Las ventajas de trabajar en un local swinger
¡Hola a todos! Como soy nuevo aquí voy a empezar presentándome, me llamo Jorge, tengo 23 años y vivo en el centro de Madrid. Me vine aquí a los 18 años para estudiar y aunque ya terminé mis estudios decidí quedarme porque Madrid me tiene enamorado. Soy lingüista, por lo que es difícil trabajar de lo mio, así que estoy trabajando en lo que me va saliendo para mantenerme. Soy un chico de estatura normal (1,74m), de compleción normal (ni muy delgado ni tampoco me sobra nada), soy bailarín de hip-hop, por lo que a pesar de no estar musculado tengo buen cuerpo, algún tattoo (discreto), un séptum (piercing en la nariz, para el que no lo sepa) y un pendiente en la oreja. Soy guapete (eso dicen), con barbita de tres días y pelo castaño, cortito con tupé. Soy bisexual, bastante morboso y un poco guarrete en el sexo. Mi mayor fantasía es ser voyeur, espiar a una pareja follando mientras me pajeo, me encanta ver a la gente teniendo sexo en diferentes lugares y situaciones. Lo que os voy a contar en este relato es 100% real, voy a usar nombres falsos por la intimidad de las otras personas. Espero que os guste y lo disfruteis tanto como yo. Es mi primer relato, por lo que seguramente cometa algún error de principiante, aceptaré encantado vuestras críticas y valoraciones, por aquí o por mi correo (que está en mi perfil). Esto es una serie de varios relatos que se desempeñan en el mismo escenario y con diferentes personajes, aunque son historias independientes, sin continuidad, así que si os gusta el primero seguiré publicando más historias. Y sin más dilación ¡vamos allá!.
Las aventuras de un camarero de un local swinger.
Empezaba el verano de 2018, yo acababa de graduarme en la universidad, lo que me hacía estar orgulloso pero a la vez preocupado, pues tenía que encontrar un trabajo para el verano si no quería volver al pueblo, lo que era bastante complicado ya que mi carrera es muy bonita, pero en cuanto a salidas profesionales es complicada.
Eché currículum en todo lo que veía: tiendas de ropa, restaurantes, supermercados, pubs, discotecas… Buscando discotecas por internet acabé descubriendo una categoría que no se me había ocurrido, los locales swinger. Me daba algo de corte por el simple hecho de contarle a mis padres que iba a trabajar poniendo copas a personas que iban allí a tener sexo unos con otros e intercambiarse a sus parejas como si fueran cromos. Pero luego pensé que no tendrían por qué enterarse, en caso de que me contratasen podría decirles que es un pub de copas normal y corriente. Así que me decidí y envié mi CV a todos los locales de intercambio de parejas que vi en internet. (He de decir que siempre me dio mucho morbo la idea de ir a un local swinger, pero nunca fui ya que para un chico solo me parece muy caro, sobretodo siendo estudiante mantenido por mis padres, y tampoco conocía a ninguna chica que se prestase a venir conmigo como si fuéramos pareja).
Dos días después de echar mi CV por todos lados me salió una entrevista en uno de los locales swinger más conocidos en Madrid (por discreción no diré el nombre). Me citaban al día siguiente a las 16:00h de la tarde y me presenté allí puntual, bien arreglado y con unos nervios importantes.
Me abrió la puerta una chica que resultó ser la encargada, muy amable y cercana, lo que me tranquilizó bastante, y me llevó a un despacho para hacerme la entrevista. Me ofreció algo de tomar, pedí un café con leche y empezamos la entrevista. Me dijo que no podía enseñarme el local ya que estaba abierto al público y había clientela, lo que entendí perfectamente, pero el simple olor del sitio (el típico olor de sauna) me estaba poniendo malo, hice toda la entrevista con un bulto considerable en el pantalón (menos mal que no se dio cuenta ya que estaba al otro lado del escritorio). La entrevista fue bien y me dijo que volviera al día siguiente a hacer una prueba y si todo iba bien el puesto sería mio.
Al día siguiente me presenté en el local a la hora acordada, con unos vaqueros bastante ajustados, una camiseta negra de manga corta, también muy ajustada, y unas deportivas blancas, con mi tupé perfecto y mi barbita bien recortada. Iba muy básico, pero yo me veía bastante guapete.
Empecé atendiendo en la barra y todo genial (me defendía genial), después pasé a la recepción a atender a los clientes que llegaban: abrirles la puerta, cobrarles, darles de alta la pulsera, entregar toallas y chanclas… (Se me olvidó comentar que es un local nudista, la primera regla es dejar toda la ropa en las taquillas y estar solo con la toalla y las chanclas o totalmente desnudo). Todo iba bastante bien, por lo que cuando llevaba un par de horas mi encargada me dijo que si aceptaba el puesto era mio, a lo que dije que sí sin dudarlo. Estaba contento, había encontrado un trabajo con bastante rapidez y no solo eso, además era un trabajo que me llamaba la atención, ya que me gusta trabajar de cara al público, y mucho más si están desnudos y son así de morbosos, me encanta la gente liberal, hablar de cualquier cosa sin cortarnos e incluso a veces ver como hacían algo, (ya dije que soy voyeur).
Habíamos acordado que haría una prueba de dos horas y si me quedaba con el puesto volvería al día siguiente, pero era viernes y se preveía bastante clientela, por lo que me preguntaron si podía quedarme hasta el cierre esa noche, dije que sí, no tenía planes, así que accedí. Ese día me tocaría cerrar con mi compañero, que llegaría una hora después y me lo presentarían.
Seguí haciendo cosas, limpiando y demás para que me vieran con predisposición, lo que le gustó mucho a mi encargada y a mi compañera, que me ayudaba y enseñaba el funcionamiento de todo.
A las 20:00h llegó mi compañero, Pablo, que se presentó educadamente y me ayudó con algunas cosillas que estaba haciendo. Media hora después mi compañera y mi encargada acabaron su turno y se fueron, no sin antes despedirme con dos besos y señalando lo contentas que estaban con mi llegada.
Pablo y yo nos quedamos solos, y había pocos clientes que además estaban a lo suyo en las cabinas, en la sauna y demás, por lo que aprovechando la soledad de la barra mi compañero empezó a contarme cómo funcionaban las cosas allí. Me contó de quién podía fiarme y de quién no, qué tendría que hacer si hubiera algún problema, cómo hacer las cosas de una forma más rápida para acabar antes el trabajo… En fin, me puso al día de todo en un momento y fue bastante claro, por lo que vi que confió mucho en mi incluso sin conocerme, eso me hizo ver que era un buen tío y un buen compañero, y ahora puedo decir que no me equivoqué con él.
También hablamos de sexualidad, le dije que soy bisex, él me dijo que le parecía genial, que alguna vez había hecho tríos HMH y se lo había pasado bien, pero que es heterosexual, si no hay una chica de por medio no se empalma. La verdad es que era un chico bastante guapete, alto, corpulento, moreno, con algo de barbita, 35 años…Tenía mucho morbo, la verdad.
Una de las cosas que teníamos prohibido como camareros era tener relaciones con los clientes (al menos en nuestro puesto de trabajo, fuera del local y del horario de trabajo es otra cosa), pero Pablo me dijo, literalmente:
– Pablo: Oye Jorge, que si te da un calentón y te quieres bajar con alguien a una habitación dímelo con confianza, que yo te cubro.
– Yo: Jajaj pero tío, se supone que no podemos hacer nada en el trabajo.
– Pablo: Ya te he dicho de quién te puedes fiar y de quién no, siempre nos va a tocar trabajar juntos de noche, así que lo que pase aquí se queda entre tú y yo.
-Yo: ¡Vale, me parece bien! Pues te digo lo mismo, cuando te quieras bajar a hacer algo con alguien me lo dices y te cubro yo.
-Pablo: ¡Hecho! Me mola tener un compañero como tú, nos vamos a entender muy bien.
-Yo: Seguro que sí jajaj.
Sobre las 22:00h cenamos turnándonos para tener la barra y la recepción cubiertas y sobre las 23:00h empezó a llegar bastante gente, como estaba previsto, y en cosa de media hora se nos llenó el local. Había bastante gente pero sin estrés, la gente en este sitio suele tener mucha paciencia, ya que va a relajarse y sin prisas, por lo que nos trataban genial a los camareros (casi todos, siempre hay clientes gilipollas).
Pablo me presentaba a los clientes habituales como «el chico nuevo», le decía lo simpático que soy, que soy bailarín, que soy muy morboso, que me van tanto los tíos como las tías…vamos, que me vendía genial a todo el mundo, y la verdad es que tuve bastante éxito con los clientes, ligué mucho esa noche.
Sobre las 0:30h mi compañero me dije que se escapaba un rato, iría con una pareja a una habitación, a lo que le dije que no había problema y que disfrutase (seguido de un guiño). Yo me quedé en la barra atendiendo al resto de clientes y hablando con ellos, la verdad es que eran todos majísimos y se respiraba un ambiente muy guay, todos desnudos (excepto yo), hablando de sexo sin cortarse, con algún beso y alguna caricia de por medio…vamos, que yo estaba en el paraíso. Como estaba tan relajado y había tan buen rollo decidí echarme una copa, un puerto de indias con sprite, que es lo que suelo beber, mientras seguía hablando con los clientes y conociéndonos un poco más.
Un rato después volvía a la barra mi compañero seguido de una pareja. Me preguntó que qué estaba tomando, se lo dije y se animó a echarse una copa también. Me presentó a sus nuevos amigos, Raúl y Laura, con los que había estado disfrutando hacía unos minutos. Salí de la barra para darle dos besos a ella y un apretón de manos a él, parecían muy simpáticos, como casi todos allí, y aunque no eran exactamente mi tipo eran bastante atractivos. Una parejita en los 40 y con mucho morbo. Raúl era un poquito más alto que yo (1,80 más o menos), rapado, con barba, corpulento, con una manga tatuada, con un poquito de barriga (no mucha), el típico daddy guapete fofisano que desprende morbo. Laura era más bajita (1,65 más o menos), pelo castaño con un corte de media melena, con un piercing en la nariz, guapa de cara, delgadita y dos buenas tetas, tengo que reconocer que yo no podía parar de mirarlas con deseo.
Estuvimos hablando un buen rato mientras bebíamos unas copas. Les confesé que soy voyeur, que me encanta ver a parejas follando y pajearme, ellos me comentaron que nunca les habían mirado, pero que tienen curiosidad, les daría morbo la situación. Yo tenía el rabo babeando solo de imaginarlo.
Pasamos tanto tiempo hablando y riéndonos que se nos fue la hora y quedaban 20 minutos para el cierre, así que Pablo me dijo que encendiera las luces de todo el local como previo aviso a los clientes de que tenían que marcharse. Acto seguido les dijo a Raúl y a Laura que se quedasen y se tomasen algo mientras hacíamos el cierre, así estaríamos más entretenidos, a lo que ellos aceptaron sin pensarlo.
Les serví un par de copas, puse otra para Pablo y otra para mi, que ya iba un poco contentillo, pero consciente de lo que hacía, así que no me corté.
Pablo me todo lo que tenía que hacer en la parte de arriba mientras él se encargaría de la parte de abajo, que era la más grande. Yo obedecí y me quedé limpiando y colocando la barra y demás mientras que Pablo bajó a hacer la parte de abajo y nuestros amigos bajaron al jacuzzi para no molestarnos.
Tardé como unos 20 minutos en terminar de limpiar la parte de arriba, pero la de abajo era el doble de grande, así que decidí bajar a ayudar a mi compañero.
Empecé a dar vueltas por las habitaciones para ver dónde estaba Pablo porque no le veía por ningún sitio, fui al jacuzzi a ver a Raúl y a Laura por si estaban con él, pero en el jacuzzi no había nadie. Volví a dar una vuelta para mirar en todas las habitaciones, me había dejado algunas sin mirar porque todavía no conocía bien el sitio y escuché ruido en la habitación de la esquina, una pequeñita que tiene cama de masaje.
Me acerqué a la habitación que tenía la puerta entreabierta y lo que vi me dejó con la boca abierta. Vi a Laura tumbada en la cama de masajes bocarriba, con las piernas abiertas mientras Pablo de rodillas en el suelo le comía el coño con ganas y se hacía una buena paja a la vez, y Raúl de pie, a la altura de la cabeza de Laura le follaba la boca con ganas. Estaban gimiendo bajito, por eso no les había escuchado.
Yo me acordé de la conversación que tuvimos antes, que les gustaría que les mirasen, pero como era una simple curiosidad no sé si lo decían en serio o lo expresaron en voz alta como una mera fantasía. Por otro lado Pablo tiene pinta de ser muy liberal, y estaba seguro de que no le importaría que le mirase, incluso le daría morbo, pero yo estaba nervioso.
Di unos pasos atrás para que no me vieran y me quité toda la ropa silenciosamente. Me acerqué a la puerta a una distancia prudencial para que no tuvieran contacto visual conmigo, pues prefería espiarles sin que lo supieran, así estarían más desinhibidos y tendrían más intimidad.
Después de un rato en esa postura decidieron cambiar, Pablo le puso en rabo en la boca a Laura y mientras esta se lo tragaba con ganas hasta el fondo Raúl aprovechó que mi compañero le había lubricado bien el coño a su chica y se la metió de golpe. Laura pegó un grito de placer que se tuvo que escuchar hasta en la calle, por lo que intuí que nos les importaba que les descubriese. Acto seguido escuché una conversación que me puso más cerdo si aún cabía:
-Raúl: Te va a escuchar el camarero.
-Laura: No me importa, ahh, tú sigue reventándome el coño mmmm…
-Raúl: Bueno, si viene va a cumplir su fantasía.
-Pablo: Joder, y tanto, iba a flipar viendo esto jajaj.
-Laura: Que mire todo lo que quiera mmmm…
-Pablo: ¿Le llamamos?
-Raúl: Sí, llámale, quiero probar eso de que me miren, me da morbo.
-Laura: No le llaméis, que venga él solito. Yo me encargo.
Después de decir eso empezó a gritar de placer como una loca:
-Laura: ¡Aaahhh, sí! ¡Fóllame cabron! Mmmmm, dame rabo, aaahhhh…
A lo que ellos se sumaron:
-Raúl: Toma rabo putita, te gusta que te folle fuerte ehh.
-Laura: Mmmm sí, joder qué abierta estoy.
-Pablo: ¡Dale fuerte! Mmmm, chupa ahí venga, ahhh…
Yo estaba detrás de la puerta pajeándome como un loco y después de esto decidí salir de mi escondite. Respiré hondo y entré en la habitación. Me miraron los tres sonriendo y y seguían gimiendo.
Me coloqué a la derecha de Raúl mientras veía cómo se la follaba y verlo desde tan cerca me puso malísimo.
-Raúl: ¿Te gusta?
-Yo: Joder tío, me flipa. Estoy muy cerdo.
-Raúl: Y yo tío, me encanta que estés aquí mirando. ¡Qué morbazo cabrón!
Ahora llegó el turno de Pablo que se colocó en el sitio de Raúl, Laura se dio la vuelta y se puso a cuatro patas y mi compañero se la empezó a follar.
Raúl se movió para darle de mamar a su mujer y me llevó con él. Le metió el rabo en la boca a Laura (un buen rabo, por cierto) y mientras le follaba la boca me agarró el culo. Yo me quedé un poco sorprendido, pero a la vez estaba en una nube. Con su mano en mi culo se acercó a mi oído y me dijo algo entre gemidos:
-Raúl: ¿Alguna vez te has comido un culo?
-Yo: Sí claro, muchas veces.
-Raúl: Me muero por que me lo coman, pero Laura nunca quiere. ¿Me lo comes?
Me quedé flipando, pero sin pensármelo dos veces me puse de rodillas, le abrí las nalgas con las manos y le pasé la lengua bien lubricada por su agujerito estrecho. Soltó un gemido increíble y a su vez Laura dejó de mamar para deleitarse con la escena y Pablo sin quitarnos el ojo de encima siguió bombeando a Laura cada vez más fuerte.
Estuve como 10 minutos comiéndole el culo, estaba buenísimo, tenía ese típico olor a hombre que me pone tan cachondo, un culete bien limpio pero con el olor de haber caminado durante todo el día. Estaba en la gloria.
Al rato me levanté y me empecé a pajear y por la cara de Pablo estaba a punto de terminar. Empezó a darle bien fuerte y cuando no pudo más gimió como un animal mientras acababa dentro de Laura, que a su vez gritaba como una loca.
Al terminar se dio la vuelta, nos miró a su marido y a mi y nos dijo que le llenásemos las tetas leche, a lo que obedecimos. Nos pajeábamos cada uno a un lado de la camilla a la altura de sus tetas mientras ella nos acariciaba los huevos. Me corrí en cuestión de segundos soltando cuatro trallazos de leche sobre sus tetas y antes de haber terminado yo empezó a solar su leche Raúl, que soltó una buen lefada tambien en su pecho, incluso me llegó a salpicar a mi en el vientre.
Acto seguido Raúl empezó a besar a su mujer y me dio la última sorpresa de la noche, empezó a lamerle las tetas llenas de leche y se las dejó limpias. Laura nos miró sonriendo y nos dijo que a Raúl le encanta que llegue a casa con las tetas llenas de leche porque le gusta olerlas y lamerlas con la leche de otros tíos. He de reconocer que me dio muchísimo morbo oír eso.
Exhaustos los cuatro fuimos a darnos una ducha y a vestirnos. Minutos después despedimos a nuestros nuevos amigos deseando que volvieran otro día para verles, ya que nos había encantado.
Pablo y yo terminamos de cerrar el local y como era muy tarde y el metro aún no estaba abierto me acercó a mi casa en coche mientras hablábamos.
-Pablo: Bueno, ¿qué tal el primer día?¿te gusta el trabajo?
-Yo: ¿Hace falta que responda? jajaj. Me encanta, los clientes son geniales, me da mucho morbo estar en este ambiente y encima tú y yo hemos conectado bien. No puedo estar más contento.
-Pablo: Ya verás tío, te vas a poner morado aquí, se liga un montón. Es un trabajo muy guay. Ya sabes lo que te he dicho, lo que pase aquí se queda entre tú y yo, nos cubrimos siempre el uno al otro.
-Yo: Claro tío, no hace falta ni que lo digas.
Llegamos a mi casa y me bajé del coche despidiéndome de mi nuevo compañero hasta el día siguiente.
-Yo: Muchas gracias por traerme Pablo. Mañana más y mejor.
-Pablo: Para eso estamos tío. Me encanta tener un compañero del mismo rollo que yo.
-Yo: Lo mismo digo tío. Lo vamos a pasar muy bien trabajando juntos. Buenas noches.
-Pablo: Buenas noches Jorgito.
Subí a mi casa, cansado de todo el día y a la vez cachondo por la situación. Estaba que no me lo creía. Se me abrían los ojos como platos solo de pensar lo que podría depararme ese nuevo trabajo, con la lista tan larga que tengo de fantasías por cumplir. Me hice una buen paja recordando la escena de esa misma noche y al acabar caí rendido del sueño.
Continuará…