujer. Ella tornó su cara muy seria y con voz firme agregó: – ¡Mira jovenzuelo a ti no te importa si mi marido me coge o no!, eso es algo muy íntimo y a ti no debe importarte, además mira ¡soy una mujer mayor lo que menos me importa es andar cogiendo,!, así que te pido que te retires o grito. “Jovenzuelo” de nuevo me ha llamado jovenzuelo eso hirió mi ego, armándome de valor la topé por los hombros la acerqué a mi cuerpo y restregando mi verga contra su pelvis a través del vestido que cubría su cuerpo, le dije: – Sienta señora esta verga, sienta mi verga y dígame si es una verga de jovenzuelo, dígame si esto que siente es una verga de jovenzuelo, y diciendo esto la besé en los labios.

El sentir sus labios húmedos y tibios me excitó más, ella trató de soltarse de mis brazos sin embargo yo la sostenía fuertemente contra mí y los movimientos que hacía para soltarse lo único que lograban era excitarme más – Déjeme Raúl, suélteme, respéteme soy una mujer decente. – Sí suegrita eres una mujer decente y yo voy a hacer que deje de serlo, le voy a enseñar los placeres que le puede dar un hombre como yo a una mujer como usted, y abrazándola con un brazo, con el otro procedí a levantar su falda, mientras la besaba en el cuello. – ¡Ahhh no, por favor no!. Decía y lentamente iba parando su resistencia. Entonces quedó quieta mientras le besaba su cuello e iba bajando hacia sus tetas, bajé su vestido por los hombros despacio contemplando cómo aquella mujer que tanto deseaba templaba ante mis caricias, poco a poco bajé su vestido hasta ponerlo en el suelo, y ahí ante mí estaba desnuda la mujer que tanto deseaba, la madre de mi esposa su cuerpo era realmente maravillo, unas tetas grandes y redondas cubiertas sólo por un sostén de encaje , unas caderas anchas y definidas, su raja se veía realmente deliciosa, se veía apretada y peludita tapada con un calzón blanco muy poco sensual pero sí muy arrechante, su trasero era grande y firme, el verla así hizo que mi verga se pusiera aún más dura y grande. – Entonces mirándome directamente a los ojos dijo: – A ver Raúl demuéstrele a esta vieja que usted no es ningún muchachito, que usted es todo un hombre que puede hacer feliz a cualquier mujer.

Inmediatamente tomé mi pantaloncillo y lo bajé, dejando libre mi verga. Me acerqué de nuevo a ella y empecé a besarla en la boca, sus labios se abrieron recibiendo los míos, su lengua penetró en mi boca, nuestras lenguas se entrelazaron en un ardiente beso.

Continué besándola y empecé a acariciar sus ricas tetas, solté las tiras de su sostén, éste cayó al suelo, y sus ricas tetas quedaron libres las acaricié con mis manos y después separando mis labios de los suyos bajé hasta chupar las puntas de sus sexos con mi boca. – Ahhh sí Raúl qué rico, siga no pare necesito sentir sus caricias, sí hágame sentir que estoy viva aún, ella tomó mi verga con su mano, presionando fuertemente, la frotaba y me decía: – Ay Raúl qué verga tan rica tienes, qué delicia sentir una verga tan joven y dura en mis manos.- Cójala suegrita es toda suya, sea feliz con ella. La levanté y la deposité de nuevo sobre un puñado de ropa que estaba para lavar, me acosté junto a ella y me incliné, con mucho cuidado tomé sus piernas y las abrí separándolas suavemente, sentía su suavidad, poco a poco metí mi cabeza entre sus muslos, – Uhhh qué rico suegrita, qué vagina más deliciosa tiene, pasaba mi lengua despacio por sus labios vaginales y suavemente introducía mi lengua en su vagina buscando su clítoris, que estaba hinchado de tanta excitación. – Ahhh, siga siga gemía ella , con la respiración entrecortada. Chupé su clítoris durante muchos minutos, se pronto sentí cómo gemía aún más fuerte y contraía su vagina, un chorro de jugo salió de lo más profundo de su ser. – Ahhh sí Raúl, ahh qué rico estoy teniendo un orgasmo decía entre jadeos. – hace tiempo que no sentía nada tan maravilloso. Entonces incorporándose se acercó a mí y me besó en la boca, sus tetas seguía muy erectas y mi verga aún más. Entonces inclinándose fue directo hacia mi verga y la metió en la boca, el sentir la calidez de su boca sobre mi verga hizo que gimiera de placer, me mamaba la verga de una forma deliciosa, chupaba la base y pasaba su lengua por mis bolas, las metía en su boca y las chupaba suavemente. Después metió toda mi verga en su boca solamente le entró una parte. – Papacito rico qué verga más rica tienes de verdad soy muy feliz, a mi marido ya no se le para, esto es una verga de verdad. Y seguía mamándola con más ganas.

Entonces tomándola de la cabeza la jalé hacia mí y la besé, sabía que si seguía mamando mi verga como lo estaba haciendo terminaría descargando todo mi semen en su boca y aún no quería acabar, de nuevo la recosté sobre la ropa y poco a poco acerqué mi verga a su raja, restregaba la cabeza de mi verga contra sus labios vaginales, ella gemía y temblaba de excitación.

-Anda Raúl, métele toda tu rica verga a esta vieja, quiero sentir toda tu vergota dentro de mi vagina, entonces sin perder tiempo presioné la cabeza de mi verga con la entrada de su raja, la humedad de mi suegra y lo lubricado de su vagina hizo que mi verga entrara ricamente, ahhh sentir cómo mi verga se abría paso en su ardiente vagina era una sensación deliciosa, ella gemía: Hay Raúl me trastornas con tu verga me haces muy feliz ahhh. Yo empecé a bombear mi verga adentro y afuera, sentir cómo su vagina presionaba mi verga era más de lo que podía imaginar.

– Raúl no sabes todo el tiempo que tengo de no sentir cosas tan ricas como éstas, métemela más amor, así amorcito, métele tu rica verga a tu suegra que tanto lo necesita. Sentí que faltaba poco para correrme por lo que aceleré mi bombeo dentro de su raja. Entonces sacando mi verga casi hasta afuera de su vagina la introduje en un solo empujón hasta que sentí que mis testículos chocaron contra los pelos de su raja, en ese momento gimió aún más fuerte de placer, estaba teniendo otro orgasmo porque su vagina se contrajo apretando deliciosamente mi verga que soltó varios chorros de semen que salían disparados en el interior de su vagina. Aún habiendo terminado de correrme seguí con el mete y saca pues mi verga se mantenía aún muy dura y firme. Entonces sacándola de su vagina, procedí a voltearla dejando expuesto su rico culo, eran unas nalgas grandes y redondas, era una visión muy caliente, tomé mi mano y la pasé por su vagina que dejaba salir restos de mi semen revuelto con sus jugos tome estos en mi mano y los puse en la entrada de su culo, ella gimió al sentir mis dedos acariciando su ano, poco a poco fui acercando mi verga al recto de mi suegra ella comprimía no dejando entrar mi verga entonces presionando aún más mi verga contra su esfínter logré que poco a poco fuera cediendo, hasta que mi verga entró en su trasero, era una sensación excitante su trasero era apretadito y con las contracciones que tenía apretaba aún más mi verga, empecé a mover mi verga dentro de su trasero despacio para ir luego aumentando el ritmo, ella gemía y movía sus caderas tratando de adaptar el ritmo de mis embestidas. Ella empezó de nuevo a gemir fuertemente – Me vengo Raúl, ahhh me vengo decía mientras yo de nuevo expulsaba toda mi leche dentro de su culo. Saqué mi verga de su culo y me acomodé a su lado ella me besó los labios mientras decía, – Sabe Raúl siempre fui una mujer decente, nunca le fui infiel a mi marido pero ahora que he probado su rica verga joven y fuerte, sé que de ahora en adelante seré suya, y cada vez que duerma junto a mi marido recordaré la rica cogida que usted me ha dado, de verdad que eres todo un hombre Raúl. Yo le acaricié las tetas con la mano y sonreí, sabía que de ahora en adelante me cogería a mi recatada suegra cuando yo lo quisiera.

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