Los hombres maduros hacen que mi coño se moje

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Hola queridos… escribo este relato especialmente para hombre maduros calientes, esos que ahora me gustan y que hacen que me moje como adolescente.

Estoy casada por segunda vez hace 5 años, mi marido actual es un hombre que me sedujo estando casada, me embrujó con su calentura y sus perverciones. Yo no sabía que era una mujer infiel y extremadamente puta hasta que lo conocí. El es el responsable de lo maraca que soy.

Mi actual marido me conoció cuando aún amantaba a mi único hijo y logró que le ofreciera mis grandes tetas y mi lechesita mandándome correos tan calientes que me corrí muchas veces antes de que me tocará. Lo imaginé sobre mi antes de que me abriera las piernas… me hizo primero su amante y luego su mujer.

He gozado estos años como nunca… me enseñó a dejar salir la hembra caliente que estaba dormida en mi. Le doy gracias por tanto placer descubierto y por cada intensa corrida que me ha provocado. Con el empecé a mojarme como no había imaginado y a gemir como una verdadera puta.

A los meses de vivir juntos empezó a pervertirme… primero oralmente y luego fue empujándome a practicar las fatasías que fue incubando en mi cuerpo.

Cuando íbamos a acostarnos me hacia ponerme ropita erótica, lencería sexi como colalles y baby doll que nunca había utilizado. Descubrí que esas prendas me exitaban. En el día me impuso el escote como parte de mi estilo, escote que realzaba mi grandes y duras tetas, me prohibió usar sosten y logró que disfutara mostrando la marca de mis pesones en mis vestidos.

Mi nueva forma de vestir impactó en mi cuerpo, me movia más mostrando partes de mi cuerpo que antes eran casi secretas. Ahora los hombre me miraban con abierta calentura y eso cada día me gustaba más. Mi marido me inducia a mostrar cada día más, cuando participábamos de algún evento social me pedía que me agachara sin motivo dejando casi completamente expuestas mis tetas o mi culito según la perpectiva de los asistentes. Al final yo terminaba empapada y sedienta de su verga. Mientras me poseía me hacia hablar cochinadas, me pedía que nombrara a los hombres con los que recién habíamos departido… que dijera a gritos que quería ofrecerme y que necesitaba otros picos… yo me ponia a mil y entre mis gemidos aparecian los deseos de otros cuerpos y me obigaba a imaginar cada noche más y más perverciones.

Una noche mientras me meaba entera me dijo que quería que me ofreciera a otros machos, que me mearán otros…. sólo de escucharlo llegué a un gigantesco orgasmo. Fue la primera vez que realmente me imaginé con otro hombre y sentí qué disfrutaría muchísimo la orina de otros. Fue una noche de máximo placer. Los hombres que mi marido hacia que me imaginara y que nombrara siempre eran viejos… poco a poco instaló ese deseo en mi.

Cada vez que me topaba con un hombre maduro que me desnudaba con su mirada yo me calentaba y lo imaginaba sobre mi o mejor aún atrás de mi dándome duro por el culo.

Un día me dijo que quería que me comiera a la pareja de mi mamá, un hombre mayor al que nunca habría mirado, pero desde ese día empecé a exitarme cada vez que lo veía, me ponía super coqueta si estabamos solos, me agachaba por cualquier cosa y cuando me depedía de el me apretaba a su cuerpo. Ya lo imaginaba a diario… mi mamá viajó al sur a ver a mi hermano y me pidió que fuera a su casa a ordenar y regar las plantas, mi marido no dejó pasar esa oportunidad y me pidió que me entregara al que casi era mi padastro, cuyo nombre es Jorge.

Mi marido escogió mi ropa, la más sugerente… un vestidito cortísimo y casi transparente, un escote que no dejaba nada a la imaginación, mis pezones se veian a lo lejos y también se notaba mi colalles. Me hizo llamar a Jorge para anunciarle mi visita y le hablé coquetamente. Mi marido me fue a dejar, yo iba muy caliente, con las tetas inchadas, los pezones durísimos y la conchita hirviendo y toda chorreada.

Llegué a la casa de mi mamá, Jorge me abrió la puerta, me miro como se mira a una puta y se abalanzó sobre mi… en segundos estaba media desnuda, hincada con su pico entrando y saliendo de mi boca. Gemía como una loca en celo, me llevó al sofa, me abrío las piernas, corrió mi colalles para un lado y me chupó el sapo como nunca imaginé que podían chupármelo. Grité mi primer orgasmo.

Me calentaba al máximo entregarme a un viejo sin atractivo, era el morbo intenso en que movía mi cuerpo… me estregué con todo, ambos gozamos como nunca. Cuando Jorge pensaba que ya habiamos terminado, le mamé su negra y gruesa verga con tanto deseo que volvió a erectarse… estabamos en la cama de mi mamá, me acosté boca a bajo y le pedí susurrando que me metiera el pico por el culo. Nunca me había comido un pico tan grueso, me hizo gritar cada gemido, me penetró fuerte… fue delicioso. Nos despedimos besándonos como si fueramos jovenes, sentía su leche correr entre mis piernas y caminaba feliz moviendo el culo como una verdadera puta.

Hace tres años que soy amante de Jorge, a mi marido lo calienta que le cuente todos los detalles, a mi me vuelve loca contarle… cuando vamos a tener celebraciones familiares yo me junto antes con Jorge para que me llene con sus mocos disfrutar la velada sintiendo que estoy con mis dos machos…

Desde ese día le he abierto mis piernas a muchos viejos, mientras más ordinarios son más me calientan… pero eso se los contaré en otros relatos.

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