La muerte de su mejor amigo cambia su vida para siempre

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Lo solté todo dentro, quedamos abrazados en el sofá,sudados pero había nacido algo dentro de mi, ahora estaba seguro que había vida después de Paula y del cinturón .

-¡Joder! Ibas necesitado.-Dijo riéndose.

-No sé qué decir.-La verdad es que no aguante el tipo y eso me hacía sentir un poco estúpido.

-Eh,eh, ni se te ocurra comerte la cabeza, lo que pasa es que te han podido los nervios.-Dijo quitándose de encima mío, podía ver cómo mi semen se le escurría por entre las piernas.

-Supongo, la próxima será mejor.-Dije riéndome.

-¿Quién te ha dicho que habrá próxima?.-Su tono de broma me tranquilizo, pues pensaba que había sido por mi culpa.

-Tranquila, era broma.

-No, era broma lo mío, te aprecio Andrés, y me tienes para lo que quieras, pero quiero que entiendas que no soy mujer de un hombre, no me gustaría que entendieras lo que ha pasado por algo que no es, me casé una vez y no más Santo Tomás, ¿lo entiendes?-Su cara demostraba calidez.

-Por supuesto, te lo agradezco de corazón.-Como no agradecérselo, era cristalina y eso era lo que necesitaba en ese momento, personas sinceras.

-Me voy a duchar, ¿tenemos agua caliente?

-Voy a enchufar el calentador, espera te busco unas toallas.

A la media hora salía enrollada en una toalla, su pelo mojado estaba caído sobre uno de sus hombros, en ese momento me hubiera lanzado encima de ella.

-Me voy a mi piso a coger algo de ropa, pillo un taxi y en una hora estoy aquí.-Dijo mirándome.-¿Que pasa te has quedado con más ganas?

-Hombre…pero ves.-Sonia se dio media vuelta para seguir arreglándose.-Por cierto Sonia.-Dije haciendo que se diera media vuelta.-Mil gracias.-Una sonrisa apareció en su cara, se giró y desapareció en el pasillo.

Sobre las dos Sonia había regresado con una pequeña bolsa, se había cambiado escogiendo unas mallas negras junto a una camiseta sin mangas, unas zapatillas de sport pues según ellas los tacones la mataban y necesitaba descansar sus tobillos, creo que pusiese lo que se pusiese le quedaba bien, el hecho de llevar zapatillas la hacía más accesible pero no con ello menos deseada.

-¿Dónde está nuestra madurita?-Dijo con su sonrisa.

-¿Nuestra?-Dije riéndome.

-Bueno, no me dirás que esas tetas no te ponen.-Sus manos se colocaron simulando los pechos de Lola.

-Jaja, estás loca ¿lo sabías?

-Puede, pero eso no significa que no tenga esas tetas, ¡vamos! no me dirás que por un momento no te la has imaginado en tus manos, si no es así empezaría a creer que tienes un problema.

-No te mentiré si te digo que esta mañana cuando la vi fue en lo primero que me fijé.-Estallamos los dos a reír.-Pero en serio, todavía no estoy preparado para eso, lo siento, no me entiendas mal, contigo ha sido sensacional y me volverías loco seguro… pero no sé tú eres tu, pero de eso a tirarme a la vecina de toda la vida ¡uf! jajá, un poco fuerte.

-Tranquilo, lo entiendo, pero yo lo veo de otra forma, desde que me separe lo veo como que el amor es un complemento del sexo, para mí lo primordial es el sexo y de amor ya hablaremos más tarde.-Dijo mirándome seriamente.

-¿Qué quieres decir?-No entendía por dónde iba.

-Que no te comas la olla, el hecho de tirarte a tu vecina o a quien quieras no significa que la ames, simplemente respondes a tu cuerpo, nada más, sácate la culpabilidad que llevas encima.

-No me siento culpable.

-¿Seguro? entonces porque no piensas en tirarte a tu vecina, tiene un buen polvo, y además está diciéndote «Follamé Andreu”.

-¿Pero que dices? Por favor.

-Mira soy mujer y se cuando una mujer busca algo, esa madurita está deseando que la pongan del revés. Pero no te preocupes esta tarde lo averiguaremos, por cierto ¿tienes algo de alcohol?

-No sé si abra algo, mis padres no eran de alcohol.

-Bueno ya lo arreglaremos.

Sonó el timbre, Sonia se adelantó abriendo la puerta, Lola venía con un vestido súper escotado, se había estirado el pelo y destilaba perfume por todos sus costados, Sonia la hizo pasar traía unos postres que dejamos en la nevera.

-Qué guapa vienes Lola.-Le decía Sonia.

-No sé, igual demasiado, pero como que últimamente no me invita a comer, pues no se.-Nos reímos los tres, en un solo día me había reído más que un mes.

-Andrés siéntate mientras Lola me ayuda a preparar la mesa.-Sonia me miró con cara de » déjame a solas con Lola»

-Me senté en el sofá pensando en que estaría haciendo Sonia con Lola, oía las voces que venían de la cocina.

Al final salieron con los platos preparados y pasamos la comida con alguna mirada entre Sonia y yo mirando el escote de Lola, yo sin darme cuenta estaba caliente, veía el morbo de Sonia en sus ojos y Lola que iba un poco perdida no hacía más que hablar de tiempos pasados y bebiendo vino, Sonia se encargaba que su vaso no estuviera vacío, a veces lo hacía tan descarado que me entraba la risa.

-Sonia, ¿te puedo preguntar una cosa?.-Lola se quedó mirando a Sonia.-Sí no quieres no me contestes.

-Por supuesto, dispara.-Dijo Sonia sorprendida.

-Como es ser bisexual.-Su cara enrojeció de golpe, el vino había hablado por ella.

-Jajá, veo que a alguien se le escapó la lengua…-Su mirada se clavo en mí, pero lejos de reprocharme se rió.

-Lola, esta vida es muy corta, no tengo respuesta para eso, igual que no te podría explicar la sensación que sientes cuando saltas de un paracaídas, Lola el sexo es placer sin ataduras ni dolor.-Sonia no dejaba de mirarme, creo que esas palabras iban dirigidas a mi.

-Pero tiene que ser raro.-Lola estaba intentando comprender lo que Sonia acababa de decir.

-Dime ¿Cuánto tiempo llevas sin sexo real?.-Sonia había acercado su silla a Lola, prácticamente estaban pegadas.

-No se…no se.-Las manos de Lola detallaban la situación, estrujaban una servilleta como si quisiera escurrirla.

-¿No lo sabes? O ¿ no quieres reconocerlo?¿Cuándo fue la última vez que tu marido te beso aquí?-Dijo apartándole la melena para besar delicadamente su cuello.-Lola apretaba más su cuello.-O dime ¿cuándo te beso así?-Sonia beso los labios de Lola despacio, tiernamente sin prisas, mientras una mano se desplazaba por encima de la camisa recorriendo la curvatura del pecho.

-Uf! No sé si…-Los labios de Sonia no le dejaron terminar la frase, dos dedos comenzaban a desabrochar los botones de la camisa de Lola que no dejaba de jugar con la servilleta, permanecía con los ojos cerrados, como si con ello se sintiera menos culpable, sus bocas se fueron abriendo poco a poco permitiendo que Sonia accediera a interior, la camisa ya estaba abierta enseñando un sujetador negro, Sonia volvía a acariciar los pechos ahora por encima del sujetador, IVA colando un dedo por dentro de este, tomando terreno, Lola dejó la servilleta dejando caer sus manos a los costados de su cuerpo.

-Nos prestas la cama, estaremos más cómodas.-Dijo Sonia separándose de Lola, la cual había abierto los ojos para ver que decía yo.

-No está hecha, pero es esa.-Dije señalando la puerta de la habitación de mis padres, seguramente solo estaría la colcha pues no me había dado tiempo a hacerla.

-No te preocupes.-Dijo levantándose de la mesa, le tendió una mano a Lola, la cual acepto.-¿Te importa si luego se une Andrés?-Le dijo a una sorprendida Lola, hoy era uno de esos días que jamás se lo hubiera imaginado.

-¿no?-Dijo mirándome sin saber qué decir, le devolví una sonrisa, aunque mi pene comenzaba a dar señales de vida.

-Desaparecieron en la habitación, deje que disfrutarán las dos, no sabía si entrar o no, tenía miedo que fuera demasiado para Lola, ya era el hecho de acostarse con una mujer, más si hacía un trío, demasiado para un solo día, estaba recogiendo la mesa cuando sentí el ruido de un mensaje en el móvil, era Paula.

>Mañana si quieres puedes venir al piso, lo dejo hoy, ya hablaremos>

Dolor, miedo, arrepentimiento e irá, todo junto,¿ me sentí caer al vacío, que significaba?

-Conteste

<¿A dónde irás >.Se me estaba helando el alma, el vacío se apoderaba de mi, ahora era mucho más serio, ni siquiera se daba la semana para pensarlo había decidido en un solo día, no me lo podía creer, no recibí contestación.

Se iba de casa, las dudas comenzaron a crecer en mi cabeza, Carlos apareció el primero de la lista, tan rápido, el primer día, intenté pensar dónde podría ir, pero lo único que me venía a la mente fue Carlos.

Los teléfonos comenzaron a sonar al unísono, algo pasaba en la oficina, enseguida salió Sonia completamente desnuda, sus pechos se movían a cada paso que daba, tenía las areolas rosadas y dos pezones indicaban la es excitación rota por la llamada, pude ver que Lola estaba sentada en la cama tapada con la colcha mirando hacia el comedor, miraba con cierta vergüenza.

-Dime

-Voy para allá, tardó media hora, si está aquí, hemos comido juntos.-Dijo mirándome, yo no me había percatado que no había contestado al mío, me había pillado pensando en Paula.

-Voy yo, si se confirma hablo con él, pero primero quiero estar segura de que es cierto.-Parecía imposible como Sonia pasaba de estar follándose a una madurita como decía ella, a tener el control del trabajo en décimas de segundo.

-¿Qué pasa?-Dije preocupado.

-Los ingleses, algo está pasando con ellos, quieren revisar todos los contratos antes de firmarlos, según parece la competencia les ha hecho una oferta. Pero déjame que vaya yo, estate tranquilo te llamo y decides.

-No, son nuestros mejores clientes, hablaré con Adam.-Adam aparte de ser mi cliente era amigo, fue el primer cliente que hice, la facturación de su empresa era el veinte por ciento de nuestra facturación, no sabía que había pasado, pero era inviable perderlos, hacía tiempo que queríamos expandirnos, pero para ello necesitábamos la renovación de Adam & John.

-Andrés yo me voy, veo que tenéis faena, hablamos otro día.-Era Lola saliendo arreglada y con cierta vergüenza en la mirada.

-Lo siento Lola, sí que te parece si pasamos la cena a mañana.-Le dije intentando dar normalidad al hecho de que saliera de la habitación de mis padres después de haber estado con Sonia.

-No te preocupes, si eso hablamos mañana.

Sonó otra vez mi móvil, era Alberto.

-Hola Alberto ahora iba a ir a la oficina.

-Andrés, sé que necesitabas tiempo para ti, los ingleses han recibido una oferta muy buena de Márquez & Sullivan.

-¿Podemos mejorarla?

-Está el equipo de contabilidad intentando crear un nuevo plan para ofrecerles, pero hay más…-Notaba como se detuvo sin saber cómo decirlo.

-¿Qué pasa Alberto?

-Los ingleses han contratado unos nuevos asesores son… Gálvez & Martínez.-Me quede de piedra al oír el nombre, era la empresa de Carlos, este tenía grupos inversores, asesoraban y eran propietarios de varias empresas, su fortuna la hizo comprando empresas que estaban arruinadas, las levantaba y las vendía.

-No te preocupes, simplemente serán los que revisen los contratos.-En verdad al pensarlo no le di demasiada importancia, simplemente por el lado personal había coincidido.

-No sé, pero no me gusta mucho cómo trabaja esa empresa, y ¿ahora de golpe revisan los contratos? Hay algo que se nos escapa.-Su tono era preocupado.

-Hablo con John e intento averiguar qué está pasando.

-Vale, y perdona por molestarte, espero que vaya bien con Paula, ya me contaras.-Sí un día hablamos.-Desconocía si ese día realmente podría contarle todo sobre Paula y él, no sabía si sería de capaz de contarle todo.

Me duche con agua fría, necesitaba despejarme para centrarme en la crisis que teníamos en la empresa.

A los quince minutos estaba llamando a Adam.

-Andrés amigo ¿Qué hay?.-Hablábamos en inglés, para mí era más difícil notar los cambios de voz, siempre prefería hablar en persona pues podías ver su rostro y averiguar por donde iban los tiros.

-¿Qué ha pasado Adam? Me están comentando que os estáis pensando la firma.

-Yo no me lo planteo Andrés, pero la junta a través de los nuevos asesores quieren revisar todas las propuestas, créeme yo no he sido, hoy llegan los asesores de España para revisar vuestra propuesta y otra de una empresa nueva.

-¿Sabes qué empresa es?-Le pregunte intentando confirmar que eran Gálvez &Martínez

-No, por eso llegan hoy, para presentárnosla.-Era amigo pero de sobras sabía que no podía darme esa información.

-John, hazme un favor, hoy saldré para Londres, por favor no decidáis hasta que no llegue yo, ¿podrás?

-Intentare hacer lo máximo posible, pero no te puedo prometer nada.-Se le notaba nervioso, era como si estuviera presionado por los acontecimientos.

-Gracias John ¿Cenamos esta noche?¿dónde siempre?.-Tenía que sacarlo de ese estado y llevarlo al modo de amigos.

-¿a qué hora llegas?-Lo había conseguido.

-Intentare salir en el primer avión que salga.

-Ok, lo haré por ti y nuestra amistad.

-Gracias John, nos vemos esta noche.

Al colgar sentía el sudor callándome por la espalda, si perdíamos ese contrato estaríamos sobre una cuerda.

Llame a Alberto para informarle de todo, desde la oficina se encargaban de buscar vuelo a Londres, tenía que pasar por casa a buscar los trajes de trabajo, solo me había llevado ropa de verano, ignoraba si Paula ya se habría ido o aún estaría en casa, el corazón volvió a latir a mil por segundo.

El taxi me llevó al piso, tenía distintas sensaciones, una que necesitaba llegar rápido para no perder el vuelo y otra que hubiera querido haber tardado un día en llegar al piso, se me acumulaban las preguntas ¿estaría Paula? Y si estaba ¿Qué hacía? ¿Cómo comenzaría la conversación? era él el que se había ido de casa.

Al entrar en el piso lo primero que me vino fue el olor al tabaco, enseguida vi que no estaba, todo estaba recogido, faltaban sus maletas, me entró un mensaje de Sonia.

Recojo mis trajes que permanecían en sus fundas, elegí uno para ponerme y los otros los coloque en la maleta, en una hora estaba en el aeropuerto, contacte con Sonia y nos reunimos para tomar un café mientras pasaba el tiempo, faltaba casi una hora, llegaríamos a Londres sobre las ocho.

-¿Reservaste mesa en el restaurante?-Sabía perfectamente que Sonia ya lo habría hecho.

-Sí, ¿Has visto a Paula?-Su mirada parecía preocupada.

-No, se ha ido del piso.-Sentía dolor recordar el piso solitario, sin Paula.

-Andrés todo se puede solucionar, no te sientas hundido ¿tú la quieres?-Sonia me había cogido las manos, sentía su calor, era el cabo al que te agarras cuando estás colgado de un precipicio.

-Sí, la quiero Sonia, pero no de la forma que quizás quisiera ella.

-Creo que se le fue de las manos, pero creo que ella te quiere Andrés, si no fuera así, hace tiempo que se hubiese ido ¿No crees?

Sonaron los altavoces llamando a los pasajeros del vuelo a Londres, era el nuestro, recogimos nuestras maletas de mano y fuimos a la sala de embarque, al entrar sentí un puñetazo en mi estómago, Paula estaba con Carlos esperando el mismo vuelo que nosotros, no pensé que fuera Carlos en persona simplemente para revisar unos contratos, Carlos estaba hablando con el móvil, Paula revisaba el suyo, iba vestida con su falda corta a juego con un ligero suéter de manga corta y sus zapatos de tacón preferidos, se había estirado el pelo haciendo que aquellos rizos que yo adoraba quedarán escondidos, Sonia se percató de que me había quedado parado en medio de la sala.

-¡oh dios!¿no me jodas? Andrés, mírame.-Dijo apartándome del medio para llevarme a un costado.-Te necesito, necesito al Andrés que está mañana tomo una decisión, te necesito fuerte ¿Me entiendes?.-Su voz quedaba perdida en mis oídos, mi mirada estaba clavada en Paula.

Sentí como Sonia me zarandeo haciendo que me fijara en ella.

-Si te entiendo, esto es trabajo, no te preocupes.

Volví a mirar a Paula, esta vez Paula si me vio, su rostro serio hasta entonces me dio la sensación de que un brillo apareció en sus ojos, Carlos le reclamó algo haciendo que la sombra de aquel brillo se apagara y volviera su semblante serio, Carlos levanto la vista de su móvil para mirarme, nuestras miradas se cruzaron, una sonrisa apareció en su boca, se sentía ganador, no perdió ni un segundo más de la cuenta en dejar claro cuál era su estatus con Paula, notaba mis manos sudadas, por suerte nos sentamos a bastante distancia en el vuelo, las dos horas de viaje se hicieron eternas, necesitaba aire, Sonia se lo pasó revisando los contratos.

Al llegar nos estaba esperando un coche con chófer contratado por nuestra empresa, no quise buscar a Paula, tenía que pensar en Alberto y en Sonia, ellos se jugaron mucho al apoyarme a la hora de montar nuestra empresa, no podía fallarles.

Sonia se quedó en el hotel repasando los últimos flecos del contrato. Yo me desplacé al centro de Londres para encontrarme con Adam, intentaba repasar mis argumentos para defender mi firma, Adam ya estaba de vuelta en todo, a sus casi sesenta años ya había hecho su fortuna, simplemente trabajaba para entretenerse, lo malo eran los demás miembros de la junta, más jóvenes y con mucha ambición, nuestra suerte era que Adam tenía poder sobre esta y su voz se hacía respetar.

Era un restaurante típico inglés, serio y pomposo, uno de los mejores de Londres, al entrar di mi nombre y enseguida estaba en mi mesa esperando a Adam , se podía ver la clase del restaurante, sus grandes lámparas de araña indicaban los años que tenía el local, habían desde; presidentes del gobierno hasta futbolistas famosos.

Vi aparecer a Adam, su corte inglés se marcaba en sus andares, iba con una mujer bastante más joven que el, lo último que sabía era que se había divorciado hacia apenas tres meses; no perdía el tiempo.

-Cuánto tiempo Andrés.-Le note cierta cojera de su pierna izquierda, cosa que no hacía que perdiera su sonrisa.

-Si Adam, casi un año.-Mis ojos se fueron a su acompañante, rubia de uno ochenta más menos, senos medianos subida en altos tacones, vestido pegado a su cuerpo y lo mejor una mirada penetrante, seguía la conversación sabiendo estar, no era de pega pero se notaba que dominaba la situación.

-Perdona, esta es Amelie.-Dijo fijándose en mi descarada mirada hacia su pareja.-Por cierto ¿dónde está Paula? Pensaba que vendría contigo, sé que es parte de la empresa que nos asesora, y puesto que los dos estáis en Londres…perdona se me escapa algo ¿verdad?, perdona Andrés no sabía nada.-Adam vio mi expresión y saco las conclusiones, normalmente hubiera estado Paula con nosotros, la última vez que se vieron hicieron muy buenas migas.

-No te preocupes, una pequeña crisis, nada serio, ¿nos sentamos?

Nos sirvieron la cena, mis ojos se iban a Amelie, no podía evitar su mirada, no había dicho nada en toda la cena, permanecía atenta a la conversación pero no intervenía.

-Perdona a Amelie, es francesa y no habla inglés.-Dijo disculpándola.

-No tranquilo.

-Está muy bien ¿no crees? Vamos nos conocemos hace tiempo, te estás preguntando qué hago con una mujer veinte años más joven que yo.

-Jajá, está muy bien la verdad, pero no voy a cuestionarte ¡Por dios!

-Has notado mi cojera ¿verdad?, me muero Andrés, dicen que me queda como mucho seis meses.-Me quedé helado, estaba diciendo que se moría y su rostro nunca dejó la sonrisa, quizás sus ojos brillaran un poco, pero su compostura no decayó.

-Lo siento…¿Qué te pasa?.-Son esas situaciones en las cuales no sabes qué decir.

-Hace dos meses me detectaron «Síndrome de ret», una extraña enfermedad, Alice no lo soportó y se divorció de mi, supongo que quería sacar dinero antes de mi muerte, ya sabes igual tenía miedo que no le dejase nada, un día conocí a Amelie e hice un acuerdo con ella, su compañía a cambio de dinero.-Lo escuchaba sin poder dar crédito ha lo que oía.

-Me dejas sin palabras Adam.

-Si me disculpas tengo que ir al baño, un daño colateral de morirse.-Su ironía hacía que no pudieras reír aunque fuera sobre la propia muerte.

Al desaparecer Adam de nuestra vista.

-Así que estoy muy bien.-Hablo Amelie con un inglés básico pero lo suficiente para entenderlo.-Adam no sabe que entiendo el inglés, lo entiendo perfectamente, me cuesta más hablarlo.-No pude más que sonreírle

-Y porque se lo ocultas.-Le dije mirando sus ojos verdes como el mar.

-El necesita mi compañía, si piensa que no entiendo inglés se sentirá más tranquilo y no tendrá que disimular delante mío. He decir que es una pena lo de; Una pequeña crisis matrimonial.-Dibujo unas comillas con los dedos en el aire.-Aunque lo entiendo Paula es muy bonita.

-¿La conoces?-No sé cómo podía conocerla.

-Sí, hace un mes vino con Carlos, estuvieron un par de días.-Cada vez estaba más confundido, Paula nunca me contó que había estado en Londres y menos hablando con uno de mis mejores clientes, me di cuenta que en casa hablábamos de la faena tranquilamente sin secretos pues nuestros trabajos no se interponían; Bueno por lo menos yo no tenía secretos.

-Veo que no sabías nada, lo siento…no era mi intención.-Su cara decía lo contrario, sabía perfectamente que no sabía nada.

-No te preocupes, es su trabajo, es normal que guarde secretos igual que yo con mi empresa.-Me dolía el estómago de toda la bilis que estaba tragando.

Vi que Amelie se cayó de golpe, Adam apareció cojeando, creo que estaba cansado pues su cojera era más acentuada.

-¿Donde te hospedas Andrés?

-En el Hilton.-Le contesté.

-¿Te parece si mañana nos vemos para almorzar? No me encuentro bien.

-Por supuesto, ¿a las nueve va bien?

-Si, perfecto.

Nos despedimos, vi que Amelie no dejaba de mirarme.

De camino al hotel pensaba en lo hablado en la cena, ¿Paula negociando en Londres a mis espaldas?, la enfermedad de Adam podía perjudicar las negociaciones.

Entre en mi habitación con ganas de ducharme, había sido un día muy largo, al salir de la ducha me encontré con Amelie desnuda en la cama.

-Espero que no te moleste, conozco al director del hotel y digamos me ha prestado la llave.