Las mejores vacaciones con mi cuñada y mi novia

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Vacaciones con mi cuñada y mi novia

Como casi todos los estudiantes estaba deseando que llegara el fin del curso y aquel año, tenía dos motivos extras para desear que llegara a su fin. El primero, el tan temido examen de selectividad que debía permitirme acceder a la universidad y aunque me considero buen estudiante, un mal día lo puede tener cualquiera. El segundo, el viaje de fin de curso donde íbamos a poner fin a una etapa de nuestra vida y a despedirnos de los compañeros con los que habíamos compartido tantas cosas.

Además, iba a ser un viaje que prometía mucho ya que para muchos iba a ser la primera vez que viajábamos sin el amparo de nuestros padres y todo eso gracias a Manu, nuestro tutor. Todo surgió cuando la primera opción de nuestro viaje de fin de curso fue Ibiza pero nos encontramos con el rechazo de muchos de los padres pero ahí apareció él y propuso cambiar el destino a Mallorca pero con la condición de que no fueran padres con nosotros, solo dos profesores como acompañantes.

Y para nuestra sorpresa aceptaron y nosotros encantados. En Mallorca podíamos divertirnos igual y sin padres más todavía. Y si encima uno de los profesores que nos acompañaba era nuestro tutor pues mejor que mejor. Y es que Manu es el típico profe enrollado que siempre está de broma y cae bien tanto a alumnos como a padres. Llegó a nuestro instituto tres años atrás y enseguida se integró pareciendo que llevara toda la vida allí. Se ganó el cariño de todos y sobretodo el de ellas.

A sus 35 años, soltero, atractivo de cara y con un cuerpo bien cuidado junto a su forma de ser campechana era un hombre que atraía a las mujeres y las malas lenguas decían que había tenido alguna aventura con alguna de sus compañeras maestras y con madres de sus alumnos, alguna de ellas casada. Pero como digo, eran rumores.

Solo faltaba elegir al otro profesor que nos acompañaría al viaje y yo rezaba para que la elegida fuera mi cuñada Eva, otra de las preferidas por los alumnos. Eva también hacía relativamente poco que trabajaba en nuestro instituto, dos años, pero yo ya la conocía de antes. Empezó a salir con mi hermano Sergio cuando ambos estudiaban en la universidad y cuando acabaron sus estudios y empezaron a trabajar, se fueron a vivir juntos.

Hijos de la misma madre pero de distinto padre, los diez años que nos llevábamos hizo que nuestra relación fuera especial. Más que hermanos, nuestra relación era paternal ya que él prácticamente se había hecho cargo de mí desde que tenía uso de razón. Por eso motivo, mi trato con Eva también era especial y la consideraba una amiga, una hermana mayor.

Lo que no quitaba que no me diera cuenta de lo bella que era. Con sus 28 años, cuerpo atlético, media melena rubia, ojos claros, unos pechos generosos y un culo digno de admirar era una mujer que levantaba pasiones entre alumnos y profesores, motivo por el que muchos querían que fuera ella la escogida para acompañarnos. Y no los culpaba por ello, yo ya la había visto en bikini y era una imagen difícil de olvidar. Al final, para nuestro jolgorio, fue ella la escogida y estábamos todos cada vez más emocionados con aquel viaje que cada vez pintaba mejor.

Al final llegaron los exámenes y todo salió según lo previsto para alivio mío y de muchos. Y a todo esto llegó la víspera de nuestra partida a Mallorca. Mi hermano, para que saliéramos todos juntos, nos propuso a mí y a mi novia Marta que pasáramos la noche en su casa, así él nos podría acercar al puerto a los tres a la mañana siguiente. Aceptamos encantados y aquella noche nos trasladamos a su casa con nuestro equipaje despidiéndonos allí de nuestros respectivos padres.

Marta y yo llevábamos saliendo un año, con ella había perdido mi virginidad y la quería con locura. Algo más baja que mi 1,80, con un cuerpo bien estilizado fruto de su pasión por la natación afición que ambos compartíamos, tez morena, ojos verdes, cabello largo negro como la noche y con unos atributos que quitaban la respiración, Marta era una de las chicas más guapas del instituto cosa que me llenaba de orgullo, me encantaba sentir las miradas de envidia del resto de mis compañeros.

Esa noche cenamos pronto y nos fuimos a la cama ya que al día siguiente había que madrugar. Mi hermano Sergio nos había dado habitaciones separadas a Marta y a mí pero yo no pensaba desaprovechar la oportunidad de disfrutar de su compañía, a nuestra edad no siempre podíamos disfrutar de una cama y una noche por delante para follar como dios manda. En cuanto sentí que se acostaban mi hermano y mi cuñada, me escabullí sigilosamente de mi habitación practicando para lo que seguramente iba a ser una constante durante nuestro viaje a Mallorca.

Su puerta estaba entornada lo cual me dio a entender que ella deseaba lo mismo. Al entrar, ajusté la puerta sin cerrarla y me dirigí a ella quitándome el bóxer por el camino. Marta me esperaba sentada en el filo de la cama quitándose la camiseta que ocultaba sus grandes tetas mostrándome que estaba tan excitada como yo. Cuando llegué a su altura se apresuró a sujetar mi polla que empezó a crecer rápidamente fruto de sus caricias y no tardó en engullirla para acabarla de poner a tono.

No tardó mucho, la chupaba de miedo y enseguida mi polla estaba dura y lista para pasar a la acción. Ella misma se quitó sus braguitas, se tumbó en medio de la cama abriéndose de piernas e invitándome sugerentemente a que la acompañara. Me subí a la cama deseoso de cumplir sus demandas, me coloqué entre sus piernas rozando con mi polla la entrada de su coño y empecé a empujar clavándosela hasta el fondo sin dificultad de lo caliente que estaba.

Llevábamos varios días sin follar así que ambos nos teníamos ganas. Yo imprimí un ritmo rápido desde el principio, embistiéndola con ganas mientras ella movía sus caderas amoldándose a mi ritmo y acentuando las placenteras sensaciones. Sus piernas se enroscaron en mis nalgas animándome a empujar más fuerte, sus manos se abrazaban a mi espalda mientras su boca no dejaba de susurrarme para aumentar mi calentura.

-Dame fuerte cabrón, fóllame como tú sabes, quiero sentir tu leche dentro, hazme gritar como a una perra…

Follamos sin descanso, sin darnos tregua hasta alcanzar los dos nuestro orgasmo quedando los dos rendidos sobre la cama. Fue entonces cuando me pareció que la puerta de la habitación estaba más abierta de lo que yo la había dejado pero no le di importancia pensando que habría sido un golpe de aire o algo así. Me levanté y volví a ajustarla sin cerrarla.

Fue entonces, al acostarme al lado de mi novia, cuando sentimos los gemidos en la habitación de al lado. Mi hermano y mi cuñada debían habernos oído habiéndose animado a darse una alegría antes de la partida. Sentirlo follar hizo que nos calentáramos de nuevo, Marta empezó a acariciar mi polla de nuevo mientras mi mano se colaba entre sus piernas acariciando sus labios y buscando su inflamado clítoris.

Así estábamos cuando cesaron los gemidos de forma súbita quedándonos los dos con cara asombrada. ¿Ya estaba? ¿Cuánto había durado? Si apenas debía haber llegado al minuto… A Marta se le escapó la risa y un “vaya mierda de polvo”.

-Enséñale a tu hermano lo que es un polvo de verdad me dijo.

Se giró ofreciéndome su grupa y yo no tardé el metérsela desde atrás, follándola con mis manos aferrando sus caderas para poder empujar aún con más fuerza. Ella, sabiendo que la debían estar escuchando, no se cortaba en gemir y yo, viendo a mi novia desatada y consciente que tanto mi hermano como Eva debían estar escuchándonos, seguramente desnudos en su cama, me hizo volverme loco. Arremetí con dureza contra ella, como nunca había hecho, haciéndola perder el equilibrio quedando Marta con su cabeza hundida en la almohada y su culo aún más alzado.

Mis arremetidas, violentas, se ensañaban con su coño que disfrutaba como nunca del polvo que estábamos echando. Pronto empezó a gritar anunciándome la llegada de su orgasmo que le vino de forma abrupta y explosiva quedando medio ida sobre la cama. Yo estaba a punto, seguí dándole sin parar hasta que instantes después era mi polla la que explotaba llenándola con mi semen por segunda vez en la noche.

Me tumbé a su lado, abrazándola hasta que noté que se había quedado dormida. Entonces, sigilosamente, volví a escabullirme para retornar a mi habitación. Ya sé que era una gilipollez, nos habían oído perfectamente follar como nosotros a ellos, pero lo hice más por las apariencias que por otra cosa.

Al día siguiente, por fortuna, no tuvimos tiempo de vivir momentos embarazosos entre los cuatro ya que contábamos con el tiempo justo para ducharnos, desayunar y cargar las maletas. Conseguimos salir a la hora prevista hablando durante el trayecto de todo lo que pensábamos hacer durante aquellos días de vacaciones. Al fin llegamos al puerto donde nos encontramos con algunos de nuestros compañeros que habían llegado antes que nosotros. Manu también había llegado y después de saludarnos a los tres nos dio los billetes de embarque quedándose con Eva para repartirse las tareas de supervisión y control.

Poco a poco fueron llegando el resto de compañeros, despidiéndose de sus familiares y embarcando con sus maletas. Nosotros ya nos habíamos despedido de mi hermano y agradecido que nos hubiera traído marchando él a su trabajo. Dentro del barco íbamos de un grupo a otro charlando y bromeando deseando llegar ya a nuestro destino. Al fin empezamos la travesía y tanto Manu como Eva, pasado el ajetreo inicial de controlar que estuviera todo el mundo, pudieron relajarse o bueno, al menos intentarlo.

Porque si algo nos quedó claro desde el principio fue que nuestro tutor le había echado el ojo a mi cuñada y no se apartaba de ella, hablándole, haciéndose el gracioso, rozándola cada poco, pasando su mano por su cintura que ella apartaba al instante… vaya, un ataque en toda regla. A mi empezaba a cabrearme la actitud de Manu, sabía que era mi cuñada y aun así seguía a lo suyo y decidí tomar cartas en el asunto yendo a su rescate. Me fui donde estaban los dos empezando a acribillarlos a preguntas sobre el hotel, playas donde podríamos ir, cosas así que además tuvo el efecto de atraer la atención de otros compañeros que enseguida se acoplaron a la conversación teniendo él que desistir de sus intentos de coqueteo. Eva me miró agradecida y pudimos continuar el resto de la travesía sin más sobresaltos.

Llegamos a la isla, desembarcamos y subimos a un bus que habíamos alquilado para trasladarnos al hotel contratado. Llegamos sin problemas casi una hora más tarde y esperamos en el hall del hotel mientras los dos profesores hablaban con recepción para recoger las llaves de las habitaciones. Cuando vinieron nos llevamos otra grata sorpresa.

Manu empezó a darnos una charla sobre las responsabilidades de ser adulto y tratarnos como tal para luego empezar a distribuir las habitaciones. Para nuestra sorpresa, nos había repartido según nuestra afinidad. A los que teníamos pareja nos tocaba compartir habitación para nuestra alegría mayúscula y los que no, estaban emparejados por amistad así que todos estábamos encantados con el reparto. Bueno, no todos. Ya se sabe que el que reparte se lleva la mejor parte y Manu se había aplicado el dicho a sí mismo emparejándose con la otra profesora, Eva.

No parecía muy contenta y me acerqué a ella para intentar animarla.

-No pareces muy contenta con tu compañero de habitación. Si quieres hablo con él y hacemos un cambio, yo me voy con él y tú te quedas con Marta.

-Gracias David pero no hace falta que te preocupes por mí. Tú disfruta de estas vacaciones que yo ya sé cómo pararle los pies a los hombres como él.

-¿Estás segura? Mira que para mí no es ningún problema y seguro que Marta lo entenderá, ya se ha dado cuenta de cómo te entraba todo el rato y estará encantada de compartir habitación contigo.

-No de verdad, voy a estar bien pero gracias por el ofrecimiento. Eres un encanto dijo abrazándome y dándome un beso en la mejilla.

Subimos a las habitaciones con nuestras maletas y guardamos nuestras cosas. La habitación era grande y como supe después la nuestra era igual que la que compartían mi cuñada y Manu. Una cama grande de matrimonio, un par de mesitas, un armario enorme, un escritorio sobre el que había una tele, un sillón y un baño bastante espacioso. Sólo de pensar que esa noche compartiría esa cama con mi novia ya me empalmaba y por sus miradas creo que ella estaba pensando en lo mismo que yo.

Salimos a comer algo para después acercarnos a la playa donde disfrutamos tomando el sol, bañándonos en el agua y jugando entre nosotros. Y disfrutando de las vistas claro, que estar rodeado de mujeres jóvenes y guapas en bikini le alegra el día a cualquiera. Nos recogimos pronto ya que estábamos todos un poco cansados del madrugón de esa mañana y volvimos al hotel donde cenamos. Algunos se fueron a tomar algo a una discoteca que había al lado del hotel y otros, entre los que me contaba, nos subimos a la habitación con otra idea en mente.

Nomás entrar por la puerta empezamos a besarnos Marta y yo, despojándonos mutuamente de la poca ropa que llevábamos, buscando la cama que tanto deseábamos probar donde nos dejamos caer acariciando nuestros cuerpos ya desnudos. No tardamos mucho en estar yo tumbado y ella cabalgándome con ganas mientras con mis manos estrujaba sus grandes pechos y endurecía sus pezones con mi boca hambrienta. Aquello era una gozada y era la primera de las cuatro noches que íbamos a poder compartir cama y habitación y ya me relamía de gusto. Diez minutos después ambos nos corríamos bañando nuestros cuerpos sudados con los fluidos del otro, quedando derrengados el uno junto al otro.

Estuvimos un rato hablando sobre lo que habíamos hecho ese día y lo que íbamos hacer el siguiente pero sobre todo de Eva, la pobre estaba sufriendo el acoso de Manu que no cejaba en su empeño y seguía a su vera allí donde fuera ella. En la playa había sufrido las miradas obscenas de él que no apartaba la vista de sus tetas, bueno sus miradas y las de la mayoría de los chicos ya que después de Marta las suyas eran las mejores tetas y eran dignas de admirar, sintiéndose violenta por su escrutinio. Y lo peor era que debía compartir habitación con él y no quería pensar en lo que era capaz de hacer encerrado en aquellas cuatro paredes.

Pero pronto nos cansamos de hablar y decidimos disfrutar de nuevo de las comodidades de aquella cama y de la intimidad que nos daba aquella habitación empezando a besarnos y acariciarnos hasta volver a acoplarnos el uno con el otro. Follamos como descosidos dos veces más aquella noche hasta que al final nos quedamos dormidos, exhaustos después de tanto trajín carnal. No sé cuánto tiempo llevaba durmiendo cuando me desperté al sentir voces en la otra habitación, estaban discutiendo pero no entendía nada de lo que decían y el cansancio pudo más y volví a caer en brazos de Morfeo.

Al día siguiente me levanté temprano y me fui a dar una ducha intentando no despertar a Marta que dormía plácidamente desnuda en la cama. Era una imagen a la que me podía acostumbrar fácilmente y fui consciente de lo mucho que quería a aquella chica. Cuando salí de ducharme Marta ya estaba despierta y ocupó mi lugar bajo el agua quedándome un rato allí contemplándola, siendo la primera vez que la veía así. No pude resistirme más metiéndome junto a ella en la ducha, acariciando su espalda, su culo mientras su mano buscaba a su espalda mi polla para ponerla a tono. Lo consiguió enseguida, arqueó su cuerpo ofreciéndose y yo complaciendo sus deseos se la clavé sin grandes dificultades penetrándola con frenesí hasta corrernos de nuevo bajo el agua que nos empapaba.

Nos bañamos juntos, nos vestimos y bajamos a desayunar al comedor del hotel donde nos encontramos al resto de compañeros. Mientras Marta hablaba con una de sus amigas yo fui en busca de mi cuñada para ver cómo le había ido la noche. Estaba sola gozando de un momento de libertad aprovechando que Manu atendía a unos compañeros que le comentaban algo.

-Buenos días, Eva. ¿Qué tal la noche? ¿Te ha dejado descansar? Pregunté señalando con la cabeza al tutor.

-Buenos días, David. Bueno, no mucho la verdad. No ha intentado nada, bueno, no al menos de forma directa pero no quería dormirme por si cambiaba de opinión.

-Joder, menudo pieza está hecho. ¿De verdad no quieres cambiar de habitación? No puedes estar todas las noches despierta por si acaso intenta algo.

-Ya lo sé pero es que no quiero molestaros y la verdad tampoco es que haya pasado nada del otro mundo, solo es que me incomoda como me trata pero no es nada con lo que no me haya encontrado antes. Es lo que pasa cuando eres joven y guapa dijo riéndose.

Sabía que lo decía para tranquilizarme y me reí con ella pero aun así insistí.

-Como tú veas pero sabes que nuestra habitación está abierta para ti por si cambias de opinión.

-Gracias, de verdad.

Nos separamos y fuimos a prepararnos para ir a pasar el día a la playa. Ver a mi chica cambiarse para ponerse el bikini que iba a estrenar aquel día fue un auténtico suplicio y me costó horrores no abalanzarme sobre ella y follarla antes de salir pero me contuve ante el jolgorio de ella que vio cómo me tenía que quedar un rato en la habitación esperando que mi hinchazón bajara.

Y en la playa fue peor la cosa. Parecía que todas habían decidido estrenar bikinis nuevos y cuanto más sugerente mejor así que aquella mañana habíamos unos cuantos intentando ocultar nuestras incipientes erecciones. Pero lo peor aún estaba por llegar y todo por culpa de mi novia Marta. Aquel día se había levantado con ganas de jugar y no se le ocurrió otra cosa que, para provocarme, quitarse el sujetador del bikini quedándose en topless.

Como es lógico enseguida todos se quedaron embobados contemplando sus tetas y ella encantada de la vida de ser el centro de atención.

-Vaya, tenemos una atrevida exclamó Manu. Muy bien, así me gusta, que te muestres con toda naturalidad como debe ser. Mi chica creo que hasta se ruborizó con sus palabras pero era evidente que le gustó que Manu la hubiera elogiado. Sus palabras lo que provocaron fue un efecto dominó y enseguida una tras otra fueron quitándose el sujetador mostrando toda clase de pechos que intenté no mirar para no cabrear a mi novia.

Diez minutos más tarde todas lucían sus encantos al aire menos Eva que se resistía a dejarse llevar.

-¿No te animas Eva? le espetó Manu. Y en voz baja, que yo pude escuchar por estar sentado a su lado pero que nadie más escuchó excepto ella, le susurró

-¿Van a ser más atrevidas esas niñatas que tú?

Estaba claro que buscaba picarla en su orgullo y vaya si lo consiguió. Eva echó mano a su espalda, desabrochó el nudo y se despojó del sujetador mostrando sus pechos a todo el que quisiera mirar que éramos muchos. Ni yo había visto sus tetas desnudas y lo que vi me encantó, para que engañaros. Algo más pequeños que los de mi novia pero igual de firmes, areolas rosaditas coronadas por unos pezones que ya lucían levemente endurecidos fruto de la excitación de sentirse observada por todos.

Se la veía nerviosa pero enseguida se le pasó al ver como todos la alabábamos por haberse atrevido a dar el paso y enseguida todos actuamos como si aquello fuera la cosa más habitual entre nosotros. Incluso alguno llegó a bromear sobre ir a una playa nudista y hacer la gracia completa, todos nos reímos con la ocurrencia pero no creo que nadie se hubiera atrevido a dar ese paso.

Manu, por su parte, orgulloso de haber conseguido su objetivo no dejaba de deleitarse contemplando las tetas de mi cuñada solo apartando su mirada fugazmente para lanzar miradas furtivas al resto de pechos que le rodeaban. Pero su prioridad era Eva y ella lo notaba, pero hacía oídos sordos a su atención simulando estar medio adormecida.

Al mediodía fuimos a un chiringuito a comer algo y allí volvió a las andadas. Se acercó a Eva poniendo su mano en su cintura pegándola a su cuerpo y pudiendo notar en su brazo el roce de sus pechos desnudos ya que no se habían puesto el sujetador ninguna de ellas. Ella apartaba su mano pero él enseguida volvía a posarla en su cintura no dándose por vencido. Así una y otra vez para desespero de ella que al final desistió en su empeño y se resignó a aquel roce. Él viéndose de nuevo vencedor la sujetó firmemente y de esa guisa llegamos al local donde íbamos a comer haciéndola sentar a su lado.

Mientras comíamos podía ver desde mi posición como se había sentado bien pegado a ella y aprovechaba la mínima oportunidad para rozar su pierna no pudiendo ella hacer nada ya que estaba encajonada contra la pared. Me dolía ver a mi cuñada así, por mucho que me dijera estaba claro que estaba súper incomoda y que no sabía cómo pararle los pies sin montar una escena ante todos. Y tomé la decisión de que a partir de ese momento me iba a pegar a ella para dificultar sus avances. Se lo comenté a Marta que estaba sentada a mi lado viendo lo mismo que yo y estuvo de acuerdo conmigo.

Cuando volvimos a la playa a pasar la tarde me acerqué rápidamente a Eva antes de que Manu tuviera tiempo de intentar algo y esta vez fui yo el que la abrazó por la cintura arrastrándola conmigo y alejándola de él. Ella me miró sorprendida por mi atrevimiento pero cuando vio que le guiñaba un ojo comprendió que los toqueteos del profesor no habían pasado tan desapercibidos como ella había creído y me agradeció en un susurro que hubiera acudido en su rescate. Enseguida notó otra mano en la otra cintura y al girarse vio la mirada cómplice de Marta que también le guiñó un ojo y creo que por primera vez en aquel viaje la vi feliz.

Llegamos los tres abrazados a la playa y colocamos las toallas juntas quedando la suya entre la mía y la de Marta para evitar que Manu pudiera colocarse junto a ella. Pero lo que no pude evitar fue que la colocara junto a la de mi novia que tuvo que aguantar toda la tarde como le miraba sus tetas pero al menos no intentó tocarla en ningún momento.

Tomamos algo al salir de la playa en una cafetería cercana antes de volver al hotel donde cenamos. Ni que decir que durante todo ese rato no me despegué ni un momento de Eva para evitar el acercamiento de Manu pero no contaba con que, viendo que volcaba mi atención en “su chica”, él lo hizo en la mía andando junto a ella con su mano sobre su hombro. Eva viendo lo que hacía intentó deshacerse de mi abrazo para que acudiera al rescate de Marta pero cuando vio como ella se giraba hacía nosotros guiñándonos un ojo divertida por lo que estaba pasando se relajó y no intentó separarse más.

No voy a decir que no me jodía lo que estaba pasando con mi chica pero ella parecía controlar más la situación que Eva segura de que nada iba a pasar y que solo buscaba provocar a Eva, su verdadero objetivo. Después de cenar fuimos todos a la discoteca y bailamos hasta bien pasada la media noche. Allí pudimos descansar del acoso del profesor que nos abandonó para dedicarse a ir sacando a bailar a las demás chicas que nos acompañaban, también lo hizo con Eva y Marta pero se comportó y ninguna se quejó de que hubiera intentado algo.

Cuando nos retiramos al hotel volví a insistir a Eva que se viniera a nuestra habitación y Marta también lo hizo. Ella pareció pensárselo y dijo que iba a su habitación y que según lo que se encontrara ya decidiría. Nos cambiamos, Marta con unas braguitas y una camiseta de tirantes sin sujetador debajo y yo solo con mi bóxer que no pensaba llevar mucho tiempo puesto como tardara mucho en venir Eva.

Empezamos a besarnos, a acariciarnos, a meternos mano de forma descarada subiendo el nivel de nuestra excitación cuando sentimos llamar a la puerta. Era Eva que había decidido quedarse a pasar la noche con nosotros, aunque la tuvimos que arrastrar dentro de la habitación ya que cuando abrimos la puerta y vio el plan que llevábamos quiso marcharse. Tampoco me extrañaba ya que llegar y encontrarte a tu cuñado en bóxer y con un bulto más que reseñable bajo él y su novia con los pezones claramente marcados bajo la camiseta…no creo que tuviera que calentarse mucho la cabeza para saber que estábamos haciendo.

Dejó sus cosas sobre el sillón y entró en el baño a cambiarse saliendo con un pijama corto que le llegaba a medio muslo y una camiseta corta que dejaba entrever que llevaba sujetador debajo. Se sentó en la cama junto a nosotros y empezamos a hablar de lo que había pasado ese día haciendo bromas sobre Manu y como le habíamos jodido su plan. Nos lo estábamos pasando bien y veía a Eva disfrutando y relajada con nosotros. Entonces se levantó, se puso a rebuscar entre las cosas que había traído y sacó una caja que acercó a la cama.

-¿A que no sabéis que le he cogido prestado a Manu? Dijo con una sonrisa traviesa.

Abrió la caja y nos quedamos alucinados viendo lo que nos había traído Eva. Eran porros ya preparados listos para fumar. Eva sacó un mechero que había dentro de la misma caja y cogiendo uno lo encendió dándole una calada. No es que nunca lo hubiera probado pero claro, hacerlo allí delante de mi cuñada y profesora… Eva pasó el canuto a Marta que con menos remilgos que yo le dio una profunda calada alargándomelo a mí que dude que hacer.

-Lo que pasa en Mallorca se queda en Mallorca me dijo animándome. Lo llevé a mis labios y me dejé llevar por la situación.

Continuamos charlando mientras el porro seguía circulando y empezábamos a notar los efectos de su consumo. Cada vez estábamos más a gusto, más relajados y disfrutando del buen ambiente que había entre los tres. Yo estaba sentado en la cama con mi espalda apoyada en el cabecero de la cama y Marta se sentó entre mis piernas con su espalda dejada caer sobre mi pecho. Por su parte Eva estaba sentada en medio de la cama con sus piernas cruzadas justo en frente de nosotros.

Yo, inconscientemente, empecé a acariciar la pierna de mi chica disfrutando del tacto de su piel subiendo cada vez más hasta encontrarme acariciando la parte superior de su muslo. Ella, disfrutando del contacto de mis manos, giraba su cara cada poco para besarme el cuello y movía inquieta su trasero frotándose contra mi entrepierna. A todo esto hay que decir que nuestra conversación había ido subiendo de tono fruto del canuto y hacíamos bromas sobre que tío estaba más bueno, cuál de ellas tenía las mejores tetas, con cual nos enrollaríamos si no tuviéramos pareja, cosas así.

Aun así me pilló por sorpresa el comentario de Eva.

-Chicos, si queréis me salgo un rato y os doy un poco de intimidad dijo socarrona.

-¿Por qué lo dices? Le contesté sorprendido. Ella me hizo una seña a mi mano y entonces me percaté que la tenía en la parte alta de su muslo rozando su ingle pero no hice nada para apartarla de allí. Marta solo sonreía disfrutando de la situación.

-Tienes a tu chica calentita y supongo que no querrás dejarla a medias…

-Mi chico nunca me deja a medias contestó Marta pero enseguida se dio cuenta de lo dicho e intento rectificar. Lo siento, no quería decir…

-Tranquila, si tienes razón. Ya suponía que nos debíais haber escuchado como nosotros a vosotros. Ahora era la marihuana la que hablaba por nosotros sino no entendía cómo podíamos estar hablando así. Aunque la próxima vez deberíais cerrar la puerta que menuda imagen cuando salí al baño jajaja.

-¿Nos viste? Le pregunté.

-Claro que sí.

-¿Y te gustó lo que viste? Preguntó ahora Marta pícaramente.

-Ya te digo, por eso fui a la habitación buscando que Sergio aplacara mi calentura pero como oísteis fue peor el remedio que la enfermedad. Su tono era de resignación, como si fuera una cosa normal entre ellos. El primer canuto ya había pasado a la historia y Eva cogió la caja, cogió otro y lo encendió dándole una profunda calada. Se lo pasó a Marta que la imitó y luego fue a parar a mis manos que hice lo mismo que ellas. Nos quedamos un rato en silencio disfrutando de sus efectos cuando Marta nos sacó de nuestro ensimismamiento.

-Cariño, no dejes de mover la mano que me gustaba lo que me estabas haciendo dijo melosa.

Volví a acariciar su muslo pero ahora por su parte interna casi rozando la tela de sus braguitas mientras no quitaba ojo a Eva que, mientras daba otra calada, no dejaba de observar el movimiento de mi mano. Marta tenía los ojos cerrados disfrutando de mis caricias y solo los abrió cuando notó como Eva, inclinada sobre ella, le acercaba el porro a sus labios que entreabrió para volver a inspirar volviéndolos a cerrar concentrándose en sus sensaciones de placer. En la misma postura lo acercó a mis labios dándole una nueva calada mientras mis ojos se perdían en la apertura de su camiseta que me mostraban sus pechos ocultos bajo el sujetador.

Ella volvió a su postura inicial sabedora de mi escrutinio el cual había provocado que mi miembro hubiera crecido bajo mi bóxer y fruto de la excitación mi mano alcanzara el sexo de mi chica acariciándola sobre su braguita. Ahora Marta gemía de placer sin cortarse por estar Eva delante, frotando su culito contra la dureza que crecía a su espalda y que la calentaba por momentos. Mi cuñada seguía sin perder detalle de nuestros avances, gustándole lo que veía a tenor de cómo se marcaban sus pezones a pesar de llevar el sujetador puesto.

Marta no pudo aguantar más, se separó de mí saliendo de la cama. Cogió el porro dando otra calada, se lo devolvió a Eva y alargó la mano hacía mí.

-Bueno, si no te importa me llevo un momento a David al baño para que aplaque un poco mi calentura dijo guiñándole un ojo. Yo no me creía lo que estaba pasando pero no dudé en coger su mano y seguirla al baño dándole un buen plano a Eva de mi polla tiesa bajo la tela del bóxer.

-Que lo paséis bien chicos nos despidió Eva.

En cuanto entramos al baño, Marta se bajó las braguitas apoyando sus manos en la pica del baño ofreciéndome su grupa. Me quité a toda prisa el bóxer, liberando mi polla que acerqué a su coño que pedía a gritos ser penetrado y se la clavé sin miramientos exhalando los dos un profundo gemido de liberación. Con mis manos en sus caderas imprimí un ritmo rápido desde el principio haciendo gozar a Marta, que volvía a tener sus ojos cerrados concentrada en disfrutar de las sensaciones que llegaban de todo su cuerpo. Yo la observaba en el espejo del baño y me calentaba ver su cara de extremo placer.

Oí un ruido en la cama y al girar la vista vi que la puerta del baño había quedado entreabierta y, por esa abertura, Eva nos veía follar como yo la veía a ella con su mano perdida en su entrepierna masturbándose. Si ya estaba cachondo esto me encendió más y mis penetraciones se hicieron más duras y violentas para el deleite de Marta que gemía de gusto y Eva… ella arreció sus caricias a su sexo mientras la otra mano se perdía bajo su camiseta acariciándose sus tetas.

No sé qué me excitaba más, si tener a mi entera disposición a mi exuberante novia o ver tocándose a mi cuñada. Lo que sí sé es que pocos minutos después, al notar las contracciones de la vagina de Marta corriéndose como nunca, alcancé mi orgasmo llenando su coño con mi leche mientras no apartaba la vista de la cara de placer de Eva que también había alcanzado el suyo. Marta despertó de su letargo girándose y dándome un beso apasionado que duró una eternidad. Nos pusimos nuestra ropa interior y salimos encontrándonos con Eva que nos esperaba como si nada hubiera pasado.

-Ya veo que lo habéis pasado bien, bribones jajaja dijo Eva

-Ni te lo imaginas contestó Marta y ambas se pusieron a reír. Ya te dije que mi chico siempre cumplía.

-Ya lo he notado ya y volvieron a reír juntas.

Ya era tarde y después del ajetreo acabado de vivir decidimos que era hora de acostarnos. Yo empecé a recoger algunas cosas para irme a la habitación con Manu para dejar la cama a las dos chicas pero ambas insistieron en que la cama era lo suficientemente grande como para dormir los tres sin ningún problema. Yo no estaba muy seguro de aquello, compartir cama con mi novia y mi cuñada… no sabía cómo podía acabar aquello y más después de lo que acabábamos de vivir pero me dejé convencer.

Eva se acostó en una esquina, Marta en medio y yo en la otra punta. Al menos así evitaba cualquier situación comprometida. Las dos chicas se durmieron casi al instante y a mí, aunque me costó algo más, acabé cayendo dormido.

No sé qué hora era cuando noté el cuerpo de Marta pegarse al mío, rozando su culo contra mi polla que empezaba a hincharse, desvelándome y maldiciendo sus ganas de jugar. Seguro que le daba morbo provocarme teniendo en la misma cama a Eva y por eso estaba incitándome de aquella manera. Pero si quería jugar yo no iba a ser menos. La habitación estaba a oscuras y no se veía nada pero con mis manos busqué su cuerpo encontrándolo, posé mi mano sobre su piel desnuda un poco más debajo de su pecho y empecé a puntearla con mi polla ya totalmente erecta.

Marta empezó a gemir quedamente al notar mi polla refregarse contra su culo como si la estuviera follando, acompasando sus movimientos a los míos, incrementando las sensaciones placenteras. La verdad es que la situación era súper morbosa y cada vez estábamos más excitados. Noté como Marta deslizaba su ropa y yo hice lo mismo bajándome el bóxer, siguiéndonos rozando pero ahora sin ropa de por medio. Sólo de pensar que Eva podía estar oyéndonos me ponía a mil y supongo que a Marta igual.

Decidí dar un paso más y mientras con una mano alcanzaba su boca para ahogar sus gemidos que podían despertar a mi cuñada con la otra alcé su pierna colando mi polla entre sus piernas. Estaba tan excitada que por poco se cuela en su coñito de lo húmedo que estaba pero mis intenciones eran otras. Volví a puntearla pero ahora mi polla se paseaba a lo largo de su rajita alcanzando su inflamado clítoris aumentando sus gemidos y el movimiento de sus caderas acompasándose a las mías. Menos mal que se me había ocurrido taparle la boca sino ya habríamos despertado a la tercera en discordia.

Seguimos moviéndonos los dos, dándonos placer y viviendo la situación más excitante de toda mi vida. Nunca hubiera creído que haciendo lo que estábamos haciendo, pajeándonos sexo contra sexo, fuera a alcanzar un orgasmo pero allí estaba, llamando a las puertas de los dos que casi al unísono estallamos bañando ella mi polla con sus fluidos y yo su vientre con mi semen. Joder, ¡aquello había sido la hostia! Y todo gracias a la mente perversa y morbosa de mi chica. La besé en el cuello dándole las gracias, le deseé buenas noches y me quedé abrazado a ella, desnudo de cintura para abajo y con mi polla ya flácida pegada a su desnudo trasero. Y así nos dormimos los dos.

Cuando me desperté por la mañana estaba solo en la cama y desnudo y por un momento tuve un amago de vergüenza al saber que probablemente Eva me habría visto desnudo al despertarse pero luego recordé lo sucedido la noche anterior y no sé qué era peor si que me hubiera visto en bolas o follándome a mi novia.

Me di una ducha que mitigó en parte el cansancio que aún sentía, me vestí y cuando cogí el móvil tenía un mensaje de mi chica avisándome que ya habían salido para la playa. Cogí los bártulos y salí raudo para allá maldiciendo por haberme quedado dormido y haberlas dejado desamparadas ante el más que posible acoso de Manu que seguro que habría aprovechado mi ausencia.

Cuando llegué a la playa encontré enseguida a Marta y Eva que tomaban el sol en sus toallas la una junto a la otra y a su lado, cómo no, Manu en la suya pero al lado de la mi novia que seguramente la había colocado así para evitar que siguiera molestando a mi cuñada. Me acerqué y saludé a mis compañeros mientras aguantaba sus bromas sobre la causa de haberme quedado dormido y le di un beso a mi chica disculpándome por haberme quedado dormido.

Lo malo de llegar el último fue que tuve que colocar mi toalla bastante separado de mis chicas y sólo podía controlar lo que pasaba entre ellas y Manu en la distancia pero aun así no perdía detalle por si intentaba algo pero por suerte no fue así. Al menos tuve la suerte de colocarme al lado de Miriam, la mejor amiga de Marta, con la que estuve charlando y pasando un buen rato haciéndome más amena mi vigilancia.

Eva y Marta no paraban de reír cuchicheando cosas entre ellas, a veces Manu intentaba colarse en la conversación y también participaba en su alegría. Pillé varias veces a mis chicas mirando hacía mi posición e intercambiando miradas cómplices para luego volver a cuchichear entre ellas y reír sobre algo que encontraban sumamente gracioso. A mí empezaba a cabrearme su actitud, tenía la sensación que todo aquello tenía algo que ver conmigo y no me gustaba lo que veía. Al menos Manu en ningún momento hizo amago de intentar nada a parte de hablar y hacer bromas con ellas lo que fue un alivio.

Al mediodía volvimos al mismo chiringuito del otro día a comer algo antes de volver a la playa, bueno algunos, ya que otros cansados de lo que hicieran la pasada noche decidieron volver al hotel a echarse la siesta y reponer fuerzas para la noche. Yo debería haberlo hecho pero me daba miedo dejar a las chicas solas y me quedé con ellas en la playa, pudiendo ahora colocar mi toalla junto a las suyas. Hasta ese momento aún no había conseguido quedarme a solas con Marta para intentar hablar con ella de lo sucedido por la noche pero aproveché un momento que fue a bañarse para acompañarla y quedarnos a solas aunque fuera a costa de dejar a Eva sola con Manu.

-Por fin solos le dije abrazándola y besándola.

-Yo también te he echado de menos dijo devolviéndome el beso.

-Oye, sobre lo de anoche… ¿vaya desmadre no?

-Sí, un poco pero me lo pasé genial. ¿A ti no te gustó?

-Claro que sí pero se nos fue un poco ¿no?… que estaba Eva allí al lado…

-Sí, qué morbo verdad. Ya lo he hablado con ella esta mañana y no estaba nada molesta, es más, me ha confesado que se masturbó oyéndonos follar. ¿Te lo puedes creer?

-¿De verdad? Ahí me hice el tonto habiendo sido yo espectador de lujo de su sesión de onanismo. Oye, una cosa, esta mañana tú sabes si ella me ha visto… es que como me he despertado desnudo…

-Jajaja puedes estar tranquilo que yo me he levantado la primera y, cuando te he visto desnudo, te he echado la sábana por encima para que no te viera así aunque se lo habrá imaginado al ver tu bóxer en el suelo de la habitación. ¿Te da corte que te vea desnudo pero no oírte follando conmigo en el baño a escasos metros de ella?

-Ya, es una tontería ¿verdad?

-Ya lo creo. ¿Y lo que hicimos después? Preguntó melosa. ¿Qué te pareció?

-Uff… menudo susto me diste, no sé cómo te atreviste a tanto estando ella al lado. Pero fue una pasada, excitante, morboso…

-Me ha quedado claro que te gustó jajaja.

-Y a ti también, bien que te corriste…

-Sí, es verdad dijo volviéndome a besar. Me salgo un rato a tomar un poco el sol, ¿te vienes?

-Sí, claro.

Salimos del agua, nos estiramos en las toallas dispuestos a tomar el sol comprobando antes que nada parecía haber pasado con Eva durante nuestra ausencia. Ahí fue cuando el cansancio acumulado se cobró su factura y me quedé traspuesto. No sé el rato que me quedé dormido pero si sé que cuando me desperté estaba solo en las toallas. Me alcé buscando a la gente con la mirada y vi que estaban todos en el agua jugando entre ellos, haciéndose ahogadillas, subiéndose los unos sobre los otros, vamos juegos de contacto. Me alarmé pensando en lo que podría estar haciendo en una situación así Manu y me levanté para reunirme con ellos pero Eva y Marta, en cuanto me vieron despierto, salieron a reunirse conmigo haciendo bromas sobre la facilidad que tenía para dormirme.

Aun estuvimos un rato más en la playa hasta que regresamos al hotel a cambiarnos y salir a cenar por ahí antes de volver a la discoteca para acabar la noche allí. Tal como había pasado durante todo el día Marta y Eva iban todo el rato juntas, se habían vuelto inseparables las dos y no paraban de bromear y cuchichear entre ellas. Se ve que la experiencia vivida la anterior noche había servido para unirlas más cosa de la que me alegré aunque a ratos me sintiera un poco desplazado.

Manu por su parte se acercó varias veces a ellas aprovechando algún momento en que me alejaba pero, aparte de hablar y bromear, no me pareció que intentara nada fuera de lo normal, permitiéndome relajarme y disfrutar con el resto de mis compañeros. Incluso saqué a algunas de mis compañeras a bailar. Precisamente estaba bailando con Miriam, la amiga de Marta, cuando vinieron las dos para avisarme que ellas ya se iban y que si me venía con ellas.

-¿Tan pronto? Se quejó su amiga. Para una vez que consigo que me saque a bailar…anda, déjale un rato más que ya te lo vigilo yo para que ninguna fresca se le tire encima dijo guiñándole un ojo a su amiga.

-Vale, te lo dejo un rato pero me lo devuelves enterito que haber si consigo que me dé una alegría esta noche jajaja.

-Por eso no te preocupes que con mi novio al acecho poca mano podré meterle y estallaron las dos a reírse sumándose Eva al instante.

Ellas se fueron y yo seguí bailando con Miriam como una media hora más antes de retirarme dejándola en manos de Manu que se ofreció a ocupar mi lugar. Ella aceptó encantada, de su novio no había ni rastro y ella quería seguir bailando. Me despedí de ellos y subí a mi habitación a encontrarme con mis chicas.

Cuando entré en ella me las encontré sentadas en la cama. Eva con su espalda apoyada en el cabecero de la cama, con sus piernas abiertas permitiendo que Marta estuviera sentada entre ellas con su espalda dejada caer sobre el pecho de mi cuñada. La caja había vuelto a hacer acto de aparición y ellas se iban pasando un canuto que estaba pronto a acabarse. Mi cuñada esta vez había optado por un camisón marrón que me quedaba oculto por el cuerpo de mi novia y ella, como siempre, lucía su camiseta de tirantes y sus braguitas.

Lo que me sorprendió de esa imagen fue que Marta estaba recostada con sus ojos entrecerrados mientras la mano de Eva recorría su muslo desnudo acariciándola suavemente replicando la imagen de la noche anterior donde era yo el que ocupaba su lugar.

-Vaya, veo que lo estáis pasando bien sin mi presencia dije socarronamente. Si queréis me marchó y os dejo un poco de intimidad.

Ambos sonrieron rememorando las palabras de la noche anterior y me invitaron a sentarme en la cama con ellas. Me quité la ropa quedándome sólo con el bóxer y me senté enfrente de ellas.

-Enciende otro me dijo Eva apurando lo que quedaba del que estaba fumando. Lo encendí y le di una calada antes de pasárselo a ellas dos que seguían a lo suyo.

-¿Ya has acabado con Miriam? Me preguntó Marta.

-Sí ¿por? ¿No estarás celosa?

-No, que va. ¿Y tú? ¿Celoso de que Eva esté ocupando tu lugar?

-Por supuesto que no.

-Ya me imagino que no jajaja. Sois todos iguales, veis dos tías juntas y ya se os pone dura.

-Pues razón no te falta dije mostrando sin vergüenza mi incipiente erección haciéndolas estallar en una carcajada a la que me uní al instante.

-Cómo eres cariño… ves cómo es para comérselo… le dijo a Eva que solo sonrió.

Continuamos fumando en silencio mientras Eva seguía acariciando los muslos de mi chica que alguna vez dejaba escapar un gemido de satisfacción y yo mirando excitándome por la situación. Entonces me vino a la cabeza una pregunta que quise hacerle la noche anterior a mi cuñada y que al final no le hice.

-Eva, ¿te puedo preguntar una cosa?

-Pregunta lo que quieras dijo concentrada en sus caricias.

-¿Por qué ayer cambiaste de opinión y al final decidiste venir a dormir a nuestra habitación?

-Ah buena pregunta. Como supondrás fue cosa de Manu. La primera noche me tuve que discutir con él porque se metió en la cama sólo con su calzoncillo, le dije que se pusiera un pijama como había hecho yo y se negó, me dijo que bastante hacía dejándose el calzoncillo cuando el acostumbra a dormir desnudo. Por eso no dormí esa noche, medio desnudo y a escasos centímetros de mí no me fiaba ni un pelo de él. Pero anoche… anoche ya se pasó de la raya. Me cambié aprovechando que estaba en la ducha y cuando salió… lo hizo completamente desnudo, situándose delante de mí, secándose con la toalla y avisándome que esa noche pensaba dormir así.

-Joder, vaya morro que le echa el tío le dije. No se corta un pelo.

-Oye preguntó ahora Marta ¿y qué tal? ¿Cómo es?

¿De verdad le acababa de preguntar mi novia a Eva qué como era su polla?

-Bueno, grande era. Al menos más que la de Sergio que es la que tengo para comparar.

-Esa no cuenta que yo no la he visto y no puedo comparar. ¿Más grande que la de David?

-Ahí soy yo la que no puede opinar, nunca la he visto. No dije nada pero no estaba seguro de eso, dos veces nos había visto follar y algo debía haber visto o intuido, aparte de las erecciones que había visto bajo el bóxer y que una idea le podía dar de lo que debajo había.

-Eso tiene fácil solución ¿no crees? David ¿aún te da corte desnudarte delante de tu cuñada?

No le contesté, solo alcé mi trasero para hacer bajar mi bóxer mostrando mi polla completamente erecta ante la cara viciosa de mi novia y curiosa de Eva que no había perdido detalle y miraba fascinada mi miembro.

-Bueno, ¿qué te parece? ¿Puedes contestar ahora a mí pregunta? Dijo Marta.

Eva se separó de ella acercándose a mí hasta casi tocar mi polla con su mano, con un dedo rozó mi glande y el otro lo separó unos dos o tres centímetros del primero.

-Creo que más o menos así de larga pero mucho más fina que la suya.

-Vaya, así que el profe se gasta una buena herramienta.

-Ya te digo pero, sinceramente, me gusta más ésta dijo cogiéndola por primera vez.

-Oye guapa, se mira pero no se toca que esa polla ya tiene dueña jajaja.

-Solo un poquito anda, que si no le cuento a David lo de esta tarde en la playa…

-¿Qué ha pasado esta tarde en la playa? Pregunté yo sin saber de qué hablaban ahora.

-Anda que sabes tener la boca cerrada guapa…vuelve aquí conmigo que te echo de menos pero antes enciende otro que éste ya no da más de sí dijo apurando el porro que tenía en la mano. Eva encendió otro y lo pasó volviéndose a sentar con mi chica entre sus piernas y acariciándola de nuevo.

-Esta tarde cuando te has despertado nos has visto volver del agua donde estábamos todos jugando.

-Sí, os he visto. Iba a buscaros porque no sabía si Manu iba a intentar algo aprovechando tanta cercanía y confusión bajo el agua.

-Pues digamos que ya llegabas tarde puntualizó Eva.

-Ya te digo replicó Marta. Nos metimos en el agua y al poco empezaron a unirse los demás Manu incluido. Lo estábamos pasando bien y no sé ni quien ni cómo empezó todo pero al poco estábamos todos jugando a hacer ahogadillas, ellos intentando subirnos a caballito a sus hombros…y claro, pasó lo inevitable…

Yo me quedé callado esperando que siguiera hablando, impaciente, mientras ella daba otra calada y ronroneaba fruto de las caricias de mi cuñada.

-Nada grave cariño pero con nuestros cuerpos rozándose con el juego era inevitable que se produjeran ciertos roces…ya sabes…

-Vamos que te tocaron el culo…

-Sí, el culo y una de mis tetas pero no se quien fue aunque me puedo hacer una idea. Y a ella le fue peor, que Manu no se despegaba de ella y le sobó el culo a conciencia…

-¿Y por qué no os salisteis cuando empezó todo, evitando que fuera a más?

-No lo sé, lo estábamos pasando bien y además, algo también tocamos nosotras jajaja.

-No tienes remedio Marta, seguro que hasta te pusiste cachonda.

-Un poco, para que negarlo. ¿Y tú Eva?

-También, que quieres una que no es de piedra. Además a mi edad halaga que chicos tan jóvenes se sientan atraídos por una jajaja.

-Jajaja cualquiera diría que eres tan mayor. ¿Tú te fijaste en quien me tocó el culo?

-Fue Santi, el novio de Miriam. Lo vi bien, era cuando me tenía abrazada contra él Manu y no podía moverme, el muy cabrón me clavó toda su polla en mi culo.

A todo esto, las chicas se habían empezado a calentar con esta conversación y las caricias de Eva se habían vuelto más atrevidas y ya rozaban su entrepierna provocando los primeros gemidos de Marta que buscó mi mirada escrutando mi rostro.

-David, ¿lo que has dicho antes era en serio?

No sabía de qué me hablaba, aún estaba intentando digerir cómo se habían dejado meter mano en el agua a la mínima que me había despistado.

-¿Él qué? Pregunté.

-Lo que dijiste al entrar, lo de darnos intimidad me dijo con sus mejillas ruborizadas.

¿En serio? ¿Había oído bien? ¿Mi novia me acababa de pedir que la dejara a solas con mi cuñada para darse el lote o a saber qué más? ¿Justo después de confesarme que se había dejado meter mano por vete a saber quién? Estaba claro que aquello era fruto de los efectos del canuto ya que, si no me equivocaba, ellas ya llevaban tres a cuestas. Joder, yo llevaba dos y estaba allí sentado desnudo, con la polla tiesa que me la había dejado tocar por mi cuñada.

-¿Es lo que quieres? Pregunté pero no me hizo falta que me respondiera, su mirada lo decía todo. Me acerqué a ella, la besé apasionadamente y me levanté de la cama.

-Que lo paséis bien pero luego quiero mi recompensa le dije guiñándole un ojo.

Me fui al baño y mientras cerraba la puerta vi a Eva mirando hacia mí, como cerciorándose que de verdad la cerraba o eso quise creer. Pero claro, yo no tenía intención de perderme aquello y solo la había ajustado dejado una ínfima ranura por donde vislumbrar algo. Así vi como Eva, aun con Marta entre sus piernas, alzaba con su ayuda su camiseta y la despojaba dejando a su alcance sus tetas que acarició con una mano mientras la otra se deslizaba dentro de su braguita y acariciaba su sexo sin ropa de por medio.

Su boca besaba su cuello y su hombro arrancando con sus movimientos gemidos de placer de mi chica que se dejaba hacer. Eva fue ladeando el cuerpo de Marta hasta dejarla tumbada en la cama, su boca recorrió cada centímetro de su piel desde sus labios hasta alcanzar sus pechos que engulló con deleite mientras sus manos bajaron hasta alcanzar sus braguitas que fue bajando hasta dejarla completamente desnuda.

Sus labios volvieron a desplazarse, bajando y besando todo lo que encontraba en su camino a su sexo, acompañada por las manos de Marta que acariciaba su cabeza disfrutando del trato de mi cuñada. Su lengua recorrió sus labios que con sus dedos abría dejando el paso más franco para sus lamidas que provocaban estremecimientos de placer en Marta. Su clítoris fue el siguiente paso y su boca y labios lo atacaron sin tregua haciéndola bordear el orgasmo y Eva, dándose cuenta, le dio la última puntilla metiéndole dos dedos de golpe en su encharcado coño empezando a moverlos en su interior provocando que estallara corriéndose de forma salvaje.

Ahí fue cuando Eva alzó la cabeza y se encontró con mi mirada, poco a poco había ido ampliando la abertura de la puerta para poder ver mejor lo que ocurría y me había pillado infraganti. Pero no dijo nada y continuó alargando el orgasmo de Marta moviendo suavemente sus dedos en su interior y besando con cariño sus labios, empapándose con su sabor. Se alzó hasta alcanzar sus labios y se fundieron en un tórrido morreo haciéndole probar sus propios fluidos.

Y entonces, para mi sorpresa y deleite, se incorporó para, mirándome, dejar caer el camisón al suelo y bajarse las braguitas mostrándose desnuda ante mí. Se subió de nuevo en la cama colocándose a horcajadas sobre la cara de Marta que supo enseguida que esperaba de ella. Con sus manos aferrándose a sus muslos su lengua empezó a lamer el sexo de mi cuñada mientras ésta no dejaba de mirarme acariciándose con sus manos sus tetas. Yo no pude aguantar más y empecé a hacerme una paja observando a las dos chicas dándose placer, para satisfacción de Eva que sonrió al verme masturbándome mirándola.

La situación era súper excitante. Mi novia lamía y chupaba sin descanso la entrepierna de Eva, ésta sin dejar de mirarme como me masturbaba movía sus caderas acompasando sus movimientos a las lamidas de mi chica mientras no cejaba en tocarse sus tetas y pellizcarse sus pezones y yo, excitado a más no poder, hacía volar mi mano a lo largo del tronco de mi polla que estaba dura como nunca.

No sé el rato que estuvimos así, pero si sé que me corrí como si hiciera semanas que no lo hubiera hecho para alegría de Eva que se dejó llevar y también se corrió sobre la cara de mi novia que no dejó de lamer, probándola como antes había hecho mi cuñada con ella. Ahí fue cuando, tras limpiar los restos de mi corrida con una toalla, volví a meterme en el baño para que Marta no se diera cuenta de que lo había visto todo. Estuve un rato allí solo, esperando, hasta que se abrió la puerta y apareció Marta, vestida de nuevo, que se acercó a mí dándome las gracias con un beso cargado de pasión. Sólo de pensar dónde había estado aquella boca instantes antes me empalmé de nuevo y así, de esa guisa, salí con ella teniendo que aguantar sus bromas sobre el estado en que me encontraba. Aunque también pude notar que Eva, vestida de nuevo con su camisón y sus braguitas, miraba de reojo mi miembro satisfecha con lo que veía.

Me puse mi bóxer y continuamos hablando y riendo un rato más, acabando el tercer porro para ellas y el segundo para mí. Yo me recosté un poco en la cama y cerré un momento mis ojos, empezaba a encontrarme cansado y tenía ganas de acostarme pero no me dormí aunque ellas pensaron que sí.

-Míralo dijo Marta, el pobre se ha quedado dormido. Pues se va a quedar sin recompensa por haberse portado tan bien esta noche.

-Déjalo, ya se la darás mañana. Te lo agradecerá igual. Oye, se me ocurre una locura. Ven, acompáñame que vamos a dar una vuelta.

-¿Pero a dónde me llevas a estas horas?

-¿Tú no querías ver la polla de Manu? Pues vamos a verla, estará dormido y no se enterará de nada, duerme como un tronco. Pero por si acaso, ves con cuidado y procura no hacer ruido.

-Jajaja estás loca tía pero vamos, que quiero comprobar si lo que has dicho es cierto.

Las dos salieron de la habitación sigilosamente y entre cuchicheos ante mi estupor por lo que acababa de oír. Yo intentando evitar que Manu las acosara y ahora eran ellas las que iban detrás de él, colándose en su habitación a altas horas de la noche y con la intención de verlo desnudo. Inquieto, me levanté procurando tampoco hacer ruido y salí tras ellas no sabiendo bien que es lo que me iba a encontrar.

Por suerte, al estar la habitación completamente a oscuras, no habían cerrado del todo la puerta dejando entrar un poco de luz del pasillo para poder contemplar lo que habían ido a comprobar. Me coloqué de manera que no tapara la luz para que no se dieran cuenta de mi presencia y observé lo que allí dentro pasaba.

Lo primero que me extrañó fue que había otra persona en la cama con Manu, otra mujer, que estaba de espaldas a mí y desnuda y de la que sólo distinguía su larga melena castaña rizada. La sábana que los cubría había sido desplazada por las dos chicas que miraban curiosas el cuerpo desnudo del profesor, que dormía boca arriba mostrándoles el objeto que picaba su curiosidad.

Las dos cuchicheaban entre ellas, divertidas por la situación y supongo que también excitadas, aunque no me imaginaba yo cuánto. Para mí sorpresa, vi como Marta alargaba su mano y tocaba su miembro flácido. Viendo que no había respuesta, sus gestos se fueron envalentonando y ante la mirada cómplice de Eva que no intentó detenerla en ningún momento, su mano se cerró en torno a su tronco empezando a recorrerla en toda su longitud, endureciéndola con sus movimientos.

Para mi estupefacción, estaba allí viendo como mi novia le hacía una paja a Manu ante la atenta mirada de mi cuñada y con otra chica allí dormida que podía, igual que el profesor, despertarse en cualquier momento. Su mano se movía a un buen ritmo a lo largo de la polla del profesor que ya se mostraba en plena erección y, si su intención era ponerla a tope para comprobar lo larga que era, no entendía porque no paraba ya.

Pero lo peor aún estaba por llegar. Eva le susurró algo a Marta, ella le respondió algo que fue contestado de nuevo por mi cuñada en su oreja que pareció convencerla, porque lo siguiente que vi fue como acercaba su boca a su polla para empezar a lamerla con gula no tardando en metérsela en su boca hasta donde era capaz de tragar. Eva coló su mano dentro de las braguitas de Marta y empezó a masturbarla a la vez que ella se comía la polla del profesor que aún no entendía como no se había despertado con el buen trabajo que estaba recibiendo. Seria verdad eso de que dormía como un tronco.

No entendía qué coño estaba pasando. ¿Sería todo fruto de la marihuana? ¿Y la actitud de Eva? ¿Todo atribuible a que iban colocadas? Joder, yo también lo iba y no la estaba engañando.

Seguí allí plantado, paralizado, cada vez más cabreado viendo como tragaba y tragaba mientras Eva la masturbaba cuando me di cuenta de un detalle que me encendió aún más. De forma casi imperceptible pero que ella seguro que tenía que estar notando, las caderas de Manu se movían empujando su polla en el interior de la garganta de mi novia lo que quería decir que no dormía en absoluto y que colaboraba gustoso en la mamada que le estaban haciendo.

En ese momento Eva sacó su mano del interior de las braguitas de Marta lamiendo sus dedos húmedos de sus fluidos lo que me dio a entender que ya la había hecho correrse de nuevo. Y Manu tenía que estar a punto porque sus movimientos ya no eran tan sutiles y cualquiera podía darse cuenta que no dormía en absoluto. Ahí entró de nuevo Eva en acción, sujetando la cabeza de Marta, que no pudiendo sacarse la polla de su boca tuvo que tragarse toda la leche que derramó en su boca Manu al alcanzar su orgasmo.

Furioso y derrotado, me largué de allí no queriendo ver más y me fui a la habitación, tumbándome en la cama igual que estaba antes para que no sospecharan que las había estado espiando. No sé cuánto tiempo estuve esperando, al menos diez minutos o así, hasta que al final aparecieron procurando no hacer ruido, apagando las luces y metiéndose en la cama. Al poco rato, por su respiración, deduje que se habían quedado dormidas.

Yo, evidentemente, no. Mi cabeza no dejaba de darle vueltas a todo lo que había visto, impidiéndome conciliar el sueño. Y sucedió lo que no esperaba. Yo me había acostado dándole la espalda a Marta y ésta, al no poder repetir lo de la noche anterior, había decidido cambiar de estrategia pasando su mano por encima de mi cintura y empezando a acariciar mi polla por encima del bóxer.

¿Pero de qué iba ésta? ¿Le acababa de chupar la polla a Manu y ahora quería jugar conmigo? Su mano se coló por dentro de la tela y empezó a pajearme endureciendo mi polla que actuaba por libre sin hacer caso del cabreo de su dueño.

Ahí fue cuando se me giraron los cables y decidí ser yo el que jugara con ella. Me giré quedando frente a ella pero sin vernos ya que la habitación estaba completamente a oscuras, pegándome a ella y notando que había decidido acostarse desnuda. Con mi cara a escasos centímetros de la suya, mi pecho rozando sus tetas y notando sus pezones erectos, empecé a rozar con mi polla su rajita recorriéndola en toda su longitud y frotando su abultado clítoris. Los gemidos no tardaron en aparecer pero esta vez no hice amago de intentar acallarlos, si se despertaba Eva pues que se jodiera.

Mis caderas se movían de forma rápida, follándome sus labios y su clítoris y con mi mano recorriendo sus muslos, cadera y nalgas. La suya pasó por encima de mi cintura hasta alcanzar mi nalga y clavarme sus uñas estimulándome a darle más fuerte. Ella estaba a punto y yo también, se acercaba un orgasmo igual o más intenso que el vivido la noche anterior. Me acerqué a su oreja y le susurré:

-¿Quieres correrte puta? Sólo recibí como respuesta un murmullo afirmativo. Paré de golpe antes de que lo alcanzara separándome de ella y volví a susurrarle con toda la rabia acumulada

-Pues ve y pídeselo a Manu, así te devolverá el favor por la mamada que acabas de darle.

Me levanté, cogí mi ropa y me metí en el baño cerrando la puerta por dentro. Me senté dentro de la ducha, apoyado contra la pared y cabreado como creo que nunca había estado. En la habitación no se oía nada y poco a poco fui calmándome, incluso llegué a quedarme dormido en aquella incómoda postura. Me desperté cuando aún estaba oscuro, solo debía de haber dormido un par de horas, aun así tenía todo el cuerpo adolorido por la mala postura al dormir. Tenía claro que no quería estar allí cuando se despertaran, no me veía capaz de mirarlas a la cara después de lo que me habían hecho así que me di una ducha rápida, me vestí y salí del hotel antes de que amaneciera.

Estuve paseando por la playa desierta, desayuné en un café que acababa de abrir y volví a deambular por las calles de la ciudad viendo como volvía a la vida. A eso de las diez fue cuando recibí las primeras llamadas tanto de Marta como de Eva que, al no responder, mandaron sendos mensajes preocupándose por mi ausencia. No les respondí, en su lugar le mandé un mensaje a Miriam, su mejor amiga, para que informara a los profesores que había salido a dar una vuelta y que ya nos encontraríamos en la playa.

Supongo que Miriam debió decírselo a ellas porque no volví a recibir nada más. No volví con ellos hasta la tarde, comí solo en la misma cafetería donde había desayunado esa mañana. Cuando llegué saludé a los pocos compañeros con los que me encontré que me preguntaron por mi ausencia, dándoles largas y tumbándome sobre la toalla que acababa de ir a buscar a la habitación del hotel. Ellas estaban en el agua con el resto de compañeros, incluido Manu, y yo aproveché para colocar mi toalla lo más lejos posible de las suyas.

Visto lo visto no pensaba esforzarme por defenderlas del acoso del profesor cuando por lo visto estaban deseando que lo hiciera, así que lo disfrutaran y me dejaran en paz. Al poco una sombra se cernió sobre mí y cuando abrí los ojos me encontré con el rostro de Miriam interesándose por si estaba bien y contándome lo preocupadas que estaban Marta y Eva por mi repentina desaparición. Pero yo no me enteraba de nada de lo que me decía, solo veía su larga melena castaña rizada. Era ella. Miriam era la chica que estaba anoche en la cama con Manu.

¿Pero qué pasaba con aquella gente? Miriam follando con su profesor, su novio metiéndole mano a la mía delante de todos, mi novia comiéndole la polla a Manu con la ayuda de mi cuñada…

Me volvió a preguntar que si estaba bien viendo que no le hacía ni caso.

-Supongo que no tanto como tú. Espero que te lo pasaras bien anoche y que te valiera la pena lo que hiciste con Manu en su cama. Se lo solté así, a lo bestia y sin anestesia. Se puso roja como un tomate y se fue sin decir nada en busca de aquellas dos que nos miraban en la distancia habiéndose percatado de mi llegada pero sin atreverse a venir a mi encuentro. Cuando llegó donde estaban les explicó lo que les había dicho, supongo que furiosa pensando que habían sido ellas las que se habían ido de la lengua. Discutieron mientras ellas supongo que le explicaban lo que había pasado de verdad para, al final, un poco más calmadas, mirarme las tres preocupadas por la situación.

Miriam se fue hacia donde estaba su novio y ellas dos se acercaron a donde estaba yo.

-Hola David. ¿Dónde estabas? Nos tenías preocupadas dijo mientras se acercaba para darme un beso que no llegó a darme al apartar yo la mía.

-Dando una vuelta y estirando las piernas, necesitaba estar solo para pensar.

-Pues nos podías haber avisado ¿no? dijo Eva. Nos has dado un susto tremendo.

-No creía que fuera necesario, últimamente habéis estado muy ocupadas las dos y no pensaba que fuerais a daros cuenta de mi ausencia dije con toda mi mala baba.

Las dos acusaron el golpe de mis palabras y ahí ya tuve seguro que Marta le había contado lo de anoche a Eva. Las dos no sabían que decir y, abortando cualquier intento de seguir hablando saqué mi móvil, me coloqué los auriculares y me puse a escuchar música ignorándolas por completo. Ellas vieron que era inútil insistir y volvieron a sus toallas, cuchicheando y lanzando miradas furtivas hacía donde estaba. Pasado un rato, Manu se unió a ellas interesándose por lo que pasaba.

Ver a los tres juntos y recordando lo de la noche anterior fue demasiado para mí. Sin quitarme los cascos, cogí mi toalla y me largué de allí. Me pareció sentir que Manu me llamaba pero me escudé en mis auriculares y pasé de él, largándome de vuelta al hotel. Ducha rápida, cambio de ropa y me volví a perder por las calles de Palma intentando evitar todo contacto con aquellos tres. Aparecí para la hora de la cena, sentándome con otros compañeros y bien lejos de la mesa donde cenaban juntos Eva, Marta, Manu, Miriam y su novio que no dejaban de mirarme.

Como cada noche, fuimos a la discoteca a aprovechar la última noche que íbamos a pasar en la isla. Yo apenas bebí, no quería pasarme y que se aprovecharan de ello para intentar algo aprovechando tener la guardia baja. Me desentendí de ellas, si Manu quería meterles mano pues ya eran mayorcitas las dos para pararle los pies si es lo que querían cosa que ya dudaba. Estuve bailando con el resto de compañeras que, comprensivas con mi estado de ánimo, no me preguntaron que me pasaba con mi novia y se dedicaron a disfrutar de mis atenciones.

Pasé completamente de ellas y solo tuve noticias cuando apareció ante mí Miriam para decirme que se iban al hotel y que Marta iba a pasar la noche con ella en su habitación. Le contesté con un “que haga lo que le dé la gana” y seguí bailando sin hacerle más caso. Marta la esperaba a una distancia prudencial y me pareció verla triste al conocer mi respuesta. De Eva no me dijo nada y ni rastro suyo por allí, supuse que pasaría la noche con Manu. Lo que hiciera con él ya no era de mi incumbencia. Que por cierto, del profesor tampoco no había ni rastro.

Estuve disfrutando de la noche durante una hora más, viendo como poco a poco mis compañeros se iban retirando, hasta casi quedarme sólo. Entonces fue cuando decidí volver a mi habitación a acostarme.

Al entrar, me encontré con que Eva me esperaba sentada en la cama con el mismo camisón de la noche anterior y sus braguitas cubriendo su sexo. No dije nada, me fui al baño a mear, lavarme los dientes y quitarme la ropa saliendo solo con mi bóxer.

-¿No piensas hablarme? Me preguntó ella.

-¿Para decir qué? Creo que quedó todo claro anoche, supongo que Marta te lo habrá contado ya que últimamente estáis muy unidas. Y si tuviera algo que hablar tendría que ser ella la que viniera a darme explicaciones y no mandarte a ti ¿no crees?

-Ella no me ha mandado, he sido yo la que la he enviado a dormir con Miriam para darte espacio y poder hablar contigo. Ella está destrozada por lo que hizo, se arrepiente de verdad, se dejó llevar por la situación y la desinhibición fruto de la marihuana pasando lo que pasó. Y yo también tuve mi parte de culpa, lo sé, la animé a ello y no me perdono haberlo hecho. No tengo excusa y sólo puedo pedir que me perdones e intentar arreglar lo que hice anoche, compensarte de alguna manera para que nos perdones a las dos.

Lo siguiente que vi fue a Eva quitándose el camisón y sus braguitas quedando completamente desnuda delante de mí. Me quedé embobado admirando su escultural cuerpo que, aunque ya lo había visto antes, no dejaba de cautivarme y ese fue mi error. Mi cuñada aprovechó mi parálisis para acercarse a mí, pegar su cuerpo al mío, juntar sus labios a los míos mientras sus manos recorrían mi espalda hasta colarse por dentro del bóxer para acariciar mis nalgas clavándome sus uñas en ellas.

Aquello no estaba bien, no quería hacerlo, ¿follarme a Eva para compensar que mi novia se la había chupado a otro? Intenté apartarla pero supe que tenía la batalla perdida cuando sus manos deslizaron el bóxer piernas abajo y se desplazaron a la parte delantera donde, mientras una sujetaba mi polla semiflácida la otra abarcaba mis huevos masajeándolos. Mi cara de placer y la erección casi instantánea que consiguió le hizo esbozar una sonrisa victoriosa, que no me pasó desapercibida, pero ya no era capaz de resistirme.

Su boca se despegó de la mía para bajar besando mi pecho y mi abdomen, hasta alcanzar mi pubis donde recorrió mi polla con su juguetona lengua desde la base hasta la punta, lamiéndola con fruición y saboreando los primeros fluidos que empezaban a surgir de su interior. No tardó en meterla dentro de su boca empezando un vaivén frenético que me estaba volviendo loco y que consiguió que a los pocos minutos me corriera en su boca que, hambrienta, engulló todo sin protestar.

Yo ahí ya estaba completamente entregado y alzándola, le di un morreo en toda regla pudiendo notar en sus labios el sabor de mi semen pero no me importó, estaba desatado. La fui arrastrando hasta la cama donde la dejé caer para seguir devorándola con mis besos y acariciándola sin parar cada centímetro de su suave piel. Quería devolverle el favor así que mis besos fueron recorriéndola descendiendo hasta alcanzar su depilado coño, donde mis labios se unieron a los suyos que se abrían a mí deseosos de más.

Su clítoris se mostraba ante mí, erguido y duro como nunca, lanzándome sobre él lamiéndolo, chupándolo y dándole suaves mordiscos que la hacían enloquecer mientras sus manos se aferraban sobre mi cabeza incitándome a seguir y sus piernas se abrían aún más dándome un mejor acceso a su sexo deseoso de mis atenciones. Con un largo gemido y su cuerpo arqueándose me anunció su orgasmo que pude saborear al derramar sus jugos sobre mi lengua, que no cesó sus arremetidas alargando aún más sus sensaciones placenteras.

Subí hasta llegar a la altura de su boca y me fundí con ella, siendo yo ahora el que le daba a probar el sabor de su sexo que aceptó encantada alargando el beso que ninguno parecía tener intención de finalizar. Pero ambos queríamos más. Mis caderas se frotaban contra ella, las suyas contra mí buscando el contacto con mi polla.

-Fóllame, métemela de una vez me suplicó.

Me coloqué entre sus piernas abiertas y, ayudándome con mi mano, apoyé mi miembro contra la entrada de su vagina que clamaba a gritos ser llenada, moví mi pelvis de forma lenta abriendo sus labios y sintiendo el profundo calor de su interior, su coño abriéndose a mi paso y poco a poco fui enterrándosela en su interior hasta que mis huevos chocaron con su perineo. Otro gemido largo al sentirse llena con mi polla y su vagina contrayéndose sobre mi miembro delató el nuevo orgasmo que acababa de tener.

Empecé a moverme lentamente disfrutando de su coño estrecho subiendo poco a poco el ritmo hasta que mis movimientos ya eran rápidos, embistiéndola de forma salvaje mientras ella no dejaba de gritar dejándome saber lo que la estaba haciendo disfrutar, con sus piernas cerradas a mi espalda y sus manos arañándome mis hombros, sus ojos entrecerrados y nuestros cuerpos bañados en sudor.

Un nuevo orgasmo la alcanzó y las contracciones de su sexo por poco consiguen que llegara el mío pero pude evitarlo y bajé el ritmo, dejándola disfrutar de su orgasmo e intentando retrasar el mío. Sin sacársela de su interior alcé sus piernas apoyándolas sobre mis hombros y volví a arremeter contra ella con autentico frenesí, liberando la rabia acumulada, con penetraciones profundas y casi violentas que la estaban haciendo enloquecer de gusto, gritando como si le escapara la vida.

Otro orgasmo, éste devastador, la dejó extenuada y semiinconsciente pero yo no aflojé y poco después era yo el que explotaba y con un bufido empecé a derramar mi leche en su interior. Me salí de ella acostándome a su lado, mirando su cuerpo desnudo, sudado y con aquella cara de placer extremo. Sus pechos agitándose al son de su respiración entrecortada y su coño abierto rezumando la mezcla de nuestros fluidos. Estaba preciosa y por unos instantes olvidé todo lo sucedido los días anteriores.

Nos besamos con ternura, nos acurrucamos juntos y pronto ella cayó en un profundo sueño. No nos dijimos nada, no hablamos de nada, ya habría tiempo para ello. Intenté dormirme pero no pude, después de la explosión de sexo y lujuria la mente volvía a recuperar su hegemonía y empezó a surgir el arrepentimiento por lo sucedido. ¿Qué había hecho? Acababa de follarme a mi cuñada, había traicionado a mi hermano y en parte también a mi novia. Lo que yo había hecho era infinitamente peor que lo de ella.

Me empecé a agobiar y tuve la imperiosa necesidad de ir a buscar a Marta para contarle lo ocurrido y pedirle perdón, por cómo me había comportado y por lo que había hecho. Me puse el bóxer y salí sigilosamente procurando no despertarla en dirección a la habitación de Miriam donde estaba pasando la noche. Piqué en su puerta, no muy fuerte para no alertar a nadie más pero lo suficiente para que me sintieran desde el interior. Al poco se entreabrió la puerta y apareció la figura de Miriam, somnolienta y con gesto confuso que enseguida cambió a uno de pánico al reconocerme.

Un mal presentimiento me alcanzó y sin decir nada la aparté de mi camino entrando en su habitación. Rubén, otro compañero amigo mío, dormía desnudo en la cama. De su novio y de la mía, ni rastro.

-Déjame que te explique dijo poniendo su mano sobre mi hombro que aparté al instante saliendo de allí y volviendo a mi habitación. Sin hacer ruido busqué entre las cosas de Eva hasta encontrar la llave de la habitación que compartía con Manu y salí de nuevo al pasillo rezando para que no se cumplieran mis temores.

Abrí con cuidado la puerta y, solo entreabrirla, me permitió oír los gemidos que llegaban de su interior. Fui abriéndola poco a poco procurando no hacer ruido y que no notaran la luz que se colaba del pasillo, pero no hacía falta. Los gemidos, el sonido de cuerpos entrechocando y la luz encendida de la habitación hacían inútil cualquier precaución y me permitieron ver lo que nunca me hubiera imaginado.

El suelo de la habitación lleno de ropa desperdigada, la colcha de la cama lanzada sobre el sillón casi cubriéndolo, en el escritorio estaba la cajita de donde habían salido los porros que fumamos las noches anteriores y a su lado, un cenicero lleno de los restos de los canutos fumados. Y un poco más allá, en el mismo escritorio, una especia de bandeja con un par de rayas intactas de un polvo blanco y los restos de otras dos que ya habían sido inhaladas, porque no tuve ninguna duda que aquello era coca.

Y en la cama…pues Marta, desnuda, a cuatro patas con su cara hundida en la almohada intentando pero no consiguiendo ahogar sus gemidos, con sus grandes pechos rozando las sábanas y de cara al cabezal de la cama con lo cual no podía verme. Y detrás suyo Manu, desnudo, con sus manos en su cintura y soltando alguna nalgada de vez en cuando mientras penetraba con saña el coño de mi novia.

No quería ver más, no podía ver más. Salí de allí cerrando la puerta tras de mí y volví a mi habitación devolviendo a su lugar la llave de Eva. Me senté intentando procesar lo que acababa de ver. Otra vez me sentía engañado y manipulado. Marta, Miriam y Eva, por supuesto que ella también. Ella misma me ha había dicho que había sido idea suya que se fuera a dormir con Miriam dándole una coartada para que no la viera esa noche y dejándole el camino libre a su infidelidad.

Otra vez la ira se apoderaba de mí y tuve que ir al baño a remojarme la cara, para intentar calmarme, para no cometer una barbaridad. Y yo con remordimientos por lo que había hecho… ¿se podía ser más gilipollas?

Al día siguiente partíamos de vuelta a casa y teníamos que dejar la habitación libre antes del mediodía, así que me puse a recoger mis cosas y meterlas en la maleta dejando solo la ropa que necesitaba para vestirme. Una vez que acabé, dejé mis maletas hechas junto a la puerta, listas para recoger. Me senté en la cama junto a Eva que dormía profundamente ajena a todo lo que estaba pasando. Con todo el cariño que le tenía, lo bien que siempre nos habíamos llevado, no sabía porque me estaba haciendo aquello.

De nuevo mi cabreo iba ganando enteros hasta que se apoderó de mí y decidí cobrarme mi parte de venganza. Me desnudé de nuevo, me metí en la cama y bajé mi cara hasta posarla sobre su culo abriendo sus nalgas con mis manos mientras mi lengua lamía su ano, abriéndose paso y lubricándolo. No demoré mucho más en meterle un dedo y empezar a moverlo en su interior provocando los primeros movimientos de Eva que despertaba fruto de la incómoda sensación que notaba en su culo.

Rápidamente otro dedo se coló en su interior haciendo que, ahora sí, mi cuñada se moviera inquieta e intentara darse la vuelta para ver qué pasaba pero se lo impedí, con mi mano libre la hice girar quedando completamente tumbada en la cama situándome sobre ella, impidiendo con mi peso que pudiera librarse de mí. Ahora sí que ya estaba completamente despierta e intentaba apartarme de encima suyo pero sus esfuerzos eran inútiles. Abrí sus piernas con mis rodillas situándome entre ellas, apoyé mi polla encima de su ano y ella se debatió adivinando mis intenciones.

Con mi mano apretando su cabeza contra el colchón para ahogar sus protestas y mi polla que se apretaba contra su ano intentando entrar en ella, hacían que ella no cejara en su empeño de liberarse de mí pero dejó de hacerlo cuando sintió mi polla forzar su entrada y un berrido de dolor salió de su boca. Pero no me dio ninguna lástima, llevaba dándome por culo todos aquellos días y ahora era mi turno.

Seguí empujando haciendo caso omiso de sus gritos de dolor y fui entrando en ella poco a poco pero sin parar hasta notar que la tenía completamente enterrada en su interior. Me quedé un rato quieto, dejando que se acostumbrara un poco a lo que acababa de enterrarle en sus entrañas y que se le pasara un poco el dolor, tampoco era tan cabrón.

Cuando creí que se había calmado un poco empecé a sacarla para volver a clavársela de nuevo, proceso que repetí tres o cuatro veces notando que cada vez entraba con más facilidad y que sus protestas disminuían, no sé si porque le dolía menos o porque ya se había rendido a la evidencia que le iba a romper el culo hiciera lo que hiciera.

Empecé a moverme más rápido con penetraciones profundas y colando mi mano bajo su vientre para alcanzar su clítoris que froté con furia. La sentí gemir por primera vez y pronto ya era un gemido continuo lo que se escapaba de su boca incrustada contra el colchón. Menuda puta estaba hecha, la había sodomizado contra su voluntad y encima lo disfrutaba. Le di con todas mis fuerzas, penetrándola con saña, la cama se agitaba y el cabecero no dejaba de golpear la pared, mis dedos pellizcando su clítoris, mi mano dándole fuertes nalgadas que enrojecían la piel de su culo, sus gemidos ahogados unidos a mis bufidos fruto del esfuerzo supremo que estaba haciendo para mantener aquel ritmo infernal.

No pude aguantar más y con un suspiro largo me dejé ir soltando toda mi carga en su interior llenándole sus entrañas con mi semen y, para mi sorpresa, Eva sintiendo mi polla vaciándose en su culo, se corrió de nuevo sintiendo como su cuerpo se arqueaba y convulsionaba quedando desmayada bajo mi cuerpo. Me salí de ella viendo como salía de su culo restos de mi semen con un poco de sangre que limpié con su propio camisón.

Me fui a darme una ducha rápida, me quedé contemplándola tumbada en la cama desnuda y decidí dejarla una nota.

-Me he ido a dar una vuelta, volveré a las doce a buscar a mis cosas. Cuando venga espero no encontraros a ninguna de las dos, dale aviso a Marta cuando venga de la habitación de Manu.

La dejé sobre el escritorio para que la viera y me largué de nuevo como el día anterior. Esta vez llegué hasta el paseo marítimo y me senté en un banco observando el amanecer y como la ciudad empezaba a cobrar vida de nuevo. Me sobresalté cuando una mano me tocó el hombro.

-¿Puedo sentarme?

Me giré y me encontré con el rostro compungido de Eva. No le contesté y ella decidió sentarse a mi lado.

-Sé que soy una de las últimas personas que te gustaría ver, ya he visto tu nota y me imagino que debes estar cabreadísimo con nosotras. Pero no pienso hacer lo de ayer, creo que te mereces una explicación y, aunque me cueste tu amistad y no quieras volver a verme, te la voy a dar. Así al menos podrás decidir sabiendo todos los hechos.

-Haz lo que quieras. Estamos en un lugar público y no te puedo prohibir ni que te sientes a mi lado ni que hables pero no te aseguro que vaya a escucharte.

-Supongo que me lo merezco, tendríamos que haber hecho las cosas de forma diferente pero es fácil decirlo a toro pasado. Hay muchas cosas de esta historia que no conoces pero voy a ser sincera y contártelo todo para que veas lo que me importas. ¿Te acuerdas de la noche que pasaste en casa antes de venir aquí? Dijisteis que nos oísteis follar a tu hermano y a mí o al menos intentarlo porque es ahí donde empieza todo. Supongo que tu hermano no te habrá contado que sufre de un problema severo de eyaculación precoz…

-No, no me ha dicho nada.

-Está en tratamiento pero no está funcionando y no es capaz de aguantar ni un minuto sin correrse. Yo lo quiero y él a mí pero la carencia de sexo nos estaba afectando y deteriorando nuestra relación. Fue ahí cuando él me propuso que me buscara un amante para llenar ese vacío que teníamos en nuestra relación y no acabar con lo nuestro.

-¿Qué? ¿Qué él te pidió que te follaras a otros? No te creo, eso no es propio de él.

-Yo tampoco lo creí cuando me lo dijo la primera vez y me negué en rotundo. Pero él seguía insistiendo, era incapaz de satisfacerme y la tensión iba en aumento entre los dos. Al final me convenció y decidí probar, total peor no podíamos estar. Y ahí fue cuando entró Manu en nuestras vidas.

-¿Manu? ¿Te estás tirando a Manu? ¿Con el consentimiento de mi hermano?

-Sí, ya hace casi un año que empezó lo nuestro. Y sí, funcionó. Manu entendió enseguida nuestra situación y aceptó nuestras condiciones convirtiéndose en mi amante con la aprobación de tu hermano. Las cosas mejoraron entre nosotros, yo estaba satisfecha sexualmente y desaparecieron la frustración y la tensión mejorando aún más nuestra relación aunque te cueste de creer.

-Me cuesta creerlo, no me imagino a mi hermano haciendo algo así pero también me duele que no haya sido capaz de confiar en mí y no me haya contado nada.

-No se lo tengas en cuenta, le da vergüenza hablar de ello. La mayoría de gente no lo entiende y no quiere que lo miren como un bicho raro.

-¿Entonces a que ha venido todo esto de hacerte la acosada por Manu si ya estabas con él?

-Mira David, siempre me has caído bien, nos llevamos genial pero últimamente he empezado a sentirme atraída por ti. Te deseaba como hacía tiempo que no deseaba a otro hombre y más cuando os vi a los dos follando en casa aquella noche. Me masturbé en el quicio de la puerta mirándoos y me corrí imaginando que era tu polla la que me hacía llegar al orgasmo.

Me quedé sin palabras, nunca me hubiera imaginado que mi cuñada tuviera esa clase de sentimientos hacía mí y no sabía que decirle.

-La cosa es que Marta en todo momento fue consciente de mi presencia y al día siguiente vino a hablar conmigo. Se lo conté todo igual que estoy haciendo ahora contigo y se mostró muy comprensiva conmigo y nada escandalizada por saber que mantenía una infidelidad consensuada con Manu. Ella también me confesó algunas cosas. ¿Sabes que Miriam y su novio Santi mantienen una relación abierta? Pues Marta me dijo que ella también le gustaría tener una relación así pero que le daba miedo planteártelo, no sabía cómo te lo ibas a tomar. Me dijo que se lo estaban organizando para, mientras duraran las vacaciones, estar cada noche con alguien diferente y a ella eso le parecía súper excitante.

Otra cosa inesperada, mi novia deseaba tener una relación abierta para poder acostarse con quien quisiera y cuando quisiera y yo sin tener la más mínima idea. ¿Qué más cosas me habían estado ocultando? Eva me miró viendo cómo me iban afectando las revelaciones que me hacía pero continuó, aún faltaba mucho por decir.

-Fue ahí cuando ella me dijo que no le importaba que me acostara contigo y, es más, me dijo que me iba a ayudar a conseguirlo, pero a cambio quería que la ayudara a convencerte a dar un paso más en vuestra relación y conseguir lo que ella deseaba. Supongo que ahí debí pararle los pies pero la perspectiva de poder acostarme contigo fue superior y acepté.

Cada revelación que me hacía era más dura que la anterior y no estaba seguro de seguir queriendo escuchar lo que faltaba.

-Cuando llegamos al puerto fui a hablar con Manu. Tenemos una relación muy cercana y él también sabía lo que sentía por ti, así que no le extrañó mucho mi propuesta y aceptó encantado a ayudarme, a mí y a los demás, por eso hizo lo de la distribución de habitaciones de esa manera. Lo preparó durante la travesía. Y lo del acoso también fue idea suya, dijo que acudirías a mi rescate y lo hiciste tal como vaticinó él. La única pega fue que Manu quería algo a cambio de su ayuda…

-Follarse a mi novia me imagino…

-No solo a ella. Había varias chicas que le gustaban y vio la oportunidad de hacer realidad su deseo. Lo hablé con Marta y me dijo que sí, que así ganábamos todos y que ella se encargaría de hablar con las chicas elegidas para convencerlas para acostarse con él.

Eva me miró escudriñando mi reacción y supongo que debió ver que cada revelación me hundía un poco más y parecía preocupada, supuse que aún faltaba mucho más.

-El primer día fue como lo planeamos, Manu persiguiéndome y tú parándole los pies mientras Marta empezaba a tantear a sus compañeras. Aquella noche incluso fingimos discutir para que nos oyeras y reforzar la sensación de acoso. Después nos acostamos y follamos excitados por el morbo de la situación, supongo que cada uno deseando hacer realidad su deseo. Aquella mañana Marta, habiéndolo hablado con sus amigas, dio un paso más y se sacó de la manga lo de quedarse en topless. No contaba con ello pero al final lo hice y me alegré de hacerlo cuando vi tu cara comiéndome con la mirada las tetas. ¿Estás bien?

-¿Cómo quieres que esté? Me siento engañado y manipulado pero sigue, ahora necesito saber hasta dónde llegan vuestros escasos escrúpulos.

-Marta me contó en un aparte que ya había hablado con la primera chica, Gloria, y habían quedado para esa misma noche. Era la más fácil de las tres, sin pareja y llevaba tiempo tonteando con Manu, así que ya sabíamos que no iba a negarse a nuestra propuesta. Quedamos que esa noche la pasaría con vosotros y haríamos el primer intento contigo. Se lo conté a Manu que estaba eufórico, aquella tarde había estado tonteando con Marta al no poder acercarse a mí y estaba deseando acostarse con ella, cosa que cada vez veía más cerca. También me dio la cajita con la marihuana para facilitar las cosas, a mí no me hacía mucha gracia pero a Marta le pareció perfecto para relajar el ambiente y desinhibirnos un poco.

Cada vez me sorprendía más lo poco que conocía a mi chica.

-Supongo que recuerdas lo que sucedió aquella noche. Las confesiones sexuales, tu empalmado acariciando a Marta y los dos metiéndoos al baño a follar habiendo dejado Marta la puerta sin cerrar para que pudiera veros y vosotros a mí, porque sí, eso también lo habíamos hablado como lo que pasó después.

-¿Después? Si no pasó nada que yo recuerde…dije confuso.

-Nos acostamos los tres con Marta en medio de los dos y esperamos hasta que te quedaste dormido. Ahí fue cuando Marta se salió de la cama y se fue, tenía que comprobar que Gloria había cumplido su parte y cumplir la parte que le tocaba para conseguir la segunda chica para Manu.

-Ahora sí que no entiendo nada. ¿Qué es lo que tenía que hacer Marta? ¿Y si ella no estaba con quién…? Entonces caí en lo que le estaba costando tanto decir.

-Sí, fue conmigo. Me pegué a ti, frotándome contra ti, sintiendo tu polla endurecerse y entonces fue cuando empezaste a moverte follándome el culo. Estaba muy cachonda, los porros, el veros follando, el tenerte tan cerca y a punto de cumplir mi deseo…me bajé la ropa deseando que me la metieras y casi lo haces pero al final seguiste punteándome la rajita hasta conseguir que ambos nos corriéramos. Fue una sensación muy rara. Por un lado había tenido una corrida bestial pero por el otro me había quedado a las puertas de sentirte dentro y eso me frustraba. No quise forzar más y decidí esperar a la siguiente noche. Cuando me desperté y te vi allí desnudo pegado a mí casi no pude evitar la tentación y follarte sin importarme nada pero conseguí contenerme, salí de allí como alma que lleva el diablo para darme una ducha fría en mi habitación. Por suerte Manu ya estaba despierto y bajo el agua consiguió bajarme la calentura follándome como tanto necesitaba.

Estaba alucinando con lo que estaba oyendo, no me podía creer a lo que habían sido capaces de llegar con tal de conseguir su propósito pero aún me faltaba por contestar una pregunta que había Eva esquivado.

-No me has contestado que había ido a hacer Marta para conseguir a la segunda chica.

-¿De verdad lo quieres saber? Preguntó resignada. La segunda chica que quería era Miriam, aunque supongo que ya lo sabías, la debiste ver cuando nos pillaste en la habitación. Miriam estaba más que dispuesta pero solo tenía una condición. A su novio Santi siempre le ha gustado Marta y la condición era que debía acostarse con él antes de acceder a su propuesta para que luego no se echara atrás.

Me quedé blanco, aquello sí que no me lo esperaba y la ira volvía a hacer acto de presencia pero debía contenerme, tenía que saber que más me habían ocultado.

-Así que aquella noche que casi te follo ella se estaba tirando a Santi. Ahora me explico porque se tomó tantas confianzas en la playa aquella tarde, total no estaba descubriendo nada nuevo.

-¿Quieres que pare?

-No ahora sigue, necesito saberlo todo.

-A ver, esa mañana le conté a Marta lo que había pasado y también estaba decepcionada, ella esperaba que esa noche te hubieras acostado conmigo para poder continuar con lo planeado. Por eso decidimos intentar otra cosa esa noche para dar un paso más y conseguir lo que queríamos. A mí no me hizo mucha gracia lo de enrollarnos entre nosotras, nunca había estado con otra chica y no sabía cómo podía eso ayudarnos pero ella me convenció de nuevo. A los tíos les encanta ver a dos tías enrollándose me dijo. Si consigo que acepte compartirme contigo luego no tiene por qué negarse cuando quiera meter a un tío en nuestra cama fue otro de sus argumentos.

-Bueno, casi os funciona esa noche.

-Pues sí. Me sorprendí a mi misma, no me sentí rara en ningún momento acariciándola y menos aun cuando llegaste tú y te veía todo empalmado con lo que estaba pasando. Y cuando consiguió que te bajaras el bóxer y te quedaste desnudo, pude tocar tu polla… estaba segura que esa noche sí que iba a ser mi noche, bueno y la suya también. Me quedé de piedra cuando accediste a dejarnos solas, te vi irte al baño esperando que a última hora te dieras la vuelta arrepintiéndote de tu decisión. Pero no, incluso vi que no cerrabas bien para no perderte nada del espectáculo así que ahí me lancé para complacer tu curiosidad y me esmeré en complacerla y luego ella a mí. Nunca pensé que pudiera disfrutar tanto de algo así pero lo hice y el verte allí, masturbándote, viéndome por primera vez desnuda… fue demasiado para mí, no recuerdo haber estado nunca tan excitada.

-La verdad es que también fue muy excitante para mí, no sabía qué os pasaba pero me daba un morbo terrible veros desatadas pero lo que sé ahora explica muchas cosas, lo teníais todo preparado. No me has dicho nada de lo que pasó en la playa aquella tarde cuando me quedé dormido…

-Ah eso, bueno fue más o menos como te dije. Nos metimos en el agua y empezamos a jugar, nos tocamos y rozamos unos a otros. Como te dijimos Santi le metió mano a Marta a base de bien fruto de la confianza cogida la noche anterior y a mí me sobó también Manu como también te contamos. Lo que no te dijimos es que también lo hizo con Marta, la estuvo abrazando por atrás pegándola a su cuerpo, aprovechando para tocarle las tetas y hacerle notar lo dura que se la ponía. Sabía que iba a ser suya y lo estaba deseando, bueno, creo que ambos.

-Supongo que por eso no te costó convencerla para ir luego a su habitación.

-Ahí fue cuando la jodimos pero bien. Nos habíamos enrollado las dos, íbamos los tres medio colocados, te habías desnudado y dejado que te tocara la polla, casi te pareció normal que nos metieran mano en la playa… todo iba como deseábamos y estaba segura que esa iba a ser la noche pero entonces te dormiste o al menos nosotras lo creímos. Y ahí cometí el error de proponerle a Marta que viera lo que iba a probar la noche siguiente. Ella estaba deseándolo y supongo que viste que no me costó convencerla pero en ningún momento pensamos que estarías viendo todo aquello.

-La verdad es que fue muy jodido ver aquello, no me esperaba algo así. Lo de colaros a vérsela lo podía entender pero cuando vi que lo masturbaba y luego se la chupaba…si quería saber su tamaño para comparar aquello sobraba. Tampoco entendía muy bien cómo no os dabais cuenta que Manu no dormía pero bueno ahora lo entiendo todo.

-Siento de verdad que tuvieras que ver aquello. Nosotras no sospechamos nada y volvimos a la habitación donde tú seguías dormido y Marta quiso que volviéramos a hacer lo mismo de la noche pasada pero que tenía que ser yo la que llevara las riendas. Me hizo acostarme desnuda y me dijo que cogiera tu polla y te masturbara. Estaba muy cachonda por todo lo que había pasado esa noche y aquello acabó por hacerme perder la cabeza, por eso no me di cuenta de tu cambio de actitud hasta que fue demasiado tarde.

-¿Cambio de actitud? Ahora me he perdido.

-Esa noche fue diferente a la anterior. Cuando te giraste y empezaste a frotarte contra mi sexo fue totalmente distinto, me punteabas con rabia, de forma casi violenta y no con el cariño de la noche anterior pero estaba tan ida por la calentura que no me di cuenta hasta que me dijiste lo de Manu y ahí fue demasiado tarde. Cuando quise darme cuenta ya estabas encerrado en el baño, yo caliente como nunca y Marta preguntándome qué coño había pasado. Cuando se lo conté se dio cuenta de la estupidez que habíamos cometido y que todo se iba a la mierda. Quise ir a darte explicaciones pero Marta dijo que te dejáramos un poco de espacio y que seguramente por la mañana verías las cosas de otra manera. Pero evidentemente no fue así.

-¿Y te sorprende? ¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar?

-Seguramente lo mismo, por eso mi afán por hablar contigo e intentar arreglarlo pero Marta no estaba de acuerdo conmigo y, siendo sinceros, hasta el momento todo había salido como ella había planeado y me dejé llevar por ella. Al día siguiente vimos que no estabas, no contestabas las llamadas, no respondías los mensajes…nos preocupamos un montón. Y cuando al final apareciste, vimos tu cara y supimos que la habíamos cagado pero bien y más cuando fue Miriam a interesarse por ti y le soltaste lo de Manu…menudo cabreo se pilló.

-Pues que no lo hubiera hecho, no te jode. Solo le dije la verdad.

-No fue por eso David. Ella en todo momento creyó que tú estabas en el ajo, que estabas de acuerdo con todo lo que estaba pasando y creo que, en el fondo, buscaba una oportunidad para acostarse contigo también.

-Vaya, ¿así que a ella también la engañó Marta? Ahora entiendo lo de la noche en la discoteca, la noche que ella pasó con Manu. Vosotras os fuisteis y yo me quedé bailando con ella y antes de irme se la entregué a Manu y ella aceptó encantada. Debió creer que lo hacía a posta sabiendo lo que iba hacer esa noche.

-Eso no lo sabía pero sí, eso debió de confundirla más cuando le soltaste aquello. Le intentamos explicar la cosa y nos costó lo nuestro hacerle entender lo delicado de la situación. Supongo que lo que acabó de convencerla fue el temor que fueras por ahí contando lo que había hecho ya que la habías pillado en la cama con Manu. Intentamos hablar contigo pero no estabas por la labor, le contamos a Manu lo que había pasado pero te largaste antes de que pudiera hablar contigo. Supongo que no te hizo mucha gracia verlo con nosotras después de haber visto lo que viste. Fue muy duro ver cómo nos evitabas todo el día, nos ignorabas y pasabas de nosotras. Hablé con Marta y le dije que teníamos que parar aquello antes de que fuera a peor, que no tuviera arreglo aquella situación pero no me escuchó. Ni Manu tampoco, claro. Es un cabreo pasajero, ya se le pasará me dijeron, no vamos a cambiar los planes por su comportamiento infantil. Y ahí volvieron a meter a Miriam para que te dijera que se iba a su habitación y darle una coartada para no aparecer por la habitación. Manu quería que yo también me fuera con ellos y te dejara solo pero sabía que solo quería follarse a las dos y que lo tuyo no era nada pasajero.

-O sea que no era verdad nada de lo que me dijiste.

-No. Ni Marta estaba arrepentida, ni sabía que estaba allí contigo ni tampoco pensaba acostarme contigo para compensarte nada sabiendo que ella debía estar follándose a Manu en aquellos instantes. Solo quería que esa noche no estuvieras solo y no me arrepiento de haberlo hecho. Me hiciste gozar como nunca y por fin pude saber lo que era sentirte en mi interior.

-¿Y te valió la pena? ¿Hacer lo que hiciste para conseguir follarte a tu cuñado?

-Te aseguro que me arrepiento de cómo hicimos las cosas y de dejarme llevar por Marta, ahora tengo claro que ella solo quería conseguir su objetivo a costa de quien fuera. Pero si me preguntas si me arrepiento de haber follado contigo no, no me arrepiento lo más mínimo y lo único que lamento es que sé que, por lo que ha pasado, seguramente no volverá a suceder de nuevo. Pero no quiero que se rompa nuestra relación, lo que teníamos antes de este viaje, por eso he venido en cuanto te he sentido salir y he visto la nota. No iba a cometer el mismo error de ayer y pensaba contártelo todo costase lo que costase.

-No sé si agradecértelo o maldecirte por ello. Me siento engañado y estafado, manipulado a más no poder. No conozco a esta Marta que me cuentas, no parece ella. No sabes lo que ha sido ir a buscarla a la habitación de Miriam y ver que no estaba allí, encontrarla follando con Manu como si le fuera la vida olvidándose por completo de mí. Lamento haberlo pagado contigo, me he pasado tres pueblos.

-Tranquilo, cuando he visto la nota lo he comprendido todo. Pero sí, te has pasado tres pueblos. No me voy a poder sentar bien durante unos días, pero al final hasta lo he gozado y creo que también me lo merezco por lo que he hecho estos días. ¿Sabes que eres el primero que me ha follado por el culo?

-Vaya, siento que haya sido así, de verdad.

-No le des más vueltas, no se me ocurre mejor persona para que me desvirgara el culo. Y acordarme, te aseguro que me acordaré mientras viva. Supongo que querrás quedarte solo y pensar sobre todo lo que te he contado, decidir qué vas a hacer. Que sepas que por mi parte respetaré lo que decidas, si no quieres saber nada más de mí lo entenderé y no te volveré a molestar más.

Eva se levantó y empezó a andar alejándose de mí. Me dolía saber lo que había hecho pero me dolía verla así, hundida y afligida. Al menos había sido capaz de asumir sus errores y confesarme la verdad a pesar de saber cuáles podían ser las consecuencias.

-Eva la llamé. Ella se giró, estaba llorando. ¿Te apetece desayunar conmigo?

Vino corriendo a mí, llorando y la abracé, dejándola que se desfogara. Supongo que también tendría que haber sido duro para ella desnudarse como había hecho conmigo, confesándome sus intimidades y lo que sentía por mí. Y todo por no perderme. Cuando se sintió más aliviada, sin dejar de abrazarla, nos pusimos en camino en busca de una cafetería donde poder desayunar y pensar en lo que iba a venir a continuación.

Desayunamos sin apenas hablar cada uno sumido en sus propios pensamientos. Salimos de la cafetería cuando apenas eran las nueve de la mañana y deambulamos por el paseo marítimo, ella acompañándome y yo dándole vueltas a una idea que iba tomando forma en mi cabeza.

-Eva, ¿te puedo pedir un favor?

-Sí claro, pídeme lo que quieras.

-¿Estás segura? Lo que te voy a pedir tiene que ver con Marta y quizá afecte a tu relación con ella.

-Me da igual, a mí el que importa eres tú así que dime que quieres que haga.

-Vamos al hotel, allí quiero que vayas primero a buscar a Miriam y tráela a mi habitación para hablar con ella. Después tendrás que ir a buscar a Marta para dejar las cosas claras entre los dos. ¿Lo harás?

-Por supuesto, no sé qué pretendes pero lo haré.

-Solo darle lo que quiere, Eva.

Volvimos al hotel y, mientras Eva iba en busca de Miriam, yo me dirigí a mi habitación, cogí de nuevo la llave de la habitación de Manu y me dirigí a ella pero ahora con otras intenciones. Cuando entré la habitación estaba igual que cuando la visité apenas unas horas antes con la diferencia que ahora estaban los dos durmiendo abrazados y desnudos. Saqué mi móvil y empecé a grabar la escena, la ropa desperdigada, las drogas, ellos desnudos… cuando acabé volví a salir y retorné a mi habitación para prepararme para recibir a Miriam.

Me desnudé quedándome solo con el bóxer y me acaricié un poco para que mi polla abultara bajo la tela. No tardó en abrirse la puerta y entraron las dos que se quedaron paradas al verme casi desnudo y medio empalmado.

-Me ha dicho Eva que querías hablar conmigo, ya me ha dicho que te lo ha contado todo y te puedo asegurar que yo creía que tú estabas de acuerdo sino no lo hubiera permitido me dijo Miriam nerviosa y mirando de reojo el bulto de mi entrepierna.

-Lo sé. Sé que Marta te ha engañado a ti también y lamento que te haya metido en todo este asunto. Pero se me ha ocurrido una manera de resarcirte por las molestias causadas y de paso poner en práctica lo que ella quiere.

-¿Qué quieres decir?

-Bueno, tengo entendido que vosotros tenéis una relación abierta ¿no? y por lo visto, Marta quiere lo mismo para nosotros. Así que supongo que no habrá ningún impedimento para que tú y yo pasemos un buen rato juntos…

Me levanté de la cama mientras hablaba acercándome a ella hasta quedar a escasos centímetros de ella. Acaricié su mejilla hasta llegar a su mentón que alcé para juntar su boca con la mía, beso que no rechazó y que no tardó en devolverme cada vez con más pasión. Sus manos acariciaron mi espalda bajando hasta colarse por dentro del bóxer para posarlas encima de mis nalgas que manosearon con lujuria.

Mis manos recorrieron sus pechos, su vientre, su cintura, su culo por encima de la ropa calentándola con mis caricias y con la cercanía de mi polla tiesa que la rozaba sin miramientos. No aguantando más se separó de mí para despojarse de su ropa. Su vestido de tirantes cayó al suelo seguido de su sujetador y poco después su braguita, quedando completamente desnuda ante mí que la observé sin perder detalle, apreciando la belleza de aquella chica menuda pero sumamente atractiva.

-¿Te gusta lo que ves? Dijo mostrándose con toda naturalidad.

-Mucho. ¿Y a ti? Le pregunté mientras me bajaba el bóxer y liberando mi polla que saltó como un resorte y mostrándose en todo su esplendor.

-Joder qué polla dijo al tiempo que se agachaba y empezaba a tocarla con mimo.

Su mano la envolvió, recorrió suavemente el tronco sintiéndola estremecer a su paso mientras la observaba a escasos centímetros, pudiendo notar su cálido aliento en mi glande. No tardó en sacar la lengua para darle los primeros lengüetazos probando el líquido pre seminal que empezaba a fluir, me miró golosa y lentamente empezó a engullirla tragándose buena parte de mi polla haciéndome ver las estrellas. Con mis manos en su cabeza mesando su cabellera rizada ella empezó un vaivén cada vez más rápido a la vez que no apartaba su mirada lasciva de mí.

A todo esto me fijé en Eva que aún estaba en la habitación no perdiendo detalle de lo que hacíamos. Su cara ruborizada y sus pezones denotaban que estaba disfrutando con lo que veía pero su cara tenía un rictus ¿de envidia? ¿De celos? Ella me miró y yo le guiñé un ojo, le hice un gesto para que saliera y ella entendió lo que quería marchándose de la habitación.

Miriam seguía chupando con ganas, sabía lo que se hacía y como continuara así iba a hacer correrme enseguida y yo no quería eso. Me separé de ella, la cogí en brazos y entre risas la tiré sobre la cama lanzándome yo detrás aprisionándola bajo mío, besándola mientras mis manos se posaban sobre sus tetas amasándolas y pellizcando sus pezones que estaban duros como piedras.

Bajé por su cuerpo quedando ahora mi boca sobre sus pechos y mis manos deslizándose hasta sus muslos, acariciando su sensible piel subiendo hasta alcanzar su rajita que recorrí impregnándome de sus fluidos delatando la enorme excitación que sentía Miriam. Su clítoris endurecido fue alcanzado por mis dedos que lo atacaron de forma feroz haciéndola estallar en un orgasmo que alargué siguiendo acariciándola de forma más suave.

Pero aquello no había hecho más que empezar así que me coloqué entre sus piernas, que ella abrió facilitándome la tarea adivinando mis intenciones, apoyé mi polla a la entrada de su vagina y empecé a empujar abriéndome paso dentro de ella mientras gemía de placer al sentirse penetrada. Pronto la tuve enterrada en su totalidad, sintiendo como sus paredes oprimían mi miembro y ella disfrutaba de la sensación de sentirse llena.

Dame fuerte me pidió y eso hice. Empecé a bombear con ganas, entrando y saliendo de forma frenética de su interior mientras Miriam gemía y gritaba abrazándose como podía a mi cuerpo para recibir mejor las fuertes embestidas que le propinaba. Sus ojos cerrados, sus tetas bamboleándose con mis arremetidas, su boca entreabierta jadeando y buscando aire, su piel brillante por el sudor del esfuerzo eran imágenes sumamente eróticas que me ponían a mil y hacían que empujara más y más fuerte acrecentando aún más su excitación.

En esas estábamos cuando se abrió la puerta y sentimos gritar a una cabreada Marta.

-¡Pero qué coño está pasando aquí!

Giré mi cuello levemente para ver cómo Eva la sujetaba impidiéndole que se abalanzara sobre nosotros pero no dejé de penetrar a Miriam en ningún momento, buscando hacerla alcanzar un orgasmo apoteósico que adivinaba cercano. Marta y Eva discutían pero yo seguí a lo mío y Miriam creo que ni se había dado cuenta de la irrupción de aquellas dos. Unas cuantas arremetidas más tarde Miriam empezó a gritar su orgasmo a los cuatro vientos mientras yo alcanzaba mi clímax y llenaba su coño con mi leche.

Se hizo el silencio en la habitación en ese momento, solo se oía la respiración entrecortada de los dos recuperándonos del esfuerzo y el roce de nuestros labios cuando me incliné sobre ella para besarla. Entonces me salí de ella dándole un primer plano a Marta de mi polla saliendo de su interior, chorreando de flujos y libre de preservativo.

-¿Se puede saber qué coño hacéis? Gritó Marta.

-Follar, ¿no lo ves? le contesté.

-Eso ya me ha quedado claro, capullo.

-Pues si está claro no entiendo porque te enfadas. ¿No eras tú la que querías una relación abierta? No sé muy bien cómo funciona eso ¿acaso debía pedirte permiso antes de acostarme con ella? Supongo que no, porque no recuerdo que tú me lo hayas pedido antes de tirarte a su novio Santi y menos aún a Manu.

Su cara se había ido poniendo blanca a medida que iba hablando, descubriendo todo lo que me había ocultado y me había contado Eva, lo que me confirmó que era verdad y me quitó un peso de encima. Al menos alguien había tenido el valor de contarme la verdad y me alegraba que fuera ella.

-Déjame que te explique empezó Marta pero yo la corté.

-No hay nada que explicar. Me has engañado y manipulado para conseguir lo que querías, pues bien ya lo has conseguido, ya tenemos una relación abierta. Ahora si quieres puedes irte a follarte de nuevo a Manu que yo tengo que darle otro repaso a Miriam, bueno, y a Eva si ella quiere y a Miriam no le importa que se una a la fiesta. ¿Tú que dices? Pregunté a Miriam.

-Por mi ningún problema dijo mirando lascivamente a Eva que, feliz al sentirse invitada, se acercó a la cama a la vez que se iba quitando la ropa por el camino.

-Pero Eva protestó una alucinada Marta viendo como la que creía su aliada en aquella historia, se subía a la cama empezando a acariciar los muslos y vientre de Miriam que la recibió gustosa abriendo sus piernas y más, cuando hundió su cara recorriendo su rajita con su lengua y sus dedos entraban en ella penetrándola y haciéndola gemir de placer.

En aquella postura el culo de Eva se alzaba ante mí y no dudé en acariciarlo recorriendo la hendidura de su culo bajando hasta la entrada de su sexo, rozando sus labios y amagando con penetrarla mientras observaba a Marta que no daba crédito a lo que veía.

-Bueno, ya has hecho realidad lo que querías ¿no? ahora le toca a la pobre Eva dije colocándome tras ella y rozando con mi polla la entrada de su coño y deslizándola a lo largo de sus labios hasta alcanzar su clítoris. Quién sabe, con lo bien que se ha portado hasta a lo mejor le rompo el culo como agradecimiento. Eva empezó a gemir con mis roces confundiéndose con los de Miriam que hacía un rato que ya lo hacía fruto de las caricias de mi cuñada en su sexo.

-¡Cabrón! Me gritó antes de salir de la habitación llorando y dando un portazo.

Deslicé mi polla dentro del coño de Eva y empecé a follarla de forma suave para que pudiera seguir trabajándose el coño de Miriam, que apretaba la cara de Eva contra su entrepierna disfrutando de las lamidas de mi cuñada. Poco a poco fui subiendo el ritmo de mis penetraciones, haciendo que Eva lamiera con más intensidad el clítoris de Miriam, acercándola inexorablemente a su orgasmo que no tardó en llegarle gimiendo con ganas y dando de probar sus jugos a una hambrienta Eva que no dejó de tragar lo que emanaba de ella. Era su turno así que empecé a machacarla con un ritmo vertiginoso que hizo que no tardara el alcanzar el suyo cayendo sobre Miriam derrengada mientras sufría los últimos estertores de su clímax.

Estuvieron un rato abrazadas mientras yo observaba a aquellas dos bellezas todavía con mi polla en pie de guerra ya que aún no me había corrido. Miriam se apartó de Eva deslizándose hasta mi posición, me hizo tumbarme colocándose sobre mí y con la ayuda de su mano encaró mi polla contra su coño que se fue deslizando lentamente hasta enterrarla por completo en su interior. No tardó en empezar a moverse, cabalgándome cada vez más rápido mientras mis manos no daban abasto en recorrer sus pechos y sus nalgas.

Eva, que hasta ese momento estaba tumbada en la cama recuperándose de su orgasmo, decidió unirse a la fiesta reptando hasta mí y colocándose a horcajadas sobre mi cabeza ofreciéndome su coño que aún rezumaba restos de nuestra corrida. No lo dudé y hundí mi boca en su entrepierna lamiendo sus labios hasta alcanzar su clítoris provocándole los primeros gemidos de placer. Las dos chicas quedaban frente a frente y fue Eva la que alargó sus manos para alcanzar sus tetas y acariciarlas. Miriam sin dejar de cabalgarme inclinó su cuerpo para buscar el de Eva y fundirse en un apasionado morreo.

Miriam cada vez se movía más rápido, dejó momentáneamente la boca de Eva para concentrarse en el placer que le llegaba a oleadas anunciando su pronto orgasmo y, notando que yo estaba cerca también de alcanzar el mío, intensifiqué mi ataque contra mi cuñada lamiendo con más ganas, penetrándola con dos dedos su coño encharcado y colando otro en su dilatado esfínter.

Aquello fue demasiado para Eva que estalló de nuevo bañando mi cara con su corrida que lamí con deleite. Sujeté con mis manos las nalgas de Miriam que inclinó su cuerpo quedando apoyada en el de Eva que volvió a besarla y acariciar sus tetas y pezones mientras yo le daba unas embestidas brutales que nos hacían alcanzar nuestro deseado orgasmo mezclándose nuestros fluidos dentro de su coño.

Después de eso nos quedamos tumbados los tres en la cama, recuperándonos de lo que acabábamos de hacer y disfrutando de las placenteras sensaciones. Miriam fue la primera que se levantó para vestirse, aún no había preparado la maleta y tenía que volver a su habitación pero antes de irse nos besó apasionadamente a los dos y haciéndonos prometer que aquello lo íbamos a repetir.

Cuando se fue, Eva se deslizó hasta quedar con su cabeza apoyada en mi pecho acariciándolo y yo a ella su cabello.

-Gracias por ayudarme con lo de Marta le dije. Parece que no le ha sentado muy bien lo de hacer realidad lo de la pareja liberal.

-Gracias a ti. Nunca me hubiera imaginado que se pudiera disfrutar tanto pero me has demostrado lo contrario y estoy de acuerdo con Miriam, esto hay que repetirlo de nuevo. Bueno, si tú quieres claro.

-¿Disfrutar de dos chicas cómo vosotras? Puedes contar con ello dije besándola cariñosamente. Anda, vístete que supongo que tendrás que hacer también la maleta y tendrás que aguantar a tu compañero que supongo que ya sabrá lo que ha pasado.

-Sí, es verdad dijo levantándose y empezando a vestirse.

-Yo también me voy a ir para dejarle a Marta que pueda hacer la suya, no me apetece verla de nuevo.

Nos vestimos, cogí mis maletas y al salir de la habitación nos despedimos besándonos de nuevo. Yo enfilé pasillo abajo en dirección al hall del hotel mientras Eva entraba en su habitación y le decía a Marta que ya podía volver a la habitación a hacer su maleta, que ya habíamos acabado de follar. Me hubiera gustado ver su cara cuando se lo dijo pero solo de imaginármela ya se me escapaba la risa.

Al poco de llegar al hall apareció Manu con su equipaje y se fue directo a buscarme y con un “tenemos que hablar” me cogió del brazo llevándome a un aparte para hablar sin que nos interrumpieran. Yo me dejé llevar no importándome lo que quisiera decirme, es más, saqué el móvil para mirar los mensajes mientras él me miraba esperando que le hiciera caso.

-¿Puedes dejar el móvil y escucharme? ¿Se puede saber qué estás haciendo? No puedes hacerlo esto a Marta, ella te quiere y no se merece que la trates así.

-¿Y se puede saber cómo la he tratado? Solo he hecho lo que ella quería, buscaba una relación abierta para poder acostarse con quien quisiera y eso me da derecho a mí a hacer lo mismo. ¿Te he pedido explicaciones por follarte a mi novia esta noche?

-No, pero se suponía que las cosas no iban a ser así…

-Es lo que pasa por hacer las cosas sin contar con los demás. Te has tirado a tres estudiantes estos días y has compartido con ellas porros y cocaína ¿Me equivoco?

-No, es cierto pero no entiendo a dónde quieres ir a parar…

-Pues que yo a eso lo llamo jugar con fuego y a veces pasa que te quemas… dije enseñándole el móvil y parando la grabación.

-¿Qué significa esto?

-Significa que te he grabado confesando que te has follado a tres alumnas y pasado marihuana y cocaína, he hecho fotos de la habitación donde se ve la droga y a ti y Marta desnudos en la cama después de haber follado. Te has quemado del todo, tío. Como yo lo veo, te quedan dos opciones. La primera es pedir el traslado, nada sale a la luz y rehaces tu vida en otro lado. La segunda…bueno, esa no te va gustar. Si en una semana no tengo noticias de tu marcha las fotos y la grabación acabaran en los móviles de padres, alumnos, profesores y dirección del colegio. ¿Qué crees que pasará entonces?

Por su cara pálida y crispada supe que conocía perfectamente lo que iba a pasar y las pocas alternativas que tenía, bueno en realidad solo una. Me alejé de él con un “espero pronto noticias tuyas”. Fui en busca de mis compañeros poniéndome a hablar y bromear con ellos. Al poco bajaron Miriam y Eva que se unieron participando del buen ambiente. Solo había tres personas apartadas del grupo. Un cabizbajo Manu que no entendía cómo podía haber pasado aquello, una Marta rabiosa que se subía por las paredes al ver los gestos de complicidad de los tres y Santi, el novio de Miriam o más bien ex novio por lo que supe después. Resulta que al volver a la habitación y él pedirle explicaciones de donde había estado y con quien ella lo había mandado a la mierda rompiendo su relación sin saber él que había pasado para provocar aquella situación.

El viaje de vuelta trascurrió sin sobresaltos, despidiéndonos en el puerto todos y tomando cada uno su propio camino. La semana siguiente fue ajetreada a más no poder. Lo primero que hice fue ir a hablar con mi hermano y contarle todo lo que había pasado durante el viaje y cuando digo todo, quiero decir todo incluido que me había follado a su novia. Fue una charla extraña, yo reconociendo que le había puesto los cuernos y él reconociendo su incapacidad para satisfacer a su chica pero sirvió para mejorar nuestra relación. Y para mi sorpresa, él me dijo que prefería que fuera yo su amante que no Manu, no se acaba de fiar de él y menos después que le conté lo de las drogas y lo que había hecho con sus alumnas.

Afuera de su despacho nos esperaba una compungida Eva que sabía a lo que había venido y esperaba una bronca de campeonato y se encontró con que Sergio le dijo que se había acabado su relación con Manu y que a partir de ese momento sería yo el que la ayudaría a superar su frustración sexual. El morreo que le pegó fue de escándalo y, para nuestra sorpresa, me dijo que mejor pasara esa noche en su casa y así nos poníamos al día. Sobra decir que esa noche Eva la pasó en mi cama y a la mañana siguiente los mimitos y cariños entre ellos eran constantes.

Miriam me llamó al día siguiente para quedar y al otro y el siguiente también… siempre acabábamos follando como si nos fuera la vida después de ir al cine, a cenar o a tomar algo. Fue esos días cuando me enteré que lo había dejado con Santi aquella mañana y el motivo fue que el que quería tener una relación abierta era él que quería acostarse con quien le diera la gana y ella, enamorada, había accedido. Pero después de acostarse conmigo decidió cortar con aquello, sabiendo además que lo mío con Marta estaba acabado iba a intentar conquistarme. Y supongo que lo hizo porque aún estamos saliendo juntos. Somos una pareja normal con la única excepción de Eva, a la que ninguno de los dos estamos dispuestos a renunciar, habiendo quedado varias veces a repetir lo de aquella mañana.

Manu hizo lo que debía, pedir el traslado y desaparecer de nuestras vidas. Creo que la única que lo echó de menos fue Marta que no entendió porque había desaparecido así de un día para otro y sin despedirse.

Marta, pues continuó llamándome y mandándome mensajes intentando que le diera una segunda oportunidad, que la perdonara y volver a salir juntos. No le contesté jamás. Poco a poco fue desistiendo a medida que se enteró y, finalmente nos vio, salir a Miriam y a mí juntos como pareja. Hace casi un año que no he vuelto a saber nada más de ella y yo encantado de la vida.

Y ahora, un año más tarde de cuando sucedió todo, vuelvo a estar nervioso como aquellos días pero ahora por distinto motivo. Para recordar los días que cambiaron nuestras vidas hemos organizado un viaje a Mallorca Eva, Miriam y yo en el mismo hotel y la misma habitación. Estoy contando los minutos para poder disfrutar de esas dos bellezas y rememorar lo que hemos estado viviendo durante todo este año.

Fin