Lo único que deseaba era aprobar la materia
Me llamo Lucía, cómo describirme? Físicamente no estoy mal, mido 1,50, soy muy delgada, de piel morena, pechos pequeños y un buen culo, tengo el cabello corto, ojos grandes y negros.
Actualmente soy toda una zorrita, y todo comenzó con el relato que les voy a contar.
Terminando el año me di cuenta que me la pasé boludeando tanto con mis amigas que nunca entregué los deberes de matemáticas, y no porque fuera mala, solo era muy floja.
Quienes no tenían todo aprobado debían quedarse 2 semanas más recuperando materias, y yo no quería más clases.
Era buena con los números, pensé en decirle al profe Héctor que me dejara un trabajo extra, lo haría rápido, lo entrego y así no debo pasar otras dos semanas estudiando.
Esperé a que todos se fueran para hablar con él y comentarle mi idea. Yo era una chica tímida, cero coqueta, pero muy caliente, me tocaba mucho y me encantaba experimentar metiendo algunos dedos dentro de mí, pero nunca había tenido sexo de penetración, sólo tocadas y mamadas.
Héctor era un hombre robusto, de al menos 1,90, muy maduro, tendría unos 50 y yo bueno, iba en la secu.
-Señorita, algo en qué ayudarle? -me dijo el profe cuando vio que todos salieron a sus casas menos yo.
-Sí profe, tengo una inquietud -dije mientras me paraba a su escritorio.
-Cuentame cómo te ayudo?
Le conté mi idea y me respondió: lo siento nena pero eso no está en las reglas, no puedo hacer nada.
-Profe por favor, no importa que sea un trabajo largo, o difícil, solo no quiero quedarme dos semanas más, vamos de visita donde la abuela, no la vemos hace mucho. -respondí tratando de evadir la pena que sentía de estar rogando por una nota.
Héctor se levantó de su escritorio, dio un paseo por el salón, me miró a los ojos y me dijo:
-Te gusta mamar verga?
Me quedé helada, no sabía que decir, no iba por algo así, yo sólo quería un trabajo extra y aprobar, no estaba preparada para esas preguntas, además no teníamos confianza de nada. Lo miré en silencio y muy nerviosa.
El rió: de qué te da pena nena, es solo una pregunta, y a las adolescentes les encanta mamar verga.
-No tengo mucha experiencia -respondi.
-Experiencia puedes tener fácil, sólo pregunté si te gustaba.
Guardé silencio.
-No quiero alargar esto Lucía, tú quieres aprobar, yo quiero ver tus teticas ricas y ver esos ojos desde abajo mientras me la chupas, nadie se entera, la pasamos rico y te vas a vacaciones -me dijo mientras ponía sus manos en mi cintura.
Yo estaba helada, muy confundida, no sabía qué hacer. Tenía mucho miedo, quería irme a casa.
-Vamos nena, con las ganas que te tengo no vas a tardar mucho, me das una mamada y te vas, si?
Seguí en silencio, lo escuché suspirar y luego lo vi ir hacia el escritorio.
-No voy a perder mi tiempo con una niña tonta, vete a casa a hacerte la santa, que bien puta si serás. Estás reprobada.
Me asusté, no podía perder, de verdad tenía que viajar con mis padres. Le rogué que me diera una oportunidad, que solo sería una mamada y ya, que nadie se podía enterar. Me respondió:
-No nena, ningún alumno se va a enterar, es nuestro secreto.
Tomó su celular, hizo algo y luego se dirigió hacia mí.
-Muestrame las tetas.
Yo estaba muy nerviosa, no podía dejar de temblar. Empecé a quitar mis botones lentamente, él solo se paseaba rodeandome, de repente me agarró el culo y me pegó su paquete atrás… Sentí miedo, se sentía grande. Quería gritar y salir corriendo de allí.
-Estas muy rica Luci, tienes un culo delicioso, a ver qué tan rico lo mama la nena santa de la clase -me agarró del cuello, me dió una cachetada mientras se reía y me tiró al suelo.
-Profe Héctor por favor no me lastime así -estaba muy asustada, es como si hubiese cambiado a otra persona. El solo se reía.
-Dijiste que harías cualquier trabajo así fuese difícil, te toca ser una linda zorrita conmigo -me dijo mientras caminaba hacia mí y se iba sacando la verga.
Era grande, más grande que las que había visto de mis compañeros de clase. Medía al menos 18cm y era muy gorda. Además estaba durísimo.
Sin decir mucho se acercó a mí, me agarró del pelo y me pasaba toda su verga por mi cara mientras me decía guarradas -zorrita, puta, te luce la verga- y luego me ordenó abrir la boca, me agarró con sus manos a cada lado de mi cabeza y me metió su polla dura en mi boca, sin piedad, me folló la boca como si yo fuera una actriz porno, yo solo lloraba y trataba de alejarlo de mí mientras sentía ahogarme y salía saliva espesa de mi boca, él estaba encantado, yo estaba muerta del asco y el miedo. Me follaba muy duro, sentía la punta de su verga en el fondo de mi garganta, no podía respirar, lo golpeé un poco para tratar de sacar su polla de mi boca, él se detuvo. Me miró, rió y sacó la polla de mi boca mientras me sostenía del pelo, me dio una cachetada y me dijo: a mamar perra!! Y me la volvió a meter.
Yo estaba rogando que terminara rápido para poderme ir cuando escuché la puerta del salón abrirse. Casi me da un infarto pero Héctor no le importó:
-Uy hermano por fin llegó, creí que me iba a tocar solo -dijo Héctor mientras entraba un hombre al salón. Mi profesor de educación física, Jorge. Un hombre de unos 40, no tan alto como Héctor, y era más delgado.
-Como la tiene toda atragantada jajaja que malparido usted -decia Jorge mientras se reía.
Yo no entendía que estaba pasando. Tampoco me explicaron nada. Héctor solo me dijo:
-De aquí no te vas hasta que nuestros huevos estén secos, no quiero reproches puta zorra de mierda, te quedas y punto.
Sentí morir, rogué para que me dejaran ir y solo se reían. Jorge se sacó la verga, grande también, muy dura. Y se acercó a mí.
-Chupala puta. Hazlo bien o no seré muy amable.
Empecé a chuparla, pasaba mi lengua inexperta y de vez en cuando el agarraba mi cabeza y me follaba con furia hasta el fondo de mi garganta. Héctor se la jalaba viendonos hasta que se acercó con su polla frente a mí.
Y ahí estaba yo, llena de saliva, sudor y lágrimas mamando dos pollas durísimas de mis dos profesores.
Sin decir nada, Jorge me agarró del pelo, me puso de pie mientras me insultaba y me puso contra el escritorio. Antes de que pudiera quejarme, Héctor me metió la verga hasta la garganta y Jorge me levantaba la falda, yo trataba de decir que no, lloraba mucho y ellos solo se reían. Jorge empezó a nalguearme muy fuerte
-Tremendo culo el de esta zorra!! Uff cómo me pones Luci bonita, te veías tan santita y aquí te tengo culo en pompa.
Empezó a meterme los dedos mientras gritaba -puta zorra jajaja está mojada Héctor parce mire!- y me metía los dedos sin ningún tipo de cuidado.
Ahora sí -dijo Héctor- rápido Jorge que toca irnos.
Acto seguido sentí como Hector me metió la polla hasta el fondo de mi garganta y Jorge me la metió toda en el coño sin piedad, duro, como si de verdad fuera una puta. Sentí un dolor bastante pequeño comparado a lo que creí que sentiría, por ser mi primera penetrada.
Así me tenían, llena por ambos agujeros, sin poder decir nada y solo escuchando como les ponía la polla y todo lo que me querían hacer. Yo solo lloraba.
Cada vez que rogaba que me dejaran ir, me cacheteaban y me metían alguna polla a la boca.
Así me tuvieron entre los dos, turnando quién metía su polla en mi coño humedo y quien me follaba la boca. Me sentía como un juguete sin voluntad, solo quería que terminara.
No me dejaron si quiera entrar en mis pensamientos cuando sentí algo en el culo, intenté gritar pero la polla de Jorge me estaba ahogando, Héctor estaba metiendo un marcador en mi culo mientras me reventaba el coño, me daba durísimo y mis nalgas sonaban con sus golpes, sentía sus huevos chocar en mi coño y escuchaba su respiración agitada.
-No me aguanto más -dijo Hector sacando el marcador de mi culo y metiendo su polla, así, sin pensar en si me dolía, solo metió más o menos la mitad de su polla pero yo sentí que me partía en dos, me revolcaba y trataba de safarme pero Jorge me estaba teniendo.
-Ush que culo apretado tiene esta zorrita ricaaaa -dijo Héctor mientras terminó de ensartar su tremenda verga en mi culo – podría culiarmela toda la noche
-Verdad que sí? Es bien puta aunque se haga la que no -decia Jorge mientras me pasaba la verga por la cara…
Hector me embestía como un loco, me daba durísimo, yo solo sentía como mi coño chorreaba, empecé a disfrutar sentir la polla dura de Hector perforar mi culito virgen, y saber que tenía otra polla en la boca me estaba quitando el miedo y empecé a disfrutar, total ya estaba ahí y ellos no me iban a dejar ir.
Sentí como Hector iba más y más rápido hasta que sentí algo en mi culo, el hijo de puta se estaba corriendo dentro de mi culo mientras me nalgueaba y decía -aqui tienes tu aprobado maldita perraaa-.
Jorge me follaba durísimo la boca, se sacó su polla y me echó toda la leche en la cara -toma perra! Lechita pa las putas- y restregaba su verga llena de leche por toda mi cara.
Se subieron el cierre, pasaron sobre mí fueron hacia la puerta. Antes de irse Hector me dijo: que rico me sacaste la leche, ese culo merece otra culiada. Descuidese y verá jajaja. Ah, y ojalá puedas disfrutar el viaje donde tu abuela con el culo roto jajaja
Ellos se fueron y yo me quedé pensando qué acababa de pasar.
Me limpié y me fui a casa, pero ya no iba llorando. Pensaba en lo que me dolía el culo y en lo rico que sabía el semen de Jorge, y cómo Héctor se apoderó de mi culo. Tuve que llegar a meterme los dedos recordando todo.
Desde ese día mi vida cambió, empecé a tener muchas aventuras y a darme cuenta que soy feliz siendo una putita.
Tengo mil relatos más, y espero que todos les gusten!!
Saludos desde Colombia