Llevé mi mano izquierda a mi coñito y empecé a masajearlo, a tocarlo, a apretarlo. Que de por cierto ya estaba empapado. Quería calentarme y así lo hice
Estaba en la cama todavía, eran las 9:30 de la mañana.
No tenía ganas de levantarme. Ese día estaba sola en casa, pues mi madre y mi hermano se habían ido a trabajar, por lo que estaría todo el día sola.
Era el 31 de octubre, solo llevaba unos pantys de color rojo para dormir, pues era noche de brujas y no fuera a ser que llegara un brujo y yo no estuviera preparada.
Me acomode y me puse boca arriba, mirando al techo, con las piernas abiertas. Me metí en el celular en una pagina de vídeos a ver si distraía la mirada y me encontré con un vídeo de una rubia con un hombre de esos así grandotes de paquete que no te lo puedes creer de esos que los agarras con las dos manos y te queda espacio para dos manos mas y pues suspiré al ver semejante macho.
Llevé mi mano izquierda a mi coñito y empecé a masajearlo, a tocarlo, a apretarlo. Que de por cierto ya estaba empapado. Quería calentarme y así lo hice. Seguí haciendo lo mismo con esa mano, primero un dedo luego dos y así seguí, mientras, con la otra, me acariciaba las tetas.
Pasaba mi mano por mis tetas, me tocaba un pezón, lo acariciaba, lo apretaba y lo llevaba a mi boca. Ya estaba demasiado empapada que chorreaba.
Me quité el panty. Estaba tumbada en la cama. Siempre me ha puesto muy calientes los hombres de color, así que así seguí. Mi coño rosadito, esperando echar un montón de leche. Acaricié los labios, magreé mi clítoris. Pasé mi mano por mi pubis y empecé a acariciarlo.
-Mmm uh – dije yo con la boca cerrada, pero gimiendo. Empecé a masturbarme. Tuve que ir a la nevera y buscar un pepino. Oh, qué gusto daba eso. Sentir ese tronco frió entrar y salir de mi cueva, hasta que me relamía toda, iba a explotar. Siempre me ha gustado mucho pajearme en la cama, con nada de ropa, con las piernas abiertas.
Mientras con una mano me pajeaba, con la otra me acariciaba los labios, el clitoris, las tetas. Finalmente, llevé esa mano a mi perineo, y después a mi culo. Empecé acariciando mis nalgas, y me metí el dedo entre ellas. Acaricié mi ano y empecé a pajearme más fuerte, mientras chorreaba cada vez mas jugos.
-Ah, oh que rico – solté yo cuando introduje un dedo en mi ano mientras me pajeaba. Ya que empezaba a tener mi primer orgasmo, arqueaba la espalda, las piernas me temblaban y saqué el dedo. Me levanté. Me puse a cuatro patas y pegué mi cara al colchón. Me azoté el culo muy fuerte. Di cachetes en mis nalgas mientras me chorreaba flujo por mis piernas. Supe que era la hora. Abrí el cajón de mi mesita de noche y saqué un cepillo que tenía. Este cepillo tiene el mango largo, negro y muy gordo, (parecido a las vergas de mis fantasías) así que desde que lo encontré en un almacén, me lo compre y lo uso como dildo. Cogí también un poco de lubricante del cajón y unté un poco en mi ano y un poco en el cepillo.
Me tumbé en la cama y subí mis piernas hacia arriba. Jugué un poco con mi ano con el cepillo y me lo metí, poco a poco. Me lo metí entero. -OH, AH, ooooooooh – gemí yo mientras me metía el cepillo en el culo y el pepino en el coño. Estuve así varios minutos. Por la sensacion de la doble penetración me volví a correr super rico, esta vez el chorro de flujos fueron muchos mas.
Cambié de postura y me puse a cuatro patas. Oh dios como entraba, precia estar siendo clavada por un negro, y yo pidiéndole que me lo metiera mas.
-Oh, JODER, ahhhhh. Qué bien me follas Fred– gemía yo mientras fantaseaba. Fred es mi actor porno preferido. Desde el primer día en que vi sus vídeos quise que me follara, y así que siempre que me masturbo fantaseo con él y con su gran polla. Estaba súper nerviosa, mi corazón iba a mil. Pensar que él me estaba follando me ponía a mil. Me volví a girar y me puse en la postura en la que estaba antes. Empecé a meter el cepillo más rápido y más fuerte.
-AH, AH, AH, AH, AH, OH, OH, OH, – gemía yo efusivamente y con un tono de ‘’me corro’’. Me corrí. La corrida resbalo por mis piernas, por mis nalgas, y otra parte la lleve a mi boca. Estaba con las piernas hacia arriba, con un cepillo metido en mi culo. Cogí la corrida y me unte en las tetas.
Qué caliente y que buena estaba. Moví un poco el cepillo a modo de masturbación anal y al final lo saqué. Estaba muy cansada así que me quede ahí tumbada. Me dormí como 1 hora y al despertarme fui al baño y me di una rica ducha.
Volví a mi habitación para vestirme y vi el reloj que tenía al lado de la cama. Eran las 2 de la tarde.