Lidia y Rebeca se dan cuenta de que la familia esta mas unida que nunca. No solo follan entre ellas, sino que se quieren coger
Rebeca, que también había oído los gemidos de su madre y como pronuciaba el alias de su hermana al llegar al orgasmo, cuando Lidia se acabó de correr, le dijo:
-¿Vamos a su habitación, Flaca?
-También está mi padre, Gordi.
-Nos los follamos a los dos. Tú a mi madre y yo a tu padre.
-¿Se dejarán? Tu madre se acaba de correr
-Pensando en ti.
-¿Y si nos oye el abuelo Miguel ?
-Me lo vuelvo a follar.
-¡¿Te follaste al abuelo,Gordi?!
-Él fue quien me dio mi único orgasmo anal, Flaca.
-¡Qué hijo puta! ¿Cuándo te folló?
-A principios de verano.
-¿Te sorprendió con algo?
-¡No me digas que también te lo hizo!
-Sí que lo hizo, sí. ¿Cómo te sedujo a ti?
-Fue una mañana. Estábamos sólos en casa. Éntré en el servicio y el abuelo estaba en bata de casa con la polla en la mano. Aún no había meado. Al ver aquella polla gorda, descabezada, mirando hacia abajo me puse colorada como un tomate maduro. Le dije:
-Cierre la puerta cuando saque el canario de la jaula, abuelo. Él me respondío:
-«A lo mejor lo hice aposta para que lo vieras».
-¿Qué pasa? ¿No tiene ninguna cueva donde meterlo?
-«Tengo, pero cuevas grandes. Este canario por lo que se vuelve loco es por entrar en una cuevita pequeñita».
Rebeca, exclamó:
-¡Qué cabrón! Lo de la cueva pequeñita también me lo dijo a íi.
-Era obvio que lo que quería era follar conmigo. Me di la vuelta y volví a mi habitación. Me quité la bata para vestirme. Al quitar las bragas me vino a la mente aquella polla gorda y larga. Me pregunté como sería de empalmada. Y casi sin darme cuenta, estaba echada en la cama haciéndome un dedo. Entonces llegó el abuelo. No me preguntes porque pero yo seguí metiendo y sacando el dedo del coño y acariciando el clítoris. Se acercó a la cama, dejó caer la bata y me puso la polla en la boca. Se la mamé, y cuando ya estaba casí dura la sacó de la boca y me meó en la cara, en el cuello, en el vientre, en las costillas, en el coño, en las piernas, en los pies y acabó meándome otra vez en la cara. Me di cuenta que era una cerda como él cuando abrí la boca para beber su meo salado, y me corrí, si me corrí como una cerda bebiendo su meo.
-Fue el morbo, a mi me pasó lo mismo. ¿Te corriste más veces?
-Una veces más. ¿Y tú, Gordi?
-También me corrí dos veces.
-Cuenta ahora tú. ¿Cuándo y cómo te sedujo?
-Fue el fin de semana que os fuisteis a la sierra. El muy cabrón me dijo:
-«¿Jugamos un poker a verdad o acción?»
-¿Eso no es cómo un strip poker, abuelo?
-«No, es una variante que inventé yo. Jugaremos a la carta más alta».
-¿Me quieres dejar en tetas, abuelo?
-«No, te voy a dejar en pelotas».
-Sabes que yo nunca rechazo un reto, Flaca.
-Lo sé, y por lo que se ve él también lo sabía.
-Pues bien, levanté una carta y me sale un dos. y el saca un cinco. Me preguntó:
-«¿Verdad o acción?»
-Verdad.
-«¿Cuántas veces te masturbas a la semana?»
-Habia que reponder la verdad. Le dije, depende de la semana, pero entre 7 y diez veces.
-Levanto carta y me sale una jota, él abuelo saca un rey.
-«¿Verdad o acción, Gordi?»
-Verdad.
-«¿Te tragas la leche de tu novio cuando se la mamas?»
-Sí.
-Me vuelve a ganar. Yo saco un rey y el un as.
-«Verdad o acción»
-Acción.
-«Ponme el coño en la boca».
-Le puse el coño en la boca. El cabronzo me hizo un cunnilingus que no me corrí porque cuando empecé a gemir paró de comérmela. La siguiente mano la gané yo. Saqué un seis y el sacó un cinco. Le pregunté:
-¿Verdad o acción?
-«Acción».
-Quítate la bata.
-Quitó la bata y el cabronazo quedó en pelotas. Le vi el gran cipote. Estaba morcillona. Deseé perder y que me pidiese que se la mamase. Y perdí. Saqué un diez y él una reina, pero no me lo pidió.
-«¿Verdad o acción?»
-Acción.
-«Báñame con una meada».
-Se echó boca arriba sobre la alfombra. Yo quedé como si me las dieran. Pero bueno, había ido al baño a mear y no meara. Me quité las bragas para no mojarlas. Puse mi coño cerca de su boca y me meé en ella y en su cara. El abuelo se bebía mi meada. ¡Joder! Me puse tan cachonda, que cuando acabé de mear le cogí el cipote y lo meti en mi pequeño coñito. A pesar de estar empapado entró apretadísimo. Disfrute como una loca metiéndola… Lo estaba follando duro… Me metió un dedo en el culo y ¡¡puuuuuuuum!! Una explosión de placer que creí que me moría de gusto. Para acabar, me mandó traer mantequilla de la cocina. Me desvirgó el culo y tuve mi primer orgasmo anal.
-Yo estoy mojada otra vez, Gordi. ¿Y tú?
Lidia y Rebeca ya se habían olvidado de su padre y de su madre.
-¿Te apetece un 69, Flaca?
-¿Con meada y orgasmo?
-Eso ni se pregunta.
Se agradecen los comentarios buenos y malos.